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El ejemplo sin igual del cura de Ars. Contexto sociocultural
El contexto histórico de la época en que vivió el santo cura de Ars
Horacio Martínez Franco
1. Introducción. 2. La Ilustración. 3. La supresión de la Compañía de
Jesús. 4. La Revolución francesa. 5. La Restauración y el liberalismo.
2.
1. Introducción
Un día como hoy 4 de agosto, pero de 1859, el cura de Ars, Juan María
Vianney (1786-1859) expiró. Elevemos un Te Deum al celebrar el 150
aniversario de su muerte. ¿Qué sucedía en aquella época? ¿Cuál fue el
ambiente en el cual nació, creció, vivió y murió aquél sacerdote? ¿Qué
importancia tenía Francia en aquella época? ¿Qué acontecimientos y
personajes marcaron su huella en la historia?
Cuando en un determinado momento de la historia humana surge un
santo, no brota de improviso, sino que, el entorno vital juega un papel
importantísimo. El ser humano es siempre hijo de una época y de un ambiente.
El objeto del presente trabajo es observar con atención el contexto
sociocultural de una época particularmente espinosa a causa de la ilustración y
el liberalismo, en la que nació un hombre, un héroe, un santo: el cura de Ars.
2. La Ilustración
En el siglo XVIII, el concepto de luz cobró un nuevo e importante
significado. Es por ello que se le denominó el siglo de las luces.
La confianza en la razón y la libertad alentó un clima de optimismo. Los
filósofos, los políticos, los artistas, los intelectuales y los comerciantes, veían la
posibilidad del progreso de la sociedad, dejando a un lado las viejas creencias
y desarrollando el conocimiento científico. A este movimiento cultural se le
llamó más tarde: ilustración o iluminismo (lumières, aufklärung).
Es el fruto de dos corrientes filosóficas: el empirismo y el racionalismo 1.
Ambas ponen el criterio de verdad en el sujeto. La Ilustración cuya afirmación
básica es la plena autosuficiencia del hombre, irrumpe y se propaga en
diferentes senderos: filosofía, política, economía, derecho, arte, moral y
religión. Se puede afirmar que la Ilustración es el clima cultural del siglo XVIII.
Entre sus características esenciales se encuentran: fe en la razón como
norma única y absoluta de la verdad, independiente de cualquier otra realidad;
la confianza en la naturaleza humana que por sí misma puede encontrar la
felicidad, la verdad, y el bien; desprecio del pasado que es considerado como
la edad de las tinieblas en oposición al presente y al futuro que forman la era
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El empirismo es el movimiento filosófico que afirma que sólo es posible conocer a través de la
experiencia sensible. El conocimiento está limitado a los fenómenos y toda metafísica es imposible. Sus
representantes son: David Hume, John Locke, George Berkeley.
El racionalismo, por su parte, afirma que sólo podemos conocer a través de la razón, puesto que los
sentidos nos engañan. La experiencia nos da datos concretos, sólo la razón puede ofrecernos ideas
abstractas. Sus representantes: René Descartes, Leibniz, Emmanuel Kant.
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El ejemplo sin igual del cura de Ars. Contexto sociocultural
de la luz (aquí nace el odio contra la Iglesia); optimismo en la nueva etapa,
llamada edad de oro.
Estas características fueron aplicadas por los ilustrados en: la religión,
reducida a un vago deísmo; la moral, centrada en la ley natural exigida por la
razón y la voluntad; la economía, en la que basta descubrir las leyes que la
rigen para asegurar el orden económico en donde el Estado no debe intervenir,
laissez faire, laissez passer; la política, en la que se pasa del absolutismo al
despotismo ilustrado en el que el Estado regula la vida cotidiana y pretende
igualar a los súbditos.
En esta época se pensaba que la miseria y la opresión se debían a la
ignorancia y a la superstición. Por lo tanto, había que tomarse muy en serio la
educación de los niños y del pueblo en general. Hacía falta ilustrar a las
grandes capas del pueblo, porque ésta era la condición previa para una
sociedad mejor.
La cuna de la Ilustración fue Francia, país que había logrado una enorme
prosperidad, pero cuya desigualdad social era vergonzosa y alarmante.
A partir de 1750, aparecieron algunas zonas de tibieza en el escenario
religioso francés: la caída de vocaciones, la disminución de libros religiosos, la
ignorancia religiosa y el decaimiento en la vida moral.
La Ilustración francesa lleva también el nombre de enciclopedismo,
porque fueron los grandes diccionarios temáticos y técnica editorial los que
llevaron a todos los rincones las ideas de los librepensadores. Primero con el
Diccionario histórico y crítico, de Pedro Bayle (1695-1697), en 2 volúmenes, y
finalmente con la Encilcopedia de Diderot y D´Alembert, en 28 volúmenes, que
ofrecía por primera vez el registro completo de cuanto podría considerarse
patrimonio cultural de la humanidad; fue escrita entre los años 1751 y 1772.
Con aportaciones de todos los filósofos de la ilustración. «Aquí está todo», se
decía, «desde cómo se hace una aguja hasta cómo se funde un cañón». Se
pensaba que al difundir los conocimientos, la humanidad haría grandes
progresos.
Otras obras importantes que fueron contagiando el virus de la ilustración
de tinte anticlerical son: Pablo y Virginia de Bernardin de Saint-Pierre (1784),
Cartas persas de Charles de Secondat barón de Montesquieu (1721) y Cándido
de Françoise-Marie Arouet (Voltaire, 1694-1778) publicada en 1759.
3. La supresión de la Compañía de Jesús
La figura del papado se había debilitado. Los emperadores veían con
recelo la Compañía de Jesús por estar al servicio del papa. Por eso se inicia en
Portugal una campaña con el fin de desacreditar y aniquilar a los jesuitas.
Los jansenistas y parlamentarios regalistas franceses en 1762-1764
expulsan de sus territorios a los jesuitas. Continúa Carlos III de España, quien
expulsa de manera masiva de España y las Indias a todos los jesuitas. La
presión es tal que el papa Clemente XIV con la bula Dominus ac Redemptor,
del 21 de julio de 1773 suprime la Compañía de Jesús.
Los agentes políticos y culturales de la Ilustración pensaron haber dado
muerte al monstruo del dogmatismo y la intolerancia. Los colegios, las misiones
y las universidades ignacianas quedaron abandonados. Sólo Catalina de Rusia
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se opuso a la promulgación de la bula en su reino, con lo que un pequeño
grupo de jesuitas polacos pudo sobrevivir. Al final del siglo todo presagiaba
cambios radicales que llegarán a partir de la Revolución francesa.
4. La Revolución francesa
Si la Revolución Industrial (1767-1900) cambió lo económico y un tanto lo
social en varios países; si la Revolución norteamericana (1776) fue modelo
para el continente americano y ejemplo de un gobierno representativo, la
Revolución francesa trajo consigo un cambio enorme en todos los aspectos de
la vida de Occidente.
En la segunda mitad del siglo XVIII se realizaron en diferentes estados
europeos reformas sociales y políticas que permitieron el desarrollo del estado
moderno.
El espíritu nacionalista, como un rio violento, provocó que se acabaran las
monarquías
absolutas,
estableciéndose
en
su
lugar
gobiernos
constitucionalistas. Con la Revolución francesa se derrumbó el Antiguo
Régimen, esto, es, la organización política, social y religiosa de Francia.
Todas las instituciones del antiguo feudalismo, se derrumbaron. Como la
religión estaba en gran medida unida al poder no es de extrañar que pronto la
revolución asumiera aspectos contra la religión y la Iglesia, que condujeran a
un intento de descristianización. La Revolución francesa proclamó la
existencia de derechos individuales e hizo que la dirección de la vida social ya
no estuviera en manos de la nobleza, sino de la burguesía formada por los
profesionistas y en general la clase rica que no era noble.
Causas de la Revolución francesa
¿Por qué se produjo la Revolución francesa?
Había causas económicas, antecedentes doctrinales y fuertes motivos
políticos y económicos.
Francia vivía en plena crisis financiera. Una pésima organización
hacendaria hacía que los impuestos lloviesen sobre la clase media y las clases
populares, mientras gozaban de privilegios y franquicias la clase noble y
eclesiástica.
La tierra, en un país que sólo parcialmente se había industrializado,
estaba mal distribuida, y muchos nobles poseían grandes extensiones de
tierras. Obispados, cabildos y abadías se contaban también entre los grandes
poseedores de tierras. Y la hacienda pública resentía, por otra parte, los frutos
negativos de las guerras contra Inglaterra; pérdida de la India, el Canadá y
otras colonias. Lo que se obtenía como ingresos, era siempre insuficiente para
los gastos de la Corona y de la Corte.
El estado de miseria por parte de la mayoría de las personas hacía crecer
el espíritu revolucionario que buscaba cambiar su situación. Las viejas bases
de la monarquía absoluta eran objeto de crítica acerba; y contra el cristianismo
sostenían muchos un gesto de hostilidad y mofa.
Luis XVI convocó los Estados Generales: nobleza, clero y los burgueses o
estado llano, para el 5 de mayo de 1789 en el palacio de Versalles.
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Se reunieron los diputados representantes de cada clase: 296 del clero,
322 de la nobleza y 578 del estado llano.
Algunos agitadores incitaron al pueblo a tomar la Bastilla (fortaleza del
gobierno), el 14 de julio de 1789. Hubo saqueos por toda Francia, atentados y
una revolución agraria promovida por los campesinos. En este año de aguas
revueltas el niño Juan María Vianney contaba con la edad de 3 años.
Los Estados Generales se convirtieron en Asamblea Nacional
Constituyente que después de abolir los derechos feudales y declarar los
derechos del hombre, del ciudadano (26 de agosto) comenzó a dar leyes en
contra de la Iglesia: desamortización y venta de bienes (2 de noviembre),
supresión de los religiosos (3 de febrero de 1790), constitución civil del clero
(12 de julio de 1790) que sirvió para suprimir algunas diócesis (de 135 a 83) y
proponer la fidelidad del clero a la constitución. Se suprimió el diezmo y se
obligó a los nobles a pagar impuestos.
N.B. Fueron suprimidos los monasterios y los institutos de vida religiosa,
por considerarlos una carga gravosa para todo el pueblo. Puesto que de los 23
millones de habitantes en Francia, 450 mil eran religiosos.
Los sacerdotes juramentados se convirtieron en funcionarios del Estado,
los no juramentados fueron perseguidos, desterrados y muchos de ellos
martirizados. Frente a esto, Pío VI condenó la constitución civil del clero el 3
de abril de 1791.
Posteriormente desaparece la Asamblea Nacional Constituyente y surge
la Asamblea Legislativa (1791-1792), quien declaró la guerra al Imperio (20 de
abril de 1792); luego promulgó una legislación anticlerical el 27 de mayo. Se
detuvo al rey y cayó la monarquía.
En seguida, la Convención Nacional (1792-1795) castigó a los sacerdotes
que se negaban a jurar la Constitución Civil del Clero. En 1793 Luis XVI fue
decapitado en la guillotina. Robespierre dio inicio a la época del terror: torturas
y asesinatos de sus adversarios.
La semana de siete días fue suprimida por la Convención, para eliminar el
domingo cristiano, y fue remplazada por la decena; se cambió el nombre de los
meses del año de acuerdo a las estaciones. Se sustituyeron las fiestas
cristianas con “ferias” de la vaca, la uva o con el festejo de algún “día nacional”.
Se dio culto a la diosa razón en la catedral de París.
De la Convención se pasó al Directorio (1795-1799). El poder legislativo
fue dividido en dos cámaras: Cámara Baja (500) y Cámara Alta o Consejo de
Ancianos (250). El poder ejecutivo recayó en los 5 miembros del Directorio.
El Directorio ordenó al general Napoleón Bonaparte invadir Italia en 1797
con el fin de apagar “la última llama del fanatismo católico” (el papado). El papa
Pío VI fue hecho prisionero en Francia hasta su muerte en agosto de 1798,
habiendo dejado una bula en al que pedía a los cardenales reunirse en tierra
libre para celebrar el cónclave y elegir a su sucesor.
Del Directorio se pasó al Consulado (1799-1804). Inició el 9 de noviembre
de 1799 con el golpe de Estado de Napoleón, la dictadura y las guerras
europeas. Napoleón firmó un Concordato con la Santa Sede el 14 de julio de
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El ejemplo sin igual del cura de Ars. Contexto sociocultural
1801, donde concedió tolerancia a la religión católica; aunque no por mucho
tiempo.
Finalmente, el Imperio (1804-1815). Napoleón se autoproclama
Emperador. En febrero de 1808, Roma es ocupada por las tropas francesas.
Ese mismo año Napoleón invade con sus tropas a España. En mayo de 1809,
los estados pontificios quedan incorporados al imperio francés. Es en este año
en el cual el joven seminarista Vianney de 23 años de edad es reclutado por el
ejército francés para ir a luchar contra los españoles. Napoleón fue derrotado
en la batalla de Waterloo (1815). Lo cual da fin a la era napoleónica.
¿Cuáles fueron las consecuencias de la revolución francesa? La
revolución destruyó en gran parte las estructuras políticas, económicas y
sociales del Ancien Régime, y presentó las bases para una nueva sociedad
que quiso poner en marcha los principios e ideales que se habían madurado
durante el siglo XVIII: al privilegio, la igualdad; al arbitrio y autoridad absoluta
del rey, la soberanía popular y la libertad; con este cambio la Iglesia perdió en
gran parte sus riquezas, su poder temporal, y su influjo social; obtuvo una
renovación espiritual y una nueva concepción de la Iglesia y el sacerdocio.
Los oprimidos por quienes se hizo la revolución continuaron en la misma
situación o peor que antes, apareció el individualismo y la crisis de autoridad
estatal que condujo al laicismo.
5. La Restauración y el Liberalismo
Cuando Napoleón desapareció del escenario político, muchos pensaron
en restaurar la Europa y la Iglesia. De hecho, el siglo XIX conoció una
indiscutible renovación religiosa que ha dejado huellas hasta nuestros días.
A pesar de ello el liberalismo corría por las venas de la cultura. Asumió
criterios políticos, filosóficos, religiosos y económicos.
El liberalismo político es un movimiento que enfatiza la autonomía del
individuo y limita la acción estatal; el liberalismo filosófico sostiene la autonomía
del pensamiento en contra de lo doctrinal; el liberalismo económico habla de la
oferta y la demanda con base en el dejar hacer y dejar pasar.
Para defender su identidad, la iglesia católica, se vio obligada a luchar
contra ese liberalismo. Presionado por algunos obispos, Pío IX tomó posición
contra los errores del tiempo en dos documentos con fecha del 8 de diciembre
de 1864. En la encíclica Quanta cura condena el racionalismo, el galicanismo,
el socialismo y el liberalismo. Unido a esta encíclica iba un catálogo (Syllabus)
de 80 proposiciones condenadas, donde se observa el rechazo a la sociedad
moderna.
En este contexto de relaciones difíciles entre la iglesia y el mundo
moderno, Pío IX convocó el concilio Vaticano I en 1869; en la constitución
Pastor Aeternus del 18 de julio de 1870 es aprobada la infalibilidad del papa.
Finalmente consideremos que a partir de 1870 el anticlericalismo fue
reforzado por el positivismo, el antisemitismo, la masonería y el avance social
comunista que veía a la Iglesia como una aliada de los ricos en contra de los
pobres a quienes les predicaba resignación y obediencia.
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