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Vida consagrada: la crisis afectiva es la primera causa de los abandonos en España La encuesta publicada por la revista de los jesuitas y realizada bajo la dirección de un profesor del Antonianum de Roma ha sido recogida por Ivicon Madrid (España), 19 de marzo (VID) – Es la crisis afectiva el factor principal del abandono de la vida consagrada por parte de los religiosos y de las religiosas. Así se desprende de una encuesta basada en 184 testimonios de unos 30 países y publicada en el último número de "Razón y Fe", la revista de los Jesuitas españoles, y recogida también por "Ivicon", la agencia de información sobre la Vida consagrada de la Conferencia de los Religiosos españoles (CONFER). Según la encuesta, recogida en el último número de la revista de los jesuitas por Luis Oviedo Torró, profesor de teología en el Pontificio Ateneo Antonianum de Roma, de los Frailes Menores, la crisis afectiva como causa mayoritaria de las salidas afecta al 71% de los casos, aunque a menudo se combina con otros factores como la insatisfacción, la inestabilidad psicológica o contrastes con los superiores. La encuesta, realizada a base de un cuestionario detallado, indica además que las dificultades y los abandonos afectan por igual a quien tiene escasa vida de oración que a quien la vive de forma más intensa. "Por lo tanto – deduce Oviedo Torró – los resultados obtenidos confirman que en la mayoría de los casos se cedió a la presión afectiva, pese a que no había otras razones aparentes ara cambiar de forma de vida". Para Oviedo Torró, el retrato del religioso que decide cambiar su forma de vida sería una persona de entre 30 y 40 años de edad, que lleva unos 5 a 10 años de votos solemnes o de sacerdocio, que no ha asumido cargos de responsabilidad, y que no tiene otros estudios aparte de los teológicos. En la mayoría de los casos, la decisión de dejar puede deberse al hecho de haber encontrado una compañera o un compañero de vida, además de la sensación de que la institución religiosa de la que forma parte no da respuestas adecuadas a los interrogantes existenciales. Desde este punto de vista, el profesor Oviedo Torró indica que habría que "hacer más en el campo de la formación para los afectos y en la asunción de una antropología más realista" que evite "el aislamiento afectivo" de los religiosos y de las religiosas.