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China en el siglo XX. Arqueología de su escritura. I Ching
La arqueología del Extremo y del Próximo Oriente, a comienzos del siglo XX experimentó un
auge inusitado. El Creciente Fértil fue explotado por arqueólogos europeos que
sistemáticamente dieron a conocer, no solo los tesoros descubiertos, sino también las antiguas
estructuras de poder sobre las que se elevaron las primeras civilizaciones humanas que
posteriormente serían conocidas en Europa.
El Lejano o Extremo Oriente, empezaría a
sufrir la misma suerte en la segunda mitad del
siglo XX. Sin embargo, anteriormente, sí hubo
aventureros que apoyándose en la labor
difusionista la religión cristiana se internaron
en dichos territorios e iniciaron serias
investigaciones sobre las raíces de las culturas
que evangelizaban.
Algunos de estos aventureros, generalmente
genios en sus respectivas profesiones, nos
legaron sus vivencias escribiendo sendos libros
de viajes en donde relatarían sus experiencias
y el trato humano recibido de sus gentes.
Otros, los menos, fueron además acogidos por
la élite intelectual de dichos países y
avanzaron conjuntamente en el conocimiento
de las raíces de estas antiguas civilizaciones.
China, a principios del siglo XX era un país que
al igual que Europa o Rusia vivía el despegue
de sus iniciales gobiernos democráticos, mientras veían como sus Imperios dejaban paso a
estas nuevas estructuras de gobierno proletarias, y si en aquellos se produjo un
enfrentamiento entre ellos que iniciaría la Primera Guerra Mundial, China sufrió una violenta
Guerra Civil que acabó con el suyo.
Fu-shi y los Ocho Trigramas
Todos estos acontecimientos tuvieron como prolegómeno, a finales del siglo XIX, el
descubrimiento de una antigua escritura china. Su estudio, se prolongaría durante las primeras
décadas del siglo XX, justo al comienzo de los primeros movimientos revolucionarios en China.
Estos descubrimientos permitieron ahondar no solo en la comprensión de la evolución de la
escritura pictográfica china, sino también en el estudio de las antiguas religiones y filosofías
que hoy en día conocemos. Libros como el I Ching, pudo ser descifrado y comprendido en
mayor profundidad tras el descubrimiento de estas antiguas formas de escritura china y, ya
entonces supuso una revolución cultural en dicho país, pero también sería conocido por las
élites europeas, transmitido por aquellos aventureros. Podría parecer que existiera cierta
sincronía “oracular” en la desaparición de los antiguos Imperios en el concierto mundial de
principios del siglo XX.
El descubrimiento de antiguos caracteres chinos.
Wang Yirong, jefe de Guozijian (Colegio Imperial Central):
Enfermo de paludismo pide a su sirviente que compre medicina china en Dongrentang, fuera
de Xuanwumen. En el cocimiento medicinal encontró restos de “huesos fosilizados” que
venían en el paquete medicinal.
En la dinastía Qing, Guozijian era el Colegio Imperial de más alta categoría. Jijin, nombre de un
cargo de guozijian, significaba Director de escuela. El mejor epigrafista en Beijing de aquel
entonces era Wang Yirong, quien disponía de muchas oportunidades para descubrir artículos
antiguos en todas partes del país.
Poco tiempo después, Fan Weiqing, un anticuario shandonés, encontró en Anyang, provincia
de Henan, varios huesos fosilizados, que envió a casa de Wang, su compatriota, para su
revisión.
Fan Wiqing vendió estos “huesos
fosilizados” a Wang Yirong. La sapiencia de
Wong le permitió detectar que los dibujos
sobres estos huesos eran caracteres
chinos, a la vez que desestimó que los
huesos fueran solo materia prima para
preparar medicinas aplastándolos en un
mortero. Por eso no vaciló en comprarlos a
un alto precio.
Farmacia china
Tras un detenido estudio, a través de los títulos Zhouli *Chunguan y Registros Históricos*
Biografía de la Tortuga, llegó a la conclusión de que se trataba de escrituras remotas,
anteriores a la dinastía Qin y Han.
Los pormenores de esta investigación aparecieron en el suplemento del Diario de Huabei, de
julio de 1931. Hay dudas sobre la veracidad del texto. Empero, sí podemos confirmar una cosa,
en 1899 los jiaguwen, como así se denominaban, dejaron de ser un simple ingrediente de la
medicina tradicional china.
Tras comprar estos jiaguwen, Wang Yirong llamó a su íntimo amigo Liu E, autor de Viajes a
Laocan. En poco tiempo descubrieron en aquellos huesos y caparazones inscritos los secretos
de la sociedad china, que por mucho tiempo se había mantenido a buen recaudo bajo tierra.
Zhou Youguang, lingüista y filólogo:
“Aquí queda demostrado que nuestra cultura ha mantenido una continuidad, sin quedar
afectada por interrupciones. Si se produjo alguna interrupción, solo fue de corta duración.
Analizando el desarrollo de los caracteres chinos, podemos darnos cuenta de que nuestra
cultura, que data de 3300 años atrás, sigue un solo curso hasta hoy día”.
“La forma más antigua de escritura se asocia a los dibujos, es decir, a la reproducción gráfica
de formas circundantes. Por eso, los caracteres iniciales se parecían mucho a las cosas que
querían expresar. Por ejemplo, el carácter del sol era un trazo redondo, pero con distintas
variantes de redondez. El de la luna representaba a este satélite de forma incompleta. El
ideograma del ser humano (“人”) era asumido al capricho del escriba”.
El territorio chino sufría la confrontación entre el Sur y el
Norte. El poder han fue obligado a trasladarse al sur del río
Huaihe y de la cordillera Qinling.
De tal forma, China quedó sometida a una división entre sus
regiones septentrional y meridional. En estas dos regiones
independientes surgieron numerosos caudillos militares.
Tanto los emperadores de los han, como los monarcas de las
naciones nómadas, surgían y eran reemplazados uno tras
otro.
En el año 386 una etnia nómada, que según se afirma
provenía de la Cordillera Danxing’an del noroeste de China,
xianbei, estableció su centro de poder en el norte,
Jia-gu wen, o Huesos-Oráculo. (s. XV- denominándose Wei del Norte (Beiwei). Tras más de
X a.C.)
cuarenta años de guerra, esta nacionalidad unificó el norte
de China. Como consecuencia, en el territorio chino
aparecieron dos poderes unificados paralelos.
Zhu Yanmin, profesor del Instituto de Historia de La Universidad Nan Kai:
“... El poder han en el sur lógicamente tomaba el chino como lengua oficial. Por su parte, el
reino fundado por la nacionalidad xianbei en el norte no tenía su propia escritura, solo la
lengua hablada propia de su etnia; como conquistadores, los xianbei implantaron sus propias
costumbres lingüísticas y se sentían orgullosos de hablar su propia lengua. Visto desde
cualquier ángulo, el imperio chino no existía como entidad unificada en aquel entonces”.
El 26 de mayo de 495, un decreto promulgado por el emperador Xiaowen de Wei del Norte
(budista) causó estupor generalizado entre la nobleza de xianbe. Tuobahong Xiaowen,
emperador de Xiaowen declaró: “Se eliminará el uso de la lengua xianbei y todos deben usar la
fonética original del chin utilizada en el área al sur del río Amarillo. Puede que a los mayores de
30 años les cueste asimilar el cambio de inmediato pero a los funcionarios de la corte menores
de esa edad les queda vedado el uso de esa lengua”.
Siete meses después, Xiaowen cambió el apellido imperial Tuoba por el han, Yuan, a la vez que
se cambiaban todos los apellidos de la nacionalidad xiambei, sustituyéndolos por los de origen
han.
Ge Jianxiong, profesor del Instituto de Historia y Geografía de la Universidad Fudan:
“Los xianbeineses ya eran dueños de las Planicies Centrales., Bajo esta situación, el muy
previsor emperador Xiaowen se percató de que sino abandonaba ciertas costumbres obsoletas
le sería imposible adaptarse al grupo étnico agrícola predominante y, sin reformas, su reinado
no perduraría mucho y la etnia xianbainesa podría ser eliminada”.
Sin embargo, una voz discordante se alzó en la propia corte
imperial. En agosto de 496, aprovechando que su padre
había salid de gira, el príncipe heredero, negado a aprender
el chino, huyó al capital antigua de Wei del Norte, donde
preparó la restauración, murió envenenado con el vino
emponzoñado que su padre le proporcionó. En ese
momento le faltaban diez días para cumplir los 15 años. El
emperador Xiaowen, ya con título de reinado de Yuanhong,
resumió lo acontecido con la frase “sacrificar a un familiar
culpable si es necesario”.
Este monarca que supo fundar una dinastía fuerte, fue
incapaz de crear una cultura y escritura propias. En interés
del Estado y la nacionalidad, no tuvo más remedio que
sacrificar el amor filial. Ese era el destino de Yuanhong.
Qin Shi Huang, Rey de Qin (247-221
a.C.). Primer Emperador de China
(221-210 a.C.)
Bu Xianqun, investigador del Instituto de Historia de la
Academia de Ciencias sociales de China:
“El emperador Xiaowen mató al príncipe heredero para
promover su política de cambiar todas las costumbres de su nacionalidad, reemplazándolas por
las tradiciones de los han. Todo por el interés de la dinastía Wei del Norte. A su política
monárquica no le quedaba otra opción”.
Ge Jianxiong, (ver más arriba):
“Hasta la dinastía Qing, los países cercanos a China mantenían fluidos contactos con esa
dinastía por medio de la misma escritura. A este tenor, las reformas de Xiaowen resultaron
exitosas, sobre todo por haber conseguido la unificación en el terreno político. A este logro
contribuyó con mucho haber asimilado el sistema de escritura de los han”.
En abril de año 499, el emperador Xiaowen falleció en la expedición al sur, con solo treinta y
tres años de edad. Al final no pudo cumplir su deseo. A partir de ese momento el poder de Wei
del Norte no consiguió sobreponerse al descalabro, por lo que de nuevo reinaron las
divisiones. En este sentido, la historia nos ofrece dos explicaciones distintas: en el continente
europeo el alfabeto conduce a una mayor división política, mientras que en China la
regularización de los caracteres incide en una nueva esperanza de unificación. Es decir, la
normalización de la escritura han logró concentrar en si una fuerza capaz de terminar con el
caos interno.
Con estos caracteres como elemento vinculante, la unificación del país era solo cuestión de
tiempo.
La China del siglo VIII al XVI se mantuvo muy estable. A pesar de la substitución sucesiva de las
dinastías Tang, Song, Yuan y Minq, en este vasto territorio los caracteres chinos actuaban
como elemento vinculante entre los pueblos de diferentes dialectos, costumbres, e incluso
ascendencias, dotándoles de una conciencia de unidad.
Zhan Bohui, profesor de la Facultad de chino de la Universidad de Jinan:
“Quin Shihuang (fundador de la dinastía feudal de China) protagonizó dos grandes
acontecimientos que los chinos de generaciones posteriores recordarán para siempre: la
construcción de la Gran Muralla y la unificación de los caracteres chinos. Desde entonces, el
desarrollo del sistema ideográfico de la escritura china ha continuado hasta hoy. Aunque en
China existen una multiplicidad de dialectos, sobre todo en las provincias sureñas, como
Guandong y Fujian, donde esta variantes lingüísticas son muy complicadas, nuestra cultura
principal ha mantenido el hilo conductor de su patrimonio hasta hoy, junto al mantenimiento
de los caracteres chinos”.
El origen de los caracteres chinos.
Wan Zhanzhong, investigador del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Sociales de
China:
“Los descubrimientos arqueológicos demuestran que el origen de los caracteres chinos podría
remontarse a la cultura de Dawenkon del curso inferior del río Amarillo, la cultura de Yangshao
del curso medio del río Amarillo, la cultura Liangzhu del curso inferior del río Yangtsé y la
cultura Daxi del curso medio del río Yangtsé. Las investigaciones de esas culturas apuntan a
que los símbolos grabados en las piezas prehistóricas de cerámica o jade tiene algo que ver con
la escritura jiaguwen”.
Li Xueqin, profesor de la Facultad de Historia del Instituto de humanidades y Ciencias
Sociales de la Universidad Tsinghua:
“Ya sabemos que este signo no solo aparece en Juxian y Zhucheng, en la provincia de Shadong,
sino también en las provincias de Nanjing y Anhui. El mismo signo está presente incluso en
diferentes culturas, por ejemplo en la cultura de Liangzhu y en la de Zhejiang”.
Zhan Juzhong, profesor de la Facultad de Historia de ciencia y Tecnología y Arqueología
Científica, de la Universidad de Tecnologías y ciencias de China:
“Este signo (en una pieza de caparazón tallado con un signo, encontrado en las ruinas de
Jiahu), tiene una forma similar al carácter “ojo” (“目”) del jiaguwen descubierto posteriormente
en Yin Xu, un sitio arqueológico de la dinastía Shang. Por supuesto, este símbolo tiene un estilo
más realista. Su aparición me causó gran alegría, pues yo mismo me encargue de limpiarlo.
Este es, sin duda ninguna, el más antiguo signo grabado en un caparazón de tortuga”.
El sitio de Jiahu es una reliquia arqueológica de la edad neolítica, con más de ocho mil años. Se
debería revisar la historia de inscripciones antiguas del mundo.
“Con la excavación y limpieza de nuevas tumbas, más signos grabados salieron a la luz”.
“Descubrimos en total más de veinte signos en diecisiete artefactos, de los cuales nueve serán
grabados en caparazones de tortuga, dos en instrumentos de piedra, dos o tres en artículos de
alfarería, y unos más en objetos de hueso”.
Los caparazones con signos se clasifican
en caparazón de espalda y abdominal, en
el centro del cual está montada un piedra
pequeña, y que constituye un instrumento
adivinatorio. Dedujimos que los signos
grabados en los caparazones tenían algo
que ver con la creencia religiosa primitiva
de Jiahn. Pero quedaba por dilucidar si
realmente estos signos tenían alguna
relación con los caracteres.
Cao Guicen, investigador del Instituto de
Reliquias y Arqueología de la provincia de
Henan:
“Descubrimos en Jiahu, distrito de
Wuyang, más de mil granos de arroz
carbonizado. Este tipo de arroz está
Inscripción sobre caparazón de tortuga (siglos XIV-XI a. C.)
sometido a un proceso de evolución de
arroz silvestre a arroz cultivado...”.
Zhan Juzhong (ver más arriba):
“En el sitio arqueológico de Jiahu, tras siete excavaciones sucesivas, se exhumaron más de
treinta flautas hechas de huesos de alas de grullas de coronilla roja. Entre ellas había flautas de
dos, cinco, seis, siete y hasta ocho orificios. Estos instrumentos musicales tienen escalas
perfectas, incluidas cuatro, cinco, seis y siete escalas”.
Las flautas de hueso y conchas inscritas suelen aparecer juntas, por lo que los expertos infieren
que podría tratarse de instrumentos rituales primitivos. Se supone que los ritos adivinatorios
se acompañaban con el sonido de la flauta, a la vez que se rogaba la protección de los dioses y
de los antepasados. Se deduce que el pueblo de Jiahu contaba con ceremonias religiosas
relativamente complicadas.
(Publicada en Antigüedad, con el titulo de: Escritura más antigua. La utilización de los signos de
las ruinas de Jiahy de la provincia de Henan, en el séptimo milenio antes de nuestra era.)
La aldea Xiaotun está situada al norte de la provincia de Henan. El río Huanshui discurre por el
noroeste de la aldea. Desde el año 1928 se llevó a cabo quince excavaciones arqueológicas.
En el 12 de marzo de 1936, un trabajador llamado Wang Xiang descubrió en un pozo
fragmentos de huesos y caparazones inscritos apilados en el fondo.
Con el transcurso del los años, los caparazones y huesos se habían compactado en una alta
columna de dos metros de altura, un metro de diámetro y alrededor de seis toneladas de peso.
Meng Shikai, investigador del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Sociales de
China:
“Cuando esta “columna” llegó a Nanjing, y fue separada en piezas, se contaron más de 17.000
fragmentos, procedentes del pozo nº 127. A partir de 1928, Yiu Xu ha acogido quince
excavaciones, de las cuales trece permitieron desenterrar fragmentos de jiaguwen. Con todo, el
mayor hallazgo fue el de 1936”.
Li Min, vicepresidente de la Sociedad cultural de Yin Shang (dinastía Shang) de China:
“Esta es la pregunta que me hago una y otra vez ¿Por qué en las tumbas halladas en otras
ruinas no descubrimos jiaguwen? Algunos dicen que estos jiaguwen son archivos. No podemos
determinar su uso concreto en la dinastía Shan, pero por lo menos sabemos que son registro s
adivinatorios importantes”.
El método de adivinación es más o menos
así: en primer lugar, se prepara un
caparazón de tortuga o hueso de buey; y
luego en el dorso se hacen unas ranuras
en forma oval; a continuación, se
introducen palillos quemados en las
ranuras. Con el calentamiento acelerado
se producen rajaduras en el caparazón o
hueso. La lectura de la adivinación
dependerá de estas rajaduras. Los
caracteres chinos “卜” (adivinación) y “兆” Dinastía Shang
Izq.: Wen Zhong y Bi Gan; Der.: Rey Zhou y Daji
(presagio) tienen su origen en estas
rajaduras. La gente de Yin Xu solía registrar la fecha, participantes, asunto y el resultado del
oráculo, grabando caracteres en el hueso o caparazón usado para desvelar el oráculo. Por eso
a este tipo de caracteres se les llama jiaguwen (inscripciones grabadas en hueso y
caparazones).
Fang Jui, profesor del Centro de Arqueología Oriental de la Universidad de Shandong:
“La familia real de la dinastía Shang tenía un sistema de adivinación, y un organismo integral
encargado de los oráculos y los ritos de sacrificio, con personal especializado en los cargos de
“zhenren” y “buren”, como se denominaba a los adivinos”.
En las ruinas de Yin Xu, se enterró un cadáver que debió ser un “zhenren” (adivino de su
época. Si esto es correcto el hecho de enterrar el cadáver de un “zhenren” con las conchas
inscritas para la adivinación significa que estas conchas y huesos eran muy sagrados y
requerían protección y conservación cuidadosas.
Song Zhenhao, investigador del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias sociales de
China:
“Después de investigaciones descubrimos que estos jiaguwen no fueron hechos en la misma
época. A veces, encontramos piezas de diferentes años, y en ocasiones en un mismo pozo se
desenterraron centenares y hasta millares de pedazos. Esto se debe a que cuando se
acumulaban hasta cierta cantidad, se organizaban todas las piezas en un conjunto único”.
Cecilia Lindquist, sinóloga de Suecia:
“La gente hacia preguntas a los antepasados y las inscribían en los huesos y caparazones,
porque querían saber sobre su futuro Las preguntas podían ser sobre la caza o la guerra,
también sobre asuntos privados, como por ejemplo el nacimiento de un bebé y su vida futura”.
Desde el punto de vista contemporáneo, el contenido de la adivinación no es muy secreto,
pero ¿por qué estos huesos y caparazones fueron guardados y enterrados con tanto cuidado?
En realidad, el contenido de la adivinación no era lo que trataban de guardar los reyes y
adivinos, sino el derecho a conectarse con los antepasados. Sobre todo para el rey Shang, este
derecho era un medio necesario para reinar el país.
Wang Hui, profesor del Instituto de Cultura e Historia de la Universidad Normal de Shaanxi:
“La gente creía en los espíritus. Si el rey dominaba el poder de comunicarse con los dioses y
fantasmas, podía reinar sobre el pueblo, imponiendo su opinión en nombre de los espíritus”.
En el palacio, la adivinación y las ofrendas y los sacrificios eran los ritos más solemnes. En este
proceso, como el único canal de comunicarse con los antepasados, la importancia de los
caracteres era evidente.
Hoy podemos ver otra escritura de la dinastía Shang –jinwen-. Si decimos que la jiaguwen se
utilizaba para comunicarse con los ancestros, jinwen, inscripción en piezas de bronce, servía
para transmitir las hazañas y acontecimientos relevantes.
En 1978, en la Tumba de Zenghou Yi, del Periodo de los Estados Combatientes (475-221 a.n.e.)
del distrito Sui, en la provincia de Huei, se desenterraron 140 recipientes de bronce, 65
conjuntos de campanas acordonadas de bronce y más de 4.500 piezas de armas de bronce.
Según cálculos, el peso total de estos objetos de bronce supera las diez toneladas.
Tan Derui, investigador del museo de
Shangai:
“El bronce no se encontró en las tumbas
de la gente común y corriente. En aquel
entonces, el bronce era un material muy
costoso. Se exploraban las minas de cobre
y estaño, y se les fundía en cierto
porcentaje para fabricar el bronce”.
Algunos expertos infieren que la
búsqueda de minas de cobre y estaño
podía ser uno de los motivos para los
frecuentes traslados de capitales de la
dinastía Xia y Shang. Los reyes y nobles de
esta manera, mediante los caracteres
grabados en los bronces, cuando
murieran podrían vivir en el mundo de sus descendientes.
Escritura jinwen. Da zhuan, o Sello Mayor, aparece en
vasos de bronce (s. XVII-VIII a.C.)
“Los caracteres son creados por los trabajadores”. Los caracteres hallados en los yacimientos
arqueológicos aparecen en los objetos sagrados de sacrificio, mientras los caracteres más
maduros eran comunes en palacio. Incluso los caracteres grabados en tablillas de bambú y
madera de la dinastía Shang, por su alto costo, se situaban fuera del alcance de los
trabajadores comunes.
Sin embargo, una vez que el idioma llegó a su madurez, los ideogramas no volverían a
refugiarse en los palacios y los altares.
La más antigua carta familiar de China –dos tablillas llenas de caracteres, data de 2200 años
atrás.
Chen Zhenyu, investigador del Instituto de Reliquias Históricas y Arqueología de la Provincia
de Hubei:
“Según la carta, los dos hermanos acababan de asistir a una cruenta batalla. Después d
conquistar la ciudad Huaiyang, el bandidaje en la ciudad era desenfrenado, y en ella reinaba la
inseguridad. Los dos necesitaban urgentemente que sus familiares les enviaran ropa, telas y
dinero”.
Por estos caracteres preciosos, demuestra que en ese momento el idioma escrito había dejado
de servir solo al poder imperial y al culto a los antepasados. Pero ¿cuándo empezó esta
transformación?
El Templo de Confucio en Qufu, provincia de Shangdong, es el lugar más sagrado en la
tradición de China. Hasta los emperadores, al llegar a este lugar, rendían culto supremo a este
sabio. En el Salón Dacheng está colgado un tablero con la inscripción horizontal del emperador
Kangxi – “Gran maestro por generaciones” (1662-1722)
Confucio (551-479 a.n.e.) no fue el primer maestro de la historia china, pero si fue el primero
en impartir conocimientos a la gente común.
La divulgación de los caracteres chinos y los
conocimientos que los mismos proporcionaban iniciaron
la época más brillante y activa de “varias escuelas de
filosofía y sus exponentes, durante el periodo que va de
los tiempos pre-Qin hasta los primeros años de la
dinastía Han” (último cuarto del siglo III a.C.)
A medida que se incrementaban los usuarios del idioma
escrito y desarrollaban el instrumento de la escritura, el
cambio de las formas de los caracteres fue inevitable.
En diciembre de 1965, en la periferia de la ciudad de
Houma, provincia de Shanxi se desenterró un cúmulo de
pedazos de piedra y jade llenos de caracteres escritos
con pincel mojado en tinta y cinabrio. Eran pedazos de la Confucio, c. 1770. Gouache sobre papel
(The Granger Collection, New York)
dinastía Jin durante el Período de Primavera y Otoño
(770-476 a.n.e.), para registrar el juramento de la alianza
entre los soberanos y sus súbditos. Se le denomina “Houma Mengshu”.
Zhan Chumeng, vicerrector del Museo de Shanxi:
“Los documentos descubiertos en Houma suman más de 5.000 piezas. en más de 500 piezas los
caracteres son identificables, con un total que supera los 3.000 caracteres. si se eliminan los
repetidos, quedan más de 500 caracteres preciosos y confiables de la dinastía Zhou del Oeste
(770-256 a.n.e.)”.
Zhang Han, paleógrafo:
“En aquel entonces, la escritura de cada estado tenía sus propias características. La escritura
de Jin se caracterizaba, según el “Houma mengshu”, porque un solo carácter tenía una decena
de formas. Aún en el mismo país, un carácter podía presentar diversas estructuras, por no
mencionar ya las diferencias entre países”.
Xu Shen, fundador de la filología china y erudito de la dinastía Han del Este, describió así el
periodo: cada uno de los siete reinos súbditos actuaba a voluntad, sin reparar en el protocolo,
lo que trajo por resultado que en la tierra “hubiera diferentes cánones, normas y leyes, así
como diversas formas de escribir y pronunciar”. ¿Cómo pasaron esta época los caracteres
chinos?
El Paso Hangu situado en la actual provincia de Henan, era el único camino para entrar en el
Estado de Qin en el Periodo Primavera y Otoño. Dentro del paso, estaban las planicies
centrales; más allá, el estado Qin, situado en la meseta de loess. Debido a que Qin se
encontraba en el lugar de origen de la cultura de la dinastía Zhou, los caracteres Qin tenían
más tradiciones de Zhou.
En este territorio se desenterró u objeto de bronce llamado “Recipiente de un sheng de Shang
Yang”, con una frase grabada y fechada en diciembre de 344 a.n.e., cuando Shang Yang
(primer ministro del rey Zhaowang de Qin) empezó a unificar los pesos y medidas. Fue un
instrumento estándar para medir un sheng (unidad de medida china para granos, equivalente
a un litro).
En el 221 a.n.e., más de cien años después de la “Reforma de Shang Yang”, el rey Yingzhen de
Qin, aprovechando el desarrollo que seguía la reforma, unificó los seis estados. La unificación
del territorio proporcionó el necesario entorno político para normalizar y unificar los
caracteres chinos.
En el 223 a.n.e., un funcionario llamado Li Si, recibió la orden de reorganizar los caracteres de
los seis reinos. Después de “eliminar los que no concordaban con la escritura de Qin”, el
estableció un sistema unificado de escritura xiaozhuan (pequeño grabado caligráfico)
Zhao Ping’an, profesor del Instituto de la Universidad Pedagógica de Beijing:
“Este hecho tiene gran significado en tres aspectos. Primero, normalizó los caracteres, fueran
integrales o combinados, definiendo la composición de los mismos. Segundo, determinó la
estructura de cada carácter. Tercero, cambió el régimen de algunos caracteres con unas
palabras, Al cumplir estos requisitos, el xiaozhuan se convirtió en un riguroso sistema de
escritura”.
Escritura jinwen.
Xiao zhuan, o
Sello Menor
En el 2223 a.n.e. durante el reinado del emperador Qin Shihuang, la
unificación de los caracteres chinos sirvió de lazo entre los diferentes grupos
étnicos para formar una gran nacionalidad. Desde entonces, aunque la
forma de los caracteres chinos experimentó cambio, y aún lo siguen
haciendo, “la unidad de la escritura” se ha mantenido como el principio
rector de los caracteres chinos.
En la estela inscrita del monte Yishan que nos legó la dinastía Qin, podemos
admirar el texto en xiaozhuan, escrito por Li Si, según dicen.
A pesar de ser una dinastía de corta duración, la Qin sentó las bases de la sociedad feudal
china. En la historia de los caracteres chinos, el xiaozhuan, que nació en esta dinastía, estaba
destinado a ser sustituido por otros estilos de caligrafía.
Zhao Xueqing, profesor del Instituto de Sinología Internacional de la Universidad Normal de
Shaanxi:
“Todos deseamos que los caracteres sean más
fáciles de utilizar. Xiaozhuan es una escritura
que necesita de mucho tiempo para
escribirse”.
El xiaozhuan era escritura estándar que
estableció la dinastía Qin. Este estilo
caligráfico se caracterizaba por su exceso de
curvas, semejante a un dibujo, por lo que se
requería de mucho tiempo par manejar con
destreza esta escritura. La mayor parte de los
funcionarios de la dinastía Qin fueron
nombrados por su mérito militar, y no tenían
buenos conocimientos de caligrafía. Después
de la unificación de la tierra hubo un notable
incremento de los archivos oficiales. Por lo
tanto, los funcionarios de baja categoría
empezaron a simplificar el sistema xiaozhuan.
Con el tiempo. aceptado a través de la práctica
común, surgió un nuevo estilo, lishu (escritura
oficial de la dinastía Han, simplificada de
xiaozhuan)
Este proceso de desarrollo de los caracteres
chinos se llama “cambio de lishu”, y la dinastía
Qin también es considerada como una línea de
demarcación entre la escritura antigua y la
moderna.
Huang Tianshu, profesor de Literatura de la
Universidad Pedagógica de la Capital:
Escritura Li-Shu (siglo III a. C.)
“A lo largo de la etapa de escrituras antiguas,
los caracteres mantenían el principio de
jeroglífico, pero a partir de lishu, los usuarios
abandonaron este principio, dejaron de imitar
la forma de los objetos y desarrollaron la
escritura cuadrada compuesta de trazos”.
En 206 a.n.e., la breve dinastía Qin fue sustituida por la dinastía Han. en esta época, se
modificó la escritura lishu, que era un poco ruda, dotándole más dignidad y elegancia. Hasta la
llegada del emperador Wu (140-87 a.n.e.) de Han, el lishu había sido una escritura madura.
Después de tantos años de desarrollo, el número de caracteres chinos había crecido
evidentemente.
Sin embargo, según aumentaba el número se presentaba un problema el sentido de
diferentes caracteres se distinguiera por sus diferentes formas. con la continua aparición de
nuevos conceptos, nuevos caracteres fueron creados de manera continuada. Entonces, ¿cómo
podían recordarse el sentido de tantos caracteres?
En el año 100 (el año decimosegundo del reinado de
Youngyuan de la dinastía Han del Este), en una aldea Luohe,
provincia de Henan, un erudito llamado Xu Shen empezó a
escribir un libro sobre los caracteres chinos, titulado Shuo
Wen Jie Zi.
Huan Tianshu, profesor del Instituto de Literatura de la
Universidad Pedagógica de la Capital:
“Xhuo Wen Jie Zi es el primer diccionario de caracteres de
China. Mediante el análisis de las formas y estructuras de más
Emperador Wu de Han
de 10.000 caracteres, que previamente aparecían
desorganizados, estableció 540 radicales, mediante
los cuales se pudo clasificar los caracteres. Fue un
acto sin precedentes, que permitió recuperar todos los
caracteres chinos”.
Todos los caracteres están constituidos por estos
componentes básicos, quienes manejan estos
elementos básicos, dominarán la clave para
memorizar todos los caracteres. Hasta hoy, la
recuperación de los caracteres chinos sigue usando
este método creado por Xu Shen.
La estabilidad política y el crecimiento económico
impulsaron en gran medida el desarrollo cultural de la
dinastía Han Shuo Wen Ji Zi es una manifestación
reinante de esta época. Gracias a la organización y
revisión de los intelectuales de la dinastía Han, los
caracteres cuadrados que han acompañado a los
chinos por varios milenios por fin quedaron dotados
de un sistema estable y normalizado.
La cubierta de una edición de Xhuo Wen Jie Zi de
la Dinastía Song del Norte
I Ching .
En la historia de las escrituras, que es la historia del hombre, este libro I Ching es único: es al
mismo tiempo un libro y una herramienta. Se entremezcla la ciencia y la religión (ética).
Ciertos sabios, los primeros traductores de este libro a lenguas occidentales, fueron religiosos
cristianos católicos o protestantes y, de hecho, las diversas versiones y comentarios traducidos
cundieron desde Leibnitz hasta Joseph Needham.
Este es un libro a la vez puramente sapiencial
y un libro de práctica adivinatoria oracular.
Richard Wilhelm lo trata como un libro
sapiencial para lograr la armonía del
individuo, su adaptación a los cambios, a las
mutaciones del acontecer vivencial. Como
libro oracular conducirá a la veracidad. Así la
faz sapiencial del libro correspondería a su
energía Yang, espiritual, y la oracular a su
energía Yin, terrenal, y ambas a la unidad.
En su origen, el I Ching es un libro sin
palabras. Es una sucesión finita de signos no
idiomáticos con significados infinitos: un
perfecto sistema algebraico.
El texto verbal que llegó a nosotros es una
creación epistemológica humana inspirada en
una visión metafísica del ciclo de imágenes
cambiantes de significación omnivalente.
El texto del I Ching es uno de los grandes
libros poéticos y, como tal, virtualmente
intraducible. Tal vez la versión de Wilhelm sea entre todas la que más deja traslucir la arcaica
belleza poética del texto.
I Ching
El texto verbal transmitido es una amalgama de sabiduría taoísta con los principios de la
filosofía moral confuciana, se presenta como un tratado de ética.
El sistema, originario de un orden semiótico no valorativo, se ha alterado. En los términos
humanos a que se reduce –sobre todo a través de las escuelas confucianas y neo confucianahay valoraciones casi puramente humanas. Es notorio que los taoístas negaron el valor del
progreso material, materialista. Los remotos precursores (sino se trata de un anónimo
precursor cínico o bien del mítico Fu Hsi) de los Padres del Taoísmo (Lao Tse, Chuang Tse, Lie
Tse) fueron sin duda quienes intuyeron la secuencia cíclicamente infinita de los 64 signos,
denominados “hexagramas” en Occidente, aunque Wilhelm insiste en llamarlos correctamente
signos, como los llaman en chino: kua.
El hombre, perdido su tao debido a la lucha competitiva por la vida, se encentra inseguro, su
camino, el sentido de la vida, su porvenir inmediato, lo buscará en la trama omnisciente de los
signos oraculares. El oráculo refleja la encrucijada y suele ofrecer una salida, pero una salida
condicional: es condición fundamental la plena receptividad interior, que en chino equivale a
“veracidad”.
El sistema de predicción coincide ideológica así como formalmente con los métodos modernos
de prospectiva e “informática” con aplicación de la cibernética. Ambos obedecen a una
“programación” para obtener respuestas a preguntas concretas y en el proceso, tanto el
dictum oracular como la decisión del computador, se sirven de un mismo orden aritmético: el
sistema binario. Pero entre ambas respuestas hay una importante diferencia, la del
“computador “es producto de un proceso puramente causal que prescinde de eventuales
factores irracionales, o al menos lo pretende, mientras que la respuesta “neuronal” es
fundamentalmente acausal y toma en consideración las posibilidades tanto racionales como
irracionales.
El Libro de las Mutaciones es una fuente que alimentó las diversas religiones y filosofías
extremo-orientales. El que estudia el libro como sapiencial y se sumerge en sus profundidades
(RICHARD WILHELM. I Ching, el libro de las mutaciones. Libro segundo. El Material. Edhasa (ed.),
Barcelona, 1977), sale sabiendo que “lo inmutable” es la mutación (como reza una antigua
máxima) y su vida podrá adaptarse a esta realidad última. Y el que, en una encrucijada de la
existencia, recurre al Libro como oráculo, ante una incierta decisión, podrá aprender de los
diferentes senderos, el más adecuado a una determinada situación en un tiempo determinado.
El oráculo pone al hombre en contacto con el Tao de las leyes universales y le señala así su
propio tao –camino- nada fácil de dilucidar en momentos difíciles.
La traducción de R. Wilhelm se inició hacia 1911,
cuando después de la revolución china de Sun Yat
Sen, Tsingtao se convirtió en residencia de buen
número de los más renombrados eruditos chinos
de la antigua escuela, entre ellos Lao Nai Süan.
Naturalmente Lao no solo tenía un completo
dominio del acervo tradicional del I Ching, sino que
era también una de las mentes más moderna de su
tiempo. Introdujo a Wilhelm en la obra de Mencio
(Mong Tse), a la Formación Cultural superior y a
Mesura y Medio. Surgía la traducción luego de
detenidas discusiones del texto. Del alemán se
retraducía al chino hasta que la traducción se tenía
por válida, es decir, cabal y exenta de
inexactitudes.
Irrumpió, en medio de esta tarea, el horror de la
Guerra Mundial. Los eruditos chinos fueron
dispersados y Lao viajó a Küfu, patria de Kung Tse
Richard Wilhelm
(Confucio) con cuya familia estaba emparentado. La traducción del Libro de Las Mutaciones
quedó detenida durante el asedio de Tsingtao. Wilhelm, en el campamento de la cruz roja,
continuó profundizando en la antigua sabiduría china.
Tsingtao, vistas de la ciudad, antes de 1914
Tsingtao fue conquistada y volvió a los trabajos de traducción llevándose a buen término tras
la vuelta de Lao a Tsingtao. Cuando la traducción estaba concluida, en sus líneas generales, el
destino reclamó el regreso de Wilhelm a Alemania. Mientras, el viejo maestro se despidió de
este mundo.
Ya en Alemania, más de un buen consejo obtenido del libro caía acá y allá en tierra fértil.
Wilhelm regresó a China, Pekín inauguraba un mundo nuevo con otros hombres y otros
intereses. Aparecieron nuevos estímulos y el trabajo llegó a su término en el verano de 1923.
En cuanto a la historia y el significado del texto del I Ching, muchos son los eruditos que se han
consagrado tanto en China como fuera de ella, incluso desde nuevos enfoques. Uno de ellos
fue el aprovechamiento del material comparativo hasta entonces desconocido,
específicamente en las inscripciones de los huesos oraculares, que aun no habían sido
estudiados durante la elaboración del Libro. Una segunda línea surgió de los métodos más
avanzados de filología y cotejo de textos; y por último una tercera línea procede de un análisis
estructural más avanzado de los textos mismos y de sus aspectos prosódicos y eufónicos. En
conjunto, tales estudios han contribuido a la comprensión, valoración del desarrollo del texto a
través de los siglos y a la dilucidación de imágenes específicas empleadas en los textos.
La hipótesis actualmente más defendida sostiene que los estratos más antiguos del texto, tal
como los conocemos hoy día, tomaron su forma presente en el siglo anterior a Confucio,
habiéndose incorporado a ellos versiones más arcaicas y tal vez hasta modificadas del texto.
Se han realizado intentos de reconstruir las posibles versiones originales, las que se habrían
caracterizado por una prístina belleza de estructura y eufonía, no inferior o acaso superior a la
de otros textos de la época temprana de los Chou, hacia el fin del 2º milenio a.C. Estas
versiones se caracterizarían, además, por un empleo mucho más exclusivo de la
representación por imágenes como medio de expresión, y no serían responsables de los
enunciados explicativos como lo que encontramos en los textos de hoy día. Sin embargo, no se
puede considerar que los intentos de discriminar entre un estrato (anterior) de imágenes y una
estrato (posterior) de conceptos hayan resultado exitosos y ahora parecería que el íntimo
juego de interacción entre imagen y concepto constituyó uno de los rasgos originarios del
texto. El espectro de imágenes, entonces infinito, a veces provendrían de la mitología entonces
vigente; otras de la poesía de ese periodo, otras, de instituciones religiosas y sociales, y en
otras, por último, parecerían reconocerse las configuraciones arquetípicas de ciertos
momentos históricos. Sin embargo, muchas de las imágenes empleadas no pueden (todavía)
esclarecerse de este modo por lo que gran parte de la representación mediante imágenes del
Libro procede de la intuición de sus primeros autores.
A este texto arcaico deben de haberse incorporado, en época temprana, las así llamadas
fórmulas de los adivinadores, que enuncian el mensaje divinatorio implícito en las imágenes.
Se trata de breves sentencias acerca del carácter propicio o adverso de una situación dada y de
fórmulas en tanto más complejas en las que se verbaliza un consejo mediante un sistema de
imágenes fijas, aunque nunca estereotipadas.
Los últimos agregados y cambios discernibles que se introdujeron en los estratos más antiguos
del texto deben de haberse producido, como ya se dijo, durante el siglo anterior a Confucio.
Tales cambios reflejan una reinterpretación de las imágenes y conceptos originales, más sutiles
y sofisticados que la de las formas divinatorias. Señalan una nueva etapa en el desarrollo de la
mente humana, un más alto grado de autorrealización, y se expresan mediante ideas y
posiciones desconocidas en el periodo anterior. La más notoria de tales incorporaciones es la
idea del “hombre superior”, chü tzu, expresión que caracteriza al aristócrata en la China de los
comienzos de la dinastía Chou. Algunos de estos cambios son muy tajantes, pero representan
a su vez una mayor comprensión del sentido original del Libro.
Las capas más tardías del Libro, las llamadas Diez Alas, han sido atribuidas por la tradición
ortodoxa a Confucio.
La redacción del Wen-Yen (comentario sobre las palabras del texto) y el Shuo Kua (Discusión
de los trigramas) ya eran textos conocidos en tiempos anteriores a Confucio. La mayor parte
de las Alas restantes son muy posteriores a Confucio. La escuela confuciana sería responsable
de gran parte del texto actual de las Diez Alas. Otras partes de Las Alas parecerían pertenecer a
las postrimerías de la dinastía Chou, o incluso a un periodo posterior.
Otros estudios, más reciente, se consagrarían a la pureza del sistema de Libro, que ya
asombrara a Leibnitz; otros a los escritos apócrifos vinculados con el Libro que reflejan mayor
interés por la pronosticación y la “portentología”, interés nacido de las contiendas políticas del
momento, antes que de la comprensión del mensaje intrínseco del Libro.
En China tras la caída del Imperio, se considera al Libro como parte de las Escrituras Sagradas y
se le aplica el análisis que correspondería a cualquier otro libro arcaico, con resultados
satisfactorios.
También parece que cambie la tendencia imperante de los primeros tiempos de la república,
que veía en el Libro solo un cúmulo de supersticiones o un texto oscuro. Las más valoraciones
emocionales ven en el Libro partes apreciables de la tradición china y una manifestación sin
igual de la mente humana. Jio-mo-jo que hasta una reciente purga política fue el funcionario
cultural más importante de China comunista, se consagró intensamente al Libro, sobre todo en
su juventud, y en los primeros años de los 60, cuando se aflojaron un tanto las riendas
ideológicas y fue posible dedicarse a cuestiones de índole cultural, los dos temas que
promovieron debates en el país fueron el sistema ético de Confucio y el Libro de Las
Mutaciones. A esta altura (en el año 1966) se ha puesto freno a tales debates, pero sigue y
seguirá siendo una de las preocupaciones centrales de los intelectuales chinos.