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Boletín de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela
Editorial
Los hacedores de historias…
Rafael Muci-Mendoza1
“Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro del Universo".
Albert Einstein
¨La medicina se aprende al lado de la cama y no en el salón de clases. No dejes que tus concepciones de
enfermedad vengan de palabras oídas en clases o leídas en un libro. Ve, luego razona, compara y controla. Pero
primero ve¨.
Sir William Osler
Figura 1. En orden cronológico, los pioneros, los ¨hacedores de historias¨
a lo largo de los siglos.
Ante la inminente emergencia a la escena de la salud de 8.250 médicos, llamados
¨integrales¨ comunitarios (MIC) bajo la égida de la Misión Médica Cubana, imbuida de la
visión comunista de enseñanza de una medicina amputada, superficial, más ideológica que
científica, donde se timaron y deformaron jóvenes en recintos cerrados, en negación de una
tradición milenaria de cerca de 2.500 años de gesta, al aprender la realización de la historia
o expediente clínico en ausencia del enfermo, en cercanía con este a su cabecera, pues la
instrucción se dio a través de ¨tecno-enseñanza¨ a solas: computadores, videos, fotografías
y páginas seleccionadas de libros de texto para memorizar, consideramos que debemos
hacer algunas reflexiones sobre la evolución de la historia médica.
1
Vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela. Individuo de Número Sillón IV. 11.11.2011
1
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Hipócrates (459 – 335 a.C.), figura máxima de la medicina helénica y la Escuela de
Cos, genio mayor de la medicina de todos los tiempos, quien en su obra Epidemias,
libros I y III, recogió las historias particulares de 42 enfermos cuyas descripciones
abren las verdaderas puertas a la medicina científico-natural y al ejercicio de la
clínica. La primera de esas historias debe ser transcrita nuevamente -en estos crudos
tiempos de olvido-, en la versión del médico y filólogo francés Emile Littré, traducida
al español: Con ellas se abren las puertas a la clínica y a la comprensión del enfermo.
“Filisco, que vivía cerca de la muralla, se metió en cama. Primer día, fiebre aguda, sudor, la
noche fue penosa. Segundo día, exacerbación general, más por la tarde; una pequeña
lavativa produjo evacuación favorable y la noche fue tranquila. Tercer día, por la mañana y
hasta el mediodía pareció haber cesado la calentura, pero a la tarde se presentó con
intensidad, hubo sudor, sed, la lengua empezó a secarse, la orina se presentó negra, la
noche fue incómoda, se durmió el enfermo y deliró sobre varias cosas. Cuarto día,
exacerbación general, orinas negras, la noche menos incómoda y las orinas tuvieron mejor
color. Quinto día, hacia el mediodía se presentó una pequeña pérdida de sangre por la nariz,
de sangre muy negra, las orinas eran de aspecto vario y se veían flotar nubecillas redondas
semejantes a la esperma y diseminadas que no formaban sedimento. Con la aplicación de
un supositorio, evacuó una pequeña porción de excremento con ventosidad, la noche fue
penosa, durmió poco, habló mucho y de cosas incoherentes, las extremidades se pusieron
frías sin que pudieran recibir el calor y la orina se presentó negra. A la madrugada se quedó
dormido, perdió el habla, sudor frío, lividez en las extremidades y sobrevino la muerte a la
mitad del sexto día. Este enfermo tuvo hasta su fin la respiración grande, rara, como
sollozosa, el bazo se le hinchó y formó un tumor esferoidal, los sudores fríos duraron hasta
el último instante y los paroxismo se verificaron en los días pares”.
Esta magistral descripción clínica es el resultado metodológico de siglos de observación a la
cabecera del enfermo, en ella no hay nada de misticismo ni de magia, se describe lo que se
ve y se palpa y se toman medidas terapéuticas que responden a un pensamiento lógico
razonado. Todo este saber médico alejado de especulaciones abstractas y encaminadas a la
curación del enfermo es, no otra cosa, que verdadero arte clínico. El párrafo que acabamos
de leer, a la que nada escrito con anterioridad puede compararse, valga decir las
descripciones de las tablas votivas que se colgaban de las paredes o columnas de los
templos griegos, dio nacimiento documental a la clínica en la historia médica de la
humanidad
El propio Hipócrates en su Tratado del Pronóstico nos precisa la metodología de la
exploración clínica e incluye el concepto de pronóstico con el que se completa el primer
método clínico conocido hasta entonces:
“El médico –escribió Hipócrates- deberá hacer en toda enfermedad aguda las siguientes
observaciones: primero examinar la cara del enfermo y notar si se asemeja a las de las
personas sanas, y sobre todo, si se parece a la del mismo cuando estaba saludable; esta
circunstancia es la mejor, pues cuanto más se aparta al parecido natural, tanto mayor será
el peligro. Las facciones llegan a su mayor grado de alteración cuando la nariz se afila, los
ojos se hunden, las sienes se deprimen, las orejas se encogen y enfrían, sus lóbulos se
inclinan hacia fuera, la piel de la frente se pone tirante, seca y árida, toda la cara, en fin,
queda verdosa, negra, lívida o aplomada. Si desde el principio del mal el rostro presenta
estos caracteres y los demás signos no suministran indicaciones suficientes, se preguntará
si el enfermo ha estado mucho tiempo desvelado, si ha tenido alguna gran diarrea, si ha
sufrido hambre, porque si hubiese acontecido cualquiera de estos accidentes, deberá
considerarse menos inminente el peligro. Semejante estado morboso se juzgó en 24 horas
cuando las causas que acabo de indicar son las productoras de la alteración fisonómica,
pero si así no fuera, si la enfermedad no cesase en las horas prefijadas la muerte no se hará
esperar”.
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A Thomas Sydenham (1624-1689), genial clínico llamado el Hipócrates inglés, le
corresponde el gran mérito histórico de haber hecho comprender en el siglo XVII la
necesidad del regreso a la observación de los fenómenos clínicos a la cabecera del
enfermo y fiel a la esencia del legado hipocrático, que tiene como objetivo directo y
supremo de la medicina, curar al enfermo. Mientras los yatroquímicos y los
yatrofísicos sostenían las más ásperas polémicas, él volvía a la Escuela Helenística y
afirmaba la necesidad de actuar próximo al enfermo.
Una anécdota de este brillante clínico que no sólo enseñaba medicina, sino que también
procuraba que la cultura permeara en sus alumnos es esta que se reseña. En ocasión de su
graduación, uno de ellos, Richard Blackmore le pidió la recomendación de una gran obra de
medicina para su mejor preparación. Aquél le dijo: ¨Leed el Quijote¨, y al repetirle la
pregunta, no le habló de una obra de Shakespeare, el Cisne de Avon, sino que le insistió:
¨Releed El Quijote…¨.
 Hermann Boerhaave (1668-1738), también llamado Hipócrates Holandés del siglo
XVIII, dará nuevo ordenamiento a la relación entre la práctica y la elaboración de las
ideas abstractas para enriquecer el método clínico. Hasta ese momento se
desarrollaba primero la teoría, adaptando a ella la experimentación y el enfermo.
Boerhaave enseñó a examinar primero al enfermo y a estudiar el mal y después
sobre esa base construir la doctrina. En dos pequeñas salas con sólo doce camas en
el Hospital de Leyden, apoyado en su método, diría el erudito historiador médico
Henry E. Sigerist2, formó a los clínicos de media Europa.
 René Theophile Hyacinthe Laennec (1781-1826), en 1819, producto de su
intenso trabajo a la cabecera del enfermo pulmonar –ese que le llevó a la muerte por
tuberculosis -, publica en dos voluminosos tomos su obra, Tratado de la auscultación
mediata y de las enfermedades de los pulmones y del corazón. En ella expuso los
detalles que le llevaron a la invención del estetoscopio y al descubrimiento y
pulimentación de la auscultación mediata o instrumental. Entraba en la clínica un
nuevo lenguaje muy emparentado con el de la percusión o inventum novum de
Leopold Auenbrugger (1761), y los médicos de todo el mundo repetirían sin
cansancio las descripciones de los sonidos orgánicos, ya del sano o del enfermo, así
como descritas por el genial clínico en el Hôpitaux Charité, fundado en Paris en el
siglo XVII.
“El estertor crepitante húmedo –describió Laennec- es un ruido que se produce
evidentemente en el tejido pulmonar. Se le puede comparar al de la sal que se hace crepitar
a un calor suave en una sartén, al que produce una vejiga seca que se insufla, o menos
todavía, al que deja oír el tejido de un pulmón sano e hinchado de aire que se aprieta entre
los dedos; sólo que es un poco más fuerte que éste último y, además de la crepitación, lleva
consigo una sensación de humedad muy marcada”.
 Joseph Skoda, internista (1805-1881), apoyado por el patólogo Karl von
Rokitansky (1804-1878), apodado el "Linneo de la anatomía patológica", con su
Tratado sobre la percusión y la auscultación, publicado en 1839, es en opinión de
Sigerist el basamento del diagnóstico físico moderno. El método clínico se había
completado, pero faltaba el pensamiento unificador que habrá de interrelacionar
todas sus partes para llegar al diagnóstico: el interrogatorio o diálogo diagnóstico, la
inspección, la palpación, la percusión y la auscultación, sobre todo las dos últimas.
Esta labor la realizaría cabalmente Skoda, la más alta figura de la clínica de la
Escuela Médica Vienesa.
El siglo XIX y la primera mitad del XX constituirán la época de oro de la clínica,
principalmente en Europa. En ese tiempo aparecerán las obras de los grandes
sistematizadores del conocimiento clínico de la Escuela Francesa: Armand Trousseau
Henry Ernest Sigerist (París, 1891–1957), profesor en Europa y Norteamérica, fue uno de los más influyentes
historiadores de la medicina del siglo XX.
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(1801-1867), Segismundo Jaccoud (1830-1912), Pierre Potain (1825-1901), Claude
Bernard 3 y George Dielafoy (1840-1911). La inspección será llevada a su máximo por la
Escuela Italiana de Aquiles de Giovanni (1837-1916) y Nicolas Pende (1880-1950). La
palpación logrará perfecciones en las manos de Ernest Laségue (1816-1883) y Franz
Glenard (1848-1920). La percusión alcanzará su cúspide con la técnica concéntrica y
convergente de Potain dibujando los difíciles perfiles del corazón. Y la auscultación llegará
a su más alta expresión en los oídos virtuosísimos de Austin Flint (1812-1886) y Henry
Vaquéz (1830-1936).
 Sir William Osler (1849-1919), patólogo, clínico, educador, bibliófilo, historiador y
escritor del Hospital Johns Hopkins de Baltimore, llamado ¨Padre de la moderna
medicina¨ e Hipócrates Americano. Poco después de llegar a Baltimore, Osler insistió
en que sus estudiantes de medicina en formación tempranamente se adiestraran
junto a la cama de los pacientes: En su tercer año tomaban las historias y realizaban
de exámenes físicos y además, sencillas pruebas de laboratorio de las secreciones,
sangre y heces4. Fue pionero de la enseñanza junto a la cama del enfermo pasando
revista con un puñado de estudiantes, donde enseñaba su método incomparable de "
exploración física minuciosa".
Su mayor contribución fue el insistir en que los estudiantes aprendieran a ver y hablar con
los pacientes, complementando su formación mediante el establecimiento de la residencia
médica. Esta última idea se diseminó por el mundo de habla inglesa y sigue en pie hoy en
día en la mayoría de hospitales docentes. A través de este sistema, los médicos en
formación constituyen una gran parte del personal médico de un hospital. El éxito de la
residencia dependía, en gran parte, de su estructura piramidal, con pasantes, residentes,
asistentes y un jefe de residentes, que originalmente ocupaba el puesto por años.
Estableció el tiempo completo, así que los médicos del personal vivían en el Edificio de
Administración del Hospital durante siete u ocho años durante los cuales llevaban una vida
restringida, casi monástica.
Aplicado a la situación de la Venezuela actual y la de-formación de los MIC cubanizados,
gustaba decir: “El que estudia medicina sin libros navega en un mar desconocido, pero
quien estudia medicina sin pacientes no navega del todo”. Su aforismo más conocido que
hace hincapié en la importancia de obtener una historia clínica integral, reza como sigue,
"Escucha a tu paciente, te está diciendo el diagnóstico".
Redujo el papel de las conferencias didácticas y una vez dijo no deseo otro epitafio ... que
la afirmación de que, ¨Enseñó a los estudiantes de medicina en las salas, ya que lo
consideró el trabajo más útil e importante que hayan sido llamados a hacer."
 Viktor von Weiszäcker (1886-1957), neurólogo e internista alemán, considerado
como uno de los fundadores de la Medicina Antropológica, líder de la medicina
psicosomática en Alemania, basada en el principio de que los fenómenos psíquicos y
los somáticos son dos aspectos de un mismo proceso, hasta el punto de llegar a
considerar a todas las enfermedades como dolencias "psico-somáticas", aun cuando
en muchas de ellas el componente "psicológico" no sea identificable o tenga muy
escasa relevancia. En su Proyecto para una teoría general de la enfermedad,
básicamente consideró que toda enfermedad pasa por tres fases: neurosis, biosis y
esclerosis. Cuando un problema del ello no se resuelve satisfactoriamente se
manifiesta como síntoma corporal, que es la expresión simbólica de un órgano. Si el
médico desapercibido no intenta la psicoterapia adecuada y una relación satisfactoria
con el paciente, aparece la biosis, la enfermedad orgánica, y los signos físicos de
¨No hay enfermedades, sólo enfermos¨
Según estos preceptos, en 5º y 6º año de medicina mis compañeros y yo, bajo la tutela del Maestro Otto Lima
Gómez y de la Doctora Estela Hernández –entre otros-, aprendimos y realizamos sencillas pruebas
complementarias de nuestros pacientes en un pequeño laboratorio en el fondo de la Sala 7 del Hospital Vargas de
Caracas, que incluían desde la hematología completa con VSG hasta la determinación de células LE, química
sanguínea, heces y orina. Debíamos tener lista esa información para el momento de la revista de sala.
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ella. La actitud del médico suele ser dar una receta la que, con frecuencia, controla la
enfermedad brevemente, por efecto placebo. Pero la enfermedad recurre y
finalmente la función del órgano "muere" (esclerosis) y ya no es posible la
terapéutica adecuada ni la curación Es un hecho que cuando enferma un órgano
enferma el hombre entero y cuando enferma la mente también enferma todo el
hombre.
Pedro Laín Entralgo (1908-2001), médico español universalmente reconocido
como un notable investigador en el campo de la historia de la medicina, así como en
diversos ámbitos del pensamiento y la cultura. Para muchos, es el humanista e
investigador médico más destacado de la España del Siglo XX y el precursor de una
enseñanza renovada y creativa de las ciencias sociales y humanas en la formación
del médico. Varios connotados médicos habían desarrollado previamente una visión
antropológica de la medicina: von Weiszäcker, Deutsch y Alexander pero difícilmente
se puede encontrar un análisis de naturaleza antropológica de la medicina tan
sistemático, detallado y profundo como el que el hizo. Su extraordinario libro, "La
historia clínica" (1950, 1961), lo habrían de conducir a su teoría de la relación entre
el médico y el paciente. Señaló con mucha claridad el pensamiento central de su
exposición: "El fundamento de la patología general está constituido por un
conocimiento del hombre en cuanto sujeto a la vez enfermable y sanable, en cuanto
sujeto que puede padecer enfermedad y, por lo tanto, que está sano y en cuanto
sujeto que padece de hecho enfermedad. En cuanto sujeto que puede ser
técnicamente curado de su enfermedad y en cuanto sujeto que puede ser librado de
la enfermedad antes de que llegue a padecerla. El conocimiento científico del hombre
en cuanto sujeto enfermable y sanable: esto es justamente, tal como yo lo entiendo,
la Antropología médica".
Gregorio Marañón (1887-1960), llamado el Hipócrates Español, se destacó en tres
facetas fundamentales de su vida: la de médico, la de historiador y la de moralista.
Para referirse a la importancia de la comunicación entre un médico y su paciente, del
diálogo exploratorio o anamnesis, se hacía la siguiente pregunta, -¨ ¿Cuál es el
instrumento que ha más ha hecho progresar a la medicina?¨, y sin titubear él mismo
se contestaba, ¨ ¡La silla!¨ Pues es ella donde el médico al escuchar con atención,
inteligencia y destreza, se deja enseñar por el enfermo, calza sus zapatos pudiendo
así entender el cuadro patológico que trae a consideración, puede percibir la
enfermedad y entender la subjetividad de la persona que la sufre. Por cierto, el
profesor Carlos Jiménez Díaz (1898-1967), gloria de la clínica española, señalaba
que, ¨Antes de la inspección, la palpación, la percusión y la auscultación -pilares del
diagnóstico físico-, el médico debe saber efectuar la ‘escuchación’¨.
En nuestro país, Venezuela, una pléyade de insignes médicos desde la época del
Sabio José María Vargas (1786-1854) y que sería muy largo de mencionar han
enseñado y siguen enseñando medicina a la cabecera de la cama del sufrido en el
Hospital, en el Ambulatorio o en el domicilio, ¡Cómo debe ser…!
Colofón
En el ¨aquí y el ahora¨ del desarrollo médico actual presenciamos un progresivo,
tumultuoso e incesante avance en las técnicas de exploración morfológica y funcional, al
5
punto de equipararlas a la realización de una autopsia, virtual, se entiende. Así,
no deja de impresionar el avance tecnológico mediante el cual diversos métodos, la
más de las veces sofisticados y costosos, permiten descubrir alteraciones sistémicas y
trastornos de las funciones orgánicas que hasta hace poco podíamos detectar con esfuerzo.
Si bien ello constituye una verdad indiscutible, no es menos cierto que los avances en los
métodos diagnósticos han hecho olvidar con frecuencia otro método indiscutible, el de la
semiología clásica y, en particular, la cuidadosa obtención, análisis y valoración inteligente
de los datos de la historia clínica, que siguen conservando un valor insospechado en la
medicina moderna, pues permiten realizar un diagnóstico acertado hasta en un 90% de los
casos.
El estudiante de medicina y posteriormente el graduado, ¨silla frente a silla¨ y a vida
entera, debe entrenarse para acometer el proceso de una comunicación individual adecuada
y fructífera, que sirva de guiador para indicarle durante el examen físico, el énfasis
requerido en aquellas áreas de reparo que la conversación haya sugerido, permitiendo al
mismo tiempo, ver la persona tras la enfermedad. Este examen deberá ser completo,
aplicando los procederes clínicos básicos al mismo tiempo que sabiendo cómo registrar y
transcribir en forma comprensible, cronológica y legible, sin errores ortográficos 5, los datos
recogidos en las diferentes postas del examen, sin incurrir en iatrogenia y cuidando los
principios básicos de la ética médica. Para finalizar, deseable sería incluir una corta epicrisis:
juicio o apreciación clínica de la enfermedad bajo consideración e inclusive, alguna
bibliografía básica si se tratara de una condición poco conocida.
Entre enero y julio de 2008 un comité de médicos cubanos evaluó la calidad de los
profesores del programa de Medicina Integral Comunitaria en el Municipio Marcano del
Estado Nueva Esparta, concluyendo que ¨tenían escasa experiencia docente, insuficiencia
de conocimientos y habilidades para desempeñarse pedagógica y metodológicamente¨…
¨En la formación de pregrado se apreció que estas deficiencias impiden un adecuado
desempeño metodológico en la preparación y la impartición de los contenidos¨6.
¿Cómo pudieron cohonestar médicos venezolanos, egresados de universidades nacionales
según planes programáticos consagrados por el tamiz del tiempo y que han ido
evolucionando con miras al futuro, por una nueva forma de enseñanza que soslaya de plano
el contacto con el enfermo?, ¿Cómo el coordinador de su programa, médico venezolano,
exprofesor de la Escuela José María Vargas, pudo afirmar que los ¨médicos venezolanos
desconocen a sus comunidades y por lo tanto, no están formados para atenderla¨,
traicionando y entregando la soberanía de la educación médica en manos ignaras de
empíricos, aprendices y saltabancos? ¿Por qué tanto odio destructivo para con la ¨madre
clínica¨ y para con su Alama Mater?
Al médico comunitario le llamaban en Cuba, ¨Cinco Picos¨, pues con solo subir cinco veces
el Pico Turquino en la Sierra Maestra le daban el título de médico, y se decía que su
especialidad era dar el certificado de defunción. Quiera Dios que con estos jóvenes que han
enajenado sus vidas y sus práctica no se cumpla el decir de Carlos Alberto Montaner acerca
de los ¨esclavos modernos¨ o médicos cubanos: ¨Son los esclavos preferidos del
Comandante: Los alquila, los vende, los presta, los cambia por petróleo, los utiliza como
coartada para justificar su dictadura¨
Bajo esta forma sucinta de repasar la historia de la clínica, podemos apreciar que con esta
cohorte de 8.250 ¨médicos ¨integrales¨ y otra veintena de mil por venir, el gobierno
nacional hará naufragar la medicina nostra mediante una oferta engañosa con avieso fin de
5
Todo médico debe tener al alcance de sus manos un ejemplar del Diccionario de la Lengua Española (Real
Academia Española de la Lengua) y un Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas (por ej., de editoriales Salvat
o Masson).
6
Zayas Fernández M, Lachicott Frias E, Hidalgo León N, González Feria A. ¨Caracterización del desempeño docente
del núcleo de profesores de Barrio Adentro del Municipio Marcano¨. Humanidades Médicas, versión on line eneroabril de 2011. http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1727-81202011000100013&script=sci_arttext
6
sumergirnos más en el atraso cuartelario, destruir la medicina nacional y poner en riesgo la
salud de la nación.
Dios y la Patria a todos se los reclamará…
[email protected]; [email protected]
Addendum. Aforismos de Sir William Osler, Padre de la Medicina Interna7
1. ¨El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la
enfermedad¨.
2. ¨Estamos aquí para añadir lo que podemos a la vida, no para sacar lo que podemos
de la vida¨.
3. ¨No hay arte más difícil de adquirir que el arte de la observación, y para algunos es
realmente difícil registrar sus observaciones en lenguaje breve y sencillo¨.
4. ¨El deseo de tomar medicinas es quizá la característica más grande que distingue al
hombre de los animales¨.
5. ¨Uno de los primeros deberes del médico es educar a la población a no tomar
medicinas¨.
6. ¨El joven médico comienza la vida con 20 drogas para cada enfermedad, y el médico
viejo termina la vida con una droga para 20 enfermedades¨.
7. ¨El coraje y la alegría no sólo te harán sobrellevar los momentos ásperos en la vida,
sino que te capacitará para llevar confort y ayuda a los corazones débiles y te
consolará en las horas tristes¨.
8. ¨Es mucho más importante conocer qué suerte de paciente tiene la enfermedad, que
qué suerte de enfermedad tiene el paciente¨.
9. ¨La práctica de la medicina es un arte, no un comercio; una vocación, no un
negocio; una vocación en la cual tu corazón se ejercitará igualmente que tu cabeza.
Con frecuencia la mejor parte de tu trabajo no tendrá que hacer nada con pociones o
píldoras, y más con el ejercicio de la influencia de lo fuerte sobre lo débil, de lo
derecho sobre lo torcido, de lo sabio sobre lo tonto¨.
10. ¨Observa, registra, tabula, comunícate. Usa tus cinco sentidos... Aprende a ver,
aprende a oír, aprende a sentir, aprende a oler, y ten seguro que mediante la sola
práctica puedes volverte un experto¨.
11. ¨La mejor preparación para el mañana es hacer el trabajo de hoy superlativamente
bien¨.
12. ¨El valor de la experiencia está no en ver mucho, sino en ver sabiamente¨.
13. ¨El enemigo más peligroso que tenemos que combatir no es la carencia de
conocimientos, es la apatía, el desinterés, es la indiferencia de cualquier causa¨.
14. ¨Es mucho más simple comprar libros que leerlos y más fácil leerlos que absorber
sus contenidos¨.
15. ¨Preocúpate más por el individuo que por las características especiales de su
enfermedad… Ponte en su lugar… La palabra amable, el saludo alegre, la mirada de
afecto—eso que el paciente entiende¨.
16. ¨No vivas en el pasado ni en el futuro, pero deja que cada día absorba todo tu
interés, energía y entusiasmo. La mejor preparación para el mañana es vivir bien el
presente¨.
17. ¨Mientras mayor la ignorancia, mayor será el dogmatismo¨.
18. ¨Elimina toda ambición más allá de hacer bien el trabajo diario. Para tener éxito, los
viajeros en el camino viven en el presente sin considerar el mañana. No vivas ni en
7
ThinkExist.com. William Osler Quotes. http://thinkexist.com/quotes/william_osler/
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el pasado ni en el futuro, sino deja que el trabajo de cada día absorba toda tu
energía y satisfaga tu más deseada ambición”.
19. ¨Trabajo es el ábrete sésamo de cada portal, el gran ecualizador en el mundo, la
verdadera piedra filosofal que transmuta en oro todo el metal de la humanidad ¨.
20. ¨Para el médico general una biblioteca bien usada es uno de los pocos correctivos de
la senilidad prematura que está tan dispuesta para engullirlo...¨.
21. ¨El primer paso hacia el éxito en cualquier ocupación es interesarse en ella¨.
22. ¨Jabón y agua, y sentido común son los mejores desinfectantes¨.
23. ¨Ningún ser humano está hecho para conocer la verdad, la completa verdad y nada
más que la verdad; aún los mejores hombres deben contentarse con fragmentos,
con miradas parciales, nunca con la verdad completa¨.
24. ¨No hay, en verdad, especialidades en medicina. Para saber completamente muchas
de las enfermedades más importantes, basta con familiarizarnos con sus
manifestaciones en muchos órganos¨.
25. ¨Las filosofías de una época se han vuelto los absurdos de la siguiente, y las
tonterías de ayer se han vuelto la sabiduría del mañana¨.
26. ¨Estudia hasta los 25, investiga hasta los 40, ejerce hasta los 60, edad en que yo te
retiraría con doble paga.”
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