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Transcript
Sumario
austeridad y pone de relieve que la
disciplina fiscal es necesaria no sólo para
garantizar la sostenibilidad a largo plazo de
la deuda pública sino también para
reequilibrar las balanzas externas, cuestión
vital para la sostenibilidad a largo plazo del
euro. Finalmente, el Capítulo 4 examina los
planes
y
medidas
destinados
a
implementar una unión bancaria europea y
analiza quién debe pagar las crisis
bancarias en el futuro, así como quién
terminará pagando la factura de la última
crisis.
SUMARIO
La economía mundial mostró fuertes signos
de recuperación en 2013, con el sólido
respaldo de Estados Unidos. La economía
de la zona euro también se comportó en el
ejercicio mejor que en 2012, aunque con
diferentes resultados en cada estado
miembro. La crisis de deuda soberana y la
bancaria también se redujeron, aunque la
situación siga siendo frágil. Las elevadas
cifras de paro que registran varios países
de la zona euro provocan altos niveles de
tensión social, mientras los países
periféricos siguen reequilibrando sus
balanzas internas y externas. Puede que la
crisis de deuda soberana se haya
aminorado en 2013, pero de ninguna
manera ha quedado resuelta y los niveles
de deuda han seguido creciendo. Aunque
se
están
implementando
diversas
reformas, se mantiene la incertidumbre
sobre los resultados y el impacto. El
informe del Grupo Consultivo Europeo
sobre Economía (EEAG en inglés) del
ejercicio pone el acento en que apoyar la
cohesión entre estados miembros y el
mantener la disciplina fiscal y regulatoria,
son factores cruciales para Europa.
Capítulo 1
Perspectiva macroeconómica
El último año asistimos a una ligera
aceleración del ritmo de expansión global.
El desarrollo mundial se caracterizó – como
había ocurrido en los años previos a 2013 –
por una marcada heterogeneidad entre
regiones. Por primera vez en más de cuatro
años, los países desarrollados, en especial
Estados Unidos y el Reino Unido, se
convirtieron en las fuerzas motrices que
alientan la actual recuperación económica
en marcha.
El Capítulo 1 del informe analiza el
cuadro macroeconómico inmediato de la
economía global, con especial atención
hacia la situación europea. El Capítulo 2 se
centra en Suiza, concretamente en las
lecciones que puede aprender Europa de la
experiencia suiza en el mantenimiento de
la cohesión sin dejar de apoyar la
diversidad, y sobre cómo alcanzar
compromisos pragmáticos en la creación
de instituciones y políticas comunes. El
Capítulo 3 analiza el debatido tema de la
Aunque las economías emergentes
seguirán creciendo con unas tasas
superiores a las de los países
industrializados, por razones estructurales
no es probable que puedan aumentar este
ritmo de crecimiento a lo largo de este
ejercicio. El crecimiento de la población de
algunas de las economías emergentes clave
experimenta un marcado estancamiento,
lo que ralentiza el incremento del potencial
8
Sumario
de sus fuerzas de trabajo y reduce por
tanto el potencial de crecimiento. Por otra
parte, China soporta pérdidas frente a
otros mercados emergentes debido al
incremento relativamente rápido de sus
costes
laborales,
lo
que
afecta
notablemente a su competitividad.
Además, se observa un creciente número
de señales que sugieren que el potencial
del modelo chino de crecimiento, basado
en la acumulación de capital, se va
quedando lentamente sin fuelle.
gradualmente a lo largo de este año, ya
que
el
impulso
fiscal
positivo
necesariamente irá menguando y es
probable que persistan los problemas
estructurales.
Aún más importante para la economía
mundial es que en la primavera de 2013 la
Unión Europea finalmente emergió de la
recesión que la atenazaba desde finales de
2011. Desde entonces la economía de la UE
ha registrado un moderado crecimiento y
finalmente ha dejado de estrangular la
economía mundial. Esta evolución se ha
visto favorecida por la reducción de la
austeridad fiscal y por la disminución de la
incertidumbre sobre el futuro de la zona
euro.
En las economías desarrolladas, las tasas
de crecimiento real del PIB comenzaron a
crecer gradualmente en 2013. En Estados
Unidos, el ímpetu contractivo promovido
por la política fiscal se ha visto más que
compensado por la mejora de la demanda
doméstica. El consumo privado en Estados
Unidos probablemente siga creciendo,
respaldado por nuevas mejoras en el
mercado laboral y el de la vivienda, así
como en las condiciones de los préstamos.
Las inversiones de negocios también se
benefician de la recuperación de la
demanda interna y de la promoción
constante de una política monetaria
altamente
expansionista,
lo
que
garantizará unas condiciones para la
refinanciación relativamente favorables.
Finalmente, el impulso fiscal será menos
contractivo que en el último año.
No obstante, son varios los países de la
zona euro que siguen soportando una
deuda privada o pública muy elevada. La
situación de los sectores bancarios
portugués, español, italiano o griego sigue
siendo muy frágil. Por otra parte, estas
economías sufren tanto de falta de
competitividad como de una débil
demanda interna, ya que no se han
materializado en su totalidad los
necesarios ajustes de precios. Las
necesarias
reformas
estructurales
fundamentales avanzan lentamente debido
a una enérgica resistencia sociopolítica, a la
generosa provisión de fondos que prevé el
paquete europeo de medidas de ayuda, a
la relajación de los objetivos de las políticas
fiscales fijados por la Comisión Europea a
comienzos de 2013, así como a las medidas
del Banco Central Europeo para reducir el
interés de la prima de riesgo de cada país.
Muchos gobiernos han constatado que
estas medidas reducen tanto sus costes de
financiación, que anteriormente eran muy
elevados, como la enorme presión de los
En Japón, la política monetaria y fiscal ha
sido extremadamente expansionista desde
comienzos de 2013, lo que ha estimulado
el consumo privado y el gasto en
inversiones, mientras que la industria
nacional de exportaciones se ha
beneficiado del grave debilitamiento del
yen. Aunque este escenario ha permitido
que la economía japonesa experimentara
una fuerte expansión durante los meses
del pasado invierno, se espera que su
crecimiento
económico
decline
9
Sumario
Teniendo en cuenta todo ello, se prevé
que la producción económica mundial
crezca un 3,3% este año, tras registrar un
2,7% en 2013.
mercados para poner en marcha reformas
estructurales. Pero, de manera simultánea,
estas medidas políticas han contribuido a
eliminar la ansiedad de los mercados
financieros y respaldar así un moderado
cambio en el clima económico europeo. Sin
una fuerte recuperación económica que
sirva para el auto fortalecimiento de la
zona, podría ponerse en duda la
sostenibilidad de tales políticas de
adaptación.
La inflación se espera que se acelere
ligeramente en las economías avanzadas,
con excepción de la zona euro. También
jugará un papel muy importante la subida
del impuesto sobre el valor añadido (IVA)
prevista en Japón para abril de 2014. Dado
el moderado aumento de los precios de los
bienes de consumo en los últimos meses,
no está previsto que las economías
emergentes aporten incentivos para hacer
más rigurosa la política monetaria.
En conjunto, la situación económica de la
zona euro sigue sin estar clara. A pesar de
ello, se espera que la moderada
recuperación que comenzó la primavera
pasada se mantenga durante este ejercicio;
y este cambio, comparado con los dos años
anteriores, implica un impulso positivo
para la economía mundial. Según las
previsiones, también se seguirá debilitando
el efecto negativo de las medidas de
austeridad fiscal. De otro lado las
exportaciones netas tendrán también un
efecto favorable, debido tanto a que las
importaciones se mantienen en niveles
bajos en los países en crisis como al
moderado repunte de la economía
mundial.
Finalmente,
la
presión
permanente sobre los precios internos de
algunos de los países con debilidad
estructural se espera que conduzca a una
mejora de su competitividad a escala
internacional. Por tanto, es probable que la
zona euro se beneficie bastante más de la
recuperación del comercio mundial de lo
que lo ha hecho en el pasado.
Capítulo 2
Suiza: una reliquia del pasado, ¿el
modelo del futuro?
A raíz de la II Guerra Mundial las naciones
europeas comenzaron la integración
económica como un medio para alcanzar
un fin: la convergencia cultural y política.
Suiza es una interesante excepción dentro
de este contexto: dentro de sus fronteras
coexisten diferentes culturas y entidades
políticas ferozmente independientes, ha
integrado muy lentamente su estructura
interna, económica e institucional, y no ha
tomado parte en el proyecto de unificación
de Europa, un proyecto que se enfrenta a
la crisis actual. El segundo capítulo del
informe del EEAG de este año estudia los
orígenes y la reciente evolución de la
configuración
sociopolítica
de
la
Confederación Suiza y esboza cómo
pueden adaptarse algunas de sus
características para su uso en la Unión
Europea.
Es probable que la demanda interna del
Reino Unido experimente un progresivo
restablecimiento este año, respaldada por
la mejora de la situación de los activos de
las familias y por una política monetaria
expansionista.
10
Sumario
Las tensiones críticas que amenazan en la
actualidad con hacer descarrilar la Unión
Económica y Monetaria Europea no existen
en Suiza, ya que la Confederación Suiza es
muy distinta de las naciones-estado
europeas, que tradicionalmente han
intentado construir consensos alrededor
de instituciones centralizadas mediante la
asimilación cultural. Este enfoque, que por
desgracia
supuso
un
factor
desencadenante de guerras intraeuropeas,
actualmente se enfrenta a las tendencias
sobre globalización y migración y es muy
dudoso que se pueda implementar en la
Unión Europea. Hace tiempo que Suiza se
abstiene de participar en la fase de
creación nacional de la historia europea, ha
permanecido neutral en sus guerras y ha
mantenido una organización tributaria
descentralizada de tipo tradicional, similar
a la que predominaba en toda Europa
antes de la Revolución Industrial. No
obstante, la historia suiza y sus actuales
problemas políticos guardan una estrecha
relación con los de sus vecinos europeos,
que interactúan con su economía a través
de canales fiscales y de los mercados. De
hecho, Europa ha influido en la
configuración social y política de Suiza, ya
que la cohesión interna de la
Confederación Suiza se vio reforzada por la
necesidad de defenderse de agresiones.
estructura sociopolítica de Suiza parece
estar en mejor posición que las
instituciones supranacionales de la Unión
Europea para hallar soluciones pragmáticas
y democráticas a estos problemas. Ha
respaldado la implementación, temprana y
efectiva, de las restricciones al déficit
público, y, como Estados Unidos (pero no
los países europeos de estructura federal)
se ha abstenido de mutualizar la deuda,
confiando en el riesgo de quiebra para
desalentar el volumen excesivo de
endeudamiento por parte de organismos
públicos de categoría infranacional.
Suiza disfruta de un récord de éxitos en la
ejecución de políticas a pesar de su
profunda heterogeneidad cultural interna.
La necesidad del país de hacer frente a su
heterogeneidad puede ser, de hecho, el
factor clave que explique su proverbial
estabilidad y su capacidad para idear e
implementar
políticas
económicas
inteligentes. En Suiza, la cooperación ancla
sus raíces en el principio de “Konkordanz”,
el compromiso entre intereses especiales
heterogéneos, con poder de decisión
descentralizado.
Este
principio
se
desarrolló tras una guerra civil para
gestionar la coexistencia pacífica de
culturas distintas, desde las culturas
germánicas,
católicas,
rurales
y
conservadoras de los cantones originales
hasta la cultura protestante, románica e
ilustrada de Ginebra, pasando por una
amplia variedad de rasgos específicos
culturales locales multidimensionales.
En la actualidad Suiza se enfrenta a
muchos de los problemas financieros y
derivados del estado del bienestar que
afectan a sus vecinos europeos. Suiza ha
creado un mercado común interno
vinculado al de la UE, sus programas de
Seguridad Social se aproximan en volumen
y falta de sostenibilidad a la media de las
naciones del continente europeo, y ha
hecho frente a crisis financieras y
monetarias similares a las que amenazan
con romper la zona euro. No obstante, la
El idioma y la cultura influyen en las
interacciones económicas y políticas con
mayor fuerza si cabe que los derechos de
voto y las obligaciones fiscales, no sólo en
Suiza sino también entre los países
11
Sumario
compartir los problemas de índole externa.
La gravedad de tales problemas va
haciéndose patente a medida que la
evolución de la configuración geopolítica
mundial hace necesario que Europa
defienda sus intereses económicos
comunes sin el apoyo de Estados Unidos.
europeos. En los estados-nación la
cooperación, la solidaridad y la integración
de mercados tradicionalmente hunden sus
raíces en procesos de asimilación cultural.
La historia suiza, empero, sugiere que la
cooperación y el intercambio comercial
entre sociedades con culturas diferentes, si
bien no es fácil ni está exenta de riesgos,
en realidad es posible y fructífera. No es
necesario erradicar las diferencias si las
políticas e instituciones públicas buscan
soluciones en colaboración a problemas
comunes, y los compromisos duraderos se
basan en la convicción auto cumplida de
que romper los acuerdos en busca de
ganancias inmediatas puede conllevar
pérdidas mayores.
Capítulo 3
Austeridad: dolorosa pero terapéutica
Desde el estallido de la crisis de deuda
soberana en la zona euro, mucho se ha
discutido acerca de los costes y los
beneficios del ajuste fiscal o de la
austeridad durante una recesión. No
obstante es preciso destacar que la
austeridad y la recesión también forman
parte del proceso de ajuste. En el curso de
este proceso, los desequilibrios externos
de los países periféricos de la zona euro se
han reducido y los factores de producción
que fueron asignados incorrectamente en
dichos países durante el auge previo a la
crisis han sido reasignados para su uso
sostenible a largo plazo. De ello se
desprende que ni la austeridad ni la
recesión eran evitables del todo.
Suiza es cada vez más parecida a sus
vecinos europeos en diversos aspectos, y
está más estrechamente integrada en su
estructura financiera, fiscal y de mercado.
Europa, a su vez, puede beneficiarse de ser
‘más suiza’ en su planteamiento para la
resolución del problema clave de definir y
diseñar un nuevo conjunto de políticas y de
interacciones políticas que funcione de
manera consistente, tanto en unos niveles
inferiores a los de los países tradicionales
como a escala trasnacional, superando las
barreras de las naciones históricas. Al
mismo tiempo, a medida que la
Confederación Suiza implementa algunos
de los rasgos institucionales del sistema
socioeconómico europeo, podría resultar
útil para la UE implementar algunas de las
características de las instituciones suizas,
más laxas y descentralizadas que las de los
estados-nación tradicionales, pero con un
planteamiento pragmático, centrado en los
instrumentos administrativos, legales,
monetarios y fiscales que dan soporte a las
relaciones mercantiles, reunidas en una
política de exteriores común y en
Durante el desarrollo de la crisis, las
expectativas optimistas acerca de la
convergencia de ingresos generaron una
inversión, en concreto un boom de la
construcción en la periferia, que fue
acompañado de unos abultados déficits
por cuenta corriente, financiados mediante
la entrada de capitales privados. Esta
ampliación de la demanda generó una
subida más acelerada de los precios
(incluyendo los inmobiliarios) en la
periferia que en el resto de países. Esto ha
erosionado la competitividad de los países
periféricos, que reforzaron el incremento
12
Sumario
de los déficits por cuenta corriente. El
auge, por otra parte, también ha generado
una incorrecta asignación de los recursos
dentro de cada país, para las diferentes
actividades y firmas. Tras el estallido de la
crisis financiera se cortó el flujo de capital
privado y, en algunos casos, incluso se
invirtió. Y el auge de las inversiones se
hundió, provocando una recesión.
sostenibles a largo plazo. El súbito
descenso de los ingresos por impuestos
tuvo un efecto negativo sobre los balances
de los gobiernos. En segundo lugar, el
colapso del boom de la construcción
condujo a una elevación de las tasas de
delincuencia en los bancos periféricos. A
medida que se iba deteriorando la calidad
de la cartera de empréstitos de los bancos
periféricos, los gobiernos tuvieron que
proporcionarles ayuda financiera, lo que
condujo a un empeoramiento aún mayor
de sus situaciones fiscales. En tercer lugar,
los esfuerzos iniciales de los gobiernos
periféricos para compensar los efectos
recesivos
de
la
crisis
financiera
demostraron no ser eficaces, ya que
tuvieron que enfrentarse a una afectación
más permanente de la demanda y la
oferta, en lugar de una afectación temporal
de la demanda. De hecho, la propia
expansión condujo a un deterioro más
acusado de sus balanzas fiscales.
Al principio los responsables periféricos
percibieron la crisis financiera como un
‘shock’ o afectación temporal de la
demanda y, excepto Irlanda, reaccionaron
aumentando los impuestos en 2008 y 2009
para compensar sus efectos recesivos. Sin
embargo, el shock resultó ser una
combinación de demanda negativa más
duradera y de restricciones en la oferta. En
la periferia, el impacto negativo sobre la
demanda ha sido más prolongado que en
una recesión normal porque las familias de
la periferia revisaron a la baja sus
expectativas acerca del ritmo de
convergencia con los países del núcleo de
la zona euro. Una contracción más
prolongada de la oferta originada en la
mala asignación de los factores de
producción antes de la crisis. Una vez que
hubo estallado la crisis, muchas empresas
se dieron cuenta de que los niveles de
empleo de los años del auge económico no
sólo no podrían mantenerse a corto plazo,
sino tampoco a largo. Por tanto, los
factores
de
producción,
y
muy
especialmente la mano de obra, debían ser
reasignados entre las distintas empresas y
actividades económicas, lo que se tradujo
en el desplome de los niveles de empleo.
El ajuste actualmente en marcha en la
periferia de la zona euro se caracteriza por
una lenta reducción de los precios en
relación a los países europeos centrales,
mediante la reasignación de recursos entre
las distintas actividades y una lenta mejora
de las balanzas exteriores. El ajuste de
precios es crucial, tanto para la balanza
exterior como para la reasignación de
trabajadores, pero ha de enfrentarse a
numerosos obstáculos. El primero es que
los precios son rígidos, por lo que los
shocks se absorben en gran medida
mediante una caída de la producción y el
empleo. En segundo lugar, los amplios
créditos concedidos por los bancos
centrales nacionales y los fondos de
rescate fiscal redujeron la presión para
implementar medidas de austeridad, lo
que ralentizó el ritmo de las reformas. En
La crisis financiera condujo a la crisis de
deuda soberana europea. En primer lugar,
los ingresos por impuestos recaudados en
los años del auge económico, en especial
los del sector de la construcción, no eran
13
Sumario
La Unión Europea está preparando un
programa para la unión bancaria. El
concepto de unión bancaria ha terminado
por significar la centralización de la
regulación, supervisión, resolución y
garantía de depósitos bancarios en la zona
euro, con elementos comunes como la
normativa reguladora, el supervisor, la
autoridad resolutoria y un programa de
garantía de los depósitos. En resumen,
consiste en aplicar a la banca los sencillos
principios que rigen el mercado.
tercer lugar, las expectativas sobre el ritmo
de los precios en el futuro se vieron
influidas por las expectativas acerca de la
ruptura de la zona euro. Si la zona euro se
rompiera, las monedas de los países
periféricos se devaluarían y sus precios
crecerían en relación con los de los países
centrales. En aquellos periodos en que se
esperaba la ruptura, los precios de la
periferia crecieron más rápidamente
(cayeron más lentamente) que en ausencia
de dichas expectativas. En otras palabras,
fueron estas expectativas las que
ralentizaron la devaluación interna en los
países periféricos. Y en cuarto lugar, las
rigideces demostradas por el mercado de
trabajo de los países periféricos han
provocado que la reasignación de
trabajadores sea especialmente lenta,
prolongando la recesión.
En noviembre de 2013 entró en vigor un
Reglamento de la UE para el “Mecanismo
Único de Supervisión”. Un año más tarde,
en noviembre de 2014, el BCE deberá
emprender la supervisión de las 130
instituciones financieras más importantes
de la zona euro. Hasta ese día, evaluará los
balances de tales instituciones con el
objetivo de identificar y remediar los
problemas existentes: las denominadas
cuestiones heredadas.
El ajuste destinado a la reasignación de la
mano de obra y unos precios relativos
consistentes con la disminución de las
balanzas exteriores viene acompañado de
una recesión, como suele suceder con
cualquier reasignación de trabajadores a
gran escala. La recesión incentiva a las
firmas periféricas a reducir sus precios y
sus salarios, lo que, a su vez, induce a la
reasignación
de
trabajadores.
Por
consiguiente, la austeridad no causó por sí
misma la recesión, pero contribuyó a ella.
Es precisa cierta austeridad como parte
necesaria del ajuste post-crisis financiera.
De ahí que ni la austeridad ni la recesión
pudieran evitarse totalmente.
La Comisión Europea ha presentado una
propuesta para un Mecanismo Único de
Resolución sobre la que el Consejo y la
Comisión europeos han alcanzado
recientemente un acuerdo. Se proponen
llegar a un acuerdo con el Parlamento en
mayo de 2014, para poder promulgar la
reglamentación. Todavía no se ha prestado
excesiva atención a la creación de un fondo
de garantía de depósitos común, pero se
trata de una cuestión relativamente menos
urgente, dadas las actuales provisiones
nacionales, y que se ha visto reforzada
gracias a los cambios implementados en
diciembre de 2013, y a una ligera mejora
en la coordinación, todo lo cual permitirá
alcanzar
una
solución
provisional
razonable.
Capítulo 4
Unión bancaria: ¿quién debe hacerse
cargo?
El principal argumento a favor de la unión
bancaria es que la relación entre unos
14
Sumario
gobiernos débiles desde el punto de vista
fiscal y unos sistemas bancarios frágiles ha
llegado a ser demasiado estrecha. Por otra
parte, muchos bancos operan en varios
países de la zona euro. Por estas razones,
las labores de regulación y supervisión se
efectuarán más eficazmente si corren a
cargo de un solo supervisor; por un lado, la
solución para estos bancos podría
alcanzarse de manera más limpia y rápida
si sólo existiera una autoridad para toda la
zona euro que con distintas autoridades
nacionales tratando de coordinarse entre
sí. Otro argumento que se suele esgrimir es
que los reguladores nacionales están
demasiado próximos a los bancos a los que
regulan, son demasiado susceptibles a las
presiones políticas, demasiado propensos a
retrasar la intervención y tienen incentivos
para compensar los costes en el conjunto
de la zona euro. Según esta línea
argumental, sería mejor una supervisión
centralizada. La quiebra de un banco de un
estado miembro tiene efectos en cadena
en toda la zona euro. Incluso el banco más
pequeño puede tener efectos sistémicos.
Los principales argumentos contra la
centralización afirman que efectivamente
representa un programa para la
transferencia de recursos a los estados
financieramente más débiles desde el resto
de los países, y que concentra demasiado
poder y responsabilidad en manos de una
sola institución.
La idea de la unión bancaria surge tras
numerosas
intervenciones
de
las
autoridades de la UE desde el inicio de la
crisis financiera destinadas a resolver los
problemas de banca y deuda pública en la
zona euro, y que hasta la fecha han
cosechado pocos éxitos. Estas medidas
pueden dividirse en cuatro grupos: (i)
otorgar préstamos (‘bailouts’ o ayudas
financieras) a los gobiernos más
endeudados que no puedan acceder a los
mercados comerciales; (ii) reforzar la
normativa bancaria; (iii) revivir el “Pacto
por la Estabilidad y el Crecimiento” bajo la
forma del nuevo “Pacto Fiscal”, a fin de
incrementar la credibilidad de los planes de
los estados miembros para la consolidación
fiscal; y (iv) la provisión de liquidez que ha
hecho el BCE a los sistemas bancarios y su
política de bajos tipos de interés. No
obstante, ninguna de estas medidas ha
tenido el efecto deseado de reducir los
tipos de interés para los prestatarios del
sector privado en los países periféricos al
nivel de los tipos que se pagan en Alemania
y otros estados miembros de la zona euro
con solidez fiscal, normalmente nórdicos.
Sólo ha tenido éxito parcial la política del
BCE de “compras monetarias directas” (o
transacciones OMT por sus siglas en inglés)
anunciada en septiembre de 2012 pero que
todavía no se puesto en práctica: la larga
búsqueda de un “gran bazooka” para la
zona euro.
Resulta eficaz aunar recursos para
asegurar los costes de una quiebra
bancaria, en lugar de que cada estado
miembro pague las quiebras que tengan
lugar en su jurisdicción. El “pooling” de
recursos en cierta forma ataja el problema
de las instituciones “demasiado grandes
para caer”.
Además, si el BCE actúa como prestatario
de último recurso a los bancos de la zona
euro, necesitará información acerca de su
solvencia, deberá supervisarlos, lo que
requerirá control, y deberá poder resolver
las instituciones en quiebra.
15
Sumario
millones de euros, reunido mediante
aportaciones de los bancos, que se
empleará cuando se agoten los recursos de
las instituciones sometidas a resolución.
Pero este Fondo Único de Resolución
Bancaria probablemente sea demasiado
pequeño para ser de utilidad. En cualquier
caso, no se habrá acumulado en su
totalidad hasta 2026. Hasta ese momento
cada país será parcialmente responsable de
los costes de las resoluciones bancarias
que se produzcan en su jurisdicción si la
fianza para los acreedores bancarios no es
suficiente. Esto tiene un efecto ambiguo
sobre el intento de separar soberanías de
bancos. De un lado, reduce la posibilidad
de deshacer la maraña en la que están
sumidos bancos y soberanías por lo que
respeta a los activos heredados, y de otro
reduce los incentivos de los bancos para
seguir recargando sus balances de
situación con nuevos bonos del Estado
tóxicos y convierte todo el sistema
bancario europeo en una herramienta para
absorber aún más bonos del Estado. Los
planes en vigor incluirán un programa para
toda la zona euro de respaldo mutuo al
Fondo Único de Resolución Bancaria pero
no entrará en vigor hasta 2026.
Todavía no está clara la eficacia de la
unión bancaria a la hora de aislar el
sistema bancario de las finanzas públicas
en estados miembros periféricos, de
mejorar los estándares de supervisión
bancaria y de proveer un mecanismo más
eficaz para la resolución de las
instituciones en quiebra. Dependerá en
gran medida de cómo se efectúe a lo largo
de 2014 la evaluación de conjunto de los
balances bancarios, del rigor con el que se
identifiquen los problemas heredados, y de
los métodos financieros empleados. A más
largo plazo, una vez que el BCE se
responsabilice de la supervisión en
noviembre de 2014, el impacto de la unión
bancaria dependerá de la eficacia de la
supervisión y regulación que realice el BCE
y de la forma en que opere el régimen de
resolución.
La autoridad resolutoria prevé disponer
de la mínima cantidad posible de fondos
públicos y emplear los recursos de los
bancos y de sus acreedores para resolver
las instituciones quebradas. El Mecanismo
Único de Resolución bancaria, según las
actuales propuestas de la UE, prevé que los
acreedores, en orden inverso de
antigüedad, participen en el rescate del
banco. Existe cierto grado de preocupación
porque la lista de exenciones es demasiado
larga, y porque los bancos no tendrán
suficientes pasivos que puedan someterse
al procedimiento de “bail-in” (que los
acreedores bancarios vean reducido el
principal de su deuda o sus derechos sean
convertidos en títulos de capital de la
entidad de crédito deudora) para cubrir los
costes de la resolución: es posible que el
porcentaje mínimo fijado, del 8 por ciento,
sea demasiado reducido. Como medida de
respaldo, la “Autoridad Única Resolutoria”
propuesta acumulará un fondo de 55.000
Pese a que la unión bancaria podría en
principio ser una institución útil para
distribuir el riesgo entre los estados,
mejorar los estándares de supervisión y
regulación bancaria, e invertir la
fragmentación de la banca en la zona euro,
en la práctica es un medio de canalizar
recursos desde estados miembros de
posición sólida, básicamente nórdicos, a
estados periféricos del sur con problemas
financieros y bancarios.
16