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LA REVOLUCIÓN DE LOS POBRES:
ÉTICA Y POLÍTICA DE LA NECESIDAD EN AGNES HELLER Y HANNAH
ARENDT
Autora: Lucía Fernández-Flórez, UAM (Madrid)
De acuerdo con la temática propuesta para el encuentro de homenaje a
ambas filósofas, la comunicación se centra en aclarar los puntos de acuerdo y
de disenso entre Agnes Heller y Hannah Arendt, sobre todo en relación al
problema político de la revolución democrática, en lo que éste tiene de
fundamento de la política moderna. El objetivo de la comunicación consiste en
someter a ambas pensadoras a un diálogo no siempre amable, en virtud de la
diversa relevancia que otorgan a la categoría de necesidad, que me sirve así
de eje temático. La noción de necesidad está muy presente en la filosofía de
ambas pensadoras, pero de una manera completamente diferente. Esta línea
aclarará, a su vez, la deuda que cada una tiene con la crítica de la modernidad,
heredada tanto de Marx (en el caso de Heller) como de Heidegger (en el de
Arendt).
En un primer momento del argumento, se trata de examinar el
significado filosófico de la “condición humana” frente a la “naturaleza humana”
a partir del examen de La condición humana, de Arendt. En este sentido, la
naturaleza humana se presupone estable y fija, mientras que la condición
humana es activa, dinámica y podría decirse que histórica; como se desglosa
en actividades realizadas por humanos a lo largo del tiempo (animal laborans,
homo faber, y zoon politikon), puede defenderse una jerarquía ontológica
desde la “animalidad” de la labor hasta la “humanidad” de la acción que se
entremezcla en la historia. Esta “mezcla” es la que sucede históricamente en el
momento de las revoluciones modernas (siglo XVIII), especialmente en las
revoluciones americana y francesa; y configura drásticamente el paisaje político
posterior, dominado enteramente por la “cuestión social”, tal y como Arendt
demuestra en Sobre la revolución.
Precisamente aquí se puede recurrir a la reflexión de Heller sobre las
necesidades radicales, articulada en sus obras Teoría de las necesidades en
Marx y Una revisión de la teoría de las necesidades; trataré este asunto en el
marco de la cuestión social previamente explicitado. También Heller evoluciona
en su pensamiento hacia la idea de una “condición humana” históricamente
comprendida, donde la idea de naturaleza es desmontada y superada dentro
del marco de la antropología del ser social de herencia marxista. Sin embargo,
la condición humana articulada por Heller gira en torno a la cuestión de las
necesidades radicales, entendidas como necesidades (no exclusivamente
“naturales” o fisiológicas) que la sociedad moderna de consumo no puede
satisfacer, y que a la vez son irrenunciables para dicha sociedad.
En este punto encuentro un contraste muy claro en torno a la categoría
de necesidad entre Arendt y Heller. Este contraste se materializa en lo que he
denominado, quizá provocativamente, la “revolución de los pobres”. La
inspiración viene, claramente, de la peuple (el pueblo desharrapado) en la
Revolución Francesa. ¿Quiénes son los pobres que hacen su aparición en la
escena política a partir de las revoluciones? Para Arendt, este será un
problema de visibilidad irresoluble desde el punto de vista político, un problema
que afecta al núcleo de la democracia moderna. Sin embargo, para Heller – en
la estela de Marx – la pobreza social de proletarios (miseria material) y
burgueses (miseria humana) es un problema que ha de ser enfocado ética y
políticamente dentro de la democracia moderna a través de su auto-desarrollo
crítico.
También en este punto se aprecian las diferencias entre ambas visiones
de la condición humana, que concluyen en sus respectivos análisis sobre el
totalitarismo social-marxista. Lo social, en el argumento de Arendt, es un
híbrido cuya existencia histórica se remite a la modernidad, pero que se separa
radicalmente de la experiencia política pura y que, incluso, llega a aniquilarla
(como en el caso-límite del totalitarismo). Heller, en cambio, considera lo social
de modo muy distinto, pues no es más que la dinámica de cambios que tienen
lugar en la producción de necesidades humanas; más allá de Marx y de su
gran narrativa, puede o no considerarse que esta dinámica comienza en
Europa con la Revolución Industrial, pero la condición humana articulada por
Heller tiene mucho más que ver con el animal socialis que, para Arendt, es ya
una distorsión del originario zoon politikon. Las diferencias se observan en la
distancia que media entre la ontología política (Arendt) y la antropología social
(Heller).
Las consecuencias de ambas visiones de la condición humana
(antropológico-social u ontológico-política) se derivan, como ya he dicho, del
tratamiento del totalitarismo social-marxista. El totalitarismo soviético,
analizado casi de soslayo y a toda prisa en Los orígenes del totalitarismo a raíz
del totalitarismo nazi, tiene para Hannah Arendt un matiz anti-político radical
implícito en el pensamiento de Marx sobre el homo faber o trabajador. La
“dictadura sobre las necesidades” de Heller parte también de un problema
moderno, pero en absoluto se resuelve en la condena de la social-democracia,
ni tampoco en un alejamiento de ella en aras de la pura política; ocurre más
bien al contrario, y dicha divergencia merece ser analizada con vistas a sus
frutos en el análisis de la realidad política.
Este análisis muestra sus posibilidades tanto en la reflexión sobre las
revoluciones sociales, y otros movimientos sociales afines (desobediencia
civil, vida cotidiana), como en el análisis del terrorismo globalizado. En el caso
de Arendt, el desiderátum de una revolución política se agota en los límites de
la desobediencia civil (con un total rechazo de la violencia), al menos hasta dar
con la noción del juicio de origen kantiano. En cambio, la investigación
filosófico-moral llevada a cabo por Heller en torno al imperativo categórico
kantiano mantiene una continuidad ético-política de gran calado en las actuales
teorías sobre la democracia. Aunque el giro kantiano de la última Arendt
puede acercar ambas posturas, y de hecho las acerca, puesto que contribuye a
rellenar una laguna en la teoría política arendtiana, lo cierto es que la
concepción política de las necesidades en Agnes Heller responde mucho mejor
a la realidad política de nuestros días, donde tanto el ideal cosmopolita de Kant
como su teoría del juicio se encuentran bien integrados. Dicha integración
permite responder a la pregunta: ¿qué debe hacer el ciudadano de una
democracia ante la injusticia y el terror?