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Liceo Polivalente Libertador General José de San Martín
Unidad Técnico Pedagógica
TEXTO GUÍA FILOSOFÍA 4º MEDIO
Nombre:
4º
Fecha:
Objetivos: Conocer y comprender la naturaleza del conocimiento, así como sus requisitos fundamentales y sus
clases o tipos más elementales.
Instrucciones: Lee reflexivamente, argumenta y debate las ideas aquí expresadas.
1) EL HECHO DEL CONOCIMIENTO.
Cuestionario: 1) ¿Qué diferencia existe entre subjetivo, “subjetivista” y objetivo?
2) ¿Qué significa la afirmación: ” …dejando de lado las discusiones verbales, éste (el
conocimiento) es un problema esencialmente metafísico”?
3) A partir de lo analizado, elabora una definición del conocimiento.
El pensamiento moderno ha dado gran importancia al “problema” del conocimiento, tanto que casi ha
reducido a él toda la filosofía. Esta tendencia parte históricamente con Descartes, el empirismo inglés (Berkeley,
Hume) y Kant. Se ha querido hacer del problema del conocimiento un punto de partida (y prácticamente de
llegada) de toda la filosofía; un estudio previo a toda reflexión metafísica, y como normalmente se lo ha enfocado
desde un ángulo subjetivista, se ha condenado a toda la filosofía a vivir encerrada en dicho subjetivismo que la
ahoga y asfixia. A partir de Kant se ha denominado a este estudio “crítica” del conocimiento. Sin embargo, tal
calificación no es muy justa, ya que presupone desde un comienzo el espíritu con que se abordará el tema. Más
apropiados parecen los términos de “Gnoseología” o “Epistemología”, que otros autores han propuesto, pero la
verdad es que, dejando de lado las discusiones verbales, es éste un problema esencialmente metafísico.
Para abordarlo objetivamente debemos comenzar precisando lo que entendemos por conocimiento. Esta
es la manera legítima de enfocarlo, pues una recta filosofía no debe tratar de “construir” un mundo sino de
“interpretar o explicar” racionalmente el mundo en que vivimos. Y, sin duda, uno de los hechos más extraños e
interesantes que se presentan ante la reflexión filosófica es el que denominamos con la palabra “conocer”.
En el hecho del conocimiento nos encontramos con dos datos irrecusables: un sujeto que conoce y un objeto por
conocer. Si falta alguno de estos elementos no existe conocimiento. Entre sujeto y objeto se da una relación en la
cual consiste precisamente el conocimiento: en alguna forma el sujeto se apodera del objeto sin que éste sufra en
sí mismo ninguna modificación. Cuando conocemos un árbol o una piedra, en cierto modo nos apoderamos de
ellos, los hacemos nuestros, pero ambos siguen siendo lo mismo que eran antes de que los conociéramos. Hay
una asimilación del objeto por parte del sujeto, que hace que éste posea en su interior y a su manera a aquel. En
otras palabras: el sujeto recibe en sí al objeto, pero no en la materialidad concreta de éste sino de una manera
distinta, inmaterial. Nadie creerá que para conocer un árbol o una piedra, deba meter dentro de mí a esos objetos
tal como materialmente son, pero esto no impide que de otro modo ellos entren en nuestra mente.
a) El conocimiento sensible.
Cuestionario: 1) ¿Qué significa la expresión “conocimiento sensible”?
2) Explica -detalladamente- en qué consiste el conocimiento sensible?
3) ¿Qué diferencia existe entre la percepción de la psicología y la percepción de la filosofía?
4) ¿Qué es una imagen? (Define o explica)
Esta penetración, por decirlo así, opera -más o menos- de la siguiente manera. En un primer momento
entramos en un contacto físico: vemos, oímos, tocamos, etc. Este contacto físico influye en el sujeto de tal
manera que en su interior se realiza una verdadera imagen del objeto. Este fenómeno es estudiado por la
psicología y suele denominarse “percepción”. Pero esto es sólo un primer paso. La cosa sensible (el objeto) entra
en el sujeto a través de la imagen, pero esta afirmación hay que recibirla con mucho cuidado porque la imagen
producida no es una “cosa”. Es el sujeto mismo quien ha sido modificado al contacto con la cosa, es el sujeto
quien ha recibido lo que la cosa puede comunicarle en forma sensible. En cierto modo es lícito afirmar que la cosa
sensible se identifica con la imagen producida, pues esta imagen no es más ni es menos que lo que la cosa
produce en el sujeto.
b) El conocimiento intelectual
Cuestionario: 1) ¿Por qué el conocimiento intelectual depende del conocimiento sensible?
2) Explica –detalladamente- en qué consiste el proceso de abstracción?
3) ¿Qué es definir?
4) ¿Qué es un concepto?
Pero lo que llevamos señalado sólo es el conocimiento sensible. Sobre dicho conocimiento hay un grado
más alto del saber. El sujeto es capaz de captar en la imagen los elementos generales que constituyen a la cosa
sensiblemente conocida. Esta capacidad de tomar desde lo “sensible” lo que hay de “inteligible”, de pasar de una
imagen a una idea o concepto, es lo que se designa como la facultad de “abstracción”. Este proceso es tan natural
como el anterior. Primero vemos un árbol; luego nos formamos la imagen del mismo; a partir de ella formaremos
la idea o concepto de árbol. La idea de árbol está contenida enteramente en la imagen percibida; el sujeto no le
ha agregado nada a lo que ha recibido de la cosa, por el contrario, le ha quitado algo. Y lo que le ha quitado son
precisamente los elementos concretos que posee: supongamos que el árbol visto tiene un tronco color café, con
muchos nudos, con una desgarradura, sus hojas son de color verde grisáceo, ovaladas, con filamentos muy finos,
etc. Todo esto se contiene en la imagen sensible, para formar la idea, nuestra inteligencia ha dejado estos detalles
a un lado y se ha limitado a los rasgos generales: un vegetal, con tronco leñoso y follaje espeso. Todo esto estaba
en la imagen, pero estaba como encarnado en el detalle concreto. La inteligencia lo desencarnó y formó con ello
un concepto. Luego, el sujeto se vuelve nuevamente hacia el objeto y dice: esto es un árbol. He aquí el fenómeno
llamado “conocimiento intelectual”.
LOS DATOS INMEDIATOS. Anteriormente señalamos la importancia del sujeto y el objeto para entender el
fenómeno del conocimiento. Es pues, completamente necesario y útil analizar dichos requisitos fundamentales
para comprender cabalmente dicho fenómeno.
a) La existencia real del sujeto
Cuestionario: 1) ¿Qué son los “datos inmediatos”?
2) Explica -detalladamente- cómo llega Descartes a establecer “Pienso, luego existo”.
3) ¿Qué relación establece Descartes entre el pensamiento y la existencia?
4) ¿En qué consiste la “duda metódica”?
5) Según Descartes: ¿si yo no pienso, entonces no existo? -Sí -No ¿Por qué?
6) ¿Qué diferencia existe entre el primer dato inmediato y el sujeto cartesiano? (*)
(* Cartesiano: perteneciente, propio o relativo a Descartes)
La primera afirmación contenida en los datos inmediatos del conocimiento es la de la existencia del sujeto
que conoce. Este punto no puede rechazarse y ni siquiera ponerse en duda. En el hecho, ningún filósofo lo ha
negado seriamente, sino que, por el contrario, algunos han estimado que éste es el único punto de partida firme
de una filosofía. Tal es el caso de Descartes (1596 – 1650), quien después de haber dudado de todos sus
conocimientos, encontró que de lo único que no podía dudar era de su propia existencia, ya que si duda es porque
existe, de donde surgió su famosa afirmación: “pienso, luego existo”. Ni los escépticos más absolutos pueden
dejar de lado este hecho con su inmediata e irrefutable evidencia. Sin embargo, es necesario precisar un tanto su
sentido para evitar una enorme cantidad equívocos y de problemas sin solución.
El dato inmediato al que nos estamos refiriendo es el de la existencia real del “sujeto” que conoce, sujeto
que somos cada uno de nosotros, o, si se quiere, en términos generales: el hombre. Pero el hombre completo,
con todo lo que esto significa y no sólo un aspecto de él; lo que se nos revela es la existencia del sujeto y no la del
“pensamiento” o de la “idea”; del sujeto que piensa y siente, es decir, que tiene una inteligencia y un cuerpo,
cualquiera que sea la concepción que de dicha inteligencia después nos formemos. Ese es el dato primero e
irrecusable. Por desconocer esta verdad, la filosofía se ha introducido a veces por callejones que no tienen salida.
Típico es el caso de Descartes y de todo el racionalismo como veremos posteriormente. Él sólo afirmó la
existencia del pensamiento como consecuencia de su duda, cuando lo que debió mantener era la existencia de
todo su ser de sujeto. Esta división que él hace es ilegítima, pues no es un dato inmediato la sola existencia del
pensamiento sino nuestra existencia real y evidente de seres sensibles e inteligibles a la vez. Porque en realidad
no son los sentidos los que sienten ni la inteligencia la que conoce por separado, sino el hombre concreto (y
completo) a través de sus sentidos y su inteligencia.
b) La existencia real del objeto.
Cuestionario: 1) ¿Por qué “objeto” y “mundo exterior al sujeto” aparecen como expresiones equivalentes?
2) ¿Por qué el objeto no puede ser considerado como un postulado? (¿Qué es un postulado?)
3) Señala las dos críticas formuladas por el idealismo contra el segundo dato, así como lo que
se responde a ellas.
Pero con aquella primera e irrefutable afirmación, aparece otra de inmediato, pues partiendo de la
existencia real del hombre que conoce, existencia que necesariamente incluye su propio cuerpo, se sigue también,
en la misma forma inmediata, la existencia real del objeto conocido, en otras palabras, la existencia real del
mundo exterior al sujeto que conoce. Al decir “mundo exterior” nos referimos a todos los seres de la naturaleza:
los demás hombres, los animales, las plantas, los minerales, etc., como también las cosas artificiales y sus
respectivas cualidades. Y esta existencia no requiere ser demostrada en ninguna forma, pues su realidad se
impone con la fuerza irrefutable de una evidencia sensible. El mundo exterior está frente a nosotros y así lo
captamos en la percepción sensible; él es el objeto de nuestro conocimiento. Como su realidades una evidencia no
podemos demostrarla de ninguna manera, pero menos aún puede ser refutada. No se trata de un postulado,
como han pensado algunos filósofos, pues un postulado es una afirmación que se propone para que sea aceptada,
porque no se puede demostrar y no es evidente. En nuestro caso no podemos decir que no sea tal ni tampoco
que es resultado de una demostración: es una evidencia sensible de la misma naturaleza que la evidencia de la
existencia real del sujeto que conoce.
Contra esta verdad se han formulado diversas críticas, en especial por los filósofos denominados
subjetivistas e idealistas. La primera de ellas es la que ya hemos señalado indirectamente: no tenemos certeza de
la existencia del mundo exterior pues la afirmación concerniente a él es un postulado. Ya vimos que esto era un
absurdo. Pero se insiste que si fuera una evidencia, debería serlo para todo el mundo, lo que no sucede, ya que
muchos filósofos han negado la realidad del mundo exterior.
Esta objeción parecería envolver una gran dificultad, pues en realidad una evidencia o lo es para todos o no
es evidencia. Pero podríamos preguntarnos si, en realidad, algún filósofo puede, realmente, en cuanto es un
simple hombre, negar la existencia real del mundo exterior. Hay quienes lo han afirmado: Berkeley, por ejemplo,
lo que no es muy extraño considerando que es uno de los “fundadores” del idealismo moderno. Pero sin duda
que en su vida real, humana y cotidiana: ¿quién puede dudar de la realidad de la silla en que se sienta, del lápiz
con que escribe, de la ropa con que se cubre…? Podrán construirse teorías en ese sentido, pero ninguna de tales
teorías podrá oponerse a la realidad de la experiencia sensible que se nos impone con su invencible evidencia.
Extractado de “Elementos de Filosofía” (VI de humanidades) de Sergio Contardo; Ed. del Pacífico