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PROFESOR: FRANCISCO JIMÉNEZ AMOR
IES. ALQUIPIR DE CEHEGÍN 2011-2012
Nietzsche por Zunica
1 CONTEXTUALIZACIÓN
1. CONTEXTO HISTÓRICO EN QUE VIVIÓ NIETZSCHE: EL SIGLO XIX.
Aunque el siglo XIX suele presentarse de modo unitario como el siglo de las revoluciones, en realidad,
tanto desde un punto de vista filosófico y cultural, como social y político, podemos hallar en él dos etapas
claramente divididas.
1º. Filosófica y culturalmente, ...
1º La primera mitad se caracteriza por el Romanticismo;
2º. La segunda mitad es llamada por algunos positivista o cientifista, pero podemos considerar
que su característica esencial es la fragmentación del pensamiento y la cultura.
2º. Desde el punto de vista social, ...
1º. la primera mitad se caracteriza por la lucha de la nueva burguesía por alcanzar el poder
(revoluciones burguesas),
See document(s): Revoluciones_burguesas
1º. mientras que, en la segunda mitad, es el proletariado quien busca un espacio social,
económico y de poder (revoluciones proletarias o socialistas).
a) Contexto científico y cultural
1) El Romanticismo
La primera mitad del XIX está caracterizada por el Romanticismo, que en Alemania comienza
en 1780, pues allí los pensadores y escritores de las dos últimas décadas del XVIII son
estrictamente románticos, como Herder (1744-1803), Goethe (1749-1832) y Schiller (17591805). El Romanticismo domina toda Europa en la primera mitad del XIX y se prolonga varias
décadas en algunos países como España (Bécquer, 1836-1870).
El Romanticismo es un movimiento de la modernidad, que, consecuentemente, mantiene al
hombre en el centro: el hombre como un ser consciente de sus fuerzas, de su autonomía, de su
subjetividad, de su capacidad de transformar al mundo. Pero el Romanticismo tiene su novedad,
que, en gran medida, es una reacción contra esa otra concreción de la modernidad que es la
Ilustración. Las novedades fundamentales del Romanticismo son dos:
1) subrayar los aspectos históricos y genéticos de la realidad,
La Ilustración se había caracterizado por su ahistoricismo y por su universalismo:
1º. todo estaba medido por una razón unilateral y abstracta, que no atendía a las
particularidades de las personas y países; (Descartes, Kant)
2º. y la ciencia era la máxima expresión de la razón: (se caracteriza por su
universalidad) un conocimiento válido para todos los lugares y tiempos.
Frente a eso surge el particularismo: la idea de que las realidades concretas (la naturaleza,
los seres humanos, cada lengua, cada país, etc.) debían ser explicadas histórica o
genéticamente. Había, pues, que volver al pasado, a las raíces, a los antecedentes, si se
quieren conocer las concretas realidades actuales.
En consecuencia, ...
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1º. tenemos un gran desarrollo de la historia de cada pueblo (la nueva historia nace
con Leopold von Ranke, 1795-1886),
2º. la aparición de los nacionalismos ligados a una lengua, la recuperación de los
mitos y folklore de cada pueblo, (enorme incremento de las literaturas de cada
pueblo europeo)
Nótese que no hay oposición entre individuo y colectividad (o nación): ambas son
realidades particulares, son subjetividades: el sujeto individual o el sujeto colectivo
(el Volkgeist, el espíritu del pueblo), y así la realidad particular de cada individuo se
configura dentro de su pueblo (uno es primordialmente alemán o vasco o ... ).
3º el cultivo de la propia lengua en detrimento del latín (las Universidades van
abandonando el latín como lengua culta y universitaria)
4º. nueva vivencia del propio paisaje (vuelta a la naturaleza, el árbol como símbolo
romántico),
5º. Y en ciencia aparecen las explicaciones genéticas: el darwinismo, el
descubrimiento del indoeuropeo, etc. .
y 2) poner en primer plano los aspectos o elementos volitivos, sentimentales, irracionales del
hombre.
2) En oposición a la razón ilustrada, se ponen en primer plano la voluntad, los
sentimientos, la imaginación, lo irracional. Los sentimientos son siempre particulares y se
distinguen de los aspectos racionales del ser humano que son -o deberían ser- universales.
La razón es desplazada: deja de ser la dimensión principal del ser humano y pasa a ser un
poder infinito, vago, más allá de la racionalidad humana. Ahora están en primer plano la
libertad del individuo y del científico, la originalidad y creatividad no sólo en el arte, sino
en toda actividad humana, incluida la ciencia. El genio (artístico o científico) y el héroe
(que encarna el espíritu del pueblo) son los nuevos prototipos de hombre.
See document(s): Fil%C3%B3sofos_de_la_sospecha
La preponderancia de lo volitivo-sentimental dará lugar en la segunda mitad del XIX a
que la razón se ponga al servicio de las pasiones, de la parte instintiva del ser humano.
Surgirían así las ideologías: pensamiento al servicio de los intereses de los grupos
sociales.
2) La época de la fragmentación
La segunda mitad se caracteriza por la fragmentación: no hay un pensamiento unitario sino una
serie de ideologías o corrientes de pensamiento que no intentan una explicación válida para
todos los hombres, sino una defensa de puntos de vista particulares o de intereses de grupos.
Podemos considerar la segunda mitad del XIX como el inicio de la Edad Contemporánea. Los
fenómenos culturales, sociales y políticos que se dan en ella duran hasta nuestros días, y son
precisamente los fenémonos que estamos liquidando sin poner algo nuevo (la Posmodernidad
o, mejor, Tardamodernidad).
La segunda revolución industrial (a partir de 1840) y las espectaculares aplicaciones técnicas de
la ciencia transformarán la vida y la mentalidad de los europeos durante esta segunda mitad de
siglo. La ciencia se populariza y todos se hacen conscientes de la importancia de la ciencia y de
la tecnología. Se difunde el positivismo de Auguste Comte (1798-1857), con todas sus variantes
cientifistas: el único conocimiento válido es la ciencia.
El predominio no ya de la ciencia, sino de la tecnociencia (la ciencias aplicadas con
sorprendentes resultados) trajo dos consecuencias inmediatas.
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Una general: los conocimientos anteriores (de la Antigüedad, de la Edad Media e incluso
de los siglos inmediatamente anteriores) parecían como balbuceos de niños o incluso como
un montón de falsedades ingenuas; "los libros dejaron de ser la memoria de los
conocimientos de la humanidad, para ser la información de los últimos descubrimientos
científicos".
Y otra particular: la filosofía deja de ser el conocimiento y comprensión por excelencia de
la realidad; ya no caben grandes sistemas filosóficos en los que se enmarca todo el
conocimiento científico y humano (estética, ética, política...), sino sólo posiciones
fragmentarias, puntos de vista, corrientes de pensamiento, que coexisten entre sí y que casi
todas están aún presentes en nuestros días: psicoanálisis, fenomenología, existencialismo,
hermenéutica, filosofía analítica, etc.
La idea de que sólo la ciencia es conocimiento, deja a la filosofía y sus ramas (ética,
política, etc.) en manos de la subjetividad arbitraria: ahí no cabe auténtico conocimiento,
sino expresión de intereses subjetivos, o sea, de los aspectos no racionales del hombre,
sino de los volitivos, pulsionales, instintivos. etc.
En el periodo ilustrado la burguesía había comenzado a reivindicar sus derechos sociales y
políticos, esas reclamaciones se extienden a lo largo del Romanticismo. A partir de la segunda
mitad del XIX, esa reivindicación se hace universal: todo colectivo o grupo social,
especialmente la clase obrera, exige sus derechos y la participación en la vida pública. Surgen
así -a mitad del XIX- los partidos políticos, con sus respectivas ideologías, y nace también la
figura del político profesional: arrebatada la soberanía a los monarcas, los ciudadanos corrientes
luchan por conseguir el poder, para lo cual organizan los partidos políticos. Liberales y
tradicionalistas son los dos grandes partidos con peso entre las clases acomodadas (las que tenían
derecho al voto), y posteriormente surgen los socialistas como expresión de los intereses
obreros.
Efecto de muy diversos factores, tanto románticos (centralidad de la voluntad y del
sentimiento, particularismo nacionalista, la idea de creatividad y originalidad), como de la
segunda mitad del XIX (la crisis de la filosofía, la aparición de múltiples corrientes, el
cientifismo ideologizado, los intereses de clase o grupos con sus respectivas ideologías) es la
pérdida de la concepción clásica de la verdad, o sea, de que podemos comprender la realidad
tal cual es y exponer nuestra comprensión de modo racional.
Ahora, frecuentemente, ya no se atiende a la verdad en cuanto tal, sino a crear teorías que
propicien los propios intereses. Esta mentalidad permea la filosofía y se expande incluso a
la ciencia, al menos a las ciencias no duras (a la psicología, antropología, historia,
politología, etc.): los científicos de estas disciplinas interpretan arbitrariamente la realidad
o incluso la falsean, en función de intereses particulares (invención de una historia
nacional, falseamiento de datos antropogenéticos, ideologías burguesas, liberales o
socialistas, teorías contra la Biblia...).
b) Contexto político e ideológico del XIX
Podemos completar el panorama filosófico y cultural con algunos datos sociales y políticos del
XIX. Desde un punto de vista histórico, tenemos que, tras la derrota de Napoleón, el Congreso de
Viena (1815) restaura aparentemente el viejo orden, pero, en realidad, no es así. Las nuevas
monarquías ven su poder limitado por la burguesía, que tiene iniciativa política y a la que los
monarcas hacen continuas concesiones. En la lucha de los burgueses por el poder, tenemos dos
importantes revoluciones: la de 1830 y la de 1848.
See document(s): Revoluci%C3%B3n_de_1830
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En la primera mitad del XIX, se configuran las dos ideologías dominantes que son el liberalismo y
el tradicionalismo.
El liberalismo es la ideología de la nueva burguesía. Los liberales sostienen que el poder se basa
en la riqueza y la propiedad, y aspiran al poder político recortando atribuciones a los monarcas
(o incluso eliminándolos). Buscan un sistema político representativo, pero no universal: sólo las
nuevas clases pudientes tienen derecho a la participación en la vida pública, por eso se opondrán
en la segunda mitad del XIX a la nueva clase emergente, al proletariado, al que niegan derechos
sociales y políticos. En general, el liberalismo es....
1.individualista,
2. contrario a la tradición,
3. defensor de la separación de poderes y de la no intervención del Estado.
4. Además, son partidarios de la desigualdad, pero ésta basada no en el nacimiento, sino en la
instrucción y la riqueza.
La ideología contraria es la tradicionalista, que pretende defender legitimidad del Antiguo
régimen y, en general, los valores que consideran tradicionales.
Ahora bien, los tradicionalistas participan del espíritu romántico: no buscan un universalismo
(valores universales), sino que miran a la historia, lengua, raíces culturales de su propia
nación y, por eso, derivan frecuentemente en nacionalismos.
Terminada hacia 1840 la primera industrialización, que dio escasos frutos en la transformación
económica o social, comenzó la auténtica revolución industrial que transformaría los países
europeos. Desde un punto de vista social, fruto de esta revolución fue la aparición de una
importante clase obrera, que se hacinaba en barrios proletarios, totalmente separados de los
burgueses por los barrios de una incipiente clase media (pequeños comerciantes, funcionarios,
maestros...).
En la segunda mitad del XIX aparece con violencia el movimiento obrero: el proletariado ha
tomado conciencia de su fuerza y necesidades, y exige también su participación en la riqueza y
el poder. Dado que tanto liberales como tradicionalistas se oponen al proletariado, que, además,
carece de voto (el voto se concedía según la renta), se desencadenaron una serie de revoluciones
proletarias. La más importante fue en París en 1871, donde socialistas y anarquistas se hicieron
con el poder durante dos meses y medio, hasta que fueron reprimidos por el ejército (algunos
estiman que hubo 30.000 muertos en la semana de combates).
2. Aspectos principales de la filosofía de Nietzsche
1) La filosofía de Nietzsche como filosofía de la sospecha
La primera industrialización ya había tenido lugar en Europa y estaba en marcha la segunda. El
desarrollo económico se había realizado frecuentemente a costa del trabajo y de la vida de
mucha gente (la llamada clase obrera). Esto había originado una clase alta, notablemente
enriquecida, pero carente de valores morales.
Como reacción a la nueva estructura social habían surgido los socialismos, que luchaban
contra el elitismo y proponían una nivelación igualitaria.
Esta situación propició el auge de las ideologías: el pensamiento al servicio de intereses de
clase, económicos, sociales, etc.
Consecuencia de esa situación, es el nacimiento de las filosofías de la sospecha (Marx,
Nietzsche, Freud), que denuncian que detrás de las grandes construcciones filosóficas se
encierran intereses inconfesables. Dicho de otro modo, acusan a la filosofía de haberse
convertido en ideología.
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El pensamiento de Nietzsche pertenece a este grupo de filosofías de la sospecha, centrada, en
este caso, en una crítica a la cultura occidental en bloque: Nietzsche acusa a la cultura
occidental de ser decadente y buscará instaurar una nueva cultura.
2) La crítica nietzscheana a la cultura occidental
Nietzsche hace una crítica total a la cultura occidental: todos sus elementos y dimensiones son
criticados y negados. Para poder realizar esa crítica, Nietzsche se centra en los aspectos
nucleares de Occidente: la filosofía, la moral y la religión.
1º. Ante todo, Nietzsche critica la filosofía griega, aliada luego con el cristianismo, por
considerarla que es el elemento principal de la civilización occidental y el origen de todos sus
males. Los conceptos clásicos de bien, verdad, conocimiento, etc. son rechazados por
Nietzsche. Precisamente el texto que comentamos se centra en la crítica nietzscheana a la
filosofía y a toda la cultura occidental.
En cuanto a esta decadencia decir que ...
El inicio de la decadencia de Occidente comenzó con Sócrates, el gran corruptor, que
inventa la racionalidad que aprisiona la vida,
y se continúa con Platón: el inventor del otro mundo, del mundo de las Ideas, donde se
supone que está la auténtica realidad. Este vaciado, desvalorización, del mundo sensible
le parece a Nietzsche intolerable, una auténtica perversión.
See document(s): Esquema Nietzsche.doc
Ver 2.2. de EPO
2º. Critica, además, al socialismo, pues lo acusa de vulgar e igualitario. Nietzsche pertenecía a
la clase burguesa, había recibido una excelente educación, tenía una posición económica
acomodada y, en consecuencia, le parecía inaceptable el igualitarismo que rebaja la cultura, el
conocimiento... tachándolos de elitismo.
Eso no impide que Nietzsche también critique a los liberales y cualquier otro grupo
ideológico de su época, como también a los anarquistas.
Critica los valores encarnados por los tradicionalistas, especialmente la religión, el
cristianismo y, en general, todo lo que sea moralidad y orden.
Especialmente combate la idea de que haya otro mundo, un "má allá”, pues eso implica la
negación de este mundo. Nietzsche es el profeta de la muerte de Dios.
3) La propuesta nietzscheana: la instauración de una nueva cultura.
La idea rectora del pensamiento de Nietzsche es la instauración de una nueva cultura, que sería
la antítesis de la decadente cultura occidental. La nueva cultura sería una cultura de índole
aristocrática, que sustituiría a la actual y sería capaz de originar grandes hombres.
Nietzsche encuentra las características concretas de esta cultura en la antigua Grecia, en la
Grecia presocrática, antes de ser adulterada por el racionalismo socrático y por la filosofía
platónica.
La Grecia presocrática tiene su máxima expresión en la tragedia griega, que aúna, en perfecta
fusión, dos elementos: lo dionisíaco y lo apolíneo.
Dioniso es el dios de la vida, de las fuerzas vitales que hacen que los seres vivos se regeneren
continuamente, nazcan y mueran.
Apolo es el dios de la armonía y de la proporción, de las formas bellas.
En la tragedia se funde lo dionisíaco que abraza la existencia en todo su horror y oscuridad
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(tragedia y música) y lo apolíneo, que cubre la realidad mediante un velo estético, creando un
mundo ideal de forma y belleza (mitología olímpica, artes plásticas y épicas).
Los hombres de la nueva cultura son los que saben transformar la vida en un fenómeno
estético: la realización de la vida humana de modo bello, estético, armonizando las
pasiones contrarias (amor-odio, reflexión-espontaneidad, ternura-crueldad ), y rechazando
todo lo que sea la ascética (griega o cristiana) y el libertinaje grosero.
Un punto central de la propuesta nietzscheana es, por tanto, que hay que ser fiel a este
mundo, al mundo sensible, al único que hay, y negar y rechazar cualquier otro mundo,
cualquier otra vida en el "más allá”.
Leer punto de Epo 2.1. La tragedia y la función del arte.
See document(s): Esquema Nietzsche.doc
4) Voluntad e imaginación
Es importante señalar que el movimiento romántico ya había triunfado totalmente en Europa. La
idea de una superación de la racionalidad a través de los sentimientos y las dimensiones
irracionales del hombre estaba en plena vigencia. La universalidad de la razón era postergada a
favor de los nacionalismos, el espíritu del pueblo y la mitología.
El rigor conceptual y la exposición demostrativa eran desechadas,....
...pues se prefería la exaltación poética, la musicalidad, la retórica efectista.
En Nietzsche esta concepción se manifiesta en dos aspectos importantes:
a) Su concepción del hombre. Casi todos los conceptos que utiliza son de raíz romántica: la
voluntad de poder, ya presente en Schopenhauer como voluntad de vivir, el superhombre, la
falta de mesura, lo dionisíaco.
b) El estilo y la obra de Nietzsche son fundamentalmente de carácter literario. No forja un
sistema de pensamiento, sino que expone pensamientos sueltos mediante brillantes metáforas,
aforismos breves, etc. La imaginación, el sentimiento, la retórica son sus argumentos.
Las metáforas de Nietzsche han pasado a la historia de la filosofía y de nuestra cultura:
Dioniso, Zaratustra, el camello que se transforma en león y éste en niño, el dragón, el
egipticismo de los filósofos...
5) Otros aspectos
Aunque en Nietzsche tiene menor importancia, también el cientifismo está presente en una época
de su vida, como crítica a la metafísica y una defensa del conocimiento científico.
Las explicaciones genéticas se hacen también presentes en algunas obras de Nietzsche, como,
por ejemplo, en La genealogía de la moral.
Nietzsche hace genealogía de la moral, no arqueología. La genealogía de la moral no es
arqueológica ï Porque sabe que las viejas raíces morales están vivas: basta escarbar un poco
en los motivos ocultos de nuestras acciones para que brote toda una tradición ligada a ellos.
Nietzsche establece en esta obra tres grandes períodos en la historia de la humanidad
Leer EPO en página 4
See document(s): Esquema Nietzsche.doc
3. Vida y obras
3. VIDA Y OBRA S
La vida de Nietzsche está totalmente vinculada a su proyecto filosófico (crítica a la cultura
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occidental), y en función de él podemos establecer etapas y clasificar sus obras.
Nietzsche nació en 1844 en Röcken (Sajonia prusiana), en el seno de una familia protestante: su
padre era pastor luterano y preceptor privado.
Su educación y ambiente familiar femenino y beato parece haber constituido un factor en la
génesis del anticristianismo, de su visión negativa de la mujer.
Estudió en el reconocido Instituto Pforta donde recibió una formación literaria -con especial estudio
de los clásicos griegos y romanos-, poética y musical. (Formación humanística, por tanto)
Se graduó en 1864 y comenzó los estudios de teología en la Universidad, pero, tras un semestre,
los abandonó para dedicarse a la filología.
En 1865 leyó Schopenhauer y Lange (filósofo materialista), que ejercieron gran influencia sobre
él.
La lectura de El mundo como voluntad y representación influirá en temas tan decisivos de su
pensamiento como la voluntad, la preponderancia de los instintos sobre la inteligencia, la
importancia del arte (sobre todo de la música), la visión cíclica del devenir y un pesimismo
frente a la vida contra el que reaccionará.
Antes de terminar la carrera, sorprendentemente recibió la propuesta de ser nombrado
Catedrático de Filología en la Universidad de Basilea.
En el proceso de las ideas de Nietzsche conviene distinguir varios períodos, a los que corresponde
un tipo variado de producción literaria. Podrían verse así:
Comenzó así su primer periodo (1869-1876) o periodo romántico (Filosofía de la noche),
caracterizado por obras filológicas y de inspiración romántica (mitología, folklore, espíritu del
pueblo). La metáfora dominante es la contraposición entre Dioniso y Apolo: el arte como medio
de penetrar en la realidad, en el fondo pasional del ser humano. Pertenecen a este periodo...
Corresponde a la época inicial en que Nietzsche centra su atención en ..
1. el arte griego y su tragedia,
2. junto a la obra de Schopenhauer
3. y a la música de su amigo Wagner.
La obra fundamental es El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1872).
También encontramos otras obras como...
Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873)
La filosofía en la época trágica de los griegos (1874)
y Consideraciones intempestivas (cuatro ensayos que van de 1873-76).
Esta época tuvo gran importancia su amistad con Richard Wagner,(a partir de 1868) a quien
admiraba profundamente, y había presentado en El nacimiento de la tragedia como el
salvador de la cultura alemana. Esta obra no tuvo buena acogida entre filósofos y filólogos y
fue objeto de una dura crítica que hundió el prestigio de Nietzsche como filólogo. El fin de
este periodo está marcado por su ruptura con Wagner (1878), que comienza a manifestarse en
la cuarta de las consideraciones intempestivas.
Su segundo periodo (1877-82) , denominado Período positivista o ilustrado. "Filosofía de la
mañana": comienza tras el distanciamiento de Wagner y la publicación de Humano, demasiado
humano (1878), donde abandona la idea de que el genio es el músico para defender la genialidad
del científico.
A diferencia del primer periodo, Sócrates es presentado de modo más benévolo.
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En este periodo....
...aparece un Nietzsche cientifista, ilustrado y antimetafísico, donde defiende un
conocimiento lúcido y libre,
y explica la génesis de la moral de modo histórico: la imposición de la autoridad humana
(profesores, padres) hace que surja la conciencia.
En este periodo Nietzsche está influido por el positivismo inglés y la Ilustración francesa;
Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses y adopta una postura positivista o
científica para condenar la metafísica, la religión y el arte. La figura es ahora "el
hombre libre".
En efecto, en Humano, demasiado humano (1878) refleja su visión del mundo y la
cultura que vive. El hombre se ha hecho esclavo de grandes pesos y no se hará libre
hasta que descubra el carácter absolutamente humano de todos sus pensamientos e
ideas, para lo que no es necesario recurrir a supuestos religiosos o metafísicos.
Apunta ya en esta obra la subversión-transmutación de todos los valores y usos
establecidos
Y, además, abandona a Schopenhauer.
Su endeble salud, debilitada aún más por las enfermedades contraídas en el mes que sirvió de
camillero en la guerra francoprusiana, entró en crisis en 1879, a lo cual se añadió su malestar
y dudas sobre su docencia en filología. En consecuencia, renunció a su cátedra en 1879 y se
dedicó a viajar. Otras obras de este periodo son...
Aurora (1881), donde Nietzsche comienza su ataque a la moral
y La Gaya ciencia (1882), donde el cristianismo es presentado como el enemigo de la vida
y se anuncia la muerte de Dios.
En esta obra Nietzsche preludia sus temas antirreligiosos. Es aquí donde habla, por
primera vez, del eterno retorno y del tema de la "muerte de Dios". Aparece, asimismo,
la compleja y misteriosa figura del superhombre que desarrollará en Así habló
Zaratustra . La obra se presenta como un intento de liberación del hombre a través de la
destrucción de los prejuicios respecto de la figura del sabio, del santo y del artista.
Su tercer periodo (1883-89), conocido como periodo afirmativo o "Filosofía del mediodía": Es la
etapa más constructiva de su pensamiento. Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura,
cuando el pensamiento alcanza el "mediodía". De esta época es su obra: Así habló Zaratustra
(escrita entre 1883- 1885). Obra profética y poética, a medio camino entre la filosofía y la
literatura, que como una nueva Biblia se expresa mediante metáforas y alegorías. Se trata de una
serie de discursos simbólicos unidos por una fábula. Zaratustra es un profeta que se convierte
después de haber predicado la moral tradicional (la moral de esclavos); se retira como ermitaño a
una montaña donde vive en compañía de dos animales, un águila que simboliza el orgullo, y una
serpiente que simboliza la inteligencia. Tras alcanzar la sabiduría baja a predicarla a los hombres
en cuatro doctrinas principales: la muerte de Dios y la venida del Superhombre, la Voluntad de
Poder y el Eterno Retorno. Zaratustra es la encarnación del Dios Dionisos, su figura, y también
es el "Superhombre".
Cuarto periodo o Periodo critico. "Filosofía del atardecer":
Es una etapa eminentemente destructiva. En esta época ataca directamente a toda cultura
occidental: la religión, la filosofía y la moral tradicional.
Se proclama la destrucción del hombre tal y como es,
también proclama el advenimiento del superhombre, que es voluntad de poder,
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y asume la muerte de Dios y el eterno retorno.
Junto a él, se producirá la transvaloración de todos los valores, sustituyendo e invirtiendo
los que están en contra la vida por los que la favorecen y aceptan tal y como es.
Las obras fundamentales de esta etapa final son:
Más allá del bien y del mal (1886),
Hace una critica de la modernidad, incluidas las ciencias, las artes, la cultura y la
política. El interés de Nietzsche es socavar todos los fundamentos en que el saber
humano se ha basado, demostrando que son prejuicios de la fe, prejuicios morales o de
los filósofos, motivados por un ánimo de venganza y resentimiento ante la vida.
Genealogía de la moral (1887)
Investiga el origen psicológico de los conceptos morales a partir de la etimología y su
evolución: este es el método genealógico. Invierte los términos tradicionales de la moral
y diagnostica el resentimiento como causa la actitud moral del esclavo contrapuesta a la
moral de señores que Nietzsche propone.
-El crepúsculo de los ídolos (1889): OBRA DE NUESTRO TEXTO. Expresa que las
antiguas verdades son ídolos, como objetos a los que se adora, y afirma que se va
acercando a su final. La moral que hasta ahora se ha enseñado y respetado se dirige contra
los instintos de la vida y representa una condena de los mismos. Dios ocupa el lugar
máximo en la expresión de esta negación de la vida, pero su muerte a cargo del hombre
anuncia el final, el crepúsculo de los grandes ídolos de nuestra cultura. El título lo recoge
de una de las óperas de la Tetralogía wagneriana.
-El Anticristo (1888): Ataque a los valores y la actitud cristiana ante la vida. El titulo es
expresión del objetivo de Nietzsche: la aniquilación del cristianismo y del concepto
cristiano de Dios.
En 1888 redactó Ecce homo, una autobiografía, publicada póstumamente, de gran importancia
para la interpretación de su obra.
En 1889 fue internado en un psiquiátrico, tras sufrir un colapso mental, del que nunca se
recuperaría. Murió en 1900, en Weimar (Turingia).
4º. Estilo
Para finalizar hablaremos del estilo de la obra de nuestro pensador. Dicho estilo está dirigido a
causar impacto y efecto en el lector. El estilo de Nietzsche es aforístico, de pensamientos a
fogonazos, y también es de estilo laberíntico, donde las ideas no se presentan de forma discursiva ni
lineal. Todo su pensamiento está atravesado por metáforas, alegorías y símbolos, por máscaras que
simbolizan las ideas críticas y constructivas de su filosofía. Para algunos su estilo no es más que el
producto de una mente enferma y atormentada. Sobre esto el propio Nietzsche dice en Ecce homo:
"Siempre hay algo de razón en la locura"; o "No olvidéis nunca que un loco también es un sabio".
Este estilo laberíntico, metafórico y enrevesado ha provocado numerosas, malas y simplistas
interpretaciones: se le ha presentado como un glorificador de la violencia y del imperialismo
alemán y como el precursor teórico e ideológico del nazismo alemán, donde la figura del
superhombre se encama la pureza de la raza aria. En esta historia tuvo mucho que ver su hermana
Elisabeth y los intereses antisemitas de su marido, el cuñado de Nietzsche.
Su forma de escribir seduce y encanta porque tiene mucho de poesía y de literatura, de magia y
fascinación estética. La comprensión de sus ideas es difícil y problemática debido dicho estilo. El
propio Nietzsche nos dice que ha de venir el hombre que comprenda su obra: "Yo soy un bosque de
tenebrosos árboles y una noche oscura, pero quien no se asuste de mi soledad, bajo mis cipreses
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encontrará rosas trepadoras."
A modo de conclusión en sus obras
§ En Nietzsche encontramos: (tanto …como): 1. Un rechazo de la idea de que la vida debe
subordinarse a la razón, constructora de los nuevos dioses que sustituían al Dios que acababa de ser
asesinado 2. Un combate contra el ascetismo y nihilismo característicos de la vida decadente en el
que se refugiaba parte de la intelectualidad europea. Nietzsche ve su misión como una vuelta no
idílica, sino mesurada, a la naturaleza 1. Una naturaleza que pone su acento en la salud del cuerpo à
y se olvida del alma (ese espectro nacido de racionalizaciones de estados corporales) 2. Una
naturaleza que se regocija con los sentidos y con sus instintos. ð De ella surge una moral llena de
libertad e inocencia que: No sólo no se avergüenza de las pasiones ú Sino que se fundamenta en
ellas. § Nietzsche se emancipa de ese poder de la razón que fue el espectro (fantasma) del siglo
XVIII y, 1. Acabando con la intolerancia de la religión 2. …aboga por una afirmación
incondicionada de la vida, inspirada en el equilibrio de los trágicos griegos. § Etapas de su filosofía:
1. En la primera etapa de su filosofía Nietzsche piensa todavía en la posibilidad de un consuelo
metafísico, en el sentido de: 1º. Una revivificación del mito
2º. Una activación de la potencia
creadora de mitos a) Ejemplificada por la música de Wagner ú b) Y expuesta en la cuarta
Intempestiva. 2. La ruptura con Wagner ð pone fin a toda esperanza de consuelo
[Ruptura
narrada magistralmente por Rüdiger Safranski en Nietzsche. Biografía de su pensamiento, 2001].
4. Contextualización del texto en la obra
El marco donde se inserta nuestro texto es el capítulo 3 de "La razón en la filosofía" de su obra tardía El
crepúsculo de los ídolos (1889), cuyo subtítulo es bastante ilustrativo "o como se filosofa con el martillo" .
Es una declaración de guerra. Se considera que en esta obra Nietzsche toca todos los temas propiamente
filosóficos sobre los que ha reflexionado a lo largo de su vida y obra, aprovechando la gran cantidad de
notas y apuntes en sus estancias en tierras italianas en busca de un buen clima para su maltrecha salud y con
el proyecto de su obra final, que no llegó a concluir: La Voluntad de Poder.
De entre los temas que Nietzsche aborda en nuestra obra destacan la crítica a la razón filosófica y la
interpretación de la historia de la filosofía como la historia de un largo y nefasto error.
Su título y subtítulo indican que Nietzsche critica a martillazos los "ídolos" de la cultura occidental
(época destructiva o periodo crítico de su pensamiento). Por "ídolos" se entienden los grandes
conceptos y verdades sobre los que se asienta la cultura occidental moderna: Dios, Verdad, Razón,
Perfección, Causa, Ciencia, Bueno, Virtud, Libertad, etc.. y a los que Nietzsche anuncia su final, su
ocaso, su crepúsculo.
Toda la cultura occidental, que se encuentra en su fase terminal, se intenta camuflar en la
racionalidad de dicha cultura y en el presupuesto erróneo de que hay una verdad previa que el
entendimiento humano puede aprehender y expresar cabalmente mediante el concepto.
Este presupuesto, opina Nietzsche, tiene su origen en una valoración negativa, errónea,
enfermiza, débil, vengativa y decadente de la vida. El abandono y fin de este camino errado
de la cultura occidental (Muerte de Dios) da paso a un nuevo hombre (superhombre) y una
nueva cultura (transvaloración de todos los valores).
Vida decadente o descendente Rasgo de toda la cultura occidental consistente en la defensa
de los valores contrarios a la vida y en la creencia en un mundo objetivo, verdadero,
inmutable y racional como fundamento de dichos valores. Siguiendo las afirmaciones de
nietzsche, podemos distinguir varios períodos en la decadencia occidental: 1. el mundo
griego hasta el siglo de Pericles(s. v. a. c.):armonía entre lo dionisíaco y lo apolíneo. 2.
Eurípides, Sócrates y Platón: inicio de la decadencia: triunfo de lo apolíneo sobre lo
dionisíaco; comienza el platonismo. 3. Cristianismo: “platonismo para el pueblo”; triunfo
de la moral de esclavos y del resentimiento hacia la vida. 4. Edad moderna: comienza la
crisis de lo metafísico y la “muerte de dios”. 5.Actualidad: posibilidad de superación del
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platonismo y de la aparición del superhombre.
Otra manera de presentar el propósito de la obra en general
IDEA GENERAL DE LA OBRA En esta selección de textos de la obra El crepúsculo de los
ídolos, F. Nietzsche realiza una crítica a la filosofía occidental como parte de una crítica más
amplia a la cultura occidental, donde además de la filosofía, Nietzsche critica a la moral y la
religión. La crítica a la filosofía se basa en la crítica a los filósofos. Nietzsche opera de forma
original con su método genealógico, consistente en desenmascarar los instintos más básicos que
permanecen ocultos. Esto lo lleva a cabo el pensador alemán a todas las áreas de la cultura
occidental (religión, moral, filosofía, ciencia, arte, política, etc..) buscando e indagando las raíces
históricas y las motivaciones psicológicas de las personas que lo llevan a cabo. En este caso es:
¿Qué instintos impulsan los pensamientos de los filósofos? Y aquí, en nuestro texto, hace lo
propio con la filosofía y los filósofos: desenmascara su idiosincrasia ("forma de ser propia y
distintiva de un individuo o colectividad"), su personalidad, su actitud ante la vida. Para
Nietzsche la filosofía surge de una mala actitud vital de los filósofos, que se caracteriza por ser
decadente, por el resentimiento ante la vida, por el recelo ante el dolor, el sufrimiento y el miedo
y el odio a los cambios (especialmente, a la vejez y a la muerte). En definitiva, los filósofos
occidentales se caracterizan por: 1. Odiar el devenir, el cambio, el tiempo, lo histórico, y, por
ello, “momifican" la realidad con los conceptos ("momias conceptuales"), culpando a los
sentidos de engañarlos en la apariencia del cambio. 2. Confundir lo último con lo primero: Los
conceptos filosóficos supremos que crean los filósofos (lo existente, lo incondicionado, lo
bueno, lo verdadero) los ponen como lo primero, como lo causante, lo originario, lo más real;
cuando en realidad son lo último, lo menos real. 3. Duplicar la realidad: en un mundo real y
verdadero, y un mundo aparente e ilusorio. Este error comenzado por Platón, continuado por el
cristianismo y secularizado por Kant y el positivismo es la nota distintiva de la historia de la
filosofía occidental como la historia de un error. Para Nietzsche, no hay dos mundos, solo existe
este, el que se nos muestra a través de los sentidos. Estos tres reproches y acusaciones se
corresponden con los tres fragmentos de nuestro texto. 1. Los dos primeros son los rasgos
distintivos (la idiosincrasia) del colectivo filosófico, 2. y el tercero es el resumen explícito y
claro (cosa anormal en nuestro autor) de su aportación a la filosofía. La forma en la que está
redactado el texto es muy significativa del temperamento y personalidad de su autor,
caracterizado por su pasión, su instintividad, su efusividad, su tono enigmático y metafórico, su
estilo directo y políticamente incorrecto. Además se refleja claramente su estilo literario
marcado por las metáforas y otros recursos lingüísticos alejados de la lectura y la interpretación
literal de su lenguaje, siendo así coherente con sus posiciones filosóficas.
La estructura de la obra se configura, con un prólogo y un epílogo, en 10 capítulos. En los capítulos que van
del 1 al 7 encontramos a un Nietzsche más reflexivo, más mordaz y más crítico. En los restantes tres últimos
capítulos encontramos a un Nietzsche más melancólico y autobiográfico.
1. En el primer apartado Nietzsche nos ofrece 44 breves y espléndidos aforismos en los que
comienza su asedio a los grandes ídolos de la cultura occidental.
2. Realiza un análisis psicológico, crítico y mordaz de la figura y personalidad de Sócrates. Según
Nietzsche, la fealdad y el origen plebeyo de Sócrates provocó una actitud de rechazo a la vida y,
mediante el discurso mayeútico y racionalista para embaucar a su público, subyace un instinto bajo
y calumnioso, decadente frente a la existencia. Por eso, según Nietzsche, Sócrates acepta su
condena a muerte.
3. El verdadero centro de la obra y objeto de nuestro comentario de texto lo constituye este capitulo
"La razón en la filosofía". Es un ataque directo y sin concesiones de ningún tipo a la filosofía
señalando los cuatro grandes errores de la razón filosófica: (1) egipticismo u odio al devenir, (2)
confusión de lo último y lo primero, (3) duplicación de lo real (mundo verdadero y mundo
aparente) y (4) desvalorización del mundo terrenal, el cuerpo y la sensibilidad.
“Egipticismo” signica odio a la noción de devenir, Nietzsche lo utiliza para referirse a la actitud
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de los filosofos dogmáticos que recurren a conceptos, (en lugar de recurrir a metáforas), para
describir la realidad de una forma estática, unívoca y definitiva, convencidos de que todo lo que
cambia o deviene es una realidad imperfecta o de segunda clase. El egipticismo ha llevado a la
filosofía occidental a elaborar un conjunto de conceptos vacíos de realidad (momias
conceptuales), con la absurda pretensión de que contienen lo más auténtico y verdadero de ésta.
4. Nos habla sobre la necesidad de poner fin al error más largo que interpreta la historia de la
filosofía como la historia de un error: la división entre apariencia y realidad. Dicha historia pasa por
seis grandes momentos: Platón (el responsable último del error con su dualismo ontológico de la
teoría de las Ideas), Cristianismo (como un platonismo vulgarizado para el pueblo), Kant (que con
su distinción entre una razón teórica y una razón práctica, y su oposición entre Fenómeno y
Noumeno esconde el mismo craso error, considerando a Kant, en el fondo, un "cristiano alevoso");
el cuarto momento lo representa el positivismo científico de Comte (cuya idolatría hacia la ciencia
es peligrosa cuando pretende conocer la realidad en sí, pero cuyo rechazo a la metafísica tradicional
vislumbra un cambio de actitud: "filosofía del mañana"); y los dos últimos momentos lo
representan la propia filosofía de Nietzsche: en el quinto se asume la muerte de Dios y se elimina
definitivamente el "mundo verdadero" y en el sexto momento se explican las consecuencias de la
muerte de Dios y se anuncia la llegada del superhombre por Zaratustra como "el sentido de la
tierra".
5. Constituye un ataque frontal a la moral occidental, desde el Nuevo Testamento hasta
Schopenhauer. La moral destruye las pasiones y los instintos y se opone a la naturaleza y a la vida,
castrando al ser humano.
6. Este capítulo está en conexión con el capítulo 3, donde Nietzsche aplica, al caso práctico de la
causa y la voluntad, el error de la razón en la filosofía. Detecta cuatro errores psicológicos
típicamente filosóficos, con graves consecuencias morales: (a) confusión de la causa con la
consecuencia, (b) confusión de la causa falsa, (c) confusión de las causas imaginarias y (d)
confusión de la voluntad libre.
7. Nietzsche aplica su concepción de la moral como contranaturaleza a los que basándose en sus
valores la usan para "mejorar" la humanidad.
8. Está dedicado, en tono melancólico a su país: Alemania. Nietzsche realiza un elogio al carácter
alemán, pero piensa que Alemania se ha equivocado de política en su búsqueda de poder porque
éste vuelve estúpidos a los hombres. Acaba con un estudio sobre la educación, cuyos objetivos
fundamentales son: aprender a ver, aprender a pensar y aprender a leer y a escribir.
9. Es el capítulo más extenso. De forma sarcástica Nietzsche "ajusta las cuentas" con grandes
figuras de su época: Kant, Rousseau, Darwin, Schopenhauer o Carlyle.
10. Titulado "Lo que yo le debo a los antiguos" es un capítulo que resume sus estudios, preludiando
y anticipando su siguiente obra autobiográfica: "Ecce Homo" .
5. INFLUENCIAS DEL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE
Comentemos brevemente las influencias del pensamiento de Nietzsche en la historia de la filosofía y de la
cultura. La influencia de este pensador ha sido enorme, no solo en la filosofía, sino en muchos ámbitos del
pensamiento y, sobre todo, en el arte y en el modo en el que muchas personas conciben hoy la vida y las
relaciones humanas.
Ciertamente su pensamiento no fue bien recibido al inicio y solo destacó como un filólogo interesante y de
gran reconocimiento. Sin embargo, el filósofo alemán existencialista Martin Heidegger dio lecciones sobre
Nietzsche durante diez arios (1936-1946) y las publicó en 1961 con el título de Nietzsche. Esto contribuyó
decisivamente a la consideración de Nietzsche como uno de los grandes filósofos y desde entonces no ha
cesado de leerse, comentarse y estudiarse. Gran parte de la mitad de la filosofía del siglo XX depende de
Nietzsche, o bien directamente o bien a través de la interpretación que hace del Heidegger. En concreto ha
influido
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en el existencialismo (Heidegger, Sartre),
el postestructuralismo (Foucault)
y en la postmodernidad en todas sus variantes y pensadores (Vattimo, Deleuze, Rorty, Derrida,
etc....).
Para muchos es la figura más representativa de la filosofía contemporánea y como el más importante
maestro de la sospecha. El filósofo francés Paul Riceur acuñó la expresión "filosofía de la sospecha" a los
tres grandes autores de finales del s. XIX y principios del XX: Marx, Nietzsche y Freud, porque
desenmascaran las falsificaciones de la conciencia y que señalan, cada uno con sus ideas respectivas, los
factores ocultos (de aquí la actitud de sospecha) que condicionan o determinan la realidad que se nos da.
Para Marx lo que determina la realidad humana y social es de naturaleza económica e histórica: la
infraestructura (las relaciones de producción y la lucha de clases).
Para Freud lo que determina nuestra conciencia son factores psicológicos: el ello y el subconsciente
(los instintos y pulsiones más instintivos).
Para Nietzsche, en cambio, lo que determina la realidad que se nos presenta es la voluntad de poder.
En los tres casos hay sospecha entorno a la cultura occidental pero divergen en lo que subyace
debajo.
Esto es lo que hace precisamente Nietzsche en nuestro texto, cuando al sospechar de la
racionalidad de los filósofos les desenmascara, mostrando lo que hay detrás de la filosofía
occidental: una actitud y una valoración negativa y decadente frente a la vida por parte de los
pensadores.
2 Resúmenes. Friedrich Nietzsche El crepúsculo de los
ídolos, capítulo "La ‘razón’ en la filosofía”, apartados 1, 4, 6.
Por Zúnica.
FRAGMENTO 1 (apartado n°1 en el texto)
Para nuestro autor, la idiosincrasia de los filósofos es caracterizada por su odio al devenir, por su falta de
sentido histórico, por su "egipticismo" (Idea principal). Ese odio les ha llevado a:
(1) Deshistorizar la realidad cambiante, "momificándola" y matándola mediante conceptos que,
como momias, luego idolatran y veneran.
(2) Crear una oposición excluyente entre el devenir y el ser (lo que es, no deviene; y lo que deviene,
no es) para no aceptar los cambios de la realidad.
(3) Han intentado apoderarse del ser, pero, como no lo consiguen, han culpado a la sensibilidad de
ello, diciendo que les engaña. También acusan a la sensibilidad de ser fuente de inmoralidad y
llaman pueblo a los que creen en los sentidos.
(4) Finalmente, acusa a los filósofos de ser momias, de parecer sepultureros y a su filosofía de
monótonoteísmo y de estar obsesionada por el rechazo de los sentidos.
FRAGMENTO 2 (apartado n° 4 en el texto)
En el texto que comentamos, Nietzsche explica la otra idiosincrasia de los filósofos que consiste en
“confundir lo último con lo primero”.
Según Nietzsche, los filósofos consideran que lo superior no puede ser causado por algo anterior o inferior,
es decir, por algo distinto de sí mismo; por eso, lo superior ha de ser causa de sí mismo. En consecuencia,
los filósofos ponen los conceptos supremos (lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero), como
lo primero, es decir, como causa de toda la realidad y, por tanto, anteriores a la realidad.
Además, para los filósofos, como todos los conceptos son supremos, son todos iguales y se identifican con el
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concepto de Dios que, para Nietzsche, es el más vacío de todos los conceptos.
Finalmente afirma que toda la humanidad ha padecido las consecuencias de las dolencias cerebrales, de los
errores, de los filósofos.
FRAGMENTO 3 (apartado n° 6 en el texto)
En este texto Nietzsche resume su aportación a la filosofía en cuatro tesis:
Primera: El mundo que los filósofos llaman aparente es el único real.
Segunda: El mundo que los filósofos llaman verdadero es nihilista, porque se ha construido
negando el ser auténticamente real.
Tercera: La causa de haber creado otro mundo distinto del real es el instinto de calumnia, de recelo
frente a la vida, constituye una venganza.
Cuarta: la duplicación del mundo hecha por los filósofos es un síntoma de decadencia, mientras que
el mundo creado por el artista trágico no es “otra” realidad, sino que, asumiendo la única realidad,
la presenta seleccionada, reforzada, corregida. El artista trágico es el artista dionisiaco.
3 NOCIONES
1ª LOS SENTIDOS Y EL CUERPO
Las tesis de Nietzsche sobre los sentidos y el cuerpo está en plena coherencia con las ideas centrales de su
pensamiento, tanto con su crítica a la filosofía occidental, como con su defensa del vitalismo.
a) Los sentidos
En cuanto a la filosofía, Nietzsche acusa a los filósofos de egipticismo (su atemporalidad, su odio a
lo vital) y de haber sustituido el devenir (lo auténtico) por el ser, creando el mundo platónico.
Señala que esas tesis son refutadas por la vida, por la evidencia de los procesos vitales: la
procreación, el crecimiento, el cambio, la vejez, la muerte.
De ahí que los filósofos, conscientes de su fracaso, se desesperan y buscan un culpable, un
engañador. Ese engañador, el origen de todo error es la sensibilidad . Pero además, para los
filósofos, los sentidos, según Nietzsche, no son sólo causa de error, sino también fuente de
inmoralidad y, por eso, han rechazado siempre su testimonio como algo propio del “pueblo”. Con
esto Nietzsche se refiere a toda la tradición filosófica que comenzó con Platón y que ha perdurado a
través del neoplatonismo en la Edad Media y del racionalismo en la Modernidad, de considerar el
conocimiento sensible como:
a) Poco fiable. Así por ejemplo, pensaba Platón que los sentidos no nos muestran la auténtica
realidad (el mundo inteligible), sino una copia de él (el mundo sensible). También Descartes
afirmaba que no debemos fiarnos de los sentidos, puesto que nos engañan con frecuencia.
b) Relacionado con el pueblo, pues esta tradición ha considerado siempre al conocimiento
conceptual -accesible sólo a unos pocos- como algo superior al de los sentidos, propio del
pueblo, del vulgo.
c) Fuente de inmoralidad, ya que los sentidos están vinculados a la corporalidad y la materia,
considerados como algo negativo en la tradición platónica.
En contraposición a las tesis de los filósofos, Nietzsche revaloriza el papel de los sentidos. Los
considera instrumentos de la vida, nos dan la auténtica realidad, nos mantienen unidos al mundo.
Incluso son la base de la ciencia, que se ciñe a aguzar (a estimular), pensar el testimonio de ello:
"Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el
testimonio de los sentidos; en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos
hasta el final. El resto es un aborto y todavía-no-ciencia” (El crepúsculo de los ídolos, 3).
b) El cuerpo
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En consonancia con el desprecio a los sentidos, los filósofos -sostiene Nietzsche- también han
despreciado al cuerpo. Para eso, han inventado, como siempre, una serie de conceptos que
pretenden ser reales a costa de la auténtica realidad: “¡El concepto «alma», «espíritu», y por fin
incluso «alma inmortal», inventado para despreciar el cuerpo, para hacerlo enfermar -hacerlo
«santo»-, para contraponer una ligereza horripilante a todas las cosas que merecen seriedad en la
vida, a las cuestiones de alimentación, vivienda, dieta espiritual, tratamiento de los enfermos,
limpieza, clima!” (Ecce homo, cap. Por qué soy yo un destino, 8). Y no sólo se daba una
preferencia del alma respecto al cuerpo, sino que éste era maltratado como único medio para el
desarrollo del espíritu: “En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era
entonces lo más alto: el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico. Así pensaba escabullirse del
cuerpo y de la tierra” (Así habló Zaratustra, prólogo).
Ese sustituir la realidad por conceptos, la invención de ese falso mundo por parte de los filósofos procede de
su instinto de calumnia, de la pequeñez de espíritu o pusilanimidad ( Falta de ánimo o valor para soportar las
desgracias o hacer frente a grandes dificultades) del recelo (desconfianza, de odio) frente a la vida. Todo eso
forma parte de la idiosincrasia de los filósofos. Esa idiosincrasia les ha llevado a vengarse. La filosofía, igual
que la moral occidental, es el resultado de la venganza de los débiles e inferiores que no aman la vida, ni al
cuerpo, ni a los sentidos, que no son capaces de afrontar la vida real, y se inventan “otra” vida “mejor”, una
vida a su medida, adecuada a su debilidad, con sus presuntas realidades: alma inmortal, espíritu, santidad.
Podemos concluir que la reivindicación nietzscheana de los sentidos y del cuerpo es una parte esencial de su
filosofía, vinculada al vitalismo, a la crítica de la cultura occidental y de la filosofía. El culto al cuerpo y a la
sensibilidad es parte de esos nuevos valores del superhombre, de la transvaloración que Zaratustra anuncia,
que llevaría a una aniquilación de la cultura occidental. De ese modo, nacería una nueva cultura, de índole
aristocrática, inspirada en parte en los principios de los griegos primigenios, los que vivieron en el periodo
presocrático, antes de que naciera la filosofía: lo dionisíaco, por el que abrazaban la existencia en todo su
horror y oscuridad (tragedia y música) y el apolíneo, por el que cubrían la realidad mediante un velo estético
creando un mundo ideal de forma y belleza (mitología olímpica, artes plásticas y épicas).
Dicho en otras palabras
Tal y como podemos apreciar en el texto, Nietzsche critica la actitud despectiva que muestran los
filósofos frente a los sentidos y el cuerpo. La razón de este distanciamiento está en una actitud de
resentimiento y odio frente a la vida.
La realidad de la vida para Nietzsche se caracteriza por el devenir y no por el ser ("lo que es"). Se
considera a sí mismo como el legítimo sucesor de Heráclito pues lo real está en constante cambio,
nada permanece (se opone así a la inmensa mayoría de los filósofos). El error fundamental según
Nietzsche que cometen los filósofos es creer que la realidad verdadera, auténtica o realidad en sí
está oculta a los sentidos. Cuando los filósofos buscan el ser, lo que permanece, lo que no cambia,
dado que esto no existe, buscan un culpable, un responsable que explique porqué se les escapa el
ser. Este responsable es la sensibilidad pues los sentidos nos muestran una realidad cambiante, una
realidad como devenir, que los filósofos interpretan como un mundo de apariencias. Para Nietzsche
solo existe lo que se aparece a los sentidos. Los filósofos creen alcanzar el ser de las cosas que se
hace accesible a través de la razón con sus conceptos y categorías, mientras que los sentidos solo
nos dan apariencias.
El mundo que crea la razón es venerado por los filósofos como la veneración de las momias por los
egipcios, que pretendían desafiar el cambio, la vejez y la muerte en busca de una eternidad y una
universalidad que es fruto de una mente enfermiza y recelosa frente a la auténtica realidad como
devenir.
El ejemplo más claro de esto es la actitud racionalista griega (Parménides, Sócrates, Platón,
Aristóteles), la actitud cristiana ante la vida y sus respectivas metafísicas que dividen la realidad en
un mundo sensible o terrenal (falso, ficticio, cambiante, perecedero, engañoso, ilusorio) y un
mundo inteligible o celestial (verdadero, real, inmutable, eterno, universal, necesario).
Los sentidos están vinculados estrechamente con el cuerpo y se oponen a la razón que está
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vinculada con el alma o espíritu. Además de ser engañosos los sentidos corporales son inmorales,
es decir, tal y como insinúa Platón (el alma racional debe gobernar sobre el alma irascible y
concupiscible) y mantiene explícitamente la religión cristiana ("el pecado de la carne"), todo lo
corporal es fuente de una mala vida, de inmoralidad, del mal; mientras que el alma o espíritu por sí
solo tiende hacia el bien y la vida sabia o santa. Nietzsche se propone revalorizar los sentidos frente
a la razón y el cuerpo frente al alma o espíritu, que han sido injustamente denostadas y
menospreciadas por la filosofía. Los filósofos creen en la razón abstracta mientras que aquellos que
creen en los sentidos son la gente común ignorante, "el pueblo".
2. LOS “CONCEPTOS SUPREMOS” Y EL CONCEPTO “DIOS” (nociones)
La crítica de Nietzsche a la filosofía es uno de los puntos centrales de su pensamiento, pues es expresión
paradigmática de su crítica general a la civilización occidental. Con esto, deja claro que nuestra cultura es
una cultura filosófica y que, si no se destruye la filosofía, nunca podremos eliminar nuestra cultura, nuestros
valores, para dar paso a unos nuevos supervalores totalmente distintos.
Una de las dos acusaciones principales que hace a los filósofos es la de “confundir lo último con lo
primero”. ¿Qué es eso último y eso primero?
Nietzsche sostiene que la realidad sensible, el devenir, la vida es lo primero y lo único que existe.
Los conceptos son categorías gramaticales creadas arbitrariamente por nosotros para dominar la
realidad, pero no debemos olvidar que no tienen nada que ver con la realidad y que son hechuras
nuestras, son lo último. El problema está en que los filósofos confunden estas cosas y toman como
primero lo último, es decir, consideran los conceptos como algo superior y anterior a la realidad,
causa de todas las cosas. Los filósofos, en efecto, parten del prejuicio de que lo inferior es siempre
algo derivado, causado. Por tanto, como el mundo fenoménico está cambiando continuamente y
cada fenómeno es precedido de otro anterior, los filósofos piensan que el devenir es causado,
procede de algo superior. De ahí procede su error, pues sitúan a los conceptos que ellos mismos han
creado como anteriores a la realidad, como causantes de toda la realidad.
El origen de este error, según Nietzsche, está en Platón. Recordemos que, para Platón, las Ideas
constituían la auténtica realidad, mientras que las cosas sensibles eran una copia de las Ideas y en
ellas estaba su fundamento. Además, como piensan que lo superior no puede proceder de lo inferior
-recordemos el principio recogido por Descartes en una de sus demostraciones de la existencia de
Dios: “no puede haber más perfección en el efecto que en la causa”-, sostienen también que los
conceptos, las Ideas constituyen el fundamento, la causa del mundo sensible. En consecuencia, el
mundo sensible tiene que ser causado, mientras que los conceptos, como son superiores, no pueden
proceder de lo inferior (de lo cambiante), ni de algo anterior, tienen que ser incausados o causa sui
(causa de sí mismos). Si procedieran de algo anterior, serían dependientes de eso de que proceden y
no serían supremos.
Además, Nietzsche piensa que los metafísicos -como consecuencia de su odio al devenir-, han creado los
conceptos supremos (lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto), negando la única
realidad existente; por eso, afirma Nietzsche que los conceptos están vacíos, constituyen el último humo de
la realidad que se evapora.
Estos conceptos supremos no pueden ser contradictorios entre sí, ni desiguales, tienen, pues, que ser
coincidentes. A partir de la reunión de todos esos conceptos supremos -lo existente, lo
incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto...-, los filósofos han construido la idea de Dios,
que se resume en la idea de ens realissimum, el ente que contiene todas las perfecciones recogidas
en sus conceptos.
Ahora bien, con Nietzsche, sabemos que la realidad es plural, cambiante, temporal, imprevisible. Por eso, si
los conceptos metafísicos poseen las propiedades contrarias a la realidad sensible (universales, eternos,
inmutables), es que son la no realidad, sino la negación de la realidad: son completamente vacíos. De ahí
que la filosofía occidental sea una filosofía nihilista. La consecuencia general es clara: los filósofos han
puesto como primero y fundamento de todo lo más tenue, lo más vacío. ¡Todo esto no son más que absurdas
telarañas cerebrales!, fruto de mentes enfermas. Lo peor de todo es que la humanidad los ha creído, nuestra
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civilización se ha fundado sobre esas creencias.
Nietzsche consideraba su crítica decisiva, pues, sólo tomando conciencia de la falsedad de los conceptos -los
ídolos- que sustentan nuestra cultura, puede llegar el nihilismo positivo, la aniquilación de nuestra cultura
para sustituirla por otra de índole aristocrática. Para ello es necesario previamente la muerte de Dios, pues
sólo así podrá darse el advenimiento del superhombre.
Dicho de otra manera
Para Nietzsche, los conceptos son un producto del lenguaje y de la razón. Los conceptos son
esquemas mentales y lingüísticos impuestos a la realidad cambiante. Con los conceptos supremos
nos referimos a los grandes conceptos metafísicos y filosóficos (Ser, Existencia, Bien, Verdad,
Belleza, Esencia, Sustancia, Causa, Lo en sí, Perfección o lo Incondicionado, entre otros muchos).
Con el concepto de Dios nos referimos al concepto supremo (teológico y filosófico) por excelencia
pues dota de sentido al mundo y la existencia humana. Nietzsche critica en nuestro texto el hecho
de que los filósofos ponen estos conceptos abstractos y generales, que siempre aparecen al final en
nuestro proceso de conocimiento, por abstracción racional, como la causa de todo, como lo
primero, como el fundamento Ultimo de todo lo que existe. Lo primero para Nietzsche es lo
particular, lo concreto, lo cambiante (devenir) que se nos muestra a través de la sensibilidad. Los
conceptos del pensamiento humano vienen después. Confundir lo último con lo primero es uno de
los rasgos idiosincrásicos de los filósofos. Los conceptos se consideran superiores y el devenir que
nos muestran los sentidos se considera inferior. Y dado que el filósofo considera que lo superior no
puede provenir de lo inferior, entonces lo sensible no puede causar los conceptos sino que son ellos
los que producen el resto de la realidad sensible que es una copia imperfecta hecha a su imagen y
semejanza. Gran error, opina Nietzsche, es el que cometen los filósofos al razonar así. Es así como
ellos se vengan de la vida, de la realidad: sometiéndola y esclavizándola a sus conceptos.
El conocimiento para Nietzsche no es más que otra manifestación de la voluntad de poder, es un
impulso humano, un instrumento humano para la vida que brota en nosotros para dominar la
realidad y poner a nuestro servicio. Es un proceso de interpretación basado en nuestras necesidades
vitales. Y nos es útil, pero el problema está cuando otorgamos realidad a los conceptos estáticos del
conocimiento racional y el lenguaje que momifican una realidad que es dinámica, compleja,
diferente y en constante cambio. La verdad es, por tanto, una ficción creada por la filosofía. Estas
ficciones del lenguaje cuanto más generales y abstractas sean, menos realidad tendrán. Los
filósofos olvidan esto y le otorgan realidad, incluso lo consideran como lo más real. "Dios", el
concepto supremo por excelencia, el más general (para Nietzsche el más vacío) es considerado
como el ser realísimo, lo más real de todo cuanto existe. Para Nietzsche es, precisamente todo lo
contrario, la ficción abstracta más etérea, la más alejada de lo real, "el último humo de la realidad
que se evapora". Pero si los filósofos consideran que Dios es la causa de todo, ¿cuál es la causa de
Dios? No puede ser nada porque si no Dios sería dependiente de otra cosa y por tanto inferior.
Entonces es causa de sí mismo ("causa sui").
Los conceptos supremos o conceptos metafísicos (sujeto y objeto, sustancia, esencia y accidente,
causa y efecto) no son categorías del entendimiento, como mantenía Kant, sino categorías
gramaticales, del lenguaje. El problema está en olvidar el origen lingüístico (metafórico, en última
instancia) de los conceptos y confundirlos con la realidad, que es lo suficientemente compleja,
diversa y cambiante como para someterse a estos corsés tan estrechos de nuestro pensamiento. Los
metafísicos creando e idolatrando sus grandes conceptos niegam la única realidad existente: el
devenir sensible. Los conceptos metafísicos, cuyo origen está en la concepción platónica de las
Ideas, poseen propiedades contrarias a la realidad sensible: universales, eternos e inmutables; es
decir, no son la realidad, son la negación más aberrante de la realidad, son completamente vacíos.
Sin embargo, todos estos conceptos supremos no pueden ser contradictorios entre sí, ni tampoco
desiguales en importancia. ¿Cómo ordenarlos y hacerlos compatibles? Pues los filósofos los reúnen
en un concepto superior: el concepto de Dios, que es el que contiene todas las perfecciones de los
grandes conceptos metafísicos (Bien, Causa, Esencia, Perfección, Belleza, Verdad, Necesidad).
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El concepto de Dios, como decimos, el más general, en realidad el más vacío, ha dado sentido y
cobijo a la humanidad. Hasta ahora. Vivimos la época de la muerte de Dios, es decir, la muerte de
todo sentido transmundano, la muerte de los grandes valores occidentales, es el ocaso de los dioses,
de los conceptos supremos, es "el crepúsculo de los ídolos", precisamente el título de la obra en la
que aparece nuestro texto. Tras la muerte de Dios, Nietzsche anuncia por boca de su profeta
Zaratustra la llegada del superhombre como la llegada de un nuevo día.
3. EL ARTE TRÁGICO Y LO DIONISÍACO (nociones)
En su primera gran obra, El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, Nietzsche ofrece una
interpretación muy original de la cultura griega. Esta interpretacón fue muy criticada por los filólogos de su
época, pero eso carece de importancia: lo decisivo es que Nietzsche ofrece en esa obra el primer esbozo de
las ideas principales de su pensamiento. Esta obra está inspirada en la idea de vida de Schopenhauer y en la
concepción musical de Wagner.
La idea central de Nietzsche es que la cultura griega alcanzó su máxima cumbre antes de la aparición de
Sócrates y su filosofía. Entonces todavía era una cultura aristocrática, una auténtica cultura creadora y bella
en la que conjugaba armónicamente la vida y la belleza. Ése será el modelo nietzscheano para su futura
propuesta de una nueva cultura antitética de la cultura occidental (de Sócrates a nosotros).
Según Nietzsche, la cultura de la Grecia presocrática tiene su máxima expresión en la tragedia. En ésta se da
una fusión armónica de dos elementos contrapuestos: lo dionisíaco y lo apolíneo.
Dioniso es un dios de origen tracio, cuyo culto se difundió rápidamente en la Hélade hacia el siglo
V a.C. Es el dios del vino, de las cosechas, de la vegetación exuberante. Su culto se celebraba en las
montañas -donde habitaba el dios- y estaba vinculado a las orgías místicas, en las que se alcanzaba
la unión con el dios, superando la propia individualidad; en las fiestas báquicas estaban presentes el
exceso, la pasión, la embriaguez, el éxtasis. Nietzsche toma a Dioniso como el símbolo de la vida,
del exceso, de la ausencia de mesura, de la ruptura con todas las barreras y limitaciones, incluso del
caos, de la noche, de la irracionalidad.
Apolo, por el contrario, es el dios de la juventud, de la belleza, de la poesía y las artes, de la mesura
y del límite, de la verdad. Nietzsche lo toma como símbolo de la razón, la luz, la armonía, el
equilibrio, la medida, la individualidad.
Hasta Nietzsche se había explicado la cultura griega como pura expresión de lo apolíneo (la belleza, la
razón...). Nietzsche, por el contrario, sostiene que la auténtica cultura griega es la que no oculta lo dionisíaco
(la vida con todo su horror y tragedia), pero sabe vivirla de modo estético. La tragedia sería precisamente
eso: la unión de lo dionisíaco y lo apolíneo, del exceso y la mesura; un afirmar la vida presentándola de
modo estético. Por eso, los griegos encontraban en la tragedia un consuelo metafísico: El consuelo
metafísico de que en el fondo de las cosas, y pese a toda la mudanza de las apariencias, la vida es
indestructiblemente poderosa y placentera, ese consuelo aparece con corpórea evidencia como coro de
sátiros, como coro de seres naturales que, por así decir, viven inextinguiblemente por detrás de toda
civilización y que, a pesar de todo el cambio de las generaciones y de la historia de los pueblos, permanecen
eternamente los mismos” (El nacimiento..., 7).
Ese mundo armónico griego se vino abajo con Sócrates, que eliminó lo dionisíaco, quedando sólo lo
apolíneo, y además potenció el elemento racional, teórico en detrimento de la vida, de lo dionisíaco, pues la
razón aprisiona la vida y su libre expansión. Sócrates, para Nietzsche, simboliza el gran cambio que sufrió la
cultura griega: el hombre que teoriza, que busca el conocimiento como valor primordial elimina al hombre
trágico, al que ama la vida como primera realidad. A partir de entonces el diálogo platónico sustituye a la
tragedia griega. El saber y la verdad son los nuevos valores frente al arte trágico y la vida.
En suma, la propuesta nietzscheana es destruir la actual cultura vigente, fundada en la filosofía, para crear
una nueva cultura inspirada en las obras de los griegos anteriores a la filosofía, o sea, en los dos principios
de los primigenios griegos: lo dionisiaco, por el que abrazaban la existencia en todo su horror y oscuridad tragedia y música- y lo apolíneo, por el que cubrían la realidad, la vida, mediante un velo estético creando un
mundo ideal de forma y belleza (mitología, artes plásticas y épicas). Así pues, Nietzsche sostiene que "hay
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una lucha eterna entre la consideración teórica y la consideración trágica del mundo” (El nacimiento, n. 17).
Y a la pregunta “¿cuál de los dos es el poder más alto y decisivo? Nadie dudará que la vida es el más alto
poder y dominante” (Werke, vol. I, edic. de Karl Schlechta, Munchen 1954, p. 282). Y el arte es el medio
supremo para acceder, penetrar, tratar, exponer la realidad, la vida, el fondo pasional del ser humano.
4 TEMAS
EL VITALISMO DE NIETZSCHE (tema 1)
a) ¿Qué es el vitalismo nietzscheano?
El vitalismo es uno de los aspectos capitales de la filosofía de Nietzsche, hasta el punto que su
filosofía puede ser considerada un vitalismo o filosofía vitalista.
En filosofía, se llaman vitalismos aquellas filosofías que consideran la vida humana como el
elemento central de sus reflexiones y concepto clave para sus explicaciones. Ahora bien, la vida
humana se puede entender en sentido biológico o en sentido humano (biográfico, histórico).
Si se toma en sentido humano, tenemos filosofías como la de Ortega y Gasset, con categorías
como vivencia, historia, perspectiva, razón vital...,
Pero si se toma en sentido biológico tenemos filosofías como la de Nietzsche. En este caso, la
vida es entendida como naturaleza bruta, vitalidad, corporeidad, impulso, instinto,
irracionalidad, desmesura...; pero, sobre todo, la vida, la vitalidad humana, es considerada
como el valor absoluto y medida de todo otro valor.
Manuel
La vida y el valor de lo vital se colocan en el centro y es una constante del pensamiento de
Nietzsche. Lo que distingue a nuestro autor es la prioridad de la vida frente a la razón. Esto es
lo que diferencia al vitalismo de otras corrientes filosóficas: La realidad de la vida no es
creada ni surge de la razón humana, sino que la razón humana está al servicio y solo es un
instrumento de la vida. Es este precisamente el sentido básico del vitalismo de Nietzsche.
En un principio estuvo fuertemente influido por Schopenhauer sobre el valor de la vida,
aún cuando más tarde lo rechazara y condenara debido a su actitud de renuncia, pesimismo
y abandono. Para Schopenhauer la vida es dolor, lucha, destrucción, crueldad,
incertidumbre y error. Es la irracionalidad misma, y no tiene en su desarrollo, orden ni
finalidad. Frente a esta concepción pesimista de la vida no quedan más que dos actitudes:
la.-La actitud de renuncia y fuga, de desprecio por la vida (el ascetismo propio de la
moral cristiana y la actitud metafísica tradicional en los filósofos.)
2a.-La aceptación de la vida tal y como es, con su irracionalidad, lo conduce a una
postura de exaltación de la vida y de superación del hombre tradicional.
Esta última es la postura que toma Nietzsche; la vida se coloca en el centro de su
pensamiento y es el criterio para enjuiciar toda actividad o manifestación humana y
cultural- Toda su obra está encaminada a establecer y defender el vitalismo como la
aceptación total y entusiasta de la vida.
En el primer periodo, Nietzsche contrapone Dioniso y Apolo.
Dioniso es el símbolo de la vida, del exceso, de la ausencia de mesura, de la ruptura con todas
las barreras y limitaciones.
Apolo, por el contrario, es el dios de la luz, de la mesura y del límite, de la verdad. Nietzsche lo
toma como símbolo de la razón, de la individuación, de la palabra.
Ambos elementos se sintetizan en la tragedia griega, en la que, sin embargo, el elemento
principal es la vida, Dioniso, mientras que lo apolíneo es la forma bella, estética, en que se
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presenta.
La aparición de Sócrates, el gran corruptor, rompe el equilibrio de la cultura griega: Sócrates,
para Nietzsche , es el hombre que teoriza, que busca el conocimiento como valor primordial,
eliminando al hombre trágico, al que ama la vida como primera realidad.
A partir de entonces el diálogo platónico sustituye a la tragedia griega. El saber, la verdad son
los nuevos valores frente al arte trágico y la vida. Así pues, en el primer Nietzsche hay una
lucha eterna entre la consideración teórica y la consideración trágica del mundo” (El
nacimiento, n. 17). Y a la pregunta “¿cuál de los dos es el poder más alto y decisivo? Nadie
dudará que la vida es el más alto poder y dominante” (Werke, vol. I, p. 282).
En la etapa final, especialmente en Así habló Zaratustra, Dioniso es sustituido por Zaratustra,
aunque en el fondo no es más que el mismo Dioniso, pero librado del peso de la metafísica de
Schopenhauer: Nietzsche ya no necesita el consuelo metafísico, sino que afirma la vida en toda su
grandeza, su tragedia, su ilimitación, su irracionalidad, etc.
Texto
El objetivo de Nietzsche al sustituir a Dioniso por Zaratustra es el de 'mandar al diablo todo
consuelo metafísico'. En efecto, Dioniso se identificaba con la metafísica de Schopenhauer,
de manera tal que en esta nueva visión, Nietzsche rechazará toda metafísica y se mantenderá
exclusivamente en el terreno de la ética. Del mismo modo, no realizará 'teoría del arte' sino
que se expresará artísticamente. Justamente, al elegir al figura de Zaratustra (ya que en él ve
al creador de la moral) lo utiliza para invertir su significación histórica, lo convierte en aquel
que puede ver 'más alla del bien y del mal'. No obstante, en su afirmación de la vida y su
voluntad de vivir, Zaratustra es comparable a Dioniso, solo que se halla despojado de la
metafísica de Schopenhauer. Combatirá también a Sócrates, a Platón, a la civiliazación
cristiana y a todo lo que ellos presentan.
Zaratustra es un persa que vivió en el siglo VII. Su doctrina se caracteriza por la oposición de dos
principios: el bien y el mal. Sin embargo, Nietzsche lo presenta como un inmoralista, porque
reconociendo su error de haber creado la moral, se sitúa más allá del bien y el mal. En realidad,
Zaratustra es Nietzsche: "No se me ha preguntado, pero debería habérseme preguntado qué
significa cabalmente en mi boca, en boca del primer inmoralista, el nombre Zaratustra; pues lo que
constituye la inmensa singularidad de este persa en la historia es justo lo contrario de esto. [ ... ]
Zaratustra creó ese error, el más fatal de todos, la moral; en consecuencia, también él tiene que ser
el primero en reconocerlo. [ .... ] ¿Se me entiende? La autosuperación de la moral por veracidad, la
autosuperación del moralista en su antítesis -en mí- es lo que significa en mi boca el nombre
Zaratustra" (Ecce homo, n. 3).
Así pues, Zaratustra (=Nietzsche) es el símbolo nuevo del vitalismo. Este vitalismo radical se
concreta en los conceptos fundamentales de la filosofía de Nietzsche, que vamos a exponer en los
siguientes apartados: la voluntad de poder, la transvaloración y el superhombre, la muerte de Dios y
el nihilismo, y el eterno retorno.
b) La voluntad de poder
En 1888, poco antes de su colapso mental, Nietzsche trabajó en una obra, que no pudo concluir, en
la que pretendía exponer toda su filosofía y hubiera tenido por título La voluntad de poder (las
notas se publicaron póstumamente). Schopenhauer ya había considerado la voluntad de vivir como
concepto central para comprender la realidad, Nietzsche concreta esa voluntad de vivir en voluntad
de poder.
Para Nietzsche lo único que existe -la realidad- es el devenir. El devenir continuo es el resultado de
un conjunto de fuerzas ciegas que pugnan por imponerse unas sobre otras, de lo que Nietzsche
llama voluntad de poder, o sea, voluntad de dominio. El mundo, el hombre, la vida son voluntad de
poder, voluntad de ser más, de superarse, de demostrar una fuerza siempre creciente. Más que una
facultad humana, es el conjunto de pulsiones y fuerzas que se dirigen hacia el poder.
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La voluntad de poder Es incorrecto tomar una definición biologicista de este conocepto en
Nietzche puesto que éste, en efecto, critica a Darwin. Tampoco sería adecuada una interpretación
racista o política. La voluntad, es, voluntad de ser más, vivir más, superarse, voluntad de crear.
"En todos los lugares donde encontré seres vivios, encontré voluntad de poder, e incuso en la
voluntad del que sirve encontré voluntad de ser señor (...) Y este misterio me ha confiado la vida
misma. Mira, dijo, soy yo lo que tiene que superarse siempre a sí mismo". Nietzsche, Así habló
Zaratustra Nietzsche posee un claro interés por los valores morales de modo tal que, en gran
medida, la voluntad es creadora de valores aunque en fragmentos más tardíos, esta voluntad
adquerirá además, una dimensión cósmica.
Manuel
¿Qué es la voluntad de poder? No hay que interpretar esta expresión en un sentido de "poder
político" o "poder económico", sino mas bien como ansia de dominio, voluntad de ser más, de
expansión, de fuerza. Se trata más bien del impulso de todo lo viviente (e incluso de todo lo
físico) a superarse, a extenderse, expandirse, a renovarse, a dar formas nuevas y más elevadas
de vida, y a permitir una expansión libre de la fuerza y la energía en un proceso de creación.
Ese concepto está expuesto principalmente en el capítulo "De la superación de sí mismo” de Así
habló Zaratustra. La tesis de Nietzsche es que el hombre y toda la realidad no es voluntad de
obediencia o de sometimiento, sino voluntad de poder, de imposición de autoafirmación.
La voluntad no es una facultad, sino la fuerza vital, la parte impulsiva de toda la naturaleza y del
hombre, esa fuerza terrible y creadora que es la vida. En el hombre, vivir es querer, y querer es
querer ser más, es voluntad de crear: "Soy el que es impelido a superarse a sí mismo
constantemente” (Así habló Zaratustra, cap. De la superación de sí mismo).
Y no sólo el hombre sino todo el cosmos tiene en la voluntad de poder su núcleo, su realidad
última: “¿Queréis saber qué es para mí el mundo? [ ... ] Es un monstruo de fuerza sin principio ni
fin, [ ...] un juego de fuerzas y ondas de fuerza, [ ...] un mar de fuerzas tempestuosas que se agitan y
transforman desde toda la eternidad y vuelven eternamente sobre sí mismas en un enorme retorno
de los años. [ ...] Este es mi mundo dionisiaco, que se crea eternamente a sí mismo y se destruye
eternamente a sí mismo, este mundo enigmático de la doble voluptuosidad mi "más allá del bien y
del mal", sin meta. [ ...] ¿Queréis un nombre para este mundo? Este mundo es la voluntad de poder,
y nada más que eso. !Sed vosotros también esa voluntad de poder, y nada más que eso! (La
voluntad de poder, aforismo 1067).
Notemos, por último, que la idea nietzscheana de hombre es totalmente distinta de la que ha
teorizado la filosofía griega. Ya no tenemos un sujeto consciente y libre, cuya principal propiedad
es la racionalidad (el viviente racional), que se va perfeccionando en el tiempo a través del
conocimiento y la acción recta, sino una fuerza instintiva -la voluntad de poder- una tendencia vital
que busca imponerse a todo lo demás.
Epo: 5.1. La voluntad de poder o afirmación del mundo y de la vida.
El objetivo de Nietzsche: 1º. No se queda solamente en la deconstrucción del pensamiento
filosófico occidental
con el objetivo de desarticular el nihilismo que ha impregnado la
cultura occidental. 2º. Sino que pretende fundamentalmente afirmar la voluntad de poder que
se manifiesta en la vida. La voluntad de poder o afirmación de la vida es: 1º. La afirmación
de las cosas sin racionalizarlas, envueltas como están en la casualidad. 2º. Decir sí a la
existencia, afirmarla dionisíacamente tal como es. Y pocos han explorado esta cuestión con
tanta intensidad como Gilles Deleuze en su Nietzsche y la filosofía. Pero Nietzsche previene
enseguida contra romanticismos fáciles. ï Pues, como Jano, la vida ofrece dos caras, una
exultante y otra tenebrosa. (No hay victoria sin esfuerzo) § La afirmación máxima de la vida
la proyecta Nietzsche en Zaratustra, el cual llegó a la plenitud vital después de la soledad y el
olvido. | El sufrimiento forma parte de las cosas y, para llegar a plenitud, hace falta encararlo
y desearlo: El dolor es un fármaco contra el hastío, el cansancio, el vacío. Nietzsche vive
también en sí mismo lo que es ley de la naturaleza: que toda grandeza se paga y que cuanto
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más valiosa es una vida, más dolorosa es. 6 § Querer vivir eternamente es síntoma de
decadencia. ð La conciencia de la propia finitud supone: Un espíritu fuerte y duro, capaz de
crear, destruir y dominar. Ÿ Y el primer y más importante dominio es el que se ejerce sobre sí
mismo
Para poner las pasiones al servicio de la vida ð lo cual lleva al sentimiento del
propio valor. Ÿ El hombre que realiza su destino necesita fortaleza para destruir aquello que
se resiste a
ser dominado. Y el que hace esto es el que es capaz de crear algo nuevo.
|La vida se convierte en experimentación. Y sólo así va esculpiéndose una existencia digna.
Llegados a este punto, Nietzsche aclara que la vida es esencialmente voluntad de poder. La
volun-tad de poder se manifiesta en el hombre: 1. En forma de pasiones 2. Pero también en
nuestros procesos psicológicos ï éstos son resoluciones de fuerza que se imponen. | La
voluntad busca:
1º. No el placer, ni el conocimiento (deliberación racional)
2º. Sino el domino, su expansión: en todas partes laten fuerzas de expansión. | Incluso
renunciará al placer y aceptará el dolor hasta límites insospechados con tal de conseguir su
propósito. | El hombre se guía por un sentimiento de poder La voluntad de poder es el rasgo
invencible de la naturaleza humana, más que el placer
Manuel
Pero, ¿qué es la vida? La vida, para Nietzsche, es Voluntad de Poder, lo viviente
no se caracteriza por su instinto de conservación (Nietzsche discrepa de la visión sesgada de
Darwin ante la vida),
sino más bien por un impulso y tendencia de superación, esto es, de originar formas cada vez
más elevadas de vida. Esta superación exige el sacrificio de las formas inferiores, de aquí que
vida y sacrificio, vida y muerte, vida y dolor, sean dos formas inseparables.
Nietzsche reivindica a Heráclito para quien la guerra es el padre de todas las cosas, la
lucha y el conflicto impulsan el cambio y el devenir y la vida es un proceso de lucha entre
contrarios, necesarios para una superación posterior; la vida es continua transformación y
cambio (Nada permanece, todo cambia). Sólo existe lo concreto, y no las Ideas o Esencias
universales; ni nada perfecto, eterno e inmutable.
Nietzsche compara la vida con los dolores de parto, necesarios en un proceso de creación.
Este es el sentido de la tragedia: esto es ser trágico, que Nietzsche identifica en su primera
obra con el espíritu dionisiaco del poeta y dramaturgo griego. (Veanse las nociones el arte
trágico y lo dionisiaco)
Y es que decir SÍ A LA VIDA es también decirlo al dolor que ella conlleva y no solo a
los placeres y el bienestar.
Nada más lejos de la voluntad de poder que un cómodo aferramiento a los pequeños
placeres que la vida puede depararnos, ni tampoco esa continua búsqueda de la
felicidad sobre la que se ha basado gran parte del pensamiento occidental. Todas
estas inclinaciones son, para el filósofo alemán, muestras de la decadencia vital y
moral
Pero más que nunca, este dolor no debe confundirse con una visión pesimista, una
actitud de resignada lamentación, que sería sobre todo un signo de debilidad y
decadencia, un rechazo del inevitable cambio y sufrimiento. Aunque la vida sea
tremendamente dolorosa (como fue la del propio Nietzsche), hay que afirmarla con
todas sus consecuencias.
Pero aún hay más. Si a esta consideración le añadimos la idea del eterno retorno, que
mantiene que el tiempo es circular, y no lineal, y que absolutamente todo se repite de
forma idéntica, entonces decir sí a la vida es afirmarla y querer que se repita una y
otra vez. La idea del eterno retorno de lo idéntico, a la que el propio Nietzsche
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consideró "su idea más profunda", nos da la expresión más fiel del pensamiento
vitalista nietzscheano porque supone un sí incodicional y sin reservas a la vida, una
actitud dionisiaca que ríe y juega con la existencia queriendo que se repita
eternamente.
c) La transvaloración y el superhombre
Como hemos visto, frente a Sócrates, al conocimiento, a la filosofía, a la racionalidad, Nietzsche
afirma lo dionisíaco, la voluntad, el sentimiento, la vida como pulsión irracional, sin finalidad, sin
orden, sin Dios. Esto le lleva inmediatamente a negar todos los valores tradicionales y anunciar una
nueva realidad: “Hasta hoy no se ha experimentado la más mínima duda o la más mínima
vacilación al establecer que «lo bueno» tenía un valor superior a lo «malo». [ ... ] ¿Y si fuere verdad
lo contrario? ¿Y si en el bien se encontrase oculto un síntoma de retroceso, por ejemplo, un peligro,
una seducción, un veneno”, (Genealogía de la moral, Prólogo 6).
En Nietzsche, el dragón simboliza los valores: “Valores milenarios brillan en esas escamas, y el
más poderoso de todos los dragones habla así: «todos los valores de las cosas brillan en mí" (Así
habló Zaratustra, De las tres transformaciones). Y por eso hay que destronarlo: "¿Quién es el gran
dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? "Tú debes" se llama el gran
dragón. Pero el espíritu del león dice "yo quiero»” (Ibidem). De esa negación de los valores y la
afirmación de otros nuevos surge el superhombre: "Que no le falte al superhombre su dragón, el
superdragón, que sea digno de él" (Ibidem).
El superhombre de Nietzsche es fundamentalmente un nuevo hombre que surge de la negación
de los viejos valores y afirma su voluntad de poder, su "yo quiero”. No se trata de una cuestión
de raza, sino de una posición moral o, mejor dicho, amoral: un hombre que está más allá del bien
y del mal, que supera la vieja moral.
Manuel
La figura del superhombre, simbolizado en Zaratustra y caracterizado por la creación y transformación de los valores-, constituye un poder ascendente que origina nuevos valores,
nuevas metas, renovación constante. Por ello es también voluntad de olvido de los
arttiguos valores. Esta voluntad de crear, implica y exige incluso para ello el sacrificio y la
inmolación de las formas inferiores, así como la muerte, el dolor y el sufrimiento.
Así de una vida entendida como voluntad de poder, como querer, brota una moral de
señores, de nobleza de espíritu, guerrera, señorial que ensalza los valores de la valentía, el
coraje, la fuerza, la agresividad y el dominio.
Esta moral de señores se contrapone a la vida antinatural creada por la cultura
occidental: la moral de esclavos, una moral de rebaño que abraza valores inferiores y
decadentes como el perdón, la compasión, el amor, la igualdad y todo aquello que
nuestra cultura nos ha acostumbrado a valorar como algo positivo y loable, pero que
esconde un resentimiento y un desprecio a la vida
¿Cómo surge este superhombre? Nietzsche no lo explica, pero, a través de sus metáforas, se puede
ver que el camello (el hombre que carga con toda la moral, el hombre occidental, el que dice "yo
debo”) se transforma en león (rompe con la moral, exige su libertad, afirma "yo quiero”), pero éste
no es capaz de crear valores. El espíritu debe transformase en niño: "Pero decidme, hermanos míos,
¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacer? ¿Por qué el león rapaz tiene
que convertirse todavía en niño? Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una
rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Sí, hermanos míos, para
el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del
mundo conquista ahora su mundo. Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el
espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño”, (Así habló
Zaratustra, cap. De las tres transformaciones)
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El superhombre es inocente como un niño, no lleva carga, es espontaneidad pura, impulso vital,
puede ser el protagonista de un nuevo comienzo, donde lo antiguo ya no existe, pues ha sido
totalmente olvidado. Condición de poder crear es olvidar nuestra civilización: sólo así seremos
capaces de partir de cero, de crear nuevos valores, de vivir fieles a la tierra. Ése es el
superhombre que resume el mensaje de Nietzsche.
En resumen
La inversión de los valores Hasta ahora, la humanidad parece haber valorado todo lo que se
opone a la vida y la moral vigente procedente de un espíritu decadente. Afirma en consecuencia
que es necesario recuperar la inocencia primitiva y estar más allá del bien y del mal. El
superhombre (übermensch) El nuevo hombre que anuncia Zaratrustra, no es un superhombre
asociado a una superioridad biológica de tipo racista, en efecto, Nietzsche desprecia 'lo alemán'.
El habla de un nuevo tipo moral. El superhombre, posee la inocencia de un niño y está más allá
del bien y del mal, es un nuevo comienzo en el eterno retorno y posee el poder de crear valores,
viviendo fiel a la tierra.
Epo 5.2. La transmutación de los valores.
Dos rasgos de la nueva moral j Vivir es inventar, crear, o sea, construir un sentido en nuestro
trato con los hechos. Y para hacer esto: 1º. No se necesitan grandes hazañas o cualidades
2º. Sino posar toda la fuerza en las pequeñas cosas que nos toca vivir.
Se trata de que lo
que hagamos, fomente la vida y el sentimiento de poder k libertad de espíritu · El espíritu
libre: 1º. Busca el equilibrio entre sus instintos
2º. Y trata de emanciparse de los
sentimientos e inclinaciones personales ð no tratando de
poseer las
cosas sino dejándose poseer por ellas. · El camino es la soledad, el dolor, el desprecio del
elogio y las seducciones, situándose en medio de la fuerza que le inspira la vida y lo real. Para
ser libre hay que desprenderse de todo. ("los sin patria") · Los hombres libres se dedican al
conocimiento y la sabiduría. 1. El camino de la sabiduría exige ascesis 2. pero regala alegría ï
porque proporciona libertad y creatividad. La búsqueda de la verdad: (Características) 1º.
Sólo se da en hombres alegres, desinteresados ï La búsqueda de la verdad va más allá de toda
consideración personal y nos coloca en lo más alto. 2º. No cesa ï porque el hombre
contemplativo posee la fuerza creadora que le falta al hombre de acción 3º. No puede
desembocar en una posición dogmáticaï pues el sabio es consciente de que el valor del mundo
está en nuestras interpretaciones: éstas son perspectivas numerosas y diversas sobre las cosas.
La virtud que corona el nuevo "inmoralismo" es la nobleza. El hombre noble: 1º. Se respeta a
sí mismo 2º. Se aparta de lo vulgar 3º. Mira las cosas como son, sin buscar la utilidad
inmediata, como el plebeyo. Para Nietzsche este tipo de hombres sólo puede darse en una
aristocracia que se ha ido configurando paulatinamente gracias a una larga lucha ð que ha
generado una nueva y segunda naturaleza. Y esto es cosa de pocos.
Epo 5.3. El superhombre.
La moral propuesta por Nietzsche supone un nuevo sentido de la existencia. ï Muerto Dios, el
hombre toma las riendas de su propio crecimiento y del sentido del mundo. El hombre se ha
desprendido del verdugo de la religión y de la moral ð comienza a liberar sus mejores
fuerzas. El camino trazado es una senda que conduce hacia el superhombre, que: 1º. No es
una meta fija. 2º. Sino un paradigma que atrae continuamente al hombre sin permitirle
detenerse en un punto.
| El ser humano ha de estar siempre perfeccionándose a sí mismo
sin llegar a un fin. § En Así habló Zaratustra, Nietzsche simboliza tres los estadios por los
que el hombre ha de pasar camino del superhombre, es decir, de su perfección: son el
camello, el león y el niño. 1. El camello significa la preparación del espíritu en un ámbito de
superación del sufrimiento, de fortaleza, de clima desértico. 2. El león prepara la libertad
respecto al yugo de la moral y del deber (es la rebelión contra las viejas tablas de la ley). 3. Y
el niño es la inocencia, el olvido, la nueva vida de creación, desligada de los determinantes
del pasado. Esa inocencia no es algo blando o pueril, sino el espíritu firme que inaugura una
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vida nueva y libre. El fin de la evolución humana no es el bienestar y la felicidad de todos ï
pues el hombre como especie no progresa, sólo unos pocos alcanzan el tipo de humanidad
superior. § Y a esto deben sacrificarse los demás por muy numerosos que sean, pero no lo
hacen,ï sino que los débiles se apoyan mutuamente y vencen a los fuertes, que están solos y
son vulnerables. Por eso los fuertes perecen primero. Pero en eso está también su grandeza.
Su superioridad radica en que son capaces de: 1º. Dar unidad a la multiplicidad caótica ï
viendo armonía donde el resto ve desorden. 2º. Ver el mundo como es, con el espíritu
dionisiaco, sin creencias fijas, que son un rasgo de los débiles. NOTA: El papel de la filosofía
Wittgenstein, Ortega y Nietzsche (Anticristo)
d) La muerte de Dios y el nihilismo
Un punto central de la transvaloración de Nietzsche es la crítica a la religión, que se concreta en la
necesidad de olvidar a Dios, de reconocer que Dios ha muerto. Nietzsche vio con total claridad que
toda moral, no solo la cristiana, sino la de cualquier pueblo, e incluso la pura ética filosófica, exigen
la existencia de Dios como condición necesaria (tesis de Kant y otros muchos pensadores). Por eso,
para destruir la moral, para subvertir totalmente el viejo orden de valores, es necesario destruir a
Dios.
Si Dios no existe, si Dios ha muerto, como dice Nietzsche , ya no hay ningún ser superior que nos
pueda imponer sus leyes, sus límites, su orden. El hombre ya no tiene que dar cuenta ante nadie, no
tiene responsabilidad alguna: dejará de ser el esclavo que es ahora, para pasar a ser su propio
dueño, el superhombre. Por eso, los viejos valores se pueden resumir en el concepto de Dios,
antítesis de la vida: "¡El concepto «Dios», inventado como concepto antitético de la vida: en ese
concepto, concentrado en horrorosa unidad todo lo nocivo, envenenador, difamador, la entera
hostilidad de la muerte contra la vida! ¡El concepto «más allá», «mundo verdadero», inventado para
desvalorizar el único mundo que existe para no dejar a nuestra realidad terrenal ninguna meta,
ninguna razón, ninguna tarea!” (Ecce homo, cap. Por qué soy yo un destino, 8).
La muerte de Dios provoca el hundimiento de todo el orden objetivo de los valores absolutos, de
toda moral y de toda ética universal, válida para todo ser racional.
Esto podría parecer a muchos una gran pérdida, pero para Nietzsche es una gran ganancia, pues
toda la moral occidental es puro nihilismo.
En efecto, tanto la moral cristiana como la filosofía han establecido dos mundos: el mundo
auténtico (el cielo cristiano, el mundo platónico de las ideas) y el mundo degradado de las
realidades terrenas y cambiantes. Pero sucede que ese presunto mundo celestial es la negación
del mundo terrenal, de la vida, o sea, es puro rechazo de la auténtica existencia; y
precisamente por eso, el nihilismo (la negación de la existencia, de lo real) es la esencia de la
tradición platónicocristiana. Darnos cuenta de ese nihilismo es el punto de partida para una
nueva valoración de la realidad: es el comienzo de la transvaloración, es la puerta que permite
la llegada del superhombre, el nacimiento de la nueva cultura que Nietzsche buscaba.
Epo
4.3. La moral de esclavos. La moral se ha empeñado en difamar las buenas cualidades
con que se entreteje la vida: 1. Instintos ú 2. Fuerzas naturales ú 3. Y potencias. §
Estas cualidades son inocentes en sí mismas. | Si ha de ponérseles freno es porque ï
dejadas a su espontaneidad à llegarían al derroche y a la autodestrucción, como vio
Freud en El malestar en la cultura, quien no fue ajeno a la influencia de Nietzsche. Es
ahí donde debieran intervenir la moral y la cultura Para hacer del instinto un motor de
pensamiento, ciencia y arte; à Y, así, evitar que el hombre caiga en la animalidad. Tal es
el sentido de la moral y de la cultura. Nietzsche, pues, no destruye la moral, sino que:
1º. La admite ï en tanto en cuanto ayuda al desarrollo de una vida plena y armónica 2º.
Pero la denigra (deshonra) ï en cuanto ella ha intentado sofocar las pasiones y los
instintos.
El problema es que en Occidente, y fuera de él, ha primado la moral
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negadora de la vida
| Por eso Nietzsche la critica en conjunto como algo
antinatural. Pero, la moral dominante ha sido la ascética, inventada por el rebaño para
su subsistencia. Y Nietzsche perfila un cuadro exhaustivo de las virtudes de esta moral
de esclavos: sociabilidad, benevolencia, aplicación, moderación, modestia, indulgencia
y piedad. Con ella, los débiles se han vengado de los poderosos mediante la moral,
infamando la conducta de los fuertes. Y, como los débiles son mayoría à han vencido. ð
La moral se convierte entonces, en la voz del instinto de rebaño que quiere: 1.
Eliminar el valor del individuo 2. Y someterlo a la conciencia del deber.
4.1. La moral occidental. Siguiendo la crítica al conjunto de la filosofía occidental,
Nietzsche pone especial énfasis en la moralï pues ésta es la que más ha condicionado y
perturbado la conducta humana. Es de nuevo en Sócrates donde hay que situar el origen
de esa corrupciónï 1. Separó al hombre respecto al mundo y la "polis" 2. Y lo hizo
introspectivo: le mostró ese camino antinatural que es el conocimiento de sí mismoð
separando al hombre de la vida. Todo esto, según Nietzsche, le vino servido en bandeja
al cristianismo para llevar a término su descalificación de las pasiones. La revolución
cristiana en moral es la inversión de los valores que consistió en hacer pecaminosos los
instintos: 1. Los instintos, de suyo, son fuerzas neutras que el hombre puede orientar de
una u otra manera. 2. Pero el cristianismo los descalificó desde el principioð
envenenando así las fuentes mismas de la vida. En palabras de Nietzsche en el Ocaso de
los ídolos, el cris-tianismo quiso domesticar la bestia y lo que consiguió fue hacerla
enfermar. De esta moral nace la moderna moral europea: el optimismo rousseauniano,
el positivismo, el utilitarismo, el socialismo. § El mandato cristiano de hacer las cosas
por amor a Dios ð ha dado lugar al ideal filantrópico de hacerlas por simpatía hacia los
hombres ð 1. Así, el ethos cristiano se ha hecho laico 2. …pero sigue haciendo
imposible la aparición de hombres independientes que son los pilares de una
civilización fuerte. 1º. Rousseau también vio que la civilización europea es deplorable
(lamentable) à y creyó que eso traía como consecuencia la degradación moral. 2º.
Nietzsche, en cambio, lo vio al revés: es la degradada moralidad la causa de la
decadencia de la civilización moderna.
Ahora bien, Nietzsche reconoce que el hundimiento de todos los valores tradicionales acarreará un
nihilismo: "¿Que significa nihilismo? Que los valores supremos pierden validez” (Ecce homo).
Pero se trata de un nihilismo distinto, llamémoslo positivo, puesto que es el comienzo y condición
de la transvaloración, de la nueva cultura. Por eso, según Nietzsche, hay que distinguir entre el
nihilismo pasivo de la tradición platónicocristiana y el nihilismo activo: la lucha por traer ese
nihilismo positivo como condición para la llegada del superhombre.
Epo
§ La principal dificultad a la que debe enfrentarse el filósofo es a superar los prejuicios de la
sociedad en que vive. ð Por ello, el filósofo es nihilista ï porque tiene que reducir a la nada los
falsos ideales de su tiempo (ï éstos son los que han dificultado la marcha de la filosofía). La
objetividad del filósofo consiste: 1º. No sólo en ser indiferente ante los valores de su tiempo
2º. Sino que tiene que desconfiar de ellos ð por eso la filosofía es más un "arte de desconfiar"
que "amor a la verdad".
El filósofo es tenido por perverso en la sociedad, por lo loco, ï ya
que: 1º. Critica las costumbres ú 2º. Disuelve valores ú 3º. Y es contrario a la moralidad.
La sociedad rechaza a quien niega las mentiras que se ha fabricado para sobrevivir: rechaza
la vida que carezca de esa "verdad" que ella se ha fabricado para sí misma.
En consecuencia, aunque la filosofía de Nietzsche es presentado como nihilista (negación de todo s
los valores), se puede decir que lo que tiene de positivo es esto: la afirmación de este mundo, de la
vida, como único valor, un mundo que no se dirige a ninguna parte, que carece de fin y sentido,
pero que, como es lo único que hay, sólo cabe una actitud ante él: afirmar la vida, afirmar a la
voluntad de poder.
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e) El eterno retorno
Cuando Nietzsche habla de la realidad como voluntad de poder, introduce una idea que resulta
enigmática y que muchos rechazan como una adherencia colateral en el pensamiento de este autor:
el eterno retorno. Pero, en realidad, se trata de una de las tesis centrales de Nietzsche , de su
afirmación del mundo, de su sí a la vida, de su vitalismo.
Para Nietzsche, la realidad, el mundo, la vida carecen de finalidad: "sólo tenemos un mar de fuerzas
que vuelven eternamente sobre sí mismas. Si hubiera finalidad, en un mundo infinito
temporalmente, tal fin ya se habría alcanzado y las cosas tendrían un sentido último. Por el
contrario, en un mundo infinito y sin finalidad, todo lo que ha ocurrido, necesariamente volverá a
ocurrir, todas las combinaciones posibles se darán infinitas veces. Dicho de otro modo: todos los
acontecimientos ocurren una y otra vez (o sea, volveremos a estar sentados o de pie, leyendo este
texto o ... ).
¿Qué sentido tiene esa afirmación de Nietzsche? Con el eterno retorno nuestro autor quiere afirmar
este mundo y sólo éste: no existe el mundo platónico, ni el cielo de los creyentes. No podemos huir
a otro mundo inexistente, sino ser fieles a este mundo, decir sí a la vida, a la voluntad de poder
"¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de
esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida, son
moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá
desaparezcan! En otro tiempo el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios ha muerto y con
Él han muerto también esos delincuentes. ¡Ahora lo más horrible es delinquir contra la tierra y
apreciar las entrañas de lo inescrutable más que el sentido de la tierra!” (Así habló Zaratustra,
prólogo).
En conclusión, la vida es, en definitiva, la única realidad valiosa, que hay que afirmar por sí misma,
absolutamente.
Dionisio nos brinda el exceso, la ausencia de mesura, la ruptura con todas las barreras y
limitaciones.
Zaratustra (Nietzsche) nos libera de la moral, de Dios y de toda la cultura occidental.
Surge así el superhombre, inocente como un niño, que no lleva carga, pues lo antiguo ya no
existe: nuestra civilización ha sido totalmente olvidada y podemos partir de cero para crear
nuevos valores.
Ya sólo queda voluntad de poder, “este mundo es la voluntad de poder, y nada más que eso”,
y el eterno retorno: una fidelidad radical y absoluta a este mundo, a la vida, a la voluntad de
poder.
Epo
5.4. El eterno retorno. Por último, el ámbito cósmico en que se desenvuelve el hombre es el
eterno retorno, sobre el cual escribió Nietzsche algunos de sus textos más difíciles de interpretar.
Nosotros seguiremos en nuestra exposición el ya clásico estudio de Eugen Fink, La filosofía de
Nietzsche, quien creemos que sigue ofreciendo la lectura más ajustada y profunda de los textos
de Nietzsche sobre esta cuestión. De acuerdo con Fink, la tercera parte de Así habló Zaratustra
constituye el núcleo de la obra. j Tras la predicación de la doctrina en la plaza, con el tema
fundamental del superhombre k Y tras el anuncio de la doctrina que tiene como contenido: a) La
muerte de Dios
b) Y la voluntad
de poder l Esta tercera parte no encierra una auténtica situación doctrinal. ï 1º. Del superhombre
habla Zaratustra a todos 2º. De la muerte de Dios y de la voluntad de poder habla a pocos 3º. Y
del eterno retorno de lo mismo no habla, propiamente, más que a sí mismo. El superhombre,
aquel que toma a cargo de sí su propia vida se da cuenta, ya sólo en lo alto de la montaña, de la
futilidad de todo proyecto. § Nietzsche aborda el problema del tiempo: 1. No desde la
perspectiva de la eternidad, como era usual en la tradición filosófica 2. Sino desde dentro del
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tiempo intramundano. 1º. A la vista del tiempo infinito à se hace manifiesto que todo sentido es
un sinsentido, toda grandeza se vuelve pequeña. 2º. Si el tiempo es eterno con respecto al pasado
y al futuro ð entonces de la infinitud del tiempo se derivan que todas las posibilidades ya han
sido dadas. Así como todas las posibilidades de existencia son ya conocidas por el Dios de
Leibniz, así también todos los sucesos deben haber ocurrido si el tiempo es eterno hacia el
pasado. Como volverán a ocurrir en el futuro. § Nietzsche expresa esta idea con metáforas
tomadas de la sucesión temporal: a) con la imagen del anillo b) la serpiente que se muerde la
cola. Pero el objetivo es superar la sucesión temporal, anulándola y siendo conscientes así del
absurdo de toda acción. El superar, el resistir la idea del eterno retornoð produce la
transformación decisiva de la existencia. Fernando Savater, en su Idea de Nietzsche, ha insistido
en la importancia central de esta cuestión. La paradoja es que la repetición: 1. No debe
contradecir aquí la unicidad del instante
2. Sino
precisamente eternizarla. § El eterno retorno: 1. Es la conciencia de la fugacidad del instante: de
que esta vida es única, irrepetible, y breve comparada con la amplitud del tiempo eterno. He ahí
la paradoja: la conciencia de lo infinito ð nos debe conducir a tomar conciencia de cada uno de
los instantes que ya no pueden ser salvados por una eternidad extramundana. 2. No es la
repetición incesante de todos los acontecimientos posibles ï pues no hay instante original que
pueda ser repetido. Ÿ No es que, a partir de este momento, nuestra vida y el decurso de todas
las cosas vayan a repetirse durante una eternidad futura. Ÿ Nuestra vida presente es ya una
vida repetida, y no existe una vida primera que no sea
repetición, que, por así decirlo, se
encuentre a la base de todas las repeticiones, como su original. Ÿ El carácter de repetibilidad no
se forma en el curso del tiempo, por repeticiones de un proceso primigenio | La repetición no
surge en el tiempo, sino que es el tiempo mismo. La doctrina del eterno retorno 1º. No aniquila
la libertad 2º. Sino que la libera del límite que -como inmutabilidad
de lo pasado- la
coartaba hasta ahora. · Se ha liberado porque habita en lo libre y abierto del juego cósmico. ·
Desaparece la diferencia entre voluntad y necesidadï porque lo que la voluntad quiere libremente
tiene que venir como eterna repetición. · El alma misma se llama en Zaratustra "destino" à esto
es, la voluntad suprema consiste en querer lo necesario. Pero ahora lo necesario no es la entrega
a la fatalidad. · El presente no se justifica por el pasado o el futuro, sino que es uno de los
posibles experimentos que puede hacerse con la acción. § Así se puede entender la invocación de
Zaratustra: "mi palabra es: dejad que el azar venga a mí, es inocente como un niño". Lo que
garantiza la doctrina del eterno retorno es esta inocencia azarosa del devenir, libre de metas
absolutas, de fines impuestos. § Y aquí también está su entronque con la voluntad de poder ï
pues la voluntad de poder es la que afirma el eterno retorno. Tenemos que amar necesariamente
nuestro azaroso destino ï porque nuestro mismo querer es el destino. | Cuando quiero el destino,
quiero: a) No algo exterior que coactivamente se me impone
b) Sino la libre
determinación de mi propio querer.
LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LOS FILîSOFOS (tema 2)
La crítica de Nietzsche a los filósofos y a la filosofía se enmarca dentro de su crítica más amplia a la
civilización occidental, puesto que la filosofía constituye uno de los fundamentos de nuestra civilización.
Nietzsche critica todos los aspectos de la cultura occidental: la filosofía, la ciencia, el arte, la religión, la
moral, lo alemán, el socialismo... Quiere criticar dicha cultura para destruirla y sustituirla por otra de índole
aristocrática, inspirada en la civilización presocrática que él tanto admiraba especialmente en sus primeros
escritos.
Ahora bien, la crítica de Nietzsche a los filósofos es uno de los puntos centrales de su pensamiento, pues es
expresión paradigmática de su crítica general a la civilización occidental. Con esto, deja claro que nuestra
cultura es una cultura filosófica y que, si no se destruye la filosofía, nunca podremos superar nuestra cultura,
nuestros valores, para dar paso a unos nuevos supervalores totalmente distintos. Destruir la filosofía es
eliminar toda forma de racionalidad y, por eso, llega a afirmar: “Me temo que no nos desharemos de Dios,
porque aún creemos en la gramática”.
Para criticar a los filósofos, Nietzsche expone cuál es la idiosincrasia de los filósofos, o sea, su peculiar
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manera de ser. Piensa que la filosofía deriva del tipo de personas que la han creado, es decir, de su
idiosincrasia. Por eso, él quiere desenmascarar a los filósofos occidentales, destapar lo oculto, es decir, los
instintos más básicos que les han llevado a crear la decadente filosofía occidental, o sea, la filosofía que
nació en Grecia con Sócrates y Platón, y que ha servido de fundamento a toda nuestra cultura occidental.
Nietzsche señala dos idiosincrasias:
1) su odio al devenir (su falta de sentido histórico, su egipticismo, su momificación de la
realidad en conceptos);
2) confundir lo último y lo primero (establecer dos mundos y creer que los conceptos -el humo
de la realidad- son lo primero; que Dios -lo más vacío- es lo más real).
A) Primera idiosincrasia: el odio al devenir.
Sostiene Nietzsche que la primera idiosincrasia de los filósofos es su odio al devenir. Los filósofos
carecen de sentido histórico: no tienen capacidad de percibir la progresión en el tiempo, el continuo
devenir de la realidad; rechazan todo lo que sea cambio y novedad. Creen que están haciendo honor
a una realidad, cuando la deshistorizan, cuando la convierten en algo eterno e intemporal.
Metafóricamente lo expresa Nietzsche con la acusación de egipticismo. Los filósofos momifican
la realidad, la matan y fabrican sus conceptos rellenos de paja, que no son más que cadáveres de
la realidad, sin movimiento, pluralidad, cambio, novedad. Los filósofos se encuentran más
cómodos con una realidad creada según su idiosincrasia, más simple y manejable, al modo de las
figuras egipcias: estáticas y planas, sin impresión de movimiento ni relieve.
En consecuencia, los filósofos han creado una oposición excluyente entre el ser y el devenir: “lo
que es no deviene, lo que deviene no es”. Es la tradicional oposición entre el inmovilismo de
Parménides y el “todo fluye” de Heráclito: la filosofía ha optado por Parménides; Nietzsche, por
Heráclito. En consecuencia, los filósofos sólo “creen, incluso con desesperación, en lo que es”, pero
se encuentran con la muerte, el cambio, la vejez, la procreación, el crecimiento...; todo eso son para
ellos objeciones, incluso refutaciones.
Texto Manuel
La razón humana pretende aprehender el SER con los conceptos, por la necesidad que tiene el
hombre de sobrevivir en. un mundo donde todo es devenir y particular, y esto lo hace a través
de categorías como identidad, causalidad, no-contradicción, que no tienen una
fundamentación lógica. Los sentidos nos muestran una realidad siempre cambiante y en esto
no nos engañan; lo que ocurre es que la razón no puede funcionar con ese incesante fluir para
conocer las cosas (Heráclito tenía razón), y necesita conceptos fijos, inmutables y eternos;
pero la realidad a través de estos conceptos queda retenida y estancada, muerta y momificada.
Sólo de este modo establecemos juicios universales, por un proceso de abstracción, que no
deberíamos ni siquiera atrevemos a pensar, pues a través de ellos desaparecen las variaciones
individuales y la realidad es múltiple e infinitamente diversa, y ningún individuo es idéntico a
otro. Esta falsificación de la realidad se realiza cuando se adscribe realidad a lo que
representan nuestros conceptos.
Las categorías del "ser verdadero" no son sino los signos del no ser, de la nada, el ser se
convierte en cosas a través de los conceptos abstractos elaborados por la razón y originados
por el lenguaje, pero en este caso la verdad queda falseada y la razón se convierte en el origen
del error, ya que en lugar de reflejar la realidad construye otra cosa distinta: un mundo de
conceptos que responde a las necesidades de intelección de nuestro pensamiento, pero no al
devenir real. El conocimiento no muestra lo que es verdaderamente la vida, la existencia, sino
que es un instrumento mediante el cual nos adaptamos a la dura realidad. Pero, al necesitar
vivir en sociedad, y para evitar la guerra de todos contra todos, "se fija lo que a partir de
entonces ha de ser la VERDAD" . Se inventa una designación de las cosas uniformemente
válida y obligatoria (que es, por lo tanto, convencional) y así surge el contraste entre verdad y
mentira. La verdad no depende de las cosas mismas, sino del uso correcto de las
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convenciones del lenguaje. La mentira del intelecto consiste en hacer creer que se capta la
vida a través de conceptos.
Dividir el mundo en "real" y "aparente" es una ilusión decadente. Tanto Platón como
Descartes y Kant intentan racionalizar el ser como devenir, lo que es imposible pues sólo
inventan ficciones lógicas. La razón es un elemento de adaptación que funciona creando
ficciones. Es a partir de esta concepción donde se puede ver la relación realidad/ apariencia.
La filosofía moderna considera que lo que aparece no es lo verdadero. Lo verdadero es lo que
está más allá de lo que aparece. La peculiaridad de Nietzsche es reaccionar contra este
dualismo. No existen la realidad y la apariencia; sólo existe lo que aparece. Lo que lo
filósofos denominan "apariencia" es la verdadera realidad.
Viendo entonces que no pueden apoderarse de la realidad -la realidad es incognoscible, no hay
racionalidad en ella-, buscan la causa del engaño, del error. “¿Dónde se esconde el engañador?: ¡es
la sensibilidad!” Los sentidos con el cuerpo son la causa del engaño, del error y de la inmoralidad.
Por eso, los filósofos quieren deshacerse de los sentidos, de todo lo cambiante, del devenir, de la
historia, de lo que es “pueblo” y, sobre todo, del cuerpo. En definitiva, niegan la realidad, o sea,
la vida, que es dura, difícil, y exige energía, capacidad de adaptación ante lo nuevo, lo
desconocido. Parece, por tanto, que Nietzsche caracteriza a los filósofos como personas
mediocres, débiles, con un instinto de temor y de calumnia. Según todo esto, los filósofos son los
sepultureros de la vida, matan la vida para hacerla momia y, al final, ellos mismos son momias.
Epo
Pero, no siempre esto es así ï porque la filosofía, ajena a su verdadera tarea, ha construido
mundos metafísicos para huir de lo real. El hombre tiende a evitar: 1º. La inseguridad de la
vida ú 2º. La provisionalidad del conocimiento. ð Ante eso, la metafísica ha optado por
construir un mundo ilusorio, seguro y estable. La psicología del metafísico funciona como
la del hombre religioso: 1º. Ha creído que la causa de nuestros mayores males era nuestro
afán de poder y placeres. ð En su lugar, se ha creado un Dios opuesto al mal, negador de
deseos y pasiones. 2º. Se ha negado lo irracional, lo contingente ð y, en lugar de esto, se
puso el "ser en sí" concebido como racionalidad absoluta. 3º. Se ha temido el cambio, lo
contradictorio ð sustituyéndolo por la sustancia inmutable y consistente. En definitiva, el
mundo metafísico es un cúmulo de negaciones correspondientes a las cualidades del
mundo sensible. § Llegando a estas conclusiones, Nietzsche propugna una lucha contra la
metafísica como modo de recuperar el mundo real, el del devenir, para volcar en él todas
las fuerzas: contra el valor de lo eternamente igual a sí mismo, hay que resaltar el valor de
lo pasajero y lo fugaz. Es ya hora de que la metafísica pase a la historia, ésta, afirma en El
ocaso de los ídolos no es sino "la ciencia en la mentira". Heidegger explorará esta cuestión
en Nietzsche, una obra monumental en dos volúmenes que entre nosotros publicó Destino
en el 2000.
B) Segunda idiosincrasia: confundir lo último con lo primero.
La segunda idiosincrasia de los filósofos es “confundir lo último con lo primero”. ¿Qué es eso
último y eso primero?
Como sabemos, los filósofos han duplicado el mundo: además del mundo real han inventado el
mundo de los conceptos; un mundo que es posterior y que no debería haber sido creado. Y
sucede que los filósofos confunden ambos mundos: piensan que lo real es su mundo de ideas,
pero, en verdad, los conceptos no son otra cosa que momificaciones de la realidad, cadáveres de
la realidad.
Además, los filósofos no sólo han sustituido la vida por meros conceptos, sino que han idolatrado
los conceptos, es decir, los han puesto por encima de la realidad considerándolos como algo
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superior a ella, como lo primero y su fundamento: han puesto, pues, lo último como si fuese lo
primero. Con esto, Nietzsche se refiere principalmente al desdoblamiento platónico de la realidad
en dos mundos: mundo sensible y mundo inteligible, considerando superior y más real a este
último.
Según Nietzsche, con Sócrates y Platón comenzó la filosofía del ser, fundamento de nuestra
cultura occidental. También con Sócrates comenzó la decadencia de la cultura griega debido a
que introdujo la razón que aprisiona la vida y triunfó el hombre teórico sobre el hombre trágico,
característico del momento de máximo esplendor de la cultura griega.
Expresiones de esa degeneración son el cristianismo, defensor de otro mundo, el Cielo; y la
filosofía de Kant (en el fondo, un cristiano alevoso), que defiende un orden racional de
conceptos regulador del mundo sensible.
Epo: 3.1. La naturaleza de la filosofía.
Contra lo que pudiera parecer a primera vista, la filosofía no es una visión abstracta del
mundo. § Nietzsche se plantea desde el principio si no es un síntoma de decadencia dirigir
la atención a las ideas generales ï eso supone una disgregación de la voluntad, que es la
tierra natal de la que se nutre el pensamiento. Su respuesta: En las épocas bárbaras, el
individuo, confiando en la plenitud de su fuerza, obra conforme a sus juicios, y poner sus
ideas en acción. Pero si el vigor del hombre se relaja, si se siente fatigado o melancólico, y
por tanto sin deseos y apetitosð entonces se hace reflexivo, pensador. | Esto quiere decir
que la mayor parte del pensamiento consciente, y por tanto del filosófico, tiene su origen
en las actividades instintivas. | Es expresión de las energías vitales. | No es que vaya contra
la vida § Querer suprimir esta sensualidad que da lugar al pensamiento le parece a
Nietzs-che una hipocresía o una enfermedad.
6 1. Y en ese sentido cree
que los artistas están más cerca de la realidad que los filósofos ï porque los artistas: 1º. No
perdieron los rieles (las vías) sobre los que camina la vida
2º. Y
amaron los sentidos. 2. Sin embargo los filósofos fueron calum-niadores de lo sensible
para llegar a mundos abstractos de verdades. En esta misma línea, otro síntoma de
separación de la filosofía respecto a la vida es la distinción entre teoría y práctica,
"distinción funesta" la llama en la IV parte de La voluntad de poder, valorando así sólo la
teoría y menospreciando la segunda la práctica.
Nietzsche trata de mostrar qué clase de instintos han actuado detrás de los conocimientos
teóricos § Todos los conocimientos teóricos, bajo el imperio de los instintos, se han
lanzado a lo que se llama "verdad", que es una forma de apropiación de algo. 1. Por eso los
sistemas filosóficos han luchado unos contra otros so pretexto de alcanzar lo verdadero 2.
… pero esa lucha era la lucha de determinadas formas de vitalidad, de poder, de
supremacía de la raza, etc. El instinto de conocimiento debe ser reducido a un instinto de
apropiación y dominio à conforme a éste, se han desarrollado los sentidos, la moral, la
cultura.
Pero aún hay más: los filósofos llevan hasta el extremo su idiosincrasia y sostiene que hay
conceptos supremos, que son lo máximamente real. Y como lo superior no puede proceder de lo
inferior, resulta que “todos los valores supremos son de primer rango; ninguno de los conceptos
supremos -lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto- puede haber
devenido; por consiguiente tiene que ser causa sui (causa de sí mismo)”.
Y como ninguno de esos conceptos es contradictorio ni excluye a los demás, todos están
comprendidos, unificados, en el concepto de Dios: "Con eso tienen los filósofos su estupendo
concepto «Dios»... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa
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en sí, como ens realissimum [ente realísimo]”. El concepto de Dios no es más que "el último
humo de la realidad que se evapora”.
¿Por qué han llegado los filósofos hasta ese extremo? Su idiosincrasia los ha llevado a vengarse: la
filosofía -al igual que la moral occidental- es el resultado de la venganza de los débiles e inferiores
que no aman la vida, que no son capaces de afrontarla, y se inventan “otra” vida “mejor”, una vida
a su medida, adecuada a su debilidad.
El resentimiento creó los valores morales de Occidente y es el responsable de la aparición de una
civilización enemiga de la vida y de un hombre incurablemente mediocre. Ese resentimiento es,
por tanto, el causante del nihilismo occidental. Pero Nietzsche piensa que su crítica va a
contribuir a que llegue el día en el que se pueda vivir "más allá del bien y del mal", recobremos
la primitiva inocencia, y aparezca el superhombre anunciado por Zaratustra.
En suma, la segunda idiosincrasia de los filósofos los ha conducido a crear un duplicado de este
mundo, a considerar esa copia como lo más real, el fundamento de todo, y finalmente a crear el
concepto de Dios, convirtiendo así la filosofía en teología. Pero todo eso no son más que “dolencias
cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas”. Y el problema es que han influido en toda la
humanidad que se ha tomado en serio esa telarañas mentales.
En resumen, para Nietzsche, la filosofía del ser, hecha por los filósofos occidentales desde Sócrates
y Platón, se caracteriza por
1) la negación del devenir y el rechazo de los sentidos y del cuerpo,
2) la momificación de la realidad mediante conceptos y la sobrevaloración de dichos conceptos.
Todo eso es un producto hecho a imagen y semejanza de la idiosincrasia de los filósofos. De ahí
que los represente como sepultureros, enterradores de la auténtica realidad, y denomine a su
filosofía burlonamente como monótonoteísmo, algo radicalmente aburrido y fundamentado en el
concepto de Dios.
Con esto, Nietzsche consuma su crítica a la filosofía:
negando la validez de los conceptos, de la verdad, destruye la teoría del conocimiento;
negando la validez de Dios, elimina la ontología y toda posible fundamentación metafísica;
y consecuentemente, hunde todo el orden de valores que encontraba su último respaldo en Dios.
Así, eliminada toda la tradición intelectual y racional de Occidente, negada la filosofía, puede
ofrecer su propuesta partiendo de cero: la vida, lo vital, es el único y supremo valor.
Manuel
Dentro de la crítica general que hace Nietzsche a la civilización occidental (FILOSOFÍA, MORAL,
RELIGIÓN, POLÍTICA, ARTE, ETC..), Nietzsche hace una crítica específica a la filosofía, que se
basa en la crítica a las personas que la crean y la han hecho posible: los filósofos. Esta forma de
enfocar la filosofía obedece al método que emplea Nietzsche que es el método genealógico. Este
método consiste en buscar y rastrear los orígenes últimos de tipo psicológico y moral de la actitud
filosófica.
Desde este punto de vista, Nietzsche pretende poner fin al error más largo, es decir, que interpreta
la historia de la filosofía occidental como la historia de un error. Dicha historia pasa por seis
grandes momentos, encarnados en seis autores:
1. Platón, constituye el primer momento porque es el responsable del gran error con su dualismo
ontológico de la teoría de las Ideas, es decir con su duplicación de la realidad en un mundo
verdadero y racional y un mundo falso, aparente y sensible.
2. Cristianismo, es el segundo momento histórico del error como un platonismo vulgarizado, un
platonismo para el pueblo, donde se sustituye la figura del sabio por la del santo y canaliza la
división platónica del mundo sensible y el inteligible hacia la división cristiana del mundo
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terrenal y el mundo celestial.
3. Kant, como tercer momento, puede parecer que critica la metafísica pero Nietzsche considera
que, en primer lugar, su distinción entre una razón teórica, donde el conocimiento metafísico es
imposible, y una razón práctica, donde las ideas metafísicas (Dios, Mundo, Inmortalidad,
Libertad) encuentran su justificación como postulados necesarios para la moralidad; y, por otra
parte, su oposición entre Fenómeno (realidad aparente, tal y como se nos presenta) y Noumeno
(realidad en sí es incognoscible), en el fondo esconde el mismo craso error ya que vuelve a
duplicar el mundo y usa los conceptos supremos como base para la moral. Nietzsche considera,
por tanto, a Kant como un "cristiano alevoso", un metafísico con premeditación, un platónico
disfrazado.
4. El cuarto momento lo representa el positivismo científico de Comte, que Nietzsche acogió en
su segunda etapa, cuya idolatría hacia la ciencia es peligrosa si pretende captar la realidad en sí
mediante leyes uniformes y fijas, cuando conceptualizamos racionalmente el devenir. Para
Nietzsche la verdadera ciencia es puramente sensible y las ciencias formales son para el filósofo
alemán, "un aborto de la razón". Sin embargo, el frontal rechazo a la metafísica y a la teología
por parte del positivismo vislumbra, para Nietzsche, un cambio de actitud: la denominada
"filosofía del mañana", "el primer bostezo de la razón" o "el canto del gallo del positivismo".
5. Y los dos últimos momentos lo representan la propia filosofía de Nietzsche: en el quinto se
asume la muerte de Dios y se elimina definitivamente el "mundo verdadero".
6. En el sexto momento se explican las consecuencias de la muerte de Dios y se anuncia la
llegada del superhombre por Zaratustra como "el sentido de la tierra" y "el nuevo amanecer del
hombre".
De este modo, en la obra de nuestro texto en particular, y en toda la obra de Nietzsche en general, el
filósofo alemán arremete contra las grandes figuras del pensamiento occidental: Parménides,
Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, todos los filósofos cristianos de la Edad Media, Spinoza,
Pascal, Descartes, Locke, Kant, Rousseau, Comte, Stuart Mill y su mentor, Schopenhauer. De ellos
apenas salva a Heráclito y Maquiavelo. Pero el filósofo que considera que quien ha marcado un
punto de inflexión en la historia del pensamiento de occidente es... él mismo.
En conclusión, los filósofos se han dedicado a "momificar" la realidad, el devenir del ser a través de
conceptos, etiquetas a través de las cuales el ser ha perdido su primitivo carácter de inocencia y que
hace al hombre dependiente de instancias superiores a él, ya sea Dios, la Razón, la Ciencia o la
Historia. El pensamiento de Nietzsche pretende acabar con este error e inaugurar una nueva forma
de hacer filosofía ("los conceptos que usa la metaftsica son metáforas gastadas, al igual que las
monedas se gastan con el uso"). Es un filosofar a martillazos; Zaratustra será quien comience la
nueva filosofía, la "filosofía del mediodía'', donde no hay ni verdadero mundo ni mundo de la
apariencia; ni verdad ni mentira; un mundo demasiado humano donde se afirma radicalmente la
vida, donde sólo está el mundo como voluntad de poder.
5 CONTEXTUALIZACIÓN DEL TEXTO COMPLETO.
Para entender el texto que hemos comentado, hay que tener en cuenta 4 aspectos fundamentales
En primer lugar la época en que vivió el autor, pues es el marco general de sus obras, estilo y problemas. En
segundo lugar, su vida, obras y evolución de su pensamiento, para poder enmarcar el texto comentado en su
obra y momento evolutivo. En tercer lugar, la obra concreta de que se trata, con su problemática particular;
en este caso, la crítica a los filósofos y a su idiosincrasia. En cuarto lugar, creo que es conveniente hacer
alguna alusión al influjo del autor, pues eso está presente en el modo en que leemos sus textos.
1º. Sólo es posible entender la filosofía de Nietzsche en su CONTEXTO HISTÓRICO (s. XIX): la
primera industrialización ya había tenido lugar en Europa y estaba en marcha la segunda. El
desarrollo económico se había realizado frecuentemente a costa del trabajo y de la vida de mucha
gente (la llamada clase obrera). Esto había originado una clase alta, notablemente enriquecida, pero
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carente de valores morales. Como reacción a la nueva estructura social habían surgido los socialismos,
que luchaban contra el elitismo y proponían una nivelación igualitaria. Esta situación propició el auge
de las ideologías: el pensamiento al servicio de intereses de clase, económicos, sociales, etc.
Consecuencia de esa situación, es el nacimiento de las filosofías de la sospecha (Marx, Nietzsche, Freud),
que denuncian que detrás de las grandes construcciones filosóficas se encierran intereses inconfesables.
Dicho de otro modo, acusan a la filosofía de haberse convertido en ideología.
El pensamiento de Nietzsche pertenece a este grupo de filosofías de la sospecha, centrado, en este caso, en
una crítica a la cultura occidental en bloque, al igualitarismo socialista y, sobre todo, a la filosofía. En
efecto, para Nietzsche la filosofía griega (aliada luego con el cristianismo) es el elemento principal de la
civilización occidental y el origen de todos sus males. Precisamente el texto que comentamos se centra en la
crítica nietzscheana a la filosofía.
Por último, es importante señalar que el movimiento romántico ya había triunfado totalmente en Europa. La
idea de una superación de la racionalidad a través de los sentimientos y las dimensiones irracionales del
hombre estaba en plena vigencia. La universalidad de la razón era postergada a favor de los nacionalismos,
el espíritu del pueblo y la mitología. El rigor conceptual y la exposición demostrativa eran desechadas, pues
se prefería la exaltación poética, la musicalidad, la retórica efectista.
Por eso, el estilo y la obra de Nietzsche son fundamentalmente de carácter literario. No forja un
sistema de pensamiento, ni expone sus ideas de modo sistemático y conceptual, ni tampoco hay una
refutación argumentada de las ideas que rechaza, sino que exhibe sus pensamientos
deslavazadamente, mediante un lenguaje es personal y subjetivo, con aforismos breves y metáforas
brillantes, que han pasado a la historia de la filosofía y de nuestra cultura: Dioniso, Zaratustra, el
dragón, el egipticismo de los filósofos... La imaginación, el sentimiento, la retórica son sus
argumentos, expuestos con ingenio y desenfado, ironía y sarcasmo.
La VIDA de Nietzsche está totalmente vinculada a su proyecto filosófico (crítica a la cultura
occidental), y en función de él podemos establecer etapas y clasificar sus obras. Nietzsche nació en
1844 en Röcken (Sajonia prusiana), en el seno de una familia protestante: su padre era pastor
luterano y preceptor privado. Estudió en el reconocido Instituto Pforta donde recibió una formación
literaria -con especial estudio de los clásicos griegos y romanos-, poética y musical.
Se graduó en 1864 y comenzó los estudios de teología en la Universidad, pero los abandonó para dedicarse a
la filología. En 1865 leyó Schopenhauer y Lange (filósofo materialista), que ejercieron gran influencia sobre
él. Antes de terminar la carrera, recibió la propuesta de ser nombrado Catedrático de Filología en la
Universidad de Basilea.
Comenzó así su primer periodo (1869-1876) o periodo romántico (Filosofía de la noche), caracterizado por
obras filológicas y de inspiración romántica (mitología, folklore, espíritu del pueblo). La metáfora
dominante es la contraposición entre Dioniso y Apolo: el arte como medio de penetrar en la realidad, en el
fondo pasional del ser humano. Pertenecen a este periodo...
Corresponde a la época inicial en que Nietzsche centra su atención en ..
1. el arte griego y su tragedia,
2. junto a la obra de Schopenhauer
3. y a la música de su amigo Wagner.
La obra fundamental es El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1872).
También encontramos otras obras como...
Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873)
La filosofía en la época trágica de los griegos (1874)
y Consideraciones intempestivas (cuatro ensayos que van de 1873-76).
Esta época tuvo gran importancia su amistad con Richard Wagner,(a partir de 1868) a quien
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admiraba profundamente, y había presentado en El nacimiento de la tragedia como el salvador de la
cultura alemana. Esta obra no tuvo buena acogida entre filósofos y filólogos y fue objeto de una
dura crítica que hundió el prestigio de Nietzsche como filólogo. El fin de este periodo está marcado
por su ruptura con Wagner (1878), que comienza a manifestarse en la cuarta de las consideraciones
intempestivas.
Su segundo periodo (1877-82) , denominado Período positivista o ilustrado. "Filosofía de la mañana":
comienza tras el distanciamiento de Wagner y la publicación de Humano, demasiado humano (1878), donde
abandona la idea de que el genio es el músico para defender la genialidad del científico.
A diferencia del primer periodo, Sócrates es presentado de modo más benévolo.
En este periodo....
...aparece un Nietzsche cientifista, ilustrado y antimetafísico, donde defiende un conocimiento
lúcido y libre,
y explica la génesis de la moral de modo histórico: la imposición de la autoridad humana
(profesores, padres) hace que surja la conciencia.
En este periodo Nietzsche está influido por el positivismo inglés y la Ilustración francesa;
Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses y adopta una postura positivista o científica
para condenar la metafísica, la religión y el arte. La figura es ahora "el hombre libre".
En efecto, en Humano, demasiado humano (1878) refleja su visión del mundo y la cultura
que vive. El hombre se ha hecho esclavo de grandes pesos y no se hará libre hasta que
descubra el carácter absolutamente humano de todos sus pensamientos e ideas, para lo que
no es necesario recurrir a supuestos religiosos o metafísicos. Apunta ya en esta obra la
subversión-transmutación de todos los valores y usos establecidos
Y, además, abandona a Schopenhauer.
Su endeble salud, debilitada aún más por las enfermedades contraídas en el mes que sirvió de
camillero en la guerra francoprusiana, entró en crisis en 1879, a lo cual se añadió su malestar y
dudas sobre su docencia en filología. En consecuencia, renunció a su cátedra en 1879 y se dedicó a
viajar. Otras obras de este periodo son...
Aurora (1881), donde Nietzsche comienza su ataque a la moral
y La Gaya ciencia (1882), donde el cristianismo es presentado como el enemigo de la vida y se
anuncia la muerte de Dios.
En esta obra Nietzsche preludia sus temas antirreligiosos. Es aquí donde habla, por primera
vez, del eterno retorno y del tema de la "muerte de Dios". Aparece, asimismo, la compleja y
misteriosa figura del superhombre que desarrollará en Así habló Zaratustra . La obra se
presenta como un intento de liberación del hombre a través de la destrucción de los prejuicios
respecto de la figura del sabio, del santo y del artista.
Su tercer periodo (1883-89), conocido como periodo afirmativo o "Filosofía del mediodía": Es la etapa más
constructiva de su pensamiento. Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura, cuando el pensamiento
alcanza el "mediodía". De esta época es su obra: Así habló Zaratustra (escrita entre 1883- 1885). Obra
profética y poética, a medio camino entre la filosofía y la literatura, que como una nueva Biblia se expresa
mediante metáforas y alegorías. Se trata de una serie de discursos simbólicos unidos por una fábula.
Zaratustra es un profeta que se convierte después de haber predicado la moral tradicional (la moral de
esclavos); se retira como ermitaño a una montaña donde vive en compañía de dos animales, un águila que
simboliza el orgullo, y una serpiente que simboliza la inteligencia. Tras alcanzar la sabiduría baja a
predicarla a los hombres en cuatro doctrinas principales: la muerte de Dios y la venida del Superhombre, la
Voluntad de Poder y el Eterno Retorno. Zaratustra es la encarnación del Dios Dionisos, su figura, y también
es el "Superhombre".
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Cuarto periodo o Periodo critico. "Filosofía del atardecer":
Es una etapa eminentemente destructiva. En esta época ataca directamente a toda cultura
occidental: la religión, la filosofía y la moral tradicional.
Se proclama la destrucción del hombre tal y como es,
también proclama el advenimiento del superhombre, que es voluntad de poder,
y asume la muerte de Dios y el eterno retorno.
Junto a él, se producirá la transvaloración de todos los valores, sustituyendo e invirtiendo los que
están en contra la vida por los que la favorecen y aceptan tal y como es.
Las obras fundamentales de esta etapa final son:
Más allá del bien y del mal (1886),
Hace una critica de la modernidad, incluidas las ciencias, las artes, la cultura y la política. El
interés de Nietzsche es socavar todos los fundamentos en que el saber humano se ha basado,
demostrando que son prejuicios de la fe, prejuicios morales o de los filósofos, motivados por
un ánimo de venganza y resentimiento ante la vida.
Genealogía de la moral (1887)
Investiga el origen psicológico de los conceptos morales a partir de la etimología y su
evolución: este es el método genealógico. Invierte los términos tradicionales de la moral y
diagnostica el resentimiento como causa la actitud moral del esclavo contrapuesta a la moral
de señores que Nietzsche propone.
-El crepúsculo de los ídolos (1889): OBRA DE NUESTRO TEXTO. Expresa que las antiguas
verdades son ídolos, como objetos a los que se adora, y afirma que se va acercando a su final. La
moral que hasta ahora se ha enseñado y respetado se dirige contra los instintos de la vida y
representa una condena de los mismos. Dios ocupa el lugar máximo en la expresión de esta
negación de la vida, pero su muerte a cargo del hombre anuncia el final, el crepúsculo de los
grandes ídolos de nuestra cultura. El título lo recoge de una de las óperas de la Tetralogía
wagneriana.
-El Anticristo (1888): Ataque a los valores y la actitud cristiana ante la vida. El titulo es
expresión del objetivo de Nietzsche: la aniquilación del cristianismo y del concepto cristiano de
Dios.
En 1888 redactó Ecce homo, una autobiografía, publicada póstumamente, de gran importancia para la
interpretación de su obra.
En 1889 fue internado en un psiquiátrico, tras sufrir un colapso mental, del que nunca se recuperaría. Murió
en 1900, en Weimar (Turingia).
Pasamos a situar nuestro texto en el MARCO DE LA OBRA A QUE PERTENECE. Se trata de El
crepúsculo de los ídolos o cómo sefilosofa con el martillo, su última obra, que vio la luz a los pocos días
de que sufriera el colapso mental.
Mientras estaba trabajando en La voluntad de poder, de la que pensaba que sería su obra definitiva, decidió
entre 1887 y 1888 hacer un compendio de su filosofía aprovechando sus numerosos apuntes. El resultado
fue El crepúsculo de los ídolos. Él mismo escribe que es una especie de inicio al conjunto de su filosofía:
"Ahí -dice- están mis heterodoxias filosóficas esenciales”. Ídolos quiere decir verdades admitidas
habitualmente: Nietzsche se propone fustigar todo lo que se entiende por verdad, ya que la verdad es, para
él, la forma más clara de la decadencia, del rechazo de la vida.
El subtítulo, cómo se filosofa con el martillo, responde a la idea de la filosofía de la sospecha: Nietzsche
“hace preguntas con el martillo” para escuchar como esos ídolos resuenan con “aquel sonido hueco que
habla de las entrañas del aire”.
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De este modo, en esta obra, Nietzsche ataca toda religión (cristianismo, hinduismo confucionismo... ), a los
escritores (incluidos los románticos), los músicos (incluido Wagner), las doctrinas políticosociales
(liberalismo, socialismo y anarquismo) y muy especialmente critica e insulta a casi todos los filósofos
(Parménides, Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, Spinoz a, Pascal, Descartes, Kant, Rousseau, Comte,
Spencer, Stuart Mill, incluso a Schopenhauer). De ellos, apenas salva a Heráclito, Maquiavelo y Hegel. De
la realidad lo único que aprecia son las apariencias, las pasiones y los instintos.
El texto que comentamos recoge la esencia de la crítica de Nietzsche a los filósofos.
Por último, mencionemos la INFLUENCIA DE NIETZSCHE en la historia de la filosofía y de la
cultura. El influjo de este pensador ha sido enorme no sólo en filosofía, sino en muchos ámbitos del
pensamiento y, sobre todo, en el modo en que muchas personas conciben hoy la vida, la verdad, las
relaciones humanas, etc.
Ciertamente su pensamiento no fue bien recibido al inicio y sólo fue considerado un filólogo interesante. Sin
embargo, Heidegger dio lecciones durante 10 años (1936 46) sobre este pensador y las publicó en 1961 con
el título Nietzsche. Esto contribuyó decisivamente a la consideración de Nietzsche como un gran filósofo y
desde entonces no ha cesado de ser leído, comentado y estudiado.
Para muchos, es considerado como la figura más representativa de la filosofía contemporánea y como el más
importante “maestro de la sospecha”. Gran parte de la filosofía de la segunda mitad del XX depende de
Nietzsche o directamente o leído a través de Heidegger. En concreto, ha influido en el existencialismo, el
postestructuralismo y, sobre todo, la posmodernidad en todas sus variantes y pensadores (pensamiento débil,
Vattimo, Rorty, etc.).
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