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Los avances de la técnica quirúrgica
( Publicado en Revista Creces, Marzo 1999 )
La cirugía moderna ha ido progresando muy rápidamente, no tanto por la mano
del cirujano, sino por el uso de diversas tecnologías de punta que están ahora a
su disposición. La fibra óptica, el rayo láser, la física, la computación, las cámaras
de video, la robótica, la realidad virtual, se han combinado, abriendo tremendas
posibilidades a la técnica quirúrgica. Incluso se vislumbran a futuro
intervenciones quirúrgicas a distancia (tele-cirugía), con el cirujano muy lejos
del enfermo.
Es frecuente que los que dominan un determinado arte, oficio o conocimiento, no tengan
claridad respecto del futuro del mismo. Incluso es frecuente que aquellos que han
aportado avances significativos en conocimientos y tecnologías específicas, tiendan a
pensar que ya se ha alcanzado la cumbre y que de allí en adelante no se puede esperar
nada nuevo. Tal vez ello se debía a que, estando demasiado comprometidos con su propio
arte o demasiado satisfechos con su aporte, no alcancen a visualizar otras posibilidades, o
desconozcan lo que otras áreas del conocimiento podrían contribuir a progresos
significativos en su propia disciplina.
Berkeley Moynihan, un distinguido cirujano inglés, fue quien desarrolló el ritual de la
asepsia en la cirugía moderna y quien, entre otras cosas, adoptó el uso de los guantes de
goma para impedir la contaminación de las heridas. Este hecho, junto con los progresos de
la anestesia a fines del siglo pasado y comienzos del presente, indujeron cambios
trascendentales en los resultados de la cirugía y el pronóstico de las intervenciones. Sin
embargo, el mismo Moynihan cometió el error de muchos otros científicos al creer que
todo en su oficio o ciencia ya estaba superado. En el año 1930, escribía: "ya podemos
estar seguros de que el oficio de cirujano no podrá ser más perfecto de lo que es hoy día.
Hemos alcanzado el fin de un capítulo".
El error de Moynihan, como el de muchos otros científicos y técnicos, estuvo en
desconocer la gran capacidad del ser humano para generar nuevos conocimientos, que
rápidamente se transformarían en nuevas técnicas que lo cambiarían todo. Claro que en
su descargo hay que señalar que nadie pudo predecir que la génesis de nuevos
conocimientos iba a alcanzar la fantástica aceleración que hemos presenciado en las
últimas décadas. Tampoco él pudo predecir que junto a ello, se iba a producir una
globalización de los mismos, y que los avances en las más diferentes áreas del
conocimiento y de las tecnologías se entremezclarían produciendo fantásticos cambios
tecnológicos. Por ello parecería arriesgado hoy día afirmar que "hemos llegado al final de
los tiempos". Por el contrario, todo parece indicar que los cambios continuarán y,
probablemente, con una aceleración creciente.
Moynihan murió en 1936. Algunos años más tarde se realizaba la primera operación a
corazón abierto, que fue posible por el desarrollo de la máquina corazón-pulmón, la que
podía mantener artificialmente la circulación sanguínea mientras el corazón estaba
temporalmente detenido. En la década del 60 se perfeccionaron los endoscopios flexibles,
que incorporando la fibra óptica le permitieron al cirujano mirar al interior de los órganos.
Más tarde apareció el láser que, utilizado como cuchillo microscópico, permitió hacer
delicadas cirugías en el ojo y órganos internos. Recientemente se ha desarrollado la
laparoscopia, que junto con cámaras de video, ha permitido actuar quirúrgicamente a
través de un pequeño agujero en el abdomen. Pero esto no es todo, porque muchas otras
técnicas han sido incorporadas a la medicina y cirugía, como nunca Moynihan pudo
imaginar, como han sido por ejemplo la Tomografía Axial Computarizada (CT) o el Scanner
por la Imagen de Resonancia Magnética (MRI).
Todo esto es el resultado de la suma de descubrimientos separados que fue posible
integrarlos entre sí y que se tradujeron en nuevas tecnologías. El progreso de la
información, las comunicaciones, la computación, la física, el video, la fibra óptica, el
láser, etc., fueron incorporados en el desarrollo de nuevas tecnologías, cambiando
completamente las perspectivas de la cirugía.
Pero el proceso no se detiene aquí pues ya se está visualizando la incorporación a la
cirugía de la realidad virtual, que permitirá a los cirujanos manipular imágenes complejas
tridimensionales y que le darán, incluso, la sensación de tocar esas imágenes. Ya podemos
imaginar como la combinación de imágenes estereoscópicas, con sofisticadas
computadoras y mecanismos robóticos que reemplazarán la mano del cirujano, serán
aplicados a las técnicas quirúrgicas para crear un nuevo marco de referencia en cirugía. En
el futuro, los beneficios de estas nuevas tecnologías se saldrán del pabellón quirúrgico
para llegar a realizar intervenciones a distancia, sin la necesidad de la presencia del
cirujano.
Todo esto ya no es imaginación. Así por ejemplo en 1991 VPL Research Inc., una
compañía fundada por el pionero de la realidad virtual, Jaron Lanier, creó un modelo
computarizado tridimensional del nervio óptico que permite su observación desde
cualquier ángulo. En 1994 el radiólogo Ron kinkinis y sus colegas Ferenc Lolesz y Peter
Black, del Briham and Women Hospital de Boston, comenzaron a realizar intervenciones
neuro-quirúrgicas que permiten una observación tridimensional del cerebro. Ello mediante
la producción de imágenes continuas por MRI y la superposición de video. Con ello el
cirujano puede ubicar la posición de un tumor cerebral con una precisión de 0.5
milímetros. En 1997, el cirujano Jacques Himpens y colaboradores, del Saint Blasius
Hospital, cerca de Bruselas, realizaron la primera operación de la vesícula vía telecirugía o
cirugía realizada a distancia.
Con todo esto podemos imaginar cómo va a ser la cirugía del futuro, que ya no va a
depender sólo de la buena mano y ojo del cirujano, sino de la acuciosidad que les
permitan el manejo de todas estas nuevas tecnologías. Para las nuevas generaciones de
cirujanos, que parece que ya nacieron con la computación, los botones y las teclas
incorporadas a su genoma, ello les será más fácil. Su destreza va a depender de los bits y
los bytes, y del manejo del conjunto de todas estas diversas tecnologías que
necesariamente tendrá que conocer y familiarizarse. Lo que es evidente es que "el capítulo
no se ha cerrado", como pensaba Moynihan.
El ejemplo de la laparoscopía
La laparoscopía, como ningún otro procedimiento, ejemplariza la revolución que se está
produciendo en la tecnología quirúrgica. Básicamente el laparoscopio es un tubo de acero
inoxidable de 1,5 cm de diámetro, en que uno de sus extremos se ajusta al ojo, mientras
en el otro extremo existen pinzas o tijeras. El cirujano inserta este tubo a través de una
pequeña incisión abdominal, generalmente cerca del ombligo. Una fibra óptica en su
interior guía la luz a través del tubo.
Hasta hace poco tiempo, el cirujano tenía que acercar el laparoscopio a su ojo el cual
debía sostenerlo con una mano, dejando así una sola mano libre, ya sea para tomar una
biopsia o hacer una reparación. Este problema ha sido resuelto recientemente con una
cámara de video miniaturizada que se incorpora al interior del laparoscopio. Esto significa
que en lugar de estar mirando directamente a través de él, la cámara transmite una
imagen de excelente calidad en un monitor de video, lo que deja las dos manos libres al
cirujano. Ello tiene el beneficio adicional de que la operación puede ser observada por
todos los que están ayudando en el pabellón.
Como puede verse, este avance se debe a la combinación de diversas tecnologías que, por
lo demás, ya estaban disponibles desde hace algunos años. Ahora ellas, combinadas,
permiten avances importantes en la técnica quirúrgica: produce menos dolor al paciente,
se acortan los días de hospitalización, la recuperación es más rápida y deja una cicatriz
casi imperceptible. Con todo aún no se ha alcanzado el ideal. Todavía falta que a través
del laparoscopio, el cirujano tenga una verdadera visión tridimensional, que además tenga
el sentido del tacto y el predominio de la mano derecha (o izquierda según el caso), para
alcanzar así la coordinación perfecta entre el ojo y la mano.
Se vislumbra que en el futuro todas estas dificultades puedan corregirse con las
tecnologías de realidad virtual. Actualmente en ello se está trabajando mediante un
sistema de interface de computación, conectado tanto a la entrada como a la salida del
aparato.
¿Qué significa esto? Que si se puede operar a través de un laparoscopio, también se podrá
operar a distancia. De allí el desarrollo de la llamada telecirugía, en la que el cirujano está
sentado frente a una consola de control y el paciente puede estar en otra ciudad. Para ello
hay que llegar a una etapa en que el cirujano tenga la suficiente percepción sensorial de
modo que tenga la sensación de que está interviniendo directamente al paciente. Por los
instrumentos que se están desarrollando es perfectamente posible lograrlo. La imagen
proyectada en alguna de las consolas le dará la sensación de que está directamente en el
interior del abdomen, e incluso puede llegar a tener la sensación de tener los instrumentos
en sus manos. Cuando el cirujano mueve sus manos, simultáneamente éstas se mueven
en la pantalla y puede llegar a tener la sensación de resistencia de los tejidos.
Todo esto ya está muy cerca de la realidad y no sólo será aplicable a las intervenciones
abdominales (gastrectomías, en que se remueve parte del estómago o esplenectomía en
que se extrae el bazo etc.), sino también operaciones toráxicas e incluso de neurocirugía o
la cirugía del ojo u oído. Recientemente el cirujano francés Dadier Loulmet realizó la
primera telecirugía del corazón en el Hospital Broussai de París. Por esta técnica pudo abrir
una arteria bloqueada y reemplazar parte de una sección sin que se abriera el tórax. Se
planea próximamente realizar el primer Bypass por técnicas semejantes. Sin duda que
todos estos avances, que se están realizando en forma experimental, en el futuro pasarán
a ser rutina, con enormes beneficios, especialmente para los países subdesarrollados,
donde la escasez de especialistas calificados es muy grande.
Esto es sólo algo de lo que ahora se puede visualizar en la futura cirugía, pero más allá de
eso es difícil predecir, ya que la ciencia está avanzando demasiado rápido, superando en
mucho a toda imaginación. Lo que sí no se puede afirmar es "que el capítulo esté
cerrado".
Información tomada de: Rosamond Purcell.
The Allure of Equal Halves.
The Sciences, Noviembre - Diciembre 1998, pág. 33.
Artículo extraído de CRECES EDUCACIÓN - www.creces.cl