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LA CURVA DE PHILLIPS EN LA ECONOMÍA
ARGENTINA
En los últimos meses del año en curso la economía argentina presenta signos de inflación, en un nivel que,
podemos considerar por el momento relativamente moderado; pero es deseable y necesario controlarlo, sin
provocar un fenómeno deflacionario.
Más allá de la observación del fenómeno, cabe formular la siguiente pregunta:
¿Está funcionando en la economía argentina el proceso que describe la CURVA DE PHILLIPS?.
A primera vista parecería que sí.
Superado el momento más álgido de la crisis de fines del 2001 y todo el 2002, resultó evidente que se deberían
aplicar políticas activas de recuperación del empleo, y de redistribución progresiva del ingreso.
Pero la urgencia en aplicar esa política, por razones no solo económicas, sino fundamentalmente sociales y
políticas, que aseguraran la estabilidad del sistema democrático, encontraba un graves condicionante, cual era
salir del defaul y ello en el contexto de las transformaciones de la estructura económica operada en la década
del noventa.
Se logró salir del defaul y al mismo tiempo recuperar, aunque modestamente, los niveles de empleo; pero se
presentó el fenómeno descripto por la CURVA DE PHILLIPS.
¿Que nos muestra la curva?.
Nos muestra la relación existente entre un cambio en el porcentaje de aumento de la inflación y la variación en
el índice de ocupación.
Alban William Phillips vivió entre 1914 y 1975, construyó modelos matemáticos analizando la relación existente
entre los conceptos multiplicador y acelerador desarrollados por J. M. Keynes.
En 1956 publica su trabajo titulado “The Relation Between Unemploymente and the Rates of Change of Money
Wage Rates in the United Kingdom, 1861 –1957”, en ese trabajo muestra una relación entre la tasa de
desempleo y la tasa de cambio de los salarios. Esa relación es la que aparece reflejada en el gráfico uno.
Representado en un esquema simple, y fácil de comprender le Curva es así:
GRAFICO 1
En el eje x se mide el porcentaje de desocupación, y en el eje y el porcentaje de inflación.
La relación mostrada se ha presentado, y continua presentándose frecuentemente en todas las economías del
mundo, sin embargo debemos reconocer que en algunas economías, fundamentalmente las más desarrolladas,
y durante los últimos años del siglo XX, ha habido aumentos en el nivel de ocupación de la mano de obra, sin
que se produzcan cambios en el nivel general de precios.
Estos casos, un tanto excepcionales, son los que hacen que la relación mostrada por la Curva de Phillips no
tenga el carácter de una Ley de la Economía. Obvio resulta señalar que una Ley científica debe mostrar validez
universal, aún dentro de condiciones perfectamente definidas.
Cabe entonces preguntarse ¿que es lo que ignoramos de la naturaleza de la economía, que nos impide
comprender porque se presenta la relación objetivamente mostrada por la Curva?.
Hace ya años que el debate entre keynesianos y monetaristas se encuentra estancado, y ninguna de ambas
escuelas ha podido aportar argumentos concluyentes que permitan confirmar o desechar definitivamente la
Curva de Phillips.
Mientras tanto en nuestra economía de los dos últimos años la curva muestra su presencia, y parece confirmar
su validez.
Resulta sin duda muy difícil probar la validez de la Curva de Phillips analizando el comportamiento de una
economía subdesarrollada como la argentina pero, no obstante ello, esta economía presenta algunas
características particulares, que la hacen un caso que merece algún tipo de análisis en este aspecto.
Las particularidades a las que me refiero tiene que ver con el cambio operado en los años 90, años en los que
nuestra economía pasó de tener una fuerte presencia estatal, a una mayor presencia del mercado, y de ser, en
cuanto al comercio internacional, las finanzas y la privatización de los servicios públicos, una economía mucho
más abierta.
En los años de economía estatal y cerrada, la Curva de Phillips funcionó hasta la aparición de la hiperinflación
(1988 – 1991), en rigor de verdad debería hablar de estanflación.
En los años de la convertibilidad la inflación fue baja, pero no cero, y ese valor aparentemente pequeño pero
positivo fue en valor en dólar, pero a demás, la relación mostrada por la Curva continuó verificándose, toda vez
que la estabilidad en el nivel general de precios se vio acompañada por altos niveles de desocupación.
En la actualidad se vuelve a verificar, ya que la caída en los índices de desocupación se ven acompañados por
aumentos en el nivel general de precios.
¿podemos concluir de lo anterior que la Curva de Phillips se cumple con independencia del grado de desarrollo
del mercado que tenga la economía?.
De eso trata, en definitiva, este intento de investigación.
La relación mostrada por la Curva de Phillips, a simple vista, nada nos dice respecto de la interacción entre la
oferta y la demanda de trabajo (L).
Parece entonces necesario analizar ese mercado.
GRAFICO 2
GRAFICO 3
Partimos, como siempre, del sencillo esquema de la interacción de las curvas de oferta y demanda, en este
caso referidas al mercado de trabajo, donde una cantidad ofertada y demandada de trabajo Q0 se equilibra con
un nivel de salario S0.
Desde luego, como siempre en este esquema esta implícita la idea de un mercado de competencia perfecta, lo
que supone que no existen interferencias políticas, sociales o institucionales; y además se supone que oferentes
y demandantes poseen igual poder de negociación uno frente a otro.
A continuación, en dos gráficos, bastante similares y no mucho más complejos que el anterior, analizaremos los
efectos resultantes de desplazamientos del punto de equilibrio a consecuencia de desplazamientos de las
curvas O y D (gráficos 2 y3).
Estos desplazamientos reflejarán cambios autónomos tanto en la oferta como en la demanda de trabajo.
Una vez hecho lo señalado en el punto anterior, introduciremos el efecto inflación sobre cada una de las curvas,
y a partir de allí, volveremos a analizar la Curva de Phillips.
Como se puede ver fácilmente, un incremento en la cantidad demanda de trabajo de D a D’ provocará, céteris
paribus, un incremento de salarios de So a S’.
Si en cambio la curva de demanda se hubiese desplazado hacia la izquierda y hacia abajo, la cantidad
demandada habría disminuido y, consecuentemente, el salario S’ sería menor que So.
Veremos ahora el efecto sobre el nivel de salarios S resultante de un desplazamiento de la curva de oferta.
En el gráfico siguiente consideraremos el caso de un desplazamiento de la curva de oferta hacia la derecha y
hacia abajo.
GRAFICO 4
Como se observa, un aumento en cantidad de trabajo ofertada provoca una caída del salario. Un
desplazamiento a la inversa, es decir hacia la izquierda y hacia arriba provocará un aumento en el nivel de
salario S, al provocar el desplazamiento del punto de equilibrio e a el nuevo punto de equilibrio e’.
En el debate entre monetaristas y keynesianos, o si se prefiere neoclásicos y neokeynesianos encontramos que
en torno a la formación de expectativas en relación a la inflación, se trata a los agentes económicos
reaccionando de forma adaptativa o anticipando la inflación futura, esto último a partir de una cierta previsión de
la política monetaria y fiscal aplicada por el gobierno.
Esta diferencia en los respectivos enfoques se traduce en una importante diferencia de criterio respecto al
comportamiento en el tiempo de la Curva de Phillips.
Para los monetaristas la Curva tiene sentido, y se verifica, solo en el corto plazo, antes de que comiencen a
actuar las expectativas adaptativas, pero pierde significado en el largo plazo, pues la conducta de los agentes,
inducida por las expectativas, les permite anticipar la inflación futura, así la curva se torna totalmente inelástica
(aumentos en el porcentaje de inflación no generan reducciones en el porcentaje de desocupación.).
Por el contrario, para los neokeynesianos la relación mostrada por la Curva se mantiene vigente en el largo
plazo, aun bajo la influencia de las expectativas.
Esta forma de plantear el tema omite el hecho que los agentes económicos son capaces de observar el inicio y
desarrollo de un período de auge, por aumentos en la demanda de trabajo, aun antes que se observen cambios
en la política monetaria y fiscal, y cambios en el nivel general de precios.
Si suponemos que los agentes económicos tienen esta posibilidad de observación, es razonable suponer que el
empresario estará dispuesto a incrementar su producción, situación en la que estará dispuesto a ofrecer
mejores salarios a nuevos trabajadores, y los nuevos trabajadores convocados procurarán mejores salarios.
Se inicia entonces un proceso de negociación, en el que las partes no tienen igual capacidad negociadora.
El trabajador es el que posee la menor capacidad negociadora, el límite de esa capacidad está dado por dos
factores, en primer término su capacidad de permanecer en situación de desempleo, y en segundo término que
el salario máximo que puede lograr es aquel que resulte compatible con aquella parte de la tasa de ganancia
que el empresario espere obtener de ese salario.
199519961997199819992000200120022003
Tasa de desempleo abierto k/
Tasa de subempleo visible k/
SUMA
17,5 17,2 14,9 12,9 14,3 15,1 17,4 19,7 15,0
12,0 13,2 13,2 13,5 14,3 14,6 15,6 19,3 17,1
29,5 30,4 28,1 26,4 28,6 29,7
33
39 32,1
Log.nat de desempleo abierto
2,86 2,84 2,7 2,56 2,66 2,71 2,85 2,98 2,71
Log. Nat de la suma
3,38 3,41 3,33 3,27 3,35 3,39 3,49 3,66 3,47
Variación de precios al consumidor 1,6 0,1 0,3 0,7 -1,8 -0,7 -1,5
3,7