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Rafael Hernández1
Rafael Hernández nace el 24 de octubre de 1892 en la ciudad de
Aguadilla, en el barrio llamado Tamarindo. Desde muy temprana edad,
contó con el apoyo de su abuela materna, quien lo estimuló para que
formalizara sus estudios musicales. A los 12 años, estudia música con el
profesor José Ruellán Lequerica y luego con don Jesús Figueroa. Aprendió
a tocar el piano, la guitarra, el violín y algunos instrumentos de viento.
Siendo aún adolescente, se trasladó a Puerta de Tierra, San Juan, Puerto
Rico, donde tocó en la Orquesta Municipal, bajo la dirección de Manuel
Tizón.
En 1912, compuso su primera canción, una danza titulada “María
y Victoria”, pero con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial,
Hernández tuvo que servir en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos,
donde tocó con la Banda Militar.
Acabada su misión en el ejército, “el Jibarito” se estableció en la
ciudad de Nueva York, lugar en el que conoce a destacadas figuras de la música como Luís Llorens Torres y Pedro
Flores, con quien, según se comenta, en una ocasión hizo una apuesta para ver quién era capaz de escribir más
canciones en una sola semana.
Más tarde, viajó a La Habana para dirigir a la Orquesta del Teatro Fausto. En 1927, regresa a Nueva York
donde creó, junto a Salvador Ithier y Manuel Jiménez, el Trío Borinquen. De aquella época de Oro, surgieron éxitos
como “Me la pagarás”, “Estrella”, “Adiós para siempre” y “Payaso”. Con esta agrupación, el nombre de Rafael
Hernández comenzó a popularizarse, una popularidad que alcanzaría la cúspide en el año 1930, con la creación del
conocido bolero “Lamento Borincano”.
Años después, tras la disolución del trío, Rafael Hernández formó con Pedro Ortiz Dávila, Francisco López
Cruz y Felo Rodríguez el Cuarteto Victoria. En esta formación surgieron otras grandes joyas musicales como fueron
“Preciosa”, “Desmayo” y “Cuando nos besamos”.
Al comienzo de los años 40, Hernández viajó a México, un país que siempre consideró su segundo hogar;
emprendió estudios en el Conservatorio Nacional de la Música de México, del cual se graduó como maestro de
armonía, composición y contrapunto. “El Jibarito” contrajo matrimonio en México D. F. con María Pérez, enlace del
cual nacieron seis hijos. Allí, Rafael Hernández amplió enormemente sus conocimientos musicales de la mano de Juan
León Mariscal; sus creaciones adquirieron todavía más calidad y estilo.
Al retornar a su tierra natal hacia 1947, como director de un espectáculo musical, se encontró con Luís
Muñoz Marín y Ernesto Ramos Antonini, quienes le ofrecieron la dirección de la Orquesta de la estación radial
gubernamental, lo que supuso su regreso definitivo a Puerto Rico.
En 1956, fue nombrado Presidente de Honor vitalicio de la Asociación de Autores y Compositores de su país.
Fueron más de 3,000 composiciones de diversos géneros. Escribió guarachas, himnos, plenas, rumbas, danzas, boleros,
zarzuelas e incluso romanzas.
Días antes de su muerte, el Banco Popular de Puerto Rico organizó un programa musical en su honor con el
nombre de La Música de Rafael Hernández transmitido por las cadenas de radio y televisión. El 11 de diciembre de
1965, “El Jibarito” se despidió de su pueblo y del mundo de los vivos con la célebre frase Hasta siempre, mis jíbaros;
para ganar la inmortalidad que sólo los grandes obtienen.
1
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www.aguadillapr.com/rhm.htm
¡Ah, qué bonita eres tu!
Rafael Hernández
Linda, como el alma de una rosa, divina y hermosa.
Un clavel que nace en la mañana, capullo de lirio en flor,
tu rostro peregrino y candoroso, muy negros tus ojos.
Tú eres la simbólica ilusión de mi existir, divina mujer.
¡Ah! qué bonita eres tú, quién te pudiera besar,
en ese nido de coral, con palomitas blancas.
y en esos ojos reflejos puros, de un cielo azul,
tan azul como mis penas.
¡Ah! que bonita eres tú, quien te pudiera querer,
¡ah! si yo fuera de tu amor, el dueño para siempre.
Y en brazos de la ilusión, unir tu amor y mi amor,
y hacer de dos corazones, un corazón.
Ahora seremos felices
Rafael Hernández
Yo tengo ya la casita,
que tanto te prometí,
tan llena de margaritas,
para ti, para ti.
Será una cosa bonita,
será una cosa ideal,
y entre romances y flores,
formaremos nuestro hogar.
Ahora seremos felices,
ahora podemos cantar,
aquella canción que dice así,
con su ritmo tropical.
Qué Dios nos de mucha vida, negra,
y mucha felicidad,
para completar la dicha,
y nuestra felicidad.
Hace falta una cosita, qué será, qué será,
será una cosa chiquitita,
por cierto muy singular,
es como una, muñequita,
que alegrara nuestro hogar.
Ausencia
Rafael Hernández
Cuando se apartan dos corazones,
cuando se dice adiós, para olvidar,
dice la ausencia, te llevo conmigo,
para que olvides, para que no sufras más.
Y lejos, pero muy lejos, vuela mi pensamiento,
y triste como un lamento, son los suspiros del corazón.
Ausencia, tú que pensabas poner, alivio a mí penar,
ausencia, me has engañado, y lo mucho que he llorado,
no lo puedo olvidar.
No me quieras tanto
Rafael Hernández
Siento en el alma,
tener que decirte,
que mi amor se extingue,
como una pavesa,
y poquito a poco,
se queda sin luz.
Sé que te mueres,
cual pálido cirio
y sé que me quieres
que soy tu delirio,
y que en esta vida,
he sido tu cruz.
Ay amor, ya no me quieras tanto
Ay amor, no sufras más por mí
Si no mas puedo causarte llanto
Ay amor, olvídate de mi.
Me da pena que sigas sufriendo,
tu amor desesperado.
Quisiera que te encontraras
de nuevo otro querer.
Otro ser que te brinde la dicha,
que siempre te he negado,
y poder alejarme de ti
para nunca más volver.
Campanitas de Cristal
Rafael Hernández
Cuando la brisa de invierno se cuela por mi ventanita,
oigo sonar, oigo sonar.
Como si un ángel con manos de seda en mis campanitas,
tocara un madrigal, un madrigal.
Tilín, tilín, tilín,
oye qué bonito es el tilín de mis campanitas de cristal.
Tilín, tilín, tilán,
campanas que tañen para mí, tan dulce canción.
Reír, reír, reír,
lLindas campanitas de cristal
que alegran mis horas de dolor.
Sonar, sonar, sonar,
solo para mí, solo para mí
campanitas de cristal.
Capullito de alelí
Rafael Hernández
Lindo capullo de alelí
si tú supieras mi dolor,
correspondieras a mi amor
y calmaras mi sufrir.
Porque tú sabes que sin ti,
la vida es nada para mí.
Tú bien lo sabes,
capullito de alelí.
No hay en el mundo para mí,
otro capullo de alelí
que yo le brinde mi pasión
y que le dé mi corazón.
Tú solo eres ese ser,
a quien yo he dado mi querer.
Y te juré lindo alelí,
fidelidad hasta morir.
Por eso yo te canto a ti,
lindo capullo de alelí.
Dame tu aroma seductor
y un poquito de tu amor.
Porque tú sabes que sin ti,
la vida es nada para mí.
Tú bien lo sabes,
capullito de alelí.
Desvelo de amor
Rafael Hernández
Sufro mucho tu ausencia, no te lo niego,
yo no puedo vivir si a mi lado no estás.
Dicen que soy cobarde, que tengo miedo,
de perder tu cariño, de tus besos perder.
Yo solo sé que es mucho lo que te quiero,
no puedo remediarlo, qué voy a hacer.
Te juro que dormir casi no puedo,
mi vida es un martirio sin cesar,
mirando tu retrato me consuelo,
vuelvo a dormir y vuelvo a despertar.
Dejo el lecho y me asomo a la ventana,
contemplo de la noche el esplendor,
me sorprende la luz de la mañana,
en mi loco desvelo por tu amor.
Diez Años
Rafael Hernández
Ayer se cumplieron diez años de no ver tu cara,
de no mirar tus ojos, de no besar tu boca.
Ayer fue tan grande la pena, que sintió mi alma,
al recordar que tú, fuiste mi primer amor.
Te acuerdas junto a la fuente nos encontramos,
qué alegre fue aquella tarde para los dos.
Te acuerdas cuando la noche tendió su manto,
y el cántico de la fuente, nos arrulló.
El sueño, venció tus ojos, cerró los míos,
sentí que tu boca linda, me murmuró.
Abrázame, por tu madre, que siento frío,
y el resto de este romance, lo sabe Dios.
Enamorado de ti
Rafael Hernández
Si vivo para ti,
por qué lo he de negar,
si es mucho mi sufrir,
por qué lo he de ocultar;
no he de vivir separado, no,
yo quiero estar a tu lado,
vivir la vida o morir.
Yo vivo enamorado de ti,
porque tienes el perfume de una flor;
yo vivo enamorado de ti,
porque tienes de una virgen el candor.
Yo vivo enamorado de ti,
porque llevas en el alma, una canción;
porque guardas un cariño para mí,
en el fondo de tu amante corazón;
porque hablan los destellos de tus ojos,
y también tus labios rojos,
de una mística ilusión.
Ése soy yo
Rafael Hernández
Gloria de la mañana, flor de alelí.
Mi tierra borincana, donde nací.
Mi jibarita buena, alma de Dios.
Para cantar tu pena, aquí estoy yo.
Vengo a ver tus riveras y tus palmares.
Tus noches de luna, tu sol.
Vengo a cantar de nuevo en mis navidades.
Decirte que tú eres mi amor.
Vengo a ver si es que sigues llorosa y triste.
Vengo a ver si el destino te abandonó.
Vengo desde muy lejos para decirte,
que si alguien por ti sufre, ése soy yo.
Inconsolable
Rafael Hernández
Lo mucho que yo sufrí, por esa ingrata mujer,
ella no lo ha de saber, mejor prefiero morir.
Yo sé que se ha de burlar, de mi cariño profundo,
porque sabe que en el mundo, a nadie yo podré amar.
Ah, ah, ah, ah, yo no sé por qué la quiero,
ah, ah, ah, ah, yo no sé por qué será,
tanto sufrir, tanto llorar.
Me fui a la orilla del mar, y las olas me decían,
que ya tú no me querías, que dejara de llorar.
que de todo mi querer, ya tú te habías olvidado,
que ya tú te habías marchado, para nunca más volver.
Ah, ah, ah, ah,....
Lamento borincano
Rafael Hernández
Sale loco de contento con su cargamento
para la ciudad, ay, para la ciudad.
Lleva en su pensamiento todo un mundo
lleno de felicidad, ay, de felicidad.
Piensa remediar la situación,
del hogar que es toda su ilusión, sí.
Y alegre, el jibarito va, pensando así,
diciendo así, cantando así,por el camino,
si yo vendo la carga, mi Dios querido,
un traje a mi viejita voy a comprar.
Alegre también su yegua va, al presentir,
que su cantar es todo un himno de alegría,
en eso le sorprende la luz del día,
y llegan al mercado de la ciudad.
Pasa la mañana entera sin que nadie quiera
su carga comprar, ay, su carga comprar.
Todo, todo está desierto, el pueblo está muerto
de necesidad, de necesidad.
Se oye este lamento por doquier,
de mi desdichada Borinquen, sí,
y triste, el, jibarito va, pensando así,
diciendo así, llorando así por el camino,
¡Qué será de Borinquén, mi Dios querido!
¡Qué será de mis hijos y de mi hogar!
Borinquen, la tierra del edén, la que al cantar,
el gran Gautier llamó la perla de los mares,
ahora que tú te mueres con tus pesares,
déjame que te cante yo también, yo también.
Llora Corazón
Rafael Hernández
Corazón por qué la quieres, si con otro te ha engañado,
en palabras de mujeres, corazón no estés confiado.
Cuando llora el corazón, es porque lo han traicionado,
y el cariño le han robado, pobrecito corazón.
Yo comprendo tú sufrir, a ti nadie le condueles,
yo bien sé que tú la quieres, y ella no te quiere a ti.
Corazón entristecido, por qué llora de esa ingrata,
si ella nunca te ha querido, ¿por qué su pasión te mata?
Llora corazón, corazón llora,
llora corazón, corazón llora.
Lo siento por ti
Rafael Hernández
Sueño de amor, que se esfumó, con tu desdén,
vana ilusión, triste dolor, mi sueño fue.
No creas mujer, que voy a llorar, lo que perdí,
mi vida es cantar, yo no sé llorar, lo siento por ti.
Lo siento por ti, porque tendrás el horrible pesar
de haberme roto el corazón en mil pedazos,
amargando así sin piedad, mi vida.
Lo siento por ti, porque jamás te podrás olvidar,
que me traicionaste, que te olvidaste de mí.
Y si el mundo te castiga, mujer, lo siento por ti,
y si el mundo te castiga, mujer, lo siento por ti.
Muchos Besos
Rafael Hernández
No me beses más, no, te lo pido por favor,
no me beses más, que tus besos me hacen daño,
yo no quiero recibir más desengaño,
no me beses más, te lo pido por favor.
Besos, muchos besos,
llanto, mucho llanto,
tus besos ya me cansan, ya no los quiero,
tus lágrimas me infunden temor y espanto.
Besos, muchos besos,
besos, sudor frío,
¿Qué he de esperar de ti
si nada sientes por mí,
si tus besos sé que ya no son míos?
Oui madame
La encontré una noche, en el cabaret
y al verla tan bella, yo me enamoré.
Linda francesita, dulce muchachita, de boca sensual,
resistir no puedo, quiero tu boca besar.
Entonces yo le dije madame,
si quiere usted con migo bailar,
y aquel cuerpito lindo y sutil
muy cerca de mí, con loca pasión, yo pude estrechar.
Su boca perfumada en champán,
se abrió para decir no sé qué,
mas yo como no hablaba francés ,
su boca, su linda boca besé diciéndole,
Oui madame…
Rafael Hernández
Perfume de gardenia
Rafael Hernández
Perfume de gardenia tiene tu boca,
bellísimos destellos de luz en tu mirar.
Tu boca es una rima de alegres notas,
se mueven tus cabellos, cual ondas de la mar.
Tu cuerpo es una copia de Venus, de Citeres,
que envidian las mujeres cuando te ven pasar.
Y llevas en tu alma la virginal pureza,
por eso es tu belleza de un místico candor.
Perfume de gardenia tiene tu boca,
perfume de gardenia, perfume del amor.
Pobre gitana
Rafael Hernández
Errante por esos caminos, se va hacia tierras lejanas.
Llorando su pobre destino, sola va, sola va, la pobre gitana.
Ah, cuánto sufrirá, ah, que desilusión.
Tal vez nunca volverá, a dónde irá la linda gitanilla,
dónde irá la morenilla, flor marchita y despreciada,
que la suerte despiada, le negó por ser gitana,
el derecho a tener patria, y de ser hija de Dios.
A dónde irá la linda gitanilla, dónde irá la morenilla,
flor marchita y despreciada, que la suerte despiadada,
le negó por ser gitana, el derecho a tener Patria,
y de ser hija de Dios.
Gitana,... gitana.
Preciosa
Rafael Hernández
Yo sé lo que son los encantos,
de mi Borinquen hermosa,
por eso la quiero yo tanto,
por siempre la llamaré preciosa.
Isla del Caribe
Isla del Caribe,
Borinquen.
Yo sé de tus hembras trigueñas,
y del olor de tus rosas
y a esa mi tierra riqueña,
por siempre la llamaré, preciosa.
Isla del Caribe
Isla del Caribe,
Borinquen.
Preciosa te llamen los olas
del mar que te bañan,
Preciosa, por ser un encanto,
por ser un Edén.
Y tienes la noble hidalguía
de la madre España
y el fiero cantío del indio bravío,
lo tienes también.
Preciosa te llamen los bardos,
que cantan tu historia,
no importa el tirano te trate
con negra maldad.
Preciosa, serás sin bandera,
sin lauros ni gloria.
Preciosa, preciosa te llaman
los hijos de la libertad.
Romance
Rafael Hernández
Al conjuro del alba, todas las flores,
exhalan perfume, embriagador,
y en la noche misteriosa, rayos de luna
que alegre mecen la cuna, de nuestro amor.
Romance, de lindas mariposas,
romance, de luz y de colores,
romance, con pétalos de rosas,
que anuncian el retorno, sagrado del amor, sí.
Romance de céfiros dolientes,
que llevan secretos a millares,
romance, con seráficos cantares,
de sublimes melodías, con balsámico fulgor.
Romance, que al nacer el nuevo día,
traes de nuevo la alegría, el retorno del amor.
Siciliana
Rafael Hernández
Sin tu amor, no quiero yo las bellezas de la tierra,
cariño que en mí se encierra, jamás de mí se alejó.
Yo me siento muy feliz con un beso de tu boca,
al besarme me provoca, la alegría del vivir.
Siciliana de mi vida, (de mi vida),
bien sabes que yo te quiero, (que te quiero),
que con tu amor, vivo y muero, (vivo y muero),
tú eres mi encanto.
Siciliana, tú sabes que yo a ti te quiero, (tú sabes que yo a ti te quiero),
que tú eres mi amor y mi encanto, (que tú eres mi amor y mi encanto),
tú sabes que te quiero tanto, que las notas que pulsa esta lira,
(que las notas que pulsa esta lira), son para ti, para ti, (por ti),
por ti, mujer adorada de mi corazón.
Silencio
Rafael Hernández
Duermen en mi jardín
las blancas azucenas,
los nardos y las rosas.
Mi alma, muy triste y pesarosa,
a las flores quiere ocultar
su amargo dolor.
Yo no quiero que las flores sepan
los tormentos que me da la vida.
Si supieran lo que estoy sufriendo,
de pena morirían también.
Silencio, que están durmiendo
los nardos y las azucenas.
No quiero que sepan mis penas,
porque si me ven llorando morirán.
Triste navidad
Rafael Hernández
Ay, qué triste Navidad,
voy a pasar sin ti,
solito aquí en mi hogar
y tú lejos de mí.
Ay, qué triste Navidad,
dónde estará mi amor,
esta noche de paz,
de nuestro redentor.
Qué triste se ve mi arbolito,
el eno que cuelga
son lágrimas tristes,
y llora porque tú te fuiste
y juntos lloramos
nuestra soledad, sí.
Noche de paz,
noche de amor,
todo duerme en derredor,
brilla la estrella de paz.
Tú no comprendes
Rafael Hernández
Tú no comprendes, que yo no puedo vivir sin ti.
Tú no comprendes, que sólo vivo pensando en ti.
Ah, si supieras cuánto me agobia la soledad,
no me dejaras sin tu cariño, nunca jamás.
Me está consumiendo la pena y el llanto;
cansado me siento de tanto esperar.
Y tú no comprendes, que si sufro tanto,
es porque te quiero, te quiero en verdad.
Ya la primavera volvió con sus flores,
el cielo se adorna con oro y zafir.
Y todos me dicen, espera y no llores,
y tú no comprendes, que espero por ti.