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Fuera de Ruta Ciencias Tecnológicas vs Ciencias Sociales Liz Ileana Rodríguez Gámez* En estas semanas, miles de estudiantes egresados de bachillerato enfrentan la encrucijada de sus vidas ¿qué voy a estudiar? En las sociedades del conocimiento las llamadas ciencias duras (ingeniería, física, matemáticas, etc.) se han convertido en herramienta esencial para mejorar los niveles de vida de la población. En México la educación superior es altamente valorada en el mercado laboral y sólo 19% de los mexicanos entre 25 y 65 años de edad cuentan con estudios profesionales. Pero también es cierto que los profesionistas tienen la más alta tasa de desempleo; es decir, mayor escolaridad no garantiza un empleo. Lo anterior puede deberse a varias razones entre las que podemos mencionar una economía de poco crecimiento, un sistema educativo de baja calidad que no responde a las necesidades productivas del país y/o un perfil del egresado inadecuado al mercado laboral. De acuerdo con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), cerca de la mitad de los estudiantes que egresan de la licenciatura estudia una carrera relacionada con las ciencias sociales, y un porcentaje pequeño con las áreas de ingeniería y tecnología. Desafortunadamente es más común encontrarnos, por ejemplo, abogados atendiendo un “changarro”, olvidándose del ejercicio de su profesión. Algunas comparaciones internacionales señalan que en México egresan 31 profesionistas en ciencias frente en comparación a Japón, donde 64 de cada 100 profesionistas terminan una licenciatura en estas áreas; en China, este porcentaje es de 57, en Corea de 47 y en Chile de 46 por cada 100 egresados (Nacional Science Foundation, 2002). Sin embargo, ¿qué es lo que lleva a un estudiante a interesarse por carreras profesionales en el área de las ciencias y la tecnología? En 99% de los casos el gusto por las matemáticas y su enseñanza a lo largo de las etapas educativas constituyen el elemento principal que interviene en la elección de la carrera profesional. Por ello, al leer las anteriores estadísticas uno se pregunta ¿por qué tan pocos egresados en ciencia y tecnología? Basta con revisar el aprendizaje en matemáticas de los estudiantes en el nivel básico para darnos una idea del problema. En México, 66% de los niños de 15 años no cuentan con las competencias suficientes en matemáticas de acuerdo a las pruebas del Programe for Indicators of Student Achievement (PISA), 2003, mientras que en Corea este porcentaje es de 9.6. En el otro extremo, sólo 0.4% de niños de 15 años en nuestro país tiene competencias elevadas en matemática, contra el 24.8% en Corea. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México destina sólo el 2.8% del gasto educativo para inversión en capital, como la compra de material educativo; en cambio, en Corea este porcentaje es de 18.9%. Las pruebas de aprendizaje que realiza el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) indican que en el año 2005, 69% de los estudiantes de 6° año de primaria no estaban bien preparados en matemáticas; en el caso de Sonora, 67.2% tienen un aprendizaje insuficiente. Si bien cada tipo de escuela requiere de un tratamiento especial, tomaremos de ejemplo a las escuelas urbanas públicas. En este tipo de escuelas, las de Sonora ocuparon en 2005 el lugar número 19, es decir, hay 18 estados por encima del nuestro con mejores promedios en el aprendizaje de matemáticas de niños de 6° año de primaria. Un promedio de 505.3 puntos de un total de 800. Las estadísticas anteriores son una imagen contundente del gran reto que tenemos que enfrentar, no sólo como una sociedad más educada, sino como una economía más fuerte ante el mundo. *Profesora-investigadora del Programa Estudios Económicos y Demográficos de El Colegio de Sonora