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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPRIMENTAL DEL YARACUY
VICERRECTORADO
ESPACIO ACADÉMICO CIENCIAS DEL DEPORTE
UNIDAD CURRICULAR: SOCIOLOGÍA DEL DEPORTE.
PROFESOR: WULLIAN MENDOZA.
EL PAPEL DEL DEPORTE EN LA CONSTRUCCIÓN DE
IDENTIDAD SOCIAL.
Valorar el potencial del deporte como mecanismo productor de identidad social, implica tener claro
lo que se debe entender por este proceso. La identidad como primer fenómeno a comprender, se encuentra
relacionada con el concepto mismo de identificación, el diccionario de la Real Academia Española(2000), define
él termino identidad como: “Conjunto de circunstancias que permiten diferenciar una persona de otra”, la
búsqueda de identidad como ser individual primeramente y como grupo social acto simultaneó representa una
constante de los procesos gregarios, es precisamente la necesidad de autodefinición lo que genera en el ser
humano y el grupo al cual se adscribe los lazos de solidaridad (unión), que les atribuye su definición como
individuo, comunidad, país, o en el caso del deporte como fanáticos, equipo, nación.
El proceso por medio del cual el ser humano construye su sentido de pertenencia a un sexo, rol,
ciudadanía, cultura forma parte de un continuo psico- socio- cultural que se inicia desde el momento en que se
nace. Quintero(2000), establece que partir de la interacción con otros seres humanos el infante va
fortaleciendo las estructuras psíquicas (él yo individual), progresivamente el sentido de pertenencia a un grupo
(familia), que le brinda al individuo su ubicación dentro de grupos u organizaciones especificas, para finalmente
hacerse como miembro de un colectivo de una representación o cosmovisión cognitiva, afectiva, imaginaria,
spicodinámica simbólica que lo hacen miembro de una sociedad y representante de una cultura.
La identidad como afirma Manrique (2000), representa un proceso de desarrollo manifiesto desde lo
personal(individual) hasta lo social(colectivo) que se traduce en el deseo por ser miembro de un grupo;
cuestión que obedece a una necesidad psicológica de todo ser humano y a un requisito para la subsistencia de
los vínculos sociales. Desde el punto de vista sociológico se habla de Identidad Social para representar un
conjunto dinámico de sentimientos, esquemas de pensamiento y formas de actuar, a través del cual los grupos
sociales desarrollan una forma particular de existencia. En opinión de Márquez(2000), el sentimiento de
identidad social tiene como función el conducir a un grupo en el desarrollo de actividades propias de la vida
cotidiana y otorgarle legitimidad a cada una de ellas; debido a la necesidad del ser humano de obedecer pautas
para la comprensión de su realidad inmediata.
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El proceso de identidad social hace referencia a los aspectos que vinculan a los miembros de un
colectivo con pautas de carácter cultural y étnico al brindar a los miembros de una sociedad el sentido de
pertenencia a una espacio territorial, una memoria histórica e idiosincrásica que los vincula y orienta sus
acciones como colectivo. Como afirma Montero(2000), el compartir una historia común, un mismo idioma, un
territorio, recuerdos, idearios políticos afines, formas de organización y símbolos con el mismo contenido
simbólico, nos hacen compartir una identidad nacional, que sumado a las mezclas étnicas características de
cada cultura conforman una nacionalidad o en términos sociológicos una identidad social.
La construcción de la identidad de cada país perteneciente a este contexto, a diferencia de lo comúnmente
señalado por los discursos regionalistas, etnocéntricos o lo que Briceño Guerrero(2000), denomina discurso
salvaje, no se construye en procesos herméticos; si no de la sumatoria de procesos históricos que definen el
intercambio reciproco de diversas culturas en lo que se denomina heterogeneidad estructural, la cual en el
caso de América se enmarca en los procesos de advenimiento del continente a las culturas eurocéntricas, que
produjo el intercambio étnico y cultural del viejo y nuevo mundo.
Partiendo de la idea de que el deporte es una práctica social compleja se establece que el mismo
posee el potencial aglutinador necesario para convertirse en una fuente legitima de producción de identidad
grupal, local y nacional. Al estar conformado por un tejido donde participan diversos actores (atletas,
entrenadores, dirigentes, periodistas, y un incontable número de fanáticos) el deporte se convierte en un
reducto prolífico para creación de identidad; entendida la misma como el cultivo de pertenencia a un grupo, en
simultaneidad bio-psico-socio-cultural (Montero, 2000).
Afirma Katz. Citado por (García. 1998: 211), que el deporte brinda al igual que otros escenarios, (cine,
conciertos, actos religiosos o políticos), vías expeditas de participación al público para satisfacer necesidades
o disposiciones de carácter psicosocial, a saber: cognitivas, afectivas, integrativas y
escapistas. Las
imágenes deportivas que circulan por los medios de comunicación, como representación de la realidad cumple
funciones cognitivas, en cuanto al acceso que brindan al reforzar el conocimiento y resultados sobre el
quehacer deportivo, afectivas al provocar excitación y emoción de los grupos participes directos del evento,
integrativas al posibilitar la filiación como grupo de participes del hecho y escapistas al recrear cierta
libertad para drenar emociones contenidas. En este contexto la explicación de la relación del deporte como los
procesos de creación de identidades se devela comprendiendo la función teleológica de su naturaleza.
En el deporte encontramos un fiel testimonio del proceso de construcción de identidad social no sólo en lo
referente al proceso genético como tal sino también al carácter heterogéneo que adquiere una práctica social
heredada de culturas eurocentricas que se mezclan con valores propios de la cultura americana y
latinoamericana en especial. En lo que se refiere a la construcción de identidad nacional se reconoce que el
deporte es de por si una práctica aglutinadora en las sociedades modernas debido a la capacidad que posee
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para fomentar la unión y solidaridad en los participes directos del hecho(vale decir todos los que disfrutan del
espectáculo o se benefician de el), por su alto contenido simbólico y por el hecho de constituir una fuente de
emoción agradable real Henríquez(1991). En tiempos donde la participación activa del hombre en asuntos
trascendentales es poco probable, en el deporte se crea el espacio para la convergencia de relaciones humanas
positivas o negativas. El deporte representa un escenario propicio para que los seres humano se reúnan con
fines específicos, donde a diferencia de otras instancias sociales el alto grado de simbolismo permite en
quienes lo practican(jugadores), o lo observan (fanáticos) se integren en función de objetivos que pueden ser
físicos, políticos, emotivos, u otros.
La agrupación de individuos como grupo competidor y grupo espectador, termina por crear una unidad u
agregado social unido por objetivos más o menos comunes como pueden ser; el disfrute o el competir hecho
que trasciende incluso el escenario deportivo. Como nos afirman Elías y Dunnig(1980), el sentimiento de
identificación de nosotros como grupo contra ellos como rival sea local, nacional, o internacionalmente; abre el
camino para la cohesión, la solidaridad, la unión todos ellos sinónimos de la construcción de identidad
social(nacional-étnicas sentimientos u actitudes diferentes a la práctica deportiva como pueden ser el
nacionalismo o etnocentrismo en momentos donde es poco sometido a prueba este sentimiento por un declive
de los enfrentamientos bélicos o políticos, pueden encontrar en el deporte un reducto para su manifestación,
las citas deportivas en algunos caso pueden ser interpretadas como pruebas del temple no solo del equipo sino
de la localidad o país al cual representa, el escenario deportivo cargado de emotividad dispara la unión del
grupo social en torno a la victoria de su equipo. Allí puede estar la explicación del uso del deporte como
mecanismo o aparato ideológico del estado, por ser el un escenario visto por el común denominador (fanático),
como el lugar propicio para el encuentro.
De igual manera, el prestigio deportivo puede contribuir al fomento de la identidad nacional en torno a una
práctica social que se concibe como propia de cada cultura. Los deportes practicados en Américalatina, son el
producto de la adaptación de un práctica social eurocentrica con valores que son propios del continente
americano Altuve(2000), pese a su carácter heterogéneo el béisbol y el fútbol como deporte y como práctica
social gozan del mayor arraigo en esta parte del continente latinoamericano ocupan los primeros lugares, y
son desarrollados bajo los esquemas de cualquier deporte moderno, sus reglas y sus valores como son
progreso, competencia e igualdad García (1990). Sin embargo, cada país de está parte del continente ha
incorporado al deporte como un elemento que define su identidad cultural, tal es el caso del béisbol en cuba y
Venezuela y el fútbol en Sudamérica con especial atención en Argentina, Brasil y el caso concreto de la vinotinto
selección de fútbol venezolana como una muestra de la capacidad de construir proyectos nacionales, sobre
productos foráneos. El deporte nos brinda un fiel testimonio de que la identidad cultural y su construcción es
una resultante de procesos abiertos de intercambio cultural evidenciados a través de la historia, de cada país
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del continente y que en nada tienen que ver con hermetismos que no facilitan la comprensión cabal de la forma
como el deporte producto de la sociedad industrial del siglo XVIII es absorbido por cada cultura incorporándolo
a su cosmovisión y por ende a la construcción de su identidad nacional.
En la mayoría de las sociedades que conforman el mundo, el deporte como producto capitalista ha sido
incorporado de manera satisfactoria como representación que define los rasgos de cada cultura, hasta en las
sociedades más ortodoxas (tenemos el caso de cuba), la práctica deportiva se incorpora bajo los mismos
esquemas y valores de la sociedad donde se produce y reproduce; la sociedad industrial, incorporando los
factores propios de la cultura donde llega, se manifiesta y desarrolla.
Referencias Bibliograficas.
Altuve, E,(1997),Juego, Historia, Deporte y Sociedad en América Latina . CEEIA. Maracaibo: Monte
Diccionario de la Real Academia Española (2000)19Na.Edición. Madrid pp433.
Quintero, M(2000). Identidad y Alteridades AVEPSO. Mérida.
Elías Y Eric D, (1967). Deporte y Ocio en el Proceso de Civilización. Ed. Fondo Cultura
García, F (1990), Aspectos Sociales del Deporte, Una reflexión sociológica. Alianza Deporte:
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