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EL TEXTO 1. DEFINICIÓN. El texto (o discurso) es la unidad máxima de comunicación que consiste en la emisión intencionada de enunciados de forma oral o escrita, en una situación comunicativa concreta para cumplir un determinado propósito. Un texto está formado por un conjunto estructurado de enunciados y tiene una extensión variable: puede consistir en un solo y breve enunciado o llegar a conformar, por ejemplo, una novela. Sin embargo, un texto es algo más que una mera cadena de enunciados. 2. PROPIEDADES: ADECUACIÓN, COHERENCIA Y COHESIÓN Para ser considerado como tal debe cumplir tres condiciones: ser adecuado a la intención comunicativa y a la situación, ser coherente en su mensaje y estar cohesionado, es decir, presentar conexión entre sus partes. En los textos literarios el autor puede permitirse incumplir alguno de estos requisitos a fin de lograr un efecto estético. Este recurso de la escritura literaria es conocido como licencia poética. 2.1. 2.2. ADECUACIÓN. Es una propiedad textual por la que el mensaje se ajusta a la situación en la que el texto es emitido y al propósito del emisor. COHERENCIA. Es la propiedad que garantiza la unidad de sentido de un texto. Consiste en presentar ideas en torno a una misma temática y estructuradas de forma lógica. Se entiende por coherencia la propiedad fundamental inherente al texto que hace que pueda ser percibido como una unidad comunicativa y no como una sucesión de enunciados inconexos. Gracias a la coherencia, las partes del texto aparecen relacionadas entre sí en función de la totalidad, y el conjunto se percibe como adecuado al contexto en el que se produce la comunicación. Ejemplo de texto coherente: Un niño llamado Pepito estaba jugando en el patio de su casa. Su madre le mandó entrar y le dijo que se pusiera a hacer los deberes, pero a él no le dio la gana. Entonces le castigó sin ver la televisión. Ejemplo de texto incoherente: Un niño llamado Pepito estaba jugando en el patio de su casa. Su hija le mandó entrar. El portero dijo que las apagara pero él tenía hambre. Entonces se examinó de latín. 1 La incoherencia de un texto puede estar provocada por diversos motivos: a) Por el significado de las palabras. Observa los siguientes ejemplos: -*La lucha fue sanguinaria pero no hubo heridos. -*Han pasado veinte minutos de juego y el marcador sigue inalterable. -*El presidente del Gobierno ha sido elegido democráticamente y detenta el poder desde hace cuatro años. -*En el vestuario de ese equipo hay un malestar latente porque todos los jugadores se están insultando. -*La victoria del equipo español sobre el italiano fue pírrica (ganó por 5-0) pero con ella se proclamó campeón de Europa. b) Por el mal uso de los conectores. En ocasiones la incoherencia se debe al mal uso de algún conector, es decir, esos elementos cuya función en el texto es la de unir o relacionar enunciados o párrafos: -*Juan es un chico alegre; no obstante, a veces es muy simpático. -*Juan no estudia nada. Además, sabe informática. c) Por falta de unidad temática. Otras veces la falta de coherencia se refleja en la unión de enunciados sin relación temática, por lo que la suma de estos difícilmente constituye un texto (ver ej. apartado coherencia) d) Por la aparición de anacolutos. Un anacoluto es la falta de coherencia en la construcción sintáctica de los elementos. Dejar una cláusula incompleta para empezar otra, rompiéndose así el hilo lógico del pensamiento, constituye uno de los anacolutos más frecuentes. Ej.: El alcalde insistió en que deberíamos ¡es un impresentable! 2.3. COHESIÓN. Se denomina cohesión textual a la red de relaciones entre los distintos elementos de un texto que manifiestan lingüísticamente su coherencia. Por tanto, los mecanismos de cohesión son los procedimientos lingüísticos que aseguran o refuerzan la coherencia textual. Dichos procedimientos son múltiples y muy variados, tanto que es bastante complejo intentar siquiera un análisis completo de todos ellos. Para sistematizar, los clasificaremos en función del plano de la lengua al que afectan, y así distinguiremos los mecanismos gramaticales, los léxico-semánticos y los textuales. También existen procedimientos de cohesión en el nivel fonológico de la 2 lengua (rima, ritmo, aliteración, paranomasia…), generalmente solo se dan en los textos líricos. pero 3. MECANISMOS DE COHESIÓN TEXTUAL. 3.1. NIVEL GRAMATICAL: La deixis, la elipsis y el paralelismo sintáctico. 3.1.1. LA DEIXIS. La “deixis” (término procedente del griego que significa “mostrar”, “señalar”) es la función representada por ciertos elementos lingüísticos, que consiste precisamente en señalar o designar algo presente entre los hablantes (deixis extratextual) o en el propio enunciado (deixis textual). Hablamos de deixis extratextual cuando un elemento de la lengua hace referencia directa a algún elemento de la situación comunicativa: a los participantes del acto comunicativo, o a las circunstancias espacio-temporales en que se produce. Los pronombres personales, los demostrativos, los posesivos y algunos adverbios designan los objetos señalándolos y situándolos en relación a las personas que intervienen en el discurso. Por ejemplo, para entender adecuadamente la cláusula “Tú, dame eso inmediatamente y ven aquí ahora mismo”, debemos conocer la situación en que se ha emitido, pues “tú” señala al receptor, “eso” sitúa un determinado objeto a una determinada distancia del emisor (ni muy cerca ni muy lejos), “aquí” señala el espacio que corresponde a quien habla, mientras que “ahora” indica el momento de la comunicación entre los interlocutores, etc. Sin embargo, también hay elementos lingüísticos que no se refieren directamente a los objetos de la realidad, sino a otros elementos o fragmentos de discurso que están dentro del propio texto. En este caso, hablamos de deixis textual. En el mensaje “Juan tiró un papel al suelo. La profesora le dijo que fuera a su despacho inmediatamente. Él la siguió y al rato salió muy cabizbajo de allí”, conocemos la referencia del pronombre “le” (a Juan), del determinante “su” (el de la profesora), del adverbio “allí” (el despacho)… porque todas ellas están dentro del propio discurso. En todas las lenguas existen determinadas formas que sirven para hacer referencia a los diferentes elementos que aparecen en una situación. En español, por ejemplo, esto se realiza a través de unos elementos denominados deícticos, que pueden ser pronombres personales, demostrativos o posesivos, e incluso adverbios de lugar y de tiempo. Los deícticos se usan con mucha frecuencia, tanto en el discurso oral como en el escrito, de manera que aparecen en más del 90% de las cláusulas de cualquier lengua. La deixis textual funciona a través de dos mecanismos distintos: LA ANÁFORA Y LA CATÁFORA. Ambos se utilizan en el discurso para hacer referencia a algún elemento presente en el mismo. Denominamos anáfora al fenómeno por el que una palabra remite a un elemento anterior del discurso, al cual representa. Ejemplo: Tenemos un nuevo compañero. Es una alegría para todos y vamos a recibirlo con un aplauso. Este es el aula de segundo y aquí recibirás casi todas tus clases. Puedes preguntarme todas las dudas que tengas. Las palabras anafóricas son unidades gramaticales sin significado propio. Su significado viene dado, precisamente, por el elemento léxico al que hacen referencia. Así, en el ejemplo anterior, lo remite a un nuevo compañero, aquí al aula de segundo y el relativo que al sustantivo dudas. Las palabras que con mayor frecuencia funcionan como términos anafóricos son los pronombres personales, algunos demostrativos y posesivos, los relativos y los adverbios que tienen un valor referencial (aquí, allí, entonces...). La catáfora es el fenómeno que consiste en anticipar alguna palabra o parte del discurso que aparecerá en el contexto posterior. Ejemplo: Me dijo lo siguiente: que renunciaba. A la inauguración acudieron todos: los alcaldes de la zona, la consejera, la ministra… Aunque se lo repetí, María no me hizo caso. En este ejemplo, lo siguiente adelanta al receptor información que aparece después, y lo mismo sucede con el pronombre indefinido todos, y con el personal se, que se refiere a María. Además de los pronombres y de algunos adverbios, hay también ciertas palabras de significado muy amplio que se usan como “comodines”, es decir, como sustitutos de términos de significado preciso. Así, los verbos hacer, pasar, suceder… o los sustantivos cosa, persona, 3 hecho… Yo estudié durante toda la tarde, pero él no lo hizo. María se parece a su padre, y a Ana le sucede lo mismo. Tiene un dolor de muelas. Es una cosa muy desagradable. En los tres casos, podríamos hablar de anáfora, pues esas proformas remiten a elementos que han aparecido antes en el discurso. 3.1.2. LA ELIPSIS Llamamos elipsis a la supresión de algún elemento léxico del enunciado sin que se altere su sentido. Los elementos léxicos omitidos pueden ser palabras, frases, cláusulas u oraciones. Por lo general, la elipsis se deduce lógicamente de la información precedente que indica que se ha omitido algo. Al tener que recurrir al contexto próximo, la elisión es también un mecanismo lingüístico que permite relacionar unos enunciados con otros. Esta supresión se realiza frecuentemente en dos circunstancias: Cuando un elemento léxico ha aparecido antes en el texto y es fácilmente identificable. Este es el caso, por ejemplo, de la omisión del sujeto en una oración cuando en ella se sigue hablando del mismo sujeto de las oraciones anteriores. Ejemplo: La profesora llega al instituto. Deja el bolso en la sala y entra al aula. Cuando un elemento léxico se deduce fácilmente por el contexto verbal. Ejemplo: Ya sabes, despacito y en voz bien alta. En este ejemplo, extraído de un texto que refleja el ámbito escolar, se ha omitido la forma verbal lee, deducible por el contexto (antes el maestro había dicho: Bien, y ahora vamos a empezar un poema). Desde el punto de vista de la cohesión textual, la elipsis que más nos interesa es la primera. Podemos distinguir distintos tipos de elipsis en función del elemento que se omita: Elipsis nominal: Te fumaste veinte cigarrillos rubios. -Me fumé diez. Elipsis verbal (de formas personales o no personales): ¿Vas a pasear? No, a estudiar. / ¿Quieres tomar otro café? -No, no quiero. Elipsis comparativa: Tu casa tiene el mismo estilo que la mía. 3.1.2. EL PARALELISMO SINTÁCTICO La repetición de la misma construcción sintáctica en partes distintas del texto permite también establecer conexiones de significado entre dichas partes. En ocasiones, el paralelismo revela la estructura del contenido. 3.2. NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO 3.2.1. Recurrencia léxica. La recurrencia léxica consiste en la repetición de una misma palabra en diferentes enunciados de un texto. Constituye uno de los elementos fundamentales para que se cumpla el requisito de la cohesión textual. Ejemplo: Inés se había comprado un vestido para la fiesta. Estaba convencida de que sería el vestido más bonito de todos. La recurrencia léxica se puede entender también como figura retórica si tiene una finalidad claramente expresiva o poética. Del mismo modo, es muy probable que en el texto aparezcan palabras de la misma familia léxica (es decir, que compartan el mismo lexema, ya sean derivadas o compuestas): No seas nunca violento. La violencia no lleva a ninguna parte. De la cantera, los bloques de piedra salen sin debastar. Son los picapedreros quienes los labran. 3.2.2. Recurrencia semántica (reiteración del mismo significado) En cualquier texto aparecen reiteradamente elementos de cohesión semántica relacionados con el significado de las palabras que aparecen en el mismo. Las relaciones de significado entre términos pueden ser de cuatro clases: sinonimia, antonimia, hiperonimia o hiponimia. 4 3.2.2.1. Sinonimia conceptual y contextual. Decimos que dos términos son sinónimos cuando en un determinado contexto son intercambiables sin que varíe el significado del enunciado. Ejemplo: Agustín empezó / comenzó la lectura del poema. Algunos sinónimos son intercambiables en todos los contextos y, por tanto, son términos que tienen exactamente el mismo significado (sinonimia conceptual). Pero en el léxico común los sinónimos estrictos o conceptuales son extremadamente raros: lo normal es que dos términos sinónimos tengan algunas acepciones comunes y otras diferentes y, por eso, no se puedan intercambiar en todos los contextos. La palabra maestro, por ejemplo, se puede sustituir por profesor en El maestro me sacó a la pizarra (El profesor me sacó a la pizarra), pero no en Velázquez fue un maestro en el uso del color (*Velázquez fue un profesor en el uso del color). En ese caso decimos que “maestro” y “profesor” son sinónimos contextuales (porque no son intercambiables en todos los casos). En los textos es muy frecuente sustituir una palabra que ya ha aparecido antes por un sinónimo o por una expresión sinónima para evitar su repetición. Ejemplo: Oí las risotadas de los otros chavales. Sus carcajadas sonaban en mis oídos como latigazos. Había algunas estatuas en el jardín. Eran esculturas modernas. 3.2.2.2. Sinonimia referencial. A veces un término se sustituye por otro vocablo o expresión (puede ser un nombre propio, una frase, etc.) que, aunque no sea un sinónimo suyo, dentro de ese determinado contexto tiene el mismo referente (es decir, alude o se refiere a la misma realidad). En esos casos hablamos de sinonimia referencial. En el siguiente ejemplo, todas las expresiones en negrita tiene el mismo referente (Juan): Juan entró en el despacho de su jefe. El señor López alzó la vista y miró a su subordinado con desprecio: aquel joven le resultaba profundamente antipático. Los procedimientos en este sentido pueden ser variados: se sustituye un nombre común por uno propio (o viceversa) o se utilizan diferentes recursos, como la metáfora, la metonimia o la perífrasis. A través de todos estos procedimientos sinonímicos se logra la variatio retórica (es decir, se evita repetir constantemente las mismas palabras). Por ejemplo: Rafa Nadal consiguió ayer su tercer Grand Slam. El tenista mallorquín patrocinado por Nike [perífrasis] recibió el premio con emoción. Parece que nada se le resiste esta temporada a la raqueta nacional [metonimia]. Cuando llegó al aeropuerto su afición llevaba esperándole horas. Ninguno quería perderse la oportunidad de darle la enhorabuena en persona al cañón de las pistas de tenis [metáfora]. 3.2.2.3. Sustitución por “palabras comodín o palabras cliché” Son palabras con un significado muy general especializadas en la sustitución de otras unidades léxicas. Algunas de estas palabras “comodín” se utilizan siempre para sustituir a sustantivos (como “persona”, para sustantivos con el rasgo semántico ‘humano’ o “cosa”, “cuestión”, “asunto”, “hecho”, etc. para los que no tienen ese rasgo), mientras que otras se utilizan para sustituir a verbos: aquellos verbos con el rasgo semántico ‘acción’ se suelen sustituir por “hacer”, mientras que los que presentan el rasgo ‘estado’ o ‘proceso’ se suelen sustituir por “pasar”, “suceder” u “ocurrir”, etc. Ejemplos: Ayer colisionaron dos vehículos en la carretera nacional. El hecho se produjo… Pedro trabaja. Juan hace lo mismo. 3.2.2.4. Antonimia. La antonimia es la relación que se establece entre aquellas palabras del texto que tienen significados opuestos. Sirve para dar cohesión al texto porque normalmente contrapone un término con otro que ha aparecido antes, estableciendo entre ellos una relación de contraste. 5 Ejemplos: Pedro guardaba un recuerdo bueno del viaje de fin de curso. Marta tenía uno malo. Los listos se las arreglan y los tontos sucumben. Los niños salieron; los mayores se quedaron. 3.2.2.5. Hiperonimia e hiponimia. Se dice que un término A es hiperónimo de otro término B cuando A nombra el género o la clase a la que pertenece lo nombrado por B. Por ejemplo, flor es hiperónimo de rosa, y mueble es hiperónimo de mesa. Y, a la inversa, decimos que un término A es hipónimo de otro término B cuando A nombra un tipo de B. Así, rosa, margarita, tulipán... (cohipónimos entre sí) son hipónimos de flor, igual que mesa, armario, librería... son hipónimos de mueble. La sustitución de una palabra por su hiperónimo o por su hipónimo es un mecanismo frecuente para evitar repeticiones en el texto y contribuye a la coherencia y cohesión que debe existir entre los elementos del mismo. El león se escapó de la jaula. La fiera estaba hambrienta. Llevaba unas rosas en la mano. Dejó las flores en un jarrón y se acercó. Han traído los muebles, pero ni la cama ni el armario caben en el cuarto. Este calzado me aprieta. Voy a tener que cambiar de zapatos. 3.2.3. Campos semánticos/asociativos Es evidente que en el texto encontraremos palabras pertenecientes a distintos campos semánticos, que se relacionarán de un modo directo o indirecto con el tema del mismo. Así, la aparición de una serie de palabras como la siguiente, contribuirá a darle mayor cohesión al texto y nos permitirá percibir cuál es el asunto del que trata: un coche… su conductor… aparcamiento… tráfico intenso… 3.3. NIVEL TEXTUAL 3.3.1. Los marcadores del discurso. Por último, son fundamentales para la cohesión los llamados marcadores discursivos: elementos lingüísticos que permiten establecer relaciones de las ideas con el contexto y con la situación comunicativa. El significado que expresan esos elementos (de adición, de contraposición, de sucesión temporal, de consecuencia…) establece relaciones diversas con otros enunciados, y contribuye, por tanto, a la cohesión textual. Según su función dentro del texto, se pueden distinguir dos tipos: 3.3.1.1. MARCADORES DE FUNCIÓN PRAGMÁTICA. Hacen referencia a los elementos de la comunicación que están implicados en el texto. Por ejemplo, los vocativos y las apelaciones se refieren al destinatario (Juan, venga, no te quedes ahí), ciertos elementos con función fática remiten al canal (Bueno, a mí me gustaría un helado, ¿no?) y numerosos adverbios y frases preposicionales informan sobre la actitud del hablante ante la idea enunciada (Por fortuna, no pasó nada grave) o ante la enunciación misma (Sinceramente, no sé lo que pretendes). 3.3.1.2. MARCADORES DE FUNCIÓN TEXTUAL. Establecen conexiones entre los distintos enunciados o párrafos de un texto. Forman un grupo muy heterogéneo, tanto por la categoría a la que pertenecen (adverbios, conjunciones, locuciones, etc.), como por la variedad de significados que pueden aportar en el discurso. Los que aparecen con mayor frecuencia son los siguientes: ADICIÓN (suma de ideas a otras anteriores) Suma de ideas: y, además, también… Intensificación: es más, más aún… Culminación: incluso, para colmo, hasta, encima… 6 Comparación: igualmente, análogamente, del mismo modo… OPOSICIÓN (introduce relaciones de contraste o contradicción entre los enunciados) Adversación: sin embargo, ahora bien, en cambio, no obstante… Concesión: con todo, aun así, de todas formas… Restricción: si acaso, salvo que, al menos, en todo caso, excepto… Exclusión: al contrario, antes bien, más bien, muy al contrario, antes al contrario… CAUSALIDAD (conecta los enunciados estableciendo relaciones de causa-efecto) Causa: pues, porque, dado que, y es que… Consecuencia: por tanto/consiguiente, en consecuencia, entonces, así pues, de ahí… Condición: en tal/este caso, siendo así, puestas así las cosas… REFORMULACIÓN (se enuncia nuevamente el contenido de uno o varios enunciados anteriores) Explicación: es decir, o sea, en otras palabras… Corrección: mejor dicho, quiero decir, mejor aún, o sea… Resumen: en suma / resumen, en conclusión, resumiendo… Ejemplificación: por ejemplo, así, a saber, pongamos por caso, tal como, verbigracia, concretamente… ORDEN DEL DISCURSO (marcan partes distintas en las que se ordena la información del texto) Presentación: para empezar, ante todo, bueno, bien… Continuación: luego, después, pues bien, así que, en cuanto a… Transición: en otro orden de cosas, por otra parte… Digresión: por cierto, a propósito, dicho sea de paso… Enumeración: en primer lugar, en segundo lugar, por último, por un lado, por el otro… Cierre: en fin, para finalizar, para acabar… 4. DESVIACIONES DE LA NORMA Las desviaciones de la norma son incorrecciones que se deben a distintas causas y pueden agruparse en distintos tipos. Uno de los mejores definidos son las faltas de ortografía de la lengua escrita (NORMATIVA DE 2010), pero otras afectan de igual modo a la lengua escrita y a la lengua oral. Se dividen en dos tipos: ● Las que no impiden la comunicación, como el empleo de formas verbales incorrectas o la falta de concordancia por el desconocimiento del género de una palabra. ● Las que impiden la comunicación, bien porque hacen el mensaje ininteligible o porque obligan al interlocutor (lector u oyente) a un sobreesfuerzo al tener que rehacer el texto. Entre estas incorrecciones las más frecuentes son los anacolutos. Otras incorrecciones gramaticales son: 4.1. Las discordancias y las concordancias falsas. Las discordancias se producen cuando dos o más elementos que deberían establecer entre sí una correspondencia sintáctica en lo que al género, 7 al número, a la persona, al tiempo o al modo se refiere, no respetan esa correlación. Paralelamente, las concordancias falsas son aquellas que no admiten las reglas gramaticales. Algunas de las más frecuentes son: a) Falsa concordancia con “se” en las cláusulas / oraciones impersonales o pasivas reflejas: *Se detuvieron a tres delincuentes. *Aquí se enseña varios idiomas. *Se busca dos nuevos ayudantes. *Se vende a precio muy bajo estas dos casas. a) Falsa concordancia con el verbo “haber”: el verbo “haber” en español lleva complemento directo pero no sujeto, de modo que sus construcciones constituyen una clase de las impersonales. Es incorrecta, por tanto, la siguiente secuencia: *Habían muchas personas en la plaza. El mismo error se da en las perífrasis verbales en las que el verbo haber es el verbo principal: *Han tenido que haber mejores ocasiones. *Están habiendo últimamente demasiadas protestas. *Han podido haber algunos enigmas en ese caso. b) Falsa concordancia con el verbo “hacer”: el verbo “hacer” con complementos directos de “carácter temporal” o “meteorológico” da lugar a cláusulas / oraciones impersonales, por tanto, no puede haber concordancia con el CD: *Hacen tres años que me dieron el premio. *Ayer hicieron cuarenta grados de temperatura. c) Discordancias genéricas: afectan al género se sustantivos y adjetivos: -Cuando un adjetivo se aplica a dos o más sustantivos coordinados y de distinto género, la concordancia con ellos se establece en masculino y en plural: Tengo una chaqueta y un pantalón negros. No obstante, cuando el adjetivo aparece antepuesto puede concordar solo con el primer sustantivo de la coordinación: Mostró una asombrosa inteligencia e ingenio. -El adjetivo que funciona como predicativo o atributo debe concordar en género y número con el sustantivo al que complementa: *Considero necesario una mejora de las relaciones. d) Discordancia con los pronombres “le” de CI: 8 *Me gustaría decirle a Damián y a su hermano que han cantado muy bien. 4.2. Algunas formas verbales incorrectas: a) Son vulgares las formas *andé, *andaste, *andó, *andamos, *andasteis y *andaron. Las formas correctas son: anduve, anduviste, anduvo, anduvimos, anduvisteis y anduvieron. También son incorrectas las formas del mismo verbo: *andara o *andase y las restantes del pretérito imperfecto de subjuntivo. Las formas correctas son: anduviera o anduviese… y así sucesivamente. b) El verbo “satisfacer” se conjuga igual que “hacer”, por tanto lo correcto es: satisfice, satisficiste, satisfizo, satisficimos, satisficisteis y satisficieron, así como satisficiera o satisficiese para las formas del pretérito imperfecto de subjuntivo. c) No existe un verbo *preveer. Debe escribirse y pronunciarse prever, y se conjuga como ver. d) Incorrecciones con los verbos pronominales: -En ocasiones se suprime el pronombre indebidamente: *El jugador recupera bien de sus lesiones. *Nuestra tenista clasifica bien para la final. -Otras veces se usa como pronominal un verbo que no lo es: *Ya me supongo que no te apetece venir. 4.3. Queísmo y dequeísmo: -Son incorrectas las oraciones / cláusulas de sujeto y CD que van precedidas de la preposición “de”: *Me consta de que había alguien en tu casa. *Me dijo de que quedáramos hoy. -También es incorrecta la supresión de la preposición “de” antes de la conjunción “que” cuando la subordinada sustantiva actúa como modificador del sustantivo o del adjetivo: *Estoy segura que me van a dar este trabajo. 4.4. Errores en el uso de adverbios: -Cuando dos o más adverbios terminados en –mente están coordinados por las conjunciones “y” o “pero”, es aconsejable que solo aparezca la terminación –mente en el segundo. -El adverbio “como” es innecesario cuando pierde su valor aproximativo: *Me ha parecido que era un chico como muy trabajador. -Los adverbios “arriba” y “abajo” nunca deben ir precedidos de la preposición “a”. 9 4.5. Los vulgarismos. Constituyen un caso propio dentro de las desviaciones de la norma. Pueden ser de diversos tipos: Síncopa: La síncopa es la supresión de fonemas o sílabas dentro de una palabra. Se pueden clasificar en los siguientes apartados: a) Algunos casos frecuentes: *alante por adelante; *aonde, *ande por adonde; *alredor por alrededor; *conciente por consciente; *doldrá por dolerá (síncopa de e y epéntesis de d); *exprimentar por experimentar; *fosforecer por fosforescer; *fraticida por fratricida; *mia por mira; *muchismo, *tantismo por muchísimo, tantísimo; *noreste por nordeste (esta forma es admisible por analogía con sureste); *paece o paíce por parece; *peazo o *piazo por pedazo; *perpicacia por perspicacia; *probalidad por probabilidad; *pues por puedes; *quies por quieres; *ties por tienes; *reaños por redaños; *señá por señora; *supertición por superstición; *toavía por todavía; *transitor por transistor. b) Relajación y posterior supresión de la –d- intervocálica: *soldao por soldado; *abogao por abogado… Esta supresión es muy frecuente en los participios: *terminao por terminado, por ejemplo. La supresión a veces conlleva la pérdida de la sílaba completa: *aviás por aviadas; *burrá por burrada; *ensalá por ensalada; *na por nada; *palmá por palmada; *puñalá por puñalada; *tajá por tajada. Asimismo, deben rechazarse pronunciaciones como *administraor o *cobraor aunque existan las de bailaor (de flamenco) o cantaor (de coplas populares en Andalucía). También es rechazable la síncopa de –d- en los diminutivos de los participios, adjetivos o sustantivos en –ador: *clavaíto (por clavadito), *coloraíto (por coloradito), *soldaíto (por soldadito). Apócope: La apócope es la supresión de fonemas o sílabas en posición final de palabra. Tenemos formas apocopadas normales en nuestra lengua como primer(o), san(to), gran(de), mí(o), tu(yo), su(yo), algún(o), ningún(o), pero otras son muy vulgares en palabras como: *carie por caries; *mu por muy; *na por nada; *pa por para; *pa na por para nada; *paralis por parálisis; *to por todo. En palabras compuestas como guardabarros, guardagujas, lanzacoches, lanzallamas o tiralíneas es frecuente pero incorrecto la supresión de la –s: *guardabarro, *guardaguja, *lanzacohete, *lanzallama, *tiralínea. Aféresis: La aféresis es la supresión de fonemas o sílabas en el principio de una palabra. Así, son vulgares formas como *amos por vamos; *cera por acera; *ceomo por ecce homo; *eslomar por deslomar; *esparramar por desparramar; *maca por hamaca; *mocido por enmohecido; *orgullecerse por enorgullecerse; *píraro por opíparo; *risión por irrisión. A veces en lenguajes castizos, jergales o coloquiales 10 se suprimen sílabas o palabras enteras: *tate quieto, por estate quieto; *¿pasa contigo? por ¿qué pasa contigo?; *chacho por muchacho; *¡dita sea! por ¡maldita sea! Prótesis: Se llama prótesis a la adición de algún fonema o sílaba en el principio de una palabra. Son muy vulgares formas como *amoto por moto; *arradio por la radio. A veces aparecen falsos prefijos: *afusilar por fusilar; *apertrechar por pertrechar; *arrascar por rascar; *arremilgarse por remilgarse; *arrejuntarse por juntarse; *arrempujar por empujar; *despulgar por espulgar; *empalidecer por palidecer; *endrenaje por drenaje; *engangrenarse por gangrenarse; *entodavía por todavía. A veces la semiconsonante [w] en principio de palabra genera un sonido consonántico nuevo, pero son formas vulgares *güevo y *buevo por huevo o *güerto por huerto. Epéntesis: La epéntesis consiste en una adición de fonemas o sílabas en el interior de una palabra. Se oyen y se ven escritas formas como *aereonáutica por aeronáutica; *aereopuerto por aeropuerto; *aereostático por aerostático; *alcordarse por acordarse; *ansí por así; *balandronada por baladronada; *compraisteis por comprasteis; *convalescencia por convalecencia; *denonadado por denodado; *démosselo por démoselo; *fascineroso por facineroso; *florense por forense; *gotero por goteo; *gorgojeo por gorjeo; *heliopuerto por helipuerto; *indiosincrasia por idiosincrasia; *Ingalaterra por Inglaterra; *jeringonza por jerigonza; *rampla por rampa; *repantingarse por repantigarse; *rescinsión por rescisión; *tecleteo, *tecletear por tecleo, teclear; *toballa por toalla; *tragicocómico por tragicómico; *transladar por trasladar; *transplante por trasplante; *transtorno por trastorno; *trompezón por tropezón; *vámosnos por vámonos; *vayámosnos por vayámonos. Con frecuencia la incorrección aparece en el mal uso de un prefijo: *adversión por aversión; *conlindante por colindante; *desfenestrar por defenestrar; *desvastar por devastar; *disminutivo por diminutivo; *disgresión por digresión; *disglosia por diglosia; *inremediable por irremediable; *inreparable por irreparable; *inlegible por ilegible; *inreducible por irreducible; *inregular por irregular; *inreversible por irreversible; *inritable por irritable; *inrompible por irrompible. Parágoge: Una paragoge es la adición de algún fonema o sílaba en el final de una palabra. Algunas incorrecciones frecuentes son: *alzacuellos por alzacuello; *asín por así; *céspede por césped; *taxis (un) por taxi. Es vulgarismo grave la adición de la –s en las 2ª personas de los pretéritos perfectos simples: *dijistes por dijiste; *vinistes por viniste. 11 Metátesis: La metátesis consiste en el cambio de lugar de algún fonema o sílaba en una palabra. Algunos de los vulgarismos más extendidos a partir de este fenómeno son: *amedentrar por amedrentar; *auptosia por autopsia; *axfixia por asfixia; *cocreta por croqueta; *delen, *demen, *desen, *estesen por denle, denme, dense, estense; *dentrífico por dentífrico; *enquencle por enclenque; *Grabiel por Gabriel; *impremeable por impermeable; *metereólogo por meteorólogo; *naide por nadie; *nesecidad por necesidad; *ojebto por objeto; *pedreste por pedestre; *perpretar por perpetrar; *prefecto por perfecto; *presignarse por persignarse; *prespectiva por perspectiva; *probe por pobre; *pusilámine por pusilánime; *sastifacción por satisfacción; *siéntesen por siéntese; *suprestición por superstición; *visicitudes por vicisitudes. Disimilaciones: Hablamos de disimilación cuando se produce una sustitución de un fonema por otro o por cero, por encontrarse en la misma palabra otro fonema igual o parecido: *teléfano por teléfono*almario por armario; *cangrena por gangrena; *cevil por civil; *cevilización por civilización; *endeviduo por individuo; *folcrore por folclore; *frustar por frustrar; *ginasia por gimnasia; *madastra o *madrasta por madrasta; *medecina por medicina; *padastro o *padrasto por padrastro; *pantomima por pantomima; *peremne por perenne; *picia por pifia; poblema por problema; *pograma por programa; *pórroga por prórroga; *porrumpir por prorrumpir; *pogreso por progreso; *proviniente por proveniente; *redículo por ridículo; *viciversa por viceversa. Asimilaciones: La asimilación es la atracción de un fonema por otro dentro de la misma palabra. En el caso de las vocales, la que ejerce la atracción es la misma vocal tónica: *bembrillo por membrillo; *constriñir por constreñir; *convinción por convicción; *difinitiva por definitiva; *espaviento por aspaviento; *estriñir por estreñir; *fenefa por cenefa; *hestérico por histérico; *insaluble por insalubre; *miñique por meñique; *moñiga por boñiga; *muñuelo por buñuelo; *pinicilina por penicilina; *visícula por vesícula. Etimologías populares: La etimología popular consiste en el contagio de una palabra por otra de gran parecido fonético y entre las cuales el hablante cree ver una asociación o relación semántica, que no es tal en la realidad. Aunque a veces se emplean con fines irónicos, son claros vulgarismos palabras como *antidetodo por antídoto; *arcopuntura por acupuntura; *atiforrarse por atiborrarse; *barahúnta por barahúnda; *cadavera por calavera; *castrofobia por claustrofobia; *cenahoria por zanahoria; *cortacircuito por cortocircuito; *guarnecerse por guarecerse; *gulimia por bulimia; *ideosincrasia por idiosincrasia; *menopausa por menopausia; *misógeno, *misogenia por misógino, misoginia; *mondarina por mandarina; *rebundancia por redundancia; *reinoceronte 12 por rinoceronte; vagabundo. *tarambaina por tarambana; *vagamundo por Otros cambios consonánticos incorrectos: Con frecuencia se cometen incorrecciones por cambios entre consonantes debidos a causas diversas. Algunos casos son: *abuja por aguja; *abujero por agujero; *agüelo por abuelo; *güeno por bueno; güeso por hueso; güero por huero (en estos casos, los rasgos fónicos de labialidad y velaridad de /u/ explican los cambios consonánticos); *almóndiga por albóndiga; *anticualla por antigualla; *bofio por bocio; *concadenación por concatenación; *columbio, *columbiar por columpio, columpiar; *cónyugue por cónyuge; *chimbambas por quimbambas; *ecléptico por ecléctico; *idiosincracia por idiosincrasia; *pergueñar por pergeñar; *restrinción por restricción; *surafricano por sudafricano; *zarpullido por sarpullido. Otros cambios vocálicos incorrectos: Entre los más frecuentes figuran: *antidiluviano por antediluviano; *arangután por orangután; *carnecería por carnicería; *cimenterio por cementerio; *descuajeringar por descuajaringar; *diabetis por diabetes; *dibilidad por debilidad; *encorporar por incorporar; *esparcer por esparcir; *espaviento por aspaviento; *estinto por instinto; *estituto por instituto; *feligrana por filigrana; *herver por hervir; *impelir por impeler; *inaptitud por ineptitud; *inapto por inepto; *manofacturar por manufacturar; *mesmo por mismo; *metad por mitad; *nengún por ningún; *pirinaico por pirenaico; *quisqui por quisque; *semos por somos; *tortículis por tortícolis; *viguroso por vigoroso. Expresiones latinas mal pronunciadas. Es frecuente escuchar expresiones latinas mal pronunciadas: *A grosso modo por grosso modo; *De corpore insepulto por corpore insepulto; *En albis por in albis; *Ex proceso por ex profeso; *In fragante por in fraganti; *Iso facto por ipso facto; *Motu propio por motu proprio; *Status quo por statu quo; *Stricto senso por stricto sensu; *Suis generis por sui generis; *Totum revoluto por totum revolutum; *Urbi et orbe por urbi et orbi. 13 EL TEXTO ARGUMENTATIVO 1. LA ARGUMENTACIÓN La argumentación es una modalidad textual en la que se ofrece la visión subjetiva de un emisor sobre un tema. Su propósito es influir en el receptor y convencerlo de la validez de su razonamiento, por lo que en ella predomina la función apelativa. Trata de convencerlo para que haga algo (comprar un producto, votar a un partido, comportarse de una determinada manera, etc.) o para que crea algo (por ejemplo, que acepte una idea determinada, que la integración social evita la delincuencia). Para persuadir al receptor, el emisor selecciona argumentos, razones y pruebas que avalan su opinión. A diferencia de la demostración científica, que presenta datos y hechos objetivos y verdaderos para probar la validez de una tesis, la argumentación se plantea respecto de opiniones, de creencias, de valoraciones de carácter polémico, discutible, ante las que puedan existir posiciones enfrentadas. 2. ELEMENTOS Y ESTRUCTURA DEL TEXTO ARGUMENTATIVO Los textos argumentativos presentan una estructura lógica y ordenada. Se organizan en torna a una idea principal que se desarrolla en el cuerpo argumentativo y finalizan con una conclusión. 2.1. TESIS. Es la idea principal en torno a la cual se organiza el texto. La localización de la tesis condiciona la estructura del texto argumentativo. Esta puede ser: INDUCTIVA. El autor desarrolla su argumentación para llegar a la tesis. Esta presentación de la información da lugar a una estructura de síntesis. DEDUCTIVA. Es la más frecuente. El autor parte de la tesis o la idea general que defiende con argumentos. Este tipo de organización da lugar a una estructura de análisis. 2.2. CUERPO ARGUMENTATIVO. Está constituido por los argumentos o razones que aporta el emisor para defender su tesis. 2.3. CONCLUSIÓN. Recoge las ideas que derivan de la exposición de los argumentos planteados. Si la estructura del texto es inductiva, la conclusión coincide con la tesis. EJEMPLO: Respetamos y honramos a los que son de buena familia; no respetamos ni honramos a los que provienen de una buena casa, y en esto nos comportamos como bárbaros entre nosotros mismos. La realidad es que, por naturaleza, todos somos en cualquier aspecto iguales por nacimiento, tanto griegos como bárbaros; está comprobado que las cosas que por naturaleza necesitamos existen para todos los hombres… Ninguno de nosotros presenta una diferencia que lo defina como bárbaro o como griego en el nacimiento: todos respiramos por la boca y por la nariz. ESTRUCTURA: DEDUCTIVA PARTES: TESIS- CUERPO ARGUMENTATIVO- CONCLUSIÓN OBSERVACIÓN. Tanto la tesis como los argumentos pueden no estar explícitos. Ejemplo: Un cartel en una campaña electoral 14 PARTIDO X: UN PASO ADELANTE (tesis: vota al partido X; argumento: si quieres progresar). 3. ÁMBITOS DE LA ARGUMENTACIÓN Los textos argumentativos se presentan tanto como modalidad única como formando parte de otras modalidades en otros ámbitos: ÁMBITO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. Textos en prensa y publicidad. ÁMBITO ACADÉMICO. Memorias, monografías, algunas enciclopedias, textos de divulgación, científicos y humanísticos. ÁMBITO SOCIAL. Algunos textos jurídicos como las sentencias y determinados trabajos, como los comerciales. 4. LOS ARGUMENTOS Los argumentos son las razones, citas, datos o pruebas utilizadas por el emisor para defender su tesis. Entre los más frecuentes se encuentran: ARGUMENTOS DE EJEMPLIFICACIÓN. Se basan en hechos reales concretos que apoyan o refutan la tesis. Son casos concretos a los que se le reconoce un valor general. Ejs.: No se ocupa de sus hermanos; por ejemplo, nunca los ha llevado al cine. Ciertos apólogos o fábulas presentan una historia que funciona como un ejemplo (argumento) que justifica la moraleja (tesis). ARGUMENTOS CAUSALES (basados en causas y consecuencias). Ejs.: A pesar de lo que dicen, es un jugador noble: la prueba está en que solo le han mostrado una tarjeta esta temporada. El cambio climático se está produciendo por culpa de los efectos contaminantes del desarrollo humano. ARGUMENTOS DE AUTORIDAD. Se basan en el prestigio o en la legitimidad de otro (la autoridad) que sustenta también la tesis propia. Ej.: La noticia de la detención ha sido confirmada por el ministro de Interior. ANALOGÍAS O COMPARACIONES. La relación de semejanza se emplea para apoyar una conclusión. Ejs.: Los que defienden que la expansión del español puede desembocar en una fragmentación del idioma se suelen apoyar en lo que sucedió con la expansión del latín. Las empresas y procesos industriales más contaminantes tienen responsabilidad en el cambio climático, al igual que los ciudadanos con sus hábitos domésticos o de consumo. ARGUMENTOS BASADOS EN DATOS OBJETIVOS. Se fundan en citas, fechas o hechos probados que no dependen de la persona que argumenta. Ej.: El x% de los casos de cáncer de pulmón se producen en personas que fuman. ARGUMENTOS BASADOS EN EXPERIENCIAS PERSONALES. Se recurre a lo que le ha sucedido a uno personalmente para dar veracidad a una idea ARGUMENTOS BASADOS EN OPINIONES GENERALIZADAS (TÓPICOS). Se justifica una idea por estar aceptada por la mayoría de la gente. Argumento de la mayoría: lo mayor es preferible a lo menor: La película ha tenido más de dos millones de espectadores, así que debe ser muy buena. 15 Argumento de utilidad: se basa en el tópico de que lo útil es preferible a lo que no lo es: Preocuparse por el calentamiento de la Tierra, nos ayudará a todos. Argumento ético: Se basa en el tópico de lo que se considera moral: Señores ministros y responsables de Europa, es a su solidaridad y a su bondad a las que gritamos por el socorro de África. FALACIAS. Algunos argumentos son considerados ilegítimos o falacias porque sus razonamientos no son válidos, son manipulaciones del emisor. Falsa generalización: se generaliza algo que es válido en algún caso pero no siempre: Todos los políticos buscan únicamente su provecho (opinión personal del emisor no válida). Selección deliberada de datos: el emisor intenta presentar una selección de datos donde oculta lo que no le interesa (Publicidad engañosa). Falsa analogía: La base de la comparación no es validad: El coche Z es un signo de categoría social, si lo compro conseguiré el estatus. Argumento de la falsa causa: Tiene insomnio porque cena demasiado. (Pueden existir otras causas) Ataque a la persona o a instituciones Le sugiero que lo resuelva. Apelación a la piedad del destinatario: Déme una ayuda, por favor. Se refiere a la ignorancia de la mayoría: Nadie lo ha podido demostrar. Autoridad no válida: Según dice mi tía...No es alguien con prestigio. 5. RASGOS LINGÜÍSTICOS DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS El párrafo es el cauce que sirve para distribuir los diferentes pasos (planteamiento, análisis o argumentos y conclusión) contenidos en la argumentación escrita. De entre los elementos de cohesión textual que relacionan los contenidos repartidos en los diferentes párrafos destacan tres: la repetición léxica o conceptual en torno al tema y los marcadores discursivos que permiten seguir el proceso de análisis o argumentación y avisan del momento de la conclusión. Si el texto pertenece al ámbito científico (jurídico, humanidades…) abundan en el léxico los tecnicismos. Si es de tema más general o de enfoque más subjetivo, suele utilizarse un léxico de registro predominantemente estándar. 5.1. RASGOS LÉXICOS Uso de un léxico abstracto y connotativo. El valor connotativo del lenguaje responde a la subjetividad del texto. Ej.: Saltan a la palestra de la disputa, la irrisión, el escepticismo y la controversia. Empleo de máximas, refranes y datos concretos. Ej.: Eso es lo que dicen las encuestas realizadas entre veinticuatro mil españoles por la SGAE. 16 Predominio de verbos de voluntad. A través de los cuales se expresa la opinión del emisor. También se emplean verbos de pensamiento y de lengua. Ej.: No tenía más remedio que ponerme de su lado. Uso frecuente de expresiones valorativas. Abundan los adverbios y los adjetivos de evidencia y reafirmación. Ej.: La situación se hizo insostenible 5.2. RASGOS SINTÁCTICOS Predominio de cláusulas y oraciones extensas. En la argumentación se tiende al empleo de cláusulas enunciativas, aunque también son frecuentes las cláusulas interrogativas, exclamativas y dubitativas que expresan la actitud del emisor. Uso frecuente de cláusulas complejas. Predominan las cláusulas subordinadas adjetivas. Uso frecuente de oraciones, sobre todo las causales, consecutivas, condicionales y concesivas. Empleo de cláusulas impersonales y pasivas reflejas. Empleo de la primera y la tercera persona debido al carácter subjetivo de la argumentación; también es habitual el uso del plural de modestia (¿Es acaso cierto que obligamos a los niños a estudiar por su bien?). 5.3. RASGOS TEXTUALES Se emplean marcadores discursivos o conectores para organizar las ideas de manera subjetiva. Estos pueden ser ordenadores (por una parte, por otra; en primer lugar, en segundo lugar…), opositivos (pero, aunque, no obstante…), causativos (porque), consecutivos (pues, por consiguiente), de refuerzo (evidentemente, creo yo, como todos sabemos…). EJEMPLO DE ALGUNOS RASGOS EN UN FRAGMENTO. Pienso que para superar los obstáculos espinosos que constantemente se cruzan en nuestro camino, nos ayuda el conocimiento, el talante flexible, el candor, la imparcialidad y, sobre todo, la empatía: la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona, de vivenciar genuinamente la realidad ajena. Como señala Erich Fromm en El arte de amar, “la capacidad de pensar objetivamente es la razón, la emoción detrás de la razón es la humildad”. 17