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NUTRICIÓN IV: EL SISTEMA CIRCULATORIO
1. INTRODUCCIÓN
El sistema circulatorio interviene en la nutrición al igual que el digestivo, el respiratorio, el
excretor y todas las células con su metabolismo (conjunto de reacciones químicas) que permite la
utilización de los nutrientes. Para la nutrición celular, el circulatorio transporta a los tejidos los
nutrientes que necesitan las células, obtenidos en el aparato digestivo (agua, sales minerales,
vitaminas, glúcidos, lípidos y proteínas) y obtenidos en el aparato respiratorio (el oxígeno). Y
además, el circulatorio transporta los desechos producidos en la nutrición celular hacia el
respiratorio (dióxido de carbono) y hacia el excretor (urea, ácido úrico…). Además del transporte
de nutrientes y desechos, otras funciones del circulatorio son la termorregulación, defensa,
transporte de hormonas y sustancias para la comunicación…
Las células del cuerpo necesitan un medio líquido externo a ellas (líquido extracelular) que les
aporta nutrientes, les elimina los desechos, las defienden, permite que se comuniquen… A este
medio líquido se le denomina medio interno. La mayor parte de este medio interno se mueve
lentamente entre las células; el llamado líquido tisular o intersticial. Otra parte se mueve a mucha
mayor velocidad; la sangre. Hay otros líquidos en nuestro cuerpo que forman parte del medio
interno (líquido cefalorraquídeo en el sistema nervioso central, humor acuoso y vítreo en los ojos…) , el más
relevante es la linfa. Estos 3 líquidos (intersticial, sangre y linfa) están interrelacionados ya que en
los capilares sanguíneos es donde se realiza el intercambio de sustancias con los tejidos, pero de los
capilares sanguíneos sale hacia el líquido intersticial más líquido y sustancias que el que regresa (en
la sangre hay más presión que en el líquido intersticial) . Este exceso de líquido y sustancias es recogido por
los vasos linfáticos que lo devolverán a la sangre mucho después. Del líquido intersticial cogerán
las células los nutrientes y expulsarán a él los desechos producidos por las células. Para que esto
sea posible, el líquido intersticial recibe los nutrientes de la sangre y la sangre recoge del líquido
intersticial los desechos.
El aparato circulatorio o sistema circulatorio está compuesto por el sistema cardiovascular
que conduce y hace circular la sangre, y por el sistema linfático que conduce la linfa hasta
reincorporarla a la circulación sanguínea. El sistema cardiovascular está formado por el corazón,
los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares) y la sangre, y el sistema linfático está compuesto
por los vasos linfáticos, los ganglios linfáticos, los órganos linfáticos (el bazo y el timo), la médula
ósea roja, los tejidos linfáticos (como las amígdalas y las placas de Peyer) y la linfa.
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2. SISTEMA CARDIOVASCULAR
El sistema cardiovascular está formado por el corazón, los vasos sanguíneos (arterias, venas y
capilares) y la sangre. La sangre es el líquido con células y sustancias que se transportan y
permanece siempre en el interior de vasos cerrados y el corazón es la bomba impulsora de la
sangre.
2.1 LA SANGRE
Composición de la sangre: La sangre está compuesta por una parte líquida llamada plasma
(55% del volumen de la sangre) y por diferentes tipos de células sanguíneas (45% del volumen de
la sangre). El plasma sanguíneo es un líquido amarillento formado principalmente por agua (91%)
en la que se encuentran una gran variedad de sustancias como proteínas (7%), sales minerales
(0,9%, que le dan a la sangre un sabor salado), lípidos (0,6%), glucosa (0,1%), hormonas,
aminoácidos, productos de desecho (urea, CO2)… Entre las proteínas tenemos proteínas
transportadoras como albúminas y lipoproteínas, proteínas de defensa como los anticuerpos que se
unen a sustancias extrañas y las proteínas del sistema del complemento (reaccionan contra
sustancias extrañas) y proteínas necesarias para la coagulación sanguínea como los factores de
coagulación y el fibrinógeno (inactivo) que al activarse se transforma en fibrina que son fibras que
atrapan glóbulos rojos.
Las células sanguíneas son de
3 tipos: glóbulos blancos, glóbulos
rojos y plaquetas. Todas ellas se
forman en la médula ósea roja, un
tejido que se encuentra en el interior
de muchos huesos.
- Los glóbulos rojos o eritrocitos o hematíes son células deformables, con forma bicóncava y
sin núcleo, son las más numerosas en la sangre, aproximadamente 5 millones por mm3 (o mililitro)
de sangre. Viven unos 4 meses. Su función es transportar O2 desde los pulmones hacia los tejidos y
CO2 desde los tejidos hacia los pulmones para ser expulsado. El transporte se realiza gracias a una
proteína de su citoplasma llamada hemoglobina responsable de su color rojo (también da el color
rojo a la sangre por ser los glóbulos rojos tan abundantes).
- Los glóbulos blancos o leucocitos son las células sanguíneas más grandes, poseen núcleo,
tienen función defensiva y de limpieza. Hay aproximadamente unos 8.000 por mm3 (o mililitro) de
sangre. Hay varios tipos: Granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos), linfocitos (B y T) y
monocitos, algunos viven unos días y otros meses o años. Destacamos los linfocitos B que
producen anticuerpos que liberan a la sangre, los neutrófilos que fagocitan (engloban y digieren
microbios) y los basófilos que liberan histamina una sustancia que produce inflamación (en una
reacción alérgica te recetan antihistamínicos, medicamentos que bajan la inflamación).
- Las plaquetas o trombocitos no son verdaderas células sino fragmentos celulares sin núcleo
cuya función es provocar la coagulación de la sangre. Cuando un vaso sanguíneo se rompe, las
plaquetas se adhieren a la zona dañada y cierran parcialmente la abertura. Al mismo tiempo en este
proceso de coagulación se activa el fibrinógeno (se transforma en fibrina que atrapa glóbulos rojos
cerrando más todavía la abertura) y también intervienen los factores de coagulación. Hay
aproximadamente unas 300.000 plaquetas por mm3 (o mililitro) de sangre. Viven unos 10 días.
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Funciones de la sangre: La sangre además de transportar sustancias (nutrientes, gases
respiratorios, hormonas, desechos), controla las hemorragias (por la acción de las plaquetas,
fibrinógeno y factores de coagulación), nos defiende contra las infecciones y sustancias extrañas
(gracias a los leucocitos, anticuerpos y proteínas de la sangre llamadas sistema del complemento) y
tiene función termorreguladora: la sangre ayuda a mantener la temperatura corporal distribuyendo
el calor por todo el cuerpo, por ejemplo, durante un ejercicio intenso, la sangre se calienta a su paso
por los músculos; esta misma sangre se enfría cuando pasa por la piel y eso contribuye a normalizar
la temperatura del cuerpo.
2.2 LOS VASOS SANGUÍNEOS
La sangre circula en nosotros (al igual que en todos los vertebrados) siempre por el interior de
unos conductos denominados vasos sanguíneos: arterias, capilares y venas, por eso se dice que
tenemos un circulatorio cerrado (la mayoría de los invertebrados tienen un circulatorio abierto donde el líquido
de transporte sale de los vasos y “baña directamente los tejidos”) . La sangre sale del corazón por grandes
arterias (arteria aorta y arteria pulmonar) que se van ramificando hasta dar arterias finas llamadas
arteriolas que desembocan en capilares muy finos que permiten el intercambio de sustancias con
los tejidos. Los capilares se unen y forman vénulas que a su vez, su unen formando venas hasta dar
lugar a las venas por las que regresa la sangre al corazón (vena cava y vena pulmonar). En
conclusión, en función de su calibre y de si salen del corazón o retornan a él, los vasos sanguíneos
pueden ser arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas. Los vasos sanguíneos (excepto los capilares)
están formados por 3 capas: la más interna en contacto
con la sangre está formada por una única capa de
células planas llamada túnica interna o endotelio
(epitelio monoestratificado plano), le sigue una capa
intermedia que tiene musculo liso y fibras elásticas
(túnica media) y después la capa más externa de tejido
conjuntivo (túnica externa). A continuación veamos
con más detalle los principales vasos sanguíneos y sus
diferencias:
- Las arterias: son los vasos sanguíneos que
llevan la sangre desde el corazón hasta los órganos.
Cuando su diámetro es pequeño (después de sucesivas
ramificaciones) se llaman arteriolas. Las paredes de las
arterias son gruesas y elásticas, ya que tienen que
soportar la elevada presión a la que es sometida la
sangre cuando sale impulsada por la contracción del
corazón (sístole ventricular). Esta es la presión máxima
que soportan las arterias, llamada también presión
sistólica (alrededor de 120 mm Hg en adultos). Antes
de la siguiente contracción del corazón, cuando el
corazón está en reposo (diástole), la presión en las
arterias es la mínima llamada presión diastólica (alrededor de mm Hg en adultos). Cuando una
persona presenta de manera frecuente la presión sistólica mayor de 140 mm Hg y/o la diastólica
mayor de 90 mm Hg decimos que la persona es hipertensa. La gran elasticidad de las arterias
permite que se forme una onda que se transmite por las arterias formando un “latido” de las arterias
que se conoce como el pulso, que detectamos si presionamos levemente con las yemas de los dedos
en algunas arterias superficiales del cuerpo como en el cuello o en la muñeca (la frecuencia del
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pulso coincide con los latidos del corazón). Esto es debido a que gracias a su gran elasticidad, las
arterias se expanden, aumentando su diámetro total en la sístole ventricular (cuando la presión de la
sangre es máxima) y se contraen reduciendo su diámetro en la diástole (cuando la presión es
mínima). Además, esta elasticidad amortigua el impacto de la alta presión de la sangre cuando sale
del corazón (presión sistólica) y permite que la sangre siga circulando en la diástole (corazón
relajado), ya que, cuando la arteria va recobrando su diámetro inicial presiona la sangre para que
siga circulando (devuelve parte de la presión que la dilató). La capa muscular está muy desarrollada
en las arterias, su contracción reduce el diámetro interno por el que circula la sangre, de esta
manera le permite regular la cantidad de sangre que va a cada órgano, por ejemplo, cuando hace
frío se contraen las arterias que se dirigen hacia la piel, reduciendo la sangre que va hacia la piel y
cuando hace calor aumenta el riego sanguíneo en la piel (se relaja la musculatura de esas arterias)
para refrescarnos. Ejercicio: Pon otro ejemplo sobre regular la sangre que se dirige a los órganos
del aparato digestivo en dos situaciones distintas: durante la digestión y durante el ejercicio.
- Las venas: son los vasos sanguíneos que llevan la sangre desde los órganos hasta el
corazón. Cuando su diámetro es pequeño (las que recogen la sangre de los capilares) se llaman vénulas.
Las paredes de las venas son más finas y menos elásticas que las de las arterias, ya que, al retornar
desde los órganos, la sangre circula por ellas a una presión menor. Debido a esta baja presión que
dificulta el regreso de la sangre al corazón, en el interior de estos vasos hay válvulas (sobre todo en
las venas de la parte inferior del cuerpo que deben vencer la fuerza de la gravedad para regresar al
corazón) cuya función es impedir el retroceso de la sangre y además, se aprovecha la contracción
muscular para facilitar el avance de la sangre (cualquier presión sobre una vena, ya sea por la contracción de
músculos o por un masaje o por la respiración, impulsa la sangre hacia el único sentido que permite las válvulas: hacia
el corazón).
- Los capilares: son vasos sanguíneos que forman densas redes en el interior de los órganos
que conectan arteriolas con vénulas. Son vasos de pequeñísimo diámetro y su pared es
extraordinariamente fina, ya que está formada únicamente por una capa de células aplanadas
llamada endotelio. Esta pared tan fina permite los intercambios entre la sangre y los tejidos (líquido
intersticial o intercelular y células): por diferencia de concentración (difusión) los nutrientes como
glucosa y O2 pasan desde la sangre hacia los tejidos y los desechos como CO2 y urea pasan desde
los tejidos hacia la sangre. En los capilares es donde la velocidad de la sangre es más lenta (excepto
en obstrucciones como en venas con varices) facilitando el intercambio de sustancias.
Ejercicio: Realiza una tabla con las principales diferencias entre arterias, venas y capilares.
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2.3 EL CORAZÓN
Localización y capas: Es un órgano hueco del tamaño de un puño, encargado de bombear la
sangre a los pulmones para que se oxigene y al resto del cuerpo para que todas las células reciban el
oxígeno y los nutrientes que necesitan. El corazón se encuentra en la parte media inferior del
mediastino (espacio en la cavidad torácica situado entre los dos pulmones), tiene forma ligeramente
cónica, con la punta hacia abajo y hacia la izquierda. El corazón está encerrado en un saco de doble
capa (capa interna o epicardio o pericardio visceral en contacto
con el corazón y capa externa o pericardio parietal en contacto con
la pared torácica), llamado pericardio que permite fijarlo en
su posición (el pericardio parietal mantiene fijo al corazón en su
lugar porque emite fibras que lo unen al diafragma y a la pared ósea
del tórax: costillas y esternón) y permite el movimiento del
órgano, y sus paredes están formadas por un tejido
muscular contráctil denominado músculo cardiaco o
miocardio que es el que propulsa la sangre. Además del
pericardio o capa externa del corazón y del miocardio o
capa media, tenemos el endocardio o capa interna que
está en contacto directo con la sangre y se continúa con el
endotelio de las arterias.
Interior: El interior del corazón está dividido en 4 cavidades: 2 cavidades superiores o
aurículas y 2 inferiores o ventrículos. Las aurículas que tienen paredes finas y extensibles y se
encargan de recibir la sangre de las venas y los ventrículos de paredes más gruesas y potentes que
las aurículas, sobre todo la del ventrículo izquierdo. Los ventrículos impulsan la sangre fuera del
corazón por las arterias. Entre ambas aurículas y ambos ventrículos existe un tabique o septum de
modo que ambos lados del corazón no se comunican, separando el corazón en dos mitades
funcionales: el corazón izquierdo y el corazón derecho. El septum se divide en 2 partes: el tabique
interauricular que separa ambas aurículas (abierto en embriones pero se cierra en el nacimiento) y el tabique
interventricular que separa ambos ventrículos. Cada aurícula se comunica con el ventrículo del
mismo lado a través de una válvula llamada auriculoventricular. Estas válvulas se abren cuando se
contrae el miocardio de las aurículas (sístole auricular) para pasar la sangre desde las aurículas a los
ventrículos y se cierran cuando se inicia la contracción del miocardio de los ventrículos (sístole
ventricular) para evitar el retroceso de la
sangre hacia las aurículas. La válvula
auriculoventricular del lado derecho del
corazón se llama válvula tricúspide porque
posee
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valvas
y
la
válvula
auriculoventricular del lado izquierdo del
corazón se llama válvula bicúspide o mitral
porque posee 2 valvas. Para evitar que las
válvulas auriculoventriculares se inviertan
hacia las aurículas, cada una de ellas tiene
varias cuerdas tendinosas que se unen a las
paredes ventriculares a través de los
músculos papilares que tiran de las cuerdas
regulando la apertura o cierre de las
válvulas.
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Los vasos sanguíneos del corazón: Hay vasos que llegan al corazón (venas), vasos que salen
del corazón (arterias) y vasos que irrigan el miocardio (coronarias):
- Vasos que llegan al corazón: A la aurícula derecha llegan las dos venas cavas (superior e
inferior), que recogen la sangre de todo el cuerpo menos de los pulmones: la vena cava
superior recoge la sangre de la cabeza y de las extremidades superiores y la vena cava inferior
del resto del cuerpo. A la aurícula izquierda vierten las 4 venas pulmonares (dos de cada
pulmón), que recogen la sangre de los pulmones.
- Vasos que salen del corazón: Del ventrículo izquierdo sale la arteria de mayor diámetro del
organismo, la arteria aorta, que se curva a la izquierda y hacia atrás formando el cayado
aórtico, del que salen ramificaciones hacia la parte superior del cuerpo y continúa hacia abajo
formando la aorta descendente. Del ventrículo derecho sale la arteria pulmonar, que se bifurca
(cada rama se dirige a uno de los pulmones). Entre los ventrículos y las arterias que salen del
corazón, justo en la zona de salida, existen válvulas que impiden el retroceso de la sangre
llamadas válvulas semilunares o sigmoideas: la válvula semilunar aórtica y la válvula
semilunar pulmonar.
- Vasos que irrigan el corazón: El conjunto de pequeñas arterias y venas que llevan la
sangre a los tejidos del propio corazón es el sistema coronario (venas y arterias coronarias).
El ciclo cardíaco
El latido del corazón es el sonido (primer ruido “lub” y segundo “dub”) que se produce
cuando las válvulas se abren y cierran durante las fases de contracción o sístole, seguidas de las
fases de relajación o diástole. En cada latido, que dura menos de un segundo, sucede una serie de
fenómenos que constituyen el ciclo cardiaco:
- Sístole auricular: Las dos aurículas se contraen al mismo tiempo e impulsan la sangre a los
ventrículos.
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- Sístole ventricular: Los dos ventrículos se contraen al mismo tiempo y la sangre sale por
las arterias aorta y pulmonar ya que la presión que ejerce la sangre abre las válvulas aórtica y
pulmonar. Esta misma presión provoca el cierre de las válvulas auriculoventriculares
(tricúspide y mitral) evitando el retroceso de la sangre a las aurículas. Este cierre origina el
primer ruido cardiaco que escuchamos al principio de la sístole ventricular en cada latido
(“lub”).
- Diástole: Las aurículas y ventrículos están relajados, pero la sangre de las arterias no
retrocede hacia los ventrículos porque se cierran las válvulas aórtica y pulmonar. Este cierre
provoca el segundo ruido cardiaco que escuchamos al principio de la diástole en cada latido
(“dub”). Al estar relajadas las aurículas, también se produce durante la diástole la entrada de
sangre a las aurículas y su llenado.
A veces se escuchan en el corazón durante la auscultación ruidos anormales como los soplos,
ocasionados por el paso de la sangre a través de válvulas cardíacas que no funcionan bien porque
no se cierran del todo o porque son estrechas o rígidas. Hay soplos que no indican patología valvular.
Se llama frecuencia cardiaca al número de veces por minuto que se repite este ciclo
cardíaco, es decir, el número de latidos por minuto. La frecuencia cardiaca suele rondar entre 60 y
80 veces por minuto en reposo y más de 150 en esfuerzos. Aunque la frecuencia y la intensidad con
la que bombea el corazón es regulado por el sistema nervioso (aumenta o disminuye) y hormonas
(por ejemplo la adrenalina y noradrenalina aceleran el corazón), el corazón es un órgano autónomo
que origina sus propias contracciones (fuera del cuerpo puede estar latiendo si se mantienen en un
medio con nutrientes y oxígeno). Otras definiciones son el volumen sistólico que es el volumen de
sangre bombeado por cada ventrículo durante un latido y el gasto cardiaco que es el volumen de
sangre bombeado por cada ventrículo en un minuto.
La circulación de la sangre
La circulación sanguínea es el recorrido que realiza la sangre por el aparato circulatorio
impulsada por los movimientos del corazón. La estructura del corazón le hace actuar como una
doble bomba ya que la parte izquierda y la parte derecha del corazón actúan como bombas distintas
e impulsan la sangre por recorridos distintos. La parte derecha del corazón recoge e impulsa sangre
pobre en oxígeno y la parte izquierda del corazón recoge e impulsa sangre rica en oxígeno. La
circulación humana es cerrada, completa y doble. Cerrada porque la sangre circula siempre por el
interior de los vasos, completa porque nunca se mezcla la sangre oxigenada con la sangre pobre en
oxígeno (en anfibios y muchos reptiles el tabique interventricular es incompleto y se mezcla la sangre rica en oxígeno
del ventrículo izquierdo con la sangre pobre en oxígeno del ventrículo derecho) y doble porque la sangre pasa
dos veces por el corazón para dar una vuelta completa, es decir, tiene un doble circuito, uno para
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llevar la sangre a los pulmones que se oxigene (circulación menor o pulmonar) y otro para llevar la
sangre al resto del cuerpo llevando el oxígeno a las células (circulación mayor o sistémica).
- Circulación menor o pulmonar: La sangre pobre en oxígeno sale del ventrículo derecho
por la arteria pulmonar que se bifurca en 2, una arteria pulmonar a cada pulmón. En los pulmones
se produce el intercambio de gases entre los alvéolos pulmonares y la multitud de capilares en las
que se ramifican estas arterias. La sangre se oxigena, pierde CO2 y vuelve por al corazón por las
venas pulmonares, que llegan a la aurícula izquierda.
- Circulación mayor o sistémica: La sangre oxigenada sale del ventrículo izquierdo por la
arteria aorta y llega a todos los órganos (excepto a los pulmones). En los capilares se cede el
oxígeno y otros nutrientes a los tejidos y se recoge el CO2 y otros desechos producidos en el
metabolismo celular. La sangre vuelve al corazón por las venas cavas, que llegan a la aurícula
derecha. Fíjate un caso curioso y especial en el hígado al que, además de llegarle una arteria (arteria hepática) y
salirle una vena (vena supra-hepática) como a todos los órganos, también le llega una vena (las venas suelen salir de los
órganos y no entrar como en este caso) llamada vena porta que ha recogido la sangre de los capilares del intestino y
antes de ir al resto del cuerpo pasa por el hígado para eliminar los tóxicos, excesos de glucosa… que hayan entrado por
el digestivo.
Principales arterias y venas del cuerpo
Principales arterias del cuerpo
• Aorta: Principal arteria que parte del ventrículo izquierdo. Gira formando el cayado aórtico.
• Arterias carótidas: Parten del cayado de la aorta hacia la cabeza.
• Arterias subclavias: Parten del cayado de la aorta hacia las extremidades superiores.
• Arterias coronarias: Parten de la aorta ascendente. Riegan el corazón.
• Arteria hepática: Parte de la aorta descendente. Riega el hígado.
• Arteria mesentérica: Parte de la aorta descendente. Riega el intestino.
• Arterias renales: Parten de la aorta descendente a los riñones.
• Arterias iliacas: Se divide la aorta descendente hacia las extremidades inferiores.
• Arteria Pulmonar: Parte del ventrículo derecho.
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Principales venas del cuerpo
• Cava superior: Recoge la sangre de la parte superior del cuerpo.
• Cava inferior: Recoge la sangre de la parte inferior del cuerpo.
• Vena hepática: Recoge la sangre del hígado. Conecta con la cava inferior.
• Venas renales: Recogen la sangre de los riñones. Conectan con la cava inferior.
• Venas ilíacas: Recogen la sangre de las extremidades inferiores. Conectan con cava inferior.
• Venas yugulares: Cuatro venas que recogen la sangre de la cabeza. Desembocan en las
venas braquiocefálicas que confluyen en la cava superior
• Venas subclavias: Recogen la sangre de los brazos. Conectan con las braquiocefálicas.
• Porta hepática: Sistema venoso aislado que parte de los capilares intestinales formando
dicha vena que se ramifica en el hígado.
• Venas pulmonares: Cuatro venas que desembocan en la aurícula izquierda.
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3. SISTEMA LINFÁTICO
El sistema linfático está compuesto por los vasos linfáticos, los ganglios linfáticos, los
órganos linfáticos (el bazo y el timo), la médula ósea roja, los tejidos linfáticos (como las
amígdalas y las placas de Peyer) y la linfa. Las funciones del sistema linfático son 3: defensiva por
el alto número de glóbulos blancos que tiene (especialmente linfocitos), recoger y transportar las
grasas absorbidas en el intestino y recoger el exceso de líquidos y sustancias que salen de los
capilares sanguíneos al espacio intersticial.
El exceso de líquido y sustancias que salen de los capilares sanguíneos al espacio intersticial
o intercelular, son recogidos por los capilares linfáticos formando la linfa, que drenan a vasos
linfáticos más gruesos hasta converger en conductos linfáticos que se vacían en las venas
subclavias (parte superior del pecho, cerca del cuello), reincorporándose a la circulación sanguínea.
A lo largo del recorrido de los vasos linfáticos se presentan engrosamientos que corresponden a los
ganglios o nódulos linfáticos. Los ganglios linfáticos son especialmente abundantes en cuello,
axilas e ingles, se encargan de filtrar los gérmenes. Los ganglios hospedan linfocitos en su interior,
un tipo de glóbulo blanco. Algunos de estos linfocitos fabrican anticuerpos, unas proteínas
especiales que luchan contra los gérmenes e impiden que las infecciones se propaguen, ya que
atrapan a los gérmenes patógenos y los destruyen. Su tamaño oscila entre 0,5 y 1cm pero puede
aumentar debido a procesos infecciosos o tumorales (los médicos palpan en determinadas partes del
cuerpo para detectar la presencia de ganglios inflamados bajo la piel que es un buen indicador de
infección).
Hay unas áreas en la parte inferior del
intestino delgado (íleon) llamadas “Placas de
Peyer” también conocidas como parches de Peyer o
ganglios de Peyer que contienen muchos linfocitos
y se encargan de la vigilancia inmune de lo que
entra desde fuera al intestino, identificando si
son inofensivos o perjudiciales
La médula ósea: se encuentra en el
interior de los huesos (esternón, costillas, entre
otros) y se encarga de la formación de las
células de la sangre entre los que se encuentran
los linfocitos, cuyo papel en la inmunidad es
fundamental.
Las amígdalas: se encuentran situadas
alrededor de la faringe desempeñando
funciones defensivas.
El timo: situado detrás del esternón. Tiene un papel importante en el desarrollo y maduración
del sistema linfático y en la respuesta inmunitaria del organismo. En él maduran parte de los
linfocitos que se han formado en la médula ósea.
El bazo: situado en la parte superior izquierda del abdomen entre el estómago y el riñón
izquierdo. Actúa como un filtro de la sangre reteniendo y destruyendo las células sanguíneas
envejecidas e interviene en la formación de los linfocitos. Destruye glóbulos rojos viejos y otros
elementos extraños del torrente sanguíneo para ayudar a combatir las infecciones. El bazo también
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ayuda al organismo a luchar contra las infecciones. El bazo contiene linfocitos y otro tipo de
glóbulos blancos, llamados macrófagos, que tragan y destruyen bacterias, tejido muerto y
elementos extraños, eliminándolos del torrente sanguíneo cuando la sangre pasa a través del bazo.
Mecanismo del transporte linfático: A diferencia del sistema circulatorio, el sistema
linfático no tiene un órgano de bombeo como el corazón, por lo que el flujo de linfa es muy lento e
inconstante, pero suficiente como para devolver a la sangre los 3 litros de fluido que se pierden de esta a los espacios
intersticiales en 24 horas. El mecanismo que hace fluir la linfa es principalmente la acción de
"ordeñado" que hacen los músculos del esqueleto, los cambios de presiones dentro del tórax
durante la respiración y las válvulas internas de los vasos para prevenir el contraflujo.
El circuito que recorre la linfa nace en los capilares linfáticos ciegos que recogen el exceso de
líquidos y sustancias que salen de los capilares sanguíneos al espacio intersticial de los tejidos. Las
células epiteliales que forman las paredes de los capilares linfáticos no están unidas de forma
compacta, sino que se superponen para formar unas "miniválvulas" de fácil apertura que funcionan
como puertas que abren hacia un solo lado (Cuando la presión en el espacio intersticial de los tejidos es más
alta que en el interior del capilar linfático empuja la "puerta" y con ello penetra el fluido al interior, pero si es al
contrario, es decir, si la presión dentro del vaso es mayor las solapas celulares resultan apretadas unas contra las otras
impidiendo que el fluido pueda retroceder al espacio exterior y solo se podrá mover a lo largo del vaso).
Los líquidos y sustancias recogidos por los capilares linfáticos forman la linfa, los capilares
linfáticos drenan a vasos linfáticos más gruesos hasta converger en conductos linfáticos que se
vacían en las venas subclavias (parte superior del pecho, cerca del cuello), reincorporándose a la
circulación sanguínea. Los vasos linfáticos presentan válvulas que evitan el reflujo linfático. La
linfa avanza en el único sentido que permite las válvulas por 2 mecanismos: la contracción del
músculo liso linfático (el llenado de un segmento hace que éste se contraiga, impulsando la linfa hacia el inmediato
superior, el cual al llenarse se contrae automáticamente, y así sucesivamente) y por la compresión que sufren
indirectamente los vasos linfáticos por la acción del músculo esquelético y otras causas (cambios
de volumen de la cavidad torácica en la respiración, pulsaciones arteriales adyacentes, compresión
del cuerpo por objetos externos y movimientos de las diversas partes del cuerpo). La actividad
física determina un incremento de la velocidad del flujo linfático en 10 a 30 veces. En el sistema
venoso, al igual que en el sistema linfático, también hay válvulas que impiden el retroceso y
también la contracción de la musculatura esquelética ayuda a la circulación.
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4. ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, son la primera causa de muerte en países
desarrollados. Hay muchos factores de riesgo, por ejemplo, el sedentarismo, la mala alimentación,
el estrés, la obesidad, diabetes, el tabaco, la edad… Las enfermedades más importantes son la
arterioesclerosis, la enfermedad cardiaca, accidentes cerebro-vasculares, hipertensión e
insuficiencia cardíaca.
Arterioesclerosis
Es un engrosamiento y endurecimiento de las paredes arteriales con lo que disminuye el
diámetro del interior de la arteria, lo que dificulta el paso de sangre y aumenta la presión. Se puede
producir por el envejecimiento y por acúmulo de placas de colesterol y grasas endurecidas porque se
deposita calcio, en este último caso recibe el nombre de aterosclerosis (arterioesclerosis es un término más
general: toda la aterosclerosis es arterioesclerosis pero no toda la arterioesclerosis es por aterosclerosis) . Estas placas
son las llamadas placas de ateroma causadas por una lesión en la pared arterial, la cual se inflama y
se depositan colesterol y grasas sanguíneas que provienen de lipoproteínas transportadoras de
lípidos en sangre conocidas como “colesterol malo” o LDL, por lo que se recomienda tener bajos
los niveles de LDL en sangre (otra lipoproteína llamada “colesterol bueno” o HDL tiene el efecto contrario al
LDL, retirando acúmulos de colesterol y grasas, por lo que se relaciona unos buenos niveles de HDL con menor riesgo
de aterosclerosis). Un exceso de LDL (a partir de ahora lo llamaremos indistintamente exceso de colesterol
sanguíneo o exceso de grasa sanguínea) en sangre es provocado por un exceso en la dieta de alimentos de
origen animal (ricos en grasas animales y colesterol) y exceso de azúcares (el exceso daña las arterias y además
se transforma en grasas que aumentan el LDL) unido a falta de ejercicio físico (ejercicio sube HDL y baja LDL,
grasas animales suben LDL en sangre). La mala alimentación, el tabaco, estrés y sustancias químicas de la
contaminación del aire y de otros orígenes dañan los vasos sanguíneos. La hipertensión y la diabetes
también lesionan las paredes arteriales facilitando el depósito de LDL (la diabetes además influye
negativamente en las concentraciones sanguíneas de grasas).
Las placas pueden obstruir o no la arteria (ver fotos) y pueden reventar liberando su contenido al
interior de la arteria. Si revienta una placa de ateroma se produce la coagulación de la sangre con lo
que se tapona completamente la arteria. Si esta arteria llevaba sangre al corazón se producirá un
infarto y si iba al cerebro se producirá un accidente cerebro-vascular (ACV) o ictus, en ambos casos
mueren las células ya que no les llega sangre. Cuando se forma el trombo o coágulo, la enfermedad
se llama trombosis, en ocasiones el trombo o coágulo se despega y viaja hasta otra arteria a la que
tapona produciendo la llamada embolia.
Es más peligrosa la placa de ateroma que no obstruye la luz (por donde va la sangre, es decir, la luz es
el interior del vaso sanguíneo) arterial que la placa que obstruye parcialmente la luz arterial porque la
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primera no presenta síntomas, entonces el enfermo no va al médico, no sabe que presenta
aterosclerosis y no se trata la enfermedad. Fotos: izquierda: placa de ateroma que no se orienta hacia la luz de la
arteria (no obstruye la circulación de sangre en un principio) por lo que es asintomática, derecha: placa de ateroma que
se orienta hacia la luz de la arteria obstruyendo la circulación, por lo que producirá síntomas.
La aterosclerosis puede producir hipertensión (más obstrucción al paso de sangre, más fuerza tiene que
hacer el corazón para que pase la sangre y por ello el corazón impulsa la sangre con más presión) , enfermedad
cardiaca (angina e infarto de miocardio) e ictus. El tabaquismo contribuye a la acumulación de
colesterol en las arterias (aterosclerosis) y aumenta la presión arterial (hipertensión), la obesidad
lleva consigo malos niveles de colesterol sanguíneo por lo que se relaciona especialmente con la
aterosclerosis. Para prevenir la arterioesclerosis hay que llevar una dieta sana, hacer ejercicio y no
fumar.
Enfermedad cardíaca
Se pueden producir por una trombosis o embolia en las arterias coronarias (las arterias que llevan
sangre al músculo cardiaco, no confundir con las venas que llevan sangre al interior del corazón para ser impulsada por
todo el cuerpo) que tapona totalmente la arteria coronaria que dirige la sangre hacia las células del
corazón. Entonces las células mueren produciendo el llamado infarto de miocardio o infarto al
corazón. Si la zona infartada es pequeña, la persona no muere porque el resto del corazón sigue funcionando y es
suficiente para seguir impulsando la sangre, pero si la zona infartada es grande, la persona muere porque la parte del
corazón que queda viva no es suficiente para impulsar la sangre. Por esto, algunas personas mueren con su primer
infarto, mientras otras personas han tenido varios infartos y siguen vivas. Cuando las placas de ateroma
disminuyen mucho el paso de sangre al corazón (no tapona totalmente), este no va a tener suficiente
sangre cuando tenga que hacer una actividad física intensa, en este caso al no llegarle suficiente
sangre a las células del corazón se produce un intenso dolor conocido como angina de pecho. Las
células no mueren en la angina de pecho porque aunque no les llega sangre suficiente para esfuerzos
mayores del corazón (como subir escaleras,
levantar un objeto pesado o ejercicio físico), algo
les llega y las mantiene vivas. Como las anginas
de pecho y los infartos de miocardio son debidos
a la aterosclerosis (y todo lo que aumente la
aterosclerosis como la mala alimentación, tabaco,
hipertensión, diabetes, obesidad) la prevención es la
misma que en la aterosclerosis: dieta sana, hacer
ejercicio y no fumar. Ejercicio: ¿diferencias
entre la angina de pecho y el infarto de
miocardio?
Accidente cerebro-vascular o ictus
Es cuando a alguna parte del cerebro no le llega sangre, puede ser por una trombosis o embolia
o porque reviente una arteria, llamándose respectivamente trombosis cerebral, embolia cerebral y
derrame cerebral. Si los vasos sanguíneos de un paciente están previamente dañados por la
arteriosclerosis (a causa de una mala alimentación, la hipertensión, el tabaco, la obesidad o la
diabetes), un aumento repentino de la presión sanguínea puede provocar la rotura del vaso
sanguíneo, que si es una arteria del cerebro ocasionará un derrame cerebral. En cualquier caso las
neuronas mueren pudiendo producir parálisis o cualquier tipo de alteración relacionado con la
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muerte de las neuronas. Generalmente se produce parálisis y la respuesta del enfermo los dos
primeros días nos indicará su pronóstico, ya que si
pronto comienza a dar signos de mejoría como
parpadear o mover algún dedo, nos indica que no
han muerto todas las neuronas y las neuronas
supervivientes poco a poco se desarrollan más
(aumentan las ramificaciones) realizando las
funciones de las neuronas que han muerto y las
personas recuperan su movilidad. Si los primeros
días no hay signos de mejoría es probable que no
haya neuronas supervivientes, de modo que la
parálisis puede ser permanente. Como el ictus es
debido a la hipertensión (derrame) y a la
aterosclerosis (y todo lo que aumente la aterosclerosis como
la mala alimentación, tabaco, hipertensión, diabetes, obesidad)
la prevención es la misma que en la aterosclerosis e
hipertensión: dieta sana, hacer ejercicio y no fumar.
Hipertensión
Debe existir un gradiente de presión decreciente desde las arterias hasta las venas, para que se
produzca la circulación sanguínea. Esta presión sanguínea producida por el corazón, está regulada por la
concentración de sales (cuanto más sales haya en la sangre más líquido habrá, lo que aumentará la presión) y por la
musculatura de los vasos (cuanto más se contraiga la arteria o más aterosclerosis haya más resistencia habrá al paso de
la sangre por estrecharse el paso, lo que obliga al corazón a latir más fuerte aumentando la presión sanguíneas, de
manera esporádica esto no supone ningún problema, pero si esta resistencia al paso de sangre es crónica, por ejemplo
por aterosclerosis, la presión siempre será alta y el corazón está siempre con sobreesfuerzo, causando hipertensión y a
más largo plazo una posible insuficiencia cardiaca). En conclusión, la presión aumenta si se contraen los vasos o
aumenta el líquido sanguíneo o hay aterosclerosis y la presión disminuye cuando se relajan los vasos, disminuye el
líquido sanguíneo y no hay aterosclerosis. Si la presión sanguínea es demasiado baja (hipotensión) habría
problemas de riego causando debilidad, somnolencia y desconcierto momentáneo, mareos,
desvanecimientos… y si es demasiado alta (hipertensión) se incrementa el esfuerzo del corazón,
aumenta el riesgo de derrames, aumenta el daño a los vasos sanguíneos y la aterosclerosis…
La hipertensión es el aumento de la presión que la sangre ejerce sobre las paredes arteriales. Se
considera hipertensión cuando la presión sistólica (la alta) es  140 mm Hg y/o la presión arterial
diastólica (la baja) es  90 mm Hg (ver tabla). A menudo la presión arterial alta (hipertensión) no
produce síntomas (mucha gente no sabe que tiene hipertensión). Con el tiempo va lentamente
lesionando las paredes de las arterias de todo el cuerpo haciendo que sus paredes se endurezcan y se
vuelvan rígidas (arterioesclerosis) y se obstruya su
luz (aterosclerosis), lo que tendrá como
consecuencia una disminución del flujo de sangre
hacia los órganos vitales. La arterioesclerosis al
disminuir la elasticidad de las arterias y al dificultar
el paso de sangre (placas de ateroma) provoca que el
corazón tenga que latir más fuerte aumentando la
presión sanguínea. A su vez, el aumento de la
presión arterial agrava la lesión de las arterias,
desencadenando un círculo vicioso (aumenta presión
arterial → aumenta la arterioesclerosis → aumenta
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presión arterial →…). Este círculo vicioso provoca que el corazón se vea forzado a trabajar con más
intensidad, pudiendo provocar a largo plazo insuficiencia cardíaca. A largo plazo la hipertensión
puede afectar a los riñones, a los ojos y al cerebro (aumenta probabilidad de ictus tanto
directamente porque la hipertensión provoca que reviente una arteria produciendo un derrame
cerebral, como indirectamente por la arteriosclerosis). El mejor tratamiento (incluido medicamentos) y
la mejor prevención contra la hipertensión es un cambio en el estilo de vida: hacer ejercicio (regula
el colesterol, controla el peso, regula la tensión), dieta sana que reduzca sobre todo la sal, el
colesterol malo y el exceso de calorías (la obesidad se relaciona con hipertensión y aterosclerosis) y
no fumar.
Insuficiencia cardiaca
Insuficiencia cardíaca es una afección en la cual el corazón ya no puede bombear suficiente
sangre al cuerpo. Cuando el corazón empieza a fallar, el organismo lo detecta inmediatamente y
pone en marcha los mecanismos compensatorios (por lo que muchos pacientes no llegan a percibir
los síntomas anormales) como la taquicardia (al no bombear suficiente sangre, el corazón aumenta
el número de latidos en cada unidad de tiempo) y el aumento progresivo del tamaño del corazón
para conseguir contracciones más fuertes que compensen su deficiencia. Estos mecanismos sólo son
eficaces durante cierto tiempo, por lo que llega un momento en el que el organismo no puede
remediar el fallo en el bombeo del corazón. Las causas más comunes de la insuficiencia cardiaca
son el infarto de miocardio (zonas infartadas no funcionan), la angina de pecho (falta de oxígeno y
nutrientes al músculo cardiaco) y la hipertensión y la aterosclerosis (aumentan considerablemente el
esfuerzo que debe realizar el corazón). También puede ser causada por un problema valvular (alguna válvula del
corazón no cierra bien o está estrechada), por una infección que daña al corazón... Los síntomas más importantes
son fatiga, edemas (hinchazón de los tejidos) y problemas para respirar. Si la insuficiencia cardiaca es en
el ventrículo derecho la sangre se acumula en las venas cavas y los edemas se notan en algunos de los órganos que su
sangre es recogida por las venas cavas (se hinchan las yugulares del cuello, el abdomen, miembros inferiores…). Si la
insuficiencia cardiaca es en el ventrículo izquierdo la sangre se acumula en las venas pulmonares y el edema se produce
en los pulmones (se llenan de líquido y provoca dificultad respiratoria, especialmente en posición tumbado) .
En conclusión, todas estas enfermedades cardiovasculares más importantes y que son la
primera causa de muerte en países desarrollados están íntimamente relacionadas y unas agravan las
otras. Hemos visto como la aterosclerosis aumenta la hipertensión y viceversa, la aterosclerosis en
las arterias coronarias puede producir una angina de pecho e indirectamente por trombosis o
embolia un infarto al corazón, la aterosclerosis en las arterias del cerebro puede producir
indirectamente por trombosis o embolia un infarto cerebral o ictus, la hipertensión puede producir
derrame cerebral porque una arteria cerebral no soporte tanta presión durante largo tiempo y se
rompa. Y por último, todas ellas (aterosclerosis, hipertensión, angina e infarto) pueden conducir a
una insuficiencia cardiaca. Por lo tanto, dada su peligrosidad es muy aconsejable seguir los hábitos
saludables del final del tema para mantener un aparato circulatorio sano, especialmente los 3 más
conocidos: dieta sana, ejercicio y no fumar.
Otras enfermedades cardiovasculares
- Arritmia: La arritmia cardiaca es cualquier alteración del ritmo cardiaco, por ejemplo la
bradicardia (cuando la frecuencia cardiaca es muy lenta: menos de 60 latidos por minuto) y la
taquicardia (cuando la frecuencia cardiaca es muy rápida: más de 100 latidos por minuto).
- Varices: Las varices son dilataciones venosas que se caracterizan por la incapacidad de
establecer un retorno eficaz de la sangre al corazón. Las más habituales son las de los miembros
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inferiores. Las venas se ven dilatadas, inflamadas, en la superficie de la piel, de un color morado o
azul oscuro y parecer estar torcidas y abultadas. Se desarrollan cuando las válvulas venosas que
permiten que la sangre fluya hacia el corazón dejan de funcionar adecuadamente (a menudo es un
problema hereditario en las válvulas). Como resultado, la sangre se acumula en las venas y provoca las
dilataciones. Son más comunes entre las mujeres que entre los hombres. Las hemorroides o
almorranas son un tipo de venas varicosas (varices en las venas perianales). Las várices en araña se
parecen a las várices, pero más pequeñas. El ejercicio, la pérdida de peso, la elevación de las
piernas al descansar y no cruzarlas al sentarse, evitar los tacones y evitar estar de pie por períodos
prolongados pueden ayudar a impedir el empeoramiento de las várices. No son un problema de
salud importante (como mucho los síntomas serían pesadez de piernas, dolor e hinchazón y en casos
muy avanzados úlceras varicosas), pero son muy antiestéticas.
- Tromboflebitis: La tromboflebitis es la inflamación de una vena como consecuencia de una
trombosis (flebitis = inflamación de una vena). La tromboflebitis puede producirse por diversas causas
como traumas, la administración de un fármaco irritante por vía intravenosa (sonda), o porque las
venas ya están enfermas como ocurre en las varices o, en algunos individuos propensos, por estar
inmovilizados durante mucho tiempo. Por ejemplo, existe un riesgo de tromboflebitis en los
pacientes que deban permanecer durante mucho tiempo en la cama, o en los que viajan en avión y
permanecen muchas horas sentados (en este último caso, se habla del síndrome de la clase turística).
En los sujetos inmovilizados, los masajes de las piernas y brazos suelen prevenir la aparición de tromboflebitis y en los
aviones se recomienda mover las piernas, levantarse del asiento y masajearse los miembros a menudo. Y si ha sido por
una sonda, cambiarla a otra vena. En personas operadas se aconseja que se levanten y empiecen a andar lo antes posible.
La tromboflebitis no suele producir complicaciones importantes a menos que se desprenda el coágulo de una vena de la
pierna y va a la vena cava, de ahí al corazón y de ahí a los pulmones pudiendo producir una embolia pulmonar.
- Anemia: Sucede por la falta de glóbulos rojos o de la hemoglobina que contienen. En España
la causa más frecuente es la falta de hierro (mineral necesario pues forma parte de la hemoglobina y
es al hierro donde se une el oxígeno para ser transportado). Otras causas: derrames, mala
alimentación como falta de vitamina B12, factores hereditarios… Los síntomas principales son
fatiga incluso con esfuerzos pequeños, palidez y cansancio.
- Leucemia: Es uno de los poquísimos cánceres frecuentes en jóvenes (Es el tipo más común
de cáncer en niños). Se caracteriza por la proliferación excesiva de leucocitos anormales en la
sangre y en la médula ósea. Se puede curar con trasplante de médula ósea de un donante
compatible.
5. HABITOS SALUDABLES PARA EL SISTEMA CIRCULATORIO
Aunque lo más importante son dieta sana, ejercicio y no fumar, vamos a profundizar un poco
más:
- No fumar (el tabaco aumenta la presión sanguínea, lesiona los vasos produciendo
aterosclerosis, reduce la cantidad de hemoglobina que puede unirse al oxígeno,…).
- Practicar algún ejercicio aeróbico de bajo o moderado impacto durante 30 minutos todos los
días. Puede ser caminar, andar en bicicleta, nadar, etc. El corazón como todo músculo, necesita
entrenamiento para mantenerse en forma, el ejercicio regular fortalece todo el sistema
cardiovascular. Evitar ejercicios físicos extremos (de gran intensidad y agotadores), los
sobreesfuerzos pueden poner al límite el aparato cardiovascular y dañarlo.
- Reducir en la dieta especialmente los azúcares, grasas trans, grasas saturadas, exceso de
kilocalorías y sal (muy relacionada la sal con la hipertensión), es decir, reducir los productos
procesados que suelen llevar exceso de todos o algunos de los mencionados.
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- Evitar la obesidad y la diabetes con los dos consejos anteriores (ejercicio y dieta), ya que son
factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (aumentan muchísimo la probabilidad de
enfermedad cardiovascular).
- Beber agua como mínimo 2 litros al día, para ayudar a diluir y favorecer la eliminación de los
desechos transportados en sangre.
- Evitar situaciones estresantes continuas (llevar una vida tranquila pero activa).
- Evitar sustancias que dañan los vasos sanguíneos (además del tabaco por supuesto) como
contaminación del aire, tóxicos variados, ciertos aditivos y medicamentos, café, alcohol…
- Otros: Si en el trabajo se permanece mucho tiempo sentado o de pie, hay que tomarse unos
minutos por hora para moverse. Evitar tener las piernas cruzadas por mucho tiempo, ya que la
presión que ejerce una sobre la otra obstaculiza el paso natural de la sangre y favorece la aparición
de varices. Optar por ropa suelta, evitando las prendas ajustadas en la cintura o piernas.
5. ADAPTACIONES DEL CIRCULATORIO AL EJERCICIO
A) Durante la realización de ejercicio suceden las siguientes adaptaciones:
- Aumenta el gasto cardíaco (volumen de sangre bombeado por cada ventrículo en un minuto) y el
volumen sistólico (volumen de sangre bombeado por cada ventrículo durante un latido).
- Aumenta la frecuencia cardíaca (coincide con los latidos por minuto del pulso). Cuando te ejercitas,
es importante asegurarse de que estás esforzándote lo suficiente como para ver resultados pero no
con tanta fuerza que experimentes agotamiento. Lo ideal cuando ejercites es que el número de
latidos por minuto sea del 50% al 85% de tu frecuencia cardiaca máxima. La frecuencia cardiaca
máxima es aproximadamente de 220 menos tu edad (la mujer, por término medio, tiene las pulsaciones más
altas que los hombres por lo cual le podemos sumar 15 al resultado anterior si queremos ser más precisos).
- Aumenta la fuerza de contracción del corazón y la presión de la sangre.
- Se produce una vasoconstricción (se contrae la capa muscular de la pared de la arteria, reduciendo el
interior de la arteria y por tanto, el paso de sangre) de las arterias de los órganos y aparatos que son menos
necesarios durante el ejercicio como digestivo, excretor, cerebro… y una vasodilatación (se relaja la
capa muscular de la pared de la arteria, aumentando el interior de la arteria y por tanto, el paso de sangre) de las
arterias que irrigan los músculos más activos durante el ejercicio provocando un aumento del riego
sanguíneo a los músculos necesarios para la actividad que se está realizando.
- Aumenta la presión media sistémica de llenado debido a la contracción de las venas esto
provoca un mayor retorno venoso al corazón.
Todos
estos
aumentos
son
proporcionales a la intensidad del
ejercicio, por ejemplo en la tabla de la
derecha se puede observar como
aumenta la frecuencia cardiaca al
aumentar la intensidad del ejercicio.
B) Adaptaciones en personas deportistas. Todo el sistema cardiovascular se adapta al
ejercicio que se realice. En individuos sedentarios se vuelve más frágil y es más propenso a sufrir
enfermedades, mientras que en personas activas se fortalece todo el sistema circulatorio y se
previenen enfermedades del sistema circulatorio. Con el entrenamiento suceden las siguientes
adaptaciones:
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- Se produce un mayor riego sanguíneo en órganos más activos: En tejidos u órganos con más
demanda energética se desarrolla más el sistema de vasos sanguíneos (mayor diámetro interior de
venas y arterias y mayor cantidad y densidad de capilares sanguíneos).
- En personas entrenadas el ritmo cardiaco es menor que las no entenadas tanto en reposo como
durante el ejercicio (La frecuencia cardiaca en reposo baja indica que la función del corazón es más
eficiente y hay una mejor salud cardiovascular. De hecho, la frecuencia cardiaca en reposo de un
atleta puede ser incluso tan baja como 40 latidos por minuto), como se observa en la siguiente tabla:
- En personas entrenadas la presión arterial es menor que las no entenadas tanto en reposo
como durante el ejercicio (aumenta más lentamente durante el ejercicio que en personas sedentarias).
- Las venas y arterias son más robustas en sujetos activos físicamente (se refuerzan capas
musculares y conjuntivas).
- En personas entrenadas hay un aumento del tamaño del corazón, es decir, se amplia y
fortalece el miocardio y aumenta la capacidad de las cavidades cardiacas, permitiendo funcionar de
forma más fácil y con menor frecuencia, bombeando más sangre a los tejidos por latido.
- En personas entrenadas se aumenta la elasticidad sanguínea permitiendo que la sangre circule
con más facilidad.
- En personas entrenadas aumenta el número de glóbulos rojos y la hemoglobina (16-17 Mg/cm³)
y hay menos lípidos en la sangre.
Como se observa en la
siguiente tabla los beneficios de
la actividad física dependen de la
intensidad. Los ejercicios de
intensidad muy grande no
pueden hacerse durante largo
tiempo ya que aparece la fatiga y
si excedemos nuestros límites el
ejercicio puede ser perjudicial
especialmente para nuestro
corazón y nuestros vasos
sanguíneos.
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