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HÁBITOS ALIMENTARIOS DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS
Sastre Vázquez, P1; Cañibano, A1. y D`Andrea, R1,2.
(1) Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Azul. Argentina. (2) Universidad
Católica Argentina. Rosario. Argentina.
RESUMEN
Este trabajo se enmarca en Proyecto de Extensión: Promoción de la producción y consumo de
espárragos en el centro de la provincia de Buenos Aires. Beneficios de la diversificación
productiva y del consumo de espárragos y otras hortalizas no tradicionales regionales,
presentado para su acreditación ante la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de
Buenos Aires (UNCPBA) y dirigido por Ana María Castagnino. Los estudiantes universitarios
pueden constituirse en agentes eficaces para promover buenas prácticas alimentarias en la
población. Sin embargo, para realizar en forma exitosa la promoción de ciertas actitudes y
hábitos primero es imprescindible conocerlos y ponerlos en práctica. El objetivo de este trabajo
es caracterizar los hábitos alimentarios de estudiantes universitarios de la Facultad de
Agronomía de la UNCPBA, para obtener información para diseñar acciones tendientes a
mejorar los hábitos alimentarios. Durante el año 2015, se aplicaron cuestionarios a una muestra
de 72 estudiantes. Los resultados muestran que respecto a alimentos como: carne, pescado,
leche y derivados, existe un porcentaje alto de estudiantes que consumen estos alimentos.
Para el resto de los grupos de alimentos, pasta, pan y cereales, verduras y hortalizas, frutas,
legumbres, el consumo dista mucho de cumplir las recomendaciones.
INTRODUCCION
Según la FAO (2012) para evitar, en los próximos 15 a 20, años una carga económica y social
aplastante, derivada de los problemas de malnutrición, los países necesitan educar a su
población respecto: al consumo de alimentos adecuados (y las cantidades y combinaciones
adecuadas de alimentos); a qué es una dieta saludable, y cómo deben elegirse opciones
alimentarias saludables. Por su parte la UNESCO (2014) afirma: “…. existen pruebas
suficientes de que la educación hace aumentar de forma constante la probabilidad de que las
personas disfruten de una vida sana”.
Según la Organización Mundial de la Salud (2003), el bajo consumo de frutas y verduras es el
causante del 31% de la enfermedad isquémica cardíaca y el 11% de los infartos en el mundo.
Por lo que este organismo y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) promueven el aumento, la producción y el consumo de frutas y verduras.
Entre las metas fundamentales de la FAO se destaca la promoción de regímenes alimentarios
nutricionalmente adecuados para todos los consumidores. Las acciones Naciones Unidas están
encaminadas a mejorar la salud y el bienestar de las poblaciones así como a fomentar el
desarrollo social y económico.
Desde la Universidad no pueden ignorarse estos hechos, lo cual señala la necesidad de
promover acciones tendientes a abordar esta problemática. Parece natural pensar en la
creación de un ámbito de reflexión e interacción entre integrantes de la comunidad educativa de
la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos
Aires (UNCPBA) y estudiantes y docentes de escuelas de nivel secundario de la región. Este
espacio de reflexión, además de
favorecer el encuentro de opiniones diversas, formalizar
acuerdos y desacuerdos, desmitificar y compatibilizar posturas adquiridas, será útil para
promover la práctica de la solidaridad a través de la metodología del aprendizaje-servicio, que
permite a los estudiantes aprender y aplicar conocimientos en beneficio de la sociedad.
El alumnado puede constituirse en un agente eficaz para promover buenas prácticas
alimentarias en la población. Sin embargo, para realizar en forma exitosa la promoción de
ciertas actitudes y hábitos primero es imprescindible conocerlos y ponerlos en práctica. Por una
parte se pretende brindar a los estudiantes universitarios, un espacio educativo de
experimentación y formación interdisciplinaria en extensión, transitando un proceso de
integración. Por otra parte, en el ámbito de este espacio se pretende debatir acerca de
conocimientos, experiencias, visiones que son fundamentales para la construcción de abordajes
de la realidad que permitan diseñar acciones a seguir.
Al ingresar a la Universidad los estudiantes sufren cambios importantes de tipo social,
económico, cultural y psicológico. Entre las transformaciones que aparecen en sus estilos de
vida es de destacar un cambio en los hábitos alimentarios, provocado por el apartamiento del
núcleo familiar. Este cambio puede derivar en una malnutrición, expresada en última instancia
en el estado de salud de este sector de la población, y que además pueden repercutir en el
rendimiento académico (Vargas M, Becerra F, Prieta E. 2010).
Vargas M, Becerra F, Prieta E. (2010) encontraron que los estudiantes universitarios en Bogotá
realizan un bajo consumo de verduras y frutas. Esta situación coincide con los datos obtenidos
en la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional de Colombia del 2005, de la cual surge que
una tercera parte de los individuos no incluyen frutas ni verduras en su alimentación diaria.
Estos resultados podrían repetirse en nuestra comunidad, por lo cual conocer el consumo de
vegetales y factores relacionados es de interés para establecer programas tendientes a
incrementar su consumo.
Entre las metas y resultados esperados en el Proyecto de Extensión: Promoción de la
producción y consumo de espárragos en el centro de la provincia de Buenos Aires. Beneficios
de la diversificación productiva y del consumo de espárragos y otras hortalizas no tradicionales
regionales se encuentran los siguientes:
1) Prevención de la salud en el sector integrado por los pequeños productores y los
consumidores en general a través de las actividades de capacitación y de divulgación
propuestas.
2) Crear conciencia sobre los beneficios del consumo de hortalizas frescas producidas
localmente o regionalmente, no solo desde el punto de vista del ahorro que significa la
producción para autoconsumo, sino también la comercialización regional sin grandes
distancias a recorrer como así también en cuanto a la calidad de los mismos.
Para lograr estos objetivos es necesario es determinar los diferentes aspectos cuantitativos y
cualitativos que explican los hábitos alimentarios del sector social involucrado. Los resultados
de este trabajo permitirán obtener información útil para diseñar acciones posteriores tendientes
a solucionar los problemas que se detecten. Así, los resultados obtenidos en este trabajo
sientan las bases que harán posible desarrollar actividades de extensión que se encuadran en
una concepción de la extensión como un proceso educativo transformador, generador de
nuevos conocimientos, que vincula críticamente el saber científico con el saber popular y donde
no hay roles estereotipados de educador y educando, en el cual todos pueden aprender y
enseñar, entendiendo que mediante el trabajo comunitario es posible lograr la transformación
social en aras de elevar la calidad y el nivel de vida de los sujetos.
El objetivo es impulsar en la comunidad estudiantil, hábitos de alimentación saludables, que
contribuyan al desarrollo físico, mental y social a través del consumo de alimentos sanos. El
propósito es cooperar con el logro de una mejora en la calidad de vida de la población
estudiantil y además, contribuir a la generación de conciencia sobre la necesidad de la
educación alimentaria con el propósito de posibilitar el impulso de un área temática poco
explorado en la cual pueden relacionarse la docencia, la extensión y la investigación desde una
perspectiva integral, incorporando el trabajo interdisciplinar en la resolución de los problemas
que afectan a la comunidad.
Se intenta arribar a este propósito desarrollando acciones, de promoción y prevención de la
salud, relacionadas con la nutrición y bregando por los siguientes objetivos:
1) Evaluar los hábitos alimenticios de la población universitaria que concurre a la Facultad
de Agronomía
2) Brindar asesoramiento nutricional a los estudiantes
3) Desarrollar
talleres
educativos
focalizados
en
las
problemáticas
alimentario-
nutricionales detectadas.
En una primera instancia a modo de diagnóstico, se realizó una encuesta con el objetivo de
lograr una caracterización en estudiantes de la Facultad de Agronomía de la UNCPBA, sobre la
cultura de consumo de alimentos. Esta caracterización se constituirá en la base que permita
diseñar programas
que creen conciencia en los estudiantes acerca de la necesidad de
optimizar el consumo de hortalizas, para una mejor calidad de vida. En instancias posteriores se
ampliara la población bajo estudio.
MATERIALES Y MÉTODOS
La dieta Mediterránea es probablemente uno de los modelos dietéticos más saludables que
existen actualmente. Esta dieta asegura un aporte calórico y de nutrientes en cantidades
suficientes y proporciones adecuadas. Además, favorece la prevención de enfermedades
cardiovasculares, diabetes, cáncer, enfermedades degenerativas, etc. Esta dieta se distingue
por un alto consumo de verduras y hortalizas, legumbres, frutas, frutos secos y cereales y,
especialmente, aceite de oliva. A esto se suma un consumo moderado de pescados, huevos y
productos lácteos, yogur o queso, y un menor consumo de carnes y grasas animales.
Para evaluar el grado de adherencia a la dieta mediterránea se dispone del test de calidad de
la dieta mediterránea o índice Kidmed que permite determinar de manera rápida el grado de
adherencia a la dieta mediterránea, y cuya utilidad ha sido satisfactoriamente contrastad. Este
test permite identificar de manera inmediata poblaciones con hábitos alimentarios poco
saludables y, por tanto, con riesgo de deficiencias y/o desequilibrios nutricionales.
El test Kidmed contiene 16 preguntas cuyas respuestas son dicotómicas: (si/no). Las
respuestas afirmativas en las preguntas que representan un aspecto positivo en relación con la
dieta mediterránea (son 12) suman 1 punto, y las respuestas afirmativas en las preguntas que
representan una connotación negativa en relación con la dieta mediterránea (son 4) restan 1
punto. La puntuación total obtenida da lugar al índice Kidmed, que se clasifica en tres
categorías:
a) Dieta Mediterránea Óptima: 8 a 12 (adherencia alta)
b) Necesidad de Mejora: 4 a 7 (adherencia media).
c) Dieta de Muy Baja Calidad: 0 a 3 (adherencia baja).
Para identificar grupos de estudiantes relativamente homogéneos respectos a las respuestas
dadas a cada una de las preguntas, se realizó un análisis de conglomerado de K-medias.
RESULTADOS
Los resultados obtenidos mediante el análisis del Test Kidmed, se muestran el Tabla 1 y en el
Gráfico 1.
Tabla 1: Test Kidmed
Gráfico 1: Test Kidmed
%
Dieta Mediterránea Óptima
Dieta Optima
8 a 12 (adherencia alta)
50
Necesidad de Mejora
4 a 7 (adherencia media).
Necesidad de mejora
47,22
Dieta de Muy Baja Calidad
Muy baja calidad
0.00
0 a 3 (adherencia baja).
2,78
20.00
40.00
60.00
En el Gráfico 2 se muestran los porcentajes de estudiantes que componen cada uno de los
grupos obtenidos mediante el Análisis de conglomerados con 3-medias.
Gráfico 2: Porcentajes de estudiantes en cada grupo
39.44
15.49
Grupo 1
Grupo 2
45.07
Grupo 3
El Grupo 1, constituido por el 15,5 % de los estudiantes encuestados, nunca come frutas,
verduras, pescados, lácteos o frutos secos. Come panchos y hamburguesas al menos una vez
a la semana. No le gustan las legumbres, ni las consume. Come pastas y arroz menos de 4
veces a la semana. No desayuna. Consume pan y queso. Come carne vacuna, porcina o de
pollo más de 2 veces a la semana. Consume golosinas varias veces al día.
Los estudiantes del Grupo 2, (45%), no consumen ni frutas ni verduras frescas, pero si come
verduras cocidas y pescado al menos una vez a la semana. Consumen lácteos. No consumen
ni panchos ni hamburguesas. Les gusta y consumen legumbres en forma regular. Comen pasta
y arroz menos de 4 veces a la semana. No desayunan. Comen carne vacuna o porcina menos
de dos veces a la semana y pollo más de dos veces semanales. No comen frutos secos ni
golosinas.
El Grupo 3, constituido por casi el 40% de los estudiantes, consume al menos una fruta diaria y
come verduras cocidas y pescado, al menos una vez a la semana. No come ni panchos ni
hamburguesas y a pesar que las legumbres no les gustan las consumen al menos una vez cada
15 días. Comen pasta más de 4 veces a la semana y arroz menos veces. No desayunan pero
consumen frutos secos y lácteos. Comen carnes varias veces a la semana y no consumen
golosinas diariamente.
CONCLUSIONES
Respecto al consumo de alimentos como carne, pescado, leche y derivados se ha detectado
que un porcentaje alto de estudiantes consumen estos alimentos. Para el resto de los grupos
de alimentos, pasta, pan y cereales, verduras y hortalizas, frutas, legumbres, su consumo dista
mucho de cumplir las recomendaciones.
Los resultados obtenidos sugieren la necesidad de planear y ejecutar algunas actividades
educativas para facilitar que los estudiantes sean capaces de promover una alimentación
saludable. Esto permitirá prevenir enfermedades relacionadas con malos hábitos alimentarios y
transmitir estos conocimientos a la población.
Los estudiantes pueden ser generadores y promotores de buenas prácticas alimentarias en la
población, pero para lograr concretar con éxito estas acciones es imprescindible que conozcan
y practiquen buenos hábitos alimentarios. La educación nutricional ha pasando a ocupar un
primer plano para dar solución a los problemas derivados de las deficiencias nutricionales. Esta
ha demostrado que tiene capacidad para mejorar el comportamiento dietético y el estado
nutricional de los individuos. Sin embargo, el hecho que el individuo posea información no
garantiza que se produzcan modificaciones en su conducta alimentaria. Esto conduce a la
necesidad de desarrollar las actividades desde una perspectiva práctica, a la utilización de
técnicas participativas para concientizar a los miembros de la comunidad acerca de la
importancia de lograr una cultura alimentaria.
Los talleres se presentan como una herramienta muy útil para el logro de estas metas. Estos
funcionan como motivadores que facilitan la reflexión sobre la alimentación y posibilitan que el
trabajo grupal se plantee en términos de un proceso cíclico de reflexión-acción, buscando
problematizar la cuestión alimentaria desde las representaciones y prácticas cotidianas, lo cual
redunda en un mutuo beneficio, que genera nuevos conocimientos. Esta perspectiva implica
entender nuestro accionar como un proceso de construcción colectiva en el cual participan
todos los actores involucrados
BIBLIOGRAFIA
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), (2012). La
importancia de la Educación Nutricional. Grupo de Educación Nutricional y de Sensibilización
del Consumidor de la FAO.
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