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Crisis económica: la cruzada de la fe.
Esta etnografía ha sido realizada por el grupo "Religión y crisis".
Como nuestro tema de interés es la relación que puede tener la crisis económica
en la fe de los creyentes del islam y del catolicismo, hemos desarrollado la siguiente
investigación.
La pregunta sociológica que nos hemos planteado es:
¿Cómo afecta la crisis económica y moral actual a los fieles católicos e islámicos
en Madrid Ciudad?
A partir de ella, y en base a lo que hemos comprobado sobre el tema en la
bibliografía que hemos utilizado (detallada en las fichas de lectura que hemos hecho)
hemos desarrollado la siguiente hipótesis:
Los fieles cristianos se vuelven más devotos para encontrar esperanza al
principio de la crisis, pero después se van desesperanzando al ver que no se soluciona
nada con su fe. Los fieles islámicos se vuelven más devotos conforme avanza y
empeora la crisis porque la consideran una consecuencia de la influencia americana y
occidentalista dominante, a la que se oponen.
La comprobación de esta hipótesis la hemos desarrollado mediante varias
etnografías. Para ello, hemos visitado varias mezquitas e iglesias, que nos han servido
para obtener una opinión personal directa sobre el tema que hemos estudiado para así
poder contrastarlo con la hipótesis. El estudio lo hemos dividido según las religiones
(catolicismo e islam), y a su vez según el nivel socio-económico, obteniendo así ocho
entrevistas a miembros de la religión islámica y diez correspondientes a la religión
católica. En nuestro recorrido hemos visitado la mezquita de la M-30 y una mezquita
situada en Lavapiés llamada “Alhuda”, las iglesias de “Nuestra Señora del Buen
Suceso”, situada en Argüelles, la “Parroquia de San Manuel y San Benito” en el barrio
de Salamanca, la “Parroquia de San Ginés” situada en Sol y, finalmente, la “Parroquia
de San Sebastián Mártir”, situada en Carabanchel Bajo.
Entrevistas realizadas por el grupo encargado de la religión Católica:
“NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO”-ARGÜELLES
La primera entrevista fue realizada a una mujer de unos 50 años de edad. Ésta
nos dijo que la gente síva más a la Iglesia, que ella tiene trabajo, pero la gente que no
tiene acude más a la Iglesia como excusa para salir de esa situación, pues están
desmoralizados. Hay casos y casos, gente sin trabajo que viene a pedirle a Dios trabajo
y alimento, consuelo, no salen de sus casas…
En la segunda entrevista, que fue más breve, cuatro jóvenes (de entre 15 y 17
años) que acudían a misa nos dieron su opinión al respecto. Éstos culpan a la Iglesia y la
política, viene menos gente y las misas más frecuentes están más vacías.
Luego, un señor de entre 55 y 65 años, nos contó había ido a la Iglesia por un
caso puntual.
La cuarta entrevista, más larga e intensa fue a un señor (de entre 45 y 50 años)
que nos contó que estaba casado y tenía tres hijos. Este dijo que el catolicismo no está
sujeto a la realidad económica, que el catolicismo es una historia de amor, que no está
sujeto a ningún elemento externo social, sino que depende del amor a Jesucristo. La
crisis ni suma ni resta. Dios tiene sus maneras para aparecer y darse a conocer a lo largo
de la historia. Dios elige cómo se manifiesta a cada persona, puede que Dios utilice la
crisis para manifestarse a algunas personas, pero no por la crisis en sí. Dios siempre
tiene la iniciativa.
“PARROQUIA DE SAN MANUEL Y SAN BENITO”-BARRIO DE
SALAMANCA
La Iglesia está limpia, cuidada, tiene árboles, y como dato puntual las bóvedas
están muy elaboradas. Además tienen aplicaciones para el móvil, es muy moderna y
sofisticada.
La primera entrevista en esta zona fue a un joven, soltero, venezolano que vive
en Londres. Este nos contó que la Iglesia Católica es muy importante para los hispanos,
es muy fuerte y tiene un gran componente social. Las personas con un nivel educativo
alto, que tienen más oportunidades de estudio, consideran la Iglesia como una parte de
su vida, y los más ignorantes, se acercan más a la Iglesia en los momentos de crisis,
cuando más fe necesitan. La crisis acerca a la Iglesia, fuera de misa las personas van
llorando porque no tienen dinero. Las contribuciones, el diezmo, no es como antes, los
que dan dinero es por tradición. Siete años atrás no había tanta gente en la calle y ahora
todos cuidan hasta el último euro, por lo que no dan nada.
La siguiente entrevista fue a un señor de 50-60 años, que nos dijo que las
personas van más a misa, y donan más que antes porque hay más necesidad. Son
situaciones difíciles en las que hay que ayudar a la gente, y estos buscan lo más
trascendente, se dan cuenta de que hay personas en su entorno que lo pasan mal. La
sociedad es menos consumista e individual.
La tercera intervención fue de una pareja de entre 50-60 años que había quedado
con el párroco y al salir, nos respondieron larga y tendidamente. Para ellos la gente va
más a misa, en las dificultades la gente se aferra más a la fe. “Sólo te acuerdas de Santa
Bárbara cuando truena”. Se dan cuenta de que uno solo no puede, tiene que haber algo
más. Hay mayor capacidad de ayuda, las instituciones colaboran con más dinero. Por
ejemplo, gente atea ayuda a Cáritas para que resuelvan las necesidades. La ayuda de la
Iglesia es importantísima. La gente dona más, hay más credibilidad en las asistencias,
comedores, son 500 años de ayuda. Los problemas de empatía se resuelven, las
personas que menos tienen son las que más dan. Nos contó una anécdota sobre “Ariana
Falache”, que era una “atea-cristiana”, es decir, según este señor, que no cree en Dios
pero que defiende los valores de comunidad cristiana, amor al prójimo, etc…como base
de la sociedad, yque defendía la cultura y religión en épocas de crisis. Y también nos
citó a Rosard, hijo de un líder comunista que dijo “Dios existe y yo me lo encontré”.
Finalmente entrevistamos a una chica que estaba de paseo y nos contó que era de
Vallecas y que vivía cerca de la Iglesia, y se había percatado de que los inmigrantes
acudían más a misa.
PARROQUIA DE SAN GINÉS-SOL
En el trabajo realizado en Sol, una señora mayor de 60-70 años nos dijo que en
misa hay bastante gente, la mayoría personas mayores. La crisis sí que afecta. Ante el
rechazo, la gente va más a la Iglesia, cada vez ayuda más y da más dinero. La juventud
“buena” se aúna. Los “buenos” son más reservados y más callados. La Iglesia tiene que
trabajar para atraer a los jóvenes. “El Papa está metiendo a la Iglesia en vereda”.
En la segunda entrevista un señor de unos 60 años afirmó que acudía menos
gente joven. “La Iglesia nunca está en crisis, los ciudadanos son los que lo notan, el
creyente siempre busca un consuelo”. “La Iglesia ha tenido sus más y sus menos pero la
culpa de la crisis es de los políticos, tanto de izquierda como de derecha, nos recortan y
ponen problemas”. El señor es creyente pero no va mucho a la Iglesia, “molesta poco a
Dios”, se conforma con lo que tiene. Esta ‘mosqueado’, no cree a nadie, cree que hay
algo que te hace tener un temor, un respeto, y que se ven muchas injusticias.
La tercera persona que entrevistamos en esta parroquia fue una señora mayor de
71 años. Ésta nos dijo que años atrás venía poca gente, pero que ahora viene más. Su
parroquia es la de San Antonio de la Florida, donde ve más gente joven. Opina que la
gente que no es creyente y pasa por sufrimientos y no tiene dónde agarrarse acuden a la
Iglesia. Ella se aferra a Dios. Las personas rezando y hablando con Dios al final creen
porque se sienten bien, es como un respaldo. La gente busca refugio, al ir acaban
creyendo. El problema es que “no tenemos tiempo para los demás, los jóvenes
malgastan la juventud”. “Juventud divino tesoro, te fuiste para no volver”. Debemos
luchar porque el país vaya hacia delante, pero sin rencores.
Entrevistas realizadas por el grupo encargado de la religión Islámica.
MEZQUITA DE LA M-30 (CENTRO CULTURAL ISLÁMICO DE MADRID)
Es un lugar suntuoso y enorme, en el que además de llevar una mezquita
adelante se realizan cursos de árabe y otras actividades como kárate. Es un centro de
reunión de la comunidad islámica, protegido con seguratas y una gran seguridad (no nos
dejaron pasar con las mochilas, teníamos que dejarlas fuera con alguien). Además posee
grandes exposiciones del Corán, la vida de Mahoma, el significado del islam y
relaciones que posee el islam con el mundo moderno, haciendo referencia a que muchos
de los misterios que ha descubierto la ciencia recientemente ya estaban mencionados en
el islam.
El primer Encuestado era un estudiante de 20 años, probablemente de segunda
generación aquí en Madrid, y de familia islámica. Él decía que no consideraba que
hubiese disminuido la fe con la crisis, es más, consideraba que había aumentado ya que
la fe le había ayudado a él y al resto de sus compañeros a superar momentos difíciles
tanto económicos como sociales. Afirmaba que si se le ofreciese un trabajo en el que no
se respetase su religión no lo cogería.
El segundo entrevistado era un hombre marroquí de unos 30 años
aproximadamente, de entorno musulmán. Afirmaba que él personalmente no había visto
cambiada su fe pero que sí que veía que cuando a la gente le iba bien se olvidaban del
Islam. No decía que lo dejasen, solo que no le daban tanta importancia, pero que cuando
las cosas le iban mal regresaban a él. Decía que si le ofreciesen un trabajo que
coincidiese con el rezo trataría de modificar los horarios para poder llevarlo a cabo, pero
que si le pusiesen impedimentos excesivos no lo aceptaría, aunque él cree que Alá
entendería que es algo necesario. Solamente en casos extremos tendrías que coger el
trabajo, pero que tampoco sería bueno dejar de rezar a sus horas.
A la salida de la mezquita, preguntamos a varias mujeres. La primera de ellas,
con un carrito y un bebé, parecía dispuesta a colaborar hasta que le mencionamos el
tema del trabajo, ante lo que se escabulló diciendo que no sabía español.Sin embargo,
esto no nos pasó con ninguno de los hombres a los que preguntamos. Más tarde salieron
una madre y tres hijas. Estas sí colaboraron. Dijeron que no habían visto cambio
respecto a la influencia de la crisis, pero sí que podían encontrar lógica a que la gente se
apegara más a la religión con la crisis económica. Las hijas estaban estudiando pero la
madre no había estudiado nada. A este respecto llama la atención que las hijas fueran
más flexibles ante la pregunta de si cogerían un trabajo difícilmente compatible con su
práctica religiosa. Las hijas decían que sin problema, que podrían rezar en su casa o en
otro momento. Sin embargo la madre decía que dependía, pero que hay cosas que son
obligatorias y que no pueden dejar por nada. Por último, respecto al pañuelo, las hijas
dejaron muy claro que rechazarían cualquier trabajo que les impidiera llevar el pañuelo.
Otro señor que entrevistamos dijo, ante la pregunta de si veía más gente o menos
en la mezquita, que no conocía a nadie que se hubiese ido del Islam, que normalmente
cuando conoces la religión te absorbe tanto que te sueles quedar; que además conocía a
gente que se pasó del cristianismo al islam y que se suelen quedar. Respecto al trabajo,
este era más conservador: era autónomo tenía su propio negocio, rezaba sus cinco veces
al día e iba a la mezquita los viernes, por lo que dejó bastante claro que si encontraba un
trabajo que no le permitiera rezar no lo aceptaría, por eso decía que prefería ser
autónomo para no tener problemas en ese aspecto.
MEZQUITA ALHUDA (Lavapiés)
Nuestro trabajo de campo se sitúa en Lavapiés, barrio céntrico de Madrid donde
conviven personas en su mayoría inmigrantes, con un nivel de vida de clase media-baja.
La multiculturalidad se hace visible en el ambiente.
Cuando llegamos, la mezquita parecía que estaba cerrada. Era un local a pie de
calle, en un edificio de viviendas. No había nadie en la calle más que dos hombres
españoles hablando entre ellos. Eran vecinos del barrio y nos comentaron que los
viernes era cuando más bullicio había, que lo comprobaríamos más tarde. La mezquita
siempre estaba abierta durante el día y no creían que nos pusieran problemas en pasar;
nunca habían tenido ningún problema con nadie, la convivencia era pacífica.
Finalmente entramos.
Estuvimos unos quince minutos esperando de pie, observando. Era una mezquita
modesta, que contaba con un habitáculo donde dejar los zapatos en estanterías y un
aseo. A lo largo de la sala, cuyo suelo estaba cubierto por una alfombra continua, se
sucedían filas de columnas. Calculamos que tenía un aforo de unas doscientas personas.
En ese momento solo había unos seis hombres rezando, orientados al muro.
Entró un hombre que nos llamó la atención en ese mismo instante: barba larga y
moderna, túnica blanca y taqiyah. Una vez que se había aseado (ritual que todos siguen
al entrar) vimos que se nos acercó. Le explicamos nuestros propósitos y entre nosotros y
conversaciones entre ellos en árabe, nos dijo que no había problema, después de la
oración nos atendería. Nos dijo que podíamos esperar sentados en una zona más
tranquila de la mezquita.
Estuvimos observando unos 40 minutos. Los feligreses comenzaban a entrar,
siguiendo el ritual de dejar los zapatos y asearse. Se iban dispersando, rezaban y
llamábamos poco su atención. Acabaron reuniéndose alrededor de 60 hombres, entre los
30-50 años y un solo niño. El sacerdote cuando fue a empezar la oración, nos tapó con
un biombo, aunque lo hizo de forma cortés.
El sacerdote comenzó a cantar – fue lo único que rompió el continuo silencio
que se guardaba en la sala- y vimos a través del biombo cómo iba dirigiendo la oración:
lo hombres se agachaban, se arrodillaban en el suelo, rezaban en silencio, se erguían
todos juntos… el idioma nos supuso una barrera para entender que era exactamente lo
que iban diciendo y haciendo. Pero desde fuera se veía un gran respeto hacia su religión
y el sacerdote.
Cuando terminaron, al poco rato se nos acercaron tres hombres: el sacerdote y
dos hombres mayores. El sacerdote y uno de los hombres estaban hablando sobre ello
en árabe, se mantuvieron respetuosos hacia nosotros pero no parecía que fuera muy fácil
hablar con ellos. Pero cuando lanzamos la pregunta ‘’¿Creen que el islam se ha visto
afectado o no por la crisis económica?’’ antes de poder terminarla se lanzó a contestar el
tercero de ellos. Su primera reacción fue preguntar por qué crisis, ya que podíamos a
referirnos a cosas muy diferentes. Después rápidamente defendió su religión: ‘’en mi
religión no está permitido matar, a nadie por nada’’ y también lanzó un crítica, sobre
que también los judíos habían causado problemas, pero que a fin de cuentas ’son los
políticos los que enfrentan a los pueblos’’. Le intentamos reconducir en nuestra
pregunta y primero hizo un comentario sobre las iglesias, que cada vez las veía más
vacías. Después, sobre la mezquita, dijo que había dejado de venir gente porque un
requisito para venir es estar aseado, cosa que no pueden permitírselo aquellos que
debido a la crisis económica, se han visto abocados a perder su vivienda. A esto se le
une el consumo de drogas, que su religión no lo permite. Por otra parte, comentó que
esa mezquita era de Bangladesh pero el islam es internacional, por lo que estaba
invitada a acudir cualquier persona. Sin embargo, la comunidad bengalí de Madrid se
había visto reducida porque en Inglaterra existe una comunidad bengalí grande, a donde
muchos de ellos deciden emigrar porque la situación económica es mejor. Siguió
hablándonos de la mezquita: su mantenimiento mensual costaba 10000 euros
mensuales, pagándose con las donaciones de los feligreses (en un viernes solían
reunirse 2000 euros) y ofrecían servicios a su comunidad, tales como clases a niños y
mujeres. Nos dijo que en todo momento se pretendía mantener un profundo respeto con
los vecinos y no molestar a nadie. Yo le pregunté directamente a dónde iban las mujeres
a rezar y me contestó que lo suyo habría sido levantar un tabique en medio de la
mezquita y construir otro baño, pero era caro, así que iban la mayoría a una mezquita
egipcia que estaba en la Latina.
La verdad, es que fue muy agradable hablar con él. Se liaba un poco hablando,
pues entremezclaba sus batallitas con los datos que nosotros buscábamos (estuvo en el
servicio militar con Franco, pues llevaba 47 años viviendo aquí, la mezquita de la M-30
fue un terreno cedido por Felipe González, él había sido representante de la mezquita,
pero ya le agobiaba el papeleo, etc…)
Con esta conversación, dado los datos que conseguimos y la hora que era,
concluimos nuestro trabajo de campo.
Estos son los datos que hemos obtenido gracias a las etnografías y los
testimonios que recogimos. A partir de aquí cada grupo creó sus propias conclusiones
en base a su experiencia.
Conclusiones:
Mezquita de Bangladesh:
Ante la información recogida en la mezquita perteneciente a la comunidad de
Bangladesh situada en el barrio madrileño de Lavapiés, podemos acercarnos a la
respuesta a la pregunta que impulsó esta investigación, en lo referente a cómo afecta la
crisis económica a la práctica religiosa islámica en Madrid. Podemos concluir que,
efectivamente, la crisis económica influye en la religiosidad en forma de prácticas
religiosas formales de la comunidad islámica puesto que se han dado casos de adeptos
que se han visto obligados a cerrar sus pequeños negocios familiares a causa de la mala
situación económica viéndose abocados a perder en ocasiones hasta su casa y por tanto
limitando así sus condiciones de higiene, que son un aspecto fundamental a la hora de
entrar a la mezquita.
Mezquita de la M-30
Hemos concluido que visto por los entrevistados, el islam no pierde adeptos en
esta crisis, la mayoría de los entrevistados dicen que no perciben cambios en la
afluencia de gente. La mayoría se atreve a asegurar que perciben incluso más, debido a
las conversiones o a la creencia de que Alá les ayudará en su trabajo y economía, ya que
muchas personas se refugian en la fe en momentos difíciles. Afirman que con la crisis
su fe se ha visto fortalecida, pero que sigue siendo igual de pura que siempre, que ellos
creen que son circunstancias difíciles. Son muy serios a la hora de encontrar un trabajo
que no les permita seguir su fe, solo lo cogerían en caso de extrema necesidad.
Anteponen su fe ante la crisis y ante todo.
Conclusiones islam en general:
Al comparar las posibles conclusiones que podemos obtener entre estas dos
mezquitas madrileñas, una de clase alta y otra de clase baja, es que las dificultades
afectan en gran medida y de diferente manera a los fieles que acuden a ellas como
referentes religiosos. Es un claro contraste el que muestra la imposibilidad de poder
tener la higiene adecuada debido a las faltas económicas ocasionadas por la crisis, lo
cual aleja a muchos fieles de practicar su religión, al refugio que encuentran los
creyentes de la mezquita de la M-30 en ella, y los cuales además no ven que haya
afectado demasiado a su credo. Además de la imposibilidad de reformar la mezquita
para que entren mujeres en la de clase baja, en contraste con la magnificencia de la
mezquita de la M-30, que cuenta con todos los lujos posibles.
Catolicismo:
De todo esto podemos concluir que la percepción general de cómo afecta la
crisis económica al catolicismo, en términos de fe, número de creyentes,
contribuciones... no es clara, en tanto que las opiniones difieren. En cuanto al nivel
socioeconómico de las zonas a las que hemos acudido, si bien había barrios de clase
alta, clase media y baja, no hemos notado diferencia de opinión en base a este punto.
No obstante, y a pesar de la gran diversidad de los resultados, hay una mayoría
de entrevistados que coinciden en que en tiempos de crisis, la fe católica se reafirma y la
gente se acerca más a la Iglesia (sin olvidar a aquellos que sostienen, en cambio, que la
crisis produce un alejamiento de la Iglesia por considerarla, según uno de los jóvenes
entrevistados en Argüelles, culpable de la crisis o por estar la gente desmoralizada,
perdida y encerrada en su casa, tal y como opina otra señora entrevistada en el mismo
lugar). Se apunta a que las clases menos pudientes se dejan llevar más por los
momentos difíciles a la hora de practicar su fe, mientras que las más altas lo incorporan
como parte de su vida social. La opinión de una de las entrevistadas de que los
inmigrantes -presumiblemente latinoamericanos- van más a la Iglesia que antes a causa
de las complicaciones económicas también podría interpretarse en esa dirección, ya que
los inmigrantes son generalmente percibidos como pertenecientes a una clase de un
nivel socioeconómico bajo. Así, en términos de número de creyentes, se podría
considerar, con matices importantes, que la fe católica se beneficia de la crisis.
Un apartado especial sería el de los jóvenes, respecto a los cuales se dice, de
forma casi unánime, que acuden cada vez menos a la Iglesia. Esto, sin embargo,
respondería más a la tendencia general y creciente a la racionalización y la pérdida de
religiosidad generalizada en Occidente (consecuencia directa de lo que Weber llamó
desencantamiento del mundo) que a cualquier clase de factor económico.
La contribuciones económicas, según la percepción predominante en las
entrevistas realizadas, han aumentado, pues la gente está más concienciada y dona más
dinero a la Iglesia o a organizaciones caritativas católicas, contribuciones hechas incluso
por parte de personas no creyentes por tener la Iglesia, en palabras de un entrevistado en
el barrio de Salamanca, no más legitimidad, sino más credibilidad debido en parte a su
tradición histórica de ayuda humanitaria.
A pesar de todas estas opiniones, la duda de algunos entrevistados y las
respuestas de otros revelan que un sector importante piensa que verdaderamente las
consecuencias de la crisis respecto a la religión católica son poco notables, bien porque
creen que no guardan relación, bien porque no se lo habían planteado.
Sin embargo, se ve una tendencia en los entrevistados a confiar en que tanto
aquellos que eran creyentes y se alejaron de la religión, como los que no lo eran antes de
la incidencia de la crisis en sus vidas, confían en la religión como vía de escape. En el
caso de los que se han mantenido fieles a su fe a pesar de las circunstancias y la
coyuntura económica, confían en que Dios guía a la gente por el buen camino, mientras
que otros se encuentran desesperados con la situación y desconfían de la política como
solución. La gente necesita un punto de referencia y una estabilidad, ya que en épocas
como ésta, su autoestima se ve afectada.
Conclusión general
Ante todos estos datos y las conclusiones que hemos estado desarrollando, podemos
concluir, en base a nuestra hipótesis:
Que la crisis influye en el apego religioso de las clases bajas y altas de distinta manera:
las clases bajas se ven más afectadas por la crisis y por tanto notan, en el caso del islam,
una menor presencia de fieles y una menor contribución monetaria. En el caso del
catolicismo no hemos notado diferencia en las observaciones ni opiniones recogidas en
cuanto al nivel socio-económico, aunque hemos contrastado la creencia de que la gente
de clase baja sí se ve más afectada y se refugia más en la Iglesia y el credo que antes de
la crisis, mientras que las clases pudientes religiosas lo consideran algo incorporado por
costumbre social y por lo tanto no les afecta tanto en sus hábitos. Sin embargo, hay
mayor contribución monetaria, tanto de fieles como de otras personas que confían en la
labor humanitaria de la Iglesia Católica.
Ambas religiones, tras el muestrario y la experiencia de investigación que hemos
obtenido, están afectadas por la crisis. La diferencia es el modo en que lo ven los fieles,
pero en ambos casos coinciden en creer que en estos momentos de crisis la gente se
refugia más en la religión.
En relación con nuestra hipótesis no hemos percibido ningún tipo de
radicalización por parte de las personas islámicas en contra de la ideología occidental
que, según la bibliografía, podría relacionarse con la crisis y responsabilizar de ella. Es
más, la mayoría, tras el trágico acontecimiento ocurrido en la sede de la revista satírica
francesa Charlie-Hebdo, se han posicionado en contra de este sentimiento y este tipo de
acciones.
En el caso del catolicismo, tal y como expresábamos en nuestra hipótesis,
muchos fieles perciben que la Iglesia, a pesar de la dedicación que ellos ponen a su fe en
estos tiempos difíciles, no les gratifica en nada, sino que la culpan además de la crisis en
ciertos casos: hay un cierto desencantamiento.
De este modo concluimos en que nuestra hipótesis no se puede demostrar como
correcta totalmente, puesto que los islámicos no aumentan su fe con la crisis por culpar
de ella al occidentalismo y refugiarse en ella como credo de identidad y de resistencia a
ello y a la crisis de este modo; y también al no quedar lo suficientemente claro que los
católicos culpen a la Iglesia de darles lo que necesitan. Lo que sí se puede sacar en claro
de esta etnografía es que hay una tendencia a considerar que la fe religiosa ayuda en
momentos de crisis, y que por ello esto atrae a más gente al activismo religioso.