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CAPÍTULO 5
Campeonas internacionales: Telefónica y Telmex
5. Campeonas internacionales: Telefónica y Telmex
Inglaterra gesta medidas para reestructuración de la incumbente estatal de telecomunicaciones la
British Telecom (BT), convergiendo a su privatización en sucesivos pasos, el primero dado en el año
1977, el segundo en 1981 y finalmente lo concreta plenamente en 1984.
Contingentemente, en enero de ese mismo año, sobre un juicio antimonopolio promovido por el
Departamento de Justicia de USA, 1984, se decreta la fragmentación de la organización AT&T, en ese
país.
El Mercado Común Europeo, en la convicción de que el mantenimiento de una organización industrial
de tipo monopólico encontraba serios límites, sobremanera en la industria de las telecomunicaciones
lanzada a una acelerada evolución, publica el Green Paper de 1987, con la demanda para la
desregulación completa de la industria de telecomunicaciones europea.
Desde el principio hasta finales de los 1990s, diversos países latinoamericanos y de Europa del Este,
iniciaron procesos de liberalización y privatización de las telecomunicaciones. Como contrapartida,
empresas europeas y estadounidenses vieron con interés la posibilidad de adquirir estas empresas. Lo
que pudo haber empezado como incursiones singulares en países que abrían oportunidades de
negocio se ha transformado en una política global de posicionamiento.
El objetivo que se presentó a las firmas europeas ante la fuerte ola de desregulaciones y
privatizaciones fue ampliar sus mercados nacionales. España confrontaba un desafío adicional, en ese
entonces, la red telefónica española era la más atrasada de Europa, y por lo tanto era previsible que
fuese absorbida por algunos de los operadores europeos de mayor tamaño, o en el mejor de los casos
jugar sólo un rol subordinado en el contexto de las telecomunicaciones.
En aquel momento, el gobierno español asumió como objetivo, construir una industria de
telecomunicaciones que pudiera apoyar la modernización del país, crear las condiciones para que su
actual empresa estatal enfrentara la competencia de sus poderosos vecinos y simultáneamente
constituirse en un importante contrincante en el mercado europeo liberalizado de las
telecomunicaciones. En tal sentido, para los estrategas españoles la neutralización de las ventajas de
los operadores vecinos de los países más desarrollados de Europa, solo se podría alcanzar en la
medida que por medio de la internacionalización de la empresa, se consiguiera suficiente economía de
escala.
La propia naturaleza global de los servicios de telecomunicaciones determina la vocación internacional
de las empresas de telecomunicaciones. Las particulares amenazas a la subsistencia de los
operadores nacionales en los países más débiles, constituyeron un incentivo fundamental para intentar
la internacionalización de sus empresas. Más aún, decisión que surge en estrecha relación con su
poder y providencia política.
Sus estrategias responden a dos posiciones diferentes. La primera, donde Bellsouth es el ejemplo
paradigmático, identifica como activo principal el operar sobre la base de una tecnología de punta.
La segunda, el caso de Telefónica, busca explotar la infraestructura existente con una base
relativamente grande de clientes, a la expansión de la red fija, sobre el monopolio de la red de acceso.
En esa época, la posesión monopólica de la última milla, controlaba todos los servicios telefónicos de
la red local y de larga distancia, como también el acceso único a Internet. Esta cualidad ha dejado de
tener efecto al tomar supremacía las redes inalámbricas.
Mientras las empresas europeas se constituyen en las principales protagonistas de la segunda
estrategia, en México surge TELMEX, un operador nacional que desarrolla una táctica similar a
Telefónica, pero dirigida a la red del interior de su país.
Si en 1997 se hubiese especulado respecto a cuales serían los operadores dominantes, aparte de
Telefónica, para latinoamérica en el futuro, France Telecom y Telecom Italia habrían aparecido como
los más fuertes candidatos. Incluso TELMEX asoma en un inicio, ajeno a las privatizaciones de Brasil.
Sin embargo a la semejanza de Telefónica, pronto pasa a tomar el papel de “campeón nacional”, con
la bizarra aspiración de convertirse en un “campeón internacional”.
Es entonces que España y México, en la oportunidad de planear la privatización de su empresa
nacional de telecomunicaciones, osaron engendrar la creación de “campeones nacionales”, con
objetivos claros de constituirse en poderosos operadores internacionales.
Mientras otros países, como en particular lo fueron Argentina, Chile y Brasil, descartaron ese objetivo
de transformarse en poderosos operadores internacionales, y aún más, en beneficiarse de poseer una
empresa nacional de telecomunicaciones, perdiendo esta oportunidad para su propio país.
5. 1. Telefónica
El objetivo de construir, a la empresa de telecomunicaciones española en un campeón nacional fue
reiterado como objetivo específico en el documento aprobado en el gabinete el 7 de octubre de 1994.
Dicho documento, titulado “Líneas estratégicas de la política de telecomunicaciones para el período de
transición”, afirmaba la necesidad de “reforzar los operadores nacionales para enfrentar la
competencia de operadores de otros países” y proponía “favorecer el desarrollo tecnológico e industrial
del sector nacional de telecomunicaciones”.
En términos prácticos, esta decisión se tradujo en tres políticas básicas: (i) un marco regulatorio
favorable para la empresa pública; (ii) una política tarifaria generosa; (iii) una política de “dinero barato”
conjuntamente con la decisión de no distribuir dividendos’.
Al operar en mercados regulados, los resultados dependen en gran medida de la capacidad de
influencia sobre el gobierno y el regulador en particular. Al tratarse de empresas inicialmente públicas
nacionales, como Telefónica de España, France Telecom o Telecom Italia, por lo tanto con
conocimiento y disposición a operar en estrecha colaboración con las autoridades políticas y
entenderse con las reguladoras de los diferentes países latinoamericanos.
Así es que, en 1990 Telefónica adquiere las operaciones de Argentina y Chile; en 1991 participa en la
compra de las empresas venezolanas y en 1994 adquiere la Compañía Peruana de Teléfonos,
posteriormente interviene en las redes de Brasil y de Centroamérica.
El período de gracia para realizar las inversiones en la red argentina y el fuerte aumento de sus tarifas,
ayudó a Telefónica en recomponer y modernizar la red existente en España y comenzar la cadena de
adquisiciones en América Latina.
El despliegue en España comienza con la promulgación de la Ley 31 de 1987 sobre
telecomunicaciones, encuadrando el objetivo de abrir gradualmente el sector a la competencia. En
telefonía básica se otorgó a la entonces Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), una
concesión exclusiva hasta 1996. La nueva Ley no preveía la posibilidad de privatizar la empresa, la
intención era que durante el período de exclusividad, la firma se transformaría en una empresa
fundamentalmente competitiva respecto de sus adversarios europeos.
Años después, las nuevas directivas de la Unión Europea promovieron con mayor fuerza la apertura
total del sector de telecomunicaciones.
El gobierno español en este contexto, por diciembre de 1997 aprueba una ley cuyo principal objetivo
fue promover la competencia entre los operadores e implementar la privatización de la ahora
denominada Telefónica de España, reteniendo aquel sin embargo, la “acción de oro”.
5. 2. Telmex
Hasta 1997 las autoridades gubernamentales de México dirigieron sus acciones a formar y fortalecer
su empresa nacional de telecomunicaciones en el país. Esta situación empieza a cambiar en el año
1998, abriéndose al mercado internacional con su adquisición de Teléfonos de Guatemala (TELGUA),
operador fijo en Guatemala.
Le siguieron en el año 2003, ENITEL de Nicaragua y la Compañía de Telecomunicaciones de El
Salvador; y en el año 2004 con EMBRATEL (operador de larga distancia en Brasil), Globo
Comunicações e Participações S.A. (Globopar) y Net Serviços de Comunicação S.A. (Net), el mayor
operador de TV cable en Brasil.
También tiene presencia internacional con participación en el Consorcio Ecuatoriano de
Telecomunicaciones S.A. (Conecel), así como en otras empresas de larga distancia y celular
prepagados en USA, obtiene la licencia para Algar Tele Leste en Brasil y adquiere la Compañía Celular
de Puerto Rico (CCPR).
La reforma de las telecomunicaciones en México, fue parte de una reforma mayor que buscaba
transitar desde una economía cerrada a una abierta, y desde una fuerte intervención gubernamental
hacia un papel público reducido. Hacia 1986 la reestructuración económica se radicalizó, México entró
en el GATT e implementó una reducción de las barreras comerciales.
El cambio hacia una economía orientada al exterior implicó una transformación de las relaciones con el
sector privado; los segmentos que ganaron en importancia fueron los exportadores y los grupos
financieros, quienes se podrían beneficiar de la apertura comercial. Esta reforma se constituyó en un
mecanismo de recuperación económica, y un medio para la construcción de una nueva coalición social
y política. Esta evolución y las tensiones que generó constituyen el contexto de política en que la
transformación de las telecomunicaciones tuvo lugar.
La privatización de TELMEX, una de las empresas públicas más grandes y más rentables del país, fue
la política clave de la estrategia gubernamental para resolver estas tensiones. TELMEX fue privatizada
como una firma verticalmente integrada. La empresa pudo haber sido vendida como un conjunto de
monopolios regionales o desestructurada en sus servicios locales, de larga distancia, móviles y de
valor agregado. La decisión de mantenerlas para su venta en una empresa integrada, estuvo asociada
a la convicción de crear un “campeón nacional”.
En términos del contexto político, la economía mexicana y su transición requerían el apoyo de grupos
claves. El cambio hacia una economía abierta a la competencia internacional y a la propiedad privada
dependía crucialmente del apoyo del sector gremial e industrial y comercial privado. Por otra parte
dentro de este sector, las empresas grandes internacionalizadas aparecían como las únicas capaces
de ajustar la competencia externa en adquirir las empresas públicas y además su fortaleza apoyaría
las iniciativas de reforma del gobierno.
El grupo Carso, un conglomerado financiero mexicano, conjuntamente con el sindicato de telefonistas,
constituyeron una base importante de la coalición que jugaría un rol crucial en la política mexicana de
reforma de las telecomunicaciones.
La privatización de una empresa verticalmente integrada, como campeona nacional, satisfacía en
México, las demandas de los jugadores claves en el sistema, tanto del sector privado interno, como de
los sindicatos (ver: Organización industrial y competencia en las telecomunicaciones en América
Latina: estrategias empresariales, de Judith Mariscal y Eugenio Rivera, CEPAL, Serie Desarrollo
productivo N° 169).