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ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ D. E.
SECRETARIA DE EDUCACIÓN
COLEGIO EL PORVENIR
Institución Educativa Distrital
NIT 830052690-6 DANE 2111020024
POLÍTICA Y ECONOMÍA
Explicaciones de la relación entre economía y política
la economía y la política se ocupan de
aspectos de la vida privada y de la
pública, pues responden a intereses
tanto particulares como generales de una
sociedad.
Esta posible confusión entre política y
economía obedece a una evolución
compleja de las sociedades en este siglo.
Situación que se dio a partir de la gran
importancia que adquirió el Estado
después de las dos guerras mundiales,
por el surgimiento de políticas de
estímulo a la economía sobre la base del
manejo y redistribución de los recursos
captados en la sociedad por concepto de
impuestos o de ganancias por inversión.
De tal manera que el orden político no ha
estado tan radicalmente separado del
orden económico, lo que explica el actual
proceso de privatización de la política.
1 Muchas veces nos resulta difícil distinguir el campo económico del político. En esta
escena, ¿qué elementos hay de cada uno?
La diferencia se ha hecho tan sutil, que
hoy más que nunca la asociación entre la
estabilidad política y la estabilidad económica es directa: por ejemplo, los ecos de campañas presidenciales
repercuten de manera alarmante en los costos del dinero en el mundo; la inestabilidad de las bolsas en uno de
los "tigres asiáticos", Malasia, genera oleadas de fuertes protestas que se llevan por delante al presidente del
país, un dictador que se mantuvo en el poder desde 1989 hasta 1998.
Hasta aquí hemos hablado insistentemente de diversas connotaciones de la política cuando vimos su definición y
cuando intentamos explicar el poder y sus diferentes significados. En los esfuerzos explicativos que hemos
realizado anteriormente, pueden percibirse tres aspectos en los múltiples elementos que intervienen en su
significado: complejidad, contradicción y ambigüedad. ¿Cuál es la fuente de estas contrariedades? ¿Qué hay
detrás de los fenómenos políticos que genera tantas oposiciones y sentidos?
La explicación griega
La asociación entre economía y política es, no obstante, más natural de lo que parece. Para comprenderlo
recurramos de nuevo a la tradición.
Aristóteles distinguió con suma claridad que el origen de toda comunidad política está en la producción. Aseguró
que no es posible la comunidad política sin la familia, la cual es el núcleo dinamizador de toda comunidad, y que
en el caso de la antigüedad era el núcleo productivo básico.
Según él, la ciudad está constituida de casas, de lo cual se deduce la importancia de hablar de su administración,
donde también se establecen unas relaciones de autoridad. En este sentido, el orden de la administración de la
casa (oiko- nomia: —economía —, que deriva de oikos: casa, y nomos, norma o regla) es principalmente un orden
político, donde las interacciones son relaciones materiales de producción de la vida.
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La economía doméstica, que es la base de la comunidad política, no se entiende la una sin la otra. Pero de la
economía también hacen parte los bienes de uso y la propiedad, elementos que llamó Aristóteles la crematística
o el arte de cómo conseguir los bienes y la propiedad. Este arte adquisitivo es para la vida y no para la acumulación
egoísta y usurera, pues a lo que se le da preferencia en la administración doméstica es a las personas frente a la
adquisición de objetos inanimados, a la virtud humana antes que, a la llamada riqueza, al hombre libre antes que
al esclavo.
La
sociedad
que
necesita
reproducirse materialmente es el
tema de la economía, según
Aristóteles. La justificación del
orden económico es la explicación
del orden político. Algo así como
que no hay nada que haga parte
de la producción material de la
vida que no esté en la
organización de la sociedad como
orden político. Producción y
orden, sociedad y política.
Existe tanta correspondencia
entre el mundo humano material
(el mundo de las necesidades) y el
mundo político, que las formas de
gobierno deseadas derivan de la
composición de una sociedad. En
cuanto a la pobreza y la riqueza,
por ejemplo, hay oligarquía
cuando los dueños de grandes
fortunas controlan el régimen Aunque se dice que la familia es la base de la sociedad, lo que esto significa para nosotros, en
nuestra sociedad de individuos, no es tan claro como lo era para los antiguos.
político.
La óptica marxista
Autores inscritos en la época histórica moderna han refrendado la validez de
estos postulados aristotélicos, aunque desde ópticas críticas distintas. Es el
caso de Marx, quien en el siglo XIX sostuvo, en primer lugar, que el secreto de
todas las formas políticas lo da la composición de la sociedad donde éstas se
inscriben.
Así, por ejemplo, la monarquía feudal era correspondiente, como orden político
donde una sociedad se supedita a la voluntad incuestionable del rey, a un orden
productivo basado en la explotación de los campesinos siervos per parte de los
señores feudales terratenientes, quienes ejercían un poder unilateral de
dominación y de explotación del trabajo.
En segundo lugar, Marx sostuvo que siendo el orden productivo un orden de
dominación de clases ricas sobre clases pobres, la política es la representación
de la hegemonía de esas clases dominantes sobre las clases subordinadas.
Carlos Marx 11818-1883) elaboró una
teoría de la sociedadque pretendía dar
cuenta de la relación entre procesos
políticos y económicos, a través de
toda la historia de la humanidad.
Marx hizo una distinción fundamental para comprender la diferencia entre la
sociedad feudal y a sociedad burguesa moderna, unos términos de la relación
economía-política, al mostrar cómo la esfera económica y política modernas se
separaban sólo en apariencia. De allí que los individuos modernos veamos en
el Estado una esfera que representa a la sociedad entera bajo preceptos de
libertad e igualdad, en apariencia ciertos para todos.
En este mismo sentido, Marx indicó cómo el Estado no es síntesis de las
diferencias individuales, sino perpetuación de las diferencias y especialmente del dominio a través de diversos
mecanismos ideológicos, institucionales, económicos y jurídicos.
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La crítica de Marx era una crítica dirigida a los liberales modernos, quienes sostenían la existencia de dos esferas
de la vida humana indudablemente relacionadas, pero independientes: la esfera de la vida privada (el mundo del
interés individual, la iniciativa privada y la propiedad), y la esfera de la vida pública (el contrato social que hace
posible a convivencia y la garantiza en el derecho).
El siglo XX no se cansó de discutir sobre estos temas, para terminar sus últimas décadas pajo el dominio
ideológico y práctico de una concepción como la neoliberal, que ha identificado radicalmente mercado y Estado,
convirtiendo a la política misma en mercancía susceptible de ser comprada y vendida en los mercados de
servicios. La privatización actual de la política (generada por la llamada globalización, que busca la reducción del
tamaño del Estado y la entrega del control de sus empresas) es la demostración histórica de que la política y la
economía siempre van de la mano, aunque en muchos periodos de la historia se sostenga lo contrario y se
presente a lo político como una esfera que no involucra, o no debe involucrar, la fortuna, el enriquecimiento y la
explotación del trabajo.
La experiencia de las décadas ochenta y noventa demuestra cómo profundas transformaciones y reformas en el
orden productivo, en cuanto a la regulación del trabajo, el orden administrativo o la organización de la empresa,
repercuten hondamente en la esfera política, produciendo cambios correspondientes. Si no fuera así, ¿por qué
hoy el lenguaje de la política está plagado de terminología económica: ¿eficiencia, eficacia, productividad, calidad
del servicio, planeación, contabilidad de costos, etc.? ¿Por qué se habla de mercado de servicios, de producción
y consumo de los mismos, cuando se suponía un deber de lo público, de carácter altruista, prestarlo sin mayor
interés económico?
Por supuesto que las coincidencias no son casuales, pues aquí lo que se demuestra es la profunda relación entre
orden y producción, entre ciudadanía y trabajo. El mundo neoliberal vigente proclama y estimula la existencia de
un ciudadano activo, autónomo y competitivo, cuya actividad sea el centro de los procesos de decisión política.
Este ciudadano es para el neoliberalismo la unidad básica sobre la cual se deben generar los procesos de
participación política, pues desde su propio interés personal y no de ninguna otra variable se construye el interés
social por la asociación y todos los procesos de concertación de los distintos intereses. A semejanza del mercado,
los neoliberales parten de la convicción de que los productores se comportan como entidades diferenciadas, que
luchan por posicionar sus intereses particulares en un mundo competitivo y competido; por supuesto que los más
capacitados realizan su interés e imponen sus
mercancías, pues son más competitivos que los
de menor capacidad. Así deben ser los
ciudadanos, pero también los funcionarios
públicos, cuyo trabajo está sometido al mérito y
no a la noción abstracta y moral de que son
ciudadanos especiales, cuyo interés es el bien
común de toda la sociedad.
La competencia política es también una
competencia mercados. Los partidos producen
"mercaderías" —programas políticos— que se
publicitan y venden como cualquier otra
mercancía. Y los ciudadanos se comportan, en
promedio, como votantes, como compradores de
esas mercancías, favoreciendo a unos y otros
con su voto, forma analógica al dinero en el
mercado de la política.
Lo política se revela cada vez más como un mercado que "pos¡dona sus
productos" mediante gigantescas inversiones en publicidad, asesorías de
imagen y sondeos de “consumo" a través de encuestas.
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¿Qué es el Estado?
El uso del término "Estado" es hoy familiar para
referirnos a aquella institución que cumple la función
de ordenar jurídicamente una sociedad y dentro de
la cual nos identificamos como miembros, o partes
de una nacionalidad dada. Digamos que hoy en día,
en las condiciones en las que se encuentra el
mundo, no existe individuo alguno que no se sienta
o sea considerado parte de un Estado.
El Estado, como el poder, es otro de los conceptos
con los que más frecuentemente se identifica la
política, sobre todo porque nos da la idea de su
localización: de dónde se encuentra, dónde reside,
aunque —como vamos a ver— su definición no es
siempre tan simple.
La palabra misma —Estado— es un término
En un grupo heterogéneo aparentemente nada nos identifica y nos une, relativamente nuevo, que se ha ido llenando de
contenidos con el paso del tiempo y en el cual
pero en el fondo la identidad con el país surge como instrumento
actualmente podemos encontrar, por lo menos, dos
unificador.
tipos de definiciones.
Primer enfoque: origen
En este enfoque definiremos Estado como
determinación del fuero del poder y de la soberanía
política.
Comencemos por la definición etimológica del término
y su vínculo con las disputas históricas por el poder.
En la Europa cristiana de los siglos XIII al XVI se
comenzó a utilizar el término status (stat, State, steat
en otras lenguas) para distinguir entre los dominios
divinos y terrenos, lo "espiritual" y lo "mundano", lo
eterno y lo temporal. El status representaba todo
aquello que no estaba referido al fin espiritual del ser
humano, es decir, la condición del país en su aspecto
social y político, en su constitución material, territorial,
organizativa; también se refería a la condición del
gobernante (príncipe) y de las personas que lo
aconsejaban y ayudaban, y a la definición del orden y
de la autoridad de la cual éste derivaba, es decir, el
estado de todo lo que se refiere al mundo humano
organizado con respecto a los fines de las personas en
la tierra y no a los fines espirituales.
Esa distinción entre lo "espiritual" y lo "mundano",
hecha por la misma Iglesia en la cabeza de los papas,
con el fin de fundar la supremacía de ésta, permitía la
separación de política y religión y, a su vez, la
consolidación de la política como un campo autónomo
que reemplazaba paulatinamente los demás poderes.
Este primer enfoque sobre el Estado nos remite,
históricamente, a los orígenes de la problemática
donde nace el mismo término stato, pero también, a
una concepción que se ha hecho tradicional y que lo
define como una unidad entre territorio, población,
costumbres específicas y orden político.
Segundo enfoque: surgimiento
El segundo enfoque está relacionado estrictamente con el surgimiento de las teorías políticas modernas a partir
del siglo XVII y tiene que ver con lo que algunos pensadores llaman sociedad política, por contraposición a la
sociedad civil. Como verás, estas teorías se subdividen a su vez en dos tipos: unas que justifican las relaciones
políticas modernas y su ligazón y, otras, que las critican.
Teorías en defensa del Estado
Ya para el siglo XVII el término Estado adquiere un significado específico, al estudiar cuál es el origen de la política
en las sociedades europeas. Los filósofos modernos (Hobbes, Locke, Rousseau, Kant) hacen de él una noción
conceptualmente comprensible, al sostener que la formación de la sociedad (Estado) es producto de la
transformación del ser humano de un estado de naturaleza a un estado de vida civil.
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Según estas teorías, el Estado moderno adquiere su forma particular, que lo distingue de otras formas estatales
antecesoras, como la que cultivaron los griegos antiguos, convirtiéndose en la única y a la vez unitaria forma de
estructuración de la vida en sociedad, en el verdadero y exacto aparato para administrar y manejar el poder
político, que opera según procedimientos cada vez más definidos y especializados. Su tarea va en función
básicamente de garantizar la paz interna del país, eliminar el conflicto social y permitir la normalización de las
relaciones de fuerza existentes como producto de las contradicciones de intereses, ejerciendo el monopolio de la
fuerza.
A esto se le ha denominado el Estado como potencia, es decir, una concepción que ve en el Estado la sumatoria
de voluntades individuales, más exactamente una racionalidad de vida colectiva creada por un pacto social, a
partir de la razón de los individuos, que prefiere la vida en sociedad para superar los obstáculos propios del estado
natural.
Teorías críticas del Estado
A esta primera forma de
determinar las relaciones
políticas bajo el concepto
Estado, le sobreviene una
concepción crítica que
considera al Estado como
dictadura, es decir, como
imposición de un poder
hegemónico de una clase
social sobre otras. Marx,
que es el pensador que
expone esta idea, considera
que la realidad política está
fundada en relaciones de
fuerza en una sociedad
dividida en clases: unas
poderosas
y
otras
explotadas.
En
este
sentido,
el
aparato
institucional, que llamamos
Estado, se refiere a las
relaciones
sociales
de
dominación establecidas y a sus necesidades de perpetuación y reproducción en el tiempo.
Según este enfoque, las formas del Estado varían históricamente, conforme a la evolución de las relaciones de
fuerza entre clases dominantes y clases subalternas. Tiranías y democracias no escapan a esta lógica. El Estado
es entonces, por definición, la dictadura de una clase poderosa sobre otras explotadas, y las llamadas formas de
gobierno son adaptaciones históricas de la dominación a los diversos estados de lucha entre estas clases.
En el caso de la tradición liberal podemos hablar de formas absolutas y formas constitucionales de Estado, y en
el caso de la tradición marxista de formas puramente coercitivas y formas demoliberales (el Estado gendarme y
el Estado demoliberal).
El Estado en el siglo XX
Más allá de los distintos enfoques sobre el Estado, éste ha visto crecer su importancia especialmente en el
transcurso del presente siglo, a tal punto que, regularmente, lo identificamos con la política. En este sentido, se
puede decir que la historia de los dos últimos siglos se ha constituido en la historia de la estatización de la política.
Evidentemente, si sólo ves un caso como el de Colombia, puedes darte cuenta de que una vez lograda la
independencia de España, inició un proceso de evolución muy confuso, que fue dando forma lentamente a
instituciones, a proyectos nacionales centralizados y al fortalecimiento del Estado como una institución activa, que
entró a determinar con mayor fuerza el transcurso de los asuntos sociales.
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El Estado intervencionista
Desde la segunda mitad del siglo XIX apareció en Europa i una concepción intervencionista del Estado, que
fundaba su proyecto en la necesidad de desarrollar con profundidad la ciudadanía, para garantizar una mayor
igualdad entre las personas, lo que aumentó la participación política. Esta visión política correspondía a una
circunstancia histórica de miseria generalizada y de crecimiento de la pobreza, producto del desarrollo de la
sociedad capitalista.
En 1919, en Alemania, se hizo un primer experimento de desarrollo de un Estado intervencionista fuerte, en la
llamada República de Weimar. También en nuestro país se discutía en aquel momento sobre la necesidad de
desarrollar un Estado intervencionista que proyectara con mayor fuerza el desarrollo nacional. Rafael Uribe Uribe,
por ejemplo, a principios de siglo proponía para Colombia el desarrollo de una fuerte intervención del Estado en
la
economía,
que
impulsara
definitivamente el progreso y el desarrollo.
garantizar una elevación sustancial del
nivel de vida de los trabajadores, así como
el desarrollo de políticas de salario más
acordes con las necesidades de
consumo.
El Estado se convertía así en un factor
económico central, regulador de la
economía y de sus flujos, redistribuidor de
los recursos, protector de ramas
enteras de los servicios, cuando no era su
dueño. Esto fue denominado Estado de
bienestar y, en sus versiones menguadas
en
el
Tercer
Mundo,
Estado
intervencionista.
El Estado intervencionista se desarrolló
principalmente después de la Segunda
Guerra Mundial y contribuyó a la
reconstrucción de los países arrasados por la
destrucción bélica. Tuvo su época de oro en la década
de los años cincuenta, en los países más avanzados,
y entró en una profunda crisis en los años sesenta y
setenta, a raíz principalmente de los déficits
presupuestales, las necesidades energéticas para
mover las grandes industrias, la crisis social por la
presencia totalizante del Estado hasta en la vida
privada y por la destrucción del entorno como producto
del desarrollo impetuoso de la industrialización
extensiva, entre otras causas.
El fenómeno de la globalización hace pensar la posibilidad de un Estado mundial.
Quizá su órgano central sería algo similar a lo que hoy es la ONU.
Pero el "experimento" que verdaderamente cumplió la
misión de estatizar la sociedad fue el llamado
"consenso keynesiano", una combinación de una serie
de políticas intervencionistas del Estado en la
sociedad, que construyó lo que se llamó el Estado de
bienestar. Keynes, un prestigioso economista inglés,
propuso una serie de políticas económicas que
reformaron profundamente la relación entre la política
y la economía. Por ejemplo, la regulación estatal de la
moneda a través de un banco oficial, el banco emisor.
Esto le permitía al Estado, en momentos de
necesidades de inversión social, emitir recursos para
satisfacerlas. Las políticas de pleno empleo buscaban
Privatización del Estado
Desde los años setenta comenzó un proceso de
reforma del Estado intervencionista, cuyo objetivo era
reducir su tamaño, convertir la actividad pública en una
actividad menos burocrática y dispendiosa, disminuir
los déficits presupuestarios, privatizar muchos de los
servicios prestados por el Estado, desregular la
intervención estatal en la economía, etc. Esta reforma
cobró fuerza en los años ochenta con los gobiernos de
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Reagan y Thatcher en los Estados Unidos e Inglaterra,
respectivamente.
Hoy en día se ha generalizado al mundo entero, con
los llamados procesos de globalización. En Colombia
se hizo efectiva, principalmente, en la reforma
constitucional de 1991, pues ésta constitucionalizó
principios de desregulación laboral, económica y
financiera, dinámicas mercantiles para la prestación
de los servicios públicos y procedimientos
participativos de organización y gestión que
contribuyen al ensanchamiento del consumo de los
servicios públicos sobre bases de mercado.
políticas que actualmente se manejan desde centros
mundiales de poder económico, político y financiero,
como los organismos mundiales de crédito.
El Estado, hoy, es un Estado cada vez más
privatizado, llamado neoliberal, cuyos principios de
acción son la eficiencia, la eficacia, la productividad y,
en general, la llamada gobernabilidad.
Las relaciones estatales de hoy son difusas y globales.
Por eso, algunos políticos y politólogos han
comenzado a hablar de Estado mundial, de gobierno
mundial y de instituciones políticas globales. Esta
tendencia a la mundialización la representa con mucha
claridad la conformación de bloques políticos
regionales de mucho peso, como la Unión Europea o
el Tratado de Libre Comercio en América.
Como Estado nacional, ha perdido el centralismo y la
fuerza reguladora que tuvo en otros momentos,
convirtiéndose en un organismo administrativo de
EL ESTADO COLOMBIANO
Capitolio Nacional, sede del Congreso. Al hablar del Estado es innegable la referencia que debe hacerse a sus
instituciones. ¿Cuáles son las principales instituciones del Estado colombiano?
Formación del estado colombiano
Las instituciones políticas en el territorio de la actual
Colombia fueron formándose lentamente, como
instituciones derivadas de las españolas. Esta
derivación, sin embargo, no significa que no se hayan
adaptado instituciones políticas, que como en el caso
del derecho indiano, intentaron acoplarse a nuevas
realidades socioculturales, económicas y políticas.
Aunque el Estado no son solamente las llamadas
instituciones políticas, la evolución de estas últimas sí
muestra con claridad el sentido de unas relaciones
sociales de poder y de dominación, las
transformaciones en el orden de las clases sociales y
la composición social del poder político.
El estado hacendista
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El Estado colonial generó nuevas realidades sociales
en América en función, de las necesidades de España.
Estas nuevas realidades convirtieron a las colonias
americanas en enclaves económicos, que tomaron
cuerpo propio y posteriormente, desarrollaron un
sentido de la independencia. Las revoluciones de
independencia americanas no constituyeron una
ruptura radical con estas realidades socioeconómicas,
más que en su dependencia con la metrópoli, de tal
manera que las instituciones políticas de la época de
la Colonia incidieron fuertemente en los procesos
posteriores de formación de los estados americanos.
Tres grandes coyunturas histórico-sociales han
contribuido al surgimiento de formas típicas de Estado
en Colombia.
Este periodo, que va aproximadamente desde la guerra de Independencia hasta la primera década del siglo XX,
hizo posible la consolidación de un Estado territorial y nacional en Colombia. Se caracterizó por una lucha
territorial y política muy fuerte, que produjo numerosas guerras civiles y una lucha ideológica enconada por el
predominio de intereses de viejos y nuevos estamentos sociales, como también entre la tradición y la innovación.
Se buscaba una identidad propia en lo territorial, lo institucional y lo estatal en una región donde se entrecruzaban
tradiciones económicas, institucionales y religiosas de mucho arraigo, de tal manera que los deseos de
liberalización, fortalecidos por la Independencia, en sus aspectos de continuidad y de ruptura, encontraban
innumerables obstáculos.
La evolución del Estado colombiano ha estado muy unida a las formas productivas dominantes en el transcurso
de su historia y a las características difíciles de su conformación territorial, geográfica y regional.
Durante la primera etapa del surgimiento del Estado en Colombia, el predominio de la hacienda en el siglo XIX,
de economía agrícola y de plantaciones, impuso formas estatales fragmentadas e inestables, que se batieron en
frecuentes guerras internas. La estabilidad posterior, que supuso la Constitución de 1 886, intentó consolidar un
régimen político ligado a la tierra y al comercio mundial.
La forma dominante del Estado concebida desde esta Constitución fue el centralismo político, cuya representación
más elocuente es el amplio predominio del poder presidencial sobre el resto de poderes.
El estado agroindustrial
La posterior consolidación de una
economía cafetera, unida a los desarrollos
de la industrialización en Colombia, en las
primeras décadas del siglo XX, van a influir
fuertemente en los cambios políticos e
institucionales que suponen un proceso de
modernización del Estado. Este proceso
corresponde al desarrollo de un
intervencionismo estatal en la economía, el
cual se dirigió a la consolidación de una
industria propia y de un mercado interno,
características
de
una
economía
capitalista nacional. Esta fue la segunda
coyuntura histórico-social que propició una
forma estatal típica en Colombia.
El llamado pacto industriales-cafeteros fue
la forma económica que inspiró reformas
constitucionales como la de 1936,
especialmente en el plano de las
relaciones productivas y laborales modernas, constituyendo con el tiempo un régimen político de alternación
bipartidista. Régimen que tomó forma lentamente en la disputa política que condujo a la violencia de los años
cuarenta y cincuenta, a la junta militar y a la dictadura de Rojas, y que finalmente se materializó en el pacto
bipartidista de Sitges. Este periodo, conocido como el Frente Nacional (1957-1974), fue el momento de
consolidación y a la vez de crisis de esta forma estatal, donde novedosas fuerzas económicas se consolidaron en
el poder político del Estado.
El proceso de Consolidación del Estado Colombiano, tiene en su primera etapa,
una fuerte influencia en la ecomonia basada en la hacienda.
El Frente Nacional, al fortalecer un sistema de democracia restringida a los dos grandes partidos tradicionales, se
constituyó en un proceso de homogenización política, que terminó borrando las diferencias doctrinarias y políticas
entre los mismos. La crisis de esta forma estatal sobrevino con el surgimiento de nuevas fuerzas sociales, que se
fueron conformando con el desarrollo industrial y urbano del país, las cuales no encontraron en el sistema político
vigente una posibilidad de satisfacción de sus crecientes expectativas.
En los años setenta se hizo más palpable la inconformidad con este estado político. Emergieron los grandes temas
del desarrollo político posterior en Colombia: la paz, la reforma del Estado, la ampliación de la democracia, la
participación política, la reforma urbana y la reforma agraria. Fue una década de fuerte efervescencia social, como
lo demostró el paro cívico de 1977, que sacudió las estructuras sociopolíticas del país.
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El Estado agroindustrial, conformado en este periodo, desarrolló políticas basadas económicamente en la llamada
sustitución de importaciones, proceso a través del cual dio impulso y protección al desarrollo de ramas propias de
la industria, constituyó las bases de una política de seguridad social y, en general, desarrolló políticas de
intervención estatal en la economía para asegurar la consolidación de un mercado interno. Todo esto combinado
con un régimen político bipartidista.
El estado neoliberal
Los procesos de concentración de
la riqueza, en los países
latinoamericanos, se hicieron
cada vez más fuertes desde los
años setenta, dando lugar a una
transformación acelerada del
mundo productivo. Esta situación,
acompañada del surgimiento y
florecimiento
de
nuevos
"negocios", como el narcotráfico,
privilegió el desarrollo financiero a
expensas
del
desarrollo
productivo e industrial.
La crisis social y política de la
década de los ochenta y los
noventa se levantó sobre estas
transformaciones, dando lugar a
nuevas exigencias institucionales
y al surgimiento de formas no
sujetas a la obstrucción de reglas
2 El 14 de septiembre de 1977 el país se estremeció con la más grande manifestación de
proteccionistas y controladoras
descontento que se haya dado en mucho tiempo: un paro cívico que en algunos lugares se
por parte del Estado, llamadas
prolongó por más de un día.
desreguladas y difusas, es decir a
nuevas formas de actividad productiva y política que no se acogen a los beneficios de la protección y del
intervencionismo del Estado, que hoy han sido denominadas democracia participativa. Esta es la coyuntura
histórica que permite la tercera forma del Estado colombiano.
La reforma constitucional de 1991 da cuenta de estos procesos, constitucionalizando una concepción de la política
descentralizada y más cercana a las dinámicas comunitarias. Es decir, una concepción donde el papel de las
burocracias estatales tradicionales se ha visto limitado por reglas de eficiencia y productividad, y se ha encontrado
acompañado por una concepción de la gestión social donde la sociedad asume formas de regulación autónoma.
La privatización de la política, es decir, el proceso por el cual no sólo se reduce el tamaño del Estado, de su
intervencionismo y de su burocracia, sino también se saca la política de los centros institucionales tradicionales
oficiales y se lleva al mundo privado de las relaciones entre individuos, es la forma contemporánea del Estado
colombiano, acorde con los procesos de globalización de la economía y de desarrollo del mercado mundial
capitalista.
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