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Lo que marco en amarillo es lo que estimo que debías eliminar o
corregir.
Lo que escribo en rojo es lo que corregí.
Lo que está en azul, son mis comentarios.
No debes abusar de los puntos suspensivos ni de los signos de
admiración porque pierden su efecto.
Debes revisar las reglas de acentuación, puntuación y las de escribir
diálogos.
Debes decidir si Bufanda Púrpura y Sombrero Mensajero son nombres
propios o no y mantenerlos como tal.
Debes ser consistente con los tiempos verbales.
Me gustaron mucho algunas frases como por ejemplo:
gesto como de saborear pasas
volando alto en el sentido de las agujas de su corazón
voz de cabellos largos…
“Sombrero mensajero y Bufanda púrpura
en una misión de amor”
Un día cualquiera, un frondoso (¿tupido, denso?) sombrero de paja
aparece (¿apareció? El cuento sigue en pasado.) en la superficie de un
viejo baúl.
—¿Quién eres?, preguntó una delicada bufanda púrpura con
quien se tropezó apurado.
—Soy un sombrero mensajero, ¡¡¡ —respondió.
—Ohh, ya lo veo… ¿Y de dónde vienes?
—Vengo de un lugar verde y redondo, que se halla en los
confines de este baúl.
—Ajá, ¡¡¡ y… ¿qué te trae por aquí? —insistió ella.
—Traigo una misión…Verás… ando buscando un príncipe…
—¿Un príncipe? —pregunta (preguntó, debes mantener el tiempo
verbal preguntó, respondió, insistió…) de nuevo la curiosa lanuda.
—Sí, debo coronar a un príncipe con su estrella azul y para eso
debo salir de aquí.¡¡¡
—Oh, veo que tienes una seria misión, —respondió bufanda. (Si
aquí bufanda es el nombre del personaje, debe ir con letra mayúscula
Si no, debe llevar el artículo: la bufanda.) ¿Y dices estrella? ¿Cómo
estrella?
—Sí, mi estrella, hace ¿es? parte de la misión que vengo a
cumplir. Ella viene directamente de los sueños de la princesa del
reino.
—Mmmm…..
bufanda.-
mmmm… ajá¡¡¡
—musitaba (¿musitó?) intrigada
-Continuó sombrero mensajero- :
—La reina (¿es reina o princesa?) dice que su estrella le
pertenece a ese mortal que al fin no salta como sapo de
estanque, sino que aletea como ave de plumas resplandecientes
en su estómago. ¿?
—¿En su estómago? —exclamó la bufanda (ahora no es nombre
propio) abriendo sus rasgados ojos rosa.
—Sí, y dice también que debo darme prisa,. Su corazón necesita
la luz de su estrella para poder latir y para poder ver los caminos
sin las sombras espesas de la soledad. Además, —susurró, —solo
así mi reina podrá reconocerlo… Bueno-… pero basta de
plática,. Adiós, Bufanda Púrpura (ahora es nombre propio), me
dio gusto conocerte, —se despidió sombrero.
—Nooo, espera, llévame contigo, por favor,. No vienen muchos
sombreros mensajero por aquí. Además, tal vez yo pueda
ayudarte…
—¿Ayudarme? Y, ¿cómo harías eso?
—Pues, tal vez necesites una cuerda larga de la cual colgarte,.
También puedo conversar contigo y, lo más importante, yo
podría calentar a tu princesa en esos días del viento,. Sabes que
desde que vivimos en este baúl hemos caído al olvido y nunca
está de más un poquito de calor.
Sombrero mensajero se quedó pensando un momento, y como tenía
poco tiempo contestó:
—¡Está bien bufanda lila (¿Y no era púrpura?)!, Creo que tienes
razón, además, será agradable platicar un poco.
… Sombrero mensajero y bufanda lila salieron del baúl de un gran salto
aprovechando que la tapa del baúl estaba entreabierta. Bufanda se
descolgó, desde la superficie del baúl hasta el suelo, como una fina
liana y sombrero mensajero se deslizó hábilmente sobre ella. Pronto
estuvieron afuera, frente a la multitud de muebles, tendidos, y objetos
desconocidos, algunos más amigables que otros, pero al fin y al cabo
todos extraños.
Iniciaron la búsqueda del príncipe por toda la casa, claro está-, con la
cautela de pedir permiso a los estantes y cajones, de tocar las puertas
y saludar cortésmente otras prendas de vestir, sin importar rasgos de
color, textura o antigüedad, y además de no mover nada de su sitio
original….
De pronto, luego de mucho andar…, escucharon una voz. Venía de la
cocina. Era una voz como de cabello largo, y tan negro y brillante como
las zapatillas mejor lustradas,. Parecía voz de piernas largas y delgadas
y de fina figura, pero sobre todo, parecía la voz de un corazón bueno.
—Pronto, —dijo sombrero-, —debemos verlo, tal vez sea él,.
A través de la puerta que va (¿iba?) del comedor a la cocina corrieron
bufanda y sombrero y se escondieron detrás de la alacena;. Justo allí
estaba él, de pie frente a la nevera….
Al mirarlo, Sombrero mensajero recordó las palabras de su reina:
“El príncipe tendrá un botón oscuro al lado derecho de su
cuello,. La costurera lo dejó como remate para que pudiera
(¿puedas?) reconocerlo,. Ese es el sello de su linaje.”
Loco de emoción por haberlo encontrado, sombrero mensajero casi
suelta su mochila, donde traía cautelosamente su estrella. (sustituye
uno de los su por la) Ahora (¿entonces? Estás escribiendo en pasado.),
cual rama trepadora, bufanda hizo un fino puente colgante y ayudó a
sombrero a llegar a la parte superior de la estantería. Aprovechando
un suspiro, sombrero lanzó la estrella hasta la boca del príncipe y esta
se sumergió profundamente. Pasaron unos segundos muy largos (¿?),.
¿Lo habrían logrado?, se preguntaban ansiosos estos leales habitantes
del baúl de la princesa. Al principio decías que debía coronar al
príncipe con la estrella.
El príncipe sin percatarse de lo que tragaba, hizo un gesto como de
saborear pasas y luego bebió un trago de agua helada que encontró en
la nevera. Pronto, sus ojos brillaron tanto, tanto, que parecía que por
ellos, la estrella azul de la reina se asomara a la ventana.
La misión fue cumplida,. Sombrero- no pudo evitar dar un enorme y
lanudo abrazo a su compañera de aventuras, la audaz bufanda
púrpura.
“Ahora mi reina encontrará el camino hacia su príncipe, volando alto
en el sentido de las agujas de su corazón. Y el príncipe la estaría
(¿estará?) esperando sin saberlo”, pensaba sombrero.
Y así, todos estuvieron felices e iniciaron una nueva aventura…
Ahora la reina tenia a su príncipe azul, y, por si el frió, tenía también a
su bufanda. Sombrero mensajero tenía una amiga y el príncipe estaba
repleto de luz…