Download Diego: tiro de precisión II

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Diego: tiro de precisión II
Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
20 de mayo de 2010
A ver: yo jamás he deseado la muerte de nadie. Y sin el menor asomo de ironía espero de
todo corazón que Diego Fernández de Cevallos aparezca vivo y bien. Y no se trata sólo de
frases hechas —y a veces huecas— de los sentimientos humanitarios o moralinos. No. He
visto y cronicado demasiada violencia en mi vida profesional y por ello estoy plenamente
convencido de que los crímenes son siempre injustificables.
Lo que sí he dicho —como muchos mexicanos— es que el recuento de los daños que
Diego le ha hecho al país es muy grande. Hoy añado que esa es la razón fundamental por
la que sus raptores han ejecutado un tiro de precisión al poder político en México:
secuestran a un hombre no sólo polémico, sino odiado por muchos, lo que —aunque
suene muy cruel— tiene un aire justiciero y hasta reivindicatorio; lo hacen en un momento
de exactitud matemática, en vísperas de un viaje presidencial con lo que le quitan
argumentos a Felipe Calderón y le restan credibilidad a su discurso sobre todo en
Washington; la intencionalidad desestabilizadora también es evidente cuando faltan
apenas seis semanas para el 4 de julio; además, se llevan a un personaje archiconocido
pero en estos momentos sin protección oficial. Quien no quiera aceptar estas
circunstancias se engaña a sí mismo.
Está claro que hoy la pregunta es quién. O quiénes llevaron a cabo un operativo quirúrgico
para levantar con tal rigor a un hombre tan poderoso y calculando que el secuestro se
sepa largas ocho horas después. Dónde puede estar ahora. Qué han hecho con él. Por
qué no se han comunicado con la familia. Por qué nadie ha reivindicado el hecho. Todas
son preguntas sin destino.
Por lo pronto, el deslinde del EPR es un signo importante. De no ser ellos, se puede
descartar la hipótesis de cualquier otro grupo extremista. Y si me apuran también la de una
banda común de secuestradores a menos que sean tan estúpidos de no anticipar el lío en
que se metían. Tampoco parece el modus operandi de una venganza personal o pasional.
Así que —ya lo dijo hasta Rodríguez Zapatero— todo apunta al crimen organizado. La
pregunta aquí sería qué pretenden. Una respuesta al encarcelamiento fugaz de la ex
esposa de El Chapo, parece desproporcionada. Un canje por la presunta captura de
Nacho Coronel, no deja de ser un rumor. Ahora que si el recado es “para que vean quién
manda” resulta lapidario.
Lo único que por ahora está claro son los múltiples mensajes: las reglas del juego —si las
hubo— están rotas; en este país hay mexicanos de primera —como Diego— que movilizan
a todo el gabinete y mexicanos de segunda, de quinta o de milésima porque son miles los
levantados que el gobierno ni ha volteado a ver; también en el panismo es normal que sus
hombres y mujeres del poder se hagan inmensamente ricos y hasta respetados por ello;
nada ha cambiado y el nuevo PAN es idéntico al viejo PRI; se trata de un disparo al
corazón no sólo del gobierno sino de un panismo enfermo de gravedad, casi casi un tiro de
gracia. Y de precisión también.