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Entrevista a la musicoterapéuta María Virginia Cicchetti “Se llama María Virginia Cicchetti, es musicoterapéuta y trabaja en La Plata”. Con estos datos escritos en mi cuadernito “crucé el charco” rumbo a Montevideo, a un Congreso de Cuidados Paliativos, en marzo de este año (2004). El nombre de Virginia era uno de los que integraban la lista de profesionales dedicados al campo de la psicooncología que teníamos interés en contactar para, entrevista mediante, conocer mejor qué piensan sobre la psicooncología y cómo se sumergen en esta práctica. Siempre fui una convencida de la inteligencia del azar –y su maravillosa fragancia- y haberla encontrado, después de buscarla en las salas de conferencias, “casualmente” en el baño, generó en mí un efecto inmediato de risa. Durante los tres días de congreso las conferencias y talleres se sucedieron unos a otros sin que podamos encontrar un espacio y un tiempo para concretar la entrevista; y ahora, mientras recreo aquellos días, vuelvo a la última posibilidad que también se escapa de las manos: termina su conferencia. Algunos conceptos dan vueltas en mi cabeza y el recuerdo vívido de su voz cálida resuena en la atmósfera del lugar como si todavía se la oyera. Pero al que se oye es al “Negro” Rada, Virginia elige hacerlo cantar para despedirse. Y yo también me despido de ella imaginariamente mientras atravieso el hall de una sala a otra: acaba de comenzar la mesa de la cual participo. Así fue como llegó el momento de regresar, como volví a “cruzar el charco” con esa cinta en blanco y como la entrevista pasó, de pensarse encuentro (capuchino mediante), a adquirir la forma del trayecto que recorrieron varios e-mails de ida y de vuelta, ya en Buenos Aires. María Virginia Cicchetti transmite pasión por la música y por su disciplina por donde ella y su voz circulen. Actualmente trabaja en la ciudad de La Plata y desempeña su rol, tanto dentro del equipo de Psico-Oconcología del “Instituto de Terapia Radiante”, como dentro del equipo multidisciplinario del Servicio de Medicina Paliativa del Hospital público R. Rossi. Posiblemente muchos de los que nos dedicamos a trabajar con pacientes oncológicos en algún momento hemos interrogado nuestra elección -de manera más o menos seria- y arribado a distintas o a alguna, apenas, vaga conclusión. Lo curioso es que, por lo general, tenemos guardado en algún rincón especial de nuestra memoria el recorrido de situaciones, encuentros y desencuentros que nos llevaron certeramente hacia allí. En su caso, el interés por este tipo de pacientes surgió hace aproximadamente 6 años, fue “cuando presenté un trabajo escrito sobre Musicoterapia en la atención de pacientes terminales, al equipo de Cuidados Paliativos del “Centro Oncológico de Excelencia” COE, de la localidad de Gonnet, La Plata”. - ¿Qué fortalezas y qué carencias encontrás en el desarrollo de la psicooncología en la Argentina? Las fortalezas son las relacionadas a la toma de conciencia sobre las necesidades emocionales de los pacientes oncológicos; observándose una incipiente revisión del paradigma positivista hacia una comprensión más integradora del concepto del ser humano. Este avance -aunque era el concepto de salud pergeñado por los griegos- está siendo llevado adelante mayormente por terapeutas de orientaciones diversas y algunos médicos con especialidad en clínica. Desde esta mirada más abarcativa, hacia la atención integral del paciente, se están desarrollando tanto en Argentina como en otros países latinoamericanos (Méjico, Chile, Perú, etc.), muchos seminarios, cursos y talleres, dictados por profesionales de la Salud, para aportar conceptos teóricos y técnicas de afrontamiento que mejoren la calidad de vida del paciente, entre otros objetivos. Las carencias -a las que prefiere llamar “escollos” o “trabas”- pertenecen al círculo del concepto de Salud y el lugar del Saber (lugar de poder) tan bien conocido por los terapeutas no médicos. Observamos que la atención del paciente oncológico se brinda, muchas veces, solo desde el aspecto clínico –tratamiento con medicación y quirúrgicos- quedando así librados al azar los aspectos psico-emocionales del paciente. - Hablás de una mirada más abarcativa, superadora del paradigma positivista, concretamente ¿de qué manera concebís al ser humano con el que trabajas? Lo entiendo desde el punto de vista del paradigma de complejidad, como un sujeto con aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales, y pienso que debemos tomar y respetar las distintas maneras de comprender y leer el comportamiento humano; por lo tanto no existe sólo un lugar del Saber, y tanto nosotros los M.T., como otros terapeutas (psicólogos corporalistas, arteterapeutas, terapistas ocupacionales etc.), sabemos que el Ser Humano se manifiesta y reconoce, consciente e inconscientemente, a través de varios lenguajes, el digital y el analógico, y es por medio de ésta interacción permanente que los terapeutas podemos leer conductas e intervenir operativamente. - En tu respuesta anterior haces mención a un tema muy trabajado en los últimos años desde distintas disciplinas: el concepto de calidad de vida ¿cómo crees que podría influir la M.T. en la calidad de vida del paciente oncológico? Podría influir desde varios aspectos. Están los que se relacionan con las experiencias de sentir alivio. Alivio al modificarse la percepción de dolor, al encontrar formas no-verbales de expresión emocional, o por la liberación de emociones acalladas durante mucho tiempo. También influye porque permite a los pacientes conectarse y responder a necesidades espirituales y, muchas veces, encontrar un medio significativo y placentero de comunicación con sus familiares y amigos. La M.T. permite al paciente ganar control sobre sí mismo, siendo activo, procurando bienestar psicofísico, por ejemplo, respirando al compás del mensaje sonoro, o dejando que éste influya por sí mismo. Y -agrega, para recobrar la autonomía – no solamente por lo expuesto anteriormentesino en la vivencia de obtener serenidad y relajación psicofísica. - ¿Qué técnicas utilizás para trabajar? Utilizo técnicas de abordaje de Musicoterapia pasiva: respiración coordinada con el mensaje musical; relajación psicofísica; visualización guiada y libre con el fin de promover la aparición de material inconsciente; audición musical tendente a facilitar la expresión emocional... Estas técnicas pretenden constituirse, para el paciente, en herramientas de confrontación para aliviar los efectos del momento vital que transitan. - ¿Qué características y qué formación crees que deberían tener los profesionales que se dedican a trabajar con pacientes oncológicos? Las características que creo debería tener un Musicoterapéuta – y cualquier otro terapeuta- es colocarse en una posición de flexibilidad en la aplicación de los procedimientos, en mi caso musicoterapéuticos, ampliando los enfoques, conceptos teóricos y orientación filosófica; ya que deberemos confrontarnos con una serie de situaciones límites y desafiantes: dolor, sufrimiento por pérdidas (autonomía, funciones dentro de la familia, trabajo). Sería conveniente -agrega enfatizando la importancia de la capacitación- ya que el tema de la posible muerte ronda, que el Musicoterapéuta se haya formado o haya participado de Talleres o Seminarios, con terapeutas entrenados en la atención al paciente terminal- si duda también extendiéndolo a los pacientes oncológicos que atraviesen otro momento en el curso de su enfermedad. - ¿Con qué dificultades te encontraste o te encontrás en esta práctica? En primer lugar con las resistencias de médicos y a veces psicólogos, que parten del paradigma positivista y desde un lugar de saber que se piensa único e infalible. Y también, con falta de espacio físico para desarrollar la tarea y de material mínimo, como por ejemplo grabador. Con respecto de los instrumentos musicales, he estado llevando los que siento que serían operativos para la situación. - ¿En qué casos esperarías que un compañero de equipo, por ejemplo, psicólogo o psiquiatra, te realice una interconsulta o la derivación de un paciente? En los casos de pacientes que hayan tenido relación directa con el arte, música, pintura, etc.; en el caso de pacientes con perfil de personalidad muy estructurada y frente a pacientes muy silenciosos, ansiosos y temerosos. - ¿Recordás alguna anécdota, alguna imagen de tu práctica profesional en la que veas clara tu marca, tu huella personal para compartirla con los visitantes del portal? Recuerdo algo gracioso que me suele suceder -especialmente en verano, cuando uso anteojos fotocromáticos sostenidos con “tiritas” al cuello-, y es que, mientras preparo los dos pares de auriculares, con el conector –para unirlos al discman-. se me van “entreverando” todos los cables... tirita incluida... y quedo atrapada, por unos segundos –frente a la mirada risueña y atónita del paciente -, hasta que le encuentro “la punta al ovillo” y prosigo.- Ana Laura Ottonello [email protected]