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ASCENSIÓN DEL SEÑOR – CICLO A + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 28, 16-20 En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.» Palabra del Señor. SAN AGUSTÍN COMENTA Mt 28, 16-20: Bautismo y unidad de los pueblos Veamos, pues, queridísimos, lo que ellos no quieren ver, no porque no ven, sino porque les duele verlo; está como cerrado frente a ellos. ¿A dónde fueron enviados los discípulos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, para bautizar como ministros? ¿A dónde fueron enviados? Id, dijo, bautizad a las gentes. Habéis oído, hermanos, cómo vino esa herencia: Pídeme y te daré en herencia tuya las naciones, y en posesión tuya los confines de la tierra. Habéis oído cómo de Sión salió la Ley, y de Jerusalén la palabra del Señor, pues allí oyeron los discípulos: Id, bautizad a las gentes en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Se nos ha hecho atender cuando hemos oído: Id, bautizad a las gentes. ¿En el nombre de quién? En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Ése es el único Dios, porque han de bautizar no en los nombres del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, sino en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Donde oyes un único nombre, hay un único Dios, como de la descendencia de Abrahán está dicho y expone el apóstol Pablo: En tu descendencia serán bendecidas todas las gentes; no ha dicho «en descendencias» como en muchas, sino como en una única, «y en tu descendencia», que es Cristo. Como, pues, el Apóstol ha querido enseñarte que Cristo es único porque allí no dice «en descendencias», así también aquí, cuando está dicho «en el nombre», no «en los nombres», como allí «en descendencia», no «en descendencias», se prueba que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son un único Dios. «Pero», dicen los discípulos al Señor, «he aquí que hemos oído en qué nombre hemos de bautizar; nos has hecho ministros y nos has dicho: «Id, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; ¿a dónde iremos?» «¿A dónde? ¿No habéis oído? A mi herencia. Preguntáis: “¿a dónde iremos?”. A lo que he comprado con mi sangre». «¿A dónde, pues?» «A las naciones», responde. Supuse que dijo: «Id, bautizad a los africanos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» ¡Gracias a Dios! El Señor ha resuelto la cuestión, la paloma la ha enseñado. ¡Gracias a Dios! A las naciones han sido enviados los apóstoles; si a las gentes, a todas las lenguas. Esto significó el Espíritu Santo repartido en lenguas, unido en la paloma. Por una parte, las lenguas se reparten; por otra, la paloma une. Las lenguas de las naciones han concordado, ¿y sola la lengua de África discuerda? ¿Hay algo más evidente, hermanos míos? En la paloma, unidad; en las lenguas de las naciones, sociedad. Efectivamente, alguna vez las lenguas discordaron por soberbia y entonces las lenguas se hicieron de una única muchas. En efecto, tras el diluvio, ciertos hombres soberbios, como si intentase fortificarse contra Dios, como si para Dios hubiese algo elevado, o algo seguro para la soberbia, erigieron una torre, como para que no los destruyera un diluvio, si se producía después. Efectivamente, habían oído y recontado que el diluvio había destruido toda iniquidad. De la iniquidad no querían abstenerse; contra el diluvio necesitaban la altura de la torre; edificaron una torre elevada. Vio Dios su soberbia e hizo que penetrase en ellos este error, el de no entenderse hablando; y por la soberbia se hicieron diversas las lenguas. Si la soberbia hizo las diferencias de lenguas, la humildad de Cristo ha congregado las diferencias de lenguas. La Iglesia reúne ya lo que aquella torre había disociado. De una única lengua surgieron muchas; no te extrañes, la soberbia lo hizo. De muchas lenguas surge una única; no te extrañes, la caridad lo ha hecho porque, aunque los sonidos de las lenguas son diversos, en el corazón se invoca al único Dios, se custodia la única paz. ¿Cómo, pues, carísimos, debió el Espíritu Santo mostrarse para significar cierta unidad, sino mediante la paloma, para que se dijese a la Iglesia sosegada: Mi paloma es una sola? ¿Cómo debió mostrarse la humildad, sino mediante un ave sencilla y gimiente, no mediante un ave soberbia y presuntuosa como el cuervo? Comentarios sobre el evangelio de San Juan 6, 9-10 Oración colecta Concédenos, Dios todopoderoso, darte gracias con santa alegría, porque en la ascensión de Cristo, tu Hijo, nuestra humanidad es elevada junto a ti, ya que él, como cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en la gloria que nosotros, su cuerpo, esperamos alcanzar. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.