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COLEGIO DE LA COMPAÑÍA DE MARÍA LA ENSEÑANZA
ÁREA DE CIENCIAS NATURALES Y EDUCACIÓN
AMBIENTAL
FICHA DE CONTENIDO 7°
LA RESPIRACIÓN HUMANA
La respiración, igual que la circulación hace parte de una función más
compleja denominada nutrición, que tiene como objetivo primordial poner
al alcance de las células la energía y los nutrientes que requieren para
funcionar de manera adecuada.
El proceso respiratorio global comprende tres etapas:
a.
Ventilación pulmonar: Que es la entrada y salida de aire desde y
hacia los pulmones.
b. Intercambio de gases: Entre los alvéolos pulmonares y la sangre,
y la sangre y el interior de las células.
c. Respiración celular: Es el proceso de utilización de oxígeno para
la degradación de nutrientes y de producción de dióxido de
carbono en la célula y agua.
Organización del sistema respiratorio: Vías respiratorias y pulmones.

Las vías respiratorias
Son conductos por donde circula el aire. Son las encargadas de
transportar el aire desde el medio ambiente hasta los pulmones y
viceversa. Comprenden las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea
y los bronquios.
Fosas nasales: Son dos aberturas recubiertas en su interior por
vellosidades y un epitelio mucoso, la membrana pituitaria, que filtra y
calienta el aire inspirado. De allí el aire pasa a la faringe o garganta,
órgano musculoso de forma hueca y función mixta: digestiva y
respiratoria. Conecta la nariz con la laringe y la boca con el esófago.
Laringe: Es un conducto de unos 3 cm de largo, formado por tejido
cartilaginoso que descansa sobre la tráquea y participa en la fonación. Se
encuentra entre la faringe y la tráquea. Su función es la de transferir el
aire inhalado e impedir la entrada del alimento o del agua a las vías
respiratorias bajas. En su interior se encuentran las cuerdas vocales, que
vibran por el choque del aire y producen la voz.
La epiglotis es un pliegue de tejido que cierra en forma automática la
laringe en el momento de la deglución, de modo que ni el alimento ni el
agua penetran en el conducto respiratorio. De vez en cuando este
mecanismo falla y el alimento entra en la laringe. Cuando cualquier
materia extraña se pone en contacto con la laringe, se inicia el reflejo de
tos. La tos sirve para expulsar del aparato respiratorio los materiales
extraños. Si la tos no empuja hacia fuera el alimento o lo que haya
entrado, cabe la posibilidad de que la laringe se ocluya, lo que da por
resultado un atragantamiento.
Tráquea: Es un conducto tubular que mide unos 12 cm de longitud y 2,5
cm de diámetro y está constituida por 16 a 20 anillos. Está situada entre
la laringe y los bronquios, por delante del esófago. Está revestida de
tejido epitelial con abundantes glándulas mucosas, que mantienen húmeda
la membrana respiratoria impidiendo que el aire llegue seco hasta los
pulmones. Allí se captan todas las impurezas que ingresan desde el
exterior y las elimina a través de la tos.
Bronquios: Son dos conductos que resultan de la división de la tráquea,
cada uno penetra en el pulmón correspondiente. Están formados por
anillos cartilaginosos. El bronquio izquierdo tiene 2 cm de longitud,
mientras que el derecho mide cuatro centímetros, aproximadamente. Los
bronquios se dividen al penetrar en los pulmones, el izquierdo en dos
ramas y el derecho en tres. Cada rama sostiene un lóbulo pulmonar y se
divide hasta formar los bronquiolos.
Al igual que la tráquea, los bronquios están recubiertos internamente por
un epitelio ciliado, el cual contiene células secretoras de moco. Las
partículas de polvo y las bacterias quedan atrapadas por la película de
moco que recubre las células. Luego, el movimiento de los cilios empuja el
moco lleno de polvo hacia la faringe, desde donde es deglutido. Este
mecanismo impide que las materias extrañas entren a los pulmones.

Los pulmones
Son dos órganos voluminosos en forma de cono que se sitúan en la cavidad
torácica a lado y lado del corazón. Están suspendidos de la tráquea y de
los bronquios y separados por un espacio llamado mediastino, que aloja al
corazón, y descansan sobre el diafragma.
Están divididos en lóbulos, tres en el derecho y dos en el izquierdo.
Los pulmones están protegidos por una cubierta cerosa, la pleura, que se
compone de dos capas: la parietal, que tapiza las paredes de la cavidad
torácica y la visceral que rodea toda la superficie del pulmón. Entre las
capas parietal y visceral existe una cavidad llena de líquido, cuya función
es facilitar el movimiento del pulmón en el interior de la caja torácica.
Dentro del pulmón, los bronquios se ramifican en bronquiolos, los cuales
terminan en pequeñas dilataciones o alvéolos pulmonares, cada uno de los
cuales está en contacto con una fina red de capilares sanguíneos en donde
tiene lugar la función esencial del pulmón: la hematosis u oxigenación de
la sangre venosa.
Ni en los alvéolos pulmonares ni en los bronquiolos hay moco ni células
ciliadas, por lo que las partículas extrañas más finas, como las del humo
del tabaco, ingresan hasta los alvéolos y permanecen ahí por tiempo
indefinido o hasta que son fagocitados por los macrófagos.
Conclusión: Por dentro, cada pulmón consta de bronquiolos, alvéolos y
grandes redes de vasos capilares, todo sostenido por tejido conectivo
rico en fibras elásticas. También están presentes tejidos linfáticos y
nervios.
Recorrido que realiza el aire por tu cuerpo
En los seres humanos, la respiración se realiza en tres momentos: la
inspiración, el intercambio de gases y la espiración.
La inspiración o inhalación, se inicia cuando el aire entra por la nariz,
pasa a la faringe, continúa por la laringe, la tráquea, los bronquios, los
bronquiolos y finalmente llega a los alvéolos de los pulmones. Esto implica:
que los músculos de las costillas y el diafragma se contraigan.
La espiración o exhalación, es la salida del aire cargado de dióxido de
carbono a través de las vías respiratorias. Esto se verifica cuando el
músculo de la respiración (el diafragma) y los músculos del tórax se
relajan, esto a su vez, hace que las costillas regresen a su posición
original.
NOTA: Durante el intercambio de gases, el oxígeno pasa de los alvéolos,
en donde está más concentrado, a la sangre que está en los capilares.
Simultáneamente, el dióxido de carbono, presente en exceso en los
capilares, pasa por difusión a los alvéolos pulmonares, donde está menos
concentrado.