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B.5
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Es mucho lo que el P.Fundador habla de oración, podemos recurrir a
sus innumerables textos (cf. eMS.81-114). Vamos a decir, algo de todo ello con
palabras suyas, en una apretada síntesis.
-
Usa imágenes bellísimas y plásticas:
La oración es el gran privilegio del hombre (eMS, 97); el pan de que se
alimenta la religiosa (eMS, 105); la llave que sirve para abrirnos el Corazón de
Jesús (P 11 , 254-256); el cable por medio del cual se nos comunica la luz, esa
luz cuyo foco se halla en el Corazón de Jesús (eMS,104), la oración es nuestra
fuerza (idem)...
-
Utiliza definiciones dignas de Santa Teresa
La oración es el desahogo del alma con el amigo que no se muda
(Past.Adv.457-458); conversación íntima con el infinitamente Bueno (eMS,
110); es trato y comunicación con Cristo íntima, tierna y cordial (cf. M pg.120,
123-124)
-
Presenta la oración como exigencia del amor, mediación de fe y escuela
de santidad:
Verdaderamente el que a Dios ama no puede vivir lejos de Él. Tres cualidades distinguen al que ama a Jesucristo: el afecto a la oración; el gusto indecible por estar junto al Sagrario y el vivir siempre en la presencia de Dios
(eMS103). La oración aviva el espíritu de fe, y desde ella interpretamos la vida
en conformidad con la voluntad de Dios (cf. eMS, 88). En la oración aprendemos la ciencia de la santidad (eMS, 88; eMS, 85)
-
Distingue los diversos tipos de oración:
Habla de oración de meditación (eMS, 88) en la que desarrollamos, desentrañamos, asimilamos, grabamos en la memoria e interiorizamos las verdades eternas; de oración contemplativa, de la oración afectiva que consiste en
estar amando (cf.eMS, 95 y 96). Si en la meditación interviene más el razonamiento, la oración es obra más del corazón que de la cabeza (eMS, 95).
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Del documento elaborado por H.Luz Mª Medina para las formadoras
ACERCARLAS AL MANANTIAL
Si hay un elemento típico, un rasgo claro de la pedagogía que el Padre
utilizó en la formación de la Madre Fundadora, en la de las primeras Esclavas y
en la de otras personas que aspiraban a la santidad bajo su dirección es éste:
ponerlas en contacto con Jesucristo en el sagrario.
Mi plan con Vd. y en general con todas las almas sedientas de perfección, ha sido siempre acercarlas al manantial. ¿No es verdad? Ponerlas en contacto con Dios para que con El conferencien, porque Él es el
único Maestro. Eso he querido y quiero. ¿Le ha ido a Vd. mal así? ¿No
ha nacido y se ha desarrollado de esta suerte en el corazón de Vd. ese
amor íntimo, tierno y cordial que tiene, y yo con tanto gozo de mi alma veo, al Smo. Sacramento y al Tabernáculo? (RF 5 c.516).
Esta carta a la Madre es toda una declaración de intenciones: mi plan ha
sido siempre acercarlas al manantial. La bella imagen logra expresar mucho
más que mil palabras. Jesucristo, por su Espíritu, es el verdadero Formador.
Acercar a las personas al manantial, aficionar al trato afectivo y cercano
con Jesucristo en el sagrario es clave porque terminarán enamorándose de Él.
De ello estaba convencido el Padre, y actuaba en consecuencia:
Si tratamos frecuentemente con Jesucristo en el Smo. Sacramento, al
fin saldremos enamorados; pues es cierto que el amor se pega, y el de
Jesucristo se nos comunicará indefectiblemente (M 110; eMS 77).
Dice el Padre que este trato con Jesucristo es un medio eficacísimo (Past.
28-2-1903), más que eso, vale por todos los medios de santificación que podemos apetecer (M 177; eMS 64). Estaba convencido. No existe medio más
eficaz para la transformación espiritual.
Así como el herrero entra el hierro en la fragua y ésta toma la sustancia del fuego, se convierte en fuego mismo, así nuestro corazón,
cuando se pone en contacto, en comunicación con Dios por la oración, se transforma, se transfigura en cierto modo en Dios, y la oración es como la mano del herrero que nos introduce en esa fragua de
caridad y amor, que es el Corazón de Jesús. (P I 543).
Por la oración, esa mano del herrero que nos introduce en la fragua
que es el Corazón de Cristo, nos convertimos en Dios, nos transformamos en El y a la vez, Dios se empequeñece y accede a penetrar en
nuestro interior (ibidem, pg.542-43).
¿Qué proceso de cambio se da en el hombre? ¿Cuál es su cooperación?
En principio, el trato con Jesucristo produce una serie de efectos positivos en
la persona, dice Don Marcelo:
[...] ilumina la mente, rectifica la voluntad, despierta y excita las virtudes, fortalece nuestra nativa cobardía, infunde hasta el heroísmo
que empuja a las grandes empresas... (P 1,543).
En la Eucaristía recibimos luces, estímulos, fuerza para el sacrificio,
consuelo... (cf.Past 28-2-1903; eMS,60).
El cambio que se va operando en el alma, es el paso del hombre viejo al
hombre nuevo en Cristo:
El alma se eleva de las miserias de la tierra a las sublimidades del cielo; pierde el gusto a lo carnal, a lo terreno, a lo humano, y se enamora de lo espiritual, de lo celestial, de lo divino; pégansele las aficiones
de Cristo... (M 177)...Donde el Corazón de Jesús vive, las almas se levantan, y los que sólo se movían por lo terreno, lo carnal, experimentan vivo entusiasmo por lo espiritual... (f.9.C)
La transformación espiritual que su Amor verifica en nosotros supone de
nuestra parte un despojo, un vaciarnos de nosotros mismos, para que su espíritu nos llene (P I, 853), una purificación del corazón que lo agranda y lo ennoblece y convierte al hombre, de débil en fuerte, de tibio en fervoroso.
[...] si el amor divino de su corazón se apodera, lo cambiará muy
pronto ensanchándolo, agrandándolo, purificándolo, ennobleciéndolo, infundiéndole desconocido aliento (L Esp.,99).
[...] las pasiones huyen, cediendo el puesto a una sola pasión, la del
bien; y reformada y corregida la naturaleza, el débil se torna fuerte;
el tardo, activo; el perezoso, diligente; el tibio, ardoroso (eMS,155).
La transformación espiritual afecta al hombre entero: pensamientos, sentimientos y afectos. Cristo se une al hombre, vive en él y le transvasa su propia
manera de ver, sentir, pensar y amar. El contacto con su Corazón vivo y palpitante en la Eucaristía transforma y santifica:
Modifícanse, además tratando con Jesucristo los sentimientos y los
afectos del corazón, toda vez que, sin sentirlo y sin advertirlo, se pegan, al que con el anda, su manera de sentir y de ser (eMs.60).
Sus pensamientos se elevan a las regiones de lo divino (eMS 60).
En la Eucaristía, Cristo nos mira como miró a Pedro y su mirada llena
de amor nos cambia, nos muda, nos mejora; todo progreso nuestro
en la vida espiritual depende de esta mirada salvadora de Cristo (M
585).
El trato con Cristo cambia a los hombres, los transforma, los lleva a la
santidad (cf. eMS,89). Esta es la convicción del Padre. Por eso no se cansa en
recomendarnos que tratemos con El en el Sagrario, que nos acerquemos a la
Eucaristía:
Si conversan a menudo con nuestro divino Salvador y oyen con atención lo que les dice, formarán adecuado concepto de la perfección
cristiana, se enamorarán de ella y se estimularán a buscarla con el
ardor con que se procura lo que vale mucho (M.109)
Allí nuestro corazón se irá modelando al estilo del Corazón de Cristo:
¿Cómo conseguiremos nosotros la santidad? Acercaos al Smo. Sacramento [...] no os contentéis con sólo mirarle [...] penetrad hasta el
Corazón de Jesús, palpitante en la Eucaristía, estudiad bien sus sentimientos, sus afectos, sus deseos [...] cortad, por decirlo así, vuestro
corazón a la medida del Corazón de Jesús, [...] y encontraréis la santidad ( P 111,294)
REFLEXIÓN PERSONAL
1.- Lee despacio gustando el contenido de la ficha.
2.- Quédate en aquellas expresiones que tengan algo que decirte hoy.
3.- ¿Cómo es tu relación con Jesucristo Sacramento en el Sagrario? ¿Tienes experiencia del poder transformador del contacto con Él en la oración?
ESQUEMA DEL ENCUENTRO DE GRUPO
1.- Oración:

Se escucha la canción “B5 Jesús”.
Jesús, Jesús, Jesús
eres camino y verdad,
eres pan que se hace vida
eres siempre una esperanza y
un perdón.
Jesús, Jesús, Jesús
junto a Ti nace una cruz,
brota fresca la vida nueva,
a veces eres desierto y otras
mar.
En el tiempo, en el mundo
veo tu luz, veo tu cruz.
En el trabajo del hombre estás
Tú, estás Tú.
En ese ser que palpita,
en la ciudad que me grita,


en esa voz que es susurro,
en el que sufre y en el que
busca amor,
en una sonrisa y en una oración.
En este día que nace,
veo tu luz, veo tu cruz
en esa mano extendida estas
Tú, estás Tú.
En esa risa que es canto,
en esa lluvia que es llanto,
en mi país lastimado,
en mi guitarra y en mis ganas
de amar
y en toda esta tierra que está
llena de Ti.
Eco de aquellas frases que resuenen
Gloria al Padre…
2.- Puesta en común del trabajo personal.
3.- Se hace una ronda en la que cada uno expresa algo que se lleva del encuentro.