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DESCUBRIENDO LOS SECRETOS
DE UNA VIDA DE ORACIÓN EFICAZ
GRADO CUATRO
EL CRISTIANO Y LA ORACIÓN
S
e cuenta la historia de un hombre que llegó a cierta ciudad una fría mañana.
Cuando llegó al hotel, se dio cuenta que los cajeros, los huéspedes –todos los
presentes- estaban sin zapatos. En la cafetería había un ambiente de cálido
compañerismo en la mesa de al lado, y entonces preguntó; “¿Por qué ninguno de
ustedes usa zapatos? ¿No saben acaso que hay zapatos?
Supuesto que sé que hay zapatos el propietario.
¿Entonces por qué no los usan? Inquirió el visitante.
Esa es la pregunta”, el propietario, ¿Por qué no usamos zapatos?
Después de desayunar, el visitante caminó por las afueras del hotel,
entre la nieve, y una vez más, las personas que miró estaban descalzas.
Lleno de curiosidad le preguntó a un transeúnte: “¿Por qué ninguno usa
zapatos? ¿No saben acaso que los zapatos protegen del frío? “
El transeúnte respondió: sabemos lo que son los zapatos. Ve usted ese edificio que
está al frente? Es la fábrica de zapatos. Estamos orgullosos de la planta que tenemos
allí y de lo que escuchamos cada semana del hombre que está a cargo, acerca de los
maravillosos zapatos que se fabrican “.
, ¿Por qué no usan zapatos? “ el visitante.
, esa es la pregunta “, dijo el transeúnte. Por qué no usamos zapatos? “.
Cuando hacen sus oraciones, muchos cristianos son como las personas de aquella
ciudad.
Saben acerca de la oración, creen en el poder que tiene, escuchan
frecuentemente sermones acerca del tema, pero la oración no es parte vital de sus
vidas.
En mis estudios de la Palabra de Dios y en mis viajes alrededor del mundo, he llegado
al absoluto convencimiento de que dondequiera que la gente ora de acuerdo a, Dios
obra en sus vidas y, a través de ellos, en las vidas de otros, de una manera especial.
Muéstreme una iglesia o una organización cristiana donde se enfatice la oración, y yo
le mostraré un ministerio donde la gente se entusiasma con Jesús y por testificar de El.
Por el otro lado, muéstreme una iglesia o un cristiano cuyo énfasis en la oración es
mínimo, y yo le mostraré cristianos carnales con poco interés por las almas de
hombres y mujeres. Sus vidas pueden ser mejor descritas por la experiencia de la
iglesia de Efeso (Apocalipsis 2) y la iglesia de Laodicea (Apocalipsis 3).
Al considerar el secreto de la oración exitosa, permítame responder seis
preguntas vitales.
¿Qué es la oración?
Dicho sencillamente, la oración es comunicarse con Dios. Como hijo de Dios usted
está invitado a venir personalmente ante Su trono (Hebreos 4:14-16).
Debido a que Dios es, Rey de reyes y Señor de señores, el Creador del cielo y de la
tierra, debemos acudir a su presencia con reverencia.
Pero el es también nuestro amoroso Padre celestial que se ocupa de nosotros y se
deleita en que estemos en comunión con El. Por lo tanto, podemos venir ante El con
reverencia y gozo en el corazón, sabiendo que El nos ama más de lo que nadie nos
podría amar nunca.
Alguien dijo oración es la fuente creadora y el canal de la devoción. El espíritu de
devoción es el espíritu de la oración. La oración y la devoción están unidas como lo
están el cuerpo y el alma, como el corazón y la vida. No hay oración real sin devoción,
ni devoción real sin oración “. La verdadera oración expresa nuestra devoción hacia
nuestro Padre celestial, invitándolo a hablar con nosotros, así como nosotros hablamos
con El.
¿Quién puede orar?
Cualquiera puede orar, pero sólo aquellos que caminan en fe y
obediencia a Cristo pueden esperar recibir respuesta a sus oraciones.
Jesús dijo: soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino
por mí” San Juan 14:6). El contacto con Dios empieza cuando recibimos
a Jesús en nuestra vida como nuestro Salvador y Señor.
Orar con un corazón limpio es también vital para una oración exitosa. El salmista dice:
Salmo 66:18). No podemos esperar que Dios responda a nuestras oraciones si hay
algún pecado inconfeso en nuestra vida.
Uno de los más frecuentes impedimentos para orar es un espíritu no perdonador.
Jesús dice: ores (San Marcos 111:25). Ninguna oración, excepto la oración de
confesión, puede ser contestada por Dios, a menos que surja de un corazón libre de
veneno y rencor. Usted y yo debemos venir a Dios con un corazón perdonador si
hemos de recibir la herencia cristiana de poder en oración.
Además, debemos tener un corazón confiado si esperamos que Dios conteste nuestras
oraciones. Jesús dice (San Mateo 21:22). Pocos de nosotros tomamos estas palabras
seriamente, y pocos se atreven a hacer suyo lo que Dios generosamente nos ha
prometido.
¿Por qué debemos orar?
Dios nos ordena orar. Los mandatos de orar en el Nuevo Testamento son muchos:
Velar y orar (San Lucas 21:36; San marcos 14:38). Orar con acción de gracias
(Filipenses 4:6; Colosenses 4:2). Orar en el Espíritu (I Corintios 14:15). Siempre orar
y no desmayar (San Lucas 18:1).
Oramos para tener comunión con Dios. La oración no es simplemente una puerta de
escape para librarnos del problema, agradar a nuestro ego, o beneficiar nuestros
propios intereses. La oración es nuestra “directa" de comunicación y comunión con
Dios. En el proceso, recibimos alimento espiritual y fortaleza para vivir una vida
victoriosa, y para tener la fidelidad necesaria y así dar un testimonio vital por Cristo.
La oración, basada genuinamente en la Biblia, cambia las cosas y transforma a aquellos
que oran, de tal manera que Dios se siente libre para revelarles Su voluntad. La
oración también pone en acción el gran poder de Dios para cambiar el curso de la
naturaleza, de la gente y de las naciones. La oración confiada de los creyentes llenos
del Espíritu, ha probado esto a través de la Biblia y de la historia.
¿A quién oramos?
Oramos al Padre, en el nombre del Señor Jesucristo, mediante el ministerio del Espíritu
Santo. Cuando oramos al Padre, nuestras oraciones son aceptadas por medio de
Jesucristo e interpretadas a Dios el Padre por el Espíritu Santo.
Dios es un solo Dios, manifestado en tres personas; y por cuanto no hay celos entre
las personas de la Trinidad, es perfectamente aceptable orar a Jesús o al Espíritu Santo.
Cuando oramos, ambos, Jesús y el Espíritu Santo, están intercediendo por nosotros.
Pablo dice en Romanos 8:34, es el que murió; más aun, el que también resucitó, el
que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros “.
Unos versículos antes en el mismo capítulo, Pablo escribió: de igual manera el Espíritu
nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas
el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme
a la voluntad de Dios intercede por los santos (vs. 26,17).
¿Cuándo debemos orar?
Dios nos ordena orar continuamente (1 Tesalonicenses 5:17).
Carlos Spurgeon dijo: oración tira la soga abajo y la gran campana suena arriba en los
oídos de Dios. Algunos, apenas mueven las campanas, porque su oración es
sumamente débil; otros sólo dan ocasionalmente un halón a la soga. Pero el que se
comunica con el cielo es el hombre que agarra la soga vigorosamente y la agita
continuamente con todas sus fuerzas“.
Podemos orar con frecuencia durante todo el día, demostrando nuestra devoción a
Dios en el cumplimiento de nuestras tareas diarias.
Personalmente he encontrado muy provechoso empezar cada mañana en oración.
Cuando me levanto de la cama, me arrodillo para adorarlo diciendo algo así como esto:
me postro delante de ti y reconozco que tú eres mi Señor “.
A través del día, concentro mis pensamientos en el Señor, le hablo con frecuencia, lo
adoro y le agradezco por su bondad, amor y gracia por mí. Le pido sabiduría para las
muchas decisiones que debo tomar cada día. Oro por la salvación de mis amigos y
extraños, porque los enfermos sean sanos, por las necesidades espirituales y
materiales de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo y por otros ministerios.
También pido porque la ruta que yo tome, tanto como mis palabras y acciones, sean
para glorificar a Dios.
Le pido a El que piense con mi mente, ame con mi corazón y hable con mis labios.
Puesto que El vino a buscar y a salvar a los perdidos, le pido que busque y salve a los
perdidos a través de mí.
Por la tarde le pregunto: ¿Hay algo en mí que te desagrada, algo que deba confesarte?
Si el Espíritu Santo me revela algún pecado o debilidad, lo confieso y reclamo por fe la
victoria de Dios en mi vida.
Además, me gusta leer la Palabra de Dios y meditar en ella, de manera que mis
pensamientos subconscientes estén en el Señor Jesús durante la noche.
No siempre es necesario estar de rodillas, o incluso en un lugar silencioso para orar.
Dios quiere estar en contacto permanente con nosotros dondequiera que estemos.
Podemos orar en el auto, al lavar los platos, o mientras caminamos por la calle.
Mientras más frecuentemente expresemos nuestros pensamientos y deseos con
nuestro Señor, más significativa será nuestra comunión y más cercanos estaremos de
el.
¿A quién debemos incluir en nuestras oraciones?
Aunque la oración no puede ser reducida a una fórmula, hay ciertos
elementos básicos que deben ser incluídos en nuestra comunicación con
Dios, adoración, súplica y acción de gracias, (CASA).
C = Confesión
Cuando nuestra disciplina de
oración comienza con la confesión, el Espíritu Santo
tiene la oportunidad de revelarnos cualquier pecado
en nuestra vida que deba ser reconocido y
abandonado. Al ver a Dios en Su pureza, en Su
santidad y en Su amor, nos percatamos de nuestra
pecaminosidad y poco valor. Al confesar nuestro
pecado y recibir Su perdón, somos restaurados a la
comunión con El y se purifica el canal por el cual
Dios escucha y contesta nuestras oraciones. (1 Juan
1:7-9).
A = Adoración
Adorar a Dios es alabarlo y
glorificarlo a El. Honrarlo y exaltarlo en nuestro
corazón, con la mente, y con nuestros labios. La
Palabra de Dios enseña que el Padre se complace con
la adoración de Sus hijos, en los cuales la adoración
debe ser una parte vital (San Juan 4:23,24; Hebreos
12:28).
La adoración expresa nuestra completa confianza en
El y refleja nuestra seguridad de que El nos escucha.
La adoración demuestra nuestra
reconocimiento, amor y gratitud.
reverencia,
S = Súplica
La súplica incluye la petición
por nuestras necesidades y la intercesión por otros.
Debemos orar por cada cosa en términos muy
específicos.
Cuando hable con Dios, por ejemplo, pida que su ser
interior sea renovado, sensibilizado y fortalecido por
el Espíritu Santo. Ore por sus problemas, ore por
sabiduría y guianza, ore por fortaleza para resistir la
tentación, ore por calma en tiempo de preocupación,
ore por todo (Filipenses 4:6).
Después ore por otros, por su esposa, sus hijos, sus
parientes, sus vecinos y sus amigos. Ore por su
pastor y por los misioneros. Pida por todos los
cristianos
a
quienes
se
les
ha
dado
responsabilidades especiales. Ore por los que tienen
autoridad sobre usted (1 Timoteo 2:1,2).
A = Agradecimiento Nada agrada más a Dios que
nuestra constante expresión de fe ¿Qué mejor
manera de hacer esto que decirle a El? La Palabra de
Dios nos manda gracias a Dios en todo, porque esta
es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús” Tesalonicenses 5:18).
Una actitud de agradecimiento nos capacita para
reconocer que Dios controla todas las cosas, no sólo
las bendiciones, sino también los problemas y las
adversidades. Cuando nos acercamos a El con un
corazón agradecido, El llega a ser poderoso entre
nosotros. Lo contrario a esto, o sea un espíritu
incrédulo, desagrada a Dios e impide Sus esfuerzos
para bendecirnos, enriquecernos y usarnos para Su
gloria.
Ore especialmente por la salvación de las almas,
porque diariamente tenga una oportunidad de
presentar a otros a Cristo y el ministerio del Espíritu
Santo. Ore por el cumplimiento de la Gran Comisión.
(1 Timoteo 2:3,4). Empiece en su comunidad. Ore
porque pueda buscar y encontrar uno o más amigos
cristianos con os cuales establezca un grupo de
oración (San Mateo 18:19).
Estos elementos: Confesión, adoración, súplica y agradecimiento,
(CASA), han ayudado a muchos cristianos a desarrollar una vida de
oración más completa.
Nuestra fuente de poder
Nuestro poder no descansa en el dinero, la inteligencia, o en la
dedicación a nuestro trabajo. E.M. Bounds escribió:
La iglesia siempre busca mejores métodos; Dios busca mejores
hombres… Lo que la iglesia necesita actualmente no es una mejor
maquinaria, una nueva organización, o más y novedosos métodos, sino
hombre que el Espíritu Santo pueda usar, hombres de intercesión,
hombres poderosos en la oración. El Espíritu Santo no se mueve a
través de métodos, sino de hombres y mujeres. El no viene en
máquinas sino en personas. El no unge planes, sino hombres, hombres
y mujeres de oración.
En 1954 Roger Bannister rompió el récord de cuatro minutos para correr
la milla. Nunca había sido roto este récord desde que se lleva un
registro de esta competencia en la historia. Sin embargo, Bannister
creyó que podía hacerse. El se imaginó a sí mismo en el acto de romper
el récord y lo logró. Desde 1954, unos setecientos atletas más han
recorrido la milla en menos de cuatro minutos, sencillamente porque
Roger Bannister probó que podía hacerse.
Si un individuo con recursos puramente humanos es capaz de hacer
cosas prodigiosas, ¿Cuánto más podremos lograr usted y yo, si
ponemos nuestra fe en Dios omnipotente y nos rendimos delante de Su
poder y recursos inagotables?
Mientras estudia cuidadosamente las siguientes lecciones, es mi sincero
deseo que usted llegue a apreciar la gran importancia de la oración y
que pueda comenzar de inmediato a invertir un buen tiempo de
comunión con nuestro Padre celestial.