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ACTITUDES Y CREENCIAS COMO CONDUCTA VERBAL
BERNARD GUERIN
University of Waikato
The Behavior Analyst, 1994, 17, 1, 155-163
Las actitudes y las creencias se analizan como conducta verbal. Se argumenta que el moldemiento
por parte de una comunidad verbal es esencial en la formacion y mantenimiento tanto de las
actitudes y las creencias. Se sugiere que las comunidades verbales median el cambio del control
de los eventos en el ambiente (actitudes y creencias como tactos) por el control por otras
palabras (actitudes y creencias como intraverbales). Tanto las actitudes como las creencias
constantemete están siendo negociadas socialmente, a través de funciones autoclíticas. Esto es,
las comunidades verbales refuerzan (a) reportar actitudes y creencias más generales que
especificas . (b) presentacion de intraverbales como si fueran tactos y (c) presentacion de creencias
como si fueran actitudes La consistencia entre actitudes, creencias y conductas, es tambien
contingente con las practicas de reforzamiento de las comunidades verbales. Así, actitudes y
creencias pueden ser estudiadas como conducta social más que como procesos cognirivos
privados.
Descriptores: conducta verbal., psicología social, actitudes, creencias, comunidades verbales.
El término “actitud” ha tenido una variedad de significados a lo largo de su historia
(Fleming, 1967; McGuire, 1985; Thomas & Znaniecki, 1918). Los psicologos sociales comumente
señalan que las actitudes son respuestas afectivas generalizadas a estimulos y contextos (ver Lloyd
& Street, este número, para una definicion tradicional); ejemplos en este contexto pueden ser: “yo
iré a la playa” o “Yo desapruebo la intervencion militar de las Naciones Unidas en Bosnia”. En la
mayoría de la literatura en la psicología social, las actitudes son tratadas como una fuente interna
de conocimiento verdadero. Las expresiones actitudinales simplemente revelan un estado de
actitudes almacenadas, ellas son reportes verbales de las predisposicones emocionales de una
persona hacia un objeto o evento (“Yo amo ir a la opera”, “yo odio escuchar a Gubaidulina”).
Las actitudes a menudo se contrastan con las creencias”, un término que se refiere a
conocimiento verbal sobre algo (“yo creo que hay arena en la playa”; “yo creo que una intervencion
militar en Bosnia llevará a una desestabilización innecesaria en el area”). Las creencias no
necesariamente implican atracción o rechazo y es ésta característica la que tradicionalmente
separa las creencias de las actitudes. Aunque las relaciones conceptuales entre actitudes y
creencias han generado una extensa discusion entre los psicolgoos sociales, algunos las hacen
equivalentes debido a que la relacion entre ellas no están claras”. Simplemente consideramos una
actitud como una creencia evaluativa “(Abelson & Prentice, 1989 , p. 363).
El propósito de este trabajo es analizar las actitudes y creencias como una conducta verbal,
en vez de considerarlas como fuentes internas de conocimiento que algunas veces se manifiesta
como conducta externa. Primero, examinaremos el concepto de actitud como una conducta verbal,
mostrando las funciones de tactos, intraverbales y mandos (Skinner, 1957). Segundo, las
creencias se analizarán, concentrándonos en su distincón con las actitudes. Finalmente,
discutiremos la consistencia entre actitudes y otras conductas verbales o no verbales . Un
problema comúun para los psicologos sociales es que las conductas observadas, a menudo no se
ajustan a las respuestas verbales de agrado o desagrado reportadas (Lloyd & Street, en este
numero). En la seccion final, demostraremos que cuando la actitud se condsidera como conducta
verbal, el problema de la consistencia se convierte en una indagación empírica sobre si las
comunidades verbales moldean o no la consistencia.
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ACTITUDES COMO CONDUCTA VERBAL
La Psicología Social, tradicionalmente trata las actitudes como algo que una persona tiene o posee
(Abelson & Orebntice,m 1989), decisiones de agrado o desagrado que se reportan en las
expresiones actitudinales. Puesto en términos más conductuales, las actitudes pueden ser vistas
como reportes de eventos privados. La interpretación conductual de Bem (1965) en estos términos
ha ganado alguna aceptación dentro de la Psicología Social. Sugiere que una respuesta de agrado
o desagrado se basa en las observaciones de las conductas previas. Pero, supone una funcion
simple de las actitudes, la de reportar un un evento privado.
Sin embargo, si las actitudes se analizan como conducta verbal, es necesario considerar
todas las funciones posibles de las actitudes, además de reportar los eventos privados. La
expresión “ mi actitud hacia la fluorización del agua es de desacuerdo”, podría tener cualquiera de
las múltiples funciones de la conducta verbal. Estas, incluyen “tactos”, “intraverbales” y “ mandos”.
Este enfoque lleva a un análisis funcional de las actitudes, muy diferente de los análisis funcionales
previos hechos por los psicólogos sociales (Herek, 1986, 1987; Katz, 1960; Pratkannins, Breckler &
Greenwald, 1989; Smith, Bruner & White, 1956; Snyder & De Bono, 1987). Por ejemplo, debido a
que las actitudes tienen una base verbal, está claro que las consecuencias sociales de las
comunidades verbales, juegan un papel en cada una de las multiples funciones de las actitudes.
Este control social sobre los reportes actitudinales, ha sido considerado muy poco en los analisis
funcionales previos (Eiser & vanm der Pligt, 1984; Thomas & Znaniecki, 1918). El mayor papel de
las comunidades verbales en el moldeamiento de las actitudes, se aclara cuando las analizamos
como tactos, intraverbales y mandos.
Actitudes como Tactos.
Como se mencionó anteriormente, la función de tacto, es considerada implícitamente, por
los psicólogos sociales como la función más importante de de las actitudes. Las reportan como un
estímulo privado. Los tactos son conductas verbales bajo el control conjunto de contingencias
sociales generalizadas y estímulos en el ambiente (Skinner, 1957). Tratar las expresiones
actitudinales como tactos, sin embargo, es problemático porque cada una de estas dos fuentes de
control sobre los tactos, es más complicado que el análisis tradicional de las actitudes.
Consideraremos en primer lugar algunas de las funciones sociales diferentes que controlan las
expresiones actitudinales , y en segundo lugar, cómo los estímulos llegan a controlar las
expresiones actitudinales que podrían ser tactos.
La primera función social de las actitudes probablemente se desarrolla a través de la
generalización de tactos sobre eventos en el ambiente a tactos sobre nuestras propias conductas;
luego a tactos actitudinales sobre muchas de nuestras propias conductas. Informar sobre el
ambiente se mantiene gracias a las consecuencias sociales generalizadas desde la infancia (“ hay
un gato sobre ese arbol”) y el tacto de la conducta, “rescataré el gato de ese arbol, es reforzado
como un reporte de mi conducta. Pero puedo tambien ser reforzado por generalizar entre muchos
casos de conductas positivas hacia los gatos y expresar por ejemplo, “ realmente me gustas los
gatos”; tal planteamiento actitudinal es reforzado como si fuese un simple tacto sobre el mundo
(Bem, 1965). El punto es que nuestra conducta verbal sobre el ambiente es reforzada por otros y
esto conduce a reportar agradosy preferencias más allá de casos específicos. En las primeras
etapas de la vida, reportar actitudes parece ser fortalecido de forma general por maestros y padres.
Mis observaciones como un tio, me indican que una vez que el niño ha aprendido a hablar, gasta
gran parte de su tiempo reportando lo que le gusta o disgusta. La otra función social de las
actitudes como tactos, es evitar dar una respuesta detallada a una pregunta. Cuando se pregunta
“¿qué piensas sobre la intervención militar de las Naciones Unidas en Bosnia?”, usualmente
respondemos ya que negarnos a contestar una pregunta generalmente se castiga. Más que listar
cada creencia o pensamiento sobre la situación en Bosnia, una respuesta común es hacer una
expresion actitudinal y decir por ejemplo “yo desapruebo la intervencion militar en Bosnia”. Si
fuesemos a expresar de manera detallada cada pensamiento o creencia sobre el tópico,
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seguramente perderíamos nuestra audiencia. Una tercera función social al considerar a las
actitudes como tactos, es que mostrarlas puede servir como un ritual para los eventos sociales; su
importancia dependerá de las actitudes reportadas. Esto significa que expresar las actitudes,
simplemente proporciona conversación social, facilitar el intercambio verbal recíproco o para evitar
el silencio (Murray, 1971; Skinner, 1957). Aunque las conversaciones a menudo parecen comenzar
con tactos sobre ciertos tópicos tal como el tiempo, manifestar actitudes sobre estos temas puede
ser reforzado por escape o evitacion del silencio. Así. intercambiar actitudes puede servir a la
funcion social de mantener una comunidad verbal actuando como una conducta ritual o como
intercambio social generalizado (Guerin, 1992b; Sahlins, 1965) .El refuerzo de un tio que escucha la
multitud de expresiones de agrado y desagrado de las sobrinas y sobrinos es el intercambio social
en sí mismo y no de lo que se dice realmente.
Hasta ahora hemos discutido las condiciones del refuerzo social generalizado como una
base para las actitudes como tactos. Una propiedad de esta relación, es que los tactos actitudinales
pueden ser sesgados dependiendo de la audiencia. Si el refuerzo no es todo lo contingente con el
contenido de lo que se dice, probablemente ocurrirán sesgos. Sin embargo, las audiencias
especificas típicamente escuchan o responden a actitudes precisas. Las audiencias por tanto
funcionan como estímulos discriminativos para responder a actitudes específicas y esto significa
que hay probabilidad de que las audiencias se sesguen al reportar las preferencias. En un caso
extremo, una interrogante actitudinal a una persona puede dar lugar a un tipo particular de réplica:
“ Ud. no prefiere los perros a los gatos, o no?”. Casi siempre, la expresión de una actitud se
ajustará a las contingencias de la comunidad verbal que pide la respuesta. El contexto social sesga
los reportes de las actitudes. (Eiser & vanm der Pligt, 1984).
Un analista conductual, por tanto señala un punto importante, aunque ignorado: las
actitudes y el cambio de actitudes son conductas sociales. La psicología social ha tratado a menudo
a las actitudes como reportes individuales de naturaleza personal, especialmente con el énfasis
actual en los fundamentos cognoscitivos (cf Crocker, Fiske & Taylor,1984; Sherman, 1987) y ha
ignorado la base social de lo que se supone es el estudio original de las actitudes (Thomas &
Znanicki, 1918). El enfoque conductual muestra más claramente por qué las actitudes son un
fenómeno social: las actitudes son expresiones verbales que pueden ser mantenidas por
reforzamiento social generalizado por una comunidad verbal (cf Erickson, 1982; Kiecolt, 1988
Verplanl,1955).
Esto lleva a otro punto, las escalas y cuestionarios de actitud se sustentan en un modelo
que sostiene que las actitudes reportadas tocan una fuente interna, privada, (usualmente de
creencias o actitudes). El analisis conductual, señala aquí serios cuestionamientos, debido a que
las actitudes siempre dependen de sus consecuencias sociales, las respuestas a escalas de
actitudes y cuestionarios de opinión, serán función de la persona particular que hace la pregunta
o de la cultura verbal global en la cual se realiza el cuestionario (Silver, Abramson y Anderson,
1986; Thomas y Znaniecki, 1918). No parece importar que cuando se le pide a la persona llenar
una escala de 7 puntos sobre sus actitudes sobre esto o aquello, a menudo dice o escribe “ bien,
ello depende de para qué..” o “ pero ello depende del contexto”. Esto ha sido un problema en las
medidas de actitudes, debido a que el modelo de la psicología social asume que las personas
pueden ser capaces de un tacto con sus actitudes “internalizadas”. Como se muesta aqui, este
“problema” remite a una propiedad fundamental: los tactos actitudinales están controlados por las
contingencias sociales.
Consideraremos la naturaleza generalizada y social de las actitudes al ser consideradas
como tactos. La otra fuente de control para el tacto está en los estímulos o contextos estimulativos.
Por ejemplo, el planteamiento “ hay un gato en este arbol” es un tacto si la expresión es controlada
por el refuerzo social pasado por reportar tales eventos y si hay un gato en el arbol. (Skinner, 1957).
En el caso de considerar a las actitudes como tactos, sin embargo, el control de estímulo no está
del todo claro. Algunas expresiones actitudinales parecen muy cercanas a estar bajo el control
directo del estimulo (“Yo juego con este gato en este salon”), mientras que otros no (“A mi me
agradan todos los gatos”). La generalidad del último planteamiento señala el problema: tal
expresión no puede estar bajo el control de un estímulo discriminativo que consiste de todos los
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gatos en el mundo. Tal expresión parece ser más intraverbal que un tacto. Es importante enfatizar
que los tactos y los intraverbales tienen un área gris entre las actitudes que no ha sido aùn
clarificada por el análisis conductual. (Guerin, 1922a).
Actitudes e Intraverbales.
Las “Intraverbales” son conductas verbales que están bajo el control del refuerzo social y
otras conductas verbales. Si alguien dice “Perú” y yo replico “Lima”, entonces el control de mi
respuesta proviene de escuchar la palabara “Perú” y de una historia social de haber sido reforzado
por decir Lima cuando se pregunta sobre Peru. Yo no estoy haciendo un tacto con Lima ,
especialmente si mi respuesta la doy mientras resido en Tokyo; la replica es controlada porotras
palabras y no por la ciudad.
Las actitudes pueden ser tratadas como conductas intraverbales si las representaciones de
una expresión actitudinal está bajo el control de las palabras que se hablan, más que el ambiente
físico inmediato. En las conversaciones casuales sobre el tiempo, por ejemplo, la conversación es
a menudo controlada por palabras mas que por el ambiente (tacto del tiempo exterior). Muchas de
las conversaciones consisten de unidades funcionales previamente aprendidas de conductas
verbales, por ejemplo, si en una conversación la otra persona dice que le gustan los perros,
entonces yo continúo en la conversación diciendo que prefiero los gatos. Esto es, muchas
expresiones actitudinales están bajo el control de expresiones verbales previas y por la historia de
reforzamientos al expresar las actitudes al surgir topicos importantes en la conversacion. Estos
efectos son los que más a menudo se ven en las conversaciones casuales cuando al hablarnos a
nosotros mismos es mas importante (tiene mas consecuencias) que cuando se precisan las
preferencias o lo que se ve en ese momento en el ambiente.
El que muchas expresiones actitudinales sean intraverbales, sirve de evidencia, pues
como señalamos anteriormente, las actitudes pueden referirse a clases de conductas (“me gustan
los gatos”) y son más probables de ser reforzadas al ser generales y no señalar preferencias
especificas. Por tanto, manifestar tales actitudes está bajo el control de conductas verbales
previas y el control de la comunidad sobre las relaciones intraverbales entre las palabras. Hay un
contínuo entre actitudes como tactos y actitudes como intraverbales, con comunidades sociales
moldeando los cambios verbales de “a mi me gusta jugar con este gato en este salon·” el cual
tiene alguna plausibilidad como tacto de preferencia respecto a la expresión : “me gustan los
gatos” y “me gustan todos los gatos” que son intraverbales. En la misma forma en que las
comunidades verbales refuerzan un reporte actitudinal general mas que concreto, Street (en este
mismo número) argumenta que también refuerzan las descripciones abstractas mas que
descripciones especificas.
Otra clave que señala que las actitudes son comunmente conductas intraverbales, es que
muchas de nuestras acitudes son sobre eventos que nunca hemos experienciado. Expresar una
actitud tal como: “No me gusta el uso de la energia nuclear” puede ser conducta intraverbal, porque
yo notengo la experiencia con la energía nuclear de ningun tipo todo lo que conozco lo he leído en
la prensa o escuchado en otras personas.
Por otra parte, se ha sugerido que nuestro conocimiento de las creencias, a menudo se
refuerzan al presentarse como si fueran tactos cuando realmente son intraverbales (Guerin,
1992a). Diciendo “los rectores nucleares son inseguros” en la misma forma gramatical que “
Aquellos arboles son pequeños” son frases más poderosas e influyentes que “ yo leí algo respecto
a que los reactores nucleares son inseguros”. Las comunidades verbales pueden en este forma
moldear una historia de reforzamiento para presentar intraverbales en la forma de tactos. De la
misma manera, las comunidades verbales pueden moldear la conducta verbal surgida en una
actitud presentada como intraverbal: “me gustan todos los gatos pero justo en la forma como yo
me hablo a mi mismo y quel otras personas me han dicho que responda cuando me preguntan”,a
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una actitud presentada como un tacto (“Yo tengo una preferencia por los gatos). Claramente, lo
último es mas probable de ser reforzado en una conversación.
ACTITUDES, MANDOS y AUTOCLITICOS
Mandos son conductas verbales controladas por reforzadores especificos que siguen a su
producción y que son moldeadas por una comunidad verbal que responde en una manera
apropiada a los mandos. Así “pásame la sal”, está controlada por una historia de ”obtener X”
cuando “pasame X” se dice enfrente de un oyente apropiado. Expresar actitudes, puede
similarmente tener consecuencias específicas positivas o negativas, más que las consecuencias
generalizadas discutidas anteriormente y esto califica como mandos. Tal función de mando puede
ser moldeada y puede moldear las conductas de otros. Si su jefe señala que no le gustan las
personas que toman café mientras tabajan, esto no es un tacto inocente de su actitud privada . Su
planteamiento probablemente moldeará la forma como Ud. actúa aunque pueda haber tenido o no
la intención de hacerlo. En cualquier evento, seguramente funcionará como un mando: “no tome
café mientras trabajo y todo lo demás..”. Similarmente, decir “No me gusta usar la energía
nuclear” moldea la conducta del oyente. Presentar un planteamiento actitudinal puede moldear la
conducta verbal inmediata en forma tal que refuerce al hablante.
Hay problemas para el diseño de cuestionarios que surgen del análisis de los mandos
actitudinales. Si las expresiones actitudinales han sido primariamente mandos en el pasado ,
teniendo que cuantificar nuestra actitud hacia la energía nuclear en una escala de 7 puntos,
resulta asombroso, porque no hay negociación social con el oyente. Quienes responden a
cuestionarios pueden desear influenciar a quien se lo administra sus reportes de actitudes, pero
esto es difícil sin escribir comentarios extras en los margenes. Es una práctica común en la
investifación por cuestionarios pedirle al sujeto, añadir comentarios escritos sobre las preguntas y
explicar posteriormente el propósito del cuestionario.
La función de mando de muchas expresiones de actitudes también se refleja en el uso
frecuente de autocliticos: calificaciones hechas a las expresiones actitudinales que mofican el
efecto de la expresión sobre el oyente. Por ejemplo, lo siguiente es muy frecuente en los reportes
de actitudes: “ me parece a mí que..”, ” no. siempre he creido que ...”, “ yo pienso que me
gustaría...”, “ yo mas bien prefiero...”, “no tiendo a no ir por..” . Ejemplos de autoclíticos
actitudinales se pueden encontrar en la investigación en psicologìa social en manejo de
impresiones y auto presentacione (Baumeister, 1982; Tedeschi,1981), aunque autocliticos se
interpretan como intentos hechos por los hablantes para definirse a sí mismos ante los otros que,
como un intento de modificar las consecuencias del oyente.
Si hay consecuencias negativas para hacer ciertas planteamientos actitudinales, serán
evitadas en varias formas a traves del uso de autoclitivos. Por ejemplo, cuando hablamos a una
sociedad de “amantes de gatos ” en vez de señalar: “ me gustan los perros” diremos “ me gustan
más los perros” Cualquier consecuencia negativa puede ser advertida fácilmente con este segundo
planteamiento. Otra estrategia, es proporcionar contextos verbales discriminativos despues de una
replica verbal negativa. Si “ me gustan los perros” recibe la respuesta, pero si es... “ pero ellos
siempre ladran, lo cual es muy molesto”, entonces Ud, puede añadir a su actitud : “Oh sí, yo quiero
decir que sólo me gustan los perros que no ladran”. Como mencione anteriormente, cuando las
personas llenan cuestionarios frecuentemente estan molestas porque no pueden añadir tales
autocliticos calificadores mientras responden.
En resumen, en las expresiones actitudinales existe algo más que los simples reportes
del recuerdo de una preferencia. Hemos visto, que aunque las actitudes pueden funcionar como
tactos a traves del control social generalizado para reportar muchas conductas como o una
preferencia, puede también funcionar como intraverbales, cuando la producción de palabras
apropiadas es reforzada independientemente del ambiente refozado y como mandos, cuando el
oyente moldea actitudes especificas con reforzadores especificos. Las actitudes pueden tener
muchas funciones y éstas son moldeadas por las comunidades verbalesy se negocian por la
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persona que reportan la actitud a través del uso de funciones autocliticas. Estas distintas funciones
de las actitudes pueden ser utilizadas para examinar la relación entre creencias y actitudes y el
papel de las comundidades verbales en producir consistencia entre actitudes y conductas.
CREENCIAS Y ACTITUDES.
Como se mencionó al comienzo de este trabajo, un area de investigación en psicología
social es el estudio de la relación entre creencias, actitudes y conductas (Ej. Fishbein & Ajzen, 1975
; Fraley, 1984). Las creencias usualmente se distinguen de las actitudes debido a que las
creencias no especifican preferencias. La expresión : “La probabilidad de un accidente nuclear es
muy grande en un período de 10 años” es una creencia, mientras que :“ A mí no me gusta uitlizar la
energìa nuclear” es una actitud. El primer punto a observar en este ejemplo, es que en ambos, la
creencia y la actidud , son en este caso puramente intraverbales, debido a que yo nunca he tenido
la experiencia con la energia nuclear o con plantas nucleares. Esto significa que cada cosa que
creo, me gusta o desagrada sobre la energía nuclear y las vicisitudes que poseen , proviene de lo
que otras personas me han dicho y lo que he leido.
Una relación entre creencias y actitudes es que las personas a menudo señalan que sus
actitudes se basan en sus creencias y que reportan una actitud positiva o negativa porque creen
que tienen buenas o malas consecuencias. “Debido a que el riesgo de accidente nuclear es alto,
no me agrada utilizar la energía nuclear”. Parece ahora que las actitudes son ahora un tacto para
las creencias privadas, más que de las experiencias privadas. El punto de vista del análisis
conductual, sin embargo, es que presentar una creencia para justificar un planteamiento acitudinal
es en sí mismo un acto social de persuasión que requiere un análisis posterior en términos de la
comunidad verbal y de la función de mando o intraverbal de la expresión actitudinal a la cual se liga.
Si yo hablo a una audiencia, que no cree que el riesgo de accidente nuclear es alto, esta creencia
está fuera del planteamiento. Los reportes de actitudes se refuerzan si las creencias que las
sustentas se dan, pero sólo si la comunidad verbal coincide con aquellos que apoyan las creencias.
Este argumento muesta que una forma en la cual se reportan las actitudes o creencias
depende de cómo se refuerzan a partir de la comunidad verbal, más que sobre el estado del
mundo. Otra relación es que el uso de expresiones actitudinales como funciones autocliticas que
hacen su producción más probable de ser reforzada que reportar las crencias correspondientes. Si
reporto la creencia “ los reactores nucleares son inseguros “ esta expresión puede ser discutida:
Se me pueden pedir las evidencias o el interlocutor puede expresar; “No, los reactores nucleares
son muy seguros, está probado”. Si por otra parte, debo reportar la corrrespondiente actitud en vez
de la creencia “ No me gusta utilizar la energía nuclear”, esto no puede ser respondido en la misma
forma, yo puedo replicar después de escuchar argumentos “ a pesar de lo que Ud ha dicho, no me
gusta utilizar la energía nuclear”. Así, presentar el mismo tópico como una actitud más que como
una creencia es a menudo reforzado, esto depende del moldeamiento por la comunidad verbal.
La implicación es que la diferencia entre crreencias y actitudes sobre cualquier tópico es
contingentemente moldeado por una comunidad de oyentes y no es una difererencia inherente
entre las expresiones que muestran una probabilidad de consecuencias y otras que expresan la
preferencia. Esta discusión no ha cubierto dos funciones estilístas autoclíticas que determinan si la
actitud o la expresión de crencia se hacen sobre un topico: las creencias que se presentan en la
forma de actitudes son reforzadas más a menudo y las actitudes intraverbales o creencias que se
presentan en la forma de tactos son reforzadas más a menudo: Estos efectos en un oyente pueden
ser modificados si las actitudes mas que las creencias sobre las consecuencias son expresadas y
si ambas, actitudes o creencias pueden ser presentadas como tactos mas que como intraverbales.
Yo veo, entonces, que la diferencia entre creencias y actitudes está determinada
socialmente. Si hay una relación fuerte o débil entre las dos dependerá de las consistencias
sociales. Mis creencias pueden coincidir con mis actitudes si las contingencias sociales refuerzan
esto, o puede ser opuesto. Como sugerimos, llamar una conducta “irracional” por ir contra las
crencias de sentido común, puede ser indicativo de ocultar, contingencias sociales competitivas
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(Beattie, 1970; Guerin, 1992a). Como veremos, en el tópico final de discusión la consistencia entre
actitudes y conductas está también determinada socialmente.
CONSISTENCIA ACTITUD CONDUCTA
Una situación que ha asombrado a los investigadores en el campo de las actitudes, es la
relación entre actitud y conducta, (Ajzen & Madden, 1986; Fazio & Zanna, 1981; Fishbein & Ajzen,
1975; veer tambien Lloyd& Strret, en este número). Las personas no son siempre consistentes en
sus actitudes y en sus conductas. Ellas pueden reportar que “ le gustan los gatos” pero las
podemos ver maltratando y sacándolos de sus casas. De todo lo que se ha dicho en este trabajo,
debe quedar claro que no hay vínculo automático entre actitudes y conductas (Lloyd en este
numero). Los modelos tradicionales de la psicología social suponen que los reportes actitudinales
señalan de manera precisa los estados internos, así, ellos encuentran que las inconsistencias entre
actitudes y conductas como problemáticas (cf Fishbein & Ajzen, 1975).
Para el analista conductual, el problema es que hay muchas formas en las cuales pueden
surgir las inconsistencias entre actitudes y conductas. Cualquier conflicto entre las múltiples formas
de control en este trabajo pueden llevar a inconsistencias. Por ejemplo, si una comunidad verbal,
refuerza expresiones sobre agrado por los perros más que a los gatos, esto puede fortalecer las
conductas verbales correspondientes. Si hay otras contingencias, sin embargo, que fortalecen las
conductas positivas reales hacia los gatos , ocurrirán inconsistencias actitudes - conductas. Aún
con el modelo de Ajzen & Fishbein (1980) ,que ha separado tradicionalmente actitudes de
creencias tanto para presiones sociales y de la motivacion a conformar con los puntos de vista de
las otras personas, recientemente se ha demostrado que las condiciones sociales pueden afectar
lo que se suponen ser creencias privadas evaluativas (Kashima, Gallois & McCamish, 1993).
Para poner este punto de manera suscinta, la “verdad “ de las actritudes no es si ellas
corresponden a la conducta, ni si corresponden con exactitud a alguna verdad interna sino cuál
efecto tienen sobre la persona que oye lo que se dice. Dado el control imperfecto de nuestras
conductas no verbales por las verbales, el analista conductual es más probable que se asombre de
que tal consistencia pueda ocurrir. La literatura sobre correspondencia, sugiere que hay
contingencias sociales que operan entre nuestras actitudes y conductas (cf Riegler & Baer, 1989;
Lloyd en este numero) , aún si esta consistencia es a menudo escasa.
El mismo moldeamiento de las contingencias sociales probablemente se aplica a la
consistencia entre nuestras conductas, donde actitud/conducta y decir/hacer son casos conspicuos.
Si miramos a la consistencia conducta/conducta como otro ejemplo , existen imnumnerables
formas de castigo social para alquien que piensa un dia distinto al anterior. Walt Whitman
/1855/1986, línea 1314) sentia que tenía que justificar las inconsistencias, señalando que la
consistencia no es una necesidad lógica de la vida:
Me contradigo a mi mismo?
Muy bien entonces...me contradigo a mi mismo:
yo soy grande...contengo multitudes...
Esto es, dados nuestros grandes reprertorios de varios tipos de conductas, las múltiples
formas de control sobre estas conductas y las múltiples comunidades verbales de la vida moderna
de la cual nos sentimos una parte (Guerin, 1992a), deberíamos esperar inconsistencias. Esto es,
especialmente así con la conducta verbal, debido a que está bajo el control de los otros. El
ambiente físico en gran medida selecciona consistencia entre conductas secuenciales actuando en
el ambiente, pero debido a que la conducta verbal afecta el ambiente sólo a través de otras
personas, la consistencia entre conducta verbal y no verbal será débiles. Como se ha encontrado
en la literatura psicológica moldeando por experiencia directa con contingencia y moldeamiento por
una comunidad verbal a traves de habla llega a inferencias en consistencia en actitudes-conductas
(Fazio & Zanna,1981)
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En conclusión, la consistencia entre conductas, incluyendo verbales y noverbales, ha
preocupado mucho a los psicologos sociales, pero no han comprendido el control social continente
de al consistencia. La base motivacional de la consistencia ha sido tratada como una necesidad o
como un deseo fundamental. Recientemente , se ha reconocido la existencia de un tipo diferente
de pulsión de consistencia , que la variedad privada, intrapersonal que trataron los primeros
teóricos. El deseo de aparecer consistente, visto como con una influencia substancial sobre
muchas de las acciones humanas (Cialdini,1987, p. 169).
Puede ser visto como superficial el trasladar el “impulso de consistencia” en el lenguaje
del análisis de la conducta, pero es interesante. Más importante, ha sido enfatizado en este trabajo,
si el control social de las actitudes y creencias no es reconoocido, entonces, el contexto social y las
consecuencias, de la consistencia conductual no esta investigado. Impulsos y deseos implican un
origen dentro de la persona y así las condiciones sociales para su aparición y desaparición no son
estudiados. Pero como se verá, tales impulsos y deseos pueden ser vistos simplemente como
derivados del control de las actitudes, crenciasy conductas por la comunidad verbal.
REFERENCIAS