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Estrabismo infantil: ¡Ojo con los ojos! El estrabismo o desviación de los ojos hacia adentro (endotropía), o hacia afuera (exotropía), es una alteración ocular frecuente en los niños. Su causa, aunque aún es poco conocida, se relaciona con un factor hereditario, no sólo de los padres sino que de abuelos, tíos o primos. Según la doctora Anabella Valenzuela, oftalmóloga de Clínica Las Condes, lo que se hereda no es necesariamente la condición del estrabismo, sino que anomalías que lo favorecen, como alguien con hipermetropía en la familia, por ejemplo. Si bien esta alteración debe mantener alerta a los padres, muchas visitas al oftalmólogo terminan con una buena noticia, porque en niños menores de cuatro meses es común detectar un seudoestrabismo. Esto, porque la forma de sus ojos, con el “puente” de la nariz bajo y ancho, impide que gran parte de la zona blanca del ojo se vea, lo que crea un efecto parecido al estrabismo. Ojos fuera de lugar La doctora Anabella Valenzuela, afirma que se habla de estrabismo cuando uno o ambos ojos están desalineados, ya sea hacia adentro, hacia fuera o hacia arriba. El más frecuente -un 60 por ciento de los casos- es el estrabismo convergente y congénito, es decir, cuando están hacia adentro y que aparece en los primeros meses de vida. Sin embargo, también puede darse el caso de un estrabismo acomodativo, que se presenta entre los 2 y 3 años de edad. En estos casos, la causa generalmente se relaciona con una hipermetropía, donde será necesaria la utilización de anteojos. Si en cambio surge esta alteración después de los 3 años, hay que preocuparse y consultar inmediatamente, ya que su origen puede ser un problema neurológico tan grave como un tumor. Lo importante, según la especialista, es actuar lo antes posible para evitar que el problema se complique y llegue a veces incluso a la pérdida de la visión. Detectar a tiempo Según la especialista, hay un porcentaje bajo de niños que desvían uno o ambos ojos durante los primeros meses de vida. “Mientras este estrabismo sea intermitente, es decir, si el niño de vez en cuando desvía uno o los dos ojos, los padres pueden estar tranquilos. Pero a los 4 meses de vida y máximo a los 6, este problema debe estar solucionado, vale decir, los niños deben tener ambos ojos alineados, de lo contrario hay que preocuparse. Sin embargo, siempre es recomendable consultar con un oftalmólogo pediátrico, aunque se trate de una desviación intermitente”. La especialista asegura que cuanto más precoz sea el tratamiento, mejores serán los resultados. “Aún hay un concepto equivocado, incluso entre los pediatras, que piensan que se puede esperar hasta después del año para comenzar la evaluación. Ese es un grave error, porque en la mayoría de los casos de estrabismo es necesaria una intervención quirúrgica al año de vida”, indica la doctora. El tratamiento comienza una vez que se detecta el problema, por ejemplo, a través de la utilización de parches. Agrega que hay casos en que se recomienda el uso de anteojos antes de la cirugía, aunque como señala la especialista, “se sabe que niños que nacen con estrabismo pocas veces van a resolver su problema sólo con lentes”. Cirugía: Una intervención necesaria El objetivo de la intervención quirúrgica es la modificación de los músculos. Si al niño se le va el ojo hacia dentro, se debilitan los músculos que llevan los ojos hacia ese lugar. La doctora Valenzuela explica que se sacan de su posición y se suturan más atrás. “Muchos creen que esta es una cirugía con láser, pero no. Es una cirugía a la antigua, sencilla, donde más que la técnica importa la habilidad del oftalmólogo para hacer el diagnóstico correcto y su experiencia para planificar la cirugía adecuada frente a cada tipo de estrabismo”. Agrega que una vez realizada esta intervención no termina la supervisión, sino que el niño debe ser controlado frecuentemente para ver su evolución, al menos hasta los 8 años, momento en que finaliza el desarrollo visual.