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NEW DEAL Era confuso y contradictorio. No obstante, ha pasado a la historia como la más exitosa aplicación del keynesianismo. SU CARÁCTER CONFUSO: A la vez pretendía una inflación controlada y un superávit en la balanza comercial. A la vez pretendía un ajuste presupuestario y aumentar el gasto público para mover a la inversión y al empleo. SU CARÁCTER KEYNESIANO: El Estado intervino en la economía para salvar el capitalismo, no para acabar con él. Sin embargo, sus medidas fácilmente pueden emparentarse con el revisionismo socialista. Es importante aclarar, de todas formas, que las medidas keynesianas sólo son bendecidas en épocas de crisis (políticas económicas anticíclicas han sido llamadas). ALGUNAS MEDIDAS: Subvencionar recortes productivos en el campo. Inducir convenios colectivos y acuerdos entre empresas para mantener precios. Controlar el sector bancario (fondo de garantía, seguros bancarios) y la bolsa (movimiento de las cotizaciones, prevenir burbujas especulativas, creando organismos reguladores más severos). Emitir dinero (con la consiguiente devaluación del dólar) para provocar una inflación controlada que anime la economía, a la vez que para obtener el Estado nuevas fuentes de ingresos. Gasto del Estado en obras públicas para hacer contratas con empresas, crear efectos multiplicadores y, sobre todo, empleo. Una seguridad social pública1 que subsidie el paro, garantice una sanidad mínima para todos y permita las jubilaciones en la vejez. Esto pudo acometerlo inicialmente el presupuesto público (dada la crisis), pero la idea de la seguridad social es crear una caja social alimentada con las cotizaciones de empresas y de obreros, o bien a través de exacciones fiscales en la declaración de la renta. RESULTADO: El éxito del programa, que contó por un tiempo con la desaprobación del Tribunal Supremo2 (de mayoría republicana), fue relativo. Los síntomas de la crisis, que tuvo un declive relativo en 1937, no se disiparían completamente hasta la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. La ley de Seguridad Social de 1935 fue el punto de partida de un sistema público que da derecho a una pensión, así como a una sanidad y a unos subsidios por desempleo y por baja laboral. El sistema se ha ido extendiendo y dividiendo. Así, junto al sistema de los cotizantes en la declaración de la renta para una pensión pública (hoy, más del 90% de los estadounidenses) existe una sanidad pública (para jubilados y rentas bajas), así como sistemas de protección del desempleo (escasos, para evitar la molicie) y para pagar las bajas por maternidad, enfermedad y accidentes, que varían por Estados. A su vez, estos sistemas públicos son compatibles con sistemas sanitarios privados (generalmente a través de las empresas) y fondos de pensiones privados, donde las empresas actúan de intermediarias entre los empleados cotizantes y las entidades financieras colaboradoras (destinadas a invertir y engordar esos fondos). El sistema privado de fondos de pensiones mueve actualmente un remanente de más de 4 billones de dólares en Estados Unidos. Su éxito se debe, en parte, a los estímulos fiscales que concede el Estado federal. La reforma de la sanidad ensayada por el presidente Obama no contará con una sanidad pública ofertada directamente por el Estado (más allá del sistema que ya existe, para mayores de 65 años y rentas bajas), sino con acuerdos y subsidios a compañías médicas privadas con el fin de dar cobertura sanitaria a los 50 millones de estadounidense que actualmente no la tienen. 2 Los miembros del Tribunal Supremo se renuevan por retiro o defunción, y los nuevos elegidos lo son por el presidente de los EE.UU. de turno, debiendo contar también con la ratificación del senado. 1