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Aida Blanes Villatoro 1º Genética UAB EL FACTOR SUERTE DEL CÁNCER El cáncer es debido a una mutación en una célula que pierde el control en la división celular, llegando a realizar una metástasis e invadir otros tejidos originalmente no tumorales, degradándolos y aprovechándose de sus nutrientes. Además, estos clones mutados llegan a poder escaparse del control del sistema inmune, adquiriendo una gran virulencia en el individuo conforme avanza el cáncer. Además de la metástasis, se produce una angiogénesis donde se generan nuevos vasos sanguíneos alrededor del tumor para facilitar su nutrición y diseminación metastásica. El cáncer tiene en parte dos componentes que estimulan o reducen la probabilidad de mutación. Uno es el factor genético, donde ciertos genes mutados o alelos recesivos aumentan las probabilidades de un desarrollo tumoral. Además, el ambiente también juega un papel importante en el desarrollo de un cáncer ya que por ejemplo, por culpa de una exposición a mutágenos o agentes mutagénicos (ejemplos: tabaco, radiaciones…), se aumenta la probabilidad de que se genere una mutación en los oncogenes (genes relacionados con la estimulación de la división celular) o en los genes supresores de tumores, aumentando la probabilidad del desarrollo de un tumor. A pesar de que estos dos factores puedan influir en la probabilidad de padecer un cáncer, éste no deja de ser debido a una mutación, y toda mutación sucede al azar. Según los resultados que describe el artículo, dos tercios del riesgo a padecer cáncer son debido a lo que se diría “mala suerte” de que justamente se genere una mutación aleatoria que desemboque a un desarrollo tumoral, y tan sólo un tercio es debido a los factores genéticos y ambientales. A pesar de parecer que sean unas proporciones muy desiguales y de pensar que el cáncer suele ser debido por el conjunto de genes y ambiente, analizándolo des de el punto de vista de cómo se genera un tumor, es lógico pensar que mayormente es debido a una mutación al azar perjudicial. Aunque cabe decir que al leerlo por primera vez, es sorprendente como están repartidas estas proporciones. Cabe decir que contra más se aumente la división celular, más probabilidades hay de sufrir una mutación en su transcurso. Se ha demostrado que el número de divisiones de un tejido a lo largo de la vida está correlacionado con el riesgo de sufrir un tumor en este. Cuantas más divisiones, más riesgo de que se produzca un daño en el DNA durante la replicación y que este no se pueda reparar, generándose una mutación que podría ser perjudicial para el individuo. Por tanto, sabiendo que nuestro genoma y nuestro ambiente están a favor de nosotros para no sufrir un cáncer, solo nos queda desear tener “buena suerte” ya que el azar juega el 65% del riesgo de padecer uno. Valoración crítica hecha a partir de las conclusiones del siguiente artículo: http://elpais.com/elpais/2014/12/31/ciencia/1420046780_149337.html