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Nacionalización Triple y Expropiación Triple en el Nuevo Estado
Tipo Comuna
En el año 1988 surgió en el movimiento socialista peruano el Manifiesto del Poder Cívico
del Pueblo Peruano (MPC), donde se concentra la lucha reivindicativa y la lucha
prospectiva de nuestro pueblo por alcanzar la realización del Cambio Social en nuestro
país, por su Resurgimiento, dentro de un mundo nuevo, desarrollando de acuerdo a
nuestra realidad, un nuevo Estado tipo comuna y sus ejes de sostenimiento, los
Municipios-Ayllus.
En el año 1989, la cuarta generación del socialismo peruano, tempranamente irrumpió en
la escena política y se preparó a ocupar su puesto en la historia participando con fe,
convicción y decisión, en las elecciones municipales de la ciudad de Paramonga,
enarbolando el candidato programático, el MPC. Participaron activamente junto al pueblo
agitando y propagandizando la realidad de nuestro país, sus reivindicaciones inmediatas,
las nueve necesidades básicas y elementales de la población (alimentación, comunicación
y descanso; vivienda, vestido y recreación; salud, educación y trabajo) y el Plan Perú 7
Triples, para la construcción de una nueva sociedad. Siendo uno de los temas centrales
debatidos por sus integrantes y la población paramonguina, sobre la Nacionalización
Triple y la Expropiación Triple, en una nueva sociedad, en un nuevo Estado tipo comuna.
Temas que en el momento actual de lucha electoral presidencial en nuestro país, y de
relevo del administrador de turno, al cuidado y servicio de los intereses de las clases
dominantes nativas y de los intereses del gran capital globalizante, deben ser debatidos,
agitados y propagandizados, educando al pueblo en conocer nuestra realidad para
cambiarla; identificando el servilismo de la clase parasitaria, caduca, corroída y podrida,
que domina los destinos del país, que lleva impuesta la tarea de la mayor penetración del
liberalismo globalizante, usurero y arrasador de nuestras riquezas humanas y naturales,
que en decrépito hundimiento y agonía, expolia salvajemente a todos los pueblos bajo su
zona de influencia por mantener y retrasar su desaparición como sistema, incapaz de
seguir dirigiendo la producción ni de originar progreso en lo económico, político e
ideológico.
De la participación en la presente contienda electoral presidencial, se hace necesario
contraponer al nacionalismo burgués el nacionalismo proletario, el debatir sobre el Estado
socialista proletario, y el Estado burgués reaccionario. Debatir sobre la propiedad
eminente comunitaria y la propiedad eminente privada. Encausando de esta manera el
camino de la lucha cívica del pueblo peruano y terminando con toda mentalidad
izquierdista de aparato, que como sustento, sirve a la actual estructura burguesa de la
sociedad.
La recordación y celebración de la Comuna de París, como experiencia concreta del
proletariado internacional, sirva como motor impulsor para fijar la atención en nuestra
propia experiencia nacional, como cuestión principal y la lucha por el socialismo, sin calco
ni copia, sino como creación heroica, como nos enseñara nuestro gran Amauta José Carlos
Mariátegui. Y esta creación heroica del pueblo peruano en su lucha por el socialismo, es la
inauguración de un nuevo Estado tipo comuna, con los Municipios-Ayllus como su base de
sustento y desarrollo. Esa es la experiencia particular y única de las luchas constantes y
perseverantes del pueblo peruano, en concordancia con la realidad objetiva de nuestro
país, resolviendo la contradicción principal, el problema de la tierra, como el cimiento
base para construir todo el edificio de la nueva sociedad comunitaria dentro de un mundo
nuevo.
Una de las causas primeras para la nacionalización socialista es la crisis general del sistema
capitalista, que puede ser sólo preconizada por el proletariado, por el pueblo, como los
únicos con derecho y autoridad para realizarla.
La validez de la nacionalización es porque el país está en hundimiento y la bancarrota, el
capitalismo está en profunda crisis terminal como sistema a nivel nacional e internacional.
Dentro de nuestra realidad, se enfrentan dos tipos de socialismo: el socialismo pequeño
burgués y su oposición protestaría y tolerada por la burguesía rentista y parasitaria y el
socialismo proletario y su oposición revolucionaria, contestataria y de lucha por el Cambio
Social.
Nuestro Amauta en La Historia de la Crisis Mundial señala: “El socialismo más que un
régimen de producción es un régimen de distribución. Y los problemas actuales del
capitalismo son problemas de producción más que problemas de distribución. ¿Cómo
podrá, pues, el régimen capitalista aceptar y actuar el programa mínimo del proletariado?
He ahí la dificultad sustancial de la situación, ante la cual se desconciertan todos los
economistas” (T-8, pág. 128). Se constata en los hechos, que el sistema capitalista es de
producción y de esquilmación de las fuerzas productivas.
“El capitalismo dentro del régimen burgués, no produce para el mercado nacional;
produce para el mercado internacional…” (T-8, pág. 158)
El desarrollo de la producción para ser tal, tiene que favorecer el mercado interno.
Nuestro país es solo un país de semielaboración de productos o de ensamblaje; o
productor de materias primas. En definitiva su producción es para satisfacer las demandas
y necesidades del mercado externo. La población peruana está despojada de sus medios
de producción, hacinada en condiciones degradantes para el ser humano en los
cinturones de miseria, en las barriadas, hoy mal llamadas pueblos jóvenes; y dentro de las
mismas ciudades, vive tugurizada.
Mariátegui explicando la crisis terminal del sistema capitalista, remarcó: “La crisis
capitalista, en uno de sus principales aspectos, reside justamente en esto: en la
contradicción de la política de la sociedad capitalista con la economía de la sociedad
capitalista. En la sociedad actual la política y la economía han cesado de coincidir, han
cesado de concordar. La política de la sociedad actual es nacionalista; su economía es
internacionalista. El Estado burgués está construido sobre una base nacional; la economía
burguesa necesita reposar sobre una base internacional.” (T-8, págs. 161-162)
El capitalismo en el mundo entero ha dejado de coincidir con el progreso, está en
hundimiento y la bancarrota; por tanto, debe ser cambiado. En nuestro país, lo que está
en decadencia no puede tener salud para un auge económico, sino solo por voluntad y
designio expreso y absoluto de los intereses económicos del capitalismo transnacional y
globalizante. Siendo que, “Sólo las fuerzas que declinan se aferran al capitalismo. Sólo las
fuerzas que insurgen se orientan al socialismo”. (Plan Perú 7 Triples, pág. 48). Dentro de
este viejo y corrupto orden social, ¿cabrá algún tipo de desarrollo de las fuerzas
económico productivas de nuestro país en su propio provecho? En modo alguno. Sólo nos
hace más dependientes económica y políticamente del gran capital monopolista.
“La política es la expresión concentrada de la economía. Una economía parasitaria sólo
puede producir una mentalidad parasitaria. Una economía rentista sólo puede producir
una mentalidad rentista. Una economía intermediaria solo puede producir una
mentalidad intermediaria. Los especímenes de la clase dominante, productos y expresión
de este sistema inepto, caduco y podrido, sólo ven al país con sus ojos de parásitos, de
rentistas, de intermediarios. Aceptan como un fatalismo la situación del país y se eximen
de responsabilidad alguna…” (Ibíd.)
“La política es expresión concentrada de la economía. Obreros, campesinos, intelectuales,
medianos industriales y comerciantes, principales componentes de las fuerzas
productivas, de ninguna manera aceptan ser los responsables de la bancarrota del país…
En el Perú está todo por hacer; hay pues posibilidad de trabajo para mucho tiempo por
delante. El hecho de que en el Perú hay aberrante desocupación y no hay trabajo, no
expresa que la gente no quiera trabajar o que ya esté todo hecho. Expresa la incapacidad
de las clases dominantes para dirigir el proceso de producción”. (P-P7T, págs. 48-49)
Desarrollo y crecimiento económico capitalista, que debe significar “crecimiento
económico” en nuestro país, que la burguesía parasitaria, rentista e intermediaria
peruana, este dirigiendo la producción independientemente del capital extranjero. Lo que
la realidad enseña que está lejos de toda constatación teórica y práctica.
“Para romper sus cadenas, para liberar sus fuerzas productivas, el pueblo peruano tiene
que acabar con el sistema que lo explota económicamente, que lo oprime políticamente y
que lo domina ideológicamente”. (P-P7T, pág. 49). Su dilema actual es peruanizar el Perú o
perecer, rompiendo con el vergonzoso sistema capitalista semifeudal y semicolonial.
Frente al encadenamiento semifeudal y semicolonial de las fuerzas productivas del pueblo
peruano; frente a la parálisis de la industria, del país, la respuesta revolucionaria y
democrática es la nacionalización y socialización del país. La nacionalización se impone
frente a la crisis general del sistema capitalista y su economía neoliberal y globalizante. La
nacionalización es el resultado, es el conflicto entre capitalismo y socialismo. El
hundimiento y la bancarrota del país así lo confirman y todo argumento contrario,
favorece y fortalece el dominio de la clase rentista y parasitaria.
La nacionalización socialista, como situación dirimente a resolver en nuestro país es, la
nacionalización de la tierra. JCM analizando correctamente las contradicciones internas
resaltó: “El punto de partida, formal y doctrinal, de una política agraria socialista no puede
ser otro que una ley de nacionalización de la tierra”. (T-11, pág. 108). Y en el libro Plan
Perú 7 Triples se remarca: “Sólo nacionalizando, socializando, desprivatizando la tierra se
hace posible sacarla de la circulación mercantil, que no sea más objeto de compra-venta
como cualquier otra mercancía.” (Pág. 50). Por tanto, es el punto central de la revolución
socialista en nuestro país.
“La nacionalización de la tierra es la base para la nacionalización de las industrias básicas
(estratégicas para el desarrollo del país), y de los servicios básicos (estratégicos para el
bienestar de la población). La industria extractiva, la industria pesada, la industria de
máquinas, herramientas, la industria automotriz, la industria electrónica, entre unas. Los
transportes y comunicaciones, el correo, la educación, la investigación científica, el cine, la
radio, la televisión, entre otros” (P-P7T, pág. 50) ¿Se podrá negar con argumentos válidos
amparados en la realidad, la vigencia de este derecho? ¿En plena campaña electoral y los
que de uno u otro modo se dicen estar en favor del cambio social, se debate, se plantea
siquiera este tema de primer orden para entender qué tipo de sociedad es la nuestra, de
cuál es la contradicción principal que se tiene que resolver y qué tipo de sociedad se
quiere construir? Si la opción es por el socialismo, éste no puede estar desligado de la
nacionalización de la tierra, de las industrias básicas estratégicas y de los servicios básicos
estratégicos. Ahora bien si el país no está en hundimiento y la bancarrota sino en
desarrollo económico productivo, entonces la lucha será por cualquier garabato revestido
de revolución pero no por el socialismo, por la nacionalización de la tierra, sino por los
ideales neoliberales. No existe línea media o intermedia. ¡Capitalismo o Socialismo es la
voz de orden de nuestros tiempos!
“Toda renta es el ingreso percibido regularmente y con independencia de la propia
actividad. En otras palabras, la renta es un beneficio de la propiedad. La propiedad
eminente privada expresa este beneficio mediante la renta feudal, la renta absoluta y la
renta diferencial.” (P-P7T, pág. 51)
“Mediante la nacionalización triple queda abolida la renta privada. Queda abolida la renta
feudal (y sus expresiones, la prestación personal y la aparcería). Se cumple así el criterio
de que la tierra es de quien la trabaja. Queda abolida la renta absoluta (y su expresión, la
compra-venta de la tierra). Y queda abolida la renta diferencial capitalista, obtenida por la
inversión capitalista en tierras mejores o mejor situadas, o en tierras mejor trabajadas”.
(Ibíd.)
“La nacionalización es, pues, el problema eminentemente económico del Poder. Mediante
la nacionalización el trabajo social no va más a beneficio de la propiedad privada
eminente. La liberación de las fuerzas productivas incrementa la propiedad social tanto en
extensión como en profundidad…” Así, pues, la nacionalización socialista es el punto de
partida formal y doctrinal del socialismo… Así lo demuestra la praxis de siete décadas de
construcción de una nueva sociedad.” (P-P7T, págs. 51-52)
La realidad actual de hundimiento y la bancarrota del sistema capitalista marginal en
nuestro país reafirma y confirma más que nunca el planteamiento magistral de nuestro
gran Amauta, que el problema primario a resolver en nuestro país es, el problema de la
tierra. Y que sólo puede ser alcanzado con la lucha por el socialismo y la instauración de
un nuevo Estado tipo comuna.
El viejo Estado peruano, como alianza entre el feudalismo terrateniente y la burguesía
mercantilista, intermediaria del capital extranjero, es incapaz de desarrollar las fuerzas
productivas en nuestro país, y mucho menos emanciparlas y liberarlas del yugo exterior,
porque primigeniamente ella misma cumple el papel de ser fiel servidora de los intereses
del capital globalizante y neoliberal. Este Estado económicamente dependiente, produce
para el mercado exterior; por tanto, no hay desarrollo interno y las fuerzas productivas
están encadenadas vergonzosamente desde la emancipación republicana, a este tipo de
producción dependiente, sin dirección de la clase burguesa, que es movida como fantoche
por el gran capital monopolista exterior. El vergonzoso y denigrante remate de nuestras
riquezas naturales y con ella la sobreexplotación de los recursos humanos, es prueba de
que es una clase caduca, podrida y corrompida hasta en sus fibras más íntimas; por tanto,
debe ser cambiada.
Los flujos y reflujos de enclenques y mínimos desarrollos de nuestra economía, han
tenido siempre el sello permisible de las clases dominantes corporativas del capital
extranjero. Situación que se agrava y repercute con las crisis terminales, y de hundimiento
del capitalismo como sistema, a nivel mundial; convirtiendo a sus colonias
económicamente dependientes en fuentes de producción (con el consabido señuelo del
crecimiento y desarrollo capitalista interno) de los recursos materiales que le son
necesarios y fuente de materias primas, ahondando la sobreexplotación, el hambre y la
miseria en nuestros países. Si en tiempos de desarrollo y crecimiento económico
capitalista relativos, éramos fuente de mano de obra barata y productores de materias
primas, con las crisis terminales del sistema capitalista, se ahonda esta brecha y el gran
capital monopolista no permite desarrollo independiente alguno; de otro lado, le urge
sumir a los pueblos en la ignorancia, adormecimiento e indiferencia, para no cuestionar su
sistema opresor y caduco, viéndolo como un mal necesario y agachando la cabeza como
humildes corderos.
La tierra como problema primario a resolver en nuestro país, no está en manos del
capitalismo marginal resolverlo, porque el modo de tenencia y desarrollo de la tierra
determina la política y la manera de cómo administrar y gobernar un país. “El régimen de
propiedad de la tierra determina el régimen político y administrativo de toda nación.” (7
Ensayos, pág. 53)
En sus 7 Ensayos Mariátegui planteó: “El problema agrario se presenta, ante todo, como el
problema de la liquidación de la feudalidad en el Perú. Esta liquidación debía haber sido
realizada ya por el régimen demo-burgués formalmente establecido por la revolución de
la independencia. Pero en el Perú no hemos tenido en cien años de república, una
verdadera clase burguesa, una verdadera clase capitalista”. (Pág. 51) “El factor central del
fenómeno es la hegemonía de la gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo
del Estado” “Por consiguiente es sobre este factor sobre el que se debe actuar si se quiere
atacar en su raíz un mal del cual algunos se empeñan en no contemplar sino las
expresiones episódicas o subsidiarias”.
Si no se resuelve el problema primario del país como determinante del régimen político y
administrativo del país, vano será el intento de tratarlo como un problema, jurídico,
étnico, cultural, moral, educativo, religioso. O como un problema de reforma agraria de
viejo o nuevo tipo. Todo será parcial, unilateral y fantasioso.
“Así, pues, el problema de la tierra no puede entenderse desligado del problema del
Estado, del problema de en poder de quién está el Estado, si en poder de la burguesía o en
poder del proletariado. Si lo primero, entonces el problema de la tierra se verá siempre
como reforma agraria, como un problema ‘humanitario, jurídico étnico, moral, educativo,
eclesiástico’. Si lo segundo, se verá nítidamente como problema de abolición del viejo
Estado, del viejo aparato estatal”. (P-P7T, pág. 61).
El dominio de la clase burguesa en el poder es en el campo de su sistema bancario, a
través del capital financiero, enfeudados al capital extranjero y la gran propiedad agraria.
“Este capital financiero no es producto de la fusión del capital industrial con el capital
bancario. Es expresión del dominio intermediario de una clase minusválida respecto a la
clase dominante internacional, la gran burguesía internacional, monopolista,
transnacional”. (Ibíd.) Su desarrollo industrial es precario y no de dominio. Si no hay tal
fusión, es sólo expresión de la mentira de este capitalismo marginal y su viejo y roído
antifaz para embaucar al pueblo con el cuento del desarrollo económico, y auténtico
hurto, robo y dilapidación de nuestras riquezas naturales y mayor sometimiento y
degradación de las fuerzas productivas, con su consecuencia ignominiosa de la Deuda
Externa.
El Perú es exportador de materias primas, de productos agrícolas, pero en condiciones
dispares y desiguales con el gran capital. A su vez, somos un país importador de productos
elaborados y de productos desechables extranjeros (automóviles, medicinas, repuestos,
alimentos, etc.). Desarrollo capitalista actual como típico desarrollo rentista y parasitario
del capitalismo intermediario, no significando avance y desarrollo alguno para el país. Es la
más degradante y ofensiva afrenta a nuestro laborioso y combativo pueblo peruano,
siendo un profundo freno para el desarrollo del Perú.
“Por otro lado, el capital financiero no ha desarrollado ningún proyecto de capitalismo
nacional, de industrialización independiente. El Perú no tiene un sistema básico de
producción industrial, ni lo puede tener ya por la vía capitalista. El Perú no tiene un
sistema de intercambio mercantil equivalente, por lo que su balanza de pagos siempre es
deficitaria. Por la vía capitalista está destinado a exportar materias primas y a importar
productos elaborados. La acumulación originaria, el violento despojo, la sangrienta
expropiación de los pequeños productores, se ha dado así en provecho de la gran
burguesía internacional. La gran burguesía peruana, la burguesía burocrática, no es sino
intermediaria de este proceso.” (P-P7T, págs. 62-63) El despojo de sus tierras, de sus
recursos naturales, de su biodiversidad, de los pobladores comunitarios de la costa, de la
sierra y de la selva en la actualidad, corrobora plenamente esta acumulación originaria en
beneficio del gran capital internacional.
Por tanto: “El Estado peruano ya no es capaz de dominar porque no es capaz de asegurar
a su esclavo la existencia ni siquiera dentro del marco de la esclavitud, como decían Marx
y Engels del capitalismo en general. La base económico-social del país se hace
incompatible con su estructura capitalista semifeudal semicolonial. La paralización del
país, la desocupación, la desintegración familiar, vecinal, nacional, exigen la
transformación histórica.” ¡Los expropiadores deben ser expropiados por el pueblo
organizado!
“Dada la bancarrota del país, la expropiación de la tierra latifundaria, de la banca privada
y del comercio exterior de la vieja democracia es de necesidad pública, ineludible para
liberar las fuerzas productivas (subrayado nuestro) e iniciar planificadamente el
Resurgimiento del Perú, la construcción de una nueva sociedad.” (P-P7T, pág. 63). Se
expropia la propiedad privada como propiedad eminente de la clase dominante del viejo
Estado. Con la expropiación o confiscación de la tierra latifundaria, queda desterrado el
poder gamonal. Y con la expropiación de la banca privada y el comercio exterior, queda
abolida la vergonzosa Deuda Agraria y la tierra deja de ser usufructo de compra venta. El
pueblo peruano se libra de la humillante Deuda Externa, y el país no es más objeto de
compra venta. El capitalismo marginal y dependiente queda abolido.
¡Vivas a la experiencia histórica de la Comuna de Paris!
¡Vivas a nuestra propia experiencia historia, los nuevos Municipios-Ayllus!
Anita Rodríguez
15-03-11