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22 argumentos abortistas para justificar la ley
Juan Francisco Jimenez Jacinto
Recogemos los argumentos que dan periodistas, filósofos, escritores y
políticos para tratar de justificar la nueva ley del aborto que prepara el
gobierno socialista
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, presentó el pasado mes de marzo la
síntesis de lo que iba a significar la nueva Ley de Plazos sobre el aborto y defendió
la despenalización total del aborto.
Aído hizo públicas las propuestas definitivas del Comité de Expertos de su
departamento para la elaboración de una nueva ley de plazos del aborto. La propia
ministra defendió en la rueda de prensa el aborto libre hasta las 14 semanas,
incluso en las adolescentes a partir de los 16 años y sin permiso paterno, y la
despenalización total en cualquier caso.
Se pretende que el anteproyecto de la nueva ley vea la luz antes del verano. Así, el
aborto podrá ejercerse libremente en las primeras 14 semanas del embarazo
y se permitirá hasta las 22 en caso de riesgo para la vida o la salud de la
madre o graves anomalías del feto. No habrá ningún límite para los casos de
diagnósticos tardíos de malformaciones.
A continuación presentamos la génesis razonadora de los abortistas: 22
argumentos en los que se basan para justificar las reformas de la ley del aborto:
1.- La ley no obliga a hacerlo.
Elena Arnedo, ginecóloga y escritora, afirmaba en el diario El Mundo del 30 de
marzo que “la ley no obliga a nadie a abortar” y que “ninguna mujer aborta sin
importantes y meditadas razones para hacerlo”.
2.- El aborto no es un drama sino la recuperación de un proyecto vital
interrumpido por un embarazo.
Arnedo sugería que cada uno de los más de 100.000 abortos anuales “no suponen
otros tantos dramas -el drama era la anterior situación- sino la recuperación de los
proyectos vitales, de la integridad, de la dignidad, de la libertad, de la autonomía o
de la salud de esas mujeres”.
3.- Es prioritaria la protección de la madre frente al producto que se
desarrolla en el útero.
Asimismo Arnedo manifestaba que desde un punto de vista legal “existe un
conflicto de intereses entre dos bienes constitucionales: el feto y la madre”, y
añadía: “tanto la ley como el sentido común consideran prioritaria la protección de
la madre frente al producto que se desarrolla en su útero fecundado”.
4.- Un ser no puede considerarse humano con criterios científicos.
Otra idea que desarrollaba la ginecóloga era que, según ella, el momento en que
puede considerarse humano un ser “no puede establecerse mediante criterios
científicos”.
5.- Penalizando el aborto se aboca a las mujeres a la clandestinidad.
Por último Arnedo denunciaba que si la Iglesia “consiguiera su propósito, la
penalización total del aborto”, las mujeres “se verían abocadas de nuevo a abortar
clandestinamente, poniendo en peligro su salud y su vida y corriendo el riesgo de
ser encarceladas”.
6.- La prohibición del aborto empuja a las mujeres a abortar en
condiciones sanitarias nulas.
Santiago Barambio, presidente de ACAI, ginecólogo abortista y recientemente
condenado por malas prácticas abortistas, sostenía en un artículo de opinión
publicado por El Periódico que “la prohibición legal del aborto provocado, se recurría
y se recurre en condiciones sanitarias nulas”, hecho que, según el médico abortista
“supone la muerte de muchas mujeres, principalmente por hemorragia e infección,
y la presencia de secuelas como la pérdida de capacidad reproductiva”.
7.- El aborto como solución a la incorporación de la mujer en la vida laboral
para quien el embarazo deja de ser el centro de su papel en la sociedad.
Barambio consideraba que las mujeres “incorporadas a la vida laboral” quieren
acceder a la formación personal y a la independencia económica, por lo que
“quieren planificar sus embarazos, que dejan de ser el centro de su papel en la
sociedad”.
8.- La ley de 24 semanas de libre decisión como solución a evitar la
clandestinidad o tener que salir de España para abortar.
Finalmente el ginecólogo concluía constatando que “otras fuerzas políticas y
colectivos como la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del
Embarazo (ACAI) proponen una ley de 24 semanas de libre decisión y sin límite
para malformaciones fetales (como en Holanda), que evitaría que muchos miles de
mujeres tuvieran que salir de España para abortar o hacerlo clandestinamente”.
9.- Es mejor abortar que venir al mundo en el sí de unos congéneres que
no te desean.
El pasado 2 de abril, el filósofo Fernando Savater publicaba en el diario El País la
siguiente afirmación: “Si alguien me preguntase, yo diría que la única justificación
del aborto es precisamente el derecho de quien va a nacer a no llegar al mundo con
el rechazo previo de los primeros semejantes que deben acogerle”.
10.- La vida no es un hecho biológico.
Asimismo, Savater denunciaba en el mismo artículo de opinión que se tratara este
tema como “si la existencia de las personas fuese una cuestión biológica” y no “de
interpretación social”. “No son argumentos de obstetricia ni de ninguna otra ciencia
los que pueden zanjar legal ni mucho menos moralmente una cuestión tan delicada
que compromete valores fundamentales de nuestra sociedad”, añadía.
11.- El embrión no es una vida humana.
En un artículo titulado ‘El aborto como un derecho’ publicado en El País el 2 de abril
y con firma de Javier Martínez Salmeán, el miembro del Comité de Personas
Expertas del Ministerio de Igualdad sobre interrupción voluntaria del embarazo
recordaba que en el debate europeo de los años sesenta sobre ‘el aborto sí, aborto
no’ ya se utilizaron argumentos “sobre la vida del embrión, equiparándola a la vida
humana, que son idénticos a los que estamos escuchando en la actualidad”.
12.- El aborto hasta la semana 22 sí, porque a partir de este término
(plazo) existe viabilidad fetal.
El jefe de servicio de obstetricia y ginecología del Hospital Severo Ochoa de
Leganés, consideraba que “a partir de la semana 22 de gestación, considerada
como la fecha que delimita el comienzo de la viabilidad del feto
independientemente de la madre, el derecho del feto debe prevalecer sobre la
madre en sintonía con la comunidad científica y la Organización Mundial de la Salud
(OMS)”.
13.- La legislación del aborto no aumenta su práctica.
Martínez Salmeán sostenía en su artículo que el aborto legal no incrementa su
práctica “ni con la regulación ni con el tipo de ley, plazos o indicaciones”.
14.- La legislación del aborto enfrenta un problema de salud pública.
Asimismo, Salmeán cree que el Gobierno con la nueva ley “está respetando la
postura de los creyentes”, pero “está legislando para regular de la mejor manera
posible un problema de salud pública”.
15.- El aborto es un derecho.
“Al margen de los credos religiosos, consolidemos los derechos que permiten, en
este caso a las ciudadanas, tomar decisiones amparadas en leyes honestas
adaptadas al tiempo que vivimos y a su realidad social”, concluye Martínez
Salmeán.
16.- Un hijo es demasiado importante como para que nazca por un error,
una violación o porque la madre no se siente preparada.
La periodista Núria Ribó afirmaba en un artículo titulado "Yo sí, soy pro vida: pro
vida digna" publicado por el diario El Mundo el 31 de marzo que un bebé es
“demasiado importante”, como para que “nazca por un fallo, una violación o
sobretodo, cuando la mujer no se siente preparada y no lo desea”.
17.- No se puede afirmar científicamente cuando un ser puede
considerarse humano.
Javier Sampedro, periodista de El País, publicaba el 27 de marzo la información
de que “las élites” de las disciplinas de la genética y la embriología constataban –
contra lo sostenido por la Declaración de Madrid- que el momento en que puede
considerarse humano un ser “no puede establecerse mediante criterios científicos;
el conocimiento científico no puede afirmar o negar si esas características confieren
al embrión la condición de ser humano. Esto entra en el ámbito de las creencias
personales, ideológicas o religiosas”.
18.- El feto no es persona porque no tiene personalidad; el ser humano no
es un ente biológico, sino social y cultural.
El escritor Lázaro Covadlo opinaba el pasado 27 de marzo en El Mundo que no
creyera que el feto fuera “en verdad un verdadero ser humano. Al menos no lo es
antes de nacer. Menos aún una persona. […] es el resultado del conjunto de
actitudes, formas expresivas y roles sociales que vamos adquiriendo a lo largo de la
vida”. El autor argentino añadía: “El humano es, más que nada, un hecho histórico
y cultural. Obviamente, el feto no posee personalidad”.
19.- Si un feto es un ser humano, también lo podría ser una célula, y cada
vez que tomamos el sol, cuando nos descamamos, cometeríamos un
asesinato.
Covadlo hacía la siguiente reflexión: “Dado que un feto es un ser humano, una
célula podría ser considerada como un feto”, y enlazaba esta reflexión afirmando
que de ese mismo modo “deberíamos abstenernos de tomar el sol, ya que la piel se
descama y mueren cantidad de células”.
20.- Como el 97% de abortos se realizan porque son embarazos de riesgo,
hay que fijar una ley de plazos que lo regule.
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, reflexionó el 5 de abril sobre los puntos
más polémicos de la nueva ley del Gobierno en un artículo publicado por El Mundo.
En el texto la ministra recuerda que “en el 97% de los casos la interrupción se
realiza en base al supuesto de la salud de las mujeres, que no tiene plazo límite en
la regulación vigente” por lo que constata que “tenemos una legislación que se ha
quedado vieja, con demasiado margen para la arbitrariedad”.
21.- La Ley de Autonomía del Paciente permite a los menores de 16 años
operarse de lo que quiera sin consentimiento paterno.
Aído recuerda que “la Ley de Autonomía del Paciente permite a cualquier joven
operarse de lo que quiera con 16 años sin consentimiento paterno”, aunque aclara
las “curiosas” excepciones introducidas por el PP el 2002: “las intervenciones que
guarden relación con la interrupción voluntaria del embarazo, los ensayos clínicos y
la reproducción asistida”.
22.- El Estado no debe proteger por igual a un embrión de una semana que
a un bebé de meses.
En el artículo titulado ‘Lo que nos une y lo que nos separa’ la ministra de Igualdad
constata que lo que separa a las diferentes voces abortistas y no abortistas “es si el
Estado debe proteger igual a un embrión de una semana, o incluso una célula
embrionaria, que a un bebé de meses como el de la famosa foto” refiriéndose al de
la campaña pro vida de la Conferencia Episcopal Española.