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El corazón de la literatura al cincelado de
dragones
En el siglo VI d. C., los chinos poseían ya una cultura de milenios con un corpus
de obras literarias tan considerable que dio lugar a este libro, que se puede
considerar uno de los primeros dedicados a teoría literaria del mundo. En él se
revisan los clásicos de la literatura china y se estudian las normas de composición
literaria. El autor, Liu Xie, fue un monje budista que trabajó en su juventud en la
recopilación de textos budistas, y posteriormente se convertiría en consejero del
príncipe Xiaotong, autor a su vez del “Wenxuan”, recopilación de las mejores
composiciones literarias existentes hasta entonces.
(Traducción, introducción y notas de Alicia Relinque Eleta)
Introducción
1. El Dao origen.
El corazón del Dao es sutil,
se enseña a través de la razón espiritual.
El resplandor de los antiguos sabios
iluminó la bondad y la piedad filial.
El mapa del dragón ofreció su cuerpo,
el escrito de la la tortuga presentó su forma.
Observando la escritura del Cielo
todos los hombres pueden aprender.
2. El testimonio de los Sabios.
Comprender el misterio es propio del inteligente,
sólo los grandes hombres dominan la agudeza.
La razón del espíritu se convierte en literatura,
la belleza de su aliento vital conforma los colores.
Su reflejo está suspendido como el sol y la luna,
su lenguaje es tan fecundo como montañas y mares.
Traspasa la sombra de cien años,
el corazón mil generaciones permanece.
3. Los Clásicos como modelo.
El Dao eterno de los tres Poderes,
de máximas profundas si se escruta el pasado.
Uno es el principio para llegar a la transformación,
pero su enseñanza se divide en cinco.
Ellos funden la naturaleza y el alma,
son el rincón secreto de la literatura.
Profundos y brillantes,
son el origen de todas las palabras.
4. Enmendar los Apócrifos.
El río nutricio y el cálido Luo
dieron nacimiento a mapas y apócrifos.
Tesoros divinos almacenados para su uso,
razón profunda y lenguaje valioso.
Con el paso de las dos Han
el rojo y el púrpura hirvieron juntos.
Desbrozadas sus rarezas y desviaciones,
cosechemos su magnífica vegetación.
5. Definir el “Sao”.
Sin existir Qu Yuan,
¿cómo ver el Lisao?
Su talento sorprendente escapa como el viento,
su voluntad vigorosa se eleva como el humo.
Montañas y ríos no tienen horizontes,
sentimientos y razones alcanzan la lejanía.
Apariencia de oro, sustancia de jade,
hasta en una micra se desborda la belleza.
6. Iluminar la Poesía.
Los hombres nacen con pasiones
que se expresan en canciones y poemas.
Surgieron con los antiguos emperadores,
su viento sopló con los dos “Nan”.
Espíritu y razón caminan juntos,
orden y gobierno se influyen entre sí.
Florecen más y más,
las generaciones venideras los amarán por siempre.
7. “Yuefu”
Los ocho sonidos divulgan la literatura
poniendo en pie el lenguaje para convertirlo en cuerpo.
Los cantos se lamentan de la vida en la frontera,
el metal y la piedra hablan de la corte.
Es difícil perseguir el eco del “shao”,
demasiado fácil abrirse a los sonidos de Zheng.
¿Acaso sólo hay deleite en la música?
En ella conoceremos los ritos.
8. Explicación del “Fu”.
El fu surgió de la poesía,
abrió sus ramas en las distintas direcciones.
Al describir cosas y dibujar formas
disipa dudas que, súbitamente, se aclaran.
No hay fealdad al analizar lo ordinario,
no hay barreras al hablar de lo vasto.
Sus aires retornan a la belleza y a los principios,
su lenguaje arranca la hermosa cizaña.
9. Himnos y Elogios.
Para describir virtudes se creó el himno,
las acciones meritorias se expresaron con elogios.
Graban sombras y despliegan sonidos,
la razón literaria brilla resplandeciente.
La huella de los años se aleja poco a poco,
música melodiosa de un amanecer.
Si desciende a asuntos vulgares,
su lenguaje deslumbrante procura hastío.
10. Oraciones y Juramentos.
Respetuoso en los ruegos y atento a sus deberes,
el Invocador sólo habla.
Ensalza la sinceridad con reverencia,
adorna el lenguaje siempre con dulzura.
En las últimas dinastías se premió la retórica,
palabras decoradas de rojo y azul.
Para que los espíritus vengan y se conmuevan,
lo valioso es no sentirse indigno.
11. Inscripciones y Amonestaciones.
En sus palabras existe el cinturón,
pero el agua no es su espejo.
Tomar esta virtud para pulir,
con palabras de advertencia guiar los actos.
Su significado, como los cánones, es grandioso,
su texto breve crea belleza.
12. Elegías y Estelas.
Para escribir de lo lejano y perseguir el vacío,
se erigen elegías y estelas.
Se inscriben virtudes y compilan actos,
los colores del texto se reúnen con justeza.
Contemplando su aire vemos su rostro,
oyendo su lenguaje parece llorar.
Tinta sobre la piedra que cincela flores,
la sombra que refleja, ¿podrá acaso expirar?
13. Plantos y Condolencias.
El lenguaje del planto
es un honor de los frágiles.
Tan tiernos, sin llegar a florecer,
desde siempre ¡qué profundo dolor!
Aun gozando de un gran talento,
confundir la norma es perder las riendas.
La herida de mil años
se transmite en palabras.
14. Escritos poéticos misceláneos.
Grandes fueron los primeros sabios,
de sólidos saberes y desbordante talento.
Sobró la fuerza en su quehacer literario,
la belleza levantó el vuelo y se hizo el arte.
Ramas del lenguaje que resplandecen unidas
brillando como Orión o las Pléyades.
Pero los imitadores de “ceño fruncido”
sólo consiguen que su corazón se perturbe.
15. Facecias y Enigmas.
Enigmas y burlas de tiempos antiguos
evitan peligros y resuelven dificultades.
Aunque existen seda y cáñamo,
no hay que despreciar paja y junco.
Ideas convenientes en momentos oportunos
pueden servir de aviso y advertencia.
Pero las burlas hueras de bufones
son un grave perjuicio para la voz de la virtud.
16. Historias y Comentarios.
Las historias comenzaron con el emperador Xuan,
su cuerpo lo prepararon Zhou y Kong.
Las generaciones pasan y se entrelazan,
lo bueno y lo malo, todo se reúne.
Se transmiten elogios y se decretan censuras.
Diez mil almas del pasado se conmueven.
En el lenguaje, el modelo es Qiuming,
cuya rectitud nos devuelve a Nan y Dong.
17. Doctrinas de los Maestros.
Los grandes hombres tienen un lugar en el mundo,
los tesoros de su pecho sobrepasan a los demás.
Definen y cincelan los diez mil seres,
su inteligencia comprende todo el universo.
Establecen la virtud, ¿cómo esconderlo?
Transmiten el Dao que tienen en la boca.
Cada corriente sigue su propio curso
como si de jardines cercados se tratara.
18. Tratados y Debates.
La razón toma forma en las palabras,
la descripción de la razón se convierte en tratado.
La composición profundiza en el hombre y el Cielo,
alcanza hasta la pulgada cuadrada.
Ante el yin y el yang no duda,
antes fantasmas y espíritus no huye.
El debate, como el collar volante,
respira para aconsejar y advertir.
19. Edictos y Oficios
El augusto soberano promulga órdenes,
con grave respeto se obedecen sus proclamas.
Sus palabras son seda,
el pueblo entero se regocija.
Su voz brillante se eleva a las alturas,
un fuerte viento las transporta a distancia.
Las ideas se alzan y vuela el lenguaje
engrandeciendo su majestuosidad.
20. Declaraciones de guerra y despachos.
Tres jinetes extienden la red,
a los nueve delitos preceden avisos.
En el espejo aparecen fortuna y adversidad,
en la aquilea y la tortuga, la victoria y la derrota.
Perseguir y someter a las ballenas,
enfrentarse y repeler a avispas y escorpiones.
Modificar realidades y cambiar costumbres,
la hierba se tiende bajo el soplo del viento.
21. Sacrificios al Cielo y a la Tierra.
El sacrificio graba los méritos del soberano
para responder a la bondad del Cielo.
A lo lejos se escuchan las montañas,
un nombre glorioso consigue estremecer.
Piedras erigidas hasta los nueve cielos,
polvo de oro en los ocho confines.
La norma sublime se entrelaza en el arte
como los dragones y los qiu.
22. Agradecimientos y Solicitudes.
Se extiende la petición ante el umbral encarnado;
se acepta o rechaza ante el biombo de hachas.
Las palabras deben ser virtuosas y diáfanas,
las ideas, sublimes y grandiosas.
Con toda reverencia medir la ceremonia,
ordenar su razón de principio a fin.
Cuando el hombre virtuoso toma el pincel,
el lenguaje se llena de hermosura.
23. Memoriales y Notificaciones.
El Corrector, vestido de negro,
depura con respeto los aires prohibidos.
El pincel afilado como Ganjiang,
la tinta humedecida en vino empozoñado,
aunque calen hasta los huesos,
no deben penetrar la piel.
Presentando los escritos de gobierno convenientes,
cumplirá con seguridad su misión.
24. Deliberaciones y Respuestas.
La deliberación reflexiona sobre el gobierno,
nombre y realidad se reflejan mutuamente.
El análisis de las razones debe ser fuerte,
el lenguaje elegido no debe desfallecer.
Los escritos de respuesta a la corte imperial
se meditan y se acuerdan a un tiempo.
Si un pincel elevado escribe sobre el gobierno,
el modelo clásico se propagará.
25. Epístolas y otros escritos.
Los textos brotan como ríos
encauzados por pinceles y tablillas.
Galopan vestidos de oro,
o se mueven con un resonar de madera.
Su voz se levanta desde hace diez mil años,
su eco alcanza mil li.
Tareas de gobierno numerosas y confusas
en estos escritos se aclaran.
26. El pensamiento espiritual.
[…] Purificar el espíritu, acumular estudio como se almacenan tesoros, meditar
sobre la razón para enriquecer el ingenio, leer vastamente para llegar al límite de
la luz, y entrenarse bien para escoger las palabras; sólo entonces se domina el
arte de penetrar lo oscuro, se busca el tono y el ritmo, y se prepara la tinta con la
visión única del artesano que, con la imagen de una idea ante su vista, comienza a
manejar su escoplo. Esta es, pues, la primera técnica para dominar la escritura, el
punto más importante en el diseño de una composición.
El espíritu se integra en el mundo,
los sentimientos transforman lo que germinan.
Las cosas se aprenden por su apariencia,
el corazón se adecúa a la razón.
Se tallan el ritmo y prosodia,
y brotan símiles y metáforas.
Entonces se pueden dominar las leyes de la armonía,
levantar el campamento y lograr la victoria.
27. Estilo y Naturaleza.
En talento y naturaleza hay diferencias,
son muchos y variados los estilos literarios.
El lenguaje es músculo y piel,
la pasión llena huesos y médula.
Elegantes y hermosos como bordados de seda,
o el excesivo artificio del rojo y el púrpura.
La instrucción desvela la propia realidad,
y el éxito se pule poco a poco.
28. Viento y Hueso.
Juntos sentimiento y aliento vital,
lenguaje y estilo a la par.
Un texto claro y vigoroso
tendrá el respeto de las tablillas de jade.
Aquéllos perfuman la fuerza del viento,
éstos endurecen el hueso y la espina.
El talento se yergue soberbio,
los colores en armonía triunfan resplandecientes.
29. Tradición y transformación.
La norma literaria se mueve redondeándose,
cada nuevo día surge un mérito.
Si se transforma, perdurará,
si sigue la tradición, de nada carecerá.
Andando el tiempo dará frutos,
aprovechando las ocasiones no decaerá.
Mirar el presente y crear lo extraordinario,
participar del pasado y fijar la norma.
30. Fijar la fuerza creadora.
Cuando nace la forma se configura la fuerza,
comienzo y final se suceden.
El giro del remolino parece el del compás,
la flecha se dispara como un tendel.
Aprovechando la oportunidad y cabalgando a su ritmo,
sentimientos y colores se combinan naturalmente.
Torcer las riendas para aprender otro paso
es perder energía, como en Xiangling.
31. Sentimientos y Colores.
Las palabras perduran por su belleza,
verdad nacida de la experiencia.
El arte del corazón tiene forma,
flores sublimes lo enriquecen.
El brocado de Wu pierde color fácilmente,
la flor del hibisco sólo es hermosa.
Pródigo en colores y carente de sentimientos,
el sabor, necesariamente, repugnará.
32. Fundir y recortar.
Las obras literarias abren puertas y ventanas
que a izquierda y derecha se comunican.
El lenguaje fluye como un río,
si se desborda provoca la inundación.
Sopesar qué disminuir y qué añadir,
medir lo denso y lo leve.
Podar la vegetación y arrancar las malas hierbas
para aliviar una carga pesada.
33. Normas musicales.
Expresar sentimientos que lleguen lejos,
ordenar sonidos que estén próximos.
El silbido de los tubos surge del pecho,
de labios y comisuras el tono del zhong.
Si la voz logra sal y ciruelas,
la música será delicada como el olmo y el hinojo.
Si se cortan y abandonan las ramas perdidas,
gong y shang no quedarán ocultos.
34. Párrafos y frases.
Hay una norma para separar párrafos,
agrupar frases carece de ley constante.
Las razones deben adaptarse al tema,
el lenguaje teme perder su acompañante.
Velar los sentimientos marcando tonos,
acomodarlos, y que, mutuamente, se reflejen.
Separar y armonizar lo igual y lo diferente
hasta apurar sus posibilidades.
35. Paralelismo.
En el cuerpo los miembros deben ir de dos a dos,
cuando las palabras se mueven encuentran pareja.
La izquierda lleva, la derecha trae,
esencia y sabor se expresan a la par.
Resplandor de flores enlazadas,
espejo límpido que abraza ademanes.
Jade suave de dos vetas
semejantes a dos atavíos.
36. Metáfora e Incitación.
La metáfora y la incitación de los poetas
se confrontan con las cosas con una visión perfecta.
Aunque dos cosas sean como Hu y Yue,
armonizarán como hígado y vesícula.
Al meditar sobre las formas se usa el corazón,
para tallar el lenguaje hay que ser audaz.
Se entonan canciones y la variedad del mundo
fluye como un río.
37. Hipérbole y Retórica.
Para usar la hipérbole y la retórica
¿tiene el texto una ley constante?
El lenguaje debe moverse como el “peng”;
su aliento, sin la lentitud de la oca salvaje.
Verter el océano buscando perlas,
vaciar el monte Kun para tomar su jade.
Brillante sin desbordarse,
pródigo pero sin tacha.
38. Acontecimientos y Referencias.
Los Clásicos son profundos y ricos,
de lenguaje y razones lejanas y eternas.
Vastos como ríos y mares,
fértiles como el Kun y el Deng.
Catalpas veteadas listas para cortar,
jade y perlas preparados como ofrendas.
Utilizar lo de otros como si fuera propio
y el pasado llegará sin turbarnos.
39. Elección de caracteres.
El sigilar y el cancilleresco se funden,
todos se analizan en el Cang Jie y el Erya.
Pasado y presente difieren en sus huellas,
belleza y fealdad se distinguen.
A lo largo del tiempo los caracteres fluyen cambiantes
dificultando la transmisión de los textos.
Su música y su pintura son brillantes y sutiles,
y los colores de la tinta vuelan cautivadores.
40. Lo oculto y lo lucido.
Los textos profundos esconden su aroma,
contienen enredado un sabor que perdura.
El lenguaje nace, y sus formas se entremezclan
como lo hacen las líneas de los hexagramas.
Una palabra luciente
es la encrucijada de diez mil pensamientos.
Conmueve el corazón, sorprende los oídos,
es el incomparable sonido del “sheng”.
41. Señalar defectos.
Yishi erró su flecha,
Dongye reventó los caballos.
Aun estando dotado de excelente talento,
el error humilla.
Si en la palabra hay una lacra,
no la borrarán mil años.
Hacer una composición sin defectos
es alcanzar el virtuosismo.
42. El alimento del aliento vital.
Diez mil imágenes se confunden,
sólo pensar en mil ya agota.
El espíritu misterioso debe ser preservado
y alimentar el aliento vital de cada día.
El agua en su quietud es un espejo,
el fuego en calma alumbra.
No enturbiar el pensamiento literario
y así proteger el brillo del espíritu.
43. Unión y asociación.
La unidad de una composición es difícil,
los sentimientos son diversos y complejos.
“El principio busca el final”
ordenando las ramas y extendiendo las hojas.
Si el Dao y su sabor están unidos,
los hilos dispersos se enlazarán con naturalidad.
“Como la armonía de la música”,
el corazón y su voz lograrán la conjunción.
44. Compendio sobre el arte.
En el terreno literario, en el jardín de los pinceles,
hay técnicas y hay recursos.
Primero, ocuparse del cuerpo,
y desde su espejo llegar hasta la fuente.
Cabalgando sobre lo uno resumir diez mil,
y, destacando lo esencial, dominar el exceso.
El pensamiento carece de un principio inmutable,
la razón tiene una presencia constante.
45. El sucederse del tiempo.
Belleza y resplandor de diez dinastías,
lenguaje y colores de nueve cambios.
El gozne central se mueve
girando y fluyendo sin fin.
Sustancia y adorno siguen a su tiempo,
esplendor o decadencia giran con él.
Aunque lejana, la antigüedad más remota
brilla ante nosotros.
46. El color de las cosas.
Las montañas se encadenan, los ríos serpentean,
se entrelazan los árboles y se agrupan las nubes.
Entre ellas van y vienen los ojos,
respira el corazón.
47. Talento y estrategia.
Es difícil que exista el talento,
la naturaleza otorga a cada cual sus dones.
En una mañana se teje una obra,
durante mil años se fijan los bordados.
Los colores que quedan van y vienen,
el aire heredado crece más y más.
No digamos que hay caos y desorden,
con claridad todo se puede graduar.
48. Comprender la música.
Las grandes campanas pesan diez mil “jun”,
Kui y Kuang las entonan.
Los buenos libros llenan baúles
que sólo una mirada experta puede apreciar.
Una melodía de Zheng corrompe a los hombres,
no debéis perder el oído.
Con sólo esta norma
no se errará el camino.
49. Lo que encierra una vasija.
Observa a los eminentes,
los hay hermosos en calidad literaria y virtud.
Su música ilumina Chu al Sur;
sus colores conmueven Liang al Norte.
Un cincelado sin objeto,
y, ¿a quién servirán raíz y tronco?
¿Acaso las flores son para uno mismo?
Es, además, resplandor para el reino.
50. Postfacio.
La vida tiene riberas,
sólo conocer carece de ellas.
Perseguir el mundo es difícil,
por el camino de la naturaleza, muy fácil.
Resuelto, a la orilla soy canto en la cañada,
absorto, saboreo el sentido de la literatura.
Si la literatura es expresión del corazón,
el mío ha encontrado su morada.