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Santo Tomás de Aquino. Comentario de texto
Cuestiones disputadas sobre la potencia de Dios
Este fragmento a comentar es un ejemplo claro del esquema que utiliza en
general Santo Tomás a la hora de argumentar: En la primera frase expone la tesis a
tratar, y la afirma sin ningún tipo de duda porque se trata de una verdad revelada.
No obstante Santo Tomás defiende que las verdades de la fe pueden explicarse
mediante la razón, por lo que a partir de la afirmación “El ser es lo más perfecto”, que
es algo obvio e indiscutible, razona por qué podemos aceptarlo sin ningún temor.
En este método es muy representativa la cantidad de frases explicativas y
causales que encontramos; abundan palabra como “porque”, “pues”, “por este modo”...
o construcciones que enfatizan la evidencia del discurso como “se da por sentado” o
“es patente”.
Siempre con su estructura lógica Santo Tomás nos habla de atributos del ser, en
especial el de perfección. Ligada a esta idea aparecen otra serie de conceptos que
sustentan el principal: Santo Tomás atribuye al ser las características que considera que
más se acercan a la perfección, de esta forma es el ser ‘acto puro’, pues el acto es más
perfecto que la potencia.
Sin embargo, al decir que el ser es “la perfección de todas las perfecciones”, no
quiere decir que nada le sea añadido, sino que carece de imperfecciones, porque pensar
lo primero supondría imaginar que existe algo ajeno al ser, y no es así. Encontramos
entonces otra característica del ser: “nada es extraño a él”, es omniabarcante.
También nos habla de ‘materia’ y ‘forma’, que conforman a todos los seres, y de
lo que carece únicamente el “no-ente”. La forma es acto de la materia entendida como
potencia. La materia es lo que distingue unos entes particulares de otros. Otro término
que introduce es el de ‘esencia’. Encontramos que Santo Tomás halla en la esencia de
los seres la diferencia entre ellos.
La última idea que puntualiza en el texto es una referencia a una teoría de
Dionisio recogida en Los nombres divinos. Dionisio fue un pensador de finales del s.V
de nuestra era al que se relaciona con Platón, Proclo y Damascio, un neoplatónico. La
mención de Santo Tomás a su trabajo nos orienta hacia la concepción que tenía de la
teología, o de la teología natural en este caso.
Ejemplifica el interés que tenía por un sector en su momento bastante reñido con
el teológico: la filosofía. Incluso aunque no fue un gran defensor de Platón, sino que
consideró a Aristóteles el filósofo por excelencia, sí estudia su pensamiento y el de sus
seguidores, pues consideraba la filosofía y la teología disciplinas complementarias.
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Afirma que el fundamento de la teología es la fe y de la filosofía la razón. Santo
Tomás cree que existe una necesidad de conciliación entre filosofía y teología porque
ambas tienen su origen en Dios.
La filosofía y la teología se ayudan mutuamente. La fe auxilia a la razón
evitándole cometer errores. La razón ayuda a la fe demostrando sus principios
racionales, y para llevar a cabo este cometido, Santo Tomás se recupera la teoría
filosófica de Aristóteles. Lo vemos tanto en su mención a la teoría hilemórfica (materia
y forma) que menciona en el texto, en la de acto y potencia o muchas otras a las que no
hace referencia en este texto. Santo Tomás creía que era posible que el filósofo,
utilizando únicamente la razón, creara un sistema metafísico. Sin embargo éste sería
incompleto o imperfecto porque la verdad es Dios y si el metafísico no busca a Dios no
podrá alcanzar la verdad ni el fin último del hombre. Por tanto busca siempre interpretar
el pensamiento aristotélico de la forma más conciliable con la doctrina cristiana
Una de las cosas imprescindibles siguiendo esta línea de pensamiento es la
estructura del mundo según las teorías tomistas: el mundo como un sistema jerárquico
de los entes. Sitúa en la cúspide al ser.
El ser, Dios como ser supremo, es quien tiene capacidad para actualizar las
potencialidades. De esta forma se presenta como agente último, como creador de todo lo
que conforma el mundo al hacer de las potencialidades de la materia actos. En este
mismo texto se expresa con la frase: “Cualquier forma significada no es entendida en
acto a no ser que sea puesta por el ser”.
En el fragmento, sin embargo, me parece interesante señalar la diferenciación
que hace al hablar de ‘ser’. Con la misma palabra se refiere a cosas bien distintas:
Por un lado tenemos al ser perfecto, al ser supremo cuyo papel representaría
Dios. Es el ser de cuyos atributos trata todo el texto, es el ser increado. ‘Ser’ se refiere a
lo que actualiza a la esencia dotándola de existencia. La existencia es una forma de decir
el ser, es decir, el ser es lo que hace estar en la realidad a los entes. Por eso dice Santo
Tomás: “(…) al decir que tiene ser se da por sentado que es existente en acto”.
Por otro lado los ‘seres’ son criaturas creadas por ese ‘ser supremo’, por Dios, que las
dota de existencia.
Hemos dicho que el ser actualiza las esencias, y de ellas habla también el autor.
La esencia es la condición para que se dé la pluralidad de los entes. Lo que hace que un
ente sea distinto de otro ente. Hace posible que el ser del ente sea un ser propio distinto
de los demás. Las cosas no se diferencian por añadiduras al ser (porque se le añadan
más o menos perfecciones), sino que se distinguen por su esencia. Los seres participan
del ser perfecto más o menos en función de su esencia.
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Pero la esencia es lo que distingue una especie de otra, la forma modifica la
materia no de forma individualizadora: dentro de cada especie, es la materia la que
distingue unos individuos de otros. En el texto destaca la frase: “Pues en la definición
de las formas, en el lugar de la diferencia son puestas las propias materias; así, se dice
que el alma es el acto del cuerpo físico orgánico”.
Así la materia prima no puede existir por sí misma, no puede ser acto si no está
actualizada por la forma. En acto sólo pueden existir las sustancias compuestas de
materia y forma. Como la forma no convierte la materia en una sustancia concreta,
individual, la materia debe ser individualizada por lo que denomina Santo Tomás la
‘materia signata quantitate’ (materia designada por la cantidad).
En cuanto que la convierte en un cuerpo es la materia la que conforma las
sustancias particulares.
Es interesante así mismo destacar cómo clasifica Santo Tomás, como define, los
entes particulares. Nosotros podemos definir las sustancias compuestas de una forma
muy distinta que a Dios: primero les atribuimos un nombre de género y después un
nombre diferenciador, una ‘diferencia específica’. Así definimos las esencias finitas,
con características positivas: “cuerpo físico orgánico”.
Sin embargo a Dios no podemos acceder de esta forma, por lo que Santo Tomás
redacta dos formas de acceder a Dios, la vía negativa y la vía afirmativa o vía de la
eminencia.
Por tanto, y para terminar, el texto es una ventana al pensamiento de Santo
Tomás en tanto que afirma una verdad de la fe y más tarde intenta llegar a ella de igual
forma mediante una argumentación razonada:
El ser es lo más perfecto. Perfecto es el acto frente a la potencia. Potencia son el
resto de las cosas (potencia en la materia, en el agente, en la inteligencia) y solo el ser
las actualiza porque es acto puro. También acto es la forma de la materia. La materia es
lo que distingue a los particulares y la esencia las ‘especies’.
Paula Cueto Noguerol
26.03.09
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