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Lenguaje y procesamiento encefálico
Prueba a hacer lo siguiente: comienza a leer este capítulo en voz alta. Lo que está ocurriendo ahora mismo —
si me estás haciendo caso— es la esencia del sistema nervioso (generar movimiento sobre la base de
información sensorial) aplicada a una de sus funciones más complejas: el lenguaje. El sistema capta algún tipo
de información del exterior mediante uno de sus sistemas sensoriales (palabras a través del sistema visual), a
continuación compara los datos recibidos con la información almacenada en la memoria y, como paso final,
genera una salida motora que consiste en la articulación de esas palabras mediante tu aparato fonador (en este
caso concreto, además, hay un curioso bucle ya que las palabras producidas vuelven de nuevo a ser captadas
por el sistema auditivo —siempre que no seas una persona sorda—, que se encarga de certificar la calidad de
la emisión). Aunque para producir este acto se activan multitud de regiones encefálicas que, en conjunto,
generan y guían tu voluntad consciente de leer en voz alta, podemos echar un vistazo a la ruta básica que
sigue la información desde que entra por la retina hasta que sale en forma de palabras. ¡Un viaje de ida y
vuelta a través de tu cabeza!
Ahora que tienes clara la importancia funcional de la comunicación por medio de palabras, vamos a usar el
lenguaje como un ejemplo que nos permita observar de manera global el funcionamiento básico de tu sistema
nervioso y, de paso, descubriremos un poco más de cartografía encefálica.
Primera etapa: el viaje de la información desde la retina hasta tu consciencia
Los receptores sensoriales de tu retina captan la imagen del texto que lees medianre la absorción de fotones,
las partículas portadoras de la luz. Las células de la retina transforman esa luz en potenciales de acción que
viajan por sus prolongaciones hacia el interior del encéfalo. No es una autopista de un único carril: las señales
viajan por varios canales que se bifurcan y llevan copias de esos datos a varias regiones encefálicas. Parte de
los datos viajan, por ejemplo, hacia la zona que controla el movimiento de la cabeza y los ojos, que deben
moverse con precisión para enfocar la vista en las palabras adecuadas a medida que vas leyendo. Otra parte de
los datos, quizás la más importante, se dirige hacia la zona de la corteza cerebral (la llamada corteza visual)
donde esa información se incorporará a tu percepción consciente.
Antes de alcanzar la corteza cerebral, las señales deben ser procesadas por el tálamo, la principal puerta de
entrada de información sensorial. El tálamo es un potente filtro que decide qué datos siguen su curso camino
de la corteza y qué datos se bloquean. Este filtro es necesario, ya que por la retina (y el resto de órganos de los
sentidos) entra mucha más información que la que puede ser analizada. Es importante separar el grano de la
paja. Finalmente, los datos que pasan el filtro llegan, mediante prolongaciones de células del tálamo que
alcanzan el cerebro, a la corteza visual, situada en el lóbulo occipital (en la zona posterior de la cabeza, justo
encima de la nuca). Ahí es donde la imagen del texto comienza su procesamiento definitivo para hacerse
consciente (figura 22).
Ya ves —nunca mejor dicho—, no deja de ser llamativo que la imagen captada por la región frontal de tu
cabeza se envíe para su procesamiento al extremo opuesto, donde en realidad se crea la imagen que percibes.
Figura 22. Etapas del procesamiento encefálico que se realiza al leer un texto en voz alta.
Segunda etapa: tu mente consciente interpreta las palabras
Todavía no sabemos cómo emerge la consciencia a partir de la actividad encefálica, pero sí conocemos el
papel que representan algunas regiones en aspectos concretos de tu mente consciente. En el caso que nos
ocupa, la imagen del texto que ha analizado la corteza visual debe ser interpretada. Es decir, debes reconocer
la estructura de la oración y el significado de sus palabras para que el mensaje que portan llegue a tu
consciencia. A partir de estudios de pacientes afásicos —que tienen alguna dificultad para hablar o
comprender el lenguaje— y de imágenes de resonancia magnética funcional, se ha comprobado que hay una
región en el hemisferio izquierdo cuya función principal es la interpretación del lenguaje. Se llama área de
Wernicke y está situada un poco por delante de la corteza visual, aproximadamente en la región donde se
juntan los lóbulos parietal, temporal y occipital. Por tanto, la información, cuando llega a la parte posterior de
tu cabeza, es enviada a continuación de nuevo hacia adelante mediante las prolongaciones neuronales
apropiadas.
En todo momento tu sistema nervioso está manejando datos provenientes de fuentes diversas. Sin
embargo, tu consciencia es única. Para ello es necesario que toda la información se combine, algo que, hasta
donde sabemos, ocurre en varias zonas de tu cerebro llamadas áreas de asociación. Los datos que entran por tus
órganos sensoriales son procesados primero en regiones concretas de la corteza cerebral, pero a continuación
esa información sensorial es combinada en el área de asociación parieto-temporo-occipital.
No es casualidad que sea ahí donde está situada el área de Wernicke, cuyas neuronas reciben información
del lenguaje a través de la visión —o del oído o incluso del tacto en las personas que leen en Braille— y
deben acceder también a la memoria semántica. Esa es, por tanto, la región principal donde "comprendemos"
lo que leemos. Las lesiones en esa zona producen una incapacidad para comprender el lenguaje llamada afasia
de Wernicke. Curiosamente, las personas que la padecen pueden ser muy parlanchinas a pesar de la falta de
comprensión, lo que da lugar a un habla desestructurada e incoherente. Una persona con afasia de Wernicke
tiene dificultades para decir algo tan sencillo como: "Lléveme al aeropuerto, debo tomar un avión", y en su
lugar dirá algo así como: "Tengo ... , tomar, para ir, fue!. .. f urn mm".
Como no sé leer japonés, si observo un texto escrito en sus caracteres, percibo la imagen que ha formado
mi corteza visual, pero cuando esa información alcanza el área de Wernicke... ahí se queda: soy incapaz de
extraer su significado. Sin embargo, las neuronas del área de Wernicke de una persona que sepa leer esos
caracteres pueden descifrar el mensaje sin dificultad.
Tercera etapa: el mensaje es enviado a los músculos que generan el habla
La información del texto que lees puede viajar ahora a otros lugares, por ejemplo a las regiones relacionadas
con el afianzamiento de la memoria (como el hipocampo). Pero en este breve viaje que estamos haciendo,
nuestro objetivo es la producción del habla, así que ahora lo que necesitamos es mover músculos. La corteza
prefrontal de tu cerebro es una región clave para tomar las decisiones que van a generar el comportamiento.
En el hemisferio izquierdo de esa corteza hay una región que ya conoces, el área de Broca, que tiene como
misión principal activar las neuronas que mueven los músculos del habla. De esta manera, desde el área de
Wernicke, la señal nerviosa debe viajar hacia adelante para alcanzar el área de Broca, lo que se consigue con
las correspondientes prolongaciones neuronales que conectan ambas regiones.
Las neuronas del área de Broca generan la secuencia de señales que producirán el habla a través de los
músculos de la fonación, pero no contactan de forma directa con los músculos, pues lo que hacen es enviar
los resultados de su trabajo a la corteza motora primaria (o M1). Las neuronas de M1 son las encargadas de
activar de manera ordenada y coherente las motoneuronas, de pulsar las teclas del movimiento. Así que, en
esta etapa final, la señal transita de manera consecutiva del área de Wernicke al área de Broca, y de ahí a M1
para al final llegar a las motoneuronas, que son las verdaderas encargadas de inducir la contracción muscular.
Si una persona sufre una lesión en el área de Broca, suele comprender el lenguaje bastante bien, ya que ese
trabajo lo hace principalmente el área de Wernicke, pero tiene muchas dificultades para expresarse (sufre una
afasia de Broca) debido a la disminución del control sobre los músculos encargados del habla.
Esta secuencia de procesos es una simplificación de la exuberante actividad nerviosa que fluye en cada
momento por tu encéfalo, pero puede servir para que te hagas una idea de algunos de los procesos que
ocurren dentro de tu cabeza entre la entrada de un estímulo sensorial y la producción de un comportamiento.
Los distintos sistemas sensoriales activan caminos particulares a través de la inmensa red de conexiones
neuronales. En las áreas de asociación se produce una integración entre los distintos sistemas sensoriales, y
también entre éstos y la información almacenada en la memoria, para a continuación canalizar el flujo de
datos hacia la corteza prefrontal, la región encargada de la toma de decisiones. Independientemente de la
entrada sensorial y del procesamien« intermedio de la información, la salida para generar un comportamiento
es siempre la misma: hay que activar las neuronas de M1 para que éstas, a su vez, activen las motoneuronas
adecuadas.
Espero que no te hayas perdido entre tantas neuronas, Julia. Si es así, puedes revisar la figura 22, que
resume en tres imágenes el proceso que acabo de describir.
El lenguaje de signos
¿Y qué ocurre con las personas sordas? No percibir las palabras a ravés del sistema auditivo impide (o
dificulta, ya que también se lee en los labios) el lenguaje hablado, pero no influye en la utilización del lenguaje
escrito. Las palabras de la escritura deben tener, por tanto, una correspondencia con las palabras del lenguaje
de signos, y aquí surge una interesante cuestión: ¿qué regiones encefálicas usa una persona sorda para
producir su lenguaje de signos? ¿Seguirá la información la misma ruta nerviosa que acabo de describir? Parece
probable que el área de Wernicke funcione más o nenas igual cuando, por ejemplo, una persona sorda lee un
texto escrito. Pero, a la hora de transmitir ese texto mediante signos, ¿envía la información al área de Broca o
existe una ruta distinta? Recuerda que el área de Broca esta especializada en coordinar los movimientos que
realizan los músculos de la fonación, pero en ese caso se trata de mover músculos de mano, antebrazo,
brazo... un conjunto distinto que está controlado por motoneuronas distintas y por neuronas distintas de M1.
Sin embargo, las investigaciones han mostrado que el lenguaje de signos se procesa de una manera muy
similar al lenguaje hablado: tiene lugar de manera preferente en el hemisferio izquierdo y utiliza las áreas de
Wernicke y Broca para la comprensión y ejecución de los signos. Esta similitud se muestra también en los
déficits, de tal forma que una persona sorda con el área de Wernicke dañada tendrá dificultades de
comprensión y ejecución del lenguaje de signos similar a la que se da en la afasia de Wernicke, y lo mismo
ocurre con el área de Broca.
¿Qué sucede con la percepción global de! mundo? ¿Desarrollan las personas sordas una mente distinta por
el hecho de usar un lenguaje de signos? Si las distintas lenguas habladas lo hacen, lo más probable es que
utilizar una serie de sistemas de comunicación distintos dé lugar también a una mente consciente con una
percepción particular del mundo. Además, existen diversas lenguas de signos, por lo que es probable que
personas sordas de distintos países generen también mentes con un cierto aroma local.