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El valor de la amistad “….. La amistad es una de las relaciones que mayor gratificación puede aportar por tener un gran significado a nivel individual y social; muchos estudios resaltan su impacto positivo en la salud emocional, psicológica y física de las personas. Entre amigos es posible el apoyo, la ternura, la solidaridad, la confianza, el respaldo, el aprecio y muchos otros sentimientos que hacen la vida más cordial. La amistad se construye día a día; los amigos no surgen de la nada, sino de la proximidad del medio en el cual cada uno se encuentra, de la disponibilidad para dar y recibir, para apoyar al otro en los momentos difíciles, y ser una compañía en los ratos agradables; de la confianza, la lealtad y el afecto que alcancen mutuamente. La vida agitada de hoy deja cada vez menos espacios para construir y disfrutar de una buena amistad. La excesiva competencia, la lucha por salir adelante y tener éxito hace muchas veces que los amigos se vuelvan adversarios y adoptemos una actitud egoísta e individualista que cierra la posibilidad de compartir con otros. Estas circunstancias llevan a que las personas se unan más alrededor de proyectos específicos como el trabajo, mantener una sociedad o lograr una meta conjunta, que por el simple placer de una desinteresada y duradera amistad, y lo que en realidad sucede, es que una vez estas condiciones desaparecen, ya no existen motivos para mantener los vínculos. La amistad requiere abono Como cualquier otra relación, la amistad requiere ser cuidada y estimulada. Algunas actitudes contribuyen a mantenerla y enriquecerla. Tenga en cuenta lo siguiente: Aceptar a la otra persona tal como es, reconocer sus cualidades y comprender sus debilidades es una de las máximas expresiones de afecto. Pretender moldear y cambiar a los amigos deteriora la amistad, lo que no quiere decir que en el momento oportuno sea importante ayudar u orientar a la otra persona para superar algún defecto o falla. La amistad no significa compartirlo todo y estar siempre de acuerdo. Al contrario las relaciones en las cuales se respeta el espacio del otro, y se acepta que cada persona tiene sus propios gustos, opiniones e intereses, son más sólidas y duraderas. Existen diferentes grados de amistad; aprender a reconocerlos ayuda a no exigir más de lo que la otra persona está dispuesta a dar. Es importante por ejemplo diferenciar los conocidos a nivel social, de los buenos amigos o del los amigos íntimos. Saber reconocer los límites, permite no abusar de lo que realmente puede ofrecer la amistad. Pensar que un amigo “da para todo” es la vía más rápida para acabar la relación. Preocuparse sinceramente por el otro, y estar dispuesto a ayudarle cuando lo necesite, así esto requiere un poco de sacrificio de nuestra parte. Aprender a escuchar y a ponerse en el lugar de la otra persona. A veces queremos que solo nos oigan y entiendan nuestras inquietudes y problemas y nos olvidamos de hace lo propio con los amigos. Los amigos son un tesoro muy preciado, pero no solo son todo, idealizar esta relación trae decepciones innecesarias. Vea la amistad en sus dimensiones reales, así podrá disfrutarla al máximo. Compartir toda clase de momentos: los buenos, los agradables, los tristes o los difíciles. Esto muchas veces es difícil porque requiere esfuerzo de ambas partes, pero hace que los lazos de amistad sean cada vez más fuertes. Ser tolerantes con los defectos y equivocaciones de los amigos, todos tenemos fallas y cometemos errores y los amigos, así sean los mejores del mundo, no son la excepción. Finalmente recuerde; la lealtad, la confianza, la generosidad, el cariño y la solidaridad son el principal alimento de la amistad. Tomado del diario “La crónica” de Quíndio, Septiembre 4 de 2011 Por María Elena López. Axiología: es una doctrina filosófica y su nombre deriva de las raíces “axios”, que significa “valor”, y “logos” que quiere decir “estudio o tratado”. Esta disciplina se ocupa de estudiar los valores, el campo de estudio conocida como teoría de los valores, o axiología, son adquisiciones relativamente recientes en la filosofía. El hombre es un ser axiológico. No sólo requiere conocer el mundo para transformarlo, sino que también lo somete a una valoración. El hombre otorga una categoría a los valores en relación con la realidad, y les asigna adjetivos como bello, feo, bueno o malo, agradable o penoso. Incluso a un nivel más abstracto, los clasifica como buenos, justos, bellos, sublimes, útiles. Etc. Los valores se relacionan con las grandes convicciones humanas acerca de lo que es bueno, de lo que es mejor, y de lo que es óptimo. De hecho, tienen la facultad de propiciar bienestar, satisfacción y felicidad a quienes los poseen aun cuando algunas veces no nos parezcan del todo agradables. Según Aristóteles, la ética de los valores sostiene que la bondad es el resultado de las virtudes. Si inculcamos virtudes a las personas, éstas serán buenas. Los valores fueron objetos de estudio por parte de la filosofía a través de autores como Sócrates, Platón, y Kant (y el antes mencionado). Uno de los ejemplos es el estudio del “valor de la vida” y de la dignidad, en relación con otros valores, como la justicia, la responsabilidad y la libertad en temas relativos a la pena de muerte o la cadena perpetua. Ejemplos de valores: convivencia y comunicación, amor, compañerismo, cordialidad, responsabilidad, respeto, eficiencia, flexibilidad, autodominio, equidad, lealtad, honestidad, entusiasmo, optimismo, generosidad, sencillez, auto equilibrio, sensibilidad, serenidad, constancia, tolerancia, integridad, conciencia ecológica, etc El término fue utilizado por primera vez por Paul Lapie en 1902, y posteriormente por Eduard Von Hartmann en 1908. Selección de información tomada de “Filosofía, ética, moral y valores” de Francisco Nuño Vizcarra.