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EL LARGO VERANO DE LOS TRABAJADORES DE LA HOSTELERÍA. Somos cerca de 15.000 los trabajadores y trabajadoras de la hostelería y el Turismo de Granada. Y decimos “cerca” porque dada la temporalidad, precariedad y falta de contratos reales en el Sector cada vez es más difícil precisar nuestro número exacto. Con unas condiciones de trabajo y unos salarios que nos retrotraen a la década de los 70 del pasado siglo, estamos inmersos en un nuevo “largo verano” del que la mayoría saldremos sin dinero, sin desempleo y exhaustos. Sometidos a los “tejemanejes” de una patronal que hace de la mal contratación y el fraude permanente el principal activo de sus negocios, los trabajadores vemos pasar ante nuestras narices millones de euros del nuevo “pelotazo hostelero” que nunca repercuten en un mínimo beneficio de nuestros salarios y condiciones de trabajo; mientras las cifras de negocio se disparan y las ganancias patronales aumentan temporada tras temporada, nosotros cada vez trabajamos más, en peores condiciones y cobramos menos. Desde hace años el tinglado del negocio se mantiene sobre nuestras espaldas. Hoy, cualquiera puede regentar un negocio hostelero en la provincia de Granada a sabiendas de que lo que debería ser la principal inversión del mismo (salarios y seguros sociales) pasará a ser lo último. Tal es el grado de estafa y fraude al que se ha llegado. La Industria hostelera-turística granadina aporta una importante porcentaje al P.I.B. provincial y es uno de los ejes fundamentales sobre los que pivota la economía del territorio, pero, fuera de cifras y axiomas de la economía que padecemos, en términos r4eales, lo único que aporta es negocio y beneficio para unos pocos y la condena al infraempleo y a la exclusión social de muchos que, pese a realizar jornadas de de trabajo de 12 horas y más seis días a la semana, difícilmente llegan a final de mes. El fraude permanente: los contratos y la Seguridad Social. El descomunal fraude en la contratación alcanza proporciones millonarias: trabajadores sin contrato o con un contrato de 8 o 10 horas semanales ocupan el 80% de las plantillas de las empresas del sector, cuando la realidad es que realizan jornadas de no menos de 60 horas semanales. Estos mismos contratos se instalan en la temporalidad constante, celebrándole por semanas o meses y con una caducidad siempre próxima, al amparo de la “obra o servicio determinado” o las “circunstancias de la producción”. La realidad es que, con este subterfugio, un 93% de las empresas celebran contratos en fraude de ley que raramente se denuncian y que para el empresario suponen un ahorro del 75-80% en cotizaciones defraudadas a la Seguridad Social y entre un un 60 al 70% de rebaja tramposa en el abono de los salarios. No exageramos si decimos que un trabajador de la hostelería necesitaría, al nivel actual de contratación, 60 años de trabajo efectivo para cotizar 15 años y poder acceder a una pensión contributiva. El robo es manifiesto y de proporciones desmesuradas y no sólo se circunscribe al ámbito de la Hostelería y el Turismo, se está robamndo a manos llenas y negando la posibilidad de subsistencia a los sistemas públicos de Salud, a las pensiones, al desempleo y a las políticas sociales… El salario. Con la mayor parte del su sueldo cobrado “en negro”, los empleados en el sector no suelen superar en sus retribuciones de 700€/mes. Difícilmente se llega así al final de mes y, de ninguna manera, el trabajador podrá acceder a la prestación por desempleo una vez finalizado su precario contrato. Es la ecuación diseñada desde la patronal del sector que lidera un tipo siniestro como Trinitario Betoret: “trabajo y contrato precario + bajos salarios= trabajadores constantemente sometidos a estas condiciones laborales indecentes”. Por si todo esto fuera poco, no se suelen remunerar las vacaciones ni las horas extraordinarias ni los días festivos, lo que convierte a las mujeres y hombres que desempeñan su trabajo en el sector en unos esclavos de la era tecnológica, en una suerte de parias que acuden al bar, al hotel o al negocio que sea con la única esperanza de reventarse a trabajar para recoger unas migajas a fin de mes mientras el empresario se embolsa la “pasta gansa” del negocio a base de la mentira, la sustracción y el hurto. El imperio de la forma: Desde la inefectividad en la aplicación, no ya del Convenio Colectivo, sino de cualquier tipo de legislación laboral básica, pasando por el atraco y robo cotidiano de derechos laborales, sindicales y de cualquier tipo, concluimos que el negocio de la Hostelería y el Turismo en el territorio de Granada, está saqueando los recursos propios de nuestros pueblos y ciudades, convirtiéndolas en una suerte de parques temáticos y enajenando estos recursos en beneficio de unos cuantos centenares de listos que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino tales como “que crean empleo, que aportan a la economía y crean riqueza”. La realidad se nos manifiesta muy cruda yt diferente: se han institucionalizado contratos que no son contratos, salarios que se antojan limosnas miserables, se ha impuesto el mercadeo de la compra y venta de derechos que, entonces, ya no lo son. Los responsables de la tolerancia manifiesta de este “imperio de la forma” donde las cosas aparentan, pero no son, tienen nombres y apellidos y no hay administración, fiscalía, tribunal ni gobierno que se ocupe en desmantelar esta trama de corrupción y saqueo permanente y generalizado. En manos de los trabajadores y trabajadoras de la Hostelería y el Turismo de Granada está acabar con este estado de cosas. Llevamos más de dos años en lucha, con una campaña permanente que nos haga recuperar nuestros derechos y dignidad perdidas. Cada vez somos más, así como los colectivos y organizaciones que nos apoyan. Por lo tanto, nos vemos en los tajos. SAT Granada SECTOR DE HOSTELERÍA Y TURISMO.