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Sumario austeridad y pone de relieve que la disciplina fiscal es necesaria no sólo para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de la deuda pública sino también para reequilibrar las balanzas externas, cuestión vital para la sostenibilidad a largo plazo del euro. Finalmente, el Capítulo 4 examina los planes y medidas destinados a implementar una unión bancaria europea y analiza quién debe pagar las crisis bancarias en el futuro, así como quién terminará pagando la factura de la última crisis. SUMARIO La economía mundial mostró fuertes signos de recuperación en 2013, con el sólido respaldo de Estados Unidos. La economía de la zona euro también se comportó en el ejercicio mejor que en 2012, aunque con diferentes resultados en cada estado miembro. La crisis de deuda soberana y la bancaria también se redujeron, aunque la situación siga siendo frágil. Las elevadas cifras de paro que registran varios países de la zona euro provocan altos niveles de tensión social, mientras los países periféricos siguen reequilibrando sus balanzas internas y externas. Puede que la crisis de deuda soberana se haya aminorado en 2013, pero de ninguna manera ha quedado resuelta y los niveles de deuda han seguido creciendo. Aunque se están implementando diversas reformas, se mantiene la incertidumbre sobre los resultados y el impacto. El informe del Grupo Consultivo Europeo sobre Economía (EEAG en inglés) del ejercicio pone el acento en que apoyar la cohesión entre estados miembros y el mantener la disciplina fiscal y regulatoria, son factores cruciales para Europa. Capítulo 1 Perspectiva macroeconómica El último año asistimos a una ligera aceleración del ritmo de expansión global. El desarrollo mundial se caracterizó – como había ocurrido en los años previos a 2013 – por una marcada heterogeneidad entre regiones. Por primera vez en más de cuatro años, los países desarrollados, en especial Estados Unidos y el Reino Unido, se convirtieron en las fuerzas motrices que alientan la actual recuperación económica en marcha. El Capítulo 1 del informe analiza el cuadro macroeconómico inmediato de la economía global, con especial atención hacia la situación europea. El Capítulo 2 se centra en Suiza, concretamente en las lecciones que puede aprender Europa de la experiencia suiza en el mantenimiento de la cohesión sin dejar de apoyar la diversidad, y sobre cómo alcanzar compromisos pragmáticos en la creación de instituciones y políticas comunes. El Capítulo 3 analiza el debatido tema de la Aunque las economías emergentes seguirán creciendo con unas tasas superiores a las de los países industrializados, por razones estructurales no es probable que puedan aumentar este ritmo de crecimiento a lo largo de este ejercicio. El crecimiento de la población de algunas de las economías emergentes clave experimenta un marcado estancamiento, lo que ralentiza el incremento del potencial 8 Sumario de sus fuerzas de trabajo y reduce por tanto el potencial de crecimiento. Por otra parte, China soporta pérdidas frente a otros mercados emergentes debido al incremento relativamente rápido de sus costes laborales, lo que afecta notablemente a su competitividad. Además, se observa un creciente número de señales que sugieren que el potencial del modelo chino de crecimiento, basado en la acumulación de capital, se va quedando lentamente sin fuelle. gradualmente a lo largo de este año, ya que el impulso fiscal positivo necesariamente irá menguando y es probable que persistan los problemas estructurales. Aún más importante para la economía mundial es que en la primavera de 2013 la Unión Europea finalmente emergió de la recesión que la atenazaba desde finales de 2011. Desde entonces la economía de la UE ha registrado un moderado crecimiento y finalmente ha dejado de estrangular la economía mundial. Esta evolución se ha visto favorecida por la reducción de la austeridad fiscal y por la disminución de la incertidumbre sobre el futuro de la zona euro. En las economías desarrolladas, las tasas de crecimiento real del PIB comenzaron a crecer gradualmente en 2013. En Estados Unidos, el ímpetu contractivo promovido por la política fiscal se ha visto más que compensado por la mejora de la demanda doméstica. El consumo privado en Estados Unidos probablemente siga creciendo, respaldado por nuevas mejoras en el mercado laboral y el de la vivienda, así como en las condiciones de los préstamos. Las inversiones de negocios también se benefician de la recuperación de la demanda interna y de la promoción constante de una política monetaria altamente expansionista, lo que garantizará unas condiciones para la refinanciación relativamente favorables. Finalmente, el impulso fiscal será menos contractivo que en el último año. No obstante, son varios los países de la zona euro que siguen soportando una deuda privada o pública muy elevada. La situación de los sectores bancarios portugués, español, italiano o griego sigue siendo muy frágil. Por otra parte, estas economías sufren tanto de falta de competitividad como de una débil demanda interna, ya que no se han materializado en su totalidad los necesarios ajustes de precios. Las necesarias reformas estructurales fundamentales avanzan lentamente debido a una enérgica resistencia sociopolítica, a la generosa provisión de fondos que prevé el paquete europeo de medidas de ayuda, a la relajación de los objetivos de las políticas fiscales fijados por la Comisión Europea a comienzos de 2013, así como a las medidas del Banco Central Europeo para reducir el interés de la prima de riesgo de cada país. Muchos gobiernos han constatado que estas medidas reducen tanto sus costes de financiación, que anteriormente eran muy elevados, como la enorme presión de los En Japón, la política monetaria y fiscal ha sido extremadamente expansionista desde comienzos de 2013, lo que ha estimulado el consumo privado y el gasto en inversiones, mientras que la industria nacional de exportaciones se ha beneficiado del grave debilitamiento del yen. Aunque este escenario ha permitido que la economía japonesa experimentara una fuerte expansión durante los meses del pasado invierno, se espera que su crecimiento económico decline 9 Sumario Teniendo en cuenta todo ello, se prevé que la producción económica mundial crezca un 3,3% este año, tras registrar un 2,7% en 2013. mercados para poner en marcha reformas estructurales. Pero, de manera simultánea, estas medidas políticas han contribuido a eliminar la ansiedad de los mercados financieros y respaldar así un moderado cambio en el clima económico europeo. Sin una fuerte recuperación económica que sirva para el auto fortalecimiento de la zona, podría ponerse en duda la sostenibilidad de tales políticas de adaptación. La inflación se espera que se acelere ligeramente en las economías avanzadas, con excepción de la zona euro. También jugará un papel muy importante la subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) prevista en Japón para abril de 2014. Dado el moderado aumento de los precios de los bienes de consumo en los últimos meses, no está previsto que las economías emergentes aporten incentivos para hacer más rigurosa la política monetaria. En conjunto, la situación económica de la zona euro sigue sin estar clara. A pesar de ello, se espera que la moderada recuperación que comenzó la primavera pasada se mantenga durante este ejercicio; y este cambio, comparado con los dos años anteriores, implica un impulso positivo para la economía mundial. Según las previsiones, también se seguirá debilitando el efecto negativo de las medidas de austeridad fiscal. De otro lado las exportaciones netas tendrán también un efecto favorable, debido tanto a que las importaciones se mantienen en niveles bajos en los países en crisis como al moderado repunte de la economía mundial. Finalmente, la presión permanente sobre los precios internos de algunos de los países con debilidad estructural se espera que conduzca a una mejora de su competitividad a escala internacional. Por tanto, es probable que la zona euro se beneficie bastante más de la recuperación del comercio mundial de lo que lo ha hecho en el pasado. Capítulo 2 Suiza: una reliquia del pasado, ¿el modelo del futuro? A raíz de la II Guerra Mundial las naciones europeas comenzaron la integración económica como un medio para alcanzar un fin: la convergencia cultural y política. Suiza es una interesante excepción dentro de este contexto: dentro de sus fronteras coexisten diferentes culturas y entidades políticas ferozmente independientes, ha integrado muy lentamente su estructura interna, económica e institucional, y no ha tomado parte en el proyecto de unificación de Europa, un proyecto que se enfrenta a la crisis actual. El segundo capítulo del informe del EEAG de este año estudia los orígenes y la reciente evolución de la configuración sociopolítica de la Confederación Suiza y esboza cómo pueden adaptarse algunas de sus características para su uso en la Unión Europea. Es probable que la demanda interna del Reino Unido experimente un progresivo restablecimiento este año, respaldada por la mejora de la situación de los activos de las familias y por una política monetaria expansionista. 10 Sumario Las tensiones críticas que amenazan en la actualidad con hacer descarrilar la Unión Económica y Monetaria Europea no existen en Suiza, ya que la Confederación Suiza es muy distinta de las naciones-estado europeas, que tradicionalmente han intentado construir consensos alrededor de instituciones centralizadas mediante la asimilación cultural. Este enfoque, que por desgracia supuso un factor desencadenante de guerras intraeuropeas, actualmente se enfrenta a las tendencias sobre globalización y migración y es muy dudoso que se pueda implementar en la Unión Europea. Hace tiempo que Suiza se abstiene de participar en la fase de creación nacional de la historia europea, ha permanecido neutral en sus guerras y ha mantenido una organización tributaria descentralizada de tipo tradicional, similar a la que predominaba en toda Europa antes de la Revolución Industrial. No obstante, la historia suiza y sus actuales problemas políticos guardan una estrecha relación con los de sus vecinos europeos, que interactúan con su economía a través de canales fiscales y de los mercados. De hecho, Europa ha influido en la configuración social y política de Suiza, ya que la cohesión interna de la Confederación Suiza se vio reforzada por la necesidad de defenderse de agresiones. estructura sociopolítica de Suiza parece estar en mejor posición que las instituciones supranacionales de la Unión Europea para hallar soluciones pragmáticas y democráticas a estos problemas. Ha respaldado la implementación, temprana y efectiva, de las restricciones al déficit público, y, como Estados Unidos (pero no los países europeos de estructura federal) se ha abstenido de mutualizar la deuda, confiando en el riesgo de quiebra para desalentar el volumen excesivo de endeudamiento por parte de organismos públicos de categoría infranacional. Suiza disfruta de un récord de éxitos en la ejecución de políticas a pesar de su profunda heterogeneidad cultural interna. La necesidad del país de hacer frente a su heterogeneidad puede ser, de hecho, el factor clave que explique su proverbial estabilidad y su capacidad para idear e implementar políticas económicas inteligentes. En Suiza, la cooperación ancla sus raíces en el principio de “Konkordanz”, el compromiso entre intereses especiales heterogéneos, con poder de decisión descentralizado. Este principio se desarrolló tras una guerra civil para gestionar la coexistencia pacífica de culturas distintas, desde las culturas germánicas, católicas, rurales y conservadoras de los cantones originales hasta la cultura protestante, románica e ilustrada de Ginebra, pasando por una amplia variedad de rasgos específicos culturales locales multidimensionales. En la actualidad Suiza se enfrenta a muchos de los problemas financieros y derivados del estado del bienestar que afectan a sus vecinos europeos. Suiza ha creado un mercado común interno vinculado al de la UE, sus programas de Seguridad Social se aproximan en volumen y falta de sostenibilidad a la media de las naciones del continente europeo, y ha hecho frente a crisis financieras y monetarias similares a las que amenazan con romper la zona euro. No obstante, la El idioma y la cultura influyen en las interacciones económicas y políticas con mayor fuerza si cabe que los derechos de voto y las obligaciones fiscales, no sólo en Suiza sino también entre los países 11 Sumario compartir los problemas de índole externa. La gravedad de tales problemas va haciéndose patente a medida que la evolución de la configuración geopolítica mundial hace necesario que Europa defienda sus intereses económicos comunes sin el apoyo de Estados Unidos. europeos. En los estados-nación la cooperación, la solidaridad y la integración de mercados tradicionalmente hunden sus raíces en procesos de asimilación cultural. La historia suiza, empero, sugiere que la cooperación y el intercambio comercial entre sociedades con culturas diferentes, si bien no es fácil ni está exenta de riesgos, en realidad es posible y fructífera. No es necesario erradicar las diferencias si las políticas e instituciones públicas buscan soluciones en colaboración a problemas comunes, y los compromisos duraderos se basan en la convicción auto cumplida de que romper los acuerdos en busca de ganancias inmediatas puede conllevar pérdidas mayores. Capítulo 3 Austeridad: dolorosa pero terapéutica Desde el estallido de la crisis de deuda soberana en la zona euro, mucho se ha discutido acerca de los costes y los beneficios del ajuste fiscal o de la austeridad durante una recesión. No obstante es preciso destacar que la austeridad y la recesión también forman parte del proceso de ajuste. En el curso de este proceso, los desequilibrios externos de los países periféricos de la zona euro se han reducido y los factores de producción que fueron asignados incorrectamente en dichos países durante el auge previo a la crisis han sido reasignados para su uso sostenible a largo plazo. De ello se desprende que ni la austeridad ni la recesión eran evitables del todo. Suiza es cada vez más parecida a sus vecinos europeos en diversos aspectos, y está más estrechamente integrada en su estructura financiera, fiscal y de mercado. Europa, a su vez, puede beneficiarse de ser ‘más suiza’ en su planteamiento para la resolución del problema clave de definir y diseñar un nuevo conjunto de políticas y de interacciones políticas que funcione de manera consistente, tanto en unos niveles inferiores a los de los países tradicionales como a escala trasnacional, superando las barreras de las naciones históricas. Al mismo tiempo, a medida que la Confederación Suiza implementa algunos de los rasgos institucionales del sistema socioeconómico europeo, podría resultar útil para la UE implementar algunas de las características de las instituciones suizas, más laxas y descentralizadas que las de los estados-nación tradicionales, pero con un planteamiento pragmático, centrado en los instrumentos administrativos, legales, monetarios y fiscales que dan soporte a las relaciones mercantiles, reunidas en una política de exteriores común y en Durante el desarrollo de la crisis, las expectativas optimistas acerca de la convergencia de ingresos generaron una inversión, en concreto un boom de la construcción en la periferia, que fue acompañado de unos abultados déficits por cuenta corriente, financiados mediante la entrada de capitales privados. Esta ampliación de la demanda generó una subida más acelerada de los precios (incluyendo los inmobiliarios) en la periferia que en el resto de países. Esto ha erosionado la competitividad de los países periféricos, que reforzaron el incremento 12 Sumario de los déficits por cuenta corriente. El auge, por otra parte, también ha generado una incorrecta asignación de los recursos dentro de cada país, para las diferentes actividades y firmas. Tras el estallido de la crisis financiera se cortó el flujo de capital privado y, en algunos casos, incluso se invirtió. Y el auge de las inversiones se hundió, provocando una recesión. sostenibles a largo plazo. El súbito descenso de los ingresos por impuestos tuvo un efecto negativo sobre los balances de los gobiernos. En segundo lugar, el colapso del boom de la construcción condujo a una elevación de las tasas de delincuencia en los bancos periféricos. A medida que se iba deteriorando la calidad de la cartera de empréstitos de los bancos periféricos, los gobiernos tuvieron que proporcionarles ayuda financiera, lo que condujo a un empeoramiento aún mayor de sus situaciones fiscales. En tercer lugar, los esfuerzos iniciales de los gobiernos periféricos para compensar los efectos recesivos de la crisis financiera demostraron no ser eficaces, ya que tuvieron que enfrentarse a una afectación más permanente de la demanda y la oferta, en lugar de una afectación temporal de la demanda. De hecho, la propia expansión condujo a un deterioro más acusado de sus balanzas fiscales. Al principio los responsables periféricos percibieron la crisis financiera como un ‘shock’ o afectación temporal de la demanda y, excepto Irlanda, reaccionaron aumentando los impuestos en 2008 y 2009 para compensar sus efectos recesivos. Sin embargo, el shock resultó ser una combinación de demanda negativa más duradera y de restricciones en la oferta. En la periferia, el impacto negativo sobre la demanda ha sido más prolongado que en una recesión normal porque las familias de la periferia revisaron a la baja sus expectativas acerca del ritmo de convergencia con los países del núcleo de la zona euro. Una contracción más prolongada de la oferta originada en la mala asignación de los factores de producción antes de la crisis. Una vez que hubo estallado la crisis, muchas empresas se dieron cuenta de que los niveles de empleo de los años del auge económico no sólo no podrían mantenerse a corto plazo, sino tampoco a largo. Por tanto, los factores de producción, y muy especialmente la mano de obra, debían ser reasignados entre las distintas empresas y actividades económicas, lo que se tradujo en el desplome de los niveles de empleo. El ajuste actualmente en marcha en la periferia de la zona euro se caracteriza por una lenta reducción de los precios en relación a los países europeos centrales, mediante la reasignación de recursos entre las distintas actividades y una lenta mejora de las balanzas exteriores. El ajuste de precios es crucial, tanto para la balanza exterior como para la reasignación de trabajadores, pero ha de enfrentarse a numerosos obstáculos. El primero es que los precios son rígidos, por lo que los shocks se absorben en gran medida mediante una caída de la producción y el empleo. En segundo lugar, los amplios créditos concedidos por los bancos centrales nacionales y los fondos de rescate fiscal redujeron la presión para implementar medidas de austeridad, lo que ralentizó el ritmo de las reformas. En La crisis financiera condujo a la crisis de deuda soberana europea. En primer lugar, los ingresos por impuestos recaudados en los años del auge económico, en especial los del sector de la construcción, no eran 13 Sumario La Unión Europea está preparando un programa para la unión bancaria. El concepto de unión bancaria ha terminado por significar la centralización de la regulación, supervisión, resolución y garantía de depósitos bancarios en la zona euro, con elementos comunes como la normativa reguladora, el supervisor, la autoridad resolutoria y un programa de garantía de los depósitos. En resumen, consiste en aplicar a la banca los sencillos principios que rigen el mercado. tercer lugar, las expectativas sobre el ritmo de los precios en el futuro se vieron influidas por las expectativas acerca de la ruptura de la zona euro. Si la zona euro se rompiera, las monedas de los países periféricos se devaluarían y sus precios crecerían en relación con los de los países centrales. En aquellos periodos en que se esperaba la ruptura, los precios de la periferia crecieron más rápidamente (cayeron más lentamente) que en ausencia de dichas expectativas. En otras palabras, fueron estas expectativas las que ralentizaron la devaluación interna en los países periféricos. Y en cuarto lugar, las rigideces demostradas por el mercado de trabajo de los países periféricos han provocado que la reasignación de trabajadores sea especialmente lenta, prolongando la recesión. En noviembre de 2013 entró en vigor un Reglamento de la UE para el “Mecanismo Único de Supervisión”. Un año más tarde, en noviembre de 2014, el BCE deberá emprender la supervisión de las 130 instituciones financieras más importantes de la zona euro. Hasta ese día, evaluará los balances de tales instituciones con el objetivo de identificar y remediar los problemas existentes: las denominadas cuestiones heredadas. El ajuste destinado a la reasignación de la mano de obra y unos precios relativos consistentes con la disminución de las balanzas exteriores viene acompañado de una recesión, como suele suceder con cualquier reasignación de trabajadores a gran escala. La recesión incentiva a las firmas periféricas a reducir sus precios y sus salarios, lo que, a su vez, induce a la reasignación de trabajadores. Por consiguiente, la austeridad no causó por sí misma la recesión, pero contribuyó a ella. Es precisa cierta austeridad como parte necesaria del ajuste post-crisis financiera. De ahí que ni la austeridad ni la recesión pudieran evitarse totalmente. La Comisión Europea ha presentado una propuesta para un Mecanismo Único de Resolución sobre la que el Consejo y la Comisión europeos han alcanzado recientemente un acuerdo. Se proponen llegar a un acuerdo con el Parlamento en mayo de 2014, para poder promulgar la reglamentación. Todavía no se ha prestado excesiva atención a la creación de un fondo de garantía de depósitos común, pero se trata de una cuestión relativamente menos urgente, dadas las actuales provisiones nacionales, y que se ha visto reforzada gracias a los cambios implementados en diciembre de 2013, y a una ligera mejora en la coordinación, todo lo cual permitirá alcanzar una solución provisional razonable. Capítulo 4 Unión bancaria: ¿quién debe hacerse cargo? El principal argumento a favor de la unión bancaria es que la relación entre unos 14 Sumario gobiernos débiles desde el punto de vista fiscal y unos sistemas bancarios frágiles ha llegado a ser demasiado estrecha. Por otra parte, muchos bancos operan en varios países de la zona euro. Por estas razones, las labores de regulación y supervisión se efectuarán más eficazmente si corren a cargo de un solo supervisor; por un lado, la solución para estos bancos podría alcanzarse de manera más limpia y rápida si sólo existiera una autoridad para toda la zona euro que con distintas autoridades nacionales tratando de coordinarse entre sí. Otro argumento que se suele esgrimir es que los reguladores nacionales están demasiado próximos a los bancos a los que regulan, son demasiado susceptibles a las presiones políticas, demasiado propensos a retrasar la intervención y tienen incentivos para compensar los costes en el conjunto de la zona euro. Según esta línea argumental, sería mejor una supervisión centralizada. La quiebra de un banco de un estado miembro tiene efectos en cadena en toda la zona euro. Incluso el banco más pequeño puede tener efectos sistémicos. Los principales argumentos contra la centralización afirman que efectivamente representa un programa para la transferencia de recursos a los estados financieramente más débiles desde el resto de los países, y que concentra demasiado poder y responsabilidad en manos de una sola institución. La idea de la unión bancaria surge tras numerosas intervenciones de las autoridades de la UE desde el inicio de la crisis financiera destinadas a resolver los problemas de banca y deuda pública en la zona euro, y que hasta la fecha han cosechado pocos éxitos. Estas medidas pueden dividirse en cuatro grupos: (i) otorgar préstamos (‘bailouts’ o ayudas financieras) a los gobiernos más endeudados que no puedan acceder a los mercados comerciales; (ii) reforzar la normativa bancaria; (iii) revivir el “Pacto por la Estabilidad y el Crecimiento” bajo la forma del nuevo “Pacto Fiscal”, a fin de incrementar la credibilidad de los planes de los estados miembros para la consolidación fiscal; y (iv) la provisión de liquidez que ha hecho el BCE a los sistemas bancarios y su política de bajos tipos de interés. No obstante, ninguna de estas medidas ha tenido el efecto deseado de reducir los tipos de interés para los prestatarios del sector privado en los países periféricos al nivel de los tipos que se pagan en Alemania y otros estados miembros de la zona euro con solidez fiscal, normalmente nórdicos. Sólo ha tenido éxito parcial la política del BCE de “compras monetarias directas” (o transacciones OMT por sus siglas en inglés) anunciada en septiembre de 2012 pero que todavía no se puesto en práctica: la larga búsqueda de un “gran bazooka” para la zona euro. Resulta eficaz aunar recursos para asegurar los costes de una quiebra bancaria, en lugar de que cada estado miembro pague las quiebras que tengan lugar en su jurisdicción. El “pooling” de recursos en cierta forma ataja el problema de las instituciones “demasiado grandes para caer”. Además, si el BCE actúa como prestatario de último recurso a los bancos de la zona euro, necesitará información acerca de su solvencia, deberá supervisarlos, lo que requerirá control, y deberá poder resolver las instituciones en quiebra. 15 Sumario millones de euros, reunido mediante aportaciones de los bancos, que se empleará cuando se agoten los recursos de las instituciones sometidas a resolución. Pero este Fondo Único de Resolución Bancaria probablemente sea demasiado pequeño para ser de utilidad. En cualquier caso, no se habrá acumulado en su totalidad hasta 2026. Hasta ese momento cada país será parcialmente responsable de los costes de las resoluciones bancarias que se produzcan en su jurisdicción si la fianza para los acreedores bancarios no es suficiente. Esto tiene un efecto ambiguo sobre el intento de separar soberanías de bancos. De un lado, reduce la posibilidad de deshacer la maraña en la que están sumidos bancos y soberanías por lo que respeta a los activos heredados, y de otro reduce los incentivos de los bancos para seguir recargando sus balances de situación con nuevos bonos del Estado tóxicos y convierte todo el sistema bancario europeo en una herramienta para absorber aún más bonos del Estado. Los planes en vigor incluirán un programa para toda la zona euro de respaldo mutuo al Fondo Único de Resolución Bancaria pero no entrará en vigor hasta 2026. Todavía no está clara la eficacia de la unión bancaria a la hora de aislar el sistema bancario de las finanzas públicas en estados miembros periféricos, de mejorar los estándares de supervisión bancaria y de proveer un mecanismo más eficaz para la resolución de las instituciones en quiebra. Dependerá en gran medida de cómo se efectúe a lo largo de 2014 la evaluación de conjunto de los balances bancarios, del rigor con el que se identifiquen los problemas heredados, y de los métodos financieros empleados. A más largo plazo, una vez que el BCE se responsabilice de la supervisión en noviembre de 2014, el impacto de la unión bancaria dependerá de la eficacia de la supervisión y regulación que realice el BCE y de la forma en que opere el régimen de resolución. La autoridad resolutoria prevé disponer de la mínima cantidad posible de fondos públicos y emplear los recursos de los bancos y de sus acreedores para resolver las instituciones quebradas. El Mecanismo Único de Resolución bancaria, según las actuales propuestas de la UE, prevé que los acreedores, en orden inverso de antigüedad, participen en el rescate del banco. Existe cierto grado de preocupación porque la lista de exenciones es demasiado larga, y porque los bancos no tendrán suficientes pasivos que puedan someterse al procedimiento de “bail-in” (que los acreedores bancarios vean reducido el principal de su deuda o sus derechos sean convertidos en títulos de capital de la entidad de crédito deudora) para cubrir los costes de la resolución: es posible que el porcentaje mínimo fijado, del 8 por ciento, sea demasiado reducido. Como medida de respaldo, la “Autoridad Única Resolutoria” propuesta acumulará un fondo de 55.000 Pese a que la unión bancaria podría en principio ser una institución útil para distribuir el riesgo entre los estados, mejorar los estándares de supervisión y regulación bancaria, e invertir la fragmentación de la banca en la zona euro, en la práctica es un medio de canalizar recursos desde estados miembros de posición sólida, básicamente nórdicos, a estados periféricos del sur con problemas financieros y bancarios. 16