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Keynesianismo: John M. Keynes Contexto histórico La teoría keynesiana se desarrolló en el contexto de la crisis capitalista de 1929, que se extendió a lo largo de la década de 1930. Desde los años 20’ los síntomas de las fallas del mercado permitieron la maduración de una línea de pensamiento que tendría una gran influencia en años posteriores. John M. Keynes había comenzado a cuestionar los supuestos neoclásicos y en 1926 escribió un artículo titulado “El fin del laissez-faire”, en el que puso en tela de juicio dos supuestos neoclásicos: el que establece que los hombres poseen una libertad natural para ejercer sus actividades económicas y el que planteaba que, por un hecho natural, el interés particular terminaba coincidiendo con el general. Tampoco coincidía con los neoclásicos en el rol del Estado: para Keynes debía intervenir con políticas activas que generaran un incremento de la demanda, para así restablecer el equilibrio del mercado, el pleno empleo y el crecimiento. Mientras el pensamiento neoclásico procuraba entender los comportamientos microeconómicos, es decir, el comportamiento de cada individuo o cada empresa, el planteo de Keynes es macroeconómico, ya que analiza el comportamiento global del sistema económico a través de variables como el producto total de un país, el empleo, el consumo, la inversión, etc. En 1936 Keynes publicó su obra Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. En ella sostiene que el pleno empleo no está asegurado espontáneamente por las fuerzas autónomas del mercado; incluso afirma que puede existir un desempleo no solo transitorio, sino permanente. Según él las causas de este desempleo están en la insuficiencia de la demanda y en la disminución del consumo. Lo que había que hacer era solucionar el problema del desempleo. Keynes consideraba que había dos formas para solucionarlo: la primera era llegar a un nuevo equilibrio de mercado, dejándolo que funcionara solo y que, por la ley de oferta y la demanda, se establecieran los salarios de los trabajadores. Si se deja al mercado funcionar solo, es muy probable que se establezcan salarios muy bajos que no permitirían el aumento de la demanda y el consumo necesario para reactivar la economía. Cabe recordar que en el contexto de la crisis de 1929, por ejemplo, el desempleo había aumentado y por lo tanto existía un enorme contingente de desocupados. En esta situación de abrumadora demanda de trabajo, los empresarios ofrecían salarios muy bajos. La otra solución es que el Estado intervenga y estipule el valor mínimo de los salarios. Para Keynes era el Estado que debía corregir esas deficiencias con políticas económicas y mitigar los efectos adversos de los períodos recesivos de las fluctuaciones cíclicas o crisis cíclicas de la economía económica. El Estado debía aumentar el gasto en épocas de crisis para que la propensión al consumo no se redujera, se mantuviera el nivel de demanda y el golpe de la crisis fuera menor. Este gasto fiscal se financiaría con endeudamiento. En épocas de expansión, el Estado recuperará sus pérdidas de la época anterior, con el cobro de impuestos. En otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general un papel contracíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de recesión y restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, la caída de los ciclos económicos se aminora y no se transforman en críticos. Las ideas keynesianas tuvieron una fuerte influencia en la política económica de la mayor parte de los países de la época y sirvieron de fundamento al Estado de bienestar que predominó en las naciones más industrializadas en los treinta años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos fue el país más afectado por la crisis y en el gobierno de Franklin Delano Roosevelt se realizó el experimento económico del keynesianismo bajo la política llamada New Deal (`Nuevo trato’). El keynesianismo fue duramente cuestionado por los liberales, que no estaban dispuestos a aceptar a las llamadas “instituciones más malignas del siglo XX”, refiriéndose a aquellas que intervenían en el desempeño del mercado. Para otros, la presencia del keynesianismo era molesta por la posibilidad de llegar a establecer y legitimar el socialismo, pues consideraban que constituiría un verdadero camino de servidumbre para el mundo civilizado. Por su parte, los marxistas consideraban que el keynesianismo no modificaba la esencia del sistema, que lo único que pretendía era salvar al capitalismo o mantenerlo estable, pero continuaba con un sistema donde había explotados y explotadores. Neoliberalismo El término surge luego de la Segunda Guerra Mundial como reacción, por un lado, al Estado intervencionista keynesiano y, por otro, al sistema comunista. Refiere a una corriente del pensamiento que retoma las ideas del liberalismo del siglo XIX; confianza en la razón, defensa de la libertad, individualismo, competencia y búsqueda de la maximización de los beneficios. Sin embargo, mientras el antiguo liberalismo consideraba que el concepto de libertad tenía alcances políticos y económicos, el neoliberalismo hizo hincapié en el segundo aspecto más que en el primero. Los neoliberales o neoconservadores retomaron la idea de que el Estado no debe intervenir en la economía. El gran agente regulador de las actividades humanas debe ser el mercado, que funciona gracias a la mano invisible y la iniciativa privada, y es el único que puede alcanzar un equilibrio espontáneo entre los intereses socioeconómicos en pugna. Las políticas neoliberales se caracterizan por la desnacionalización, la privatización y la desregulación, con el objetivo estratégico de alterar la relación de fuerzas existente en beneficio del capital. El rol que los neoliberales asignan al mercado es mucho más protagónico que el que le asignaban los liberales clásicos; sus ideas van allá de simples recetas de política económica y dan origen a una reorganización integral de la sociedad. En la visión liberal clásica, la libertad individual quedaba subordinada a la autoridad del gobierno. En la visión neoliberal la justicia, la libertad y la igualdad no son prioridades; la prioridad es el orden y en su búsqueda son capaces de aceptar regímenes autoritarios y la suspensión de los derechos individuales. Junto con el pensamiento neoliberal suelen aparecer planteos de rechazo al feminismo, persecuciones a la homosexualidad, reivindicación de la enseñanza religiosa, arremetidas contra los sindicatos de trabajadores u otro tipo de organización popular, oposición a los gastos sociales y prioridad de los gastos en defensa, seguridad, investigación y desarrollo. … Dentro de las características del neoliberalismo, se pueden destacar: 1. Defensa de la libertad como valor absoluto, traducida a nivel económico en la libertad de los mercados, de contratación del trabajo y libre movilidad de los factores de producción. El libre intercambio sin límites es el factor de desarrollo ininterrumpido del comercio y, por consiguiente, de la sociedad. 2. Defensa del mercado altamente competitivo. 3. Defensa de la propiedad privada sin límites. 4. Aceptación de la intervención del Estado en la economía solo como árbitro o promotor de la libre competencia… 5. Defensa del libre comercio internacional, apertura de fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros. 6. Oposición al acaparamiento y a la especulación. 7. Individualismo. Prima el interés individual sobre el colectivo.Historia económica y social del Uruguay (2015); Berna L., Langone P., Pera S.; Santillana; Montevideo