Download Niños - Colegio del Sur

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
NIÑOS
Inquietos, traviesos y bulliciosos. Ocurrentes, espontáneos y preguntones. Curiosos,
inconstantes e impredecibles. Dulces, tiernos, inventores de caricias. Sus días transcurren entre
risas y llantos; berrinches y abrazos.
Creadores de un mundo mágico, donde protagonizan mil historias de héroes y villanos. Su
pasión son los juegos. Son capaces con sus manos de dar vida a juguetes que no giran, no
vuelan, no andan ni hablan por sí solos, permitiéndoles hacer todas esas cosas y muchas más.
Constantemente pasan de cuentos y canciones, dibujos y monigotes a carreras y
construcciones, porque las horas parecen infinitas. En un día, viven cien vidas diferentes; por
momentos son doctores, secretarías o maestras; jugadores de fútbol, cantantes o cariñosas
mamás.
Un “sana sana colita de rana” les cura como el mejor doctor las pequeñas heridas que deja
alguna exploración, como cuando suben a la mesa, la primera vuelta en bici o al correr tras la
pelota.
Con inocencia y simpleza convierten la vida en una canción. En esa, que va a perdurar por
siempre.
Ellos hacen que nuestro corazón lata más fuerte o se paralice ante una mirada, reflejo de lo que
sucede en su corazón. Con un gesto, una mueca o una palabra, pueden manifestar una ilusión
cumplida o tal vez una necesidad. Qué importante sería que esos ojitos brillaran todos los días
por tantos sueños hechos realidad.
Agosto…siempre será identificado como el mes de ellos; de los que al patear una pelota tienen
un papá que la ataje; de los que al hurgar la basura encuentran su alimento; de los que pasan
algunas horas frente a los “jueguitos”; de los que esperan en el semáforo golpeando con los
nudillos el vidrio de un auto; de los que son acurrucados en unos brazos tibios y de los que
pasan frío, hambre y soledad.
Mientras algunos tienen su ropa limpia y planchadita, su comida caliente en una mesa por
compartir en familia; en la calle los hay con los pies descalzos, los que saben de fríos y noches
largas, esos que aprenden a vivir como sea, sin guía, faltos de protección…sin amor.
Niños…niños son todos, aunque vivan realidades distintas. Nosotros también lo fuimos,
corrimos, cantamos sin miedo a la vida, pero con el tiempo fuimos complicando todo;
encontrando disculpas para nuestras equivocaciones, hasta para nuestras locuras, olvidándonos
de las cosas del corazón. De a poco fuimos perdiendo la capacidad de asombro, la simpleza y la
satisfacción de disfrutar de los detalles. Los detalles que hacen diferente un rostro de otro, una
vida de otra vida. Lo que hace que todo sea diferente y nada sea indiferente.
Detengámonos un poco y retomemos esa vida perdida, buscando al niño que partió. Creamos
en la simplicidad, brindemos una palabra cariñosa y abramos nuestro corazón de adultos, para
no solo prometer sino “hacer”, para que ellos al igual que nosotros, añoren la infancia, la etapa
más importante de la vida del hombre.
Es responsabilidad nuestra que cada niño viva su niñez como una etapa de ensueño, colmada de
ilusiones, de aprendizajes y diversiones; conociendo y defendiendo sus derechos, para que
cuando pasen los años y se vea reflejado en otro, pueda brindarle el amor y comprensión que
recibió.
Ellos son la vida nueva, están creciendo con urgencia de futuro. Debemos cambiar el cimiento
de nuestros corazones para dejarles un mundo que merezca ser vivido.
Seño Vivi.