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Transcript
Los avatares de la evaluación educativa
Edgar Cadima1
La Conferencia Mundial sobre la Educación de 1990 (Jontiem, Tailandia), marcó una bisagra en
el tratamiento de la calidad educativa. Allí se establecieron criterios y desafíos para la década
1990-2000, no solo relacionados con la cobertura escolar sino también con la calidad de los
servicios educativos. Antes de Jontiem, muchos entendían la calidad de la educación como
cantidad y hacían énfasis en el analfabetismo, la matrícula escolar, el abandono escolar, la
relación estudiantes/docentes, entre otras cuestiones, pero sin prestar mayor atención a los
procesos educativos mismos y en particular al aprendizaje de los estudiantes.
En Bolivia se comenzó a hablar de calidad de la educación, de forma sistémica, en el marco de
la Reforma Educativa (Ley 1565 de 1994) que creó el Sistema Nacional de Acreditación y
Medición de la Calidad de la Educación (SINAMED), y también el Sistema de Medición de la
Calidad (SIMECAL), con competencia para la educación preescolar, primaria y secundaria.
La experiencia trunca del SIMECAL
Este organismo técnico especializado se creó con el fin de proveer información confiable sobre
los niveles de rendimiento de los estudiantes y para orientar la toma de decisiones en el
proceso educativo. Para ello, se adoptó el enfoque de la eficacia educativa, con énfasis en la
evaluación de los resultados de los aprendizajes (sobre todo en lenguaje y matemáticas),
además de los factores asociados que influyen en los mismos.
Dentro de su programa de actividades (1997-2003), SIMECAL realizó 10 evaluaciones a
estudiantes, buscando determinar el logro de los aprendizajes en lenguaje y matemáticas,
considerando los factores asociados que inciden en ello, a diferentes cursos, niveles tanto del
área rural como urbana. Asimismo, 3 evaluaciones a los 18 centros de Formación Docente, a
diferentes semestres de estudio, considerando competencias docentes, actitudes, manejo
conceptual de formación docente y actitudes en lengua originaria, además de los factores
asociados. También una evaluación en lenguaje y matemáticas a bachilleres en el marco del
Programa de Acceso Planificado (a las universidades).
Un hecho novedoso fue la intervención de Bolivia en el Primer Estudio Internacional
Comparativo de Lenguaje, Matemáticas y Factores Asociados, de UNESCO (1997), junto a otros
13 países. Los resultados ubicaron a nuestros alumnos por debajo de la media regional”2.
Después de aquella experiencia, no hubo ninguna otra participación a nivel internacional.
Lamentablemente, desde principios de la década anterior, el proceso de evaluación ha ido
perdiendo impulso y relevancia; el mismo SIMECAL pudo ver cómo sus trabajos y la
información producida eran relegados y perdían influencia en las decisiones de política
educativa. Pero no solo ello. La propia reforma educativa tendería a debilitarse, a
burocratizarse y a subalternizarse en la agenda política nacional. Como resultado, los asesores
pedagógicos serían eliminados, la elaboración de los módulos quedaría trunca y en general los
esfuerzos de la reforma se estancarían en los primeros ciclos del nivel primario y sin poder
trascender hacia nivel secundario. En ese contexto, SIMECAL acabaría extraviando su rumbo y
distorsionando su propio rol, al encomendársele evaluaciones de ascenso de categorías de los
docentes en ejercicio y otros exámenes de admisión al sistema de formación docente; labores
1
Especialista en Educación.
Cf. Mizala Alejandra; Romaguera Pilar; Reinaga Teresa: “Factores que inciden en el rendimiento escolar
en Bolivia”, manuscrito
2
1
ajenas a sus objetivos y funciones. En 2004, una decisión de reestructuración del sistema de
evaluación de calidad y acreditación, pondría fin a las actividades del SIMECAL. En 2005, fue
creado el Observatorio Nacional de la Calidad Educativa, como entidad pública descentralizada
del Ministerio de Educación, y más tarde reconstituida por la Ley Abelino Siñani de 2010 como
Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa,
La evaluación a la deriva
Entre las pocas actividades del Observatorio de la Calidad Educativa se pueden mencionar: i)
pruebas de ascenso de categorías de docentes o evaluaciones para el ingreso a los institutos
normales (2004-2007); ii) un trabajo de validación de herramientas de evaluación e
investigación para un diagnóstico de rendimiento académico de estudiantes de 8º de primaria
y 4º de secundaria en lenguaje, matemáticas y ciencias sociales, además de factores asociados
y evaluación institucional (2007); iii) un sondeo sobre calidad educativa con estudiantes de 4°
de secundaria con grupos focales de 36 unidades educativas de Chuquisaca, La Paz y Pando.
Lo que es más notorio es que este organismo no está en condiciones técnicas ni institucionales
para trabajar en lo suyo: la evaluación del proceso educativo. Esto a pesar, de que la nueva ley
de educación establece el objetivo de “garantizar integralmente la calidad de la educación en
todo el sistema Educativo Plurinacional, implementando estrategias de seguimiento, medición,
evaluación y acreditación con participación social.….”. El hecho concreto es que en más de diez
años no ha habido ninguna medición de los rendimientos académicos.
A cambio de ello, el OPCE se ha convertido en una mera oficina administrativa, más ocupada
en organizar eventos de diferente naturaleza que en diseñar estrategias, construir
herramientas técnicas y producir información pertinente y sistematizada.
Lecciones necesarias
Lo que este rápido recuento nos muestra es que nuestra educación funciona a tontas y ciegas,
en un círculo vicioso. Se percibe, también, la enorme dificultad que hay en el país para
construir instituciones sólidas, permanentes y eficaces. En lugar de fortalecer y mejorar lo que
había, se impuso el sectarismo y la miopía política. La manía de hacer borrón y cuenta nueva,
para querer reinventar todo (comenzando por los nombre de las entidades), sin ninguna
justificación y sin tener idea clara de dónde ir y cómo hacerlo, ha sido otra vez un impulso
irrefrenable. El desmantelamiento del SIMECAL es una prueba de esa insensatez.
En pocas palabras: desprovistos como estamos de herramientas que permitan tener
información oportuna, verídica y confiable de los procesos de enseñanza-aprendizaje, el salto
a la calidad de la educación en Bolivia se pone cuesta arriba, al tiempo que el rezago y la
mediocridad de nuestros docentes, estudiantes y profesionales se hace más patente.
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