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COLOQUIO INTERNACIONALSOBRE ANIMACIÓN
SOCIOCULTURAL
Zaragoza, Octubre 26, 27 y 28 de 2011
Comentario a la Conferencia Educación, Política y Cultura del Dr Alfonso Martinell
Sempere
Lucero Zamudio Cárdenas
La relación Educación, Política y Cultura en el mundo contemporáneo pasa por una
fuerte tensión entre las lógicas de organización de la educación y, por tanto, de las
políticas educativas, y las lógicas culturales y las políticas culturales que pretenden
expresarlas.
Tal como lo plantea el Dr. Martinelli, las políticas educativas aparecen entre finales del
siglo XIX y principios del XX, es decir, junto con la constitución de los Estados-Nación
y, por tanto, con un sello absolutamente claro: la búsqueda de la cohesión social
mediante un proceso de integración, de homologación, validado con el discurso de la
igualdad. Por eso, la imposición de una sola lengua, una sola religión, una sola lógica
de organización del saber.
Las políticas culturales, que aparecen más tardíamente, en las décadas del 60-70 del
siglo pasado, han tenido serias dificultades en su consolidación como bien lo afirma el
profesor Martinelli. Y tienen serias dificultades porque pretenden dar respuesta a una
exigencia, cada vez más fuerte, de reconocimiento de la diversidad cultural que implica
reconocimiento de otras lógicas y, por tanto, otros saberes, otras formas de relacionarse
con la naturaleza y con el mundo en general, otras concepciones del tiempo, otras
formas de relacionarse con los demás seres vivos, otra concepción de la relación con la
tierra.
En este caso, el logro de la cohesión social, exige otro camino, va por otro lado. Ya no
se trata de integrar, se trata de incluir. Lo primero exige borrar o, por lo menos,
debilitar la diferencia buscar la igualdad en la homogeneidad. En el segundo caso la
cohesión social se busca en la constitución de redes sociales cuya capacidad de
sobrevivir proviene de incluir la riqueza de lo diferente,..lo que implica el
reconocimiento, el entendimiento y el respeto por la diferencia. Y la igualdad se
busca no en la homogeneidad, sino en el reconocimiento del otro en su dignidad como
diferente y en el respeto y relacionamiento con esa diferencia.
En el primer caso se impone una lógica, un saber, una idea de verdad y unas reglas para
producirla (en toda esa etapa el “método científico” reducido al método del
positivismo). En el segundo caso se reconoce la diversidad de lógicas, la diversidad de
saberes, la diversidad de formas de relación con diferentes expresiones de la vida, con el
territorio, con los otros. Y en este encuentro se busca la cohesión social y la igualdad.
Son, entonces, dos lógicas distintas de cohesión social y de igualdad.
Mientras la política educativa y la política cultural no identifiquen la naturaleza de la
tensión que las separa no lograrán hacer las sinergias necesarias para colaborar en
procesos de cohesión social dinámica, creadora, no violenta y de construcción de la
igualdad en el reconocimiento de la validez del otro.
Pero entender la naturaleza de lo que las separa, las distintas lógicas que las orientan,
implica aceptar que las políticas educativas y las políticas culturales deben orientarse a
buscar el cambio del sistema educativo, cuya crisis es cada vez más evidente. Los
espacios educativos tienen que transformarse si alguna vez quieren ser espacios
multiétnicos y pluriculturales.
La disciplinarización, la organización del saber en disciplinas especializadas, expresa la
segmentación del saber producto de la lógica de la división del trabajo necesaria para el
aumento de la productividad que propiciaba y exigía la revolución industrial y que
produjo la profesionalización que caracteriza hasta hoy a la educación. La separación
entre la filosofía y la ciencia, entre ciencias sociales, humanidades y ciencias naturales,
sobre cuyo análisis ha avanzado, por una parte, Inmanuel Wallerstein1 y su equipo del
Fernand Braudel Center y, por otra, el grupo de pensamiento decolonial2 en sus
expresiones latinoamericana, afro (en sus diferentes tendencias: panafricanismo,
diáspora africana, afrolatinidad…), las posiciones hindués, etc. develando el papel de la
lógica colonial en la organización subordinante del mundo respaldada por una lógica
interpretativa igualmente colonial, constituyen aportes importantes para la comprensión
de esta tensión entre educación y cultura.
Por otra parte, los desarrollos que la
física, la biología, la lingüística, al
transdisciplinarizarse, han aportado importantes elementos para relativizar la validez del
1
Inmanuell Wallestein. Abrir las Ciencias Sociales. Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las
Ciencias Sociales. Editorial. Siglo XXI México D.F. 2001.
- Impensar las Ciencias Sociales. Editorial. Siglo XXI. México D.F. 1999
- Conocer el mundo, saber el mundo. Editorial Siglo XXI, México 2001
- Las incertidumbres del saber. Editorial Gedisa
- Después del liberalismo. Editorial, Siglo XXI. México D.F. 1991.
- Utopística o las opciones del Siglo XXI. Editorial, Siglo XXI, México.1998
- El espaciotiempo como base del conocimiento. Congreso Mundial de Convergencia Participativa.
Cartagena de Indias. Junio 1997.
- Análisis de Sistemas Mundo una introducción. Editorial, Siglo XXI. Sexta Edición en español. México,
2006.
2
Lander, Edgardo. Compilador. “La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas latinoamericanas” UNESCO – CLACSO. Edit. CLACSO. Buenos Aires 2005
- Agustín Lao-Montes. Universidad de Massachusetts “Hilos descoloniales. Trans-localizando los
espacios de la diáspora africana”.
privilegio o del dominio de lógicas formales sobre otras lógicas no binarias con sus
consecuencias, por ejemplo, sobre el sentido del tiempo.
Estas diferentes líneas de trabajo han aportado elementos básicos para la compresión
de las tensiones entre educación y cultura y, por tanto, elementos para su necesaria
transformación. Sólo parece detenernos la inercia institucional y normativa que parece
instalada en mentes y voluntades.
Tres grandes escenarios deben ser considerados: la expresión de multiculturalidad en
las ciudades, producto de la migración, que ya señaló ampliamente el Dr. Martinelly y
que genera tensiones cada vez más violentas e incontrolables; la expresión de la
multiculturalidad en los diferentes niveles del sistema educativo con presencia de
pueblos indígenas con identidades claras, que genera tensiones académicas muy
difíciles pero muy estimulantes y productivas; y la tensión entre grandes culturas en
las cuales entran otros intereses más complejos, pero a cuya comprensión se esperaría
que se pudiera colaborar en la medida en que la comprensión de la relación Educación y
Cultura aclare los sentidos de las tensiones que manejan su rumbo.
El encuentro entre educación y cultura, una vez aclarada la naturaleza de sus tensiones,
podrá seguramente colaborar al encuentro y preservación de la diversidad, garantía de
supervivencia de lo humano, como es garantía de supervivencia de todas las formas de
vida, según nos lo recuerdan los biólogos.
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