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Proposición con punto de acuerdo, por el que se exhorta al Ejecutivo federal a crear por la
Sagarpa, la SHCP y la SE un fondo especial de recursos para atender las consecuencias del
virus de influenza aviar A-H7N3, en beneficio de los productores avícolas afectados, a cargo
de la diputada Cecilia González Gómez, del Grupo Parlamentario del PRI
La diputada Cecilia González Gómez, en nombre propio y con el apoyo de los integrantes del
Partido Revolucionario Institucional del estado de Jalisco de la LXII Legislatura del honorable
Congreso de la Unión, ejerciendo la facultad consagrada en los artículos 6, numeral 1, fracción I,
62, 65, 76, 79, 82 y 113 del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a consideración de
esta soberanía la presente proposición con punto de acuerdo con base en las siguientes
Consideraciones
El pasado 20 de junio de 2012, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad
Agroalimentaria (Senasica), confirmó la presencia de un virus de influenza aviar de alta
patogenicidad exótico para México, identificado por pruebas diagnósticas moleculares como tipo A,
subtipo H7N3, el cual es trasmisible a las aves a través de contacto directo o indirecto por
animales, productos y subproductos derivados de animales expuestos e infectados.
Este fenómeno constituye una verdadera tragedia para la avicultura del país, pues ha venido a
afectar a una actividad que hasta entonces se había distinguido por su prosperidad y dinamismo, a
diferencia de otras que están relacionadas con el sector agropecuario.
De acuerdo con las autoridades de la Sagarpa, durante los primeros días de la implementación de
un dispositivo de emergencia se detectaron 2 millones 518 mil 700 afectadas, de las cuales casi un
millón murieron por la enfermedad o fueron sacrificadas. Sin embargo, el problema ha ido
agudizándose y el propio presidente de la República reconoció que han perecido hasta 11 millones
de aves de postura sobre todo en el estado de Jalisco, donde existían hasta antes de la
contingencia 80 millones de estos animales. Tal despoblación ha traído como consecuencia una
baja importantísima en la producción de huevo que alcanza hasta un 50 por ciento.
En un país como el nuestro, donde el huevo no sólo constituye una de las principales fuentes de
proteína de origen animal para la población, sino que su producción deriva en importantes
beneficios para la economía nacional, una situación como la presente, insistimos, es una
verdadera tragedia.
Esto se afirma, pues la contingencia sanitaria ha traído consigo un aumento vertiginoso en el
precio del huevo a lo largo de las últimas semanas, habiéndose registrado incrementos de hasta un
100 por ciento, lo que no sólo ha repercutido en las expectativas que sobre la inflación se tenían
previstas, sino en la economía de millones de mexicanos.
La postura oficial ante este fenómeno ha consistido en achacar el alza a la especulación y el
acaparamiento. “Estaremos apoyando, precisamente, el abasto nacional, y haremos todo nuestro
esfuerzo para impedir que las familias mexicanas padezcan las consecuencias de acciones
especulativas que pongan en riesgo la nutrición de sus hijos. Eso no lo vamos a permitir”, declaró
el presidente de la República.
Incluso, Bruno Ferrari, secretario de Economía, advirtió a proveedores, comerciantes y
distribuidores que de continuar con la especulación en el precio del huevo, podrían ser acusados
de un delito y enviados a la cárcel.
Sin embargo, no debemos olvidar que el precio del producto depende de una cadena de
distribución que permite llevarlo a las mesas de los consumidores finales, por lo que si existiera tal
fenómeno especulativo, éste no podría ser atribuible a los productores, sino a los intermediarios.
Para explicar más a fondo el alza en el precio del huevo debe establecerse que a pesar de que el
virus se encuentra contenido dentro del cerco sanitario, ha comenzado a registrarse un problema
de menor oferta de huevo para plato en el mercado, pues por el despoblamiento, la producción se
contrajo hasta en la mitad.
Por otra parte, desde hace cinco años los precios internacionales de los granos iniciaron una curva
ascendente que no se ha detenido. El precio del kilogramo de maíz para los productores se ubica
actualmente en 5.50 pesos; en tanto que el de la pasta de soya en casi 9.60 pesos por kilogramo,
lo que representa en promedio 40 por ciento de incremento de julio a la fecha y estos dos insumos
representan el 50 por ciento del costo de la producción.
Asimismo, el precio de los insumos básicos que ocupa la industria avícola, como el maíz y la pasta
de soya, se ha incrementado por las siguientes razones:
• La volatilidad en el tipo de cambio peso-dólar.
• La sequía que ha afectado a gran parte del planeta, pero principalmente a Estados Unidos, que
ha vivido la peor de los últimos 60 años: el 63 por ciento de sus tierras cultivables se ha visto
asolado por esa sequía.
• Datos recientes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, indican que la cosecha de
soya en ese país se redujo de 87 a 79 millones de toneladas.
• En 2011, el 40 por ciento de las reservas de maíz de Estados Unidos se destinaron para la
producción de agrocombustibles, como el etanol. Se espera que en 2012 ese porcentaje se
incremente. Por consecuencia, hay una menor oferta de maíz proveniente de ese país.
• Se ha registrado una mayor demanda de granos de países y economías emergentes como la de
China, que consumen más proteína animal y, por consecuencia, mayor utilización de granos para
la alimentación de animales.
• Las reservas internacionales de cereales para uso animal han disminuido en los últimos años.
• De acuerdo con datos del Banco Mundial, los precios de futuros del maíz se han incrementado
desde junio en un 45 por ciento y el de la soya en un 30 por ciento.
• México no es autosuficiente en su consumo de granos por lo que es necesario importarlos y 88
por ciento de esas importaciones provienen de Estados Unidos.
• Dentro del costo total de producción de huevo, el costo del alimento de las aves representa el 68
por ciento por lo que la industria avícola se ha visto afectada en sus gastos operativos.
Como respuesta a la contingencia planteada por la influenza, la actual administración determinó
abrir los cupos de importación libre de arancel a 211 mil toneladas de huevo fresco para consumo
humano, y 24 mil 400 toneladas de huevo para uso industrial. Hasta el 26 de agosto habían
ingresado, procedentes de Estados Unidos, casi 1,650 toneladas de huevo.
Con relación a esto debe señalarse que la importación no va a solucionar por sí misma la tragedia
generada por la influenza en el sector avícola, pues por principio de cuentas, el intercambio
internacional de huevo de gallina a nivel mundial es muy escaso y representa menos del 1 por
ciento de la producción mundial.
Aunado a lo anterior, no existe en el mundo la capacidad para satisfacer la creciente demanda del
mercado mexicano, ya que nuestra producción es comparable a la de los países desarrollados,
pues participamos con casi el 4 por ciento de la producción mundial, después de China (37.4 por
ciento), Estados Unidos (8.5 por ciento), India (5.3 por ciento) y Japón (3.9 por ciento), países que
destinan la mayor parte de su producción a satisfacer su demanda interna.
De persistir la administración actual en su pretensión de salir delante de esta tragedia a través de
la importación de huevo, lo que va a provocar sin duda es revertir la autosuficiencia que hasta
ahora habíamos logrado en este alimento, provocando con ello el cierre de empresas, el
desempleo y una disminución sensible en el bienestar de las regiones dedicadas a la actividad
avícola, tal y como ya ha ocurrido con otras actividades agropecuarias.
Resulta menester proteger la producción de huevo, toda vez que la popularidad de este alimento
ha traído consigo la pujanza de la industria avícola nacional, lo que ha derivado en importantes
aportaciones de este sector a la economía nacional y regional.
De acuerdo con la Unión Nacional de Avicultores, durante el año 2009 la producción avícola
generó 1 millón 142 mil empleos, de los cuales 190 mil fueron directos y 952 mil indirectos. Dicha
producción representó casi el 20 por ciento del producto interno bruto agrícola y 0.8 por ciento del
producto interno bruto nacional.
En 2009, el sector avícola representó 63.3 por ciento (pollos, 34 por ciento; pavo, 0.2 por ciento, y
huevo, 29.1 por ciento) de toda la producción pecuaria de México. Del total de esta producción, la
carne de pollo de engorda representó el 92 por ciento, mientras que tres cuartas partes de la
producción de huevo se concentró en tres estados: Jalisco (55 por ciento), Puebla (22 por ciento) y
Sonora (7 por ciento).
La importación de huevo para plato entre 2000 y 2009 fue poco significativa, por lo cual su
proporción respecto al consumo nacional aparente fue muy bajo, lo que implica que el abasto
nacional se satisfizo durante ese periodo gracias a la producción interna.
El consumo per cápita del huevo en México ha venido creciendo durante los últimos años hasta
ubicarse en los 22 kilos por habitante, cifra que ubica a nuestro país como el líder en cuanto al
consumo per cápita, seguido por Japón, Taiwán, China y Francia.
De acuerdo con cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, durante el año
pasado se alcanzó una producción de casi 2.5 millones de toneladas de huevo para plato, cuyo
precio por kilogramo alcanzó en promedio los 13.22 pesos, mientras que el valor de la producción
rondó los 33 mil millones de pesos.
Para ilustrar la importancia del huevo en la dieta de los mexicanos, baste decir que dos piezas de
tamaño mediano satisfacen el 25 por ciento de las necesidades proteínicas diarias de una persona
adulta de 65 kilogramos de peso; 50 por ciento de la lisina que requiere; 40 por ciento de triptófano,
fósforo y vitamina A.
El precio del huevo es comparativamente más barato que el de la carne o del pescado, sin contar
con que su adquisición es mucho más rápida y sencilla, lo que, aunado a su versatilidad en la
cocina ha contribuido a su integración en la dieta de grandes sectores de la población.
En el caso concreto del estado de Jalisco, hasta mediados del presente año se tenía pensado que
las exportaciones de huevo procesado provenientes de ese estado aumentarían alrededor de 30
por ciento en comparación con el 2011, con lo cual la entidad podría confirmar su liderazgo
nacional como el principal productor y exportador del país, esto en virtud de que en México se
producen anualmente 140 millones de cajas de blanquillo, de los cuales Jalisco aporta 59.4
millones, es decir, 55 por ciento del total.
La actividad es tan febril en este rubro, que si Jalisco fuera país, sería el sexto productor de huevo
en el mundo, tan sólo detrás de China, los Estados Unidos, Rusia, Japón e India.
Asimismo, se esperaba que al cierre del año, las empresas jaliscienses del sector venderían en los
mercados internacionales 2.5 millones de cajas de huevo procesado, las cuales se transportan
actualmente a 25 países de Europa, además de Rusia y Japón en presentaciones líquida,
congelada y en polvo.
Con 80 millones de aves de postura hasta antes de la contingencia, esta actividad representa para
la entidad una derrama económica de aproximadamente 2 mil millones de dólares al año y genera
250 mil empleos. Prueba del vigor y dinamismo de esa actividad es el crecimiento de plantas
industrializadoras de huevo que se han instalado en la región de Los Altos, principalmente en los
municipios de Tepatitlán y San Juan de los Lagos.
Como consecuencia de lo anterior, lo que se requiere es una política de corto, mediano y largo
alcance que permita estabilizar los precios de manera definitiva, superar la emergencia planteada
por la influenza y reactivar esta actividad a la mayor brevedad posible.
Si bien es cierto la liberación de aranceles va a permitir una baja en los precios, debemos insistir
en que la gripe sólo fue uno de varios factores que influyeron en el incremento del precio de este
producto, por lo que se hace indispensable recuperar la producción de insumos tales como el maíz,
la soya y el sorgo, respecto de los cuales padecemos una terrible dependencia hacia el exterior,
fenómeno que se ha agravado por la sequía persistente que afecta a nuestro principal proveedor,
es decir, los Estados Unidos.
Reconocemos y apreciamos las acciones anunciadas el 24 de agosto por el presidente de la
República, a fin de proteger la economía familiar, entre las que se cuentan algunas destinadas a
fortalecer las capacidades productivas de los avicultores del país, tales como el apoyo a los
productores para que recuperen en los próximos tres meses la parvada que tenían antes del brote
de influenza aviar y la integración de apoyos financieros a favor de los productores afectados por la
contingencia.
En este sentido, nos parece valioso el anuncio presidencial en el sentido de que se han movilizado
alrededor de tres millones de aves hacia las granjas que han quedado libres del virus, a fin de que
la repoblación alcance un ritmo mensual superior a los 4.5 millones de aves, mensualmente, a
partir del mes de septiembre, con lo que se espera recuperar la capacidad productiva totalmente
en el mes de noviembre.
Dicho anuncio debe resaltarse, toda vez que si tomamos en cuenta los tiempos marcados por el
titular del Ejecutivo federal, tenemos entonces que la resolución del problema del despoblamiento
de aves quedará resuelto antes de que concluya la presente administración, lo cual constituye un
gesto de responsabilidad presidencial.
De igual forma, apreciamos en lo que vale la disposición del presidente para que la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, a través de la Banca de Desarrollo, integre un paquete de apoyos
financieros por 3 mil millones para los productores afectados con los siguientes componentes:
• Facilidades de pago para que quienes tienen un crédito contratado con la Banca de Desarrollo y
han resultado afectados, lo puedan reestructurar;
• Respaldo financiero a tasas de crédito preferenciales para la compra de gallinas ponedoras y
reposición de la parvada;
• Apoyo crediticio para incremento de las capacidades de compra de alimentos para uso avícola;
• Respaldo financiero para ampliar y mejorar el equipamiento de granjas y para instalar otras
nuevas; y
• Apoyo crediticio para integrar esquemas de bioseguridad que blinden a las granjas frente a
cualquier riesgo sanitario.
Sin embargo, y aun cuando apreciamos lo hecho por el gobierno federal a fin de apoyar a los
productores avícolas afectados, no podemos dejar de señalar que tales acciones deben ser
complementadas con otras adicionales que contribuyan a la solución del problema en forma
integral.
Afirmamos lo anterior, toda vez que las acciones en comento se encuentran demasiado focalizadas
en lo referente al otorgamiento o restructuración de créditos por parte de la banca de desarrollo,
siendo el caso que buena parte de los adeudos de los productores son una consecuencia de
créditos concedidos por instituciones crediticias privadas, respecto de los cuales no existe una
política oficial que busque la restructuración de los empréstitos contratados. No desconocemos que
el otorgamiento de créditos por parte de los bancos hacia los productores constituye, en esencia,
un asunto entre particulares, pero tampoco podemos dejar de lado que la quiebra de las granjas
avícolas del país podría convertirse en un problema de graves consecuencias sociales para
diversas regiones del país, por lo que se vuelve necesario el apoyo del gobierno para ayudar al
sector avícola a enfrentar esta contingencia.
Asimismo, consideramos que los apoyos no deben centralizarse en el otorgamiento de créditos
bancarios, pues buena parte de los productores afectados de Jalisco quedaron descapitalizados y
al haber perdido todos sus recursos, dejaron de ser sujetos de préstamo, esto aunado al hecho de
que, como mencionamos con anterioridad, varios de ellos ya tenían contratados créditos bancarios
y éstos corren el riesgo de ser pagados en los plazos que al efecto fueron establecidos.
De igual forma, tampoco debemos olvidar que gestionar un crédito puede llevarles varios meses a
los productores afectados, mientras que la repoblación de aves es una prioridad urgente para
recuperar la capacidad productiva, la cual no puede esperar los tiempos de los bancos.
Derivado de lo anterior, proponemos como una medida adicional a la anunciada por el presidente
Calderón el diseño de un programa por 1,500 millones de pesos que tenga como fin el
otorgamiento de créditos a fondo perdido que lleguen de manera directa a los productores
afectados bajo un programa específico, desarrollado de manera conjunta entre las Secretarías de
Hacienda y Crédito Público, de Economía y la Sagarpa, junto con la Unión Nacional de Avicultores
y las asociaciones de avicultores locales, previa comprobación de la situación de los beneficiarios
con anterioridad a la presentación de la contingencia, a través de la presentación de guías
sanitarias de traslado o facturas que acrediten la compra de gallinas ponedoras procedentes de
incubadoras, la compra de forraje, vacunas y/o vitaminas para las aves.
Con relación a lo anterior, consideramos que existen recursos suficientes para aplicarse de la
manera en que lo proponemos, pues de conformidad con el Informe sobre la Situación Económica,
las Finanzas Públicas y la Deuda Pública, correspondiente al segundo trimestre de 2012,
elaborado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, los ingresos presupuestarios fueron
mayores en 96 mil 25 millones de pesos (5.9 por ciento), respecto al monto previsto en el
calendario publicado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de diciembre de 2011, situación que
se debe a que algunos ingresos no recurrentes que ya estaban previstos para el año en su
conjunto se materializaron antes de lo programado.
Tales excedentes, aun cuando deben aplicarse conforme a las disposiciones vigentes en el
Presupuesto de Egresos del año fiscal en curso y la Ley Federal de Presupuesto y
Responsabilidad Hacendaria, tampoco debemos de obviar que pueden ser necesarios para paliar
lo que es un auténtica tragedia para el agro mexicano, misma que, de no resolverse
adecuadamente, puede llegar a ocasionar el quebranto de diversas regiones que hasta ahora se
habían distinguido por su dinamismo y competitividad, sobre todo en el estado de Jalisco.
No esperemos a que la miseria se apodere del campo. Si actuamos de manera atinada para
resolver la crisis generada por la influenza aviar, habremos dado un paso significativo en la
preservación de nuestra seguridad alimentaria y la prosperidad de vasta regiones del país.
Por lo anteriormente expuesto, solicitamos a esta soberanía sea aprobado de forma urgente el
siguiente
Punto de Acuerdo
Único. Se exhorta al titular del Poder Ejecutivo federal para que a través de las Secretarías de
Hacienda y Crédito Público, de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, y
de Economía, se proceda a la creación de un fondo especial de recursos para atender las
consecuencias del virus de influenza aviar A H7N3, a través del cual se apoye a los productores
avícolas afectados en la compra de insumos, la repoblación de aves, el restablecimiento de la
producción a los niveles que había hasta antes de la contingencia y el reforzamiento de medidas
de higiene en las granjas.
Palacio Legislativo de San Lázaro.- México, DF, a 4 de septiembre de 2012.
Diputada Cecilia González Gómez (rúbrica)