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Nuestro Universo Un ajuste perfecto para la existencia de la vida Alfonso Gómez Echeverri* “La naturaleza sabe lo que está haciendo y lo lleva a cabo, aunque nosotros no seamos capaces de averiguarlo.” Sir Arthur Stanley Eddington. (1882-1944) Desde aquel instante en que las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza fueron desatadas, se creó el ámbito de actividad de las formas macro y micro del Cosmos. El divorcio de estas formas, le ha planteado a la física moderna un dilema devanador de sesos, sobre cómo casar el universo de las grandes masas como planetas, estrellas y galaxias, con el universo de las partículas elementales, átomos y moléculas. En el micro cosmos de las partículas elementales, el efecto de onda asociado a ellas, parece difuminar el principio de causalidad de que todo efecto supone una causa, y la ubicuidad de las partículas es su razón de “estar”. En ese extraño mundo, el 2 Nobel de física Richard P. Feynman (1918-1988) uno de los padres de la teoría cuántica, expresó: “Creo que puedo afirmar con seguridad que nadie comprende la física cuántica” y el también Nobel de física Steven Weimberg (1933-…), agregaría: “Cuanto más conozco el universo más absurdo me parece” En el macro cosmos, de las grandes masas, la fuerza gravitatoria distorsiona el espacio y el tiempo, y da cuenta por ejemplo, del ajuste que es necesario efectuar al reloj del sistema de posicionamiento global GPS, que órbita alrededor de la tierra, para mantener la orientación de nuestros sistemas de navegación. Una idea de la fuerza gravitatoria, no las puede dar un ejemplo sencillo como cuando una pequeña pelota de juego olvidada en un mullido sofá, es atraída por la curvatura que produce el peso de una persona que se sienta cerca de ella; es comparable si se me permite, a la curvatura que presenta el espaciotiempo, en presencia de una gran masa. Se necesitaron aproximadamente tres mil quinientos millones de años, para producir las formas plurales de vida, hasta llegar a la vida inteligente en su máxima expresión el Ser Humano. Las “constantes” y leyes fundamentales de la naturaleza estaban dadas, y a través de 13.700 millones de años desde que se produjo el Big Bang, el Universo se hizo propicio a la vida e inteligencia. En ese escenario, comprendido nuestro sistema solar, continúa evolucionando un ser dotado de capacidad intelectiva, que observa los acontecimientos del entorno en que vive en forma reflexiva, y cada vez es más consciente de su libre búsqueda, por emprender procesos políticos, culturales y religiosos, dirigidos a valuar su dignidad humana. 3 La estadía del hombre por lo tanto, se desarrolla en un entorno en donde se dan condiciones excepcionales para el florecimiento de “vida inteligente”; un ligero desvío de ese ajuste fino, alteraría parámetros fundamentales necesarios para la existencia de vida humana, tal como se describe a continuación: Si la órbita planetaria de la tierra que es una elipse con apenas 0,02 de excentricidad (un número entre cero y uno) fuera próxima a la unidad, los océanos hervirían, pues estaríamos más cerca del sol, y se congelarían, cuando alcanzase el punto más lejano. Los biólogos afirman hoy en día, que la vida solo puede darse en agua líquida, con arreglo a las moléculas basadas en la química del carbono. También la masa del sol juega un papel predominante en relación a su distancia con la Tierra, si el sol tuviera un 20% más de masa, la tierra sería más fría que Marte, y menos masa, sería más caliente que Venus. Una gran masa de hierro en el núcleo de la tierra, a una temperatura de 4.000ºC. , hace que el hierro se comporte como un gran rotor eléctrico, que al girar, produce un gigantesco campo magnético. Pues bien, este campo magnético protege a la tierra de las partículas de alta energía, que se desprenden por explosiones en la superficie del sol y que son lanzadas a través de todo el sistema solar; de no existir esta protección, esas partículas de alta energía esterilizarían los continentes si llegasen sin obstáculo alguno, arrasando con la vida existente en ellos. La luna actúa como un balancín para mantener el eje de rotación de la tierra sobre sí misma, a 23,5º de inclinación respecto de la perpendicular de su órbita, mientras va alrededor del sol. Si no hubiese algo que estabilizase el eje, unas veces estaría perpendicular a la órbita y otras veces estaría tendido. Gracias a esta configuración, tenemos las estaciones como una 4 manera de distribuir el calor del sol sobre la tierra a lo largo de toda su órbita. Si se cambiase esto, en la tierra probablemente no existiría vida humana. En el micro cosmos, existe la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil, que preparan la materia para que pueda existir el hombre. Esas dos fuerzas permiten que partículas con carga positiva que deben tener una poderosa repulsión, sin embargo se unan para formar un átomo. Son los pilares para que pueda existir todo lo que consideramos materia y por supuesto el planeta tierra. Ligeras variaciones de más o menos magnitud en la fuerza nuclear fuerte, permitiría que en el sentido más fuerte todo el universo fuese helio, y en el sentido menos fuerte que solo existiese hidrógeno. Sabido es que tanto el protón (de carga eléctrica positiva) como el electrón (de carga eléctrica negativa), tienen exactamente la misma cantidad de carga, pero el protón pesa 1.836 veces más que el electrón; se calcula que si pesase 1.850 veces por ejemplo, no podría haber vida porque no se formarían las moléculas esenciales para que existiese ella, y si pesase 1.800 veces, tampoco podría haber vida. Son por lo tanto ajustes finísimos que si rebasaran el límite entre el 1% y el 2%, harían inviable la vida. Mediante la fuerza electromagnética, adquirimos nuestro conocimiento por medio de los sentidos. La luz es de carácter electromagnético, el tacto se debe a la repulsión eléctrica; el gusto y el olfato funcionan por la química que se derivada también de la fuerza electromagnética. De las condiciones antes descritas surge el siguiente interrogante: ¿Es el Universo un producto del azar? Responde el hombre de ciencia: “El azar no representa fuerza física alguna, no es medible en un experimento, ni se puede introducir en una ecuación matemática.”; y dos astrofísicos dialogando 5 bajo el siguiente tenor, manifiestan: “No solamente nuestro universo sino otros infinitos universos, aparecen espontáneamente de la nada por la fuerza gravitatoria.”; la respuesta de su colega no se hace esperar: “¿Desde cuándo tiene la nada fuerza gravitatoria? La fuerza gravitatoria se debe a las masas, en la nada no hay masas, no hay fuerza gravitatoria. Es totalmente absurdo científicamente, decir que de la nada va a ser posible extraer un universo por la fuerza gravitatoria.” Nos preguntamos: ¿Ese ordenamiento y ajuste fino que hace factible la existencia de la vida y la conciencia, es posible atribuirlo al azar? ¡El envanecimiento del hombre actual por sus logros en el conocimiento de la Naturaleza, y el embeleso que produce la tecnología, le hace difícil aceptar la existencia de un Creador! *[email protected] Junio 10 de 2012