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LECTURA BÁSICA 3: GESTIÓN DE LOS RECURSOS ECONÓMICOS Y FINANCIAMIENTO EN SALUD La mejora de la calidad de vida de la población, no depende solo del crecimiento económico sino de la manera en que se utilizan los recursos generados por él mismo. En el nivel local, el debate sobre las necesidades y los recursos para solución y la puja por la distribución de los recursos económicos, es la realidad que vive cotidianamente el gestor. Es aquí donde la función del gestor en salud se torna decisiva e hace evidente la necesidad de incorporar elementos de la economía, que al decir de algunos autores “es la ciencia de la escasez”. El desafío es, resolver de la mejor manera, la compleja cuestión del manejo de los recursos para da satisfacción a las necesidades de salud de la población. Los recursos parecen ser siempre insuficientes, por lo cual la orientación de los mismos requiere de una buena priorización de acciones sin descuidar la actitud ética y la transparencia que serán un elemento fundamental en la construcción de la legitimidad de la gestión. Aquí entrarán en pugna una serie de intereses que requerirán del gestor tener la habilidad de negociar y concertar. Los modelos económicos en salud El gestor local debe comprender a qué modelo económico responde las políticas de salud pública. Ello le permite entender el contexto de la discusión y definir sus enfoques de actuación en el terreno local. En la actualidad, conviven una diversidad de modelos económicos, los que no siempre están acordes a las necesidades de salud de la población. En términos generales, pueden distinguirse dos modelos en relación con la economía de la salud: Uno, de consumo, en el que la salud está valorada como un bien de mercado, y otro… de inversión social, que entiende a la salud como un derecho. Otra forma de agrupados, permitiendo el debate y los posicionamientos que potencialmente tendrían concreción en los ámbitos locales, es la que expresa la existencia de dos modelos vinculados a los probables escenarios futuros: 1 El modelo de crecimiento, educación y focalización (CEF): Para este modelo, la prioridad es “crecer”; luego, cuando se alcanza el crecimiento, lo importante es “educar para aumentar la productividad”. Recién después, a mediano plazo, habrá que atemperar los efectos del crecimiento “focalizando” políticas sanitarias para los más pobres. En este modelo, el mercado es activo y legitimado por la empresa médica, con fuerte inversión en innovaciones tecnológicas, farmacológicas, y en estrategias de comercialización. Rige fundamentalmente el principio de la ganancia. Orienta a los profesionales a curar y a prevenir solamente en vista de evitar los costos de atención de las enfermedades. El modelo de desarrollo, empleo y ciudadanía (DEC). En este modelo, se supera el concepto de crecer a costa de todo y de todos, por el de desarrollo bajo los principios de la sustentabilidad. La economía está subordinada a lo general y lo público más que a lo individual y privado. Se piensa en el empleo productivo, como modelo de inclusión social y al hablar de ciudadanía, se habla de derechos y justicia. En este contexto se considera a la salud como un derecho, entendida como un modo de habilitación legal para adquirirlo. Si se incorpora un nuevo medicamento o una nueva tecnología, debe también nacer un derecho a la salud. Los profesionales adquieren un compromiso solidario y ciudadano. Tendrán que cooperar por el bienestar general, más que competir por lo individual o sectorial. El financiamiento de la salud El financiamiento de la salud tiene por finalidad proveer medios para la realización de actividades destinadas a satisfacer las necesidades comunitarias en ese campo. Financiar la salud, implica destinar un porcentaje de la renta total de la sociedad, al cuidado de la salud.. El financiamiento de la salud abarca tres grandes cuestiones: El gasto: ¿cuánto se gasta en salud? ¿Quiénes gastan? Las fuentes de financiamiento: ¿de dónde proceden los recursos? Los flujos: ¿a dónde van esos recursos, a quiénes benefician, en qué se gasta?; ¿cuánto de ese gasto, es controlable? De acuerdo con nuestros objetivos, nos abocaremos en primer lugar, a la tercera cuestión, es decir cómo se efectúa la distribución del gasto. El 2 gasto podría centrarse en dos grandes tipos de acciones: en salud pública o en actividades asistenciales para atender a las enfermedades. También es importante analizar la relación entre ellas, o sea, qué proporción del gasto total se destina a cada una. En el caso de las acciones de salud pública resultaría de utilidad medir el gasto tomando en cuenta las que se denominan las Funciones Esenciales de la Salud Pública y que comprenden: Monitoreo, evaluación y análisis de la situación de salud. Vigilancia de la salud pública, investigación y control de riesgos y daños. Promoción de la salud. Participación de los ciudadanos. Garantía y mejoras de la calidad de los servicios de salud individuales y colectivos, y/u otras. También se hace necesario monitorear la eficacia de ese gasto, es decir qué relación existe entre lo que se gasta y los resultados obtenidos. Esto se logra con el uso de indicadores sociales y sanitarios. Los más frecuentes son: mortalidad materna, mortalidad infantil, esperanza de vida al nacer, años potenciales de vida perdidos (APVP), años de esperanza de vida perdidos (AEVP), años de vida ajustados por discapacidad (AVAD). También es imprescindible e interesante avaluar la variación de estos indicadores, en relación a la situación socio económica de diferentes grupos de población, y su posibilidad de acceso a servicios de atención a la salud. Esto es, responder a las preguntas ¿quiénes “gastan” y quienes se benefician? En su Informe sobre el Desarrollo Mundial 1993, el Banco Mundial utiliza AVAD como indicador para medir el costo eficacia de las intervenciones en atención a la salud señalando que para evitar la perdida de un año de vida por discapacidad tan solo serían necesarios 25$ y 150$ como las: inmunizaciones, servicios de salud centrados en escuelas, información y servicios seleccionados de planificación de las familia y nutrición, programas para la reducción del consumo de tabaco y alcohol, prevención de la infección por HIV-SIDA. En base a esto, resulta fácil comprender, que el punto crítico para el gestor local de salud, se encuentra en la decisión hacia qué acciones 3 deberá orientar los recursos de que dispone, para satisfacer con eficacia las necesidades de salud de su comunidad. Otra manera de analizar el financiamiento, es verificar el gasto en: los recursos operativos (entendiendo por esto, a todo aquello que se consume en un periodo de gestión y debe ser renovado en forma permanente), las inversiones (como los componentes que pasan a integrar la estructura instalada del sector, instalaciones, tecnología). Es un hecho comprobado que en las últimas décadas, el sector salud viene experimentando un enorme y permanente incremento de sus costos. Algunos de los elementos que intervienen en la estructura del costo en salud, son: Las remuneraciones: incluye todos los componentes salariales del total del equipo de salud dedicado a acciones de promoción, prevención y asistencia. Este rubro reconoce importantes variaciones dependiendo del país. Por ejemplo en EEUU en 17 veces mayor que en el promedio de los paises sudamericanos. La estructura instalada: medida generalmente por indicadores de atención médica. Por ejemplo: N° de camas/1000 habitantes. Los medicamentos: un rubro estratégico en la actividad económica, ya que la industria del medicamento es la tercera en importancia en el comercio mundial. Su producción está concentrada en unos poco países y manejada por el capital transnacional. En los países más pobres, este rubro representa una importante proporción del gasto de atención médica, ya que son elevados los costos en concepto de patentes. El gasto per cápita en medicamentos también observa variaciones de acuerdo al país. Los gastos operativos: se refiere a gastos de proceso, como la implementación de programas sanitarios y de atención hospitalaria: Los insumos: materiales necesarios para el proceso de atención. 4 Entre las fuentes de financiamiento, podemos distinguir básicamente: Recursos Fiscales: Provenientes del sector público (nacional, provincial o municipal), obtenidos a partir de impuestos directos (a la renta, a las ganancias), e impuestos indirectos (gravámenes al consumo o a la producción, circulación y consumo de bienes). También deberían considerarse aquí los recursos obtenidos por créditos externos, (financiados por organismos multilaterales: BM, BID) que en general son convenios tomados por el gobierno nacional que luego se transfieren a sus contrapartes provinciales y municipales, pero que en última instancia son cargados a la deuda del país y por tanto financiados con recursos públicos. Resulta interesante el ejemplo de Brasil que, dentro de sus fuentes de financiamiento incorpora el impuesto a las transacciones financieras, resolviendo a través de éste un alto grado del financiamiento del sistema de salud, y los denominados “impuestos saludables”, que son aquellos que se aplican a actividades que generan externalidades negativas, como el consumo al tabaco. Contribuciones Sociales: conformadas por un porcentaje de aportes que realizan los empleadores y otro retenido de los salarios de los trabajadores. Esta categoría de contribuciones se aplica a los trabajadores en situación legal y los porcentajes de aporte son fijados por la legislación correspondiente. Gasto Privado: Se considera dentro del mismo el desembolso directo de individuos o familias y los gastos en seguros de afiliación voluntaria, por ej. Servicios de medicina prepaga. En cuanto a los flujos de financiación, ellos se refieren a: Flujos financieros: indican cómo circulan los recursos dentro del sistema, quiénes son sus destinatarios y sus beneficiarios, distorsiones, subsidios indirectos de un subsistema a otro (por ejemplo, beneficiarios de obras sociales o afiliados a seguros prepagos que se atienden en el sector publico). 5 Flujos de servicios: referido a cómo se unsan en los servicios de salud, quiénes se benefician, en qué prácticas. El control del gasto en salud debe ser abordado desde dos puntos de vista: Control sobre las fuentes de financiamiento Control de las funciones del gasto, esto implica definición de prioridades, como por ejemplo, la Atención Primaria de la Salud, Medicamentos y otros. En todos los casos, requiere de la definición de quiénes (instituciones, personas) serán los responsables de ese control. Es importante destacar que, en razón de los procesos de descentralización operados en los últimos años, la capacidad de control del niovel central es escasa. Por lo tanto, los niveles locales deben asumir el protagonismo en este punto, generando las acciones, incluyendo legislaciones necesarias, para garantizar una utilización eficaz, oportuna y equitativa de los recursose en salud. A nivel local resulta un desafío el diseño y puesta en marcha de cambios en las modalidades de financiación del sistema. Ello requerirá seguramente de un alto grado de articulación política, negociación y concertación con los actores sociales involucrados, de modo de generar escenarios propicios para la construcción de consenso y finalmente dar viabilidad a las modificaciones. Recordemos que la gestión social en salud ha de entenderse, no solo como sistema o instrumento administrativo, sino más bien, como proceso de intermediación entre el aparato estatal municipal y la sociedad. Este concepto permite posicionar a la gestión social de salud en ambos campos (Estado y sociedad) y facilita definir el objeto de trabajo de la gestión. En este sentido, desde la óptica gubernamental, la gestión social en salud deberá respetar y buscar de manera continua, la legitimidad de las acciones referidas al financiamiento y usos de los recursos económicos, por medio de la transparencia, eficacia y eficiencia. Desde la óptica de la sociedad deberá orientar su accionar hacia de la democratización la participación ciudadana y el ejercicio del derecho a la salud. 6