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INTRODUCCION Para comprender la fisiología de la cintura pélvica, debemos saber que la pelvis no es una pieza rígida, sino que es un segmento articulado, que participa en los movimientos de los miembros inferiores y los del tronco. La pelvis es el punto de encuentro de los miembros inferiores y del tronco, de una fuerza ascendente dada por el apoyo en el suelo y una fuerza descendente, provocada por la gravedad y los movimientos de la columna vertebral Los movimientos de la pelvis y de la columna lumbar son inseparables. Cuando realizamos una flexión de cadera, se acompaña de una retroversión debida a la tensión de los músculos posteriores extensores, así como de una flexión lumbar (disminución de la lordosis) Como hemos dicho, cuando realizamos una flexión del miembro inferior, se ponen en tensión los músculos extensores, arrastrando la pelvis en retroversión. Cuando realizamos una extensión ocurre lo contrario. Por ejemplo en el ciclo de la marcha, el miembro anterior (receptor) realiza una flexión, mientras que el posterior (propulsor) realiza una extensión, ejerciendo cada uno de ellos una fuerza inversa sobre el iliaco. Es decir uno arrastraría la pelvis en retroversión y otro en anteversión. Es decir en el ciclo de la marcha, la pelvis está sometida a torsiones opuestas, dichas torsiones no se podrían realizar si la pelvis fuera una pieza rígida. Es por ello, que la base de estos movimientos, está en los tres huesos que unen la pelvis (iliaco izquierdo-derecho y sacro) Como conclusión podríamos considerar la cadera como el centro del cuerpo, y la responsable de que el hombre sea un bípedo y no se desplace a cuatro patas. Por tanto, los grupos musculares que la rodean son los más potentes del organismo y las lesiones de los mismos limitan mucho la actividad deportiva., Lesiones Lesiones del muslo Generalmente son tanto de la musculatura anterior, cuadriceps, como posterior, isquiotibiales, y concentran la mayor parte de las lesiones musculares del tren inferior. Son muy frecuentes las contusiones musculares y las roturas fibrilares de mayor o menor intensidad. Contusión muscular El golpe directo de una superficie dura sobre el muslo, produce un hematoma o moratón que, de acuerdo a su tamaño o localización, genera una impotencia funcional que puede ser muy importante. El tratamiento de esta lesión pasa siempre por la aplicación directa de hielo sobre la contusión, y estiramientos forzados de la musculatura. Cuando el músculo permite el máximo estiramiento, se puede considerar solucionado el problema. Rotura fibrilar En la parte posterior del muslo es frecuente la aparición de una lesión muscular intrínseca, como la rotura fibrilar. Su aparición es brusca y muchas veces el afectado se queja de un golpe seco en la zona lesionada, como si le hubieran dado una pedrada en ella. La ausencia de testigos de dicha contusión, orienta al diagnóstico de tirón o pinchazo muscular. Clínicamente siempre aparece un dolor brusco en la zona lesionada, con impotencia funcional importante, y por lo general, por el hecho de estar de pie, aparece un hematoma en la región inferior de la propia lesión. Por rápida que sea la recuperación, una rotura fibrilar nunca se cura antes de 3 semanas. Si es así, ha habido un error en el diagnóstico y donde se ha certificado rotura fibrilar sólo había una distensión muscular. Tratamiento de la rotura El tratamiento de estas lesiones obliga al reposo deportivo durante un periodo no menor de 6 meses. Cuando un músculo se rompe es porque su estado no es bueno. Por tanto, la reeducación muscular de la zona afectada debe ser prioritaria para conseguir tanto una mejora de la resistencia del músculo, como favorecer su descarga después del ejercicio físico. Por ello, a partir de la desaparición del dolor, se deben realizar ejercicios dinámicos, largos y continuados de mejora de la resistencia, junto a estiramientos pasivos y mantenidos del grupo muscular lesionado. Sólo cuando estos trabajos son indoloros se puede considerar curada la lesión. SÍNDROME DEL PIRAMIDAL Es un problema muscular en la nalga, de un músculo que cuando se engrosa en reposo (por haberse contraído y acortado activamente) puede aplastar y comprimir las estructuras que tiene alrededor, y que salen de la pelvis con él, como son vasos y nervios, provocando ese dolor característico en la nalga. Estos nervios que comprime el Músculo Piramidal cuando se hace más grande, son los que dan sensibilidad y hacen funcionar a los músculos del muslo y la pierna, de ese lado, por lo que si los comprime nos dará dolor en glúteo, inguinal y la parte posterior del muslo. El Piramidal tiene función de rotador externo de la cadera y abducción. Es un músculo muy utilizado. Es un músculo par (uno en cada lado), parte del sacro, camina a través de la pelvis y termina su recorrido en el trocánter mayor. En un entrenamiento mal realizado, el piramidal estará sobre utilizado, se agota y no puede recuperarse provocando una contractura que nos provoca el dolor Y sobre todo, lo que más nos interesa para evitar la lesión: la sobrecarga de entrenamiento, correr en suelos duros y no hacer estiramientos PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO MÉDICO Primero, estudiamos la causa del síndrome piramidal, si es de origen mecánica o fisiológica, es decir, si es por un defecto en la carrera, por las zapatillas, por una alteración morfológica en el corredor Aprender a levantarnos, sentarnos, vestirnos, etc. también es importante para prevenir la lesión. AUTOTRATAMIENTO: con una pelota de tenis, para la liberación por presión del músculo piramidal. La pelota se sitúa lo suficientemente lateral (anterior) para evitar al nervio ciático.