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Baleares tiene la tasa más baja de Hepatitis
A de España
En las islas 1,80 casos por 100.000 habitantes padecen esta patología vírica
IBIZA, 26 de julio (IMAM COMUNICACIÓN)
Alrededor de un millón de personas en España padecen algún tipo de Hepatitis, una
patología que afecta al hígado y que puede provocar inflamación hepática, cirrosis e
incluso cáncer. Concretamente, según los datos del Centro Nacional de Epidemiología
del Instituto de Salud Carlos III, la incidencia de la hepatitis A en España en 2010 era
de 5,28 por cada 100.000 habitantes, una tasa que se multiplicaba por 15 en el caso
de Ceuta, hasta 77,90 casos, lo que supone que los ceutíes tienen 43 veces más
riesgo de sufrir la Hepatitis A que los residentes en Baleares donde el índice era de los
más bajos del país con 1,80 casos por 100.000 habitantes. Respecto a 2012, según el
último informe semanal del Centro Nacional de Epidemiología, publicado el pasado 23
de julio, en España se han registrado 925 nuevos casos de hepatitis hasta el presente
mes, “lo que evidencia la vigilancia que debe hacerse de esta enfermedad”, destaca el
doctor Antonio López Rodado, especialista en aparato digestivo del Grupo Policlínica.
Por este motivo, el centro médico se adhiere a la campaña de divulgación que la
Organización Mundial de la Salud ha iniciado por motivo del Día Mundial contra la
Hepatitis, establecido por la OMS para mañana 28 de julio, El objetivo es “fomentar la
toma de conciencia sobre las hepatitis virales y las enfermedades que causan”, explica
el especialista.
López Rodado destaca que la causa de contraer una hepatitis, o una inflamación
hepática, es muy variada ya que “puede ser infecciosa, de tipo viral o bacteriana,
inmunológica, causada por autoanticuerpos, o tóxica como por ejemplo por el alcohol,
productos químicos o fármacos”. Asimismo añade que las hepatitis B y C, pueden
tener su origen en un contacto sexual, al igual que ocurre con el VIH, lo que acrecienta
el interés en tomar las precauciones habituales en contactos sexuales con parejas
ocasionales.
Por otra parte, añade el doctor, “la enfermedad hepática también puede ser causada
por trastornos hereditarios, como la fibrosis quística o la hemocromatosis, una afección
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que consiste en tener demasiado hierro en el cuerpo el cual se deposita en el hígado”,
puntualiza.
HEPATITIS A, B, C, D, E
Según explica el digestólogo de la Policlínica la hepatitis vírica puede ser debida a
virus específicos o “virus hepatotropos, es decir, aquellos que sólo provocan hepatitis”.
Concretamente, enumera el doctor López, existen los virus A, B, C, D, E
En nuestro entorno, la hepatitis B y especialmente la C, son las más preocupantes,
por las altas tasas de evolución a la cronicidad que producen. En ocasiones el
paciente ha sido contagiado por el virus de una manera subclínica, sin que el mismo
se de cuenta, o con una sintomatología de tipo gripal, que hace que no haya sido
diagnosticado en la fase aguda, y es frecuente diagnosticar hepatitis C al realizar una
analítica de sangre al detectar elevación de las transaminasas. “Estas hepatitis
crónicas por virus B y C, pueden desembocar en cirrosis y cáncer hepático”, subraya.
Además añade que “esos virus representan un riesgo enorme para la salud mundial,
pues hay alrededor de 240 millones de personas con infección crónica por hepatitis B
y unos 150 millones de personas infectadas crónicamente por el virus de la hepatitis
C”.
Por ello, el doctor Antonio López Rodado recomienda acudir ante el primer síntoma a
su médico de cabecera porque “la hepatitis puede comenzar y mejorar rápidamente
(hepatitis aguda) o puede causar una enfermedad prolongada (hepatitis crónica) e
incluso puede llevar a un daño hepático, insuficiencia hepática o incluso cáncer de
hígado”. Según destaca la gravedad de la hepatitis depende de muchos factores,
incluyendo el serotipo del virus causante de la hepatitis y cualquier enfermedad que
padezca el paciente. La hepatitis A, por ejemplo, generalmente es de corta duración y
no conduce a problemas hepáticos crónicos a diferencia de la hepatitis B o C que, en
ocasiones, no tienen síntomas cuando resultan infectadas por primera vez y pueden
desarrollar insuficiencia hepática posteriormente. Por este motivo el digestólogo de la
Policlínica recomienda acudir a su medico, cuando tenga síntomas sospechosos de
hepatitis, que son ictericia (coloración amarillenta de la piel y ojos), dolor abdominal,
cansancio, fiebre, náuseas, inapetencia, y pérdida de peso u orina colúrica (color
coñac)
y deposiciones acólicas (blanquecinas). “Estos serian los síntomas mas
propios de la hepatitis A, que como decimos es infrecuente en nuestro medio,
mientras que la hepatitis C, que es la hepatitis crónica mas prevalente, suele cursar de
modo subclínico, y diagnosticarse en su fase de cronicidad que es como considera
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cuando el virus permanece mas de 6 meses activo”, explica el especialista en aparato
digestivo.
Actualmente, los médicos de atención primaria derivan al paciente al especialista para
valorar la indicación de tratamiento médico específico. El doctor López manifiesta que
“cada paciente lo valoramos individualmente, viendo el genotipo de su virus,
conociendo su carga viral y, además, teniendo en cuenta su estado general de salud”.
Con toda esta información, amplia, “indicamos si procede tratamiento con ribavirina
asociado a interferón pegilado”. Unos medicamentos que, según el digestólo, “poseen
una efectividad moderada en algunos genotipos y con severos efectos secundarios, a
los que últimamente se añaden los inhibidores de la proteasa, recientemente indicados
por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios”, concluye.
Paciente en cama con el doctor Antonio López Rodado, especialista en aparato digestivo del
Grupo Policlínica.
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