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PROYECTO DE LEY
El Senado y la Honorable Cámara de Diputados de Buenos Aires sancionan con
fuerza de
LEY
Artículo 1.- Declárase Reserva Natural Integral de conformidad con la
categorización prevista por la Ley 10.907, a la superficie marítima de jurisdicción
provincial delimitada por las siguientes coordenadas geográficas: desde los 38º
06` 10” hasta 38º 07`50” de latitud sur y desde los 57º 31`10” hasta los 57º 32` 45”
de longitud oeste, la que se denominará “Reserva Marina Restinga de las
Corrientes”.
Artículo 2.- Serán de aplicación las normas previstas en la Ley 10.907, de
Reservas Naturales y su Decreto Reglamentario nº 218/90.
Artículo 3.- El Poder Ejecutivo solicitará a los organismos nacionales competentes
en materia de seguridad naval y control de actividades náuticas y vías navegables,
su colaboración para el cumplimiento de los objetivos de la presente.
Artículo 4.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Introducción
La Fundación Fauna Argentina es una prestigiosa entidad que trabaja desde
hace ya muchos años en la conservación del medio ambiente, especialmente en la
protección de la fauna silvestre. Son reconocidas sus acciones en defensa de los
mamíferos marinos, destacándose particularmente por tener a su cargo la Reserva
de lobos marinos de un pelo que se encuentra ubicada sobre la escollera sur del
Puerto Mar del Plata.
La dedicación de los integrantes de esta entidad ha asegurado la preservación
de este singular grupo de mamíferos, posibilitándose además un estudio
sistematizado del mismo que ha contado hace poco tiempo con la participación de
investigadores de la Universidad de Siena (Italia) en un estudio de alto nivel
científico.
Cabe destacar que la Fundación Fauna Argentina es autora de numerosos
trabajos científicos publicados y presentados en congresos internacionales.
Asimismo es reconocida su rápida y valiosa intervención cada vez que se ha
registrado la presencia en las playas bonaerenses de ejemplares de pingüinos,
elefantes marinos o lobos marinos, con problemas de supervivencia.
Este interés por esta última especie, decidió a los miembros de Fundación
Fauna Argentina a impulsar una iniciativa muy importante: el establecimiento de
un área de reserva natural en un sector marítimo próximo a la costa de la ciudad
de Mar del Plata.
El objetivo de la misma es la protección de una colonia de lobos marinos de dos
pelos que tiene su hábitat estacional en una particular formación geológica que no
tiene parangón en el litoral marítimo bonaerense: la denominada “Restinga del
Faro”, afloramiento submarino de cuarcita que ha dado lugar a un ecosistema de
singular importancia.
Consultados por la entidad, respecto al valor ambiental del sitio, investigadores
de reconocida trayectoria científica, especialistas en campos de estudio diversos
tales como la biología y la geología, coincidieron no solo en las notables
características de este ecosistema natural, y por lo tanto en la necesidad de
preservarlo, sino que además adhirieron a la excelente idea de la Fundación en
pos de dicho objetivo.
Para tal fin, y en la medida en que compartimos totalmente esa idea, ofrecimos
nuestro apoyo a los integrantes de la entidad de manera de oficiar como nexo
institucional para que esta iniciativa logre su concreción a través del procedimiento
legislativo establecido por la Ley 10.907 de Reservas Naturales. Es decir que debe
sancionarse una ley que determine el área que se considera necesario preservar,
sometiéndola a un régimen de resguardo mediante un adecuado plan de manejo.
Nos encontramos entonces planteando el correspondiente proyecto de ley,
respecto a una importante iniciativa promovida por una prestigiosa entidad
ambientalista, que cuenta con el aval de reconocidos científicos en cuanto a su
valor como ecosistema digno de conservar.
Características generales del área
1
Frente a Punta Mogotes, en la costa marplatense, afloran a unos 500 metros de
la costa, una formación rocosa denominada “Restinga del Faro” (38º 06’ 30” S –
57º 31’ 58” O). Está constituido de ortocuacitas y su formación data de 450 a 495
millones de años.
Esta plataforma que se cubre y descubre por efecto de los efectos de las
mareas, sirve de apostadero a una colonia estacional de lobos marinos de dos
pelos (Arctocephalus australis) o lobo peletero, que durante los meses de mayo y
noviembre-diciembre (fuera de la época de reproducción) se puebla de unos 500
ejemplares aproximadamente.
El Arctocephalus australis es un lobo marino de hocico más alargado
(puntiagudo), de menor talla que los otáridos o lobos de un pelo que habitan en la
Reserva del Puerto Mar del Plata. Los machos, de color marrón oscuro, pueden
alcanzar una medida de 1,80 m y 159 kg de peso; mientras que las hembras, de
coloración en general más clara, alcanzan una media de 1,42 m y un peso de 49
kg. Esta especie tiene como hábitat, áreas rocosas abruptas y escarpadas de
difícil acceso.
La temporada de reproducción tiene lugar en los meses de noviembre y
diciembre. Las hembras llegan a las costas poco después que los machos y estos
forman harenes de 5 a 50 hembras. Las hembras paren su única cría después de
unos 10 meses de gestación en los meses de diciembre a enero. La alimentación
de estos animales se conforma principalmente de peces y cefalópodos.
El lobo marino de dos pelos se distribuye a lo largo de las costas de los océanos
Atlántico y Pacífico en Sudamérica. Desde el Estado de San Pablo (Brasil), hasta
la Península de Paracas, al sur de Lima (Perú).
En el Atlántico Sudoccidental presenta apostaderos en las seis principales islas
del litoral de Uruguay y numerosas concentraciones a lo largo de las costas de
Argentina en Chubut, Santa Cruz y en Tierra del Fuego en islas e islotes
adyacentes. El mayor agrupamiento en Argentina se encuentra en Isla Rasa
(Chubut).
Más del 80% del total de las poblaciones de esta especie en el litoral atlántico
ocupan las islas uruguayas (Isla de los Lobos e islas asociadas en Cabo Polonio).
Los lobos marinos de dos pelos han sido explotados de manera intensiva en
toda su área de distribución, desde la llegada de los europeos a Sudamérica. La
persecución era motivada por su fina piel, utilizada en peletería y el aceite
obtenido a partir de su grasa.
En Argentina, las poblaciones han sido diezmadas y sus efectos se pueden
observar en los lugares que históricamente estaban ocupadas por la especie y hoy
están vacíos. En Uruguay, las matanzas comenzaron en el año 1515,
extendiéndose hasta finales de la década de 1980.
En cuanto a su conservación, en Argentina, mediante el decreto 1216 del año
1974, pinípedos como también los demás mamíferos marinos, se encuentran
protegidos, estando prohibidas sus capturas para cualquier fin y/o
comercialización en todo el territorio nacional.
Con referencia a la existencia de esta especie en la zona, tradicionalmente se ha
hecho referencia a la antigua presencia de apostaderos de pinípedos en el área de
Mar del Plata. El excepcional afloramiento del macizo de Tandilia en el paisaje
costero marplatense, convierten a este sector en un área óptima para el
asentamiento de pinípedos.
A partir de las antiguas crónicas de los primeros viajeros que pasaron por
nuestras costas desde el siglo XVI, como el corsario inglés Francis Drake o el
Padre Jesuita Tomás Falkner, se deduce que las colonias de pinípedos eran de
tipo reproductivo y se ubicaban en todos los afloramientos rocosos situados en la
2
actual ciudad de Mar del Plata. Las mismas se mantuvieron sin cambios aparentes
hasta mediados del siglo XIX y están integradas por poblaciones de lobos marinos
de un pelo (Otaria flavescens), elefantes marinos (Mirounga leonina) y por lobos
marinos de dos pelos (Arctocephalus australis).
La presencia del “hombre blanco” en la zona comienza a hacer sentir sus
efectos a partir del año 1850, y hacia fines del siglo las colonias habían
desaparecido definitivamente. Entre las probables causas parecen mencionarse la
creciente necesidad de colonizar sectores costeros, el disturbio producido por la
actividad humana, los efectos de la caza tradicional de los lugareños y de la caza
deportiva de los turistas, así como la masiva explotación comercial de estas
especies en Uruguay y Argentina (Patagonia).
Durante el presente siglo no se volvieron a registrar nuevas loberías hasta la
década del ´40, cuando pequeños grupos de lobos marinos de un pelo (Otaria
flavescens) comienzan a asentarse en forma permanente dentro del Puerto de
Mar del Plata.
Actualmente, esta colonia portuaria y el apostadero estacional de lobos de dos
pelos (Arctocephalus australis) en la restinga de Punta Mogotes, son los únicos
asentamientos de pinípedos presentes en el sudeste de la provincia de Buenos
Aires.
Además de estos mamíferos marinos, esta zona rocosa es habitada por una
variada fauna de invertebrados bentónicos que viven en el fondo marino.
Análisis del sector propuesto como reserva desde el punto de vista
geológico
El Dr. Federico Ignacio Isla, Investigador del CONICET y Profesor en la
Universidad Nacional de Mar del Plata, refiriéndose al área que se pretende
preservar como reserva natural, emitió el informe que a continuación se transcribe:
La llamada “Restinga del Faro” es un sector de nuestra plataforma que figura en
nuestras cartas náuticas, denominándose a una parte del mismo como “Banco de
Pescadores”, y corresponde a un bloque de ortocuarcitas (Formación Balcarce)
elevado. En realidad este bloque posee un origen similar a las Lomas de Santa
Cecilia o Stella Maris, ambas situadas dentro del ejido urbano de la ciudad de Mar
del Plata, solo que actualmente (geológicamente hablando) está sumergido.
Experiencias de buceo realizadas en este sector en los ´80, obtuvieron muestras
de rocas que comprobaron su composición ortocuarcítica. Además este lugar es el
único sector de la plataforma vecina a mar del Plata que no es factible de ser
cubierta por arena, dadas sus pendientes empinadas, y por lo tanto donde se
puede dar un ecosistema bentónico relativamente estable (no sujeto a
sedimentación de arena).
La preservación o desarrollo de estos ecosistemas permitirá, no solo preservar
un sector frecuentado por diferentes especies de pinípedos, sino además
conservar la diversidad marina a través de este ecosistema particular.
Análisis del sector propuesto como reserva natural desde el punto de vista
biológico
El Dr. Mauricio O. Zamponi, quien se desempeña como Investigador Científico y
Profesor Titular del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad Nacional
de Mar del Plata, haciendo referencia al mencionado sector expresó lo siguiente:
3
El sector situado frente a Punta Mogotes y Punta Cantera, conocido como la
“Restinga del Faro”, constituye un afloramiento basáltico de tipo cuarcítico, que es
prolongación de las estribaciones del sistema de Tandilia. Hacen su aparición en
el sector litoral rocoso de la ciudad de Mar del Plata, continuándose hacia el mar
donde se sumerge, pero a veces, como en el caso de la restinga mencionada,
excepcionalmente puede quedar algo emergida cuando las condiciones climáticas
lo permiten.
Por su localización cercana a la costa, dicha restinga constituye un lugar
adecuado para el estudio e investigación de biología marina, ya que la Restinga
del Faro se halla colonizada por una vasta diversidad faunística. Dicha
colonización se debe al hecho, como se mencionó anteriormente, de la existencia
de un sustrato basáltico, que permite la adhesión de los diferentes tipos larvales
que caracterizan a los diversos grupos de invertebrados, como así también a
aquellos grupos de vertebrados coloniales.
Se hace necesario recalcar y recordar que estos tipos de estribaciones, en la
costa como en el propio mar, son únicas en el litoral atlántico argentino, lo que
permite el asentamiento y poblamiento de una gran cantidad de especies marinas
como terrestres.
Desde el punto de vista del desarrollo de la biología marina, se debe referir a la
fauna presente en aquel ambiente. La diversidad faunística abarca desde aquellos
animales ubicados en los eslabones más inferiores de la evolución: metazoos
(organismos pluricelulares y con organización tisular) hasta aquellos situados en
los niveles superiores de dicha evolución; es decir, para una mejor comprensión
de lo dicho, que en aquella área suelen encontrarse desde esponjas marinas
hasta peces. El hecho que los peces se distribuyan en la restinga constituye un
lugar propicio donde las lanchas costeras suelen realizar ocasionalmente alguna
captura estacional.
El área en cuestión, y en opinión de aquellos investigadores que practican buceo
autónomo, reconoce una biodiversidad que comprende esponjas (Porífera),
anémonas de mar, ceriantarios, aguas vivas (Cnidaria), planarias (Plathelminthos),
caracoles, mejillones (Molusca), ratones de mar (Polychaeta), erizos y estrellas de
mar (Echinodermatha), cangrejos (Crustácea).
A esta lista, incompleta por cierto, deben agregarse todos aquellos organismos
de talla microscópica que escapan a la visualización, pero que están presentes si
se realiza un estudio profundo con metodología apropiada.
Además de las referencias indicadas, también hay peces como blénidos,
lenguados, etc. (Vertebrata). Estos diferentes grupos de animales presentan a su
vez asociaciones con otros, tales como la simbiosis, tanatocresis, etc. Lo que
conlleva a constituir trabajos cooperativos entre diferentes especies. Estas
singulares asociaciones permiten entrever una dinámica interesante e ignorada,
por lo cual sería propicio conocer en profundidad estas áreas de nuestro litoral
para lo cual se hace necesario una política de protección.
Todo lo indicado establece que la restinga del faro constituye un reservorio
faunístico rico, y que promete ser una fuente de investigación científica para todos
aquellos abocados a desentrañar los misterios del mar. Esto es posible si hay una
verdadera conciencia de preservación del medio ambiente, tan mentado por
funcionarios, políticos e instituciones intermedias.
Características generales de la colonia de lobos marinos de dos pelos
(Arctocephalus australis) de Punta Mogotes (Mar del Plata; Argentina) y
Pautas para la formación de un área de reserva
4
El Dr. Diego H. Rodríguez, Doctor en Ciencias Biológicas e integrante del Grupo
de Mamíferos Marinos.perteneciente al Departamento de Ciencias Marinas de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Universidad Nacional de Mar del Plata);
viene realizando, desde hace ya muchos años, estudios científicos respecto a las
colonias de lobos marinos en el sector. A continuación se transcribe un informe
síntesis con relación a las características del área y la conveniencia de su
protección.
El lobo marino de dos pelos sudamericano (Arctocephalus australis) es una de
las tres especies de Pinnípedos que habitan de territorio continental de la
República Argentina siendo, sin duda alguna, la especie menos numerosa en
nuestro país. Esta especie fue inicialmente protegida en 1921 en Islas Malvinas
por autoridades inglesas y en 1937 en el territorio continental argentino (Decreto
11.878), al alcanzar sus colonias niveles poblacionales críticos.
Para el país se han citado 30 asentamientos, ubicados en Islas Malvinas (17),
Isla de los Estados (6), Tierra del Fuego (1), Santa Cruz (4) y Buenos Aires (1)
(Carrara, 1952; Laws, 1953; Godoy, 1962; Schiavini, 1987; Bastida y Rodríguez,
1994). Las estimaciones generales sobre el tamaño poblacional se restingen a la
evaluación general efectuada por Carrara (1952) para el sector continental, con
un total levemente superior a los 2.000 ejemplares. Salvo para las colonias
uruguayas y en cierta medida las peruanas, este desconocimiento se hace
extensivo al resto de Sudamérica, donde hasta el momento no se ha realizado una
evaluación conjunta de los cuatro países donde la especie se distribuye.
Recientemente Croxall y Gentry (1987) han estimado una población mundial
cercana a los 500.000 animales, de los cuales algo más del 50% se concentraría
en la costa del Uruguay.
La tendencia observada en esta especie durante los últimos años sería de un
claro aumento, tanto en la costa atlántica como pacífica (Sieldfeld et al., 1978;
Majluf, 1987; Vaz Ferreira y Ponce de León, 1987). Este hecho se corrobora en
parte por el creciente número de avistajes de Arctocephalus australis en la
provincia de Buenos Aires, lo que constituye un área de ubicación intermedia entre
las poblaciones nor-patagónica y uruguaya.
La presencia de lobos marinos de dos pelos en el área de Mar del Plata pasó
desapercibida durante muchos años, habiéndose registrado ocasionalmente la
presencia de unos pocos ejemplares durante la década del 70 y principio de los
80. Paralelamente a esto entre 1979 y 1981 el Dr. Ricardo Bastida, Director del
Proyecto de Mamíferos Marinos del Instituto Nacional de Investigación y
Desarrollo Pesquero (INIDEP), realizando prospecciones aéreas del área costera
de Mar del Plata durante estudios de la Ballena Franca Austral (Eubalaena
australis), confirmó la presencia de grupos numerosos de lobos marinos en la
zona de Punta Mogotes.
En principio se consideró que dicho grupo podría estar formado por lobos marinos
de un pelo (Otaria flavescens) de la colonia del Puerto Mar del Plata, que podrían
estar alimentándose en estos fondos rocosos someros. Observaciones posteriores
realizadas desde el agua y a corta distancia de los animales, confirmaron que los
ejemplares presentes en Punta Mogotes eran lobos marinos de dos pelos
(Arctocephalus australis). A partir de 1986, y como consecuencia de iniciarse por
el Dr. Diego H. Rodriguez el estudio sistemático de la colonia de lobos marinos del
Puerto Mar del Plata (Rodriguez, 1990), comenzaron a hacerse observaciones
semanales sobre el área de Punta Mogotes. Las observaciones realizadas entre
1897 y 1988 permitieron obtener preliminarmente un esbozo de su ciclo
estacional, como así también el área de distribución de animales; el hallazgo de
5
este apostadero y los resultados de dicho estudio fueron comunicados en la
Tercera Reunión de Trabajo de Especialistas en Mamíferos Acuáticos de América
del Sur (Montevideo, noviembre de 1988) y finalmente publicados sus resultados
en 1994 (Bastida y Rodriguez, 1994).
El Grupo de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Nacional de
Mar del Plata ha continuado estos estudios en forma ininterrumpida durante los
últimos 13 años, a través del desarrollo de proyectos de investigación que incluyen
diferentes aspectos biológicos y ecológicos de la colonia. Desde 1986 se ha
monitoreado semanalmente este asentamiento entre mayo y diciembre de cada
año, realizándose censos poblacionales y observaciones comportamentales de los
ejemplares; estas actividades se complementaron con rastreo de playas, análisis
de ejemplares hallados muertos en la región y se efectuaron varios vuelos de
reconocimiento en el área. El presente reporte tiene como objetivo sintetizar el
estado de conocimiento de la colonia, como así también sugerir ciertos aspectos a
tener en cuenta ante la posible creación de un área de reserva en la esta región.
Características fisiográficas de la región
La Punta Mogotes es el afloramiento cuarcítico costero más austral de la provincia
de Buenos Aires y se encuentra ubicado dentro del casco urbano de la ciudad de
Mar del Plata. Este accidente costero tiene una altura máxima de 34 metros y se
extiende por debajo de la superficie del mar en una restinga de piedra y arena de
unos 3.000 metros en dirección SSE.
El cuerpo principal de esta restinga está formado por tres grupos; los dos
primeros se encuentran bajo efectos de la marea, quedando parcialmente
descubiertos durante las bajas mareas de sicigia. Durante estos períodos puede
observarse el sustrato formado por una extensa plataforma de bloques partidos e
irregulares de no más de 2 metros de altura, los que están recubiertos por un
denso tapiz de algas e invertebrados bentónicos. El tercer grupo es el más alejado
y se encuentra siempre sumergido; a pesar de esto, durante los días de mar de
fondo o gran turbulencia se nota claramente la rompiente de olas al tomar contacto
con sus fondos someros.
La profundidad en toda la zona oscila entre 2 y 5 metros, siendo fondos muy
peligrosos para la navegación, por lo cual se encuentran en el área numerosos
cascos de embarcaciones hundidas. El canal que separa la Punta Mogotes de las
restingas es solo navegable para embarcaciones de muy bajo calado y
preferentemente durante marea alta. La dinámica de toda la costa es muy
compleja, encontrándose zonas de fuertes corrientes y otras de corriente muerta.
Con mucha frecuencia se registra el fenómeno de olas cruzadas en el sentido NS, como así también la presencia de remolinos.
Características generales de la colonia
El apostadero de Punta Mogotes es, hasta el presente, la única concentración
puntual de lobos marinos de dos pelos en la provincia de Buenos Aires. Los
ejemplares prácticamente no se asientan en terreno firme, sino que se encuentran
permanentemente flotando sobre los fondos someros, formando grupos de
dimensiones y actividades cambiantes, aunque siempre distribuidos en la misma
área.
El número máximo de ejemplares presentes en el área se elevó a cerca de 500,
con marcadas fluctuaciones en distintos años. La presencia de lobos marinos en la
zona de Punta Mogotes es de carácter estacional, concentrándose los animales
6
entre fines de mayo y fines de diciembre de cada año. Este período coincide con
la etapa post-reproductiva en Arctocephalus australis, en donde su presencia en
aguas abiertas es marcadamente mayor que durante el período de reproducción
estival.
La permanencia total de los ejemplares en Punta Mogotes mostró una marcada
repetitividad en la cronología a lo largo de los 13 años de estudio, permaneciendo
los ejemplares un promedio algo superior a los 200 días por año. Este ciclo de
permanencia, se encuentra en clara coordinación con el movimiento de ejemplares
presentes en las colonias reproductivas de esta especie asentadas en las costas
del Uruguay, por lo que es altamente probable que sus ejemplares provengan de
estas colonias; estas últimas, además, son las colonias más numerosas y más
cercanas.
Lobos marinos de dos pelos son también registrados en otras áreas de la costa
marplatense, siendo los mismos observados principalmente durante el verano,
época en que los ejemplares no se encuentran concentrados en Punta Mogotes;
también es importante la presencia de ejemplares en el período octubre-diciembre,
coincidentemente con la época de menor concentración en Punta Mogotes.
Los ejemplares generalmente avistados -o aquellos hallados- son
predominantemente juveniles, siendo los animales de menos de dos años los más
frecuentemente registrados. Este hecho confirma que los ejemplares juveniles,
independientes de la dinámica reproductiva de las colonias uruguayas, son los que
más se dispersan en mar abierto y los que forman el grueso del presente
asentamiento.
Toda el área es compartida por importantes bandadas de gaviotas cocineras
(Larus dominicanus), cangrejeras (L. atlanticus), capucho café (L. maculipelis),
biguás (Phalacroconax olivaceus) y gaviotines (Sterna spp); mientras que
ocasionalmente suelen verse ejemplares solitarios de lobos marinos de un pelo y
también en algunas oportunidades se ha registrado la presencia de orcas (Orcinus
orca) y ballenas francas (Eubalaena australis).
Si bien se tiene registrada la interacción de esta especie con pesquerías
costeras en Mar del Plata, la misma no pareciera tener la importancia y la
complejidad presentes en los lobos marinos de un pelo de la colonia del Puerto
Mar del Plata.
Así como se registra frecuentemente el ingreso de lobos marinos de un pelo en
redes de cerco, nunca se ha registrado este comportamiento en el lobo marino de
dos pelos, como así tampoco el seguimiento de las lanchas. A pesar que en
algunas épocas del año existen importantes fondos de pesca en cercanías de la
Punta Mogotes, no se ha registrado la presencia de esta especie durante las
operaciones de pesca.
Una excepción a esta situación se vivió entre mayo y julio de 1989, cuando
cerca de 20 lobos marinos fueron hallados asesinados en sectores de playa
cercanos al Puerto de Mar del Plata. Todos los ejemplares presentaron heridas
penetrantes en el cráneo, lo que hizo suponer que fueran ultimados y
posteriormente descartados en este sector, Este hecho se hizo público,
radicándose varias denuncias tanto de particulares como por la Fundación Fauna
Argentina. Hasta el momento, aparentemente, no se han repetido hechos de esta
característica y magnitud.
El análisis de la dieta de ejemplares que fueran hallados muertos
incidentalmente en distintos sectores de la costa marplatense, confirma que los
moluscos cefalópodos y los peces son los rubros alimentarios principales. La
presa más frecuente lo constituyen los calamaretes, mientras que los siguieron en
importancia la pescadilla común y la anchoita.
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Las características generales de Punta Mogotes presentan ciertas similitudes
con las islas uruguayas, e incluso también parecerían ser semejantes a
aforamientos presentes en el sur de Brasil tales como Recife das Torres (29º
30´S). La permanencia de ejemplares de Arctocephalus australis, durante varios
meses en Mar del Plata, parecería indicar que este tipo de sustrato podría ser un
elemento aglutinante de esta especie aún durante la fase de dispersión pelágica,
probablemente por tratarse de fondos ricos en peces y moluscos. A pesar que la
zona no brinda posibilidades de descanso, por el escaso tiempo de exposición del
sustrato, otorga resguardo y aislamiento por la baja frecuencia de embarcaciones
y por la dificultad de acceso de predadores. Por otro lado la zona ofrece una clara
referencia costera, teniendo en cuenta que la Punta Mogotes es la saliente más
pronunciada de la provincia de Buenos Aires.
La zona de Punta Mogotes no es una zona con explotación pesquera por la
peligrosidad de sus fondos, pero el arco de bancos circundantes son áreas muy
ricas en los rubros alimentarios de esta especie, los que están sujetos a una
explotación pesquera local de desde hace varias décadas. Esto hace presuponer
que el área es capaz de sostener perfectamente a un grupo numeroso de lobos
marinos durante gran parte del año. Si bien no se tienen registros concretos sobre
la presencia de animales en los bancos cercanos, las profundidades encontradas
allí (25 a 30 metros) y la distancia del área de concentración los hacen
perfectamente accesibles a los ejemplares que se concentran en Punta Mogotes.
Principales aspectos a considerar para una propuesta de área de reserva
El lobo marino de dos pelos sudamericano es una especie que se encuentra
legalmente protegida en todo el territorio argentino, incluyendo las Islas Malvinas,
desde la primera mitad de este siglo. Idéntica protección legal se halla dispuesta
en Perú desde 1959 y en Chile desde 1978; en Uruguay se explotaron
comercialmente hasta fines de la década del ´80, encontrándose también
protegidos en la actualidad.
El presente asentamiento es el único registrado en la Provincia de Buenos Aires.
Las colonias más cercanas se encuentran en la costa de la República Oriental del
Uruguay y en la Isla Escondida, en la Provincia del Chubut.
El área de asentamiento de lobos marinos de dos pelos en Punta Mogotes es un
área naturalmente aislada, dada la baja profundidad, las importantes corrientes y
los fondos peligrosos. La ausencia de importantes concentraciones durante el
verano favorece la preservación del asentamiento, dado el mayor tráfico naviero y
potenciales interacciones con el hombre durante los meses de verano.
Debe tenerse en cuenta que el grupo de animales que se concentran en Punta
Mogotes no se encuentra aislado, sino que por el contrario muy probablemente
esté formado por ejemplares provenientes de colonias uruguayas. Más aún, el
presente grupo puede servir como centro de dispersión hacia otras áreas de la
provincia de Buenos Aires.
Se hace imprescindible en toda área protegida contar con un programa de
monitoreo permanente. En este caso el Grupo de Investigación de Mamíferos
Marinos de la Universidad Nacional de Mar del Plata ha desarrollado tal programa
durante los últimos 13 años, con posterioridad a su hallazgo. Dicho grupo posee
profesionales capacitados, experiencia previa e infraestructura adecuada para
tales fines.
El grupo estacional de lobos marinos es uno de los elementos centrales del
área, pero en modo alguno debe considerarse esta como una zona de reserva
exclusiva para esta especie. Toda la región es un área de gran diversidad de
8
fauna y flora marina, por lo que debe considerarse todo el ecosistema de la región
como factible de ser protegido.
Bibliografía
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lobos marinos de dos pelos Arctocephalus australis en bajos fondos frente a la
costa de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Anales de la Cuarta
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Areas protegidas costeras y marinas
En el mes de diciembre de 1998 se realizó en la ciudad de Mar del Plata un Taller
sobre “Areas Protegidas Costeras y Marinas”, con el objeto de analizar la situación
de las mismas en nuestro país (cantidad y grado de control entre otros aspectos),
intercambiándose experiencias y arribando a interesantes conclusiones que
permiten avalar la importancia que reviste la creación de una Reserva Natural
como la planteada en la presente iniciativa . A continuación se transcriben partes
de lo desarrollado en el mencionado evento científico:
Nuestro país posee un litoral de unos 5.000 km de extensión y una plataforma
continental de gran amplitud sobre el cual se extiende el Mar Argentino, que
9
corresponde a las aguas jurisdiccionales de Argentina en el Océano Atlántico
Sudoccidental.
El litoral atlántico se divide en un sector continental que se extiende desde la
desembocadura del Río de la Plata hasta el Estrecho de Magallanes; y otro insular
desde el estrecho antedicho hasta el Pasaje de Drake.
Las costas cuentan con gran concentración de vertebrados. Las aves costeras y
marinas son uno de los elementos faunísticos más notorios del litoral atlántico. Los
mamíferos marinos son frecuentes en el litoral y Mar Argentino. Entre los casos
más sobresalientes se encuentran numerosos apostaderos reproductivos y no
reproductivos de lobos y elefantes marinos ubicados a lo largo del litoral atlántico y
una importante población reproductiva de ballena franca austral en aguas costeras
del norte de la provincia de Chubut.
Por otra parte, el litoral argentino sufre la presión ejercida por el asentamiento
humano en núcleos urbanos costeros en toda su extensión. En el litoral
bonaerense, existen numerosos balnearios turísticos muy próximos entre sí,
albergando un elevado número de turistas durante la temporada de verano. La
población total de las tres provincias patagónicas se concentra mayormente sobre
la costa o próxima a ella.
El desarrollo humano sobre la costa atlántica y las actividades económicas
derivadas del aprovechamiento de los recursos naturales marinos plantean serios
problemas ambientales de difícil solución.
Si se suma la falta de un marco legal adecuado que garantice la conservación del
ambiente marino y la carencia de infraestructura necesaria para llevar adelante
cualquier programa regional o nacional de manejo del mismo, el panorama se
presenta muy desalentador. Son escasas en la actualidad las áreas protegidas
costeras, mientras que son inexistentes las marinas.
En el litoral costero bonaerense se encuentran varias áreas protegidas que
incluyen la zona costera: las reservas provinciales de flora y fauna “Rincón de Ajó”
y de usos múltiples “Costa de Bahía Samborombón” (Sitio Ramsar), así como la
Reserva Natural Mar Chiquita y el Parque Costero del Sur -declarados ambos
Reservas de Biósfera-. También se cuenta con la Reserva Natural Puerto Mar del
Plata y con la Reserva Natural Estricta “Campos del Tuyú” (manejada por la
Fundación Vida Silvestre Argentina); así como el área de Reserva correspondiente
al apostadero de lobos marinos del Puerto Mar del Plata (protegido por la
Fundación Fauna Argentina).
Conclusiones del taller sobre Areas Protegidas Costeras y Marinas
Al finalizar las jornadas del taller se arribaron a las siguientes conclusiones:
Existen aproximadamente 40 áreas protegidas dispuestas en las cinco
provincias con litoral atlántico. Todas estas áreas resultan insuficientes en
cantidad e insuficientes en cuanto a la efectividad de la protección de las
existentes. La Administración de Parques Nacionales carece de áreas protegidas
costeras o marinas, aunque posee un proyecto para crear la primera área
protegida nacional costera y marina en Monte León (Santa Cruz).
Las falencias del actual conjunto de áreas protegidas del litoral y Mar Argentino
ponen en evidencia que deben buscarse estrategias innovadoras para concretar
los objetivos de conservación.
Los objetivos de la creación de las áreas son: ampliar el actual conjunto de
áreas protegidas costeras y marinas para ampliar la representatividad
biogeográfica del conjunto. Conseguir una mayor efectividad en la protección y el
manejo de áreas protegidas costeras y marinas. Promover la cooperación entre
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las distintas jurisdicciones y repartir el esfuerzo administrativo técnico y financiero
que conlleva el manejo de áreas protegidas costeras y marinas. Proponer
instrumentos legales que garanticen la conservación del ambiente marino y los
recursos contenidos en él.
Entre las dificultades que presentan la región costera y marina, las diferentes
jurisdicciones del dominio de las aguas sería uno de los temas más conflictivos. La
búsqueda de soluciones alternativas, como la del manejo combinado de áreas
protegidas u otras opciones, es indispensable para lograr mantener y mejorar el
subsistema de áreas protegidas costeras y marinas. Esta área puede fortalecerse
a través de convenios de cooperación entre las instituciones y los gobiernos
provinciales, así como con la participación de las fuerzas de seguridad.
Reseña histórica del lugar
El sector costero que nos ocupa, es el accidente geográfico más importante de
la región, siendo registrado prácticamente en todas las travesías náuticas que, a
partir del viaje de Fernando de Magallanes en el año 1519, recorrieron estos
mares.
Desde el mapa de Sebastián Elcano (1523) hasta el año 1580, se lo conoció al
lugar como Punta o Cabo de las Arenas Gordas, o simplemente Arenas Gordas, lo
que reflejaba la impresión lejana desde el mar que ofrecían los médanos costeros.
Posteriormente, este accidente geográfico pasó a denominarse Cabo de las
Corrientes o Cabo Corrientes, expresión que se relaciona con las corrientes que
se generan por el cambio de orientación de la costa y la proyección submarina de
del cordón serrano, lo que se manifiesta asimismo con un fuerte oleaje.
Esta particular situación ha quedado reflejada en el Derrotero Argentino (pag.
31), cuando, refiriéndose a dicha Punta, expresa: ”... tiene 34 m. de altura; está
desprovista de vegetación y es arenosa, terminando en una restinga de arena con
piedras, que se extiende unos 3.000 m. hacia el S-SE con fondos muy irregulares
de 1 ¼ a 2 ½ brazas (2,20 a 4,60 m). Esta punta se reconoce desde el mar por su
faro y por algunos médanos semejantes a parvas de paja, que sobrepasan en
altura a los que la rodean y que han dado origen al nombre de la punta”.
El Padre Jesuita José Cardiel, en su diario de viaje realizado en el año 1748,
describió el sector de la siguiente manera (pág. 271): “... A media legua del fin de
estas murallas empiezan unos montones de arena poco anchos y algo altos en
medio, que corren la costa por poco más de ¼ de legua: En su mayor altura hace
la playa un cabo puntiagudo con un banco de arena que se interna en el mar como
100 pasos, y como 500 más adentro revientan las olas, debe haver halli algunas
peñas”.
La navegación es peligrosa en este sector, a tal punto que las embarcaciones de
regular calado debe alejarse 15 kilómetros a fin de evitar peligrosas encalladuras.
Fiel testimonio de la problemática travesía que ha resultado sortear siempre esta
saliente de la costa bonaerense lo prueban los restos de 5 embarcaciones
hundidas en el sector considerado por la presente. Entre ellos se encuentran los
correspondientes a barco pesquero de altura “Luc” hundido en el lugar en el mes
de octubre del año 1962.
La existencia de este peligroso accidente geográfico, determinó que se
construyera en el lugar un Faro, el cual fue inaugurado en el año 1891. Se eleva
55 m sobre el nivel del mar y se lo observa normalmente desde 32 km, pudiendo
ser divisada su luz hasta 42 millas náuticas mar adentro. Su funcionamiento está a
cargo del Servicio de Hidrografía Naval dependiente de la Armada Argentina.
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La denominación de “Cabo Corrientes” o “Cabo de las Corrientes”, fue la que
prevaleció sobre cualquier otra nomenclatura; datando las primeras referencias del
año 1546. Cabe destacar que se considera que fue en este punto donde el
Almirante Guillermo Brown esperó a las embarcaciones brasileñas que provenían
desde el sur; lugar estratégico ya que permitía ocultar sus navíos gracias al
cambio de rumbo que se produce abruptamente en la orientación de la costa
bonaerense.
Lamentable a partir de los últimos años del siglo pasado, comenzaron a
registrarse una serie de errores en planos y documentos derivados aparentemente
por una carta náutica elaborada décadas atrás por el Almirantazgo Británico.
A partir del año 1915 el error se generalizó, desplazándose la denominación de
Cabo Corrientes varios kilómetros hacia el norte superponiéndose al pequeño
accidente que se denominaba Punta de la Lobería Chica, nombre dado al lugar
debido a que allí se situaba una colonia de lobos marinos. De tal forma se conoce
a partir de aquella fecha con el nombre de Cabo Corrientes a la Punta de la
Lobería Chica, y como Punta Mogotes al llamado hasta esa época Cabo
Corrientes o de las Corrientes.
Numerosos documentos oficiales, cartas náuticas, mapas cartográficos y relatos
de viajeros, durante todo el período histórico registrado desde el año 1523 hasta el
presente, sirven para testimoniar las características del sector, así como los
cambios de denominación producidos en dicho sitio. Estudios realizados al
respecto por insignes historiadores e investigadores de nuestro pasado, han
permitido esclarecer las situaciones descriptas. Entre estos estudiosos se debe
destacar a Félix de Ayeza, quien bregó durante muchos años de su vida por
demostrar los errores históricos derivados de la equivocada nomenclatura actual
que no se corresponde con los antecedentes documentados.
De todas formas este caso no se ha cerrado aún, persistiendo el debate
respecto a la denominación correcta y su vinculación con sucesos históricos, tales
como el sitio preciso de la presencia del Almirante Guillermo Brown frente a las
costas marplatenses.
Conclusiones
La Ley 10.907 de Reservas Naturales, sancionada y promulgada en el año 1990,
estableció el marco regulatorio para posibilitar la creación y protección de
ambientes naturales, asegurando el adecuado manejo de los mismos. En su
artículo 1º se expresa: “Serán declaradas reservas naturales aquellas áreas de la
superficie y/o del subsuelo terrestre y/o cuerpos de agua existentes en la Provincia
que, por razones de interés general, especialmente de orden científico,
económico, estético o educativo deban sustraerse a la libre intervención humana a
efectos de asegurar la existencia a perpetuidad de uno o más elementos naturales
o la naturaleza en su conjunto, por lo cual se declara de interés público su
protección y conservación”.
Mientras que el artículo 2º indica que el Poder Ejecutivo velará por la integridad,
defensa y mantenimiento de los ambientes naturales y sus recursos, disponiendo
medidas de protección, conservación, administración y uso de dichos ambientes y
sus partes. Asimismo, el artículo 3º -modificado por la Ley 12459- establece que
las reservas naturales provinciales serán declaradas como tales, mediante una ley
que se dicte al efecto.
El texto del mencionado marco legal indica en su artículo 4º las características
que deben reunir las áreas para ser declaradas reservas naturales, así como las
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actividades a ser admitidas y prohibidas en las mismas; requiriéndose al menos el
cumplimiento de uno de los siete puntos considerados. El caso que nos ocupa,
reúne la mayoría de los aspectos contemplados.
Por otra parte, se establecen en la ley los diversos tipos en que serán
nomenclados estas áreas a ser conservadas. En el artículo 10º, inc.2 b) son
definidas las Reservas Naturales Integrales como “aquellas establecidas para
proteger la naturaleza en su conjunto, permitiéndose únicamente exploraciones
científicas, donde el acceso está totalmente limitado. Queda prohibida toda acción
que pueda cambiar la evolución del medio natural vivo e inanimado, salvo aquellas
permitidas por la autoridad de aplicación de acuerdo a las reglamentaciones. En
ellas tiene fundamental importancia el mantenimiento de ecosistemas naturales y
la restauración o recuperación de ambientes degradados, asegurando su
perpetuación en las condiciones más naturales y prístinas posibles”. De acuerdo
con sus particularidades y objetivos, la reserva natural marina que planteamos se
encuadra en la tipología descripta precedentemente.
Conviene destacar que, desde el punta de vista legislativo, existen antecedentes
en cuanto a declarar zonas protegidas a sectores del litoral de la costa atlántica
bonaerense. Tal es el caso de la Ley 12.016 por la cual se declaró en el año 1997
Reserva Natural Integral a la “Reserva Bahía de Samborombón”, estableciéndose
complementariamente como Reserva Natural de Objetivo Definido, “a la franja de
tierras costeras de dominio provincial, playas y aguas someras de hasta dos
metros de profundidad o hasta dos kilómetros de la costa entre Punta Piedras
(Partido de Magdalena) y la desembocadura del Canal 1 (Partido de Tordillo)...”.
En forma similar se legisló respecto a la “Reserva Natural Rincón de Ajó”, por lo
que no habría inconvenientes en establecer un área de preservación natural en un
sector lindero a la costa como el que trata la presente, cuya profundidad promedio
no supera los 10 metros y que no se extiende a más de 4.000 m. de la línea de
ribera.
Por todos los antecedentes expuestos, creemos que el sitio mencionado posee
características que le otorgan un alto valor como ecosistema, no existiendo -como
se ha expresado- otro similar en el litoral marítimo de la provincia de Buenos Aires.
A tal fin consideramos que debe declararse Reserva Natural Integral de
conformidad con la categorización prevista por la Ley 10.907, a la superficie
marítima delimitada por las siguientes coordenadas geográficas: desde los 38º 06`
10” hasta 38º 07`50” de latitud sur y desde los 57º 31`10” hasta los 57º 32` 45” de
longitud oeste.
El sector inscripto por las mencionadas coordenadas posee una extensión de
2.200 m. en dirección E-O y 3.100 m. en sentido N-S; lo cual constituye una
superfície de aproximadamente 6,82 km2. De más está decir que en su totalidad
se encuentra ubicado en el sector del Mar Argentino cuya jurisdicción corresponde
a la provincia de Buenos Aires.
Esta delimitación posibilitaría concretar una real protección para el sector más
importante del ecosistema, quedando como posibilidad para el análisis científico
futuro la posible extensión del área, estableciendo un sector complementario
proyectado especialmente hacia el sudeste de la reserva, que pudiera operar a
manera de refugio de vida silvestre.
De acuerdo con la Ley 10.907 de Reservas Naturales y el Decreto nº 218/90,
reglamentario de aquella, se deberá establecer un plan de manejo del área a
efectos de adoptar los recaudos necesarios para su preservación. En ese sentido,
se deberá solicitar a los organismos nacionales competentes en materia de
seguridad naval y control de actividades náuticas y vías navegables, su
colaboración para el cumplimiento del objetivo planteado.
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Conviene recordar que, dada su escasa profundidad, el lugar es muy peligroso
para la navegación, por lo que su demarcación como área protegida no creará
ningún inconveniente para las embarcaciones. Solo los jets-sky y otros equipos
recreativos ingresan temerariamente a la restinga, por lo que se les debería
restringir su presencia en el sector, en la medida en que dichas actividades
generan efectos negativos en el ecosistema.
Por otra parte, existiría la posibilidad cierta de utilizar los elevados sectores
costeros frente a la restinga como miradores, para lo cual se podrían montar
instalaciones simples como plataformas de observación. Otra alternativa está
representada por la utilización de las instalaciones donde su ubica el Faro Punta
Mogotes –frente al área de reserva- , o el propio faro que recibe diariamente
visitas, para permitir una excelente visión del área protegida y la colonia de lobos
marinos de dos pelos –única del litoral bonaerense- que la habita.
No debemos pasar por alto que la conservación del área posibilitaría, asimismo,
la realización de investigaciones por parte de la comunidad científica local y
regional. El estudio sistemático de este singular ambiente natural puede
representar un gran avance en el conocimiento de la biodiversidad de estos
ecosistemas y la evolución de las comunidades que lo habitan.
La iniciativa de la Fundación Fauna Argentina, cuyo objetivo es lograr que la
Provincia declare Reserva Natural a la zona conocida como la “Restinga del Faro”,
debe ser considerada por su gran trascendencia e importancia. Se debe otorgar
una protección hasta ahora inexistente a esa porción rocosa y a su entorno, con lo
cual se logrará preservar su flora y fauna marina, que por efecto de las mareas se
hallan sumergidas o descubiertas.
De concretarse el presente proyecto de Ley, quedaría establecida la primera
Reserva Natural Marina de nuestro país, poniendo a la provincia de Buenos Aires
en una línea de avanzada respecto a otras regiones en materia de protección de
ambiente naturales.
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