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La alegría de una vida sencilla Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 1Ti 6:8 OBJETIVO: Que los hermanos puedan tener un equilibrio en cuanto a su perspectiva con respecto al dinero y pongan su mirada en Dios siempre. INTRODUCCIÓN: En una sociedad hambrienta de poseer cosas, hoy y siempre - no es fácil para el cristiano, “estar contento”, con lo que tiene. La presión consumista es tan grande que penetra también en la familia cristiana y la iglesia. Sin embargo, el apóstol Pablo trata de darnos una señal en el camino para que nos detengamos a pensar cuáles son nuestras prioridades en la vida. ¿Sabemos acaso distinguir entre la necesidad auténtica y la falsa necesidad? ¿Qué es para nosotros lo más importante de la vida? En resumen, no corras y te afanes hasta el cansancio. ¿Por qué no te detienes - hoy por este día - que al fin y al cabo es todo lo que te queda - y disfrutas lo que eres y lo que tienes? DESARROLLO 1) El peligro de las riquezas y el amor al dinero: (1 Ti 6:9-11) La riqueza no es mala en sí misma. Eso ya lo sabemos. Pero ese “deseo interior” de hacerse rico se convierte en una triple trampa descripta así: Tentación, Lazo, Codicias necias y dañosas. Sabemos que la tentación comienza en la persona misma (Stg 1:14), porque nace en la mente. De otra manera el diablo no podría alimentarla. En este caso lo hace con pensamientos sutiles… “…y bueno… si lo haces esta vez… ¿quién se va a enterar?…” cuando el deseo de enriquecerse ocupa el corazón, presionando el carácter moral de la persona, el resultado puede ser un verdadero desastre. 2) El cristiano no se escapa de este mal: Se han dado casos de cristianos intachables que han llegado a robar, o a identificarse con negocios inmorales. Todo ¿por qué?… El deseo de enriquecerse es la respuesta. El cristiano deberá siempre estar atento a las novedades que le ofrecen todo por el menor esfuerzo. Si Dios quiere hacerte rico lo hará sólo de una manera: trabajando honestamente y eso no será de un día para el otro. Ante el abanico de oportunidades de enriquecerse “con rapidez” el diablo está con el lazo en su mano: “codicias necias y dañosas”. Los demonios de la codicia están muy activos. Su blanco son los cristianos y su propósito dañar hasta la destrucción al cuerpo de Cristo. 3) Cuidemos el corazón: El centro de todo el asunto está en el corazón. Jesús dijo: “Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”, (Lc 12:34). Además, Jesús nos da un mandamiento respecto a la codicia, claramente afirma: “Mirad, y guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lc 12:15). En el pasaje que sigue enseña cuál es la verdadera riqueza que permanece, y en la que debiera ocuparse el hombre (Lc 12:16-21). El resultado de no atender la advertencia es terrible. Puntualicemos el concepto. Según el diccionario CODICIA, significa, el deseo exagerado de poseer mucho, particularmente riquezas. Su sinónimo es ambición. Por eso, como se darán cuenta, el codicioso nunca se conforma. Alguien, dijo que así como el mar y el infierno nunca se detienen, así el ojo del codicioso nunca dice: ¡basta! APLICACIÓN: ¿Cuál es entonces el resultado? Que la codicia es una enfermedad, y su virus se llama “amor al dinero.” Observemos el comienzo y el final en el síndrome de la codicia: “Hunde a los hombres en destrucción y perdición”, vs.9b. “Se extraviaron de la fe”, vs.10. “Traspasados de dolores”, vs.10. Resumamos entonces, las riquezas no son malas en sí mismas, nosotros determinamos su valor, según la actitud de nuestro corazón. Que nuestro Dios nos de sabiduría y entendimiento para administrar nuestro dinero y que nuestros ojos siempre estén puestos en Él antes que en las cosas de este mundo.