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SISTEMA NERVIOSO. El cuerpo humano se compone de 10 sistemas o aparatos, grupos de tejidos y órganos que están implicados en la realización de alguna función concreta. Cada sistema coordina sus actividades con el resto de los sistemas para mantener el funcionamiento adecuado de todo el organismo. Esta coordinación permite la realización de diversas actividades vitales como la defensa frente a los agentes infecciosos, la digestión, el crecimiento o la reproducción. UNIDAD FUNAMENTAL, ESTRUCTURAL Y FUNCIONAL DEL SISITEMA NERVIOSO.LA NEURONA El centro del sistema nervioso es el encéfalo, que se compone del tronco cerebral, el cerebelo y el cerebro. El bulbo raquídeo, que forma parte del tronco cerebral, controla funciones básicas como el ritmo de la respiración, el latido cardiaco y la actividad de los intestinos. El mesencéfalo, otra parte del tronco cerebral, controla el movimiento y contiene centros nerviosos implicados en la audición y en la vista. El cerebelo coordina el equilibrio y la locomoción. El cerebro regula las funciones mentales más elevadas, como la comprensión, la memoria, el habla, el aprendizaje, el razonamiento y las emociones. Dividido en dos hemisferios, el cerebro también contiene centros que reciben e interpretan las sensaciones del oído, la vista, el olfato y el gusto. El encéfalo humano. Tiene tres componentes estructurales principales: los grandes hemisferios cerebrales con forma de bóveda, el cerebelo, más pequeño y con cierta forma esférica y el tronco cerebral. En el tronco cerebral, destaca el puente de Varolio y la médula oblonga o bulbo raquídeo. Los hemisferios cerebrales son responsables de la inteligencia y del razonamiento. El cerebelo ayuda a mantener el equilibrio y la postura. El bulbo raquídeo está implicado en el mantenimiento de las funciones involuntarias, tales como la respiración. El tálamo, situado entre el tronco cerebral y los hemisferios cerebrales, actúa como centro de retransmisión de los impulsos eléctricos que viajan hacia y desde la corteza cerebral. Médula espinal Estructura anatómica. La médula espinal está contenida dentro del canal vertebral y, junto con el encéfalo, constituye el sistema nervioso central. En su interior, la sustancia gris tiene forma de H y está constituida por los cuerpos celulares de las neuronas medulares; la sustancia blanca, en cambio, está compuesta por fibras nerviosas. Nervios craneales. Mientras que la mayoría de los nervios mayores emergen de la espina dorsal, los 12 pares de nervios craneales se proyectan directamente desde el encéfalo. Todos estos pares de nervios transmiten información motora o sensorial (o ambas); sin embargo, el décimo par, el nervio vago, se relaciona con funciones viscerales como el ritmo cardiaco, la vasoconstricción y la contracción de los músculos lisos que se encuentran en las paredes de la tráquea, del estómago y del intestino. Sistema nervioso autónomo o vegetativo. El sistema nervioso autónomo dirige las actividades corporales sobre las que el individuo no tiene un control consciente, como la respiración o la digestión. Consta de dos partes: el sistema simpático y el parasimpático. El sistema endocrino Consiste en varias glándulas que segregan sustancias químicas, llamadas hormonas, al flujo sanguíneo. Las hormonas influyen y regulan diversas actividades como el metabolismo, el crecimiento, el desarrollo mental y el comportamiento emocional. La hipófisis es una glándula del tamaño de un guisante localizada en la base del cerebro. La hipófisis actúa como una glándula controladora maestra, segregando una serie de hormonas que activan otras glándulas. La glándula tiroides, localizada en el cuello, segrega la hormona tiroxina. La tiroxina aumenta el metabolismo corporal, el ritmo al que los alimentos son descompuestos y transformados en calor y energía. Una cantidad excesivamente baja de tiroxina en la sangre produce letargo y fatiga, mientras que una cantidad excesivamente elevada provoca hiperactividad, nerviosismo y pérdida de peso. Las glándulas paratiroides son cuatro glándulas pequeñas localizadas en el cuello, detrás de la glándula tiroides. Estas glándulas segregan una hormona que regula la concentración de calcio y de fósforo para que los huesos se mantengan en buen estado. La parathormona también influye en la contracción muscular y en la conducción de los impulsos nerviosos. Glándulas suprarrenales glándulas pequeñas, localizadas por encima de los riñones. Están compuestas de una zona interna, llamada médula, y una parte externa, conocida como corteza. La médula segrega la hormona adrenalina, que prepara al cuerpo para enfrentarse a emergencias repentinas. La adrenalina acelera el ritmo cardiaco, aumenta la tensión arterial, hace que la sangre se coagule más deprisa y desvía la sangre del tracto intestinal a los músculos. La corteza segrega hormonas que controlan el nivel de sales y de agua en la sangre y colaboran en la regulación del metabolismo de los hidratos de carbono. También segrega pequeñas cantidades de hormonas sexuales masculinas o andrógenos. De las dos partes de las glándulas suprarrenales, solo la corteza está bajo el control de la hipófisis. El páncreas es una glándula larga y estrecha, parecida a una hoja, localizada en el abdomen, detrás del estómago y debajo del hígado. El páncreas segrega insulina, una hormona que favorece la entrada de glucosa en las células. Cuando se produce poca insulina, los tejidos corporales no pueden utilizar o almacenar glucosa, y se desarrolla una enfermedad conocida como diabetes mellitus. Las mujeres tienen unas glándulas sexuales, llamadas ovarios, que segregan unas hormonas denominadas estrógenos. Estas hormonas controlan la aparición de los caracteres sexuales secundarios femeninos, como el crecimiento de las mamas y el desarrollo de la figura. Los estrógenos, junto con ciertas hormonas de la hipófisis, se ocupan de controlar el ciclo menstrual. Los varones tienen unas glándulas sexuales, llamadas testículos, que segregan andrógenos, las hormonas sexuales masculinas. Además de controlar la aparición de los caracteres secundarios masculinos, los andrógenos contribuyen a la producción de esperma y al desarrollo de la próstata. El sistema inmunológico. Defiende el cuerpo de la invasión de organismos que pueden causar enfermedades. El sistema inmunológico utiliza dos mecanismos de defensa: la inmunidad innata y la inmunidad adquirida. La respuesta inmunitaria innata ocurre inmediatamente para proteger el cuerpo de cualquier tipo de sustancia extraña. Este sistema utiliza barreras, como la piel y las membranas mucosas que revisten todas las cavidades corporales, y sustancias químicas protectoras, como las enzimas de la saliva y las lágrimas, que destruyen las bacterias. La respuesta inmunitaria adquirida, que requiere de una exposición previa a la sustancia extraña, se basa en la acción de glóbulos blancos especializados, llamados linfocitos, para responder a tipos específicos de invasores extraños. Los linfocitos B producen unas proteínas llamadas anticuerpos, que circulan en la sangre y atacan a los organismos específicos que causan las enfermedades. Los linfocitos T atacan a los organismos invasores directamente. Las amígdalas son masas de tejido linfoide que forman un anillo que rodea las paredes de la faringe o garganta. Las células linfoides de las amígdalas ayudan a proteger a la faringe frente a la invasión de bacterias patógenas. Timo, algunos linfocitos se originan en la médula ósea y luego pasan al timo, donde maduran como linfocitos T. Los ganglios linfáticos son masas de tejido que atraen a los linfocitos y los despliegan en áreas del cuerpo afectadas por el ataque de agentes infecciosos. El bazo es un órgano linfático, situado en la zona superior izquierda de la cavidad abdominal, en contacto con el páncreas, el diafragma y el riñón izquierdo. Los linfocitos maduros viajan constantemente por el torrente sanguíneo hasta los órganos linfáticos y luego vuelven de nuevo a la sangre. De esta manera, el organismo está continuamente controlando las sustancias invasoras. Entre las principales funciones del bazo está la de elaborar anticuerpos contra diversos tipos de células sanguíneas y microorganismos infecciosos. La médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de algunos huesos. Todos los linfocitos se originan en la médula ósea. Los que maduran en la médula ósea se desarrollan en linfocitos B. Vasos linfáticos, los linfocitos recorren el cuerpo por la circulación sanguínea y suelen emigrar a los vasos linfáticos, que se encuentran en cualquier parte del cuerpo menos en el cerebro. Los linfocitos viajan en el interior de esos vasos, en un líquido incoloro y rico en grasas conocido como linfa.