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II GUERRA MUNDIAL
Hitler rumbo al poder
Al cabo de la Primera Guerra Mundial, Alemania se había transformado en una República, cuyo primer
Presidentes fue Federico Ebert. Este político, del ala derecha del socialismo, asumió el cargo en 1919. La
tarea de gobernar no era fácil y muchos grupos políticos se disputaban el poder en ese entonces. Entre ellos
se encontraban los socialistas y los comunistas.
En medio de un clima de crisis económica social, durante la década de 1920 se produjeron varios intentos
golpistas. Entre ellos hay uno que mencionaremos por la importancia que más tarde alcanzó su protagonista.
Se trata del fallido golpe realizado en 1923 por el presidente del Partido Nacional Socialista, Adolfo Hitler, con
el apoyo de militares ultra derechistas como el general Erich von Ludendorff. Fracasado este levantamiento,
Hitler fue a dar a la cárcel. Al ser liberado, decidió intentar la conquista del poder por la vía legal.
Hitler y sus ideas: Adolfo Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau, en la frontera germano-austriaca.
Hitler actuó guiado por una particular visión ideológica, sin asidero científico alguno. Postulaba que según las
leyes naturales, los más fuertes debían imponerse a los más débiles. También consideraba que existía una
tendencia natural hacia la duración de las razas, idea en la que se basó para luchar por la pureza de la raza
aria, tronco étnico de los germanos. A juicio de Hitler, los arios eran una raza privilegiada "forjadora de
cultura". Los judíos, en cambio, representaban para él un pueblo destructor de esa cultura.
Hitler veía en el antisemitismo un fundamento de su misión histórica. No en vano pensaba que, al defenderse
de los judíos, estaba colaborando con la obra del Señor. Esto le llevó a desencadenar una implacable
persecución, que comenzó por despojar a los judíos de sus bienes, continuó con su discriminación en todos
los aspectos y culminó con cinco millones de víctimas en los campos de concentración. Según Hitler, la
naturaleza demostraba que existían individuos superiores a otros. Por eso, el Estado debía organizarse en
base a un principio aristocrático, donde la autoridad estaría en manos del líder, de especial capacidad, en el
cual el pueblo depositaría su confianza. Esto explica que Hitler utilizara el título de Führer, o líder, en el
régimen totalitario que logró instaurar. Por último, es necesario mencionar que el Führer consideraba
fundamental para el porvenir de Alemania la conquista de un "espacio vital" en Europa, lo que implicaba la
expansión territorial.
La oportunidad de triunfo se presentó para los nazis tras la crisis económica desatada el año 1929. La
población estaba angustiada por la falta de trabajo y muchos capitalistas veían con temor el avance de los
comunistas, que se habían hecho más fuertes después de la Revolución Rusa. Además, había en el ejército
un deseo revanchista, provocado por la dura humillación que Alemania había sufrido en la Primera Guerra
Mundial. Por todo esto, la idea nazi comenzó a ser captada con simpatía por parte de las masas alemanas,
que quería recuperar su orgullo nacional. Así, tras algunos períodos de pugnas políticas, el Presidente Paul
von Hindenburg entregó a Hitler la jefatura del gobierno. A los seis meses de gobierno, Hitler había logrado
uniformar la política y la administración del país. También creó el Ministerio de Propaganda, a cargo de
Joseph Goebbels. Pero eso no era suficiente, pues en el Parlamento aún existía gente en contra de esas
ideas. Poco a poco los nazis fueron ganando terreno y se apoderaron de los puestos claves. Hermann
Goering, comisario de la aviación nacionalsocialista, creó un cuerpo especial de policía, con 80 mil hombres.
Se trataba de la tristemente célebre Gestapo (Geheime Staatspolizei, o Policía Secreta del Estado
Nacionalsocialista). Otro organismo del mismo tipo fue la policía nazi de élite S.S (Schutz staffel). Ambas
sembraron terror entre los enemigos de Hitler. Hitler consiguió finalmente que el Presidente Hindenburg le
autorizara disolver el Parlamento y llamar a elecciones para el 5 de marzo de 1933.
Política Exterior
En 1937, Italia adhirió al pacto contra la propagación de los comunistas que ya habían firmado Alemania y
Japón. Los bloques ya se perfilaban con nitidez. Hitler siguió adelante y en 1938 Alemania anexó Austria a su
territorio. En marzo de 1939 ocupó sin resistencia Bohemia y Moravia. Dos meses más tarde firmó el "Pacto
de Acero" con Mussolini, por el cual Alemania e Italia se comprometieron a prestarse ayuda militar en caso de
guerra. El Eje Berlín Roma quedó así sellado definitivamente. En agosto del mismo año, Hitler logró que la
Unión Soviética firmase un pacto de no agresión con Alemania. Ello permitiría al Führer atacar Polonia, sin
temor a una intervención soviética en el frente oriental. De esta forma, Adolfo Hitler tuvo el camino despejado.
El estallido de la guerra era sólo cuestión de tiempo.
La guerra
Invasión a Polonia
El 1º de septiembre de 1939 señaló el inicio de las hostilidades que desencadenarían, más tarde, la Segunda
Guerra Mundial. En la madrugada de ese día, Alemania invadió Polonia, culminando así una prolongada
campaña de agresiones. Gran Bretaña, que meses antes se había comprometido a garantizar las fronteras
polacas, declaró la guerra a Alemania y, a continuación, Francia hizo lo mismo. Es necesario recordar que al
terminar el 31 de agosto subsistían aún vestigios de negociación. Hitler había aceptado recibir a un enviado
plenipotenciario polaco, en tanto que Mussolini lograba un principio de entendimiento para celebrar una
conferencia internacional orientada a arreglar todos los asuntos europeos en litigio. Esa noche Europa durmió
mejor que las noches anteriores, en el convencimiento de que estaba franqueado el punto crítico de la crisis y
que, una vez más, la paz sería la salvación del mundo. Sin embargo, antes de la salida del sol del 1º de
septiembre de 1939 las unidades blindadas alemanas cruzaron la frontera y cientos de bombas cayeron sobre
las ciudades polacas. En cosa de horas fueron destruidos los aeródromos, puentes, caminos, vías férreas y la
escasa fuerza aérea polaca. El impacto fue grande en toda Europa. Las radios nazis difundían noticias minuto
a minuto, diciendo que su territorio había sido violado y que las minorías germanas en Polonia sufrían
matanzas, situación que había obligado al ejército a intervenir. También se decía que Alemania no pretendía
declarar la guerra, sino que se trataba de una expedición de castigo.
Hasta entonces se suponía que Alemania estaba todavía bajo el régimen del Tratado de Versalles, que había
limitado sus tropas a un máximo de cien mil soldados profesionales, distribuidos en 10 pequeñas divisiones
de infantería y caballería, y le habían prohibido tener armas acorazadas, artillería pesada, aviación y un
Estado Mayor. En 1935, con la restauración del servicio militar obligatorio, Hitler había desobedecido esa
imposición y desde ese momento inició un plan de rearme. En todo caso, Hitler había tomado mucho antes la
decisión de invadir Polonia, pero siempre se las había arreglado para esconder sus propósitos y para distraer
la atención de sus potenciales enemigos. El 31 de agosto de 1939 dio curso al llamado Fall Weiss o Plan
Blanco, que debería comenzar el día siguiente a las 4:45 horas. Previamente, tres ejércitos se habían
emplazado a lo largo de la frontera con Polonia. En esta oportunidad, Alemania empleó una táctica que luego
sería conocida como guerra relámpago, sistema que más tarde aplicaría en múltiples oportunidades contra las
naciones que invadió. La resistencia polaca fue casi nula, ya que el mismo día del ataque germano quedó sin
fuerza aérea y con sus tropas desalentadas. En dos semanas Alemania aniquiló todos los esfuerzos de
defensa. Antes de un mes, Polonia desaparecía del mapa. La Unión Soviética aprovechó toda esta confusión
y ocupó la parte oriental del país así invadido. Un acuerdo posterior entre el Premier soviético José Stalin y
Hitler determinó el reparto de Polonia. También en esa época la URSS se anexó Lituania, Estonia y Letonia.
Desequilibrio de las fuerzas
Fracasados todos los intentos diplomáticos, y ante la eficacia de la guerra relámpago empleada por los
alemanes en Polonia, Europa se estremeció. El éxito de la aviación germana y de las "panzerdivisionen"
(divisiones de tanques) causó un deprimente efecto sicológico en los países democráticos, que se acrecentó
con el ataque soviético a Finlandia. En algunas armas estratégicas, las naciones aliadas (Inglaterra y Francia)
se encontraban en inferioridad de condiciones con respecto a Alemania. El 3 de septiembre de 1939, cuando
esos países declararon la guerra a Alemania, sólo evidenciaban superioridad naval. Pero tanto los buques
ingleses como franceses estaban insuficientemente armados como para oponerse con eficacia a los
bombardeos en picada de la Fuerza Aérea germana.
El Temple Británico
Fue en Inglaterra donde las fuerzas nazis encontraron la más enconada resistencia. El pueblo inglés,
consciente de la superioridad bélica de sus enemigos, pero también confiado en su temple, se unió en torno al
estadista conservador Winston Churchill y preparó la defensa. Con una buena parte de Europa ocupada por
sus ejércitos, Hitler guió sus pasos hacia Londres. La estrategia era bombardear la capital y así provocar un
rápido rendimiento de los ingleses que, con un ejército menor y una aviación escasa, serían, según éste,
fácilmente reducidos. En el invierno de 1940 los aviones alemanes emprendieron vuelo hacia territorio inglés
sin tener suficiente apoyo naval. La defensa antiaérea británica emprendió la mayoría de los ataques, y
muchos de los modernos aviones germanos sucumbieron en las aguas del Canal de La Mancha. Los intentos
alemanes por conquistar esos territorios se prolongaron hasta el año siguiente. Mientras tanto, Inglaterra
recibía el apoyo de Estados Unidos, donde el Presidente Franklin D. Roosevelt había hecho aprobar una ley
de préstamos y arrendamientos, en virtud de la cual Inglaterra podía recibir todos los elementos que
necesitaba para su defensa. El auxilio estadounidense fue fundamental. Flotas mercantes, escoltadas por
naves de guerra, cruzaron el Atlántico llevando alimentos y material bélico, en medio de la hostilidad de la
armada nazi.
Día y noche los bombarderos alemanes dejaban caer sobre las ciudades, puertos y fábricas británicos, miles
de toneladas de bombas. La propaganda nazi, transmitida a través de potentes ondas de radio, intentó pero
no pudo doblegar la resistencia inglesa.
Otros acontecimientos:
Mientras Alemania consolidaba la ocupación en diferentes latitudes y malgastaba sus tropas en Gran Bretaña,
en varios lugares de Europa se producían otras situaciones. Italia, unida a Alemania por la alianza suscrita el
22 de mayo de 1939, llamada "Pacto de Acero", pretendió mantener una actitud de no beligerancia. Con su
declaración de guerra a Francia, en julio de 1940, Mussolini no obtuvo ni la flota ni las colonias francesas que
pretendía. Hitler prescindió de su aliado, cuyo ejército no era de los mejores. La Unión Soviética, mientras
tanto, sin gastar un tiro, se anexó los países bálticos: Estonia, Lituania y Letonia. También quitó a Rumania
los territorios de Besarabia y Bukovina. Tiempo después Rumania fue obligada por Alemania a ceder otras
regiones a Hungría y Bulgaria, que eran sus aliadas.
Invasión a Rusia:
Las relaciones germano-soviéticas se rompieron en junio de 1941. Viendo que resultaba casi imposible
vencer la resistencia británica, Hitler cambió sus planes y, rompiendo una vez más sus compromisos, declaró
la guerra e invadió la Unión Soviética. En esta empresa le secundaron Italia, Rumania, Hungría y Finlandia,
más un grueso contingente de voluntarios enviados por el dictador español Francisco Franco y fuerzas
proporcionadas por el general francés Felipe Petain. Los soviéticos resistieron la embestida utilizando el
mismo plan con el cual habían derrotado a Napoleón Bonaparte. Al igual que en esa ocasión, el invierno ruso
fue fatal para las tropas nazis. Los ejércitos de Hitler conquistaron, arrasaron y se posesionaron de muchas
ciudades soviéticas y alcanzaron a llegar hasta muy cerca de Moscú, la capital. Bien avanzado el invierno, se
produjo una contraofensiva soviética encabezada por el mariscal Georgi Zukov, quien obligó a retroceder a
las tropas germanas. Este fue el primer fracaso de Hitler.
Caen Noruega, Bélgica y Francia
Las tropas hitlerianas se mantuvieron en acción hasta el término de 1939, afianzando posiciones ya
ocupadas. Mientras tanto, la industria bélica se encargaba con gran rapidez de fabricar más armas, y los
oficiales de adiestrar un mayor contingente de soldados. Definidos los cuadros armados, el teatro de
operaciones se amplió a comienzos de abril de 1940, cuando Alemania penetró en territorios de Dinamarca y
Noruega. Los daneses no opusieron resistencia y se entregaron a los ejércitos germanos. Noruega, en
cambio defendió duramente sus posiciones antes de capitular. Paralelamente, en otro frente, la ofensiva se
desencadenó sobre Holanda y Bélgica. Más de 120 divisiones, 7 mil 500 tanques y mil 500 aviones de caza y
3 mil 500 bombarderos irrumpieron hacia el Mar del Norte, encontrando seria oposición en los ejércitos
belgas.
Francia acudió en defensa de Bélgica, pero sus intentos fracasaron. Fueron los mismos franceses, con
tácticas erradas de combate, los que dieron la oportunidad a las tropas de Hitler de penetrar en su territorio.
La disposición táctica de los aliados permitió que se produjera una enorme brecha entre las ciudades
francesas de Namur y Sedán, por donde entraron los tanques alemanes, acorralando tanto a los belgas como
a las mejores divisiones francesas y a un cuerpo expedicionario inglés que había concurrido a prestar ayuda.
La resistencia no obtuvo los resultados esperados y el 27 de mayo capituló Bélgica, en tanto que los ingleses
tuvieron que ser embarcados a través del puerto de Dunkerque. La aplanadora germana continuó camino por
territorio francés. Sobre la llamada línea del río Somme se intentó la defensa, pero ésta fue aniquilada. Se
produjo un total desconcierto en las tropas francesas, en tanto que la población civil vio con pánico lo que se
venía encima, recordando la destrucción de Varsovia y Amsterdam por la fuerza aérea alemana.
El 14 de junio cayó París en poder de las tropas nazis. El gobierno se había instalado con anterioridad en la
ciudad de Burdeo, desde donde reclamó la ayuda de Estados Unidos, que hasta ese momento se mantenía
neutral. Francia se rindió a Alemania el 22 de junio de 1940. Después del armisticio firmado en la zona de la
Compiegne, Francia quedó dividida en dos: el territorio atlántico, ocupado por Alemania, y el mediterráneo,
regido por los propios franceses.
Ataque a Pearl Harbour
Hasta casi el final de 1941, la guerra se había circunscrito a los países europeos. Incluso las acciones bélicas
(con algunas excepciones en Africa) se habían desarrollado enteramente entre las naciones llamadas aliadas
y en aquellas que, sin haber estado en beligerancia, fueron invadidas por las tropas alemanas.
En diciembre de ese mismo año entraron en escena otras dos potencias: Japón y Estados Unidos. Ambos
países mantenían discrepancias desde que Japón, en el otoño de 1940, instaló tropas en Indochina. Durante
todo ese año y hasta bien avanzado el 1941, se intentaron arreglos diplomáticos sobre el dominio del
Pacífico. Se pretendía llegar a un pacto de no agresión. En octubre de 1941 asumió la jefatura de gobierno en
Japón el general belicista Hideki Tojo, quien demostró muy pronto sus intenciones de no ceder ante Estados
Unidos.
El 8 de diciembre de ese año, y mientras se realizaban negociaciones diplomáticas en Washington, la
aviación japonesa bombardeó y aniquiló gran parte de la flota estadounidense del Pacífico, que se encontraba
en el puerto de Pearl Harbour, en las islas de Hawai. Al mismo tiempo, cayeron en manos japonesas las
bases navales en Wake y Guam. El 25 de ese mes cayó Hong Kong y más tarde Filipinas, Singapur, Birmania
y Java. El ataque a Pearl Harbour provocó consternación y repudio en el pueblo estadounidense y en todo el
continente americano. En la conferencia celebrada en La Habana en enero de 1942, las naciones de América
solidarizaron con Estados Unidos. Esto significó la declaración de guerra no tan sólo a Japón sino también a
los países del Eje. El gigante americano, que parecía dormido y que sólo había intervenido en la guerra para
prestar ayuda solidaria a Inglaterra, despertó de su letargo. El país enteró se movilizó. Miles de jóvenes se
alistaron en las fuerzas armadas, las industrias comenzaron a producir grandes cantidades de cañones,
tanques, barcos y aviones. El año 1942 encontraría a Estados Unidos en plena lucha.
Alemania Ataca Stalingrado
A fines de 1941, los alemanes iniciaron un repliegue en el frente ruso. Cuando realizaban estas maniobras,
fueron atacados sorpresivamente por los soviéticos, cuyo avance sólo se detuvo a principios de enero de
1942, ante la línea principal de defensa germana. Con la ofensiva rusa colaboraban partidas de guerrilleros
que, atacando en la retaguardia alemana, cortaban las comunicaciones, asaltaban puestos de mando, etc.
Todo esto se agravó por la extrema crudeza de aquel invierno, que causó muchas bajas en las tropas de
Hitler, sin medios para soportar las bajas temperaturas. Este ataque ruso modificó en algo la línea defensiva
del enemigo, pero en una proporción mínima y al costo de grandes pérdidas. Hitler había decidido atacar
Rusia en 1942, partiendo desde la península de Crimea, en esos momentos en manos de los
rusos. El 8 de marzo, Alemania atacó y cortó en dos la península. Los rusos se rindieron el 20 de marzo.
El 28 de junio, Alemania inició su avance contra la URSS en un frente de 300 kilómetros. La formidable maza
acorazada germana rompió el frente ruso e inició un avance que parecía incontenible. Conquistó una serie de
posiciones estratégicas en su marcha al objetivo principal, la ciudad de Stalingrado, importante no sólo por su
ubicación estratégica, sino por su producción industrial. A mediados de septiembre, alemanes y rusos se
encontraban frente a frente en la ciudad, después de varias y reñidas operaciones preparatorias. Los rusos
pusieron todo su ardor en la defensa, que fue una de las más tenaces de los tiempos modernos. A fines de
octubre, los alemanes eran dueños de casi toda la ciudad, defendida palmo a palmo por sus habitantes. A
mediados de noviembre, los alemanes abandonaron una ofensiva tan pobre en resultados que no les había
dado más que la posesión de una ciudad arruinada, que sostenían de una manera precaria y cuyas
operaciones de conquista habían casi agotado sus fuerzas. Los rusos, aún con las pérdidas sufridas,
quedaron con disponibilidad de reserva que pronto utilizarían en contra de un enemigo exhausto. Así fue
como el 20 de noviembre, los soviéticos emprendieron una gran ofensiva en un amplio frente. Los alemanes
debieron retroceder en varios sectores, y el ejército germano que cercaba Stalingrado quedó encerrado, sin
posibilidades de ayuda y condenado a la rendición o el aniquilamiento.
Derrumbe del fascismo
Hasta 1942, la pugna entre los aliados y los integrantes del Eje permanecía en un punto muerto, sin que la
balanza se inclinara en uno u otro sentido. Pero a partir de 1943, ésta comenzó a cargarse en favor de los
aliados: en el Extremo Oriente, luego de extender al máximo su sistema ofensivo, los japoneses debieron
abandonar algunas posiciones ante la avanzada del general norteamericano Douglas Mac Arthur. En Rusia la
situación general de los ejércitos alemanes, fuerte aún, ya no les permitía pensar en grandes ofensivas. En
Africa, las fuerzas del Eje, antes arrolladoramente invasoras, a principios de año se hallaban acosadas y a la
defensiva.
Durante todo 1943, los rusos mantuvieron la iniciativa en las operaciones interrumpiéndolas sólo en la época
de deshielo. En enero prosiguió con mayor intensidad la ofensiva rusa iniciada a fines de noviembre de 1942.
Se combatió en todo el frente y, a fines de mes, se consiguió levantar el cerco de Stalingrado, alejando
progresivamente a los alemanes de los alrededores de la ciudad. El 2 de febrero siguiente la guarnición
alemana de Stalingrado se rindió. Con las fuerzas que quedaron libres, los rusos reforzaron su ofensiva,
derrumbando el frente alemán. Las tropas germanas empezaron a perder, unos tras otros, puntos
conquistados en años anteriores. Pero un contraataque alemán posterior hizo abandonar a los soviéticos
parte del terreno conquistado.
En julio de 1943, una crisis política en Italia, provocada por el fracaso de sus empresas militares, derribó a
Mussolini y con él cayó el régimen fascista. El mariscal Pietro Badoglio formó nuevo gobierno y se dispuso a
entrar en trato con los aliados. El 3 de septiembre se concertó un armisticio, que no se hizo público hasta el
día 8. Los alemanes, en conocimiento de este acuerdo, ocuparon el norte de Italia, Roma y sus aeródromos.
Casi sin resistencia, las tropas italianas fueron desarmadas. De paso, los nazis ocuparon los países
balcánicos (Grecia, Yugoslavia y Albania). El 3 de septiembre, las fuerzas aliadas habían desembarcado en
territorio de la península italiana, partiendo desde la isla de Sicilia. Los germanos bajaron desde el norte para
repelerlos, poniendo en grave aprieto a los aliados, que pudieron sostenerse en la costa gracias a los efectos
de la artillería gruesa de la escuadra. La situación, sin embargo, no se definió en favor de ninguno de los
bandos, sino que se estabilizó momentáneamente. Los alemanes, entonces, crearon un gobierno republicano
fascista, al frente del cual pusieron a Mussolini que, prisionero de los aliados, fue liberado novelescamente,
por vía aérea, de su prisión en una montaña. El gobierno de Badoglio, reconocido como "co-beligerante" por
los aliados, declaró la guerra a Alemania. A fines de septiembre, los aliados iniciaron su ofensiva en la
península. Tras algunos vaivenes, a finales de noviembre ésta obligó a los germanos a replegarse a una
nueva línea de defensa. A fines de ese año, el frente italiano entró en un período de inactividad. En
Yugoslavia, entretanto, recrudeció la rebeldía anti alemana, sostenida por las partidas guerrilleras
encabezadas por Josip Broz, más conocido como Tito. Tito había surgido en 1941 como cabecilla guerrillero
contra la fuerzas de ocupación del Eje. Sus exitosas incursiones inmovilizaron las grandes fuerzas del Eje en
Yugoslavia, y en 1943 controlaba grandes áreas con su ejército de más de 200 mil hombres. En 1944, con el
apoyo total de la URSS, Inglaterra y los Estados Unidos, pasó a controlar Yugoslavia.
Desembarco en Normandía
En enero de 1944, los norteamericanos avanzaron hacia la ciudad italiana de Cassino, situada en el centro de
la península, y la tomaron. Roto el frente alemán, una serie de poblaciones cayeron en su poder. Sucesivos
repliegues de los alemanes les permitieron avanzar y, el 4 de junio, los aliados ocuparon Roma.
Después de una intensa preparación, manifestada por duros y continuos bombardeos aéreos del norte de
Francia y de todos los más importantes centros de producción de Alemania, el 6 de junio de 1944, fecha
conocida como el Día D, se inició el desembarco aliado en la costa francesa de Normandía, la más compleja
operación militar en la historia. Esta operación tuvo por teatro una zona de más de 160 kilómetros de
extensión, e involucró más de cuatro mil embarcaciones aliadas. Se abría así un segundo frente, que
contribuyó a aliviar la presión sobre el frente ruso. Grupos de paracaidistas habían sido lanzados en la noche
de 5 al 6, muchos de los cuales fueron aniquilados. Con el apoyo de la gruesa artillería de su escuadra y los
ataques de la aviación, los aliados pudieron extender y consolidar sus posiciones, y ya el día 10 ocupaba una
extensa zona. Los aliados estaban bajo el mando supremo de general Eisenhower; los alemanes, bajo la
dirección de Rommel. El avance aliado, pese a sufrir algunos contratiempos, fue incontenible, y el 27 de
agosto fue ocupado París, en combinación con las fuerzas de la resistencia interior francesa, que se habían
sublevado días antes. Mientras tanto, la costa francesa recibía continuos desembarcos de tropas inglesas,
estadounidenses y canadienses, que contribuían a consolidar las posiciones arrebatadas a los nazis. Hacia
fines de 1944, Francia y Bélgica habían sido liberadas. La guerra se desplazó hacia los Países Bajos
(Holanda) y Alemania misma, cuyos centros industriales fueron aniquilados por la fuerza aérea de sus
enemigos. El 16 de diciembre de 1944, los alemanes intentaron una contraofensiva en el frente ruso, pero fue
contenida. El 17 de enero de 1945, los soviéticos se adueñaron definitivamente de Varsovia, estableciendo en
ella un gobierno subordinado. El 20 de enero de ese mismo mes impusieron un armisticio al gobierno húngaro
que, como el polaco, seguía las directrices que le marcaban los rusos. Estos, tras la ocupación de Varsovia,
entraron en Prusia Oriental y en Silesia, marchando en dirección del conflictivo Danzig. El 6 de febrero
invadieron Pomerania y Brandeburgo, territorios alemanes. El 21 de abril hicieron su entrada en los suburbios
de Berlín y el 2 de mayo conquistaron el corazón mismo de la ciudad. Ante el cariz de tomaban los
acontecimientos en Europa, representantes de los Estados Unidos, Inglaterra y Rusia se reunieron en Yalta (4
de febrero de 1945), localidad de Crimea, para acordar la línea de conducta a seguir. La Conferencia duró
ocho días y en ella se acordó el aniquilamiento de Alemania.
Caen Alemania y Japón
Mientras tanto, el cerco de Alemania en el frente occidental se apretaba y los aliados invadían por todas
partes el territorio germano. En poder de los estadounidenses quedaron Nuremberg, otras importantes
localidades y millares de prisioneros. En Italia, los aliados pasaron el río Po el 23 de abril, el 26 tomaron Milán
y el 29 se firmó en Caserta la rendición incondicional de la llamada República Social Italiana encabezada por
Mussolini. Al desplomarse dicha república, Mussolini, acompañado de algunos de sus adictos, trató de buscar
su salvación en la huida, intentando pasar la frontera suiza, pero fue descubierto (28 de abril), brutalmente
asesinado y su cadáver ultrajado por las turbas, siendo luego llevado a Milán, donde fue expuesto al público.
El 30 de abril, el almirante alemán Karl Doenitz anunció, en un comunicado, el suicidio de Hitler, ocurrido el
28, pocos días después del arribo de los soviéticos a las puertas de Berlín, y se proclamó sucesor suyo.
Goebbels y Himmler se suicidaron. Goering, Ribbentrop y el propio Doenitz quedaron prisioneros de los
aliados. El 8 de mayo Alemania se rindió.
Caída de Japón:
Durante 1945, la guerra en Asia y en Pacífico se caracterizó por la desesperada defensa que adoptaron los
japoneses, que ya se sentían dominados por sus enemigos. Los estadounidenses no cesaban en su acoso,
poniendo en su ofensiva tanto tesón como en su resistencia ponían los nipones. El 5 de abril, la URSS
declaró sin valor el Pacto de Amistad que la unía al Japón, entrando en guerra con ese país, ya virtualmente
vencido. La presión aliada se acentuó día a día. El 6 de agosto, la aviación estadounidense lanzó la primera
bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, destruyendo totalmente la población y causando más
de cien mil víctimas. El 8 de agosto fue arrojada sobre Nagasaki otra bomba atómica, de efectos aún más
destructores que la primera. Los gobernantes japoneses, anonadados por la magnitud de tales desastres,
solicitaron la paz el 15 de agosto. El 2 de septiembre, a bordo del acorazado estadounidense Missouri,
fondeado en la bahía de Tokio, Japón firmó su rendición incondicional.
Autor:
Victor Villaseca Estefo